Al final Kanzel no había podido acompañar a Lure hasta su casa. Tanta gente observándolos, inquisidores y atónitos, sus miradas los acompañaban por donde quiera que ellos estuvieran. Kanzel no tenía problema con aquello, no le importaba lo que los demás dijeran sobre ellos, pero notó que a Lure si le incomodaba tener tantos ojos encima, parecía que hacía su mejor esfuerzo por ignorarlos, pero al final no había podido disimular su incomodidad y preocupación. Era cierto que en aquellos momentos no era lo más acertado ser vistos en público, no cuando todos en Groys sabían del odio que se tenían ambas familias; si su tío se enteraba que había compartido momentos de calidad con un miembro de la casa enemiga le cortaría el cuello, así que sin muchas ganas por su parte dejó a Lure a medio camino con la promesa de volverse a encontrar y seguir conversando.
Habían sido unos minutos más que agradables, no solo Lure le había contado sobre algunos de los lugares en los que había estado en Gracefully, sino que le dijo a qué se dedicaba realmente. Al parecer la tía de Lure, -la hermana mayor de su padre- era una médico totalmente naturista, no creía en la nueva medicina que estaban empleando para curar las enfermedades. “Demasiado falsa y cara.” Le había dicho su amigo, así que al ser criado prácticamente por ella le había inculcado el amor por todo lo natural, respetarlo, cuidarlo y agradecer todo lo que la madre naturaleza les proporcionaba. Había adquirido amplios conocimientos de la medicina natural de varios lugares y varias culturas, le había explicado que una planta puede tener distintos usos en distintas partes del país. Kanzel había querido preguntarle muchísimas cosas más, que le describiera lugares, a sus amigos (aunque intuía que por la personalidad taciturna del rubio no tenía demasiados) y demás; Lure era demasiado humilde tomando en cuenta que venía de una familia rica.
Debía planear cómo volver a encontrarse con él, no podía volver a secuestrarlo, así que debía ser más imaginativo. Quizás a Görkem se le ocurriría alguna idea… ¡Görkem! Se le había olvidado por completo que había abandonado a su primo. Él le daría una golpiza, de eso estaba seguro. Por un momento temió por su vida, cuando su primo se enojaba podía ser peligroso. Lo más prudente sería tratar de buscarlo, quizás podría suavizar su humor si él le veía buscándolo.
Siguió sobre sus pasos para volver a recorrer lo que había andado, esperaba que no se hubiera quedado en Polvo de Estrella, aunque lo creía poco probable, Görkem podría decir muchas cosas sobre su relación con Sun pero no sería capaz de quedarse a solas con ella. Revivió su conversación con Lure una y otra vez mientras caminaba, la manera en la que gesticulaba con las manos, sus expresiones, el brillo de sus ojos, cómo sonaban sus palabras con ese acento de foráneo. Seguía sin lograr identificar de cuál de las provincias de Gracefully venía ese acento, se lo preguntaría la próxima vez. Recordó cuando lo vio por primera vez, la manera en la que Lure encajaba entre tanto color le había embelesado; no había regresado a aquel lugar desde aquella ocasión en la que, buscando el claro, se había perdido, cosa que nunca antes le había ocurrido, había pasado horas y horas intentado encontrarlo, pero no lo había logrado. Se había puesto a llorar de la frustración y por qué no admitirlo, del miedo de no poder encontrar el camino de regreso, hasta que llegado el anochecer su tío y la guardia lo encontraron y tanto su madre como su tío le prohibieron regresar al bosque. Ahí supo que Lure se había marchado, había sido una señal, el no haber encontrado aquel claro quería decir que el motivo por el que aparecía ya no estaba, por lo que… ¿ahora que éste había regresado, significaba que podía volver a encontrarlo?
No parecía ser una idea demasiado descabellada, la magia actuaba de formas muy extrañas y de maneras inesperadas. Podía ser que Lure al estar en paz y comunicación con la naturaleza fuera una especie de puente entre lugares mágicos y el mundo terrenal. Debía intentarlo, podían volver a reunirse allí, a su lugar especial. ¿Pero cómo avisarle sin crear sospechas o sin que los Adashyna le cortaran el cuello?
Su mente se encontraba maquinando a todo lo que daba, estrategias, planes, descartaba y reconsideraba, y en eso se encontraba cuando a lo lejos vio a una pareja de lo más dispareja: un elfo fortachón de cabellera roja, ataviado con unos pantalones café tierra, una camisa blanca y un chaleco de un café claro, tomando de la mano a una elfa rubia pequeña y delgada, que lucía un vestido rosa pastel. Parecía que el fortachón le ayudaba a cruzar un pequeño charco… a Kanzel le parecieron tremendamente familiares y tuvieron que estar un poco más cerca para que los reconociera. Casi se le salen los ojos al ver que eran nada más y nada menos que Görkem y la chica que estaba con Lure. No se habían percatado de que los estaba viendo, parecían demasiado enfrascados en su conversación, aunque podía palpar una especie de incomodidad entre ellos, también se veían muy tranquilos. Görkem no tenía los hombros tan tensos y la joven no mantenía una gran distancia entre los dos. ¿Görkem en compañía de un Adashyna? Esto valía oro.
Casi los tenía frente a frente cuando su primo pareció darse cuenta de su alrededor y se fijó en él, al verlo se le ensombreció la mirada y fue corriendo hacia él acortando la distancia, dejando atrás a su compañera que pareció sorprendida ante su acción. Una vez Görkem estuvo frente a Kanzel, sin deberlas ni temerlas le propinó un puñetazo en la cara que casi lo tumba. Este gritó de dolor.
-¿Qué es lo que te sucede?-exigió Kanzel mientras se agarraba la mandíbula y escupía sangre.
-Eso es lo mismo que yo debería preguntarte a ti, animal. ¿Cómo pudiste hacer eso?, ¿qué clase de inconsciente eres? -le recriminó su primo echando chispas.
El agredido no tuvo tiempo de responder porque la joven Adashyna, de igual manera furibunda, se le lanzó encima. Görkem tuvo que separarlos porque la elfa parecía estar descontrolada, apuradamente a Kanzel le había dado tiempo de protegerse la cara con los brazos, ya no quería más golpes en su bello rostro.
-¿¡Dónde está mi hermano!?, ¡qué le hiciste!-le gritó Lotto mientras era agarrada por los brazos por Görkem y pataleaba para soltarse.-¡Suéltame!, ¡dije que me sueltes!
-No hasta que prometas que no harás nada inapropiado, dijiste que estamos en tregua.-le recordó Görkem severamente.
-Eso es contigo, con él la historia es distinta.
-Paren de una vez los dos, -les interrumpió un muy adolorido Kanzel- ¿es su costumbre llegar y golpear a gente inocente?
-¿Gente inocente? Ja ja, no me hagas reír, bribón. Secuestraste a mi hermano, te lo llevaste como si fuera de tu propiedad y quién sabe qué cosas le hiciste.
-Ella tiene razón Kanzel, está bien que tengamos una enemistad, pero tampoco es como si tuviéramos que buscar pelea cada que nos encontremos a aun Adashyna en nuestro camino. Si mi padre se entera de esto, ten por seguro que no quedarás impune, dejó bien claro que no quería que nos metiéramos en problemas con ellos.
Kanzel levantó los brazos al cielo en ademán de exasperación, pero los bajó inmediatamente por el dolor.
-¡Oh por favor! ¡No le hice nada!, ¿de acuerdo? Necesitaba hablar con él, así que me lo llevé para hacerlo. Fui algo brusco, lo admito, pero no lo agredí si es de eso de lo que me están inculpando.
Ambos elfos se le quedaron mirando incrédulos, intercambiaron una mirada unos segundos para después volverse a posar en Kanzel con sospecha.
-¿Piensas que voy a creerme esa historia?-habló Lotto.
-No se trata de que la creas o no, rubiecita. Es la verdad, por cierto, tienes suerte de ser la hermana de Lure, reconozco que me merecía ese primer golpe pero lo tuyo fue excesivo. Ten en claro que jamás le tocaría un pelo a tu hermano.
-¿Por qué habría de creerte? Eres un Denshtel.
-¿Y eso qué? Ya estoy cansado de esta guerra silenciosa sin sentido.
Görkem dio un respingo y se le quedó viendo, su mirada era inescrutable. A pesar de eso no pronunció palabra. En cambio Lotto se echó a reír de forma ruidosa y sarcástica, daba por sentado que Kanzel le estaba tomando el pelo, ¿un Denshtel cansado de una guerra? Esa era buena. Los Denshtel no servían de nada más que para la guerra, eran una familia violenta, su padre siempre se lo había dicho.
-Esa es buena, Denshtel, déjate de tonterías y dime dónde está mi hermano.
-En su casa.-se limitó a responder Kanzel.
Lotto iba a salir corriendo en busca de su hermano cuando el pelirrojo le tomó del brazo.
-Antes de que te vayas necesito que me hagas un favor.-le pidió.
Lotto se soltó bruscamente y lo fulminó con su turquesa mirada.
-No tengo por qué hacerle un favor a alguien como tú.
-Lure querrá saberlo, te lo aseguro. Créeme cuando te digo que no le haría daño, no me importa lo que los demás piensen, él es especial.
La sinceridad de sus palabras y la determinación en sus ojos verdes hizo que Lotto le creyera, no quería hacerlo pero era imposible, el elfo destilaba honestidad pura y parecía pronunciar el nombre de su hermano con adoración. Algo andaba mal ahí, debía ir con Lure y exigirle una explicación, ¿por qué se estaba llevando con un Denshtel?, ¿qué sucedía entre ellos dos? Una punzada de celos golpeó su corazón, no quería que nadie la alejara de su hermano, no cuando acababa de regresar, pero aún así…
-Bien, ¿qué quieres que le diga?-empleó un tono grosero apropósito. No le agradaba ese muchacho.
-Dile a Lure que encuentre esta noche ese lugar especial, él sabrá de qué hablo.
A Lotto aquello le golpeó como un balde de agua fría, ¿de qué estaba hablando este elfo?, ¿qué lugar especial?
Sin decir si sí o si no, y sin ninguna despedida se alejó de aquellos dos Denshtel. Volteó para ver a Görkem que se había mantenido callado y serio, este alzó la vista y sus miradas se encontraron. No sabía por qué, pero se sintió un poco avergonzada así que desvió la mirada y siguió su camino. Esperaba no volvérselos a encontrar, o quizás sí. No sabía muy bien qué pensar, necesitaba hablar con Lure y averiguar qué estaba sucediendo.