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Es fácil escribir un final, lo difícil es actuarlo por Adri6

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Cometí un error, es lo primero que se me viene a la cabeza cada vez que despierto y más aun, veo a Sendoh acompañándome a todos lados. Siento pena por él y aunque intento apartarlo, lo único que logro es que se acerque aun más a mí, es decir, al abismo.

“¿Qué te parece?” –le escucho y le miro, tengo que saber el porqué de su pregunta

Entonces veo que modela una chaqueta negra que le queda muy bien, da una vuelta y cuando su rostro se enfrenta al mío, me sonríe. Me parece sumamente extraño que a pesar de todo siga esbozando aquella mueca llena de gracia, ¿cómo lo logra?, me quedo pensando hasta que siento su mano rozando mi mejilla. Abro los ojos de par en par y me aparto algo avergonzado de que nos vean.

“… Aunque estuviese prohibido… me da igual, si quiero demostrar cuanto te quiero en público sencillamente lo hare” –dijo con voz segura y así, una vez… siento que voy admirando todo en él.

“No digas idioteces… tan solo compra esa chaqueta rápido, quiero irme ya” –desvié la mirada y busque alguna caja que este libre

“Pruébate esto” –me propuso y otra vez le mire

Me quede en silencio al notar lo que me estaba ofreciendo, era un abrigo y para ser más exacto, el más caro de toda la tienda. Levante la mirada y busque alguna señal de burla en aquel gesto tan fuera de sentido común.

“¿Para qué?” –pregunte fríamente

“¿Cómo que para qué?... para ver si te queda bien y comprarlo” –repuso libre de toda mala intención

“Aunque me sobrara el dinero no me lo compraría” –dije de mal humor

“¿Y eso?” –sus cejas formaron un gesto inequívoco de asombro

“… Vámonos de una buena vez, estoy cansado” –me aparte y camine sin importante si me seguía o no. La verdad o la única intención que tenía en este momento era de ir a la cama y dormir por horas, las horas que lo logro dormir en las noches por pensar como siempre, en ya saben quién.

“Solo te tomara dos minutos” –susurro Sendoh en mi oído, me tomo con fuerza en brazo y de allí, me obligo a detenerme

“Suéltame” –le pedí o más bien le exigí

“Con buenas palabras o gestos tiernos no he logrado nada, tal vez lo único que necesitas es que alguien controle tu vida, debes tener un dueño que decida qué es lo mejor para ti” –se acerco a mi rostro y de forma seria, cosa que es muy rara continuo diciendo— “ahora dejaras tu amargura de lado y harás lo que digo”

Con eso bastaba para odiarle pero no tuve tiempo de decírselo, me obligo caminar hasta el probador y de allí, me empujo, me arrojo el abrigo y como si fuese poco se quedo resguardando en la entrada para que no me fuera.

Mire lo que tenía entre mis manos y lo único que pude pensar es que era una prenda que seguramente usaría Kaede. Mire mi rostro en el espejo y dude si lograría llevar de forma correcta algo tan bien confeccionado.

“Por dios que lindo te ves… te queda perfecto” –comenta Sendoh cuando abrí la puerta y le permití verme

“¿Contento?” –le pregunte fastidiado

“Claro” –sonríe y extiende su mano a la espera del abrigo que rápidamente me estoy quitando

“Que pérdida de tiempo” –exclamo al salir del probador con mi habitual ropa de siempre

En caja, todo estaba muy bien hasta que le vi entregar el abrigo que me probé a la señorita que lo atendía, de seguro mi rostro palideció porque él en un gesto maternal me miro preocupado y en un solo momento sutil y tierno, rozaba mi mejilla con su mano al tiempo que me entregaba una de sus miles de sonrisas patéticamente amorosas.

No le entiendo, eso es lo que pienso cuando sin remedio él me obsequio algo que va más allá de mi presupuesto mensual. Sentado en la cama con la mirada fija en aquella prenda, suspiro de forma pensativa, si me hubiese presentado vestido así frente a los padres de Kaede tal vez…

“Más te vale que estés pensando en mí, porque de no ser así… estaré muy celoso” –repuso al tiempo que sentí sus labios en mi mejilla

Me aparte y me limpie la cara con la mano, le mire feo pero solo logre hacerlo reír. Se burla de mí y eso no me causa gracia, al contrario, me genera una rara ambigüedad, me cae bien y me cae mal, tal vez… muy mal.

“Regresa a tu cama” –le digo pero no obedece tan solo se queda observándome de forma notablemente perdida

“Eres… o más bien puede que estés conmigo, pero sé que está muy lejos de mi. Me he dado cuenta de que tiene más heridas de las que dejas ver, tu mirada recorre todo sin ánimo alguno y aun cuando la comida es la mejor, al parecer tu paladar no logra disfrutar del todo los sabores nuevos y refrescantes. Estas sumergido en lo que yo llamo, auto flagelo. Te castigas por haber tomado aquella decisión pero lo curioso del caso, es que no te arrepientes… eso creo pero dejo de creerlo cuando noche tras noche veo que admiras el perfil de Rukawa en tu celular… si tanto quieres hablarle ¿por qué no lo haces?”

“No te debe importar” –aparte la mirada y con un movimiento seguro, apague la luz

“… Está bien… buenas noches, Hana” –se levanta de mi cama y se va a la suya

“Mi nombre es Hanamichi… de hecho deberías llamarme Sakuragi, no tenemos la confianza suficiente para llamarnos por nuestros nombres así que te pido que…”

“Buenas noches, Hana” –repuso y con eso, se acostó y arropo dispuesto a dormir

Le mire a contra luz, lo único que alcanzo apreciar es su cabello y me parece extraño que me siga como un perro faldero aun cuando no le quiera en lo absoluto. Suspire y también intente dormir, la diferencia es que no lo logre como él. Mi mente se mantenía en vigilia al tratar de responder la pregunta que me hizo. “Si tanto quieres hablarle ¿por qué no lo haces?”

Voltee el cuerpo hacia la ventana y desde allí, mire el cielo nocturno cubierto por estrellas que al igual que yo, temen desaparecer junto con el alba.


Después de horas tras horas de ir de allá para acá dejando nuestros papeles en cualquier empresa que pudiese contratarnos, tuvimos que reconocer que necesitábamos almorzar, así que lo hicimos en un pequeño restaurant. Mientras él contestaba llamadas de familiares o simplemente de amigos, yo mantenía mi teléfono en un estado catatónico, porque nadie necesitaba comunicarse conmigo y eso no es algo reciente, la verdad sucede desde ya hace mucho.

De pronto, al escuchar mi ringtone, al ver que el numero era desconocido, suspire y atendí el primer llamado de muchos.

“¿Hola?” –pregunte sin animo

“Buenos días… ¿estás disfrutando de la buena mesa y de la compañía?” –pregunto Sendoh en su inevitable tono de alegría

Levante la mirada y la fije en él, mi expresión seguramente era neutra y muy alejada de lo que siempre fue. No tengo ánimo ni paciencia para este tipo de bromas.

“¿Te parece gracioso?” –le pregunte casi de forma aburrida mientras terminaba la llamada y retomaba mi almuerzo.

Después de aquello todo volvió a la normalidad, cada uno en su mundo y así, mí tiempo quedo a mi completa disposición para analizar el porqué de todo lo demás. En ocasiones pienso que soy estúpido, en ocasiones siento que no tengo perdón por arruinarme yo mismo la vida, ¿acaso no hay nada que me motive a dejar todo atrás?... ¿en verdad no hay nada?

Al salir a la calle, abrochamos nuestros abrigos hasta el límite de lo permitido ya que el frio que nos envolvía era cruel. Dedique una mirada fugaz a nuestro alrededor y considere que lo más seguro era seguir por la calle hacia al sur, pero él no pensó lo mismo, tan solo recomendó que fuéramos en sentido contrario. ¿Por qué?, quise preguntarle pero me tomo del brazo y me obligo a caminar, con cada paso, mi pregunta perdía importancia, dejo de importarme adónde íbamos o que haríamos, lo único bueno de todo, es que seguíamos caminando para mantener el calor.

Al pasar frente de una tienda, por un segundo mis ojos hicieron contacto con una foto de él… estaba en la portada de una revista y como tal, había arreglado su apariencia personal para la ocasión: se veía realmente bien.

Desenfoque mi mirada y la dirigí a mi propio reflejo en el vidrio, tanto él como yo, somos día y noche, polos opuestos que provoca que mientras uno sea feliz, el otro no tenga nada porque reír. Las marcas y sombras debajo de mis ojos son la consecuencia de mi masoquista tentación por llamarle y escucharle decir: “¿hola?”. Con cuidado, el corazón me dice que compre aquella revista y la lea para saber cómo va su vida, porque al final es como una droga que por más que me haga mal, no puedo desistir de adquirir.

“No te atrevas” –repone con voz seria y muy dominante

Le miro asombrado por su cambio de actitud pero no me intimida, al contrario, solo me confunde. Continúe pensativo y a medida que unas gotas de lluvia caían del cielo, ninguno de los dos quiso moverse tan siquiera ni un centímetro. Nuestro silencio era nuestro, por lo que naciendo termino por morir rápidamente al escucharle decir: “¿Por qué quieres a alguien que está muy lejos de ti cuando al contrario, detestas al que está a tu lado?”

Era muy fácil contestarle pero no lo hice, ¿por qué?, bueno tal vez porque le vi molesto, la expresión de su rostro no era el habitual y más aun, hasta su voz era más insidiosa. Aparte la mirada y la deje sobre aquella imagen tan fantástica. Los años han pasado pero siempre para bien en él, eso lo corroboro cada vez que lo veo por casualidad. Sus ojos azules son portales para nada fríos o melancólicos, no, al contrario, siempre brillan con fuerza cada vez que le preguntaban por su esposa o hijos.

“… Esto roza lo enfermo… ¡¿estás loco?!” –grito pero le escuche casi en un susurro

Si, esto es enfermo… ¿y qué?



Con una día más vivido, con unos días menos por vivir, tuve la fortuna de comprar la revista sin que él se diese cuenta, no aguante la tentación por lo que al leer la entrevista me llamo mucho la atención de una respuesta en particular.

“[…] con el paso del tiempo, me he dado cuenta de que mi vida no puede ser más perfecta, es como si todo hubiese sido planeado de este modo… ¿por quién?, no lo sé pero de todas formas… doy las gracias de que así sea” –mis ojos se llenaron de lagrimas y mis labios sonrieron levemente.

“¡¿Qué mierda es esto?!” –grito Sendoh al descubrir mi lectura debajo de la ropa de cama, me miro furioso y antes de permitirme decir algo, me quito la revista y le rompió con movimientos frustrados y cargados de rabia. Con restos por doquier, avanzo y entro a mi cama cosa que no me pareció correcto pero tampoco tuve tiempo de nada, ya estaba junto a mí y así, el frio de la noche no me afectaba tanto— “te lo advertí” –repuso y eso me hizo sentir miedo, sentía que en cualquier momento me golpearía o algo así pero tan solo acerco su rostro y me beso

Abrí mis ojos de par en par, aquel gesto prácticamente normal me pareció anormal, mas aun de que alguien tuviese el suficiente valor de robarme un beso.

“Juro por dios que no entiendo porque le sigues siendo fiel… no correspondes a mis labios ni siquiera por curiosidad o por instinto, nada… no logro absolutamente nada. Estoy odiándote porque lo único que me provocas es dolor… sufro por ti… te juro que es así” –me abrazo con fuerza, entre su piel y su aroma me doy cuenta que desperdicio todo lo que se me ofrece en esta vida

Cerré los ojos y no quise saber ya nada mas, desee dormir y que mañana suceda lo que tenga que suceder.



Al abrir los ojos, ya estaba solo. Su cama estaba arreglada y su bolso había desaparecido junto con todas sus cosas, creo… que es lo mejor… o tal vez sencillamente creo que es lo mejor… nuevamente me siento solo y aunque no es nueva esta sensación, esta vez me parece más cruel y desafortunada que las anteriores.

Estoy cansado por lo que no le hice caso a la idea de irme de aquí también, si sigo huyendo algún día abriré los ojos y me daré cuenta, de que mi vida paso justo en frente a mis ojos sin que la pueda tan siquiera disfrutar. Si sigo así… si continuo así…

El suelo es un completo desastre que tengo que limpiar, me arrodille y recogiendo papel por papel de pronto tenía la oportunidad de ordenar aquel rompecabezas… pero… mi indecisión frente a algo que no hace mucho haría sin dudar me extraño. Quería pero a la vez no quería, le quiero pero no debo quererlo, ya ha pasado mucho tiempo y por lo mismo… el tiempo debía ser suficiente para abrirme los ojos de forma definitiva.

Empuñe todos los papeles que puede entre mis manos y así, los arroje en la basura. Me quede sentado en el suelo con la espalda apoyada en la cama al tiempo que mi vista viaja por cada rincón de la habitación y al no encontrar nada que me agrade, abrace mis piernas a modo de consuelo.

“Que torpe soy” ¬–susurre mientras afuera, un tímido sol luchaba por emerger entre las nubes grises

El dinero cubría por tres días más el arriendo del cuarto, ¿qué hice?, básicamente lo de siempre, nada. Considere que era más importante pensar antes que salir afuera a buscar trabajo o algún nuevo lugar donde vivir. En pijama la mayor parte del tiempo, admire el mundo desde mi mundo, no me duele lo que en silencio plasme o en palabras insinué, no me duele no tener a nadie, no me duele estar triste desde ya hace 5 años, no me duele… es lo que me digo a diario pero miento, pero me duele… claro que sí.

Alguien llamando a mi puerta, si es el fin de todo, me alegro. Al visualizar a quien creí que se había cansado de mi me sorprendió. Lucia como siempre y sobre todo su sonrisa no se disolvió con mi crónica apatía patética.

“… Arréglate porque nos vamos” –repuso y tan solo entro como si nunca se hubiese ido

Le mire desconcertado pero no me aclaro nada, tan solo le vi tomar mi bolso para llenarlo con mis afectos personales.

“Sendoh” –me escucho decir por lo que me miro

Me parece raro que entendiera lo que trataba de decir con tan solo unos cuantos gestos traslucidos de mi rostro, me sonrió y lo hizo aun mas cuando me entrego una llave la cual no era más que del departamento en el cual, se supone que viviríamos juntos

“Ahora tendrás que acostumbrarte a estar cerca de mi” –me dijo en un tono serio— “lo que oyes, ni con tu peor cara o habitual amargura lograras que desista“



Sin que me lo pida, me puse el abrigo que me regalo y observe como quedaba frente al espejo. Todo estaba bien menos mi cara, con esmero trate de formar una sonrisa pero fracasaba por que estas lucían raras y muy forzadas.

“¿Tratas de sonreír?... eso es fácil” –me dijo y en su segundo sus manos estaban en mi cuerpo y para ser más exacto, en aquellas partes anatómicas sensibles que me hacen no poder resistir el deseo de reír sin parar. El aumentaba la intensidad de su tacto y aprovechando mi debilidad, me acorralado contra la pared, su estatura que supera a la mía me enfrento, tomo mi cintura y rozo su frente en la mía, suspiro para después decir: “No me arrepiento de amarte… aunque parezca que si, en verdad no lo hago”

Le mire algo asustado por aquella confesión que le condena y atrapa a mí, tengo que luchar pero no hice tal, agache mi rostro y busque alguna escusa en la alfombra que me sirviera, nada, cuando descubrí que no tenia mas disculpas para no ser feliz, temblé ante la idea de entregarle mi vida a un hombre que no fuera Kaede, temblé ante la suposición de que la persona que me amara tuviera que soportar mi mundo, un mundo algo desteñido y aburrido, porque al final, ese soy yo.

“Estas en mis venas… corres por ellas y llegas directo a mi corazón, eso es grave porque en el caso de que no me ames puedes provocarme un infarto… pero al contrario, si me quieres… mi corazón latera fuerte y sano” –susurro en mi oído y pese a todo, me abrazo tan fuerte que quise huir del miedo e ir directo al país de las maravillas.

“¿Aparte de hablador eres cursi?” –levante la mirada y aprecie su rostro soñador

“¿Cómo que cursi?... ¿te burlas de mi?... ¿en verdad te atreves?” –pregunto frunciendo el ceño pero tan solo nos apartamos de la pared y me llevo hasta la cama, caímos sobre ella y volvió a hacerme cosquillas a lo cual, yo no puedo ni tengo la más mínima oportunidad. Comencé a reír provocándome una sensación muy extraña, ¿tal vez… felicidad?...

“¡No!... detente… ¡basta!” –le grite cuando podía mas

“Tan solo quiero una cosa” –exigió de forma graciosa al detenerse

“¿Qué?” –le mire con los ojos llenos de lagrimas

“Que digas mi nombre” –me miro atento y cuando lo hice, sonrió complacido, acerco su rostro y dejo atrás el juego infantil para iniciar uno más acorde a nuestra edad. Me beso de forma delicada tal como lo haría un príncipe con su eterna enamorada— “… cada vez que pruebo tus labios… es cuando sé que valió la espera por ti amor, estoy seguro que tu también te darás cuenta al final” –retomo lo que hacía y más aun cuando le correspondí.

Notas finales:

Poco a poco mejora la vida de Hana...

Gracias por leer!!

Besos!!


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