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7. La Promesa de Ren por dayanstyle

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Notas del capitulo:

a leer

Ren regresó la botella abajo del bar y corrió a sentarse en el sofá junto a Baekhyun. Ambos se reían graciosamente sentados ahí, viendo a Minho entrar al estudio.

Ren se mordió los nudillos para evitar carcajearse cuando Minho fue detrás de la barra y tomó la botella de cerveza, la destapó y le dio un gran trago.

Minho escupió la bebida, que se extendió por la barra mientras se limpiaba la lengua con su camisa. — ¿Qué jodidos es esto?

Baekhyun se reía graciosamente. Ren le dio un codazo para que se callara. Minho los miró a ambos con ira pero Ren giró sus labios hacia adentro y sostuvo su mirada.

Minho olió la botella y los miró fijamente. — ¿Quién puso salsa inglesa y vinagre en esta botella?

Ren se encogió de hombros. — Bandidos de cerveza.

Baekhyun se rió graciosamente de nuevo y Ren casi suelta una carcajada.

— Iré a hablar con Chanyeol y Baekho —le señaló al par— Quédense lejos de la cerveza.

Ren vio a Minho alejarse, entonces él y Baekhyun soltaron una carcajada.

— Esa fue buena idea —dijo Baekhyun.

— Si, buena. —Ren sostuvo su costado mientras se reía.

Minho regresó viéndolos fijamente. Ren se rodó riéndose más fuerte. Baekhyun se reía tan fuerte que estaba llorando.

Necesitaba una buena risa después de lo que había sido testigo en la mañana. Eso fue suficiente para él, eso hacía que nunca quisiera volver salir de la casa. Pero dado que Ren sabía que no podía vivir como un ermitaño, él tenía que tratar con eso a su propia manera.

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Baekho guió a Ren a través del cuarto de emergencias preguntando por Jae Suk. La enfermera los guió a uno de los cuartos del fondo.

Él empujó la puerta abriéndola. Jae Suk estaba acostado en la cama, con vendas cubriéndolo. — ¿Cómo te sientes, Jae Suk?

— Como un animal atropellado —se rió.

Ren se iba a acercar a la cama, pero Baekho lo apartó. — No, Ren. Hombre herido.

Jae Suk miró hacia Ren. — Él es hermoso.

— Él es mío. —Baekho jaló a Ren hacia su pecho, un bajo gruñido vibró de él.

Jae Suk levantó las manos. — No quiero dañarlo, solo le hago un cumplido a tu hombre.

— ¿Eres gay? —Baekho le preguntó.

— No, pero mi hermano lo es. No tengo problema con la gente gay. —Jae Suk le sonrió cautelosamente a Ren.

— No problema —Ren le sonrió.

Jae Suk comenzó a hablarle a Ren en Japonés. Ren y Baekho abrieron más los ojos.

— Mi abuela era de Japón e insistió que aprendiera el lenguaje y mis ancestros. —Jae Suk palmeó el dorso de la mano de Ren.

Baekho gruñó de nuevo y Ren palmeó su pecho. — Compórtate, pareja.

La mirada de Baekho se suavizó en Ren.

— Entonces, ¿qué eres? —Jae Suk preguntó.

— Creo que ya sabes la respuesta a esa pregunta.

— Si, está bien. Entonces, ¿qué es esa cosa de pareja de la que habló tu novio? —Jae Suk preguntó.

— Sabes que si lo dices y nos traicionas…

Jae Suk levantó la mano. — Sé que no me conoces, pero me gusta mi pequeña ciudad. Si el mundo averigua sobre ustedes…bueno, militares y reporteros estarían por todos lados. —Jae Suk se encogió de hombros— No gracias.

— Bueno, esto es casi lo mismo que las parejas del mundo animal. Una pareja es de por vida, y dado que tengo doscientos setenta y dos años y viviré hasta los mil, eso es mucho tiempo para estar solo.

— ¡Santa mierda! —Jae Suk se cubrió la boca con la mano y vio hacia la puerta para asegurarse de que nadie lo oyera— Eres más viejo que yo —Jae Suk se carcajeó.

Ren también empezó a reírse. — Viejo —se burló.

— Te daré tú viejo. —Baekho jaló a Ren a sus brazos y lo besó. Se giró de nuevo hacia Jae Suk— Entonces por qué fue eso —Baekho se giró a ver la puerta— ¿hombres atacándote?

— No sé. Fui honesto cuando dije que estaba tratando de entrar por la puerta de atrás cuando fui atacado, nunca los había visto antes.

— Le informaré a mi Alfa que ellos ahora están atacando a los humanos. —Baekho no podía imaginar por qué los reveldes estuvieran atacando humanos. ¿Qué ganarían con eso? Él sabía que a los reveldes no les interesaban las manadas, no les interesaba mantener su secreto. Eso los hacía más peligrosos, aparte del hecho de que ellos eran capaces de matar, pero usualmente se mantenían entre otros shifter.

Jong In iba a ponerse furioso con esto.

— ¿Hay más de ustedes? —El humano abrió más los ojos.

— Una manada entera. Dos realmente.

— Huh. —Jae Suk se veía pensativo.

— Escucha, acerca del restaurante. Quiero cubrir los daños que esos hombres hicieron.

Jae Suk levantó la mano. — No, para eso tengo seguro.

— El seguro no va a cubrir una cocina completamente nueva.- Baekho agitaba una zanahoria frente a él.

Jae Suk negó con la cabeza. — No puedo permitir que lo pagues de tu bolsillo.

— Antes de que digas no de nuevo, te diré que tenemos más dinero de lo que podemos necesitar. Mientras tengamos de qué vivir no hace daño ayudar. Darle algo a la comunidad. —Este tipo Jae Suk tenía una dura concha. Cualquier otro humano le hubiera saltado encima ante la posibilidad de dinero gratis. Le gustaba la ética de Jae Suk.

— No me preocupa el dinero. Te diré qué. Si puedes modernizar mi cocina estaré de acuerdo en convertirte en mi socio de negocios.

Los ojos de Baekho se abrieron más. — ¿En serio? Nunca he sido propietario de un negocio antes. —La idea tenía su mérito. Eso lo hacía sentirse competente. Baekho comenzó a imaginar cómo quería que se viera el lugar. La emoción empezó a construirse en él, pero mantuvo una postura fría. Solo había una persona o debería de decir lobo que tenía que aprobar esto. Informarle que había un humano que sabía que ellos existían sería más difícil que convencer al humano de tomar el dinero.

Jong In tendría que aceptarlo.

Eso podría ser más complicado de lo que Baekho se había imaginado.

— Solo te dejaré pagar las renovaciones.

— Trato. —Baekho estrechó la mano de Jae Suk— Pero esos malditos lobos de mi manada no van a comer gratis. Las ganancias y la despensa se secarían antes que la tinta de nuestro acuerdo —Baekho se carcajeó.

— Trato, pero puedes dejarme que les de postres gratis. —Jae Suk le dio un guiño a Ren.

Baekho gruñó de nuevo.

— ¿Por qué no dejas esa cosa de los gruñidos? No quiero a tu pareja. Es solo que es tan adorable. —Jae Suk movió su mano hacia Baekho.

Baekho estaba asombrado de lo bien que Jae Suk había tomado las cosas. — Yo te dije, una pareja es para el resto de tu vida.

— Entonces, ¿cómo sabes quién es tu pareja? —Jae Suk de nuevo estaba intrigado.

— No lo sabes. Tienes que encontrarlo. Una vez que lo haces, ni el cielo ni el infierno podrían evitar que un lobo reclame lo que es suyo. Tú solo lo sabes, ¿sabes? —Y gracias a Dios él no arruinó su oportunidad con Ren.

— Si, lo sé. Kyung Eun era mía desde la primera vez que puse los ojos en ella. Sé lo que quieres decir, Baekho. —La mirada de Jae Suk se nubló.

— ¿Estás casado?

— Viudo. Mi Kyung Eun fue apartada de mí hace años. Cáncer.- Jae Suk se limpió las lágrimas ante el obviamente doloroso recuerdo.

— Lo siento, hombre. —Baekho no podía imaginar que Ren fuera separado de él. Solo el pensarlo hacía que su pecho le doliera. Había sido un tonto por esperar esos meses. Pero ahora que su pareja estaba a su lado, solamente un acto de Dios podría separarlos.

— Dejemos las cosas emocionales para las mujeres y hablemos francamente. Puedes verme cuando salga de aquí y afinaremos los detalles. —Jae Suk  extendió su mano hacia Baekho.

— Me suena bien, Yoo Jae Suk. —Baekho le estrechó la mano.

Jae Suk le habló a Ren de nuevo en su lengua de origen, ganándose una risa de su amistosa —demasiado amistosa—pareja.

— ¿Qué le dijiste a mi pareja? —Baekho miró a Jae Sukk primero y luego a Ren.

— Que él tiene un lobo inteligente por pareja. —Jae Suk de nuevo le dio un guiño a Ren.

Baekho le gruñó de nuevo.

Jae Suk movió la mano alejando la amenaza de Baekho. — No te preocupes, viejo —Jae Suk se rió.

Baekho rodó los ojos, se despidió y guió a Ren fuera del Centro Medico y hacia su casa.

 

 

 

— ¿Confías en ese Yoo Jae Suk? —Jong In se recargó en su silla, acariciando el labio inferior con su pulgar. Interesante. Él no lo había visto venir. Así que el humano ahora sabía de su existencia.

— Lo hago. Él parece estar bien con eso, incluso me ofreció ser socio de su restaurante cuando le ofrecí ayudarle con la reconstrucción de la cocina. El fuego destruyó la anterior. —Baekho se recargó en su silla de cuero.

— Confío en tus instintos sobre esto, pero sé consciente, Centinela, que si él nos traiciona la vida como la conocemos ya no existirá más, seremos cazados. —Jong In sabía que era un gran riesgo dejar al humano con vida, pero realmente sentía que era agradable que alguien más lo supiera y los aceptara. Si Jae Suk los traicionaba, él lo mataría lenta y dolorosamente. La felicidad de Luhan y su bienestar estaba antes incluso que su propia manada. Él no iba a estar huyendo con su pareja. Nunca.

— Yo me hago totalmente responsable por él.

Jong In se inclinó hacia adelante y miró al guerrero directamente a los ojos. — ¿Sabes lo que estás diciendo, verdad? Si ese Jae Suk revela nuestro secreto, tú morirás junto con él. —Jong In no se iba a andar por las ramas. Baekho tenía que saber lo que estaba aceptando.

— Lo sé, y no lo tomo a la ligera, Alfa.

— Muy bien, me gustaría conocer a ese Yoo Jae Suk y tener mi propio juicio. Si siento que no es una amenaza él vivirá como lo harás tú. —Jong In despidió a Baekho.

Baekho no esperaba eso. Ni siquiera se lo había advertido a su nuevo socio. Si él lo hacía, Jong In podría despellejar vivo a Baekho. Sus lealtades estaban con su manada pero él tenía la urgencia de proteger a Jae Suk. Quizás era porque el tipo se había mantenido fiel a su palabra de no decirle nada a nadie, quizás porque lamentaba que fuera viudo. Quizás la ingenuidad y confianza de Ren se estaban carcomiendo el maldito cerebro de Baekho.

 

 

 

Encontró a su pareja lamiendo la cuchara que él había enterrado en el contenedor del helado. Baekho negó con la cabeza. Todas las parejas deberían de pesar doscientos kilos para este momento, pero afortunadamente tenían un metabolismo alto. Eso y el hecho de que estar enlazado con un lobo quemaba el exceso de grasa. Algo en su saliva era trasmitido a sus parejas.

Baekho se rió al pensar en cuánta gente en todo el globo amaría tener en sus manos la saliva de lobo como una nueva y mejorada dieta.

— ¿Hambriento, bebé? —Había olvidado que Ren no tuvo oportunidad de comer con toda la conmoción que había sucedido.

— Si, Baekho. —Ren lo miró, con nieve escurriendo por el mentón. Baekho la lamió, gruñendo ante el íntimo acto.

— No sexo. Comida. —Ren palmeó el pecho de Baekho.

— Comida, entonces sexo —Baekho corrigió. Pasó sus brazos bajo los brazos de su pareja y lo levantó en el aire, besándolo antes de sentarlo de nuevo

— Roger that. —Ren fue al congelador y le dio a Baekho una bolsa de tiritas de pollo— Por favor.

— Cualquier cosa por ti, Ren. —Baekho tomó la bolsa y encendió la estufa y comenzó a freírlas. Las tiras de pollo no eran el más saludable desayuno-comida, ahora, dado que la mañana se había ido, pero él le daría a Ren lo que pidiera. Además, él quería más de ese culo. Baekho se rió consigo mismo.

Demasiado malo, que nadie en la casa supiera cocinar. Kyung Soo había sido el chef, pero desde que Jong In había matado a su asistente por tratar de matar a Luhan, cada hombre se preparaba su propia comida. Quizás podrían encontrar a un humano confiable que les cocinara. Baekho descartó la idea de un humano no pareja en el estudio. El que Jae Suk supiera ya era suficiente riesgo.

Sacó las tiritas del aceite y las dejó sobre una servilleta. Su estómago gruñó, así que Baekho vació el resto de la bolsa en el aceite. Infiernos con eso. Una idea lo golpeó.

— ¿Puedes esperar para comer, Ren?

— ¿Por qué? —Ren se enderezó en la silla y vio fijamente a Baekho.

—Una palabra. Picnic.

— Una palabra. ¿Qué es eso? —Ren se inclinó hacia adelante con su cabeza inclinada de lado.

— Ya verás. Ve por nuestras chaquetas. —Baekho tomó dos refrescos, ensalada de papa y algo de fruta. Sacó la canasta de picnic del estante de arriba y comenzó a llenarla. Cuando las tiras de pollo estuvieron listas las dejó en un contenedor y tomó el mantel de cuadros de un cajón.

Tomó la mano de Ren y lo guió a través de la puerta de la cocina.

 

 

 

— ¿Ves lo que está ahí? —Baekho señaló un ciervo a la distancia. Ren asintió— Ciervo.

— Ciervo —Ren repitió. Baekho besó la sien de Ren.

— Si, Ciervo. —Él jaló la mano de Ren, ellos llegaron a un claro y extendieron el mantel en la tierra y bajaron la canasta— Mira, Ren —Baekho señaló de nuevo— Bebé ciervo. Eso se llama cervatillo.

— Cervatillo —Ren repitió una vez más.

— Muy bien. —Baekho desempacó la canasta sacando todo. Baekho se acostó de espaldas y estiró los brazos hacia Ren.

Ren se montó a horcajadas en las caderas de Baekho. Baekho tomó las uvas y alimentó a Ren con una a la vez.

— Uvas. —Baekho levantó una y esperó a que Ren abriera los labios.

— Uvas. —Ren abrió la boca y la aceptó— Uvas buenas.- Ren se lamió los labios y Baekho gimió.

Comida primero.

Baekho sacó una tira de pollo y alimentó a Ren.

— Tiras de pollo. —Ren resplandecía.

Baekho se rió. — Sabía que las conocías.

Una vez que había llenado el estómago de su pareja había otro lugar en la mente de Baekho que quería llenar. Pasó sus manos por el pecho de Ren, pellizcando sus pezones sobre la camisa.

— Baekho —Ren gimió y se apartó.

Baekho rápidamente jaló sus piernas y plantó sus pies, dándole a Ren algo en dónde apoyarse.

— Relájate, Ren. Deja que Baekho te amé. —Baekho desabrochó los jeans de Ren y sacó el erecto pene. Comenzó a masajearlo mientras su pene crecía presionándose contra la ropa en el trasero de Ren.

— Te quiero, Baekho —Ren gimió.

Baekho sonrió. — Muy bien. Recuerdas.

— Si, recuerdo. —Ren empujó su culo hacia el duro pene, señalándole a Baekho que su pareja quería sentirlo en su interior.

Baekho había comenzado a enseñarle a Ren mejor coreano, y era el turno de Ren de enséñale a Baekho el japonés básico.

— Watashi was anata o aishite —Baekho murmuró.

— Muy bien. Recuerdas. —Ren sonrió— También, te amo.

— ¿Fue correcto? —Baekho estaba asombrado de recordar lo que Ren le había enseñado esa mañana.

— Sí. Ahora, no hablar. Sexo.

Baekho soltó una carcajada y levantó a Ren de la cintura. r13; Desnúdate.

Ren y Baekho se desnudaron, entonces Baekho se acostó sobre su espalda. — Móntame. Ren.

— No entiendo. —Ren estaba de pie con sus manos cerradas frente a él. Temblando con la excitación y el frio del exterior.

— Ven aquí, te mostraré. —Baekho jaló a Ren de nuevo en su regazo y acomodó sus piernas.

— Oh, ya veo. —Ren se inclinó hacia adelante mientras Baekho lo estiraba. Estaba impactado de encontrar el lubricante en el bolsillo de su chaqueta. Ren debió meterlo ahí cuando fue por las chaquetas. Entonces su pareja era un adicto a hacer el amor como lo era Baekho. Estaba feliz de que Ren hubiera tomado la iniciativa. Su pareja no parecía tan asustado por el sexo ahora.

— Me alegra que lo veas. —Baekho gimió mientras empujaba un tercer dedo en la apretada entrada de Ren. Sacó sus dedos y palmeó la cadera de Ren— Levántate.

Ren levantó su trasero y Baekho tomó su pene y lo sostuvo en su lugar mientras Ren lentamente bajaba. — Tan…tan mucho.

— ¿Quieres decir lleno? —Baekho sostenía las caderas de Ren para ayudarlo a estabilizarse.

—Sí lleno. Igual a mi estómago, cuando demasiada comida entra. —Ren le sonrió a Baekho.

Baekho se rió. — Si, lleno estómago. —Comenzó a mover a Ren arriba y abajo de su eje, empujando sus caderas para encontrarlo cada vez que bajaba.

— Lo tengo. —Ren hundió sus uñas en el pecho de Baekho y plantó sus pies, moviéndose al ritmo que Baekho le mostraba.

— Joder. Lo tienes todo. —Baekho deslizó sus manos bajo los pequeños y redondos globos de su pareja mientras lo veía a los ojos. Ren se ruborizó con la intensa mirada de Baekho. Nunca había visto nada más impactantemente hermoso, entonces su pareja lo montó. El éxtasis en la cara de Ren lo llevó más rápido al borde.

Su mano retiró el hermoso y sedoso cabello de la cara de su pareja. Lo acomodó detrás de las orejas de Ren. Ren abrió los labios y Baekho tomó el pene de su pareja bombeándolo hasta que Ren gritó el nombre de Baekho.

Baekho asumiendo el control de la penetración, colocó sus manos en las caderas de su pareja subiéndolo y bajándolo hasta que Baekho gritó su nombre. Ren se encajaba en el pene de Baekho que pulsaba liberándose dentro del culo de Ren. Baekho había perdido el sentido con la fuerte sensación de proteger a su pequeño hombre.

— Frío. —Ren jadeó mientras caía sobre el pecho de Baekho.

Baekho envolvió sus brazos alrededor de su pareja, besó la cima de su cabeza, nunca lo dejaría ir. Renuentemente lo hizo. — Vístete.

Ren se bajó y tomó su ropa. Baekho vio la piel sin manchas cubrirse.

— Comida— Ren se dejó caer en la manta al lado de él. Tomó otra tira de pollo y empezó a morderla.

Sonrió ante las necesidades básicas que su pareja tenía. Ren no era complicado. No era difícil de entender. Él le mostraba a Baekho cada emoción y le decía exactamente lo que pensaba.

Una vez que se vistió, Baekho jaló a su pareja a sus brazos y lo abrazó más cerca. Él mataría a quien tratara de quitárselo.

 continuara...

Notas finales:

dejen rw nenes


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