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10. El Sueño de Leeteuk por dayanstyle

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Notas del capitulo:

oh oh el KangTeuk no se lleva bien????

a leer

Kang In jaló el volante, bloqueando efectivamente el carro frente a él. Ira que nunca había sentido antes se desgarraba en su interior ante la imagen frente a él. O su pareja estaba demasiado borracho para apartarse del otro hombre o el otro hombre lo estaba obligando. Cualquiera que fuera, eso no iba a suceder.

Aventó la puerta de la camioneta cerrándola, llamando la atención del jodido que tocaba a su pareja. Kang In lanzó la cabeza hacia atrás y un aullido se desgarró de sus entrañas cuando notó los colmillos. Un vampiro estaba tratando de tomar a su pareja. Fue directo hacia el bastardo no muerto y con sus garras extendidas desgarró profundamente el pecho del vampiro. — ¡Mío!

El vampiro siseó, tratando de clavar sus propias garras en Kang In. Medio cambiando, Kang In hundió sus colmillos en la garganta del vampiro, apretándola hasta que éste dejó de moverse, mientras luchaba contra la bilis que subía a la garganta de Kang In cuando saboreó la horrible sangre. Él soltó a su presa cuando Leeteuk gimió.

Kang In se limpió la boca, acercándose cuidadosamente a su pareja. Leeteuk estaba acostado sobre su espalda, sosteniendo su cabeza. ¿Lo habría mordido el vampiro? ¿Estaría Leeteuk herido? Kang In rodó a Leeteuk revisándolo por si tenía alguna lesión pero no encontró nada. Levantó a su pareja del suelo y lo llevó a su camioneta.

— Kang In. Quiero a Kang In —Leeteuk murmuró.

Kang In sintió su pecho oprimirse. Su pareja había sentido la atracción. El alivio lo inundó por primera vez en el día. Había temido lo peor, que Leeteuk lo rechazara y no sintiera nada por él. — Estoy aquí, estás a salvo.

Leeteuk comenzó a retorcerse. — ¡No!— gritó tratando de liberarse. Kang In tensó su agarre hasta que su pareja perdió la energía de pelear contra él.

— Nadie va a lastimarte. —Kang In llevó al inconsciente hombre dentro de la camioneta. Regresó para lanzar al vampiro en la caja de la camioneta, no quería dejar evidencias detrás. Ese había sido un día infernal. Cuando despertó esta mañana la única cosa que Kang In tenía en la mente era terminar el libro que había empezado. Nada lo había preparado para esto. Después de que el vampiro estuvo dentro de la caja de la camioneta y se abrochó su cinturón de seguridad, encendió el motor, salió del estacionamiento y entró a una concurrida calle de la ciudad.

Entrando entre el tráfico, Kang In deslizó su mano hacia la de Leeteuk, manteniendo el contacto. La necesidad de estar cerca de su pareja era fuerte. El inconsciente hombre gimió unas cuantas veces, moviéndose en el asiento. ¿Qué infiernos había sucedido esta noche? ¿Su hombre se iba a ir voluntariamente con el vampiro? ¿Incluso sabía en lo que se estaba metiendo? Kang In se estremeció al pensar en lo que pudo haberle sucedido a Leeteuk si él no le hubiera llamado.

En primer lugar, ¿por qué se había emborrachado tanto? ¿Estaría luchando contra la atracción? Kang In se sentía frustrado con la falta de respuestas a las preguntas que bombardeaban su mente. Cuando su pareja estuviera sobria, Kang In tenía un montón de preguntas que él tendría que contestar.

Llegando frente a la casa, Kang In estacionó la camioneta, suavemente sacó al inconsciente hombre y lo llevó hacia la puerta del frente.

— ¿Está todo bien, Kang In?

— No, hay un vampiro en la caja de mi camioneta, creo que estaba planeando que mi pareja fuera su cena. Encárgate de eso, por favor. —Kang In no esperó la respuesta del Comandante Park. Él llevó a Leeteuk a su habitación y lo acostó.

Kang In se quedó de pie junto a la cama mirando a Leeteuk, aprovechando su oportunidad de ver completamente al hermoso hombre que dormía. Era impactante. Kang In pasó su mano a través del corto cabello. El corte clásico en un policía. Era de una mezcla entre café oscuro y negro, aunque no podía asegurar de qué color era. Se moría por ver que esos ojos color ccafé lo miraran. No podía esperar.

Incluso pasó su dedo por una larga vena en el bíceps de Leeteuk. Su pareja tenía un muy bien definido cuerpo. Su mano recorrió el plano pecho y los fuertes abdominales, atreviéndose a verlo mientras lKangintaba la camiseta de Leeteuk centímetro a centímetro. Su boca se hizo agua ante el oscuro rastro de vello que se perdía bajo la pretina de sus jeans. Si no se detenía… Kang In se estremeció de nuevo, esta vez con placer.

Quitándole las botas a su pareja, Kang In lo cubrió con los cobertores, alejando efectivamente la tentación del cuerpo de su pareja. Kang In se acercó rozando los labios de Leeteuk con los suyos, con los ojos cerrados saboreó el dulce sabor. Kang In se apartaba cuando los brazos de Leeteuk en su cuello lo detuvieron, acercándolo más. Leeteuk profundizó el beso, empujando su lengua dentro de la boca de Kang In. Acunando la cara de su pareja se entregó por un momento, chupando el rosado apéndice. El sabor hizo que anhelara más que solo un beso. Jaló los brazos de Leeteuk de su cuello. Su pareja no estaba en condiciones esta noche. Subiendo a la cama detrás del hermoso hombre, Kang In jaló al policía a su pecho, acariciando su cabello mientras se quedaba dormido.

 

 

 

Leeteuk despertó con la madre de todos los dolores de cabeza. Incluso le pulsaban las sienes tan fuerte, que sus oídos estaban supersensibles. Se quedó acostado un momento preguntándose si seguía borracho. Había sido un infernal sueño el que había tenido anoche. ¿Qué hacían en su sueño vampiros y lobos? No recordaba haber visto recientemente alguna película con esas criaturas.

Con las palmas de sus manos en su cabeza, Leeteuk se giró. Se tensó cuando sintió un cálido cuerpo jalándolo más cerca, acurrucándose contra él. ¿Qué exactamente había hecho anoche? Leeteuk sintió la mezclilla en sus piernas y la camiseta sobre su pecho. Él seguía vestido, así que no debió de haber tenido sexo.

— ¿Te sientes mejor?

Leeteuk cerró los ojos fuertemente. Él conocía esa voz. Podría distinguirla fácilmente en un cuarto lleno de miles de hombres hablando al mismo tiempo.

Kang In.

¿Qué infiernos hacía en la cama de Kang In? ¿Qué exactamente había sucedido anoche? — Depende de por qué estoy en tu cama y no en la mía. —Leeteuk interiormente palideció, no había sido su intención oírse tan rudo.

Oyó un gruñido a su lado e inmediatamente se arrepintió sabiendo que había herido los sentimientos de Kang In.

— Estás en mi cama porque no tengo ni idea en dónde vives. Después de que te emborrachaste tanto que alguien trató de secuestrarte, luchabas contra él, sin éxito podría agregar, tuve que rescatarte. Esa es la respuesta.

Leeteuk buscó en su cerebro el cual estaba en blanco acerca de los acontecimientos de la noche anterior. ¿Realmente habían tratado de secuestrarlo? ¿Por qué? ¿Y cómo Kang In supo en dónde se encontraba? Rodándose hacia el otro lado, Leeteuk trató de sentarse, la náusea lo inundó y un bote de basura fue colocado bajo su mentón exactamente en el momento en que su estómago decidió regresar todo lo que había comido y bebido el día anterior. Vomitar era un tonto reflejo. Leeteuk siempre se sentía peor después de eso.

— No estás en condiciones de levantarte y mucho menos de salir. Acuéstate y descansa. Nadie va a molestarte. —Kang In tranquilamente se apartó una vez que él hubo terminado la donación de su contenido estomacal.

— ¿Qué si no quiero quedarme aquí? ¿Vas a forzarme? —¿Por qué él estaba siendo tan malditamente mezquino? Kang In había ido hasta la ciudad a ayudarlo, asegurándose de que estuviera a salvo, y ahora le hacía de enfermero, y todo lo que Leeteuk podía hacer era morderle el culo. ¿Qué estaba mal con él?

— No importa. No te molestaré hasta que estés sobrio. Duerme.

Leeteuk hizo un guiño de dolor cuando Kang In se levantó de la cama y salió golpeando la puerta tras él. El sonido retumbó a través de su súper sensible, por el alcohol, cerebro. Doblándose Leeteuk tomó el bote y vómito salió de su boca y nariz. Dejó el bote en el suelo y se acostó de nuevo. Quizá dormir unas cuantas horas no estaría nada mal. Gracias a Dios hoy era su día libre.

 

 

 

Kang In corrió a través del bosque. Su lobo se comía los kilómetros tratando de exorcizar los demonios que lo seguían. No podía entender por qué su pareja lo odiaba tanto. Claro que él había sido un imbécil en su primer encuentro, pero solo porque la necesidad de reclamarlo lo había golpeado fuerte. Se disculpó por su conducta. ¿Eso le daba el derecho a su pareja de soltar tanto veneno?

Que fuera a un bar a buscar la compañía de otro había sido un golpe a la cara, Kang In sabía sin duda que Leeteuk ignoraba el hecho de que el hombre era un vampiro, así que ¿por qué se iba voluntariamente con otro hombre…a hacer exactamente qué? El extraño factor de pensar que su pareja se acostara con otro lo tenía en el borde.

Kang In aullaba mientras corría. Nadie se había atrevido a tratarlo de esa manera. Ni siquiera su antigua manada. Ellos hablaban sobre su preferencia sexual, pero nadie era tan tonto como para desafiarlo. Él había dejado la manada por su propia voluntad cuando su amigo Minsoo le había hablado sobre la manada de Jong In. Una manada que era solo de lobos gay. Eso había sido hace doscientos años, cuando él era un cachorro de treinta y cuatro. Decir que era un amargo sabor aceptar lo que decía su pareja era decir poco.

¿Qué había sucedido en la vida de su pareja para que fuera como era? ¿Qué lo había vuelto tan cínico? Kang In sabía que si regresaba a la recámara y le exigía respuestas. Leeteuk solo se sostendría y se rehusaría a contestar cualquier pregunta que le hiciera. Las cosas de pareja no eran tan fáciles como los otros lo hacían ver. ¿No se suponía que Leeteuk debería seguir cada una de sus palabras? ¿Comportarse como debe comportarse una pareja? Pensándolo mejor, había pocas parejas que se comportaban como debían. Luhan, la pareja del Alfa, era el más grande infractor.

La pareja hacía que el Alfa agotara su suministro de aspirinas rápidamente. A Kang In no le sorprendería si Jong In empezaba a beber a causa de la conducta traviesa de su pareja. Si solo los lobos Timber pudieran emborracharse.

Aun así, Kang In preferiría manejar eso al rechazo que venía de Leeteuk. ¿Sería tan malo para su pareja? ¿La idea de estar con él era tan despreciable para el policía?

Kang In cambió a su forma humana y subió las escaleras para tomar una ducha. Rezó para que su pareja siguiera dormido, no quería ver el desprecio en su mirada. La única cosa que lo mantenía cuerdo era el hecho de que Leeteuk le había dicho anoche que lo quería mientras estaba borracho. Las defensas de su pareja se habían venido abajo, y sus reales pensamientos salieron por sus labios.

Se maldijo cuando entró a su cuarto. Leeteuk estaba acostado en la cama viéndolo directamente, con una expresión de desafío en su cara. Ignorando el dolor que sentía en su corazón, Kang In se dirigió directamente al cuarto de baño y se metió bajo el chorro del agua caliente.

Envolviendo una toalla alrededor de su cintura, Kang In salió del cuarto de baño lleno de vapor y fue directo a la cómoda, necesitaba vestirse antes de que la tentación fuera demasiada.

— Estoy listo para irme a casa.

Solo así. La ira de Kang In se disparó hasta el techo. Se giró riéndose cínicamente. — Qué terrible lastima. Tú te irás cuando yo esté listo para dejarte ir.

— ¿Y quién infiernos te nombró Rey? —Leeteuk levantó una ceja, su voz era calmada pero llena de sarcasmo.

Kang In vio cómo Leeteuk salía de la cama y se ponía de rodillas para buscar sus botas. Sintiendo que sus garras salían, Kang In se apresuró hacia su pareja. Leeteuk se puso de pie en el último momento, sus pechos chocaron y su pareja trastabilló hacia la cama. Con un gruñido humano, Leeteuk se levantó, empujando a Kang In fuera de su camino mientras se dirigía a la puerta.

— Ni lo pienses. —Kang In se lanzó, la ira recorría sus venas ante el intento de su pareja de irse, de distanciarse, sin preocuparse claramente por lo que sintiera Kang In. Con toda la conmoción en el cuarto, Kang In no notó que E.Den entraba.

Kang In aulló cuando golpeó el piso, la rabia lo consumía. El guerrero E.Den tomó a Leeteuk de la cintura, levantándolo y sacándolo del cuarto.

Kang In cambió, no le importaba quién estaba a su espalda, sólo quería que le regresaran a su pareja. Sus mandíbulas escurrían saliva mientras luchaba con quien fuera el indeseable huésped que lo detenía. Kang In gimió cuando unos caninos aplicaron presión en su garganta, estabilizándolo contra el suelo. Moviéndose sobre su espalda vio por primera vez al lobo que lo había sometido.

Jong In.

Su ira bajó y sus movimientos fueron restringidos. Kang In bajó la mirada en señal de sumisión lo que le carcomía las entrañas. No importaba lo mucho que quisiera apartar al Alfa de él, eso no iba a suceder. Jong In media uno ochenta y tres del hocico al rabo con un metro veintidós de altura en su forma de lobo, él era el lobo Timber más grande que hubiera nacido y pesaba ciento cuarenta kilos. Kang In no iba a ser liberado pronto, al menos no si seguía intentando luchar.

La presión se calmó y una lengua lamió su cuello y lo mordisqueó en el proceso. Kang In pasó sus manos humanas a través del pelaje mientras miraba a Jong I. Una vez que el lobo apartó los caninos, Kang In se levantó del suelo y tomó su ropa de la cómoda. No necesitó mirar alrededor para saber quién entraba al cuarto. Sabía que Luhan, la pareja de Jong In, le traía la ropa que él se pondría.

— Te lo advertí, Kang In. Si te vuelves a acercar a él antes del viernes, te pediré que dejes la manada. —La voz de Jong In era totalmente seria, tranquila y no abierta a discusión. Kang In sabía que no cedería si él violaba eso.

¿Qué iba a hacer acerca de su pareja durante los siguientes siete días?

— Él va a ser vigilado. Nadie lo lastimará. —Jong In se giró para irse.

— ¿Quién? —Kang In gruñó— ¿Quién va a estar con mi pareja?

Colocando sus manos detrás de su espalda, Jong In se aproximó a Kang In, dejando su cara a solo un par de centímetros de la de él — Eso no te concierne. Lo que te concierne es la falta de respeto que le mostraste a tu pareja. Si yo no te detengo tú… r13;Jong In cerró los ojos por un momento, y cuando los abrió el iris era carmesí— ¿Entiendes lo que acaba de suceder? ¿La fuerza que estuviste a punto de utilizar contra un humano? Piensa en eso, y te veo en mi oficina no antes de treinta minutos.

—Yo…

Jong In levantó la mano para detener la protesta de Kang Inn. Cerrando la boca, el lobo se mordió el interior para evitar discutir. ¿En serio Jong In creía que podría lastimar a Leeteuk? Claro, él estaba furioso como el infierno, pero lastimar a su pareja, eso equivaldría a morder su propio brazo.

 

 

 

—Gracias. —Leeteuk tomó la manija de la puerta de la camioneta de E.Den, el enorme hombre lo había llevado a recuperar su carro que había dejado atrás. Su cabeza pulsaba y su boca la sentía como si hubiera lamido el fondo de cincuenta botes de basura. Aparte de todo extrañaba tanto a Kang In que su pecho le dolía. Sin importar que hubiera dejado claro esta mañana que no quería a Leeteuk.

¿Realmente quería a Kang In? Una cosa era cierta y es que el hombre le daba un montón de señales mezcladas. Leeteuk pasó su mano sobre su cabeza. Las cosas se habían complicado mucho.

— Te seguiré para asegurarme que llegues de una pieza.

En este momento a Leeteuk realmente no le importaba. Él le dijo adiós a E.Den con un movimiento de la mano, cerró la puerta de la camioneta y se dirigió al asiento del conductor de su carro. Encendió el motor y soltó una larga respiración. Esa definitivamente había sido una extraña noche.

Llegó a su casa en una pieza y E.Den tocó la bocina mientras se alejaba. Leeteuk nunca había estado más agradecido en su vida de ver el interior de su departamento. Se quitó las botas, se quitó la ropa dejándola en una pila en el suelo y se metió entre los cobertores. La única cosa que quería era dormir todo el día. Jaló los cobertores hasta sus hombros y cerró los ojos.

Una hora después, Leeteuk se maldijo mientras se quitaba los cobertores de encima, no lograba dormir, en cuanto cerraba los ojos, su cerebro se plagaba con pensamientos acerca del hombre de cabello negro azabache y hermosos ojos ámbar. Él no quería una relación, él no quería involucrarse, entonces ¿por qué los dioses de la verde tierra no podían sacar a Kang In de su mente? Kang In era la ira personificada, violento y agresivo, y esas eran cosas que Leeteuk no podía, ni quería aceptar.

Leeteuk fue a su armario y tomó el último paquete de cigarrillos que le quedaba. Fue al gabinete y se sirvió dos dedos de whisky en un vaso y le agregó algunos hielos que sacó del congelador y se dirigió al balcón. Rodaba el cigarrillo entre los dedos viendo el humo subir con hipnóticos giros. ¿Dónde su vida había dado tan rudo giro? Patrick había iniciado su caída. Él sabía eso bien. Su ex había hecho que Leeteuk creyera en cosas como el amor, la felicidad y el hogar. No era el hecho de que Patrick le hubiera sido infiel; bueno, no principalmente; pero lo que hirió a Leeteuk hasta la medula fue la traición. Si Patrick hubiera llegado a él y le hubiera dicho que él no quería seguir más en la relación, Leeteuk podría haber manejado eso mejor. La decepción de eso lo había llevado al borde.

Su papá había hecho lo mismo con su mamá. Le era infiel a diestra y siniestra, y ella siempre lo perdonaba. Leeteuk vio cómo una mujer alguna vez fuerte, lo era cada vez menos, hasta llegar a ser sólo la concha de lo que fue, perdida en el interior de una botella hasta el día en que ella se suicidó.

Desde entonces él sabía que el control era lo único que evitaba que se volviera loco. Lo necesitaba, lo deseaba. Sin el control, él hubiera podido matar a su padre, hubiera hecho que su vida se derrumbara a su alrededor. En lugar de eso, terminó la escuela, fue a la universidad y se presionó hasta llegar a ser el mejor maldito detective que pudiera ser… hasta Patrick.

Ese hombre había traído de nuevo cada sentimiento que él había enterrado en su juventud.

Leeteuk odió el dolor de ver a su madre sufrir, y las mentiras que su padre le decía, hasta que ya no importó más. Su padre solo se encogía de hombros cuando lo confrontaba y su madre finalmente dejó de preguntar. Su hogar se había roto.

Tomándose el whisky, Leeteuk rellenó el vaso, encendió otro cigarrillo, y se perdió en el fondo del líquido ámbar. Ámbar, Kang In tenía ojos color ámbar. ¿Por qué ese hombre se había metido bajo su piel como ninguno otro que hubiera conocido? Todo lo que él quería era que lo dejaran en paz, proteger su corazón. Él había hecho un pobre trabajo con su último amante. No quería repetir el mismo error. No podía permitir que Kang In le causara más daño y matara la poca cordura que le quedaba.

Leeteuk apagó el cigarro y dejó el vaso. Trastabillando dejó el balcón y regresó a la cama, y cayó en el olvido del sueño. Un sueño tranquilo…sin padres, ni traiciones, ni ojos color ámbar.

 

 

 

Minsoo lo vigiaba del otro lado de la calle. Le molestaba la atormentada mirada del humano. El policía había encontrado tranquilidad con el demoníaco líquido, incluso Minsoo podía sentir el dolor irradiando de él desde el otro lado de la calle.

¿Qué infiernos había hecho su mejor amigo? Él sabía que Kang In siempre estaba al borde, pero presionar a su pareja de esa manera era inaceptable. ¿Qué hacía a un hombre actuar de esa manera? Tratar a la única persona que significaba tanto para él como un enemigo en lugar de como el tesoro que era. Minsoo lo sentía por Leeteuk, pero no era su trabajo ser el consejero de su amigo. De cualquier manera no es como que Kang In lo fuera a escuchar. Su trabajo era sentarse tranquilamente y asegurarse de que nadie lo dañara durante los siguientes siete días.

Minsoo apoyó la cabeza en el respaldo del asiento. Esta iba a ser una larga semana. Lo que él no haría por tener a su pareja a su lado. Nada haría que tratara a su pareja destinada como la basura de ayer.

Kang In necesitaba que le patearan el culo.

 

 

 

Leeteuk tomó su cabeza. Le estaba palpitando como un staccato. Necesitaba prepararse para ir a trabajar. Él tenía un horario de mierda hoy, y su dolor de cabeza no lo dejaba. Se tomó dos aspirinas, se bañó y trató de verse lo más presentable posible.

La botella vacía de whiskey lo llamaba rogándole que la notara. Con un sonido de malestar que salió de su garganta, Leeteuk la lanzó al bote de basura. No más. Esa mierda se estaba apoderando de su vida.

Tomó las llaves y salió a buscar algo de comer. Había un restaurante en el pequeño pueblo en el que vivía, era agradable y tranquilo. Desde que llegó hace seis meses, Leeteuk nunca se había tomado el tiempo de conocer a nadie. Ahora ser anónimo era perfecto. Eso le daba la oportunidad de atender su cruda sin molestias. Leeteuk se sentó en una mesa a comer su comida. Él esperaba que fuera un día aburrido después de los eventos que habían sucedido. El sol había salido, brillaba a través de la ventana del restaurante, haciendo que sudara profusamente. Le preguntó al mesero si le cambiaría la mesa a una lejos de los rayos del sol. Hacía calor en ese lugar. Leeteuk le dio un trago a su agua con hielos tratando de refrescarse. Quizás estaba enfermo.

Girándose en la mesa, Leeteuk levantó el brazo y lo puso sobre el espaldar. — Si vas a seguirme todo el día, al menos ven a sentarte conmigo. —Vio que el hombre con el cabello negro y rubio tomaba su plato y se sentaba frente a él, Leeteuk extendió su mano— Park Leeteuk.

Una gran mano estrechó la suya. — Bang Minsoo.

— Entonces, ¿por qué me sigues? —Leeteuk tomó su pan y le dio una mordida mientras esperaba por una respuesta.

 

 

 

 

 continuara...

 

Notas finales:

nos leemos dejen rw nenesss


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