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24. El viaje de Yoseob (20) por dayanstyle

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Notas del fanfic:

helloooo... la manada Kim it's Back Babyssss... 

les aclaro nenessss que Doojoon y todos sus ''hermanos'' tendran el apellido Moon por la razon de que su ''papi'' tiene ese apellido, asi que no se confundan... 

Les recuerdo que seguiran los saltos entre serie y serie para mantener el misterio y la continuidad de las historias, tambien para que sepan que cada libro cuenta sus historias ''en tiempo real'' por asi decirlo, me explico, en el mundo de los demonios hay un desastre con el cristal, en la manada de Changjo hay problemas de corrupcion con los shifters y humanos, y el la manada Kim hay nuevas parejas apareciendo y persiguiendolos, etc etc... los saltos son para explicar las historias desde su punto de vista y dar a entender que esta pasando al mismo tiempo, es por eso que son los saltos entre series para que no se pierdan detalles.

Todos esto siempre llegando a un punto de cruce entre las historias, por ejemplo el que Him Chan se le apareciera a Jongin para informarle lo que esta pasando en su mundo..

Espero aclararles esa duda para que no se salten los libros solo por no ser de sus favoritos y asi no pierdan el hilo de las historias...

ahora si.... a leerrrrrr

Notas del capitulo:

a leerrrr

les recuerdo que Zelo es de apellido Zhang por ser hermano de Lay nenessss.. no lo olviden

 

 

Yoseob subió a la parte de atrás de la camioneta, preguntándose en qué se estaba metiendo. Pensó que su vida no podría ser peor después de la muerte de sus padres, pero había estado equivocado.

—Me tengo que ir. —Yoseob alcanzó la perilla de la puerta, listo para saltar de esa poco clara situación—. Si me voy con él, dejará en paz a tus amigos.

Zelo, la persona a la que le había hablado para salir de esta abusiva situación, tomó su brazo. —No en esta vida. Ellos pueden cuidarse, confía en mí.

Yoseob se quedó en silencio viendo sobre el respaldo a la calle detrás de él. —¿Estás seguro? No quiero causar ningún problema. —Hyeong Kon podía ser un verdadero imbécil y Yoseob no quería que esa amable gente tuviera que enfrentarlo.

—No es problema. Y tú no eres el que causa   problema

Yoseob vio a los tres grandes hombres que venían con Zelo discutir con su novio. Hyeong Kon jaló su brazo y su cara estaba de un profundo rojo. Joder, él se veía malditamente enojado. Yoseob se sorprendió cuando Hyeong Kon caminó hacia el edificio sin pelear y los tres hombres regresaron a la camioneta. Así no era Hyeong Kon. Yoseob se encontró preguntándose, ¿cómo había dejado que su vida se le saliera de sus manos?

Uno de los grandes hombres se deslizó en el asiento del conductor mientras otro abría la puerta del pasajero y entraba, el último subió atrás y se sentó al lado de Zelo. Yoseob se deslizó  hacia la otra puerta, las manos en un puño sobre su regazo, rezando por tener el valor para atravesar esto.

—Ya conociste a Yongguk. —Zelo señaló al hombre en el asiento trasero. Yoseob inclinó la cabeza saludando al musculoso hombre—. Ellos son Kris y Suho. —Zelo señaló a los dos hombres sentados al frente.

Yoseob les dio una débil sonrisa, inseguro de qué hacer. Había dejado todo lo conocido atrás y entraba en lo desconocido.

Estaba asustado como el infierno. Quizás, debería salir y hacer esto otro día.

—Estás a salvo. Ellos no te dañarán. —La voz de Zelo era suave.

Yoseob asintió. Tomó una profunda respiración, alejó la vista de los ocupantes del vehículo y vio por la ventanilla. Vio el edificio de departamentos y todo lo que conocía lentamente desaparecer mientras la camioneta se alejaba. Sus dedos se aferraban a la puerta en donde la ventana terminaba y comenzaba la puerta, sintiendo su estómago hecho nudo.

¿Realmente estaba dejando a Hyeong Kon? ¿Estaba  loco? Yoseob sabía que tenía que salir de esa abusiva relación,   pero ¿en qué se estaba metiendo ahora?

 

Conoció a Zelo en el cuarto de baño de un restaurante estilo bufet, cuando estaba llorando en un cubículo hasta que sus ojos casi se le salen después de que Hyeong Kon lo había golpeado por primera vez en cuatro años. Zelo lo había oído y le había dado a Yoseob el número de su teléfono, diciéndole que lo llamara si necesitaba cualquier cosa, incluso si sólo quería hablar con alguien.

Cuando Hyeong Kon lo golpeó en esta ocasión, Yoseob había llamado. Ahora él estaba en el asiento trasero de una camioneta extraña, yendo a lo desconocido. Yoseob sólo esperaba que su vida fuera mejor que en este momento.

El conductor salió de la autopista y entró en un pequeño pueblo, se estacionó afuera de un restaurante. Sus ojos absorbían todo mientras Zelo salía y le indicaba a Yoseob que se le uniera.

Yoseob salió, cerró la puerta trasera y entonces se sintió inseguro sobre todo. Metió las manos en los bolsillos traseros y vio todo alrededor.

Tenía que haber algo en el agua de aquí porque no sólo los hombres que lo rescataron eran grandes, sino todos los hombres que estaban en la calle hablando. De nuevo, ¿en qué infiernos se había metido?

Zelo lo llevó dentro del restaurante y ordenaron algo de comida.

Yoseob se sentó tranquilamente a comer, viendo todo. Una vez que terminaron, Zelo pagó la cuenta y cruzaron la calle.

Yoseob estaba fascinado y un poco intrigado cuando Zelo se aproximó al hombre más alto que hubiera visto. Usaba jeans, una chaqueta de cuero y unas botas de motociclista. El alto hombre tenía el cabello negro corto. Yoseob estaba asombrado mientras inclinaba la cabeza hacia atrás para ver al hombre.

Zelo tocó el codo de Yoseob y lo guió hacia el enorme hombre. —JongIn, él es Yoseob.

El gigante le sonrió. La mirada de JongIn se suavizó y habló con una muy profunda voz. —Hola, Yoseob.

En una extraña contradicción ante el poder que veía frente a él, el cuerpo de Yoseob comenzó a relajarse ante la más amable mirada que hubiera visto.

 

Yoseob le dio una sonrisa con la boca cerrada antes de decir. —Hola.

Zelo se apartó con Yoseob explicándole que el edificio estaba en construcción pero que podría quedarse ahí por la noche. Le dijo a Yoseob que deseaba ser un consejero y que él era su primer caso.

—Me siento honrado. —Yoseob se rio suavemente—. ¿Está bien si me quedo aquí?

—Eso es lo que JongIn —Zelo dijo, señalando al Alfa—, está discutiendo ahora con el trabajador. Asegurarse que sea seguro que te quedes. Si no es así hay mucho lugar en la Casa para ti.

Yoseob vio detenidamente el Centro de ayuda Zhang y después a Zelo, inclinó la cabeza a un lado mientras pasaba su mano por su largo cabello negro que bajaba de los hombros.

r13;¿Por qué haces todo esto por mi? —Nadie había salido en su ayuda antes. Yoseob podía decir que Zelo era un chico amable y cariñoso, pero no estaba seguro del resto de esos hombres.

Yongguk llegó detrás de Zelo y envolvió sus fuertes brazos alrededor de los hombros de su novio mientras Zelo le contestaba a Yoseob. —Porque nadie debe vivir con miedo. Creo que todo el mundo debería vivir una vida satisfactoria, si no es que una totalmente gratificante vida.

Yoseob vio a Yongguk inclinarse y besar a Zelo. Podía ver el orgullo en la cara de Yongguk por su amante. Yoseob miró alrededor, sintiéndose extraño al ver los arrumacos de la pareja. Notó que uno de los trabajadores dentro del Centro de Ayuda lo veía fijamente. El trabajador estaba haciendo algo junto a una gran ventana, pero sus ojos no estaban en el trabajo.

Una débil sonrisa se formó en los labios del hombre, antes de que Yoseob apartara la mirada.

 

Ahora no era el momento de darle miradas de amor al hermoso hombre. Él ya estaba en un lío. Aunque Yoseob ya no amaba a Hyeong Kon, y ya desde hace tiempo, eso no quería decir que estuviera buscando otro hombre.

Cuándo miró de nuevo, el hombre lo seguía viendo. Yoseob tenía que admitir que estaba intrigado.

Yoseob recorrió el Centro de Ayuda con Zelo viendo el desnudo lugar. Incluso con el polvo y los pocos muebles, era mejor dormir ahí que bajo el mismo techo con Hyeong Kon. Una banca en el parque sería mejor que preguntarse si su ex se enojaría por algo que él hubiera dicho o hecho y lo golpeara de nuevo.

Yoseob notó que el trabajador seguía viéndolo. Eso lo ponía nervioso y lo excitaba al mismo tiempo.

Yoseob se mantuvo ocupado las siguientes horas ayudando a la docena de personas que llegaron al centro a colocar cosas.

—Mi nombre es Xiumin —dijo uno de los hombres que llevaba algunas cosas, presentándose.

—Yoseob. —Le estrechó la mano—. ¿Quién es toda esta gente?

—Familia. Nosotros trajimos algo para asegurarnos de que estés cómodo esta noche.

Yoseob estaba impactado con todo el apoyo que Zelo había conseguido de su familia. Él nunca había tenido eso antes. Los padres de Yoseob ya estaban viejos cuando lo tuvieron y murieron. Él había sido su único hijo, nunca supo lo que se sentía estar en una gran familia.

—Gracias. —Yoseob tomó algunas de las mantas que Zelo le dio y las acomodó en un catre. Vio de nuevo al trabajador de la construcción que seguía viéndolo. Esos ojos gris metal parecían que seguían cada movimiento que hacía.

Yoseob sintió un estremecimiento ante la nueva sensación que recorría su columna ante la atención que el trabajador le daba. El hombre era asombroso con ‘A’ mayúscula. Su piel era bronceada, sus hombros anchos y tenía unos impresionantes músculos. No construidos, más bien cincelados. El hombre le dio un guiño que causó que Yoseob se ruborizara como un maldito adolescente.

Yoseob le sonrió y se giró para terminar la conversación con Xiumin. Mientras hablaba seguía viendo al trabajador. Vio que uno de los grandes hombres que lo habían traído se le acercó y comenzó a hablar con el trabajador. Yoseob tenía veinticinco años y debería de dejar de comportarse como un preadolescente. Pero por primera vez en su vida, quería coquetear.

Yoseob se despidió de Xiumin y preparó su catre para dormir. No era lindo dormir solo en ese extraño lugar, pero en cuanto estuviera seguro lo demás no le importaba.

—Soy Chen. —Uno de los miembros de la familia se acercó y se presentó.

—Yoseob. —Estrechó la gran mano de Chen. Yoseob vio de nuevo al trabajador. El hombre lo veía frunciendo el ceño ligeramente. Yoseob se preguntaba por qué eso le molestaba.

—Nadie te molestará mientras estés aquí —dijo Chen viéndolo a él y luego al trabajador y de nuevo a Yoseob—. Estaré aquí por la noche por si necesitas algo.

Yoseob asintió, apreciándolo. —Gracias.

 

Chen vio al trabajador antes de salir del centro de ayuda. Yoseob se sentó detrás del escritorio provisional mientras veía al hombre de la construcción recoger sus herramientas. Él  nunca había sido bueno presentándose así que eso estaba fuera de cuestión.

—Mi nombre es Doo Joon. —El atractivo extraño inclinó la cabeza saludándolo y cruzó el cuarto.

Yoseob sintió como si su lengua fuera del doble de tamaño, haciendo imposible que respondiera. Hyeong Kon tenía buena apariencia, pero Doo Joon estaba cerca de ser una estatua de dios para sus ojos. Pero Yoseob había aprendido hace mucho que la apariencia no lo era todo. —Yoseob —finalmente logró decir tímidamente mientras veía unos folletos en el escritorio. Metió los pies bajo la silla preguntándose si el enorme hombre diría algo más.

—¿Necesitas algo? —Doo Joon preguntó mientras rápidamente acomodaba la herramienta en el cinturón y enrollaba un cable eléctrico.

—Un trabajo —dijo Yoseob. Se regañó interiormente. Eso podría ser cierto, pero estaba seguro que este hombre no quería escuchar lo mal que estaba su vida ahora.

—Siempre necesito ayuda. Tengo una constructora, y siempre necesitamos trabajadores. —Un lado de la boca de Doo Joon se elevó en un intento de sonrisa mientras dejaba el cordón enrollado sobre una pila de herramientas—. La paga no es mucha, pero seguro que puede ayudar.

Yoseob podía aceptar eso. Eso era un paso para dejar de ser el saco de boxeo de Hyeong Kon. La paga era una mierda y los extras…bueno, no había ninguno. —¿Cuándo puedo empezar?

Doo Joon se rio suavemente. —En la mañana si quieres.

 

Vio los tentadores ojos grises de Doo Joon que taladraban los suyos.

 

—Tengo  una  cita  mañana  a  las  diez.  ¿Eso  está bien?

preguntó Yoseob mientras acomodaba los folletos y los veía de nuevo. Realmente no los había leído, sólo les daba a sus nerviosas manos algo qué hacer.

—Está bien. Te veré mañana temprano. —Doo Joon le sonrió antes de salir del edificio. Hombre, ¿qué estaba buscando con todo ese coqueteo? Él tenía un trabajo. Eso es lo que importaba. Yoseob no quería otra relación ahora. Sabía que tenía muchas cosas por delante. Doo Joon le había ofrecido un trabajo, no una relación.

Yoseob dejó el escritorio y se dirigió al catre. Mañana sería el primer día del resto de su vida. Esperaba que fuera mejor que el anterior.

 

 

Yoseob se giró y vio a Zelo. —¿Qué hora es? —preguntó frotándose los ojos y bostezando. Luchaba por mantener los ojos abiertos. Cualquiera que fuera la hora, era demasiado temprano.

—Seis. —Zelo le dio una taza de humeante café. Oh hombre, eso es de que él hablaba. El aroma lo hizo enderezarse, feliz de tener el primer trago del día.

—Gracias. —Yoseob lo tomó, dándole un apreciativo trago. Sus dedos retiraron el cabello de su frente. Él se puso de pie y se estiró.

Yoseob se puso la camiseta y los tenis y se rascaba el pecho mientras seguía a Zelo al frente.

Dejó de caminar cuando vio a Yongguk en al área del frente y a Doo Joon entrando. Joder, sabía que él se veía como una mierda justo ahora. Su cabello necesitaba ser cepillado y probablemente tendría marcas de baba en un lado de la boca.

Yoseob se apoyó en el escritorio provisional y giró la cara cuando sus ojos vieron los de Doo Joon. Podía ver la bondad en ellos y algo más que no podía identificar en los ojos grises del hombre de la construcción.

—Sólo quería avisarles que estamos cerca de terminar

Doo Joon dijo mientras cruzaba el cuarto y llegaba frente a Yongguk. ¿Cómo lograba verse tan bien a primera hora de la mañana? Yoseob tenía que pasar por todo un ritual para verse la mitad de bien de lo que se veía Doo Joon.

—Le avisaré a JongIn —dijo Yongguk. Yoseob no podía alejar la mirada. El ancho pecho era una seductora llamada y sus ojos bailaban sobre él.

—Mi nombre es Doo Joon —El capataz le ofreció la mano a Yongguk.

Yoseob veía cómo ellos se estrechaban la mano deseando que fuera la suya.

—Yongguk —dijo y estrechó la mano de Doo Joon—. ¿Puedo tener unas palabras contigo?

—Seguro. —Doo Joon salió con Yongguk.

 

Yoseob dejó el café y pasó sus manos por su desordenado cabello mientras soltaba el aliento. Doo Joon estaba haciendo un lío con sus nervios.

—Te lo advertí. —Una mujer salía del cuarto de atrás con el más grande jodido cuchillo que Yoseob hubiera visto. Ella lo levantó hacia Zelo. Yoseob dejó el escritorio listo para ayudar a Zelo a patear el maldito culo de ella, o al menos intentarlo, cuando Zelo levantó la mano y todos los muebles volaron y bloquearon la puerta por donde ella salía.

 

Eso no podía estar sucediendo. No había manera de que él hubiera visto eso.

Yoseob gritó al mismo tiempo en que Zelo lo hizo. Yoseob sintió que caía sobre su culo y se arrastró hasta quedar hecho una bola en una esquina. ¿Qué infiernos estaba sucediendo aquí? Sus ojos veían toda la escena pero su cerebro se rehusaba a procesarla.

Doo Joon y Yongguk corrieron a través de la puerta del frente, Doo Joon se dirigió directamente a él mientras Yongguk corría hacia Zelo. —¿Cachorro? —Yongguk dijo mientras se aproximaba a Zelo.

Yoseob trató de ver lo que sucedía pero Doo Joon estaba frente a él de una manera protectora. Doo Joon se arrodilló, pero aun así le bloqueaba la vista.

—¿Qué sucede?

 

—Mi mamá —Zelo gritó—. Ella apareció en la puerta y venía detrás de mí con el más grande cuchillo que hubiera visto.

Oyó que Yongguk gritó. —Saca a Yoseob de aquí, llévalo a donde sea que esté seguro.

Doo Joon asintió y se giró, jalando a Yoseob para que se pusiera de pie y se apresuraron a dejar el refugio. Él estaba encontrando difícil respirar. ¿Realmente Zelo había levantado todos los muebles del cuarto y los había usado para bloquear la puerta?

—Entra a la camioneta, tigre —dijo Doo Joon soltando la mano de Yoseob.

No iba a cuestionar una maldita cosa. Entró, cerró la puerta y se colocó el cinturón de seguridad.

 

—¿Realmente vi eso? —preguntó cuando la camioneta rugió con vida, y Doo Joon en reversa salía del estacionamiento y se alejó del pueblo.

—Lo hiciste. —Doo Joon tomó un camino rural con las mandíbulas tensas y los nudillos blancos de apretar duro el volante—. ¿Estás bien? ¿Te lastimaron?

Yoseob sacudió la cabeza negando mientras sus dedos se curvaban en el cinturón de seguridad.

 

—No me lastimaron. Por favor, explícame lo que acabo de ver.

 

Doo Joon tomó un camino de tierra y llegó a una gran casa blanca en una granja. Se estacionó y apagó el motor. Yoseob vio a Doo Joon salir de la camioneta y correr a su lado y abrirle la puerta. —Te explicaré tan pronto estemos dentro.

Yoseob presionó el botón para soltar el cinturón, salió del asiento. Siguió a Doo Joon subiendo los escalones del porche. Pasaron junto a una banca columpio en el porche cuando  Doo Joon abrió la puerta de malla y entraron a la sala.

No se detuvieron ahí. Doo Joon siguió caminando hacia la cocina, como si buscara algo, antes de guiar a Yoseob a la puerta de atrás. Yoseob seguía corriendo detrás de él cuando llegaron a un corral. —Pa —Doo Joon gritó cuando Yoseob llegó a su lado.

Siete grandes hombres se dirigieron a ellos. Y Yoseob regresó a su teoría de que había algo en el agua. Él nunca había visto tal colección de hombres montaña en su vida. Yoseob dio un paso atrás cuando ellos se acercaban a Doo Joon y a él.

—No les temas, tigre. Ellos son mis hermanos y mi padre. Estás a salvo. —Doo Joon tomó su mano, y su calloso pulgar acarició el dorso de la mano de Yoseob. Yoseob podía tomar ahora el pequeño  gesto  de  consuelo  cuando  su  mundo estaba de cabeza…de nuevo.

—¿Qué sucede, Doo Joon? —una versión mayor de Doo Joon preguntó mientras se aproximaba sobre su caballo.

—Él es Yoseob. —Doo Joon lo señaló con la cabeza—. Algo sucedió en el Centro de Ayuda, y necesité traerlo aquí.

El hombre al que Doo Joon se refería como Pa, asintió. Ellos tenían los ojos grises, sólo que los del padre eran mas claros, los de Doo Joon eran mas gris acero y seductores.

—Llévalo a la casa. Vamos para allá —dijo el padre de Doo Joon mientras desmontaba. Doo Joon tomó la mano de Yoseob y regresó hacia la puerta de la cocina.

Finalmente tuvo oportunidad de ver alrededor. El lugar era enorme. ¿Qué esperaba? Con esos hombres, era como si Doo Joon fuera el enano del grupo. Y eso era un decir dado que Doo Joon parecía medir al menos un metro ochenta y siete. El resto de los hombres entraron a la sala recordándole a Yoseob esos musculosos luchadores que veía en la televisión. Sólo que estos hombres parecían ser muy velludos. Doo Joon parecía ser el único sin vello saliendo de su camiseta.

—¿Qué es lo que sucede, hijo? —el padre de Doo Joon preguntó mientras los otros hombres tomaban asiento.

—No estoy seguro. Ese hombre Zelo que está creando el Centro de Ayuda… Algo extraño sucedió y uno de los Timber lob…hombres me dijo que lo trajera aquí.

—¿Extraño? —Yoseob resopló—. Eso no fue extraño. Eso fue totalmente bizarro.

Yoseob curvó los labios hacia adentro cuando los seis hermanos de Doo Joon lo veían extrañamente. —Seguro que es lindo. —Uno de ellos le dio un guiño.

 

Yoseob se movió a la izquierda, bloqueando la vista del hermano que habló, detrás de Doo Joon.

—Mio —Doo Joon le gruño al hermano que habló. «¿Mio?» Oh, eso era sólo una forma de hablar. Yoseob sabia que eso no era algo bueno cuando los ojos del padre de Doo Joon se abrieron más y vio fijamente a Yoseob como si se acabara de dar cuenta de que estaba sentado ahí.

—¿Es él? —el padre preguntó.

 

—Si —Doo Joon contestó.

 

—Malditamente caliente —dijo el hermano que había hablado antes.

—Cállate, Lee Joon —Doo Joon le gruñó al parlanchín hermano.

Yoseob se frotó los brazos, preguntándose si había saltado del sartén para caer en el fuego.

—No te preocupes, aquí estás a salvo. —El padre de Doo Joon trató de tranquilizarlo. Yoseob no quería decepcionar al hombre. Después de todo estaba siendo hospitalario, así que le dio su mejor sonrisa.

—Gracias.

 

—Ve a acomodarlo, Doo Joon. El resto de ustedes regresen al trabajo.

El padre señaló la puerta de la cocina a los hermanos mientras Yoseob seguía a Doo Joon hacia las escaleras. El interior de la casa se veía más grande que desde afuera.

—No quiero incomodar. Sé que tienes trabajo —dijo Yoseob mientras Doo Joon lo guiaba al último cuarto a la izquierda.

 

—No lo haces. Este es el cuarto de huéspedes. Puedes quedarte aquí.

Doo Joon lo guió al interior y se lo mostró. —Hay toallas en el cuarto de baño y mucho espacio en el armario para tu ropa.

—Bueno,  entonces  supongo que no usaré  el armario.

Yoseob se rio nerviosamente. No era culpa de Doo Joon el no saber que Yoseob había huido dejando su ropa atrás. A él eso no le importó. En cuanto estuviera lo más lejos posible del imbécil, lo demás no importaba.

—Lo siento. —Doo Joon metió las manos en sus bolsillos delanteros, el color cubrió su cara. Se veía adorable en un hombre tan grande y seguro.

—Está bien. No lo sabías. —Yoseob luchó para encontrar algo para cambiar el tema—. ¿Así que ellos son tus hermanos y tu padre?

Doo Joon asintió. —Si. Soy el más joven de todos, pero elegí trabajar en la construcción. Me gusta hacer cosas con mis manos. —Sacó una mano de su bolsillo y la levantó para probar el punto.

—Yo fui hijo único. Debe ser lindo tener una gran familia. Doo Joon rodó los ojos y bufó. —La mayoría de las veces.

Tener algo de privacidad es un gran problema aquí. Si vas a quedarte por aquí es mejor que te acostumbres a eso.

Yoseob no estaba seguro si podría acostumbrarse a eso. Creció como hijo único y cuando cumplió veinte años conoció a Hyeong Kon y se mudó con él. Durante los cuatro años de su relación con ese imbécil, no había tenido nada propio, pero siempre tuvo privacidad. —¿Voy a quedarme aquí?

—Si —Doo Joon contestó rápidamente y miró alrededor del cuarto—. Mejor regreso al trabajo. Mi padre era el propietario de la compañía constructora en la que trabajo pero cuando decidí que me gustaba más que ser granjero, él me la dio.

—Pensé que eras el capataz.

 

Doo Joon asintió y se dirigió a la puerta de la recámara. —Lo soy. También soy el propietario.

Yoseob no sabía mucho sobre construcción. Infiernos, no sabía nada sobre eso, pero estaba seguro que la misma persona no debería de tener ambos títulos.

—La cena es a las seis. Si tienes hambre avísale a Pa. Mis hermanos  son  Fuertes pero no son peligrosos.

¿No son peligrosos? Ellos se veían tan peligrosos como un león sentado viendo a su presa. Yoseob no estaba muy seguro de querer quedarse aquí si Doo Joon no estaba. —¿Puedo ir contigo?

Doo Joon sacudió la cabeza negando mientras se dirigía a las escaleras.

—No es seguro. Sé que tienes preguntas acerca de lo que sucedió en el pueblo. Las contestaré cuando regrese.

Yoseob dejó el tema en paz. No quería molestar a Doo Joon y que lo regresara al oscuro y solitario refugio. Podría estar intimidado por los hermanos de Doo Joon, pero quedarse aquí era mejor que en el Centro de Ayuda. Nunca se había quedado solo y no le gustaba mucho.

—Regresaré al terminar el día de trabajo. Ponte  cómodo

dijo Doo Joon antes de salir por la puerta del frente. Bueno, campanas del infierno. ¿Qué se supone que haría ahora?

—Soy Lee Joon —dijo uno de los hermanos detrás de Yoseob.

Yoseob se mordió el labio y nervioso alejó la mirada.

 

—Yoseob —le dijo viendo los muebles alrededor. Había tres grandes sofá y dos sillas con descansabrazos en la sala. Realmente una agradable decoración, completada con una enorme chimenea de piedra en una de las paredes. Libreros a cada lado de la chimenea y una gran televisión arriba de una repisa.

—Siéntete en tu casa, Yoseob. —Lee Joon tomó el control remoto de la televisión y se lo dio—. Dado que es tu primer día aquí, Pa no espera que trabajes en la granja.

Eso eran buenas noticias considerando que no tenía una maldita idea de cómo trabajar en una. Esto era completamente opuesto a cómo Yoseob había crecido y lo que conocía. Él era un chico de ciudad. La vida de granja podría ser demasiado dura.

 

—¿Tienes hambre? —Lee Joon le preguntó desde  detrás de él.

 

Yoseob sacudió la cabeza negando. Estaba demasiado nervioso para comer. Tomó asiento en el borde del sofá, levantó el control y encendió la televisión. Recorrió los canales mientras Lee Joon salía por la puerta de atrás.

Yoseob se recargó, preguntándose qué le traería su nueva vida. Esta era una nueva vida. Nunca estaría de nuevo con Hyeong Kon, además ahora se encontraba viviendo en un   pequeño  pueblo.

Las cosas estaban cambiando, y Yoseob estaba listo para eso. Él era bueno complaciendo a la gente pero sería cauteloso con esta familia. Ellos podrían aplastarlo si se enojaban y comenzar a ponerle la mano encima como Hyeong Kon había decidido hacer.

Yoseob empujó a su ex al fondo de su mente. Él había dejado de amar al imbécil hace un año. Esa fue la razón por  la que Hyeong Kon comenzó a golpearlo. Yoseob le había dicho que se iba y Hyeong Kon le dijo que se tenía que quedar.

«Maldición, olvídate de él». Yoseob abrazó un cojín contra su pecho mientras veía el canal de cocina. Eso era su cosa favorita para ver. Se consideraba un buen cocinero y amaba crear nuevos platillos.

Quizás podría trabajar de cocinero. Eso podría ser lindo y Yoseob tendría dinero en sus bolsillos. Algo que necesitaba urgentemente. Doo Joon le había ofrecido contratarlo, pero Yoseob no creía poder hacer algo estando todo el día alrededor del semental.

Lanzó el cojín a un lado y presionó el botón de apagado del control remoto. Yoseob salió a revisar la cocina. Podría mostrar su aprecio por dejarle quedarse teniendo la cena lista para cuando los hombres llegaran del trabajo.

Recorrió la despensa, notando gran cantidad de dulces. Tuvo una idea acerca del postre por lo que veía ahí. Yoseob comenzó a sacar cosas y llevarlas a la mesa para preparar la cena para los ocho grandes hombres que vivían ahí.

 

 continuara...

Notas finales:

Yoseob tendra duros momentos para ajustarse a esta familia de ositos....

nos leemossss

dejen RW

 


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