Epílogo
Las risas de los niños jugando afuera fue lo que lo despertó, Naruto sonrió hundiendo su rostro en la almohada, ese sonido era fácilmente lo que más le gustaba de haber regresado a Japón. Sus padres no se opusieron, más bien, se sintieron muy contentos de saber que su hijo ya era capaz de vivir una vida independiente, además, podrían visitarse mutuamente muy seguido ahora que Minato podría costear ese tipo de viajes.
- ¿Por qué los niños tienen tanta energía? – gruñó el sujeto que dormía a su lado – es el primer día de verano, deberían dormir hasta tarde
- Son niños, Sasuke, apenas comienzan con la escuela primaria, creo que a Okami le gusta disfrutarlos así antes de que se conviertan en ti
Una risa gutural se escapó de los labios de Sasuke, el pelinegro se había convertido en parte importante del huerto pues luego de su llegada, se encargó de hacer que el pequeño puesto en el mercado se convirtiera en una tienda como tal justo al lado de la casa en donde vivía junto con toda la familia, además, su gran visión hizo que ahora ellos fueran el principal proveedor de algunos restaurantes en la ciudad.
- ¿Qué hay para hoy? – preguntó Sasuke poniéndose de pie para vestirse
- Bueno, principalmente mantener a los chicos ocupados, tú lo dijiste, es el primer día del verano
La propiedad de los Uchiha había crecido más y más, su terreno se dividía en una serie de tres casas que precedían al huerto que daba a las tres, era como si vivieran en una gran caravana, además, también estaba la cuarta y última casa que estaba situada al final del huerto en donde se vendía el producto cosechado.
Naruto también se levantó para vestirse, iría a la casa principal en donde estaba la cocina para todos, se encontró con Okami preparando el desayuno para la familia entera. No era muy fácil, debía alimentar a siete personas sin incluirse, pero estaba muy contenta, su parte favorita era cuando todos juntos se sentaban en la inmensa mesa redonda de madera que Deidara había comprado de segunda mano.
Juugo entró enseguida, su ropa estaba llena de tierra pues junto con Itachi, eran los primeros en estar en el huerto trabajando. Ya estaban listas las cajas con el producto en las camionetas de batea, porque Sasuke había vendido su auto deportivo para adquirir algo más práctico en su nuevo estilo de vida.
- ¿Puedes llamarlos a todos? – le pidió Okami a Naruto
Juugo y Sasuke ya estaban en la mesa bebiendo café, solo faltaban los niños y la pareja que siempre se perdía en los momentos más oportunos. El piso de madera se convirtió en tierra bajo sus sandalias.
-¡Niños!
El par de gemelos que estaba corriendo entre los sembradíos se detuvo en seco sin borrar las sonrisas de sus rostros, ellos también estaban llenos de tierra y suciedad, a Naruto le causaba mucha gracia que ni siquiera habían desayunado y ya eran candidatos para tomar el baño de la tarde.
- Es hora de desayunar
Tsume y Hige asintieron para dirigirse a la casa grande, sentarse con los demás dejando a su tío en el huerto. Ese momento en las mañanas era sublime, el aire tan puro y campirano, justo lo que necesitaba para completarse. Claro que entre todo, él también debía regresar para así poner manos a la obra después del desayuno, seguía dedicándose a la escritura bajo el mismo seudónimo de siempre, N.U. Namikaze ya había terminado la saga de “El chico de las posdaras” y ahora trabajaría en un triller sobre un hospital siquiátrico.
- ¿Podemos ir al lago? – preguntó uno de los gemelos sentado en la mesa, como si la pregunta la hiciera a todos
- ¡Todos irán! – alentó su hermano
- Es el primer día de verano – regañó Sasuke – a su edad dormía hasta que me dolía la cabeza
- Y esa es la principal razón por la que tienen el permiso para ir – les dijo su madre todavía frente a la estufa
Mientras los chicos festejaban que podrían salir, Itachi y Deidara aparecieron después de que nadie supiera en donde estaban a sentarse a la mesa. Uno a uno, los platos fueron puestos frente a los comensales que no escatimaron en tiempo, Okami fue la última en sentarse a desayunar junto con todos. El barullo matinal era tan divertido que Naruto tenía que contenerse para no arrojar la leche por la nariz.
Recordó por un breve instante a sus dos mejores amigas a quienes solía visitar una o dos veces al mes cuando iba a la ciudad, Tente y Hinata que ahora se encargaban de sus propias familias después de haberse casado con quienes alguna vez fueron sus parejas para el baile de graduación. Las vidas de todos habían tomado caminos tan distintos y sin embargo, seguían siendo tan unidos como siempre, sus problemas se habían esfumado, se los había llevado la brisa del campo muy lejos, o tal vez los había dejado en su habitación en Alemania, quién sabe.
Miró nuevamente a cada persona en la mesa, todos formaban parte de algo mucho más grande que él, una enorme familia que logró construir junto con la persona que amaba. Sasuke, sentado frente a él reía aunque no le duró mucho cuando le dijeron que sería el encargado de vigilar a sus sobrinos en el viaje al lago, él también soltó una carcajada, quería quedarse así para siempre, en ese pequeño pedacito de cielo asentado en la tierra. Nada, ni el lujo de Alemania o un puesto rimbombante en una compañía millonaria se comparaban con estar así, la compañía mutua y el calor fraternal era lo único que necesitaba.
Por fin, estaba en casa.