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Hypnosis [2min- JongKey] por JunoWrites

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Salieron de la habitación 716, y Jinki cerró la puerta con cuidado para evitar despertar al par de pacientes que ahora descansaban en sus camas, completamente dopados. Solo dieron unos pasos más para detenerse frente a la habitación 718.

- Minho, este es uno de los pacientes más críticos dentro de este hospital, así que si pusimos este caso en tus manos es porque estamos seguros de que puedes con él – dijo Jinki, antes de girar el pomo de la puerta.

La palabra 'crítico' le generó un nudo en la garganta, porque quizás quería decir que era el triple de agresivo que el paciente de la habitación de al lado, y que tendría que encargarse de apuñalarlo con inyecciones de calmantes todo el tiempo. Tragó saliva intentando pasar desapercibido y asintió de forma desinteresada, mostrando la mayor tranquilidad que le era posible fingir en ese momento, porque de un segundo a otro, estaba completamente aterrado.

- ¿Es tan agresivo como Kyungsoo? – se atrevió a preguntar entonces.

Jinki notó su ceño fruncido en una mueca de incomodidad y miedo, y sonrió negando con la cabeza antes de contestar.

- No, tranquilo, él no es tan agresivo ni histérico como Kyungsoo... por lo menos no todo el tiempo – indicó.

Para Minho todo hubiera sido perfecto sin esa última aclaración.

Se limitó a asentir intentando tranquilizarse porque no podía comportarse como un novato de primer año cuando estaba a punto de graduarse, y cuando este sería solo uno de los tantos casos que tendría que atender en su vida. De pronto, toda la atención de ambos se desvió hacia el sonido de aquellos pies que entraban casi trotando al pasillo. El chico venía trotando, respirando apenas por la boca, ajustándose los botones de su uniforme azul cielo con una mano, mientras con la otra sostenía una caja organizadora llena de insumos médicos. Su cabello era de intenso color negro azulado y sus ojos felinos. Su piel se veía muy tersa y cuidada para tratarse de alguien que pasaba la mayor parte del tiempo en un psiquiátrico, encargándose casi las veinticuatro horas de su día a cuidar de los pacientes. Avanzó con pasos cortos pero rápidos, y ni siquiera reparó en Minho, porque solo tenía cabeza para deshacerse en disculpas.

- Perdone la tardanza doctor, había un tráfico de los mil demonios en la avenida principal y... - de pronto se quedó en silencio cuando sus ojos se despegaron del doctor Lee, para encontrarse con Minho.

- Kibum, él es el doctor Choi Minho, trabajarás con él desde mañana. Minho, él es Kim Kibum, terapeuta ocupacional, encargado de los pacientes de la habitación 718.

- Hola, mucho gusto – Minho le extendió la mano y Kibum la estrechó sonriente.

- Hola, igualmente – se presentó – ¿viene por Jonghyun o por...?

- Estábamos a punto de entrar para presentarlos – lo interrumpió Jinki.

- Oh, bien – asintió – entonces llegué justo a tiempo.

Jinki les sonrió a ambos y abrió la puerta de la habitación. Minho entró detrás de él con completa cautela. La habitación estaba oscura porque las persianas estaban cerradas, y lo único que podía percibir era el sonido de unos sollozos que provenían desde el lado derecho, y una silueta difusa en medio del cuarto. El aire se sentía viciado y el ambiente algo pesado, era como si acabara de terminar la segunda guerra mundial y estuviera sobre un campo atestado de cadáveres; el ánimo de la habitación era deprimente y costaba respirar.

- Ay no, Jonghyun – exclamó Kibum detrás de ellos antes de colarse junto a Minho para entrar en la habitación.

Caminó rápidamente hasta el otro lado del cuarto y abrió las persianas haciendo que todo el lugar se inundara de la tenue luz de aquel día nublado.

Y ese fue el momento en que Choi Minho lo conoció.

Un chico que no tendría más de veinte años, delgado y pálido. Vestía una camiseta a rayas y unos jeans gastados. Estaba hecho prácticamente un ovillo sobre una silla ubicada en medio de la habitación, abrazando sus piernas y escondiendo su rostro entre sus rodillas, sus manos empuñadas con fuerza por sobre sus piernas. Estaba descalzo y sus pies golpeteaban incesantemente la madera que lo sostenía.

Y ese fue el momento en que él conoció a Choi Minho.

Cuando sintió que la luz invadía la habitación y los escasos rayos de sol comenzaban a calentar su espalda, giró lentamente su cabeza sin separarla de sus rodillas, dejando sus ojos a la vista bajo la espesa sombra que formaba su cabello rubio. Se quedó mirándolo fijamente, dejando expuesto el oscuro color marrón que centelleaba en sus ojos, que escrutaban los de Minho –igual de oscuros– sin si quiera pestañear. Luego de unos segundos volvió a su posición inicial, con la mirada perdida en el cobijo de la oscuridad que existía entre sus rodillas, golpeteando de manera aún más frenética sobre la silla.

- Él es Lee Taemin, y desde hoy será tu paciente – susurró Jinki, indicando al chico sobre la silla –. El paciente junto a él es Kim Jonghyun, que al igual que Kyungsoo, sufre de un trastorno neurótico. Su tratamiento farmacológico está establecido hace un buen tiempo, de modo que Kibum se encarga personalmente de su terapia ahora que lleva bastante avanzado.

Y no puedo articular nada más que un asentimiento con su cabeza, porque inexplicablemente no podía quitarle los ojos de encima a Taemin. Al verlo sobre la silla, apenas pudo reparar en los sollozos que exhalaban los angustiados pulmones de Jonghyun al otro lado de la habitación, y aquella sensación de su estómago apretándose en medio de su cuerpo, se intensificó el triple cuando el que sería su paciente, lo miró directamente a los ojos. Era como si no estuviera juzgándolo de ninguna forma aparente, pero a la vez lograra hacerlo sentir que con esa sola mirada había calado hasta lo más profundo de él. Sus ojos oscuros lo miraron sin pestañear, escondidos tras la barrera de sus brazos sujetando sus rodillas, como si ese solo hecho le permitiera ver todo a su alrededor sin ser visto. Era como la mirada de un niño: inocente, inexpresiva con un desconocido como él, y completamente llena de cosas imposibles de descifrar.

- ¿Cómo amaneciste hoy, Taemin? – preguntó Kibum, acercándose al chico.

Se agachó junto a él y acarició con cariño su espalda. Taemin dejó de golpetear la silla con sus pies, como saliendo de un trance, y ladeó su mirada hacia la de Kibum, sonriéndole con melancolía.

Y aunque fuera una sonrisa triste y casi por cortesía, a Minho le pareció la sonrisa más linda que había visto en toda su vida.

Ahora sabía, que aquella mirada inescrutable e indiferente que le había dirigido, era solo para él, porque la reacción con su terapeuta ocupacional había sido completamente distinta. 'Claro, ¿y qué más esperabas, Minho? No te conoce y está mentalmente enfermo, por supuesto que desconfiará de ti' se reprendió mentalmente, sintiéndose un estúpido al mismo tiempo.

El chico volvió a dirigir su atención hacia Minho, y se encontró con su mirada penetrante, sus labios apretados y su mandíbula tensada. Entonces los ojos de Taemin lo miraron inquisitivamente, pestañearon repetidamente luego, y se volvieron al frente. Inspiró profundamente y luego dejó salir el aire con un hondo suspiro, mientras, sentado derecho sobre la silla, apretaba sus rodillas con sus manos, porque estaba completamente asustado. Entonces se puso de pie de forma brusca y determinada, y caminó hacia un rincón de la habitación, mirando por la ventana hacia el desierto patio, cruzando sus brazos por sobre su pecho mientras se enfocaba en controlar su respiración que ahora estaba agitada.

Podía sentir su corazón en sus oídos, en su garganta, en su estómago, un silbido agudo en medio de la cabeza, sus piernas frías y temblorosas, entumecidas. Los ojos como nublados, con fosfenos grisáceos pasando por ellos, impidiéndole ver con normalidad. Sus pulmones a la mitad de su capacidad normal, la lengua seca y los ojos ardiendo.

Ataque de pánico pensó Minho, y no estaba muy lejos de tener la razón.

- ¿Taemin? Debes estar tranquilo, nada malo está pasando – intentaba calmarlo Kibum acercándose a él, mientras Taemin miraba por el rabillo del ojo a Minho, sin intenciones de querer moverse de donde estaba.

De pronto los débiles sollozos del paciente que estaba en la cama de al lado comenzaron a ser más fuertes, y Minho pudo notar cómo se removía hasta adoptar una posición fetal bajo sus sábanas.

- Mira, Taemin, Jonghyun está triste hoy. Quizás sea bueno que nos acerquemos a hablarle – agregó Kibum dulcemente, acariciando su espalda, mientras Taemin suspiraba repetidamente intentando echar fuera su angustia.

Sin quitar los ojos del piso, asintió rápidamente con la cabeza. Kibum se adelantó unos pasos y le hizo un gesto con la mano para que lo siguiera. Taemin dudó de si moverse o no un par de segundos, mirando la corta extensión que existía entre él y la cama de Jonghyun, luego tragó con dificultad su temor, y con rápidos y cautelosos pasos se acercó a su compañero de cuarto.

- Y... ¿cuál es el diagnóstico de mi paciente? – preguntó finalmente Minho.

Jinki soltó un profundo suspiro antes de contestarle, y Minho lo miró sintiendo que aquel suspiro significaba mucho más que el simple hecho de exhalar el aire que había inspirado; al parecer, esto sería bastante complicado.

- El primer diagnóstico de Taemin, a los diecisiete años, fue esquizofrenia paranoide, pero cuando lo trasladaron a este hospital lo entrevistamos otra vez, y descubrimos que en realidad sufre de trastorno de identidad disociativo – le explicó Jinki, que permanecía con las manos entrelazadas por delante de su cuerpo.

- Personalidad múltiple... - musitó Minho con el ceño fruncido, despegando sus ojos de Jinki, para voltear el rostro y mirar a Taemin.

Permanecía sentado con las piernas cruzadas junto a la cama de Jonghyun, sosteniendo sus tobillos, masajeándolos con tanta fuerza, que sabía que eso era un acto involuntario de la ansiedad que no podía controlar.

- Jonghyun, no puedo ayudarte si no me dices qué es lo que te pasó – le pedía Kibum, sentado en la orilla de su cama, acariciando su cabeza por sobre la sábana que Jonghyun se negaba a quitar de su cabeza.

Los ojos de Taemin viajaban de Kibum a Jonghyun, en constantes parpadeos, y luego hacia la ventana, entecerrándolos, intentando enfocar algo fuera de la habitación, de seguro para calmarse. Jinki y Minho permanecieron como meros espectadores un par de minutos, observando la situación y cómo Kibum realizaba su trabajo y lograba su cometido, al momento en que Jonghyun, temblando y sorbeteando la nariz, decidía destapar su cabeza y mirar al pelinegro frente a él, que no dejaba de confortarlo.

- ¿Así que tiene varias personalidades? – Minho volvió su mirada otra vez a Jinki.

- Hasta el momento solo hemos diagnosticado dos personalidades completas. Su personalidad primaria es esta, la del Taemin A – explicó Jinki – y su personalidad secundaria es el Taemin B, aunque en ocasiones ha manifestado un par de identidades fragmentadas, que no hemos vuelto a ver.

- ¿Y sus dos identidades completas, no tienen nombres distintos o algo que las diferencie? – inquirió, curioso.

- Por lo que sabemos, ambas identidades se identifican a sí mismas como Taemin, sin embargo el Taemin B, tiene una edad de no más de quince años, por lo que creemos que a esa edad hubo algún evento traumático que terminó por disociar su identidad. Esa personalidad secundaria aparece pocas veces, porque mantenemos constantes terapias para mantenerla controlada, pero cuando aparece es bastante complejo.

- ¿Por qué tan complejo? – preguntó Minho, mirándolo algo preocupado.

- Porque es una personalidad agresiva, aunque hay ocasiones en que tiene varios matices antisociales y paranoides. La personalidad que hemos denominado B para efectos del historial clínico, es muy dominante cuando aparece. La mayoría de las veces lo hace violento, prepotente, paranoico e impulsivo.

- ¿Y el Taemin A sabe que existe el Taemin B? – parecía algo sin sentido cuando lo decía así, pero para efectos de diagnóstico, tenía todo el sentido del mundo.

- Sí, él conoce al otro Taemin, y sufre constantemente de ataques de ansiedad porque su segunda personalidad lo atormenta, así que no será extraño que lo veas como ahora, intentando controlar sus ataques. La verdad es que le teme bastante, por las alucinaciones auditivas de las conversaciones que mantiene con la segunda personalidad dentro de su cabeza, y la constante amenaza de la segunda personalidad de querer salir para matarlo.

- ¿Ha intentado auto-flagelarse por ello? – preguntó Minho.

- Sí, han sido varios los intentos de suicidio, y la automutilación algo constante. La ansiedad y el miedo lo hacen caer en ocasiones en que estamos intentando hacer avanzar sus terapias sin mantenerlo dopado – explicó.

Ahora, Taemin permanecía sentado junto a Kibum, sus codos sobre sus rodillas, mirando el piso, escuchando los susurros de Jonghyun. Minho mientras anotaba los síntomas en una pequeña libreta que sostenía en una de sus manos.

- Taemin, ¿puedes venir acá un segundo? – le pidió Jinki, con esa expresión tan profesional en sus rostro – Kibum, ¿hay insumos de curación?

- Claro, están en la caja que traía, sobre la cama de Taemin – indicó Kibum, apuntando a la caja que traía consigo al llegar.

Taemin levantó la vista sin cambiar de posición, mirando a Jinki y luego a Minho, una y otra vez. Se incorporó luego, frotando tímidamente sus manos sobre sus piernas, pensando.

- Está bien, Taemin, no hay nada que pueda dañarte en esta habitación – le susurró Kibum, acariciando su espalda, dándole las fuerzas para levantarse.

Taemin asintió con calma un par de veces, dándole una última mirada a los doctores frente a él, completamente falto de ánimos, antes de ponerse de pie y caminar hacia ellos. Cuando llegó junto a Jinki, se quedó de pie frente a él, mientras este rebuscaba dentro de la caja translúcida un rollo de gasa. Cuando lo encontró, tomó el brazo derecho de Taemin con todo cuidado, y con unas pequeñas tijeras quirúrgicas cortó la gasa que cubría la mitad de la extensión de su brazo.

A Taemin parecía no importarle el procedimiento, porque mientras Minho miraba las heridas que se descubrían bajo su vendaje, completamente estupefacto y preocupado, él no le quitaba los ojos de encima, examinándolo, resignándose mentalmente.

Más de lo mismo. Más de la misma mierda de siempre para este asunto que no tiene solución.

Sus ojos marrones viajaban por el rostro de Minho, examinando sus ojos, sus rasgos, sus labios, y cómo pestañeaba mirando la gravedad de las heridas que él mismo se había auto infringido; porque para ser justos, esta vez no había sido su otro yo, sino su misma conciencia pidiéndole un intento más por escapar de toda la mierda que lo abrumaba.

- ¿Cómo te has sentido? ¿Te duele aún? – le preguntó Jinki, mientras limpiaba los más de veinte puntos que unían la piel de su brazo, desconcentrándolo de su ensimismamiento mientras veía al nuevo psiquiatra.

- No, ya no me duele... solo es molesto, siento las suturas un poco tirantes – dijo, con un tono de voz muy bajo.

- Eso es bueno, quiere decir que entonces no queda mucho para que las quitemos, Taemin – agregó al final Jinki, sonriendo con esa tranquilidad que lo caracterizaba –. Listo, tú solo procura seguir cuidando tu herida y en menos de lo que esperas podremos quitar esos puntos.

- Bien, gracias – dijo Taemin, y sonrió a Jinki por cortesía, otra vez.

Giro mínimamente su brazo mientras tanteaba su nuevo vendaje, sin dejar de observarlo, y luego caminó despreocupado junto a Jonghyun y Kibum otra vez; su ataque de pánico aplacando un poco. Al menos ya había aprendido a cómo controlarlo sin ser dopado, porque no había cosa que odiara más que estar drogado.

- Hace unos días Kibum entró a la habitación para llevarlos al comedor y lo encontró en su cama desangrándose – explicó Jinki entonces, cuando Taemin ya no podía escucharlos –, tuvimos que reconstruirle dos tendones – agregó.

- ¿Fue su personalidad secundaria? – continuó Minho.

- No lo sabemos, porque cuando Kibum lo encontró se había desmayado, y despertó mucho después, con amnesia y muy débil como para intentar recordar algo, así que no quisimos presionarlo.

- Entiendo – asintió, pensativo – Y... ¿el Taemin B, sabe de la existencia del Taemin primario?

- Sí, la identidad agresiva sabe de la existencia de la otra, y siempre está intentando destruirla para ser la dominante. Lo cierto es que ambas personalidades son completamente diferentes la una de la otra, incluso en gustos o aficiones, y eso amplifica aún más los episodios de la identidad agresiva, porque cuando aparece se molesta al no saber por qué está dónde está, o por qué está vestido de la forma en la que está, o no recuerda dónde están las cosas debido a los episodios amnésicos y además a que la mayor parte del tiempo el Taemin A es quien mantiene contacto con la realidad.

- Entonces, será difícil el tratamiento para integrarlas – indicó Minho, prestándole toda su atención a Jinki.

- Por eso el caso es crítico. Taemin está muy decepcionado de todo esto y resignado a tener que soportar a su segunda personalidad y las acciones violentas de esta por siempre, y por otro lado está la identidad agresiva, que siempre es violenta, desconfiada, paranoica y completamente destructiva de su entorno.

- ¿Tiene algún tratamiento farmacológico? – quiso saber, para comenzar a trabajar en su terapia.

- Le suministramos algunos ansiolíticos, pero más que nada confiamos en los tratamientos que Kibum realiza con él. Yo no soy mucho de dopar a los pacientes, a menos que sean casos que lo ameriten, y no creo que mantener dopado a un paciente para evitar que su personalidad agresiva salga, a costa de que no haga nada por sí mismo, sea lo mejor. Además, teniendo un diagnóstico tan complejo como el que tiene y con varios trastornos asociados, sabemos que la recuperación será más difícil y larga – indicó Jinki, siendo completamente honesto con Minho desde ese primer día.

- Entonces, haciendo un bosquejo de ambas personalidades, ¿cuál sería el diagnóstico y los trastornos asociados?

- El diagnóstico general es trastorno de identidad disociativo. La identidad primaria, sufre de cuadros de ansiedad, crisis de pánico, episodios depresivos y automutilación; y la identidad secundaria, sufre de cuadros psicóticos breves, trastorno paranoide y antisocial de la personalidad.

- Ya veo – dijo, asintiendo y terminando de escribir el diagnóstico en su libreta, en la cual no había dejado de garabatear detalles de su paciente – y ¿han logrado identificar la razón de la disociación de su personalidad?

- No – reconoció Jinki, negando con la cabeza – Taemin llegó aquí hace tres años, pero al menos durante un año nos enfocamos en estabilizar su personalidad primaria y eliminar sus cuadros depresivos severos. Pasó demasiado tiempo internado, y durante el tiempo que lleva aquí, hemos desarrollado terapia de hipnosis, pero no ha podido decirnos nada – suspiró al fin, soltando un poco de la frustración que le causaba la realidad del caso – Taemin debe haber pasado por algo horrible – continuó, susurrando más que antes – así que no queremos presionarlo, pero cuento con que tú, tendrás la capacidad para poder trabajar junto a él y ayudarlo a saber qué fue lo que ocurrió. Así que Minho, ¿te sientes capaz de esto?

Esta era la primera vez que estaría a cargo de un caso completamente suyo, la primera vez que trataba de forma práctica con un trastorno de identidad disociativo, y al mismo tiempo, la primera vez en que sentía esa mezcla de miedo, incertidumbre y a la vez ansiedad y adrenalina. En sus manos estaría encontrar al fondo de la enfermedad de Taemin, así que todas las cartas estaban tiradas sobre la mesa.

- Claro, sé que podré ayudar a Taemin con su enfermedad – aseguró.

- Bien – Jinki le sonrió con aquella resplandeciente y amplia sonrisa que todos amaban, y le extendió su mano – entonces, bienvenido al equipo.

- Muchas gracias – dijo Minho, y estrechó la mano de Jinki.

- Ahora vamos a mi oficina para ingresarte al sistema y determinar los últimos detalles de tus horarios.

Jinki giró sobre sus talones y salió del cuarto 718, mientras Kibum, Jonghyun y Taemin conversaban en completa normalidad. Minho los observó un momento, y Kibum se despidió con un imperceptible gesto, ante el que Minho sonrió y volteó para salir. Pero al juntar la puerta y mirar una última vez por la ventanilla de la habitación, se encontró con aquella mirada que desde aquel día vería demasiado a menudo. Y lo observó de vuelta hasta que Jinki lo llamó, y despertando de aquella invisible conexión, comenzó a seguir a su psiquiatra guía, sintiendo cómo la adrenalina de su caso removía todo dentro de él.

Notas finales: Wattpad: JunoWrites :3

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