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Feromonas... ¡y muerdago! por Ghost princess Perona

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Notas del fanfic:

Naruto no es mío

Notas del capitulo:

Merry Christmas

 

“¡Feliz Navidad, nii-san!” apludió Izuna, alegre por volver a pasar las fiestas con su hermano. Madara sonrió, desde que había llegado al más allá no se había sentido más que dichoso, pasando tiempo con su hermanito favorito. A veces iba con su familia, conversaba con su madre, peleaba un poco con su padre, jugaba con sus hermanos… lo mejor. “Qué bueno que podamos festejar en más de una manera.”

“No sé, no soy muy entusiasta de la Navidad”

“Claro que no… ¿verdad, señor 21 de diciembre?”

“Sí, mi cumpleaños siempre lo celebran algunos días más tarde junto con la navidad” negó con la cabeza. “Genial para el ahorro”

“Vamos, no te pongas así, mister Grinch. Celebramos tu cumpleaños hace días para que no tuvieras la misma rabieta de todos los años” el menor se acercó un poco. “Y acéptalo, fue el mejor cumpleaños de tu vida… o de tu otra vida. Mamá incluso hizo tu pastel favorito y…”

“Claro, por una vez mi día era mi día, lo mejor” se levantó de la mesa. “Voy a pasear un rato, avísame cuanod tengamos que ir a casa de nuestros padres.”

“Nii-san, ¿pasa algo?”

“Bueno… nada. Voy a salir un rato” no quería admitir que aunque la fiesta que le había hecho su familia esa vez fue muy especial, pero el mejor cumpleaños de su vida había sido el que siguió inmeditamente a la creacion de Konoha. Esa vez Hashirama le hizo el 21 una fiesta sólo para él a la que obligó a ir a todos en la recien formada aldea. Fue de lo más especial, sobre todo por el regalo…

“¡Hey, Mada!” y hablando del rey de Roma… o de Konoha. Se volteó y vio a la última persona a la que quería ver en ese mundo llendo a toda velocidad hacia él.

“¡Hashirama! ¡Aléjate de mí!”

“Oh, vamos, no estás aún enojado conmigo por el asunto de las feromonas, ¿verdad?” el Senju se rascó la cabeza un poco incómodo y se estremeció cuando recordó el castigo que Izuna le había propinado después de enterarse. Tobirama de verdad se había tomado su tiempo para recoger todos los pedazos de él y recomponerlo.

“Siempre voy a estar enojado contigo, bastardo” se le puso la cara roja. “Abusaste de mí por un buen tiempo…”

“Actúas como si hubiera sido más de un incidente”

“Fue más de uno y tú lo sabes” lo miró ceñudo. El moreno volvió a revolverse. Tenía que admitir que fue más de una vez. Sobre todo cuando…

“Entonces… ¿ahora estás molesto por el asunto del muérdago? Porque la verdad lo disfrutaste y te veías fantástico en ese…”

“¡No me lo digas!”

“¿Por qué no escuchas toda la historia antes de tomar una decisión?” preguntó. Madara estaba a punto de lanzarle una gran bola de fuego cuando notó algo a su espalda y asintió. El Senju, esperanzado, abrió la boca rápidamente, pero no supo por donde comenzar.

“Estoy esperaaaaaaaaando”

“Pues…”

-Flashback-

“Maldito Tobirama, mira que destruir todas mis existencias de colonia” se quejaba Hashirama mientras sanaba su piel, la que en muchas partes le habían quitado con una esponja metálica. Terminó de curar el daño hecho por su hermano y entonces algo rodó desde debajo de su cama. lo cogió y en seguida sus ojos se iluminaron. “¡Se dejó uno! ¡Debe ser mmi día de suerte!”

“¿Hashirama? ¿Pasa algo?” el albino escuchó los gritos de su hermano, aunque no entendió sus palabras, y tocó su puerta.

“Nada, hermanito, nada” le aseguró, escondiendo el embase. Cuando el metiche se hubo ido, agitó la lata y se dio con la sorpresa de que apenas y quedaba algo dentro. Además de que se la rociaba, su otouto pillaría el olorcillo y lo castigaría aún peor… demonios, ya parecía que el menor era su padre.

“¡Hashirama!”

“¡¿Qué?!” saltó completamente alterado.

“¡Espero que recuerdes que tenemos la fiesta de navidad con los demás del pueblo! ¡No me importa que hayas hecho esa ridícula fiesta hace días para el psicópata, tendrás que ir!” se escucharon pasos alejándose.  El Shodaime entonces sonrió, la fiesta de navidad era la mejor oportunidad de hacer algo con Madara. Rápidamente hizo con su jutsu un poco de muérdago, se arrancó un pedazo de piel (estaba un poco insensibilizado gracias a su hermano), lo roció con lo que quedaba de la colonia y ocultó en un lazo el pedazo.

“Con esto Madara caerá rendido otra vez”  se levantó y fue a buscar algo entre sus cosas. Sí, sin duda este le quedaría magnífico a su Uchiha… como regalo de Navidad.

El día de la fiesta llegó rápido y, como líder del clan Uchiha, Madara asistió. Era cierto que no le gustaba mucho la Navidad, al grado de ser comparado con el Grinch o con Scrooge, pero tenía una muy buena razón para detestarla. Siempre pasaban por alto su cumpleaños por esa odiosa fiesta… bueno, al menos este año no estaba tan enojado con la fiesta, más bien con una persona en…

“¡Madara! ¡Qué bueno que hayas venido!” se le lanzó encima la última persona que quería ver en el mundo, el imbécil que había abusado de él hace poco. Trató de quitarselo de encima, pero el baboso estaba pegado a él como una lapa.

“¡Quítate!” lo pisó y trató de zafarse, abochornado.

“Sólo si te paras debajo de mi muérdago especial conmigo”

“Pararme debajo de…” su cara se puso de color granate.

“Está escondido, lo prometo” el moreno le susurró al oído. “No dejaría que nadie te viera debajo de un muerdago conmigo, sobre todo si…”

“Maldito imbécil… vamos de una vez” el Uchiha, rojo de vergüenza, caminó hacia donde lo llevaba su amigo. Llegó al sitio y de repente un olor muy conocido lo asaltó. Maldijo antes de practicamente perder el sentido por la lujuria que lo embargaba. “Hashi…”

“Feliz Navidad, amor” lo besó en los labios, siendo correspondido. En seguida lo tomó de la cadera, descolgando el muérdago y arrastrándolo adentro de su casa. Ahí puso un paquete de ropa en sus manos, que el pelinegro accedió casi en seguida a ponerse. Hashirama se sacó la ropa a toda velocidad, quedando en ropa interior. Quería empezar con esto lo más pronto posible, antes de que su hermano tuviera ocasión o estómago para intervenir.

“Hashi” Madara salió del baño usando un traje de papá Noel que hizo al otro salivar. En lugar de pantalones, usaba una falda acampanada muy corta y sensual, un cinturón negro y un corsé rojo muy ceñido al cuerpo. “¿Estoy sexy?”

“Mucho…” prácticamente se le tiró encima, alzándolo al mismo tiempo que besaba su cuello, dejando marcas rojas. Lo depositó en la cama, todavía atacando su blanca piel mientras que sus manos rebuscaban debajo de la falda, descubriendo que su amigo había decidido usar el disfraz completo, incluso las bragas rojas. “Te amo”

“Hummmm…” Madara gimió, sintiendo una mordida en su garganta, dejando una marca. Comenzó a bajar ligeramente por su cuerpo, dejando poco a poco el cuello para dirigirse al pecho… pero se encontró con el corsé. Lo miró indeciso, no quería quitárselo, se veía completamente sexy con él… “¿Por qué te detienes?”

“Ahora continúo” dijo con un rapto de inspiración. Bajó más por el cuerpo de su amante, hasta encontrarse entre sus piernas. Comenzó a lamer y morder la parte interior de sus piernas cerca a la ingle, causando que por la espalda del pelinegro corrieran descargas de placer. Gimió de placer altamente, moviendo las caderas. Dejó marcas rojas en la piel blanca que tanto le encantaba. Le dio una lamida más. “¿Te gusta, Madara?”

“Siiiiii…”

“¿Mucho?”

“Muchoooo… ahhhhhhh” su espalda se arqueó cuando el moreno comenzó a dar lamidas sobre la tela de las bragas. “Hashi… ahhhh… se siente tan….”

“¿Tan qué?” otra lamida y otro gemido. “Responde”

“Biiiieeeennnn”

“¿Tan bien?” siguió complaciéndolo, dándole lametones en esa parte tan sensible mientras que con sus manos acariciaba las nalgas de su amante. Se le ocurrió algo: colar su lengua dentro de las bragas rojas, haciéndolo gritar. “¿Eso está mejor?”

“Siiiiiii…”

“Hummm, qué bueno, porque… estoy por hacerlo mejor” agarró la tela con sus dientes, bajándola con cuidado. La deslizó por las piernas lentamente, acariciando cada centímetro de piel con sus mejillas y su barbilla. Llegó hasta sus pies, encontrando los tacones que había separado con el conjunto y sonrió. Genial. Pasó las bragas por los zapatos, soltando la prenda interior cuando estuvo fuera.

“Ha… Hashi…”

“Tranquilo, te va a gustar” volvió a meter su cabeza debajo de la falda y comenzó a lamer su erección, haciéndolo gemir altamente. Entonces el moreno se metió la punta de su miembro en la boca, succionando y rozando la piel con sus dientes.

“¡HasHIRAMA!” gritó cuando el otro se metió aún más en la boca el miembro. El hokage sonrió y siguió con lo que hacía hasta que tuvo todo dentro. “Ahhhh… ahhhh… más… ¡sí! ¡Más!” gritó, totalmente inmerso en el placer desbordante. “¡AHHHHH!”

“Hummmmm…”

“¡AHHHHH!” Madara se estremeció, sintiendo el orgasmo a flor de piel. Gimió altamente el nombre del otro, expulsando su esencia en la boca de su líder. Hashirama tragó y se apartó de la cadera de su amigo. Este estaba resoplando, con su cara roja, respirando fuertemente mientras bajaba de la nube de placer. “Hashirama…”

“Te amo” lo besó con pasión, poniéndose encima del pelinegro y estrechándolo fuertemente contra su cuerpo. “Te amo, Madara”

“Hashi… tócame…”

“¿Hummmmm?”

“Tócame…”

“Con gusto” lo volvió a besar en el cuello, acariciando con su lengua cada una de las marcas que dejó ahí minutos antes. Con sus manos comenzó a acariciar su pecho por encima del ajustado corsé, sacándole suspiros. “ummmm… ¿te gusta lo que hago?”

“Quiero más”

“¿Más? Como” metió las manos debajo de la falda de nuevo, masturbando su miembro para despertarlo otra vez. El pelinegro gimió, echando la cabeza para atrás. “¿esto?”

“Siiiiii, ahhhh” Hashirama sintió que la ropa interior le era muy incómoda y decidió pasar al siguiente nivel. Sacó de uno de sus cajones el lubricante, se lo untó en los dedos hasta dejarlos babosos y llevó uno a la entrada de su amante.

“¿Quieres… algo más?”

“Sí… hazlo” el Senju metió un dedo en su interior y luego otro, moviéndolos en círculos, abriéndolos y cerrándolos para estirarlo. Metió un tercero para terminar de prepararlo, sintiendo cómo el Uchiha acariciaba su espalda. Los sacó cuando sintió que estuvo listo, posicionándose en su entrada.

“¿Listo?”

“Siii…” arrastró las palabras, inmerso en su mundo. Hashirama se empujó con gentileza, tratando de hacer la penetración lo más indolora posible. Madara reprimió un grito de dolor, pero no pudo evitar soltar otro cuando el moreno se empujó con más fuerza dentro, acelerando la penetración. Sintió resoplidos en su cuello… por fin el otro había acabado de meterlo todo. “Hummmm… espera”

“Amor…”

“Espera…”

“Yo… no puedo…”

“Ya” sus músculos se relajaron y Hashirama suspiró aliviado. Casi podía jurar que su pelinegro trataba de hacerlo eyacular con sólo penetrarlo. “Ven”

“Como ordenes” salió casi completamente y luego entró con fuerza, haciéndolo gemir altamente, tanto de placer como de dolor. Las penetraciones que vinieron a continuación también fueron dolorosas… hasta que pudo encontrar su próstata, con lo que el dolor desapareció de su mente para dar paso al placer completo. “Ya… ¿Te gusta? Ahhhh… Madara”

“Siiiiii… ahhh… Hashi… ahhhh… más” pidió el Uchiha revolviéndose.

“¿Mas? ¡Toma!” aceleró sus penetraciones, sintiendo cómo ese interior lo apretaba tanto. Ohh, como había extrañado poder hacerle cositas sucias a su dulce Madara, sobre todo si vestía los modelitos que le gustaban tanto. “Ahhhh… ¡Ahhhhh! Madara”

“Hashi…. ¡Ahhhhh!”

“Ummmm…” siguió metiéndosela cada vez más profundo hasta que el pelinegro no pudo más y se vino con fuerza sobre sus vientres, resoplando. Hashirama siguió empujándose dentro unas veces más hasta que soltó su esperma dentro de su amigo, cayendo rendido sobre este, los dos resoplando fuertemente. El moreno bajó de su orgasmo unos minutos más tarde y salió del otro, tirando a continuación las sábanas sobre ellos. “¿Te gustó?”

“Mu… mucho” los ojos del Uchiha se cerraron y este cayó dormido entre sus brazos, completamente indefenso y adorable.

“Qué lindo” le dio un beso en la frente y cerró los ojos para dormir también, deseando que ese momento no terminara nunca… por desgracia a la mañana siguiente un iracundo Tobirama que de alguna manera había adivinado lo que había pasado entró a su habitación echando humo por las orejas. Despidió al pelinegro con su ropa en la mano y le mandó tremendo sermón antes de ponerse a rebuscar hasta en sus calzoncillos por la sustancia. “¡Te digo que esas eran mis últimas existencias!”

“¡Claro que no te voy a creer!” gritaba el albino, sacando de un escondite en la pared su colección de fotos de Madara en un atuendo sexy y tirándolas al fuego. “¡Eres un maldito… BEEEPPPPPPP! ¡Por BEEEEEP BEEEEEEEP BEEEEEEEEEEEEEEEEEEP con un BEEEEEP Uchiha!”

-De vuelta al presente-

“Bueno, sí, me pasé y lo siento. ¿Puedo hacer algo como penitencia y quedar como amigos?” preguntó el Senju con ojos de cachorrito, tratando de dejar las cosas como estaban o tal vez de que estas progresaran. Ya habían tenido buen sexo, ¿por qué no podían al menos probar ser algo más? ¿Es que no lo satisfacía?

“¿De verdad lo lamentas?” dijo el pelinegro con una sonrisa que no auguraba nada bueno al pobre moreno. La última vez que sonrió así…

“Claro que sí, lo siento mucho”

“Qué bien, porque ahora lo harás más. Date vuelta” como en un horrendo Deja vú, Hashirama se giró y vio a un rabioso Izuna a punto de convertirlo en papilla… ¡junto a otros tres Uchihas que lo miraban como si fueran a lincharlo! “Te presento a mis hermanos, los que te dije que murieron antes de que nos conociéramos”

“Hummm… ehhh… Izuna-kun, por favor, ya me castigaste y yo ya…”

“Te daré el mismo concejo que entonces, Hashirama. Como tu mejor amigo… Corre”

“¿Qué?”

“Corre” el Senju tomó el concejo y comenzó a correr a toda prisa hacia un destino desconocido, tratando de escapar de los cuatro furiosos Uchihas que ahora amenazaban con matarlo de nuevo. En medio de todo eso apareció Tobirama con otros dos jovencitos detrás.

“¿Por qué hay un grupo de Uchihas cazando a Hashirama?” preguntó el albino con un poco de desconcierto. Esta escena le era demasiado conocida…

“Porque comentó el incidente del muérdago frente a mis hermanos” contestó el pelinegro.

“Oh, vaya”

“¿Incidente del muérdago?” los dos más pequeños parecían confundidos.

“Kawarama, Itama, no es nada que deban saber” fue la única explicación que recibieron de su hermano mayor. “¡Y no lo partan en demasiados pedazos, que luego nosotros tres tenemos que recomponerlo!”

“¡Tobi, Kawa, Ita traidores!”

“¡Te lo mereces!”

Notas finales:

¡Feliz Navidad a todos! Espero que les haya gustado mi regalo. Review!!!!


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