Sehun se sentía inquieto. Nervioso. No podía recordar la última vez que se había sentido tan inquieto. Mila estaba acurrucada a su lado viendo la televisión, pero estaba medio tentado a aventarla lejos y, y hacer algo más.
Afuera, el viento aullaba de a ratos abajo en la calle, ahogando el rugido lejano del tráfico.
Estiró el brazo sobre el respaldo del sofá y tamborileó los dedos en la tapicería.
—¿Qué es lo que te pasa?— Pregunto Mila girando la cabeza hacia él.
—Estoy Aburrido.— Era una explicación tan buena como cualquier otra.
Quizás estuviera aburrido. Nunca había sido un fan de la temporada de feriados.
—¿Quizás pueda entretenerte?— Murmuró ella con una sonrisa, deslizando los dedos a su entrepierna.
Lo consideró. El sexo era una buena idea. Tal vez fuera exactamente lo que necesitaba para deshacerse de esta extraña inquietud.
—De acuerdo. Chupámela.
Se echó hacia atrás mientras Mila se sentaba en el suelo delante de él. Cerró los ojos.
Ella era buena chupándola, pero le tomó un tiempo ponerse duro. Tenía problemas para apagar su cerebro, e incluso cuando finalmente se corrió, fue apenas satisfactorio.
Su inquietud seguía allí.
—Gracias.— Le dijo subiendo el cierre de sus jeans.
Ella le dirigió una mirada extraña, pero no dijo nada y se acurruco en su costado de nuevo.
Sehun fijó su mirada en la pantalla y tamborileó los dedos sobre el respaldo del sofá de nuevo.
Mila suspiró.
Después de lo que pareció un siglo, el timbre sonó. Aliviado de tener una excusa para dejar el sofá, fue a abrir la puerta.
Ojos marrones chocolate y labios carnosos fue lo primero que vio.
—Hey.— Saludo Luhan.
—Hola.— Sehun se oyó a sí mismo saludar. Se agarró a su chaqueta y lo arrastró dentro.
Los labios de Luhan estaban muy fríos, pero su boca estaba caliente húmeda y dulce. Luhan hizo un pequeño ruido envolviendo sus brazos alrededor de él.
Sehun gimió y lo empujó contra la pared, con las manos trabajando en su chaqueta. Demasiada ropa.
—¿Luhan?—
Mila.
Suspirando, se obligó a dejar de besar a Luhan y retroceder.
—Hey.— Saludo mirando entre ellos.
Sehun no vio la expresión de Mila porque estaba mirándolo a Luhan, pero repentinamente se veía incómodo.
—¿Has vuelto ya?— Pregunto Mila suavemente.
El cuerpo de Luhan se tensó aún más. —Lo siento... No quería entrometerme. Sólo quería decirles que creo que ha sido un tiempo y ha sido divertido, pero.— Sonrió torcidamente. —Se está poniendo aburrido. Ustedes saben que no soy realmente del tipo que se queda cerca.
Sehun se quedó inmóvil.
Mila se acercó radiante. —Oh lo entiendo no te preocupes, ya me estaba preguntando cuándo te aburrirías de nosotros.— Ella envolvió el brazo alrededor de su cintura y le dio un beso en el hombro. —Tenemos que estar orgullosos, amor. Nos las arreglamos para mantener a Lú alrededor por todo un mes.
Luhan sonrió débilmente y se metió las manos en los bolsillos. —Supongo que los veré por ahí.
Y entonces se fue.
Sehun se quedó paralizado, la habitación inquietantemente tranquila. Más oscura.
El viento aullaba fuera, haciendo vibrar los cristales de las ventanas y se estremeció. Se encontró con Mila observándolo.
—¿Que?
—Nada.— Respondió sonriendo. —¿Qué quieres para cenar?
—No tengo hambre.— Se dio la vuelta.