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La revuelta por Ghost princess Perona

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Notas del capitulo:

Este fanfic progresa, al final habrá guerra. ¿Como acabará?

“Yo… lo sé, es que… no quiero ir” trató de excusarse Madara. Ya tenía veinte años y estaba terminando la universidad. Había dejado atrás las peleas por los libros, se había convertido en el mejor de la clase, y estaba logrando graduarse en cuatro años en vez de cinco. No había vuelto a pisar el otro país, donde había sido tan feliz en vacaciones, desde que su mejor amigo se le había declarado, pero era lo mejor. “Mamá…”

“Madara, van a coronar un nuevo rey, tienes que estar presente para dar buena impresión y que puedas entrar a la empresa…”

“Ni siquiera estoy seguro de querer trabajar en eso”

“Madara…”

“¡Lo sé! Tengo una buena razón para no ir…”

“Escucha, jovencito, ya terminaste con la universidad y las excusas para no vernos, así que vienes o vienes” con eso se cortó la comunicación. El pelinegro suspiró, sabiendo que no tendría caso discutir con su madre. Se miró al espejo y decidió salir a caminar. Veía grupos de amigos y parejas paseando por el campus, ninguno se le acercó. Era el solitario después de todo, los asustaba sin siquiera tratar.

“Espero que ya se vaya”

“Sí, mira que dejar a un delincuente como él entrar en una universidad tan prestigiosa como esta”

“No sabes lo que me han contado de él”

“Nada bueno”

“Al menos ya se va”

“Puedo oírlos, ¿saben?” las voces se callaron y Madara avanzó. Tal vez volver al extranjero no estaría tan mal, después de cuatro años Hashirama ya debería haberse olvidado de él y podrían volver a ser los amigos que eran. Sería fabuloso… ¿entonces por qué le dolía el pecho un poco? Muchas veces había estado a punto de regresar y arrojarse a los brazos de ese moreno, pero sabía que no estaba bien y debía resistir. “De todas maneras no tenía caso”

“¿Qué no tenía caso?” un idiota se acercó con su multitud de amigos, tan tontos como musculosos, que estaban ahí sólo por beca deportiva. “¿Acaso está el pequeño delincuente enamorado?”

“Vete a lamer culos”

“Porque tú lames otras cosas, ¿no?” se burló. “Y también recibes, es la única explicación de por qué sigues aquí y con las mejores notas”

“No puedes soportar a nadie mejor que tú, ¿no?”

“Como si tú lo fueras, puta” el imbécil y sus compinches se ganaron una golpiza de su parte. Sí, no estaría nada mal regresar y librarse de la hostilidad, los rumores… además extrañaba charlar con alguien, con Hashirama, y ganarle en el poker. Habiendo decidido ya volvió a la habitación y comenzó a empacar.

-En otro país-

Hashirama se levantó de la cama que compartía con su ahora esposa Mito. No es que la amara, es que se había visto forzado a casarse a pesar de sus pataleos. El nuevo rey se puso la ropa de día y caminó hacia el balcón. Su padre había muerto hace un mes, dejándole el país casi al borde de la revolución. Tenía que encontrar la manera de pacificarlo.

“¿Hashirama?” dijo Mito somnolienta. “Vuelve a la cama”

“No quiero, gracias”

“¿Por qué eres así conmigo?” ella se apoyó en los codos, su largo pelo rojo cubriendo sus pechos. “No me has tocado ni en la noche de bodas, cualquiera diría que no te gusto”

“Porque es la verdad”

“No seas…”

“Preferiría no haberme casado, punto final, y si lo que quieres es sexo, eres libre de buscarte cuanto amante quieras en el castillo”

“¡¿Cómo vamos a tener herederos así?!”

“Tengo tres hermanos, no los necesito”

“Hum…” ella le dio la espalda ofuscada. ¿Por qué le había tocado un marido así? Cualquier se hubiera quedado pasmado ante su belleza, pero no él. Mientras la mujer fingía dormir, Hashirama pensaba en su amor, tan lejos de él. Se preguntaba qué tan bello se había puesto en los años que llevaban sin verse y si alguien de ese mundo que sólo conocía por los libros se lo había robado. Nunca había podido deshacerse de esos sentimientos que albergaba, sin saberlo, desde que lo vio por primera vez. Por eso le había preguntado a Tajima en su primer día como rey si Madara estaría con los representantes de las empresas en su fiesta de coronación, recibiendo una respuesta afirmativa.

“Claro, majestad” había dicho el Uchiha mayor.

“Madara…” suspiró, mirando el horizonte. Deseaba volverlo a ver y tener la oportunidad de demostrarle cuanto lo amaba, que no lo había olvidado…

“Majestad” tocó la puerta un hombre.

“¿Sí?”

“Necesitamos que supervise las preparaciones para la fiesta” Hashirama se vistió y fue a revisar que todo estuviera perfecto. Una vez lo hizo fue al viejo despacho de su padre, donde había una puerta que nadie tenía permitido abrir. Entró y se encontró con una habitación oscura, polvorienta, con una cama en el centro. ¿Con cuántas amantes la habría compartido? La clausuró otra vez, sin ganas de pensar en eso.

“Si alguna vez consigo a Madara, será en una habitación más bonita y menos… así” se prometió, saliendo para prepararse para la noche.

-Mas tarde-

Hashirama estaba saludando a los empresarios y dignatarios que venían a celebrar su coronación cuando vio a Tajima con su familia. En medio de ellos vio a quien tanto había extrañado, excusándose para saludarlos. Muchos negaron con la cabeza, no sabían cómo un bajo mando como Tajima había logrado conocer tanto al rey y su familia, muchos en su posición hubieran tenido suerte de conocerlo.

“Buenas noches” saludó sonriendo. Cada uno de ellos hizo una venia de respeto. Hashirama sólo clavó sus ojos en la persona que tanto había querido ver en los últimos años. “Al tiempo, Mada”

“Al tiempo… Hashi” dijo, usando los viejos sobrenombres que se pusieron de niños. “Te… he extrañado, allá no hay nadie que pierda tan fácilmente en el poker”

“¡Madara!”

“Está bien” le restó importancia el rey. “Yo también te extrañé, no puedo hablar con nadie como lo hacía contigo”

“Entonces ¿por qué no vamos a charlar?” el pelinegro se volvió hacia su padre. “¿Puedo, papá?”

“Sí, ve” la amistad de Madara y Hashirama había sido muy provechosa para él, así que no tenía problema en dejarlos cultivarla. Más tarde la utilizaría. Los dos chicos se alejaron, hablando y riendo como en los viejos tiempos.

“Me han contado que te has casado, felicidades” sonrió malignamente el Uchiha. “¿Sigue siendo tan molesta como siempre?”

“Aún más desde que descubrió las joyas extrajeras”

“Me lo imagino”

“¿Puedes?”

“No, pero una esposa caprichosa sí” ambos rieron. A los lejos la nueva reina frunció el ceño, infeliz de ver a su esposo con ese. Una de sus damas se acercó, con la misma expresión de desagrado que ella.

“Debe tener cuidado, majestad, o ese extranjero se lo va a robar”

“No podría…”

“No subestime a los demonios extranjeros, señora, hacen cualquier cosa por dinero, incluso entregar a sus hijos” ella levantó el cuello. “No sería la primera reina que es abandonada por un amante, sobre todo si este da herederos.”

“Es un hombre, no puede”

“He oído que en su país hay hombres que pueden concebir, no me extrañaría que fuera uno de esos” dejó a Mito turbada, sin saber qué pensar. Mientras esto pasaba los amigos se alejaban de las festividades para dirigirse al río donde habían jugado siendo más pequeños. El menor sacó la baraja que había traído desde Japón y las repartió.

“¡Ja! ¡Escalera real otra vez!” dijo Madara, burlándose de la suerte de su amigo. “Las cosas no han cambiado nada, todavía eres el peor jugador de poker del mundo”

“Ya verás cuando te gane” de repente escucharon personas, reclamando la atención del rey. “Vamos a un lugar más privado”

“¿Dónde?”

“Hay muchos cuartos que no se usan” Hashirama lo llevó a una habitación reservada para invitados importantes que no se estaba usando, bellamente decorada y con una muy buena vista. El pelinegro la admiró un rato.

“Es bonita, mucho mejor que mi cuarto en el campus”

“Debió haber sido una experiencia interesante” dijo el moreno, sentándose en el piso. De repente una idea maliciosa se le vino a la cabeza. “¿Por qué no jugamos strip poker? Creo que así se llama, ¿no?”

“¿De verdad? ¿Acaso quieres humillarte más de lo que ya lo haces?”

“Vamos a ver quién termina humillado, si me pongo a ello soy el mejor en lo que hago”

-Unos minutos después-

“¡No es justo, has hecho trampa!” gritó Hashirama, en calzoncillos mientras que un totalmente vestido Madara ponía su última mano en el piso. Este levantó una ceja, como diciéndole que no necesitaba hacer trampa.

“No, lo que pasa es que eres el peor jugador del mundo. Te daré unos minutos para vestirte” quería darle un poco de privacidad, pero tan pronto le dio la espalda unas manos se colocaron alrededor de su cintura. “¿Qué demonios…?”

“Madara… aún no he olvidado lo de la última vez” susurró el hombre casi desnudo, hundiendo su nariz en su pelo. “Sigues tan tentador como siempre”

“Y tú tan tonto” se revolvió el Uchiha, más no consiguió soltarse. Finalmente logró voltear para darle una mala mirada a su antiguo amigo. “Déjame en paz o…”

“¿O qué? ¿Olvidas que ya soy el rey?” Hashirama le plantó un beso en los labios, que sorprendió al otro de sobremanera. Aprovechándose de su confusión, el soberano metió su lengua en la boca del su amigo y la exploró, jugando con su lengua hasta que sintió la necesidad de respirar. “Me devolviste el beso, sientes lo mismo”

“Claro que no, yo…”

“Tú que…”

“No, simplemente voy a decir que no” dijo el pelinegro, tratando de zafarse de su agarre. El mayor afirmó su agarre sobre él y lo acercó al lecho. “Hashirama…”

“He estado tanto tiempo soñando con este momento”

“Hashi, escucha”

“Mada” lo besó con cargada pasión, haciendo que sus rodillas flaqueen y ambos cayeran en la cama. El Uchiha finalmente cedió ante los sentimientos que llevaba guardados, poniendo sus manos y piernas alrededor del cuerpo de su mejor amigo. Hashirama atacó su cuello, dejando marcas rojas ahí. Sus ropas empezaron a estorbarles y prácticamente se las arrancaron del cuerpo. En medio del arrebato de pasión ambos ni pensaron en lo que estaban haciendo ni en lo que iban a provocar.

-Unos años después-

“El rey será derrocado” afirmó un hombre, con un palo en la mano. “La reina es infértil, no tienen herederos, no habrá nadie que ocupe el trono…”

“Traigo malas noticias” dijo una mujer con la ropa de empleada de palacio. Su expresión seria era un mal augurio. “El rey va a tener un hijo muy pronto...”

“¡¿Qué?!”

“¡En el peor momento!”

“¡¿Desde cuándo la reina es capaz de concebir?!”

“Ella no lo hizo” contó la sirvienta, con una mirada de fastidio. “Ese idiota… tiene un amante extranjero que era capaz de concebir. Hoy mismo le ha dicho al rey que espera un heredero. No es legítimo, pero si la reina no tiene niños…”

“Será capaz de heredar” completó el líder de la revuelta, abriendo mucho los ojos. “¿Sabes quién es?”

“No, sólo escuché su voz del otro lado de la puerta, no pude identificarlo”

“Entonces mataremos a todos los extranjeros” ordenó el hombre. “Familias enteras trabajan en esa empresa, así que podremos atraparlos a todos en sus departamentos. No dejen a nadie con vida, ni mujeres ni niños.”

“Su amante es un hombre…”

“¡No importa!” gritó el revolucionario, clavando un cuchillo en la mesa. “¡No podemos dejar que nadie de sangre real escape! ¡¿Qué pasa si esa mujer se equivoca?!” los demás se asustaron. “Que lo anuncien el todas partes, mañana empezamos y el rey junto con todos los extranjeros a los que ha vendido el país morirán… Oh, y una cosa más” escupió al suelo. “Quiero que me traigan a su amante con vida para ejecutarlo públicamente. Le arrancaré ese pequeño heredero del vientre yo mismo.”

“Señor…”

“¡He dicho!”

-En el castillo-

“Hashirama, ¿podemos hablar?” preguntó Tobirama, entrando en el escritorio de su hermano, encontrándolo mirando un cuadrado de papel. “Aniya, has estado muy cerrado desde el atentado que se llevó las vidas de Kawarama e Itama…”

“No es eso, Tobi… tengo que contarte algo” se sentaron y él escuchó todo el relato con los ojos muy abiertos. Estaba a punto de gritarle cuando una mano en su boca lo detuvo. “Otouto, tengo un mal presentimiento. Por favor, prométeme una cosa” lo tomó de las manos. “Si algo me pasa, si estalla una revuelta tienes que sacarlos del país. A Madara y a mi hijo, por favor”

“Aniya”

“Promételo…”

-Al día siguiente-

Tobirama huía del palacio después de que a altas horas de la madrugada apresaran a su hermano. Lloroso, se cubrió la cara y corrió aprisa hacia los condominios tipo hotel donde vivían los extranjeros. Subió rápidamente hasta el apartamento de la familia Uchiha. Ahí se encontró con Madara y con Izuna, a lo que apenas conocía de nombre.

“¿Dónde está su familia?” preguntó de frente.

“¿Alteza? ¿Qué…?”

“¡Contesta!”

“Están en la piscina, como era el día libre de papá y los demás…” Tobirama junto con Izuna se asomaron por la ventana que les mostraba la piscina y vieron a Tajima y los otros siendo baleados por hombres armados. El joven Uchiha se horrorizó. “¡¿Qué demonios pasa?!”

“Una revuelta” confesó el albino. “Ni siquiera supimos que había hasta que nos cayeron encima”

“¿Izuna, qué…?”

“Madara, siéntate” dijo su hermanito. “No te has estado sintiendo bien, tienes que descansar…”

“No hay tiempo, vienen a por ti” el príncipe lo forzó a ponerse de pie. “Las ultimas ordenes de mi hermano fueron que los sacara del país a ti y al heredero que llevas dentro”

“Nii-san…”

“No hay tiempo para sermonearme” Madara reaccionó, poniendo sus manos en su vientre. “¿A dónde vamos a ir? ¿De regreso a Japón? ¿Y Hashirama?”

“Lo tienen” Tobirama reprimió sus lágrimas. “No lo hagas más difícil y ven, tenemos que llegar a Vietnam primero y desde ahí ya veremos” suspiró, guiando a los hermanos Uchiha por la escalera de emergencias. “Hay que ponerte a salvo”

Notas finales:

Espero que les haya gustado. ¿Que quieren que pase? ¿Se salvarán o no? Review!!!!!


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