Para el final de la semana Luhan había desarrollado un caso de bolas azules.
Para el final de la semana siguiente a esa estaba jodidamente enojado, además de estúpida y ridículamente herido.
Sehun era un “amigo” muy atento. Iba diario a su casa, generalmente justo después de que él volviera de la escuela. De alguna manera se sabía sus horarios, pero eso no le sorprendia exactamente, su memoria era monstruosamente buena y registraba todo.
Bueno.
Todo excepto el hecho de que su concepto de amistad era tan bizarro como el infierno. Lo tocaba a todo el maldito tiempo. Un toque en el cuello o en el hombro, un brazo alrededor de su cintura, una nariz acariciando el lado de su cara. Por no hablar de las miradas intensas.
Lo estaba volviendo loco.
La peor parte era que estaba bastante seguro de que Sehun ni siquiera notaba lo raro que se estaba comportando.
Pero otras personas lo hacían.
Baekhyun los miraba con curiosidad y no era de extrañarse. Luhan tomo una respiración profunda, tratando de ignorar la mano de Sehun en su cuello.
—Seguro.— Sehun hablaba con Baek. —Si quieres asegurarte de que la niñera de tus hermanas, realmente habla con fluidez italiano y chino, mándala a mi oficina.
Baek se quedó mirando la mano en el cuello de Luhan. —No es que me importe.— Forzo sus ojos lejos dándole una mirada a Luhan, quien le devolvió una mirada impotente como respuesta. —Pero mi pareja encuentra sus referencias un poco sospechosas.— Se encogió de hombros, sonriendo torcidamente. —Personalmente, creo que está siendo paranoico, pero no hemos tenido mucha suerte con las niñeras de las gemelas, por lo que es un poco sobreprotector.
—Envíamela.— Dijo Sehun, la punta de sus dedos acariciando un lado del cuello de Luhan.
Luhan esperaba que sus temblores no fueran evidentes. —Sí, hazlo.— Dijo con una risa un poco forzada. —Tal vez eso haga que este tipo permanezca en su oficina por unas pocas horas.
Sehun lo miró con un toque de diversión en los ojos. —Mi negocio puede funcionar sin problemas sin mi supervisión a tiempo completo. Si el gerente necesita estar presente en todo momento, eso significa que no contrató a la gente adecuada en primer lugar y no creó sistemas eficientes para que los siguieran. Yo lo hice.
—Presumir de sí mismo no es atractivo.— Dijo soriéndole.
Aunque ¿a quién quería engañar? La autoconfianza de Sehun era caliente. El celular de Sehun sonó. Contestó el teléfono con la mano libre, la otra todavía envuelta alrededor de su cuello.
Apretó los dientes. Eso se estaba tornando ridículo.
—No puedo oírte.— Sehun le soltó el cuello e hizo su camino hacia un aula vacía cercana, donde no estaba tan ruidoso.
—¿Qué demonios?— Pregunto Baekhyun tan pronto como Sehun estuvo fuera del alcance auditivo.
—Dímelo a mí.— Suspiró. —Me está volviendo loco con esto. Dice que somos amigos y luego me toquetea todo el tiempo.
—¿Lo conversaste con él?
Evitando su mirada, se pasó una mano por el pelo. —Yo...
—Tienes miedo.— Dijo Baek con una nota de sorpresa en su voz.
—No lo hago.— Se quejó.
Sí, tenía miedo y lo odiaba. Tenía miedo de enfurecer a Sehun si lo confrontaba. Tenía miedo de que dejara de buscarlo, que dejara de tocarlo. Sin importar lo frustrante que era todo el asunto del toqueteo, en el fondo, ya era un poco adicto a ello. O más que un poco.
Maldición.
Atrapó a Baek mirándolo curiosamente. —¿Qué?
—Nada. Sólo...— Baek estaba mirándolo pensativo.— Has cambiado, no me refiero en un mal sentido, sin embargo. Solías actuar todo engreído y con exceso de confianza. Lo estás pasando mal ¿eh? Eres tímido a su alrededor ahora.
—¡No lo soy!— Protestó.
No era tímido. Nunca fue tímido.
—Sólo... La cara de Baek era sombría. —Sólo ten cuidado, ¿de acuerdo? Él tiene una novia. Podrá estar un poco confundido en este momento, pero tiene novia. No dejes que te maneje tu polla.
Tragó. —Lo sé. No lo haré.
Sehun caminó de nuevo hacia ellos, deslizando su teléfono celular en el bolsillo. —Mila me dijo que no la espere.— Miró hacia Luhan. —¿Necesitas un aventón?
Pensó en la advertencia de su amigo. Luego pensó en pasar la velada con Sehun.
—Si.
.
Ignoró la mirada de preocupada desaprobación en el rostro de Baekhyun.
A la mierda, tal vez era patético y estúpido, tal vez no iba a terminar bien, pero no podía negarse eso.
Deslizándose dentro de su chaqueta, siguió a Sehun afuera.
Hacía mucho frío, pero no lo sentía. Sehun le devolvió la mirada.
—¿Qué?— Preguntó con una sonrisa, sintiendo los copos de nieve derritiéndose en su piel sonrojada.
—Nada.— Dijo Sehun arrastrando sus ojos lejos y abriendo la puerta de su auto con el mando a distancia. —Entra.
Se subió al asiento del pasajero y se rió entre dientes, recordando la última vez que había estado en este asiento. —¿Recuerdas la primera vez que me llevaste a mi casa? Fuiste muy irritante.
Resopló, arrancando el auto. —Fuiste muy irritante. Y hablabas demasiado. Y...— Se calló y Luhan se removió recordando que fue también la noche en que Sehun lo había besado por primera vez. La noche en que había empezado todo.
El silencio se extendió, volviéndose más incómodo a cada minuto. Cuando el silencio se hizo insoportable, el teléfono de Sehun volvió a sonar. Gracias mierda.
—¿Podrías poner el teléfono en altavoz?— Pidió Sehun con los ojos en la carretera mientras maniobraba el coche a través del intenso tráfico.
—Seguro.— Sacó el teléfono de su abrigo y lo puso en altavoz.
Esperaba que no fuera Mila. Lo último que quería era escucharlos todos acaramelados.
—Habla Oh.
—Oh.— Repitió una profunda voz masculina, claramente burlándose de él.
Sehun sonrió.— ¿Cómo está el bueno y viejo Londres?
—Probablemente siga en su lugar.— Respondió el interlocutor. — Pero no estoy allí, de hecho.
—¿Ya llegaste?
—Uh huh. En mi antiguo lugar. Ven y trae algunas cervezas.
Sehun miró a Luhan. —¿Ahora? ¿No te afecto el cambio horario?
—Lo hizo, precisamente es por eso por lo que no voy a ser capaz de dormir hasta que esté hecho polvo.
—Hecho polvo.— Repitio Sehun resoplando.— No olvides calentar una olla de té para mí, compañero.
La persona que llamó se rió. —No lo haré. ¿Así que vas a venir?
Luhan frunció los labios, tratando de reprimir su decepción.
Sehun lo miró. —Estoy fuera con un amigo, de hecho.
Hubo un breve silencio en la línea. Por alguna razón, tuvo la impresión de que la persona que llamó estaba sorprendida. —Bueno, tráelo entonces.
Sehun lo interrogo con la mirada. Él se encogió de hombros. —Estaremos allí en media hora.
—¿Quién era?— Pregunto cuando terminó la llamada.
—Mi primo Junmyeon. Te caerá bien.