Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El Comienzo por Meimei5595

[Reviews - 6]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Narra la historia de una chica ordinaria que arriesgo todo para encontrar la verdad y terminó reencontrando a su amor.  

 

 

 

Notas del capitulo:

Proyección astral, desdoblamiento astral, experiencias extracorporales, viaje astral, todo es lo mismo, te separas de tu cuerpo físico y vas de paseo como si fuera real.

 

Probablemente cada persona que ha logrado esta hazaña tenga su propia perspección del asunto, cuando lo hice por primera vez, no sabía nada de eso, hasta que cumplí 16 y conocí a personas que me hablaron de ello y me incitaron a investigar sobre ello. No es una ciencia ni un arte, creo que cada quien llega a hacer eso por sus propios modos.  

Estado de México

 

Febrero 1995, frío es la primera sensación que le da la bienvenida a mi vida, el frío es el que te recibe al nacer y el que te despide al morir. A pesar de que hay luz, no puedo distinguir nada, hay sombras inquietas, pero es como si tuviera una venda sobre mis ojos, los sonidos son ruidos incomprensibles, el aire estalla dentro de mí, todo es abrumador y doloroso. Así se siente nacer.

 

El tiempo pasaba y solo podía ser una espectadora. Es de noche, mamá, papá y mi hermana mayor están dormidos, siento como el frío se hace más ligero, abro mis ojos y me sorprendo al ver mi infante cuerpo durmiente, todo ahora se ve tan claro, siento los latidos de los que duermen, el silencio se concentra en la habitación y se vuelve pesado e irónicamente ensordecedor, no escucho ni la más ligera respiración, solo percibo las vibraciones provenientes de mi cuerpo. Ya no siento el frío, pero el dolor y la tristeza se hizo más latente, ver ese cuerpo tan frágil, tan inocente, hizo que naciera en mí la nostalgia; podía ver todas las cosas claramente y aunque el silencio reinaba sobre la noche, pude escuchar pasos acercándose hacia mí, pero nadie aparecía. Me quedé sentada junto a mi infante cuerpo durmiente, velando por el descanso, esperando a la persona que viniera por mí, mientras la noche se hacía eterna en ese sueño en el que no sabía cuándo despertaría. Todo el tiempo, cuando caía la noche, era el mismo sueño, pero a veces una descarga eléctrica me transportaba a lugares desconocidos, con nuevos días, personas que no reconocía, otros tiempos, “son solo sueños”, me decía a mí misma, sueños en los que puedo sentir todo, sueños en los que debo cumplir el propósito y encontrar el camino de vuelta a casa. Es extraño despertar y sentir que llevas viviendo una semana en otro sitio, sentir que todo vuelve a ser nuevo. Soy consciente de que mi cuerpo hace lo que se debe, pero actúa sin mí, siento lo que él siente y él no puede sentirme.

 

5 años después… Noviembre, 2000

 

 Las pesadillas eran cada vez más reales, más insistentes, confundía a las personas muertas con las vivas así que me limitaba a hablar solo con la familia, lo único que me hace feliz es complacer a los demás para que sean felices. Una persona conforme no es un problema.

 

Desperté escuchando los gritos de mi madre, y corrí hacia donde provenían. Cuando entré a la habitación estaba ella desnuda en la cama, había un hombre de pie quitándose la playera. Yo lo miré con desprecio.  

 

-Jajaja, ¿Qué piensas hacer? Eres solo una niña inútil- Dijo un hombre adulto con fachas de albañil

 

-Aléjate de ella! - Grité y me lancé contra él, pero me dio una bofetada tan fuerte que caí al piso adolorida. Mientras se reía y escupía sobre mi cuerpo.

 

-Deja de molestarnos, basura- Se subió a la cama a horcadas y comenzó a manosear a mi mamá. Me levanté como pude y lo jalé del pantalón hacia atrás

 

-Déjalo en paz, hija. Vete a jugar afuera – Dijo mi madre, tendiéndole la mano al señor. Me empujó de nuevo al piso y continuó con su cometido. Yo me fui a la cocina sin entender nada, tomé un cuchillo y regresé a la habitación.

 

-Que bien que regresas, justo iba por ti- Me tomó del brazo con fuerza y me lanzó a la cama, sujetándome de las muñecas a los lados de mi cara.

 

-Suelta esto, ¿Qué te crees? – Mi madre me reprochó y me quitó el cuchillo – No te resistas, hija. - Él se echó a reír y comenzó a arrancar mi ropa. 

 

 - ¡Ya basta, por favor!!!- Grité entre sollozos. Cerré los ojos y de repente sentí tanto calor que me ardió todo el cuerpo incluso al abrir los ojos veía todo borroso por las lágrimas, había fuego a mi alrededor. Entonces mientras la muerte se acercaba, él apareció.

 

-Tranquila, yo te cuidaré- Dijo sonriéndome, disipando el fuego a mi alrededor, no había rastros de dolor, decepción, ira u odio.

 

- ¿Quién eres tú? – Le pregunté, él era un hombre muy alto, seguramente de 2 metros de altura, de unos 40 años, vestía un traje negro, tenía el cabello pelirrojo largo que llegaba hasta su cuello, sus cejas e incuso sus pestañas eran rojizas, tenía una expresión relajada pero su sonrisa denotaba emoción.

 

-Soy lo que necesites que sea, un salvador, un amigo, un guía, un maestro, incluso un padre, si es lo que quieres – Dijo con su voz clara, grave pero suave mientras se inclinaba frente a mí.

 

- No comprendo, ¿Por qué? –

 

- Vine por ti, te he estado observando desde hace mucho tiempo y cuando vi que estabas en peligro, tuve que actuar – Dijo mostrando notablemente su molestia en su frente. – Quiero ayudarte porque se lo que se siente estar en soledad, ser abandonado, traicionado, olvidado, rechazado, sin poder contar con nadie. –

 

- ¿Por qué yo? –

 

- Porque eres diferente, porque puedes verme, pude encontrarte. Puedes confiar en mí, yo cuidaré de ti, te ayudaré a conseguir lo que deseas – Se levantó y me tendió la mano, lo miré a los ojos y supe sin lugar a duda que podía confiar en él. Tome su mano y él me sonrió – Ahora dime, ¿Qué es lo que quieres? -

 

-No quiero tener pesadillas, no quiero que vuelvan a lastimarme, no quiero ver como lastiman a alguien inocente, no quiero ser débil. -

 

 -Eso es lo que no quieres, pero dime, ¿Qué es lo que quieres? -

 

-Quiero ser valiente para hacerle frente a mis miedos, quiero ser fuerte para proteger a los demás y poder aguantar todo sin temor a que me hieran, quiero castigar a todas esas personas que lastiman a los indefensos, a los inocentes, quiero poder proteger a mi familia de cualquiera que intente hacerles daño-

 

-Entonces, yo te ayudaré. -

 

- ¿Y cómo lo harás? –

 

-Voy a entrenarte para que consigas lo que deseas –

 

Caminé junto a el sobre el único camino de cenizas que había en la oscuridad, no se distinguía nada a los alrededores hasta que una puerta inmensa de color rojo se hizo presente frente a nosotros. Yo lo miré mientras el levantaba su mano y la puerta se abría sola, seguimos nuestro andar, dentro de ella el camino de cenizas continuaba, pero alrededor había escombros y devastación. No había ni un árbol, construcción o persona que estuviera en pie, completa o viva. El único sitio que carecía de lo anterior, era un inmenso castillo, con torres puntiagudas, paredes negras rodeado de un mar de lava. En la entrada había seres con características de reptiles, esqueletos y exagerados rasgos como manos gigantes, dientes afilados, cabello largo que se movía como serpientes. Pasamos a través de ellos, verlos me causaba mucha angustia en mi interior, pero por alguna razón, mientras tomaba su mano, el miedo no tomaba control sobre mí. En el interior del castillo había seres con forma de humanos, pero algo me decía que no lo eran, unos eran demasiado pálidos, como si viera muertos, otros tenían cola y cuernos, garras, prominentes dentaduras y los ojos rojos. 

 

- ¿Estas bien? – Dijo, mientras yo me percataba de las miradas de todos.

 

- Sí, estoy bien. –

 

- Ella viene conmigo, es mi invitada especial así que les pido que le den una cordial bienvenida, la traten bien y sobre todo… no se atrevan a tocarla- Esto último lo dijo con tono amenazante mientras miraba a todos. La multitud se disipó y el me guío hasta un patio inmenso.

 

-Este será tu lugar de entrenamiento, eventualmente iremos a otros, pero por ahora iniciaremos aquí. Comenzando con identificar tus miedos, tus debilidades y conocer tu fuerza para hacerla crecer. Hablemos de tu familia ¿Qué pasaría si tu familia quiere que les hagan daño? Como tu mamá- Dijo entre cerrando los ojos

 

- Ella no era mi mamá- Grité con furia

 

- Tranquila, tranquila, entiendo. Pero, ¿cómo estas tan segura que ella no lo era o que nunca te hará algo así? Nunca se termina de conocer completamente a alguien, las circunstancias nos presentan algo nuevo cada vez. –

 

- Mi mamá no es así – Dije sin más

 

-Está bien que conozcas a quienes te rodean, eso marcará la diferencia en los sueños de la realidad, el tiempo, el espacio y los detalles.  Pero siempre debes considerar todas las posibilidades. –

 

- De acuerdo- Dije mirando al piso, el pasto era gris y café, como si estuviera podrido y cubierto por más ceniza. Me di cuenta que mi ropa destrozada ahora era un short negro y una playera sin mangas negra, no tenía zapatos y mi pelo estaba sujetado con una cola. Lo miré sorprendida.

 

- Debes estar atenta en todo momento – Dijo sonriente y preparando una postura de lucha- Ahora sí, intenta derribarme. No te contengas, confía en mí. – Corrí y traté de derribarlo con mi cabeza, pero él me tomo de la cintura con un brazo como si cargara un costal de ropa sucia. Soltó una risita

 

-  arg!! No te rías, no se pelear, no soy alta, ni fuerte, no tengo ninguna habilidad, no puedo ni siquiera hablar con alguien y mirarlo a los ojos. - Dije al comienzo molesta pero después con desanimo.

 

- Esta bien, yo te ayudaré con todo esto – Me regreso al suelo- Sígueme- Dijo mientras se dirigía dentro del castillo y mando a llamar a muchas personas. Las cuales aparecieron al poco rato. – Quiero que todos ustedes me ayuden a entrenar en todo ámbito que ella quiera a mi invitada. –

 

- ¿Me dejarás? – Le pregunte con cierto temor

 

- Claro que no, pero si ellos pueden contribuir con algo también te ayudaran – me guiño el ojo y yo miré a los 4 señores que me miraban con duda.   

 

- Muchas gracias – Dije haciéndoles una ligera reverencia y sonriéndoles – No lo defraudaré – Dije volteándome hacia él que me salvo.

 

Así pase algunos días en el castillo, cada hombre se encargó de ayudarme en varios temas de profundización, pero mi salvador siempre estaba participando significativamente todo. Dos de esos hombres se encargaron de entrenarme “físicamente”, sabía que no era mi cuerpo real pero ahí todo se sentía como si lo fuera, me hacían correr por todo tipo de suelo, escalar cumbres inclinadas, saltos, lagartijas, cargar cosas cada vez más pesadas hasta lo que aguantara, descubrí que el cansancio no me afectaba, no necesitaba de aire, poco a poco entendí que lo que al principio dije no poder hacer, en realidad podía hacerlo. Después de todo, en los sueños puedes hacer lo que tú quieras, claro que se supone que en los sueños no sientes dolor y cada vez que me caía, golpeaba o lastimaba, el dolor era real. En ese lugar no había forma de cuantificar el tiempo, no había camas. Uno de los hombres, el más musculoso de todos, con pelo café oscuro, sucio y largo con vistas de bestia me habló sobre las posturas de pelea y como pelear. De repente, el otro hombre que hace un rato platicaba con mi salvador, comenzó a acercarse mientras que el que estaba a mi lado retrocedía.

 

- Parece que tus padres no te quieren, niña. Ni siquiera te extrañan o se preocupan por ti-  Dijo haciéndome enojar, él poseía una complexión más delgada, pero con aires de militar.

 

- Cállate, tú no sabes nada sobre mis padres. Ni siquiera sabes quienes son-

 

- Se lo suficiente, ¿Acaso nunca te dijeron que nunca te fueras con un desconocido? ¿Qué clase de padres permite que si hija termine en un lugar como este? Será mejor que ni siquiera regreses. –

 

- Estoy aquí por decisión propia, para hacerme fuerte y derrotar a seres como tú. No estoy aquí para que un desconocido me diga que no regrese con mis padres- Dije con desafío

 

- Parece que tampoco te han enseñado modales, bien, yo me encargaré de corregir eso – Dijo al momento de empujarme al piso - ¿Qué? ¿Acaso no tienes pies? ¡Levántate!!-

 

Me levanté y comencé a golpearlo como me había comentado hace poco el otro hombre, sin embargo, parecía que el predecía mis movimientos porque bloqueaba todos mis golpes y me daba otros, perdí la cuenta de las veces que me tiró al suelo, pero me levanté en todas ellas.  Cansada de solo recibir golpes, me eche a correr.

 

- ¿Qué pasa? ¿Eres demasiado viejo para seguirme? -  Dije retándolo

 

- No estoy aquí para jugar con una niñita, pero te daré una lección por faltarme al respeto- Dijo tratando de alcanzarme, él era muy rápido sabía que me alcanzaría de inmediato así que antes de que me alcanzara dí una voltereta e impulse toda mi fuerza en mi puño al momento de voltearme hacia él, solo estiré mi brazo y él se impactó directo en mi puño cayendo al suelo. De inmediato se escuchó como alguien aplaudía, era mi salvador que me sonreía con aprobación.

 

Le devolví la sonrisa, cuando de repente una sensación de escalofrió recorrió mi cuerpo y caí al suelo, él se acercó preocupado.

 

- ¿Qué sucede? –

 

- Creo que… estoy a punto de despertar. Tengo que irme – Dije asustada y salí corriendo. Él me alcanzó una especie de caballo jurásico y me llevó rápidamente a mi cuerpo.

 

- Volveré por ti cada noche, hasta que estés lista. - Dijo en un susurro tan claro que desperté como si realmente estuviera junto a mí. Ni siquiera le pregunté su nombre, no quiero que sea solo un desconocido, él fue quien me salvó.

 

Ese día comencé a sentir ira contra cada hombre que no fuera de mi familia y que tuviera contacto de cualquier tipo con mi mamá. Sentí como si hubiera pasado una semana lejos de casa, pero solo fue una noche, ahora tendré que seguir la corriente, como siempre, me dije.

 

Al llegar la noche, estaba en la misma pesadilla sobre mi madre, ahora dispuesta a entrar, pero aún tenía miedo de lo que fuera a encontrar, me paralicé en la puerta de la entrada cuando él llegó, no podía formular ninguna acción en mi rostro ni expulsar alguna palabra, me llevó de nuevo a su castillo en silencio.

 

- Sé que enfrentarás muchas cosas difíciles, trágicas, terribles y dolorosas, pero recuerda esto: Yo me aseguraré de devolverte tu verdadera sonrisa – Dijo serio mientras acariciaba mi rostro. – Vamos – Sonreí al verlo tan decidido.

 

-Espera – él detuvo su andar y me miro - ¿Cómo te llamas? – Sonrió de lado

 

- Mi nombre no es importante – Dijo volteándose a seguir su andar

 

- Pero entonces, ¿Cómo te diré? –

 

- Llámame como te sientas más cómoda –  Lo alcancé

 

-Salvador- Me miró- Porque usted me salvo y aún sigue cuidándome

 

-Entonces, ¿puedo decirte “Mi niña”? - Dijo sonriendo

 

- Claro, si eso lo hace feliz- Me gustaba verlo sonreír, y no me molestaba en absoluto ese sobrenombre.

 

Mi entrenamiento continuó, cada vez se hacía más extremo. Mi salvador me llevaba a nuevos lugares de entrenamiento, me hablaba sobre la lección del día y después llegaba algún encargado para enseñarme, me ponían a prueba y al final él regresaba para felicitarme, aconsejarme, compartir su sabiduría y/o animarme. Le daba tanto sentido a todo lo que aprendía que mi objetivo se volvió ser digna de los conocimientos que adquiría.  

 

Definitivamente enfrentarme a mis miedos fue lo más difícil, me conectaron a una máquina donde fui espectadora de una película de terror protagonizada por mis seres queridos y yo en todo tipo de situaciones extremas, sentía pellizcos en todo mi cuerpo cada vez que algo terrible nos ocurría. Según la evaluación, le temía a la impotencia, a ser invisible, al dolor ajeno, a la muerte y a perder, sentí que no me conocía tanto como creía.

 

-Sabes cuál es el origen de todos tus miedos? – Me preguntó mi salvador

 

-No estoy segura, siempre me he sentido igual ante esas situaciones. –

 

- Y sabes cómo vencerlos? – Negué con la cabeza – Entonces, yo te enseñaré – caminamos juntos hasta un barranco – La mejor manera en la que puedes vencer a tus temores es convertirte en ellos y superarlos – yo lo miré con atención- Si le temes a la derrota, acepta que estas derrotada y ya habrás ganado. La victoria es para los que conocen la derrota y la hacen florecer. Acepta el más grande dolor, siéntelo en tu piel y ninguna arma te hará sangrar, muere antes de que la muerte te tome, mírate como nadie te ve, toca fondo, moldea la oscuridad, conquista tus miedos, demuéstrales que tú eres mejor que ellos. Un monstruo no le teme a nada. – Dijo invitándome a saltar hacia el abismo.

 

- ¿quieres que salte? – Ni siquiera se lograba ver el fondo

 

-Quiero que confíes en lo que te digo, pero, sobre todo, que confíes en ti – Me sonrió y sin pensarlo me lancé… caí por largo rato que pensé que tal vez ya había tocado fondo y estaba muerta – No te dejes engañar, lo peor ocurre cuando te confías. – Una luz me transportó a varios lugares, esta vez no era espectadora. – Ve por ellos!! – Gritó

 

Corrí hacía las personas, las desgarré y descuarticé con mis manos o lo que tuviera a mi alcance. Pasé por diferentes situaciones, incluso soñé con los monstruos que me aterrorizaban en mi mundo, como la mancha voraz, la mosca, Chucky, Freddy Kruger y Alien, acabé con todos, era cierto, me había convertido en un monstruo, ya no sentía miedo, me sentía invencible. De repente, regresé al sueño del que fui salvada, esta vez no solo estaba lista, sabía lo que tenía que hacer. Caminé con decisión dentro de la casa y descuarticé al hombre que estaba ahí, mi madre gritaba y rogaba que me detuviera, pero la ignoré completamente, al terminar con su vida, salí de la casa e hice explotar la casa, esta vez yo controlaba el fuego, esta vez sentía que estaba en casa. Cuando las llamas cesaron, mi salvador apareció.

 

-Esta fue tu prueba final, creo que ya estas lista. – Dijo sonriente

 

- Gracias, por haberme ayudado – Lo abracé – No lo olvidaré jamás – él me regresó el abrazo.

 

-  Yo tampoco te olvidaré, mi niña – De tanta alegría que sentí al abrazarlo, no me dí cuenta que empecé una despedida inevitable. No había forma de volver atrás y no podía decirle que no quería despedirme, aunque ya no lo necesitara.

 

- Vas a seguir protegiendo a los inocentes? - Le pregunté para evadir mi tristeza

 

- Claro, tenlo por seguro – Rompí nuestro abrazo

 

- Bien – Me di la vuelta – Entonces, volveré a casa. – Corrí hasta sentir el frío del piso indicándome que me había caído de la cama. – Uff! Nada como caer a la realidad. –

 

El día transcurrió con normalidad, y aunque seguí la corriente igual que siempre por dentro sentí que todo era diferente. Al llegar la noche, esperé como de costumbre a que viniera por mí, pero al poco rato comprendí que ya no necesitaba que viniera a recogerme, ya estaba lista y aunque deseaba tanto volver, no quería ir en busca de ese lugar. Algún día nos volveremos a ver, por alguna razón, estaba segura de ello.

 

Mi nuevo problema ahora no era en el mundo de los sueños sino en el mundo real, aún seguía siendo acosada por personas desconocidas que querían que los ayudara a terminar sus asuntos pendientes, querían llevarme lejos, sabía que algunas no eran humanos porque nadie se percataba de su presencia. Traté de ignorarlos, de esconderme, y a veces funcionaba, a veces tenía que tomar a alguien de la mano para dejar de verlos, no sé por qué, pero funcionaba.

 

En Diciembre del siguiente año estaba contando historias junto a mis primos cuando escuchamos que alguien subió las escaleras y nos llamó a cenar, creímos que era mi tío, pero al salir mi tío nos llamó desde el pie de las escaleras, ni siquiera se escuchó ruido de que bajara porque no paso ni medio minuto cuando salimos. Sentimos como alguien nos observaba desde un cuarto oscuro a nuestras espaldas, y nos encontramos con una silueta de pie en la puerta, todos corrieron espantados, pero yo me paralicé, no lo reconocía y cuando se acercó pude salir del trance y hacerme humo, prácticamente volé las escaleras, todo fue muy rápido. Incluso aunque sabía que no era mi salvador, no puedo dejar de pensar ¿quién será ese extraño que apareció? ¿Habrá sido uno de tantos?

 

En mi infancia aprendí muchísimas cosas, me enfrenté a fantasmas, duendes y delincuentes, tenía una imaginación estupenda así que podía ver todo de manera diferente. Y para protegerme y proteger a los demás, leí un poco sobre la magia, hice hechizos de combate y escudos de protección. No estaba segura de la eficacia de esto, pero al menos deje de ver a los que nadie puede ver, y aquellas energías que vagaban por mi casa, desaparecieron. Sea lo que sea, funcionó.  


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).