Han cometido un asesinato.
-¡Por la madre naturaleza Izzard!, ¿no podrías comentarlo después de que hayamos terminado de desayunar?
-Esto es serio Dazha, no tengo tiempo para andar con contemplaciones. Es el primer delito de gravedad que tenemos en Groys desde hacía años, afortunadamente todavía no le notifican nada al rey hasta tener datos concretos,-Izzard se llevó un pedazo de pan a la boca- nasacitamos i a la anvostigacion. – tomando de su vaso agua tragó ruidosamente y se dirigió a Kanzel- ¿Dónde está Görkem?, nos vamos en veinte minutos.
-No lo sé, no lo he visto desde ayer –respondió serio.- ¿Ya lo sabe el abuelo?
Izzard se levantó pesadamente de la mesa recogiendo sus platos.
-Él es el que nos manda. Encuentra a Görkem, nos encontraremos en casa de Hör.-tendiéndole los platos a Dazha que ya estaba de pie se alejó a paso veloz del comedor sin comentar nada más.
Kanzel también levantándose de la mesa ayudó a su madre a recoger el resto de los platos.
-¿Dónde están los criados cuando se necesitan?-se quejó.
-Oh, yo les dije que me encargaba de todo. No me gusta que estemos comiendo y anden pululando por aquí, además me gusta encargarme de esta clase de cosas, me recuerda cuando estaba tu padre en casa…
Eso era raro, Dazha casi nunca mencionaba al padre de Kanzel. Parecía que le causaba dolor físico hablar de él y a Kanzel le dolía verla así, él sabía muy bien cuánto su madre había amado a su padre y lo mucho que había sufrido tras su trágica muerte. En guerra todo puede suceder, incluida una traición. Su padre había sido uno de los mejores amigos de su tío, no era de una familia pudiente y de guerreros como la Denshtel, pero su espíritu y energía lo volvían un digno oponente y un digno guerrero, lo suficiente como para haber obtenido el permiso de Klugh Denshtel de tomar a su única hija en sagrado matrimonio, y habían sido felices, muy felices.
Kanzel enternecido se acercó a su madre y le dio un beso en la frente.
-Iré a buscar a Görkem, nos vemos luego mamá.
-Por favor no te pelees con él, tú me tienes a mí pero él no tiene una madre que lo cobije cuando está pasando un mal rato, sé comprensivo.
-Sí, lo sé.
-Con cuidado hijo mío.
Si conocía bien a su primo, lo más seguro era que se había ido a emborrachar en alguna cantina y ahora estaría encerrado en su habitación, de mal humor por la resaca.
Sin siquiera molestarse en tocar entró en la habitación del grandulón, encontrándolo roncando a pata suelta. No sabía muy bien qué hacer, en otras circunstancias se le haría fácil lanzarle un zapato para despertarlo pero no sabía si seguía o no molesto con él. Era mejor no tentar a la suerte.
-Görkem despierta, Izzard nos necesita.
-Hhhmm…-recibió como respuesta, seguido de más ronquidos.
-Oh vamos, levántate de una vez, no creo que quieras hacer enojar a tu padre.
Un bufido.
-¿O es que acaso me estás ignorando?
Silencio.
-¿Podrías dejar de lado tus asuntos personales por un momento? Tenemos trabajo que hacer, ha habido un asesinato en la ciudad.
Asesinato en la ciudad fueron las palabras claves para sacar a Görkem de su cama y tenerlo listo en menos de diez minutos.
-No creas que ya te he perdonado por tu insensatez, pero esto es algo completamente jugoso. En marcha.
El camino fue incómodo, tenso. Con Görkem sumido en sus pensamientos y malhumorado, Kanzel tenía todo el tiempo del mundo para pensar en Lure y en lo que había sucedido entre ellos la noche anterior; sabía que debía estar preocupado por el reciente asesinato, sabía que debía estar pensando en posibles sospechosos o incluso apurado en querer llegar al límite del bosque y descubrir exactamente qué había pasado, pero simplemente no podía, aquel joven elfo de rubia cabellera y ojos grises seguía dominando su mente. En algún momento cobró consciencia de que Görkem lo miraba de refilón, se preguntó si su primo ya estaría dispuesto a entablar una conversación con él, le parecía muy rara esa situación. Ya antes se había peleado con Görkem, vaya, infinidad de veces, incluso habían llegado a los golpes en algunas ocasiones, pero sabía que esto era diferente, comprendía a su primo y quería darle el mayor espacio que quisiera pero eso no significaba que le tenía que gustar o que debía de tenerle demasiada paciencia, digo, él igual podía poner de su parte ¿no era así?
-Sabes que no podemos actuar así frente a tu padre, ¿no?-comenzó Kanzel exasperado.- Es obvio que nos preguntará qué nos sucede y no creo que quieras decirle exactamente qué te sucede.
El pelirrojo fortachón no contestó. Se limitó a seguir mirando hacia abajo, con la cabeza en otro mundo y las manos metidas en los bolsillos delanteros de su pantalón.
-Bien, como quieras.
Un par de metros después Görkem habló.
-Es solo que no lo entiendo, ¿cómo puedes?, ¿cómo podríamos?
-Solamente deja de ser un cabezota, no son malas personas… o al menos Lure no lo es.
-Tampoco creo que Lotto lo sea.-respondió Görkem pensativo.
-Agresiva quizás, mala persona tampoco creo.-dijo Kanzel mientras le daba un escalofrío al recordar a la hermana de Lure, era una salvaje pero Lure decía que era una de las personas más lindas y confiables que jamás hubiera conocido. Claro que lo decía, era su hermana, con él era todo amor.
Se sorprendió al escuchar la risa de Görkem. Su humor el día de hoy era tan bipolar que lo asustaba.
-Eso fue épico, creo que nunca antes una chica se te había ido encima de esa manera.
A Kanzel no le hizo tanta gracia.
-Vi en sus ojos todas las ganas de asesinarme, si no la hubieras detenido no sé si seguiríamos aquí conversando.
-¡Oh vamos! Tampoco fue tan malo. Me pareció que tiene el corazón de una guerrera, es… linda.
¿Fue su imaginación o acaso su primo dijo que Lotto Adashyna era linda?, ¿eso que coloreaba sus mejillas era un sonrojo?
Como salido de un trance Görkem carraspeó y el sonrojo se desvaneció, recuperando la compostura se dirigió a Kanzel tomándolo del hombro.
-Está bien, lo comprendo. Solo… ten cuidado, no queremos que mi padre y mucho menos el abuelo se enteren de esto. Eres como un hermano para mí, un hermano menor, y me preocupas pero también confío en ti y en que sabes qué es lo que estás haciendo. Tienes mi apoyo.
Kanzel no pudo menos que sonreír ante su victoria, sabía que su primo lo entendería. Dándose un abrazo fraternal con golpecitos en la espalda se separaron y siguieron su camino hacia la cabaña de Hör, debían darse prisa pues Izzard los estaba esperando y su tío no se caracterizaba por ser un elfo muy paciente.
-Sabes que es lo mismo para ti, ¿verdad?-habló Kanzel.
-¿A qué te refieres?-preguntó Görkem confundido.
-También tienes mi apoyo.-contestó guiñando el ojo. Görkem no pudo menos que sonrojarse y darle un golpe amistoso en el hombro al menor. Se limitó a asentir con la cabeza.