Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Entregado [KRISTAO] por CLLCBMHKSG2

[Reviews - 9]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola a todoooos, me.sentí inspirada y terminé por escribir este Fic, espero que les guste :3

- Ahí está, llévenselo – los guardias del rey entraron a la cocina ante la expectación de todos, caminando uniformemente al mismo tiempo hacía el fondo del lugar donde se encontraban los hornos.

- ¿Qué es lo que está sucediendo? – dijo la mujer anciana afligida siguiendo a los hombres apresuradamente mientras estos solo seguían su paso rápido hacia el joven arrodillado frente a los hornos.

- El rey nos ha mandado en busca del criado Zitao – el mencionado desvió su vista del lindo pastel que estaba haciendo y se levantó del suelo sacudiendo sus rodillas llenas de tierra en sus raídas vestiduras.

- ¿Su majestad me está llamando? – la voz algo chillona del adolescente se escuchó, así que los guardias lo tomaron de los brazos con firmeza, logrando levantar del suelo su cuerpo menudo de dieciséis años.

- Manténgase en silencio – el menor estaba extrañado y algo asustado, la anciana le hizo señas para que solo obedeciera y así lo hizo sin protestas sintiendo su cuerpo se levantado con fuerza por los soldados.

++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++

Todos los criados del palacio veían la escena con algo de temor, el rey no solía llamar a sus criados de esa manera, así que no podía esperarle nada bueno, solo que… Zitao no sabía nada de eso.

Sus rodillas aterrizaron frente al trono del rey y se extrañó de no ver a la reina al lado, ella no dejaba a su esposo jamás, era una mujer posesiva y celosa con muy mal carácter.

- Aquí está el criado – los guardias se hicieron a un lado y lo dejaron ahí en el suelo, sus manos temblaban y no sabía si debía levantar la mirada, la expresión del rey era de furia.

- ¿Sabes porque razón estás aquí? – el menor levantó la mirada negando nerviosamente, el rey bufó – Ya veo… te harás la víctima - ¿víctima? El menor no entendía absolutamente nada de lo que decía – ¡Habla! – el grito sorprendió hasta a los soldados quienes no hicieron gran expresión ya que no era apropiado.

- N-no… no sé… de que está hablando señor – el rey se puso de pie comenzando a caminar mientras las tenues luces habrían caminos de destellos coloridos a través de los vitrales del castillo.

- ¿No lo sabes? – rió – Que conveniente… pues te contaré – el menor sentía sus manos sudar y la tensión sobre los hombros – Verás… ¿acaso no te parece algo… peculiar que mi esposa no se encuentre en su trono? – el menor no sabía si responder o no – Responde –

- Q-quizás ella… se encontraba cansada señor… - - ¿Cansada? ¿Eso crees? – el menor asintió inocente.

- Pues te equivocas, ella se encuentra ahora mismo en cama… ¿Y sabes porque ella no está dispuesta justo ahora? – el menor negó – Ha sido envenenada – dijo con algo de rabia en cada letra de sus palabras.

- E-en… - - ¡Sí! ¡La reina ha sido envenenada y tú eres el culpable! – el menor abrió la boca completamente absorto en aquellas palabras.

- Y-yo… yo jamás –

- ¡No me importa lo que tengas que decir! ¡Fuiste tu quien envenenó a mi esposa! – el menor no sabía que hacer, él no sería capaz de semejante aberración - ¡Ni siquiera pienses en excusarte! – dijo caminando de vuelta a su trono  - tengo un testigo de mi completa confianza quien te ha visto – Zitao no podía creerlo… ¿testigo? Eso no podía ser verdad…  él no había hecho nada parecido.

- S-señor… - intentó decir algo, lo que sea, pero estaba sumamente nervioso y las palabras solo se atascaban una tras otra en su garganta.

- ¡Llévenselo! – los guardias lo tomaron con agresividad, mientras el rey pedía que acerquen al acusado ante él, lo tomaron entre cuatro o quien sabe cuantos soldados y sus cabellos fueron tirados desde atrás para mirar al rey cara a cara – pensaré en algún castigo para ti, mientras tanto… ¡llévenlo al calabozo! – el menor abrió los ojos mientras las lágrimas caían con fuerza, no podía llevar una vida más difícil de la que ya llevaba.

++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++

Días después de haber estado en ese sucio calabozo y haber comido trozos de pan seco y algo de agua los guardias volvieron con sus fuertes pisadas resonando por los pasillos.

  - El rey mandó a buscarte – Zitao se puso de pie con dificultad, aún tenía algunas heridas abiertas después de haber sido lanzado en esa celda, ellos lo tomaron bruscamente alzándolo del suelo nuevamente mientras caminaban rápidamente hasta las afueras del palacio donde muchas personas pobladores, sirvientes, soldados y por supuesto el rey e incluso la reina se encontraban esperando por alguna cosa, en el centro del enorme jardín de entrada se encontraba una arena de esas en las que se efectuaban las peleas, su cuerpo se estremeció de solo pensar en lo que le esperaba ya que… pues había una estaca incrustada en el medio.

Fue lanzado en la arena de rodillas mientras sus manos atadas a la estaca con gruesas cuerdas que abrían su piel, ¿Qué le iban a hacer?... su ropa vieja fue destrozada dejando su espalda al descubierto… no necesitó ser adivino para darse cuenta de cuál era su castigo…

flagelación…

- TODOS SEAN TESTIGOS DEL CASTIGO QUE MERECE ESTE CRIMINAL, COMO HA OSADO ATENTAR CONTRA LA VIDA DE MI ESPOSA Y TRAICIONAR MI CONFIANZA SU CASTIGO SERÁ RECIBIR TREINTA AZOTES – el menor empezó a respirar con dificultad… treinta azotes… El menor dirigió su mirada hacia la reina quien sonreía complacida, ella siempre lo había odiado pero nunca supo bien la historia, su madre había sido sirvienta del palacio antes de que él naciera y al parecer el rey estaba enamorado de su belleza, cuando el pequeño Zitao nació el rey en lugar de expulsar a esa sucia sirvienta, según la reina , y a su bastardo lo dejó quedarse hasta que cuando el niño tenía cinco años la mujer falleció de una enfermedad repentina, desde ese entonces la vida del pequeño solo había sido para servir a los reyes, no había ido a la escuela jamás, con algo de suerte podía escribir su nombre sin equivocarse, la anciana que cuidaba la cocina, en ese tiempo no tan anciana se había encargado de ayudar al pequeño cuando podía, pero no era suficiente ya que tenía que cumplir con sus labores.

El menor quiso gritar cuando el primer azote llegó abriendo un surco profundo en su fina piel, pero en lugar de eso reprimió sus alaridos de dolor apretando los dientes casi haciéndose daño… el dolor era insoportable… sentía la espalda húmeda por la sangre que seguro caería al suelo en cualquier momento, para el azote número quince solo esperaba morir en ese momento, le costaba respirar y el sudor, las lágrimas y la sangre perdida lo estaban deshidratando por completo, pero la  vida aún tenía mucho para él a sus cortos dieciséis años, así que solo lo marcó física y mentalmente.

Su cuerpo cayó inconsciente cuando los azotes llegaron a su fin, su rostro chocando contra la arena caliente y manchada por su propia sangre, no tenía fuerza y ningún líquido en el cuerpo, las heridas abiertas sangrantes no se encontraban en mejor estado, su cuerpo fue levantado y arrojado al calabozo con la ropa hecha trizas, mientras los criados lanzaban cubetas llenas de agua sobre él cuerpo del menor para que sus heridas no se infectaran y se pudrieran, pero de cualquier forma dejarían marcan bastante notorias.

La anciana se daba uno que otro momento para ver al pequeño y curar su heridas mínimamente, no había mucho que podía hacer por él, había seguido inconsciente aun después de tres días pero por su respiración débil sabían que estaba vivo, era mejor que él no siguiera sintiendo el dolor en su cuerpo, así que simplemente lo dejaba descansar sobre una manta con la espalda descubierta.

Cuando Zitao recuperó la consciencia, se encontraba echado sobre su pecho y su espalda se sentía caliente, intentó levantarse pero no pudo, dolía como mil demonios, su cabeza dolía y moría de hambre.

- Pequeño… has despertado – la voz de la anciana lo recibió con alegría.

- ¿No… he muerto? – ella lo observó con preocupación.

- No cariño, estás vivo – el menor se incorporó con sumo cuidado.

- ¿Cuándo tiempo ha pasado? – la mujer suspiró.

- Una semana pequeño ¿Cómo te sientes? – sus labios se apretaron un poco no sabiendo que responder.

- M-mejor… gracias – dijo aun cansado, ella asintió.

- ¿Quieres comer algo? – el menor asintió – traje algo para ti, toma algo de líquido estás muy débil – el menor tomó lo que sea que ella le hubiera dado y masticó lo que parecía ser un bollo.

- Gracias… - dijo cuando terminó de comer - … ¿Qué pasará conmigo ahora?...  – la mujer se sintió algo nerviosa.

- No lo sé pequeño, pero debes ser fuerte como siempre lo has sido… yo… - el menor esperaba sus palabras – el rey prohibió que nos acercáramos a ti mi niño… - su cuerpo tembló, pero al ver el rostro afligido de la mujer mayor no creyó que fuera bueno darle preocupaciones, así que solo tomó sus manos.

- E-estaré bien… no hay problema –

- ¿Qué cosas dices mí niño? – ella lo miró desconcertada – no puedes vivir así, sé que tu no envenenaste a esa mujer, ella es la culpable de sus propios males – el menor asintió.

- No quiero que ellos hagan algo en tu contra… estaré bien… - la mujer besó su frente con cuidado y las lágrimas cayeron por sus mejillas.

- Cuídate mucho mi niño – el menor devolvió el gesto y ella tuvo que irse.

++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++

Después de eso no volvió a ver a la anciana que tanto lo había cuidado durante toda su vida, había permanecido en ese lugar encerrado por mucho tiempo, ¿Cuánto tiempo habría pasado? No tenía idea del pasar de los días… tal vez algunos meses, sus heridas estaban cerradas ya, gruesos cordones sobre su piel le recordarían toda su vida aquel sufrimiento tan grande.

Al parecer el rey había ordenado también que lo alimentaran con pequeñas porciones de cualquier sobra, podía sentir la piel de sus muñecas, caderas, cara y costillas pegarse a sus huesos, había bajado su poco peso en poco tiempo logrando verse deplorable. Una mañana su celda fue abierta y él llevado antes los reyes, lo habían mandado llamar. Cuando cayó sobre esa alfombra tan roja l reina lanzó su mirada sobre él.

  - ¿Aún no estás muerto? – Dijo con decepción – realmente esperaba no volver a verte jamás, pero ya veo que resistes más de lo que yo creía – el comentario solo lo hizo agachar la mirada, el rey rodó los ojos.

- Te mandé llamar porque tengo que encontrarte alguna función, si no sirves para nada solo eres una boca más que alimentar – eso era muy irónico, un pan duro y agua solo beneficiaba a los animales de su finca – Así que encontré el trabajo perfecto para ti – el menor realmente no quería saber cuál era esa ocupación perfecta -  Nuestro hijo, el príncipe volverá pronto del extranjero y necesitará un sirviente, así que ese serás tú – ojalá el rey jamás hubiera pronunciado esas palabras. 

Notas finales:

Ok, en serio debo ser muy mala persona por publicar historias nuevas y no terminar las anteriores, pero estoy escribiendo las continuaciones para poder actualizar más seguido y ustedes no tendrán que esperar tanto para que termine el fic ;) sólo un poco de paciencia. Aquí les dejo un Kristao/Taoris del cual me inspiré hace poco, espero les guste y con respecto a las insistencias sobre "Orfanato" y "Prometidos" pues no prometo una secuela del segundo, pero quizás sí un one shot del primero, aún debo pensarlo bien, pero de cualquier manera lo sabrán si decido hacerlo, sin más los dejo leer ;) los amooo besos 😘😘😘😘😘


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).