No soy un monstruo, no soy un ser frio que aúlla como alma en pena en las noches de luna llena, yo no pedí ser así, ninguno de mis hermanos tampoco en realidad, pero eso es algo que a la gente no le interesa, menos a aquel hombre que en su sueño de crear al ser perfecto, creo a los híbridos, como yo, que soy una mezcle entre el hombre y un lobo, aunque para mi eso no me convierte en un hombre lobo, tampoco sigo siendo un humano, solo soy un hibrido, nacido de la ambición y la genética.
No es algo que me haga especial, ya que no soy el único, muchos otros sufrieron la misma suerte que yo, algunos mezclados con caballos, o con leones, hay veces en las que pienso, ¿Qué se sentirá caminar por las calles como una persona normal? Debe ser bueno, pero desde que el mundo se entero de nuestra existencia fuimos condenados al exilio, vivimos en sitios alejados de las personas sin poder acercarnos a ellos, si lo hiciéramos, seriamos condenados a muerte.
Hoy, es una noche como muchas otras, me quede hasta tarde en casa de uno de mis “Hermanos” como solemos llamarnos entre nosotros aun cuando no compartimos ninguna línea de sangre, al salir de ahí, monte mi motocicleta con rumbo a la ciudad mas cercana, en un mini súper compro los víveres que me hacen falta y salgo sin hacer mayor ceremonia, paso por un callejo y casi al mismo tiempo escucho el grito de un chico, volteo por mero instinto y, en efecto, veo a un chico siendo sujetado por un hombre, hay un segundo que le quita todos sus objetos de valor. “¿Y soy yo a quien la gente debe temer?” pienso con ironía antes de acercarme a ellos, ellos se molestan al verme entrometido y dan pelea, no son tan fuertes como aparentan y acabo con ellos fácilmente, me acerco con cautela al chico quien esta temblando y no me dice nada debido al shock, ni siquiera un lugar en donde pueda dejarlo, por lo que la levo a mi morada a las afuera de la ciudad, es una cabaña pequeña, pero con todo lo necesario, le doy un té para que se relaje y me diga algo, pero al final se quedo dormido sobre el sofá.
Despierta a la mañana del día siguiente, me da las gracias y me pide dejarlo en la parada de autobús un poco mas lejos de donde la encontré, volví a mi casa y con ello, a mi habitual vida.
Ya han pasado dos semanas desde aquel encuentro, lo se por que como cada quincena debo bajar a la ciudad a hacer las compras; estaciono mi motocicleta a unas cuadras del mini súper como siempre, paso por aquel callejón otra vez, y puedo ver al chico de la vez pasada hay, me ve y da dos pasos en mi dirección, hace una seña para que me acerque y entra al callejón, una vez ahí, el es quien habla primero.
- Creo que no presente antes, me llamo Baek Hyun.
- Chan Yeol, es un gusto – digo mientras le tiendo la mano, el la acepta y sin saber como me encuentro de pecho contra el suelo, mis brazos en la espalda y sin poder moverme
- Perece que no entiendes mucho, me llamo Baek Hyun, soy el encargado de que los de tu clase no se metan donde no los llaman – Dijo, con cierto desdén de desprecio
- ¿Qué quieres decir? – Es lo único que alcanzo a articular
- No mal interpretes, te agradezco que me salvaras y todo pero reglas son reglas
Ahora lo recuerdo, Byun Baek Hyun, en efecto, nadie ha atrapado mas híbridos como el, si que me metí en un problema grande, es gracioso, obtendré la peor de las penas por salvarle la vida, pero hay una regla, y es que antes de ser encarcelados, tenemos derecho a dar pelea, es algo que todos ignoran, pero yo no estoy dispuesto a hacerlo. Todo fue muy rápido, lo único que quedo en la escena fue un charco de sangre y un alarido que lleno el silencio de la ciudad a la media noche.
Baek Hyun, era un chico lindo, me hubiera gustado conocerlo un poco mas, pero como el dijo, reglas son reglas, y solo uno de los dos podía salir de ahí.