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Unnie por Yong Mun

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Notas del capitulo:

Hola, qué tal? Como el capítulo pasado fue corto, he aquí otro más.

Que lo disfruten!! =)

Apenas y estacionó el auto frente a casa, corrió dentro. Al llegar a la sala, se topó con Hyemi y Jessica sentadas en uno de los sofás y al psicólogo de pie, frente a la repisa donde se encontraban las fotografías familiares. El hombre la miró sin expresión alguna, mientras que las dos chicas se notaban preocupadas. Bianca respiró hondo, empuñó sus manos y se preparó mentalmente para lo que vendría a continuación. Decidida, caminó hasta quedar en medio de la habitación.


–Señorita Pyo, doctor –Hizo una reverencia a ambos.


–Señorita Galieni –El psicólogo respondió el saludo con un movimiento de cabeza, aun sin expresión alguna.


– ¿Qué sucede? –Preguntó, buscando la mirada de Jessica.


–El doctor y la señorita Pyo han hablado con tus hermanas de nuevo –Respondió ella llegando a su lado.


–Así es señorita Galieni –Habló el hombre antes de que la castaña continuara –Charlamos con ellas –Caminó hasta el otro extremo de la sala, mirando por el ventanal a aquellas ocho niñas que jugaban en el jardín –Es lamentable saber y ver que usted no quiso hacer bien las cosas.


–No entiendo –Miró a Hyemi, quien sólo bajó la mirada.


–Me refiero a que usted no aclaró ciertos temas con sus hermanas y además no ha cuidado de ellas como es debido –El hombre volvió su vista a la pelinegra –Al llegar la señorita Pyo y yo, no sólo nos topamos con la sorpresa de que usted no se encontraba en casa cuidando de sus hermanas, sino que además algunas han sufrido pequeños “accidentes” como: caídas que terminan con cejas abiertas, discusiones que terminan con golpes, y para colmo, enfermedades graves, provocando que una de sus hermanas se encuentre en este momento en el hospital –Terminó de explicar mientras tomaba asiento en el sofá, cruzando las piernas y sin despegar su mirada de Bianca –Prácticamente es como si usted quisiera deshacerse de sus hermanas, señorita.


–Cómo se atreve a… –Jessica la tomó del brazo – ¿Acaso insinúa que yo provoqué lo que le ocurrió y ocurre a mis hermanas? –Apretó la mandíbula y empuñó sus manos –Usted no sabe nada…doctor –Pronunció con desprecio.


–Sé lo suficiente y necesario para que… –Señaló hacia la ventana –Usted no tenga a esas niñas bajo su cargo ni un momento más –Tomó su celular del bolsillo del pantalón –Mi reporte ha sido enviado, y ahora… –Miró una vez más a la pelinegra –Es cuestión de minutos para que los superiores de la señorita Pyo le den la orden de llevarse a esas pobres niñas de aquí.


Los ojos de Bianca se abrieron de par en par, no creyendo lo que acababa de escuchar. Sus piernas temblaron y tuvo que sostenerse de Jessica para no caer.


–Usted…usted no puede hacer eso –Dijo la castaña, llamando la atención del psicólogo.


–Porque puedo es que lo hago –Contestó con arrogancia.


–Usted no entiende, todo esto es un malentendido –Insistió la chica –Lo sucedido con Tiffany fue un accidente. Ella está enferma y su visión empeora cada vez más, por eso cayó de los juegos aquel día. Con Yuri… –Hizo una pausa –A ella le ha afectado demasiado lo que está ocurriendo con Taeyeon, es por eso que se ha comportado mal y…


–Y su hermana mayor no encontró otra manera de controlarla más que golpeándola ¿no? –Soltó sarcástico. Y la pelinegra permaneció con la mirada baja.


–Ella está muy arrepentida –Continuó Jessica –Y aunque las cosas se salieron de control, Bianca lo ha solucionado y ahora Yuri está bien. Con Taeyeon…es verdad que con Taengoo las cosas se han complicado, pero su enfermedad es algo que nadie veía venir, ¡y de eso no puede culpar a Bianca! Ella ha hecho todo lo posible y más, ha hecho todo para sacar a delante a sus hermanas, para cuidarlas,…para protegerlas –Miró con cariño y ternura a la chica a su lado, y sonriendo, tomó su mano.


–Pues no ha hecho lo suficiente –Retó el psicólogo, y tanto Hyemi como Jessica clavaron su mirada en él –No me mire así señorita –Dijo a la segunda –Sólo estoy diciendo la verdad. Si la señorita Galieni hubiera puesto más atención a la pequeña Tiffany, aquel día en el restaurante, ésta no habría caído y no se hubiese causado esa herida en la ceja. Si la señorita Galieni controlara más sus impulsos y carácter, no habría golpeado a su hermana. Y por último –Se acercó más a Bianca que sólo desvió la mirada –Si ella hubiera prestado más atención al aparentemente “inofensivo” asma de la pequeña Taeyeon, la habría llevado antes al hospital y tal vez ahora la vida de esa niña no estaría en peligro –La pelinegra mostró su confusión – ¿Le sorprende que yo esté enterado de qué tan grave es la situación de su hermana? –Preguntó sonriendo de lado –Abra los ojos señorita Galieni. Usted ha estado en la mira de servicios infantiles por meses. Nuestro trabajo es investigar, averiguar cosas, incluso cuando algunas de éstas quieren ser ocultadas por las familias.


–Yo no trató de ocultar nada –Dijo la chica entre dientes.


– ¿Ah no? Entonces dígame ¿por qué no quiso atender a la señorita Pyo semanas atrás? ¿Por qué no la llamó cuando Tiffany tuvo el accidente? ¿Por qué no lo hizo cuando Taeyeon tuvo que ser internada? ¿Por qué Yuri trató de mentir al decir que usted no la había golpeado? –Dio la espalada a la pelinegra –Vamos, responda –Volvió a tomar asiento.


–Porque he hecho lo que usted tanto se empeña en negar… –Ahora fue ella quien se acercó al él –Cuidar de mis hermanas. Porque si es verdad que usted ha investigado, déjeme decirle que lo ha hecho muy mal –Comenzó a elevar la voz –Si no he llamado a la señorita Pyo para informarle de todo lo que ocurre, es porque tengo cosas mucho más importantes que hacer –No despegaba la mirada de aquel hombre –Como buscar un donante para Tiffany –El psicólogo abrió los ojos de par en par –Sí doctor, lo de mi hermana no es una simple enfermedad. Como lo dijo Jessica; ella pierde la vista día con día, y si yo no encontraba un donante lo antes posible…ella perdería la vista por completo –Bajó la voz. Hyemi no podía creer lo que oía –Y lo de Taeyeon…usted tiene razón, su vida peligra –Sus ojos retuvieron las lágrimas, pero su voz se quebró –Corrección…su vida pronto terminará –Jessica la tomó de la mano de nuevo. Y tanto Hyemi como el psicólogo quedaron en shock por unos segundos.


–No…creíamos que lo de Taeyeon fueran tan…grave –Mencionó Hyemi.


– ¿Ahora quiénes son los que no hacen bien su trabajo? –Preguntó con ironía la joven italiana–Se supone que estaban “bien informados” –Miró al hombre, retándole con la mirada –Y sin embargo tuve que dejarla sola en estos momentos, todo porque un psicólogo egocéntrico vino a mi casa a querer darme lecciones de moral y de cómo cuidar bien de ella y del resto de mis hermanas –De nuevo comenzó a elevar la voz –Un hombre que se tomó el derecho de juzgarme y sacar conclusiones por el simple hecho de haber tenido, ¿qué? Una cuantas pláticas con mis hermanas en ¿cuántas ocasiones? ¿Dos? –Se acercó un poco más y Jessica la tomó del brazo. El hombre se levantó de su asiento, tratando de no dejarse intimidar.


–Taeyeon no es su única hermana –Aseguró él de manera fría –Tiene siete más a las cuales ha descuidado.


–Nadie las ha descuidado –Se apresuró a decir la castaña –Hyuna y yo hemos ayudado a cuidar de todas ellas cuando Bianca tiene que ir al hospital a ver a Taeyeon –Explicó.


–Ese es otro tema que no hemos aclarado, o mejor dicho, la señorita Galieni no ha querido aclarar –Comenzó a caminar por todo el salón –La primera vez que vine, le dije que debía acabar con su promiscuidad por el bien de sus hermanas. Pero es que ahora me voy enterando que no sólo no terminó con alguna de ustedes, sino que además hace que ambas “novias” convivan con sus hermanas –Rió y negó repetidas veces – ¡Vaya cinismo!


De un momento a otro, a Bianca se le subieron los colores al rostro, empuñó sus manos, respiró hondo y…sí, era como una hoya a presión, la cual estaba a punto de explotar. Visualizó a su “presa” y se lanzó contra ella.


–Es usted ¡un imbécil! –Por fortuna o desgracia, Hyemi logró detenerla, tomándola por los hombros.


–Bianca, no empeores las cosas –Le aconsejó la mayor.


–Escuche bien doctor –Jessica llamó su  atención de nuevo –Bianca no está saliendo con ambas, sólo conmigo –Aclaró tajante.


–Pero el punto aquí, es que no lo aclaró con sus hermanas –Respondió el hombre acomodando su saco –Y se lo advertí, le dije que lo hiciera.


– ¿Y cómo hacerlo, doctor? –Preguntó la castaña. Bianca aun trataba de zafarse del agarre de Hyemi para así partirle la cara al tipo –Dígame cómo hacerlo con todo esto que está ocurriendo. Bianca no ha parado un sólo momento desde que supo sobre las enfermedades de Taeyeon y Tiffany –El sujeto se quedó callado por un momento.


–Lo siento señorita. Sé que usted desea ayudar a su novia, pero la verdad es que la señorita Galieni no ha hecho un buen trabajo cuidando de esas niñas.


–Maldito… –Susurró la nombrada.


– ¿Perdón? –Preguntó con indignación.


–Que es usted un ¡¡maldito!! –Gritó a todo pulmón, zafándose del agarre de Hyemi.


– ¡Bianca! –Ángelo entró en el momento justo al lugar –No empeores  las cosas –Se miraron por largo rato y al final ella cedió –Vamos acariño, no cometas una tontería.


–Y usted ¿es?... –Preguntó el psicólogo mirando al pelinegro de arriba abajo.


–Ángelo Vendetti –Respondió él –Amigo y socio del difunto Antoni Galieni.


–Cómo supiste que…


– Jessica me llamó –Contestó antes de que la pelinegra terminara.


–Lo hice después de llamarte a ti, creí que era necesario –Explicó la nombrada.


–Y usted ha venido a… –El “doctor” siguió con la arrogancia.


–A tratar de arreglar las cosas –Ángelo respondió firme.


– ¿Por el bien de la señorita Galieni? –El sujeto sonrió sínico.


–Por el bien de esas niñas –El pelinegro señaló hacia la ventana sin apartar la mirada del psicólogo –Que no tienen la culpa de nada, y a quienes usted desea dejar sin un hogar.


–Se equivoca señor Vendetti, yo no las quiero dejar sin un hogar, quiero que estén en uno mejor, eso es todo –Volvió a tomar asiento y junto a él, los demás, excepto Bianca.


–Y qué mejor lugar que al lado de su hermana mayor –Mencionó el italiano.


–Veo que no está enterado de los…percances que ha tenido ésta familia (si es que se le puede llamar así) en las últimas semanas –Bianca de nuevo empuñó sus manos al oír las palabras del sujeto.


–Ahora el que se equivoca es usted…doctor –El pelinegro enfatizó la última palabra con desprecio –Estoy enterado a la perfección y es por eso que estoy aquí. No pienso permitir que ni usted ni nadie se lleve a mis sobrinas de ésta casa –Aseguró.


–Creí que sólo era amigo y socio del fallecido señor Galieni, no su familiar.


–Tiene razón, Antoni y yo no compartíamos la misma sangre, sin embargo éramos como hermanos –Explicó –Y le prometí que si él faltaba algún día para su familia, yo estaría ahí para ella –Comentó serio y sin despegar su mirada del hombre al otro lado de la sala.


–Lo siento señor Vendetti, pero me temo  que ésta vez fallará a su palabra –Cualquiera que viera la escena desde fuera, juraría que el psicólogo estaba disfrutando de todo aquello –Ya que no puede hacer nada. Usted no es el tutor legal de esas niñas, así que la responsable de todo lo que ocurra con ellas, es la señorita Galieni –La miró al nombrarla –Y como se lo dije antes a ella: no ha hecho un buen trabajo –De nuevo le retó con la mirada. Bianca iba a replicar cuando él volvió a hablar –Y ni yo ni la señorita Pyo nos arriesgaremos a que algo más grave les ocurra a esas pequeñas. Lo siento pero mi diagnóstico y reporte están hechos, estoy seguro que en unos momentos servicios mandará a alguien con una orden.


–Usted no puede… –Las palabras de Bianca fueron calladas por el sonido de un celular.


El de Hyemi. La joven leyó lo que al parecer era un mensaje y…segundos después y con la culpa plasmada en el rostro, miró a la pelinegra quien negó frenéticamente.


–No…


–Lo siento Bianca –Dijo la mujer bajando la mirada.


–No…no ¡¡No!!


–Servicios infantiles quiere a tus hermanas fuera de ésta casa lo antes posible –Explicó.


–No…no –Las lágrimas corrían por su rostro sin parar –Por favor Hyemi, no hagas esto –Se acercó a ella –No lo hagas –Tomó sus manos entre las suyas.


–Lo siento. La camioneta llegará pronto –La mujer la miró a la cara por unos instantes, pero de nuevo llevó su vista al piso.


– ¡Esto no puede pasar! –Dijo Ángelo desesperado –Yo…yo haré lo que esté en mis manos para ser el tutor legal de esas niñas, incluso las adoptaré si es necesario, pero por favor no hagan esto –Miraba alternadamente a Hyemi y al psicólogo.


–Y eso puede hacer si usted lo desea señor Vendetti, pero por ahora las niñas vienen con nosotros. Ya después usted podrá hacer los trámites y papeleo correspondientes –Dijo el hombre para después acercarse a la pelinegra –Creo que debería ir a hablar con ellas –Susurró a su oído.


–Disfruta haciendo esto ¿no? –Preguntó aun llorando, sin despegar la vista de la ventana. Sin dejar de mirar a sus pequeñas hermanas, quienes seguían jugando en el jardín.


–No voy a negar que siempre es satisfactorio alejar a niños inocentes de personas irresponsables e inadecuadas como usted –Respondió, mirando en la misma dirección que ella.


La chica giró bruscamente, quedando cara a cara con aquel tipo, quien sonrió con cinismo ante la ira y frustración de la más joven. Estaba a punto de agredirlo, pero el hombre fue salvado una vez más, ésta ocasión por Jessica.


–Bian –Tomó su brazo –Debes ir con ellas –La más alta, aun con ojos llorosos, asintió y fue en busca de sus hermanas.


Trató de sonreír cuando salió al jardín y, un nudo se formó en su garganta cuando vio a todas correr hacia ella, felices, risueñas…ajenas a lo que pronto vendría para ellas.


– ¿Se están divirtiendo? –Fue lo único que se le ocurrió decir al tenerlas frente suyo. Todas asintieron gustosas.


– ¿Por qué lloras unnie? –Preguntó Yoona al notar las lágrimas en sus ojos.


Bianca se sentía morir, no quería perderlas, no quería perder a Taeyeon, a Tiffany…a ninguna. Tenía claro que su “nueva vida” estaba resultando ser una mierda. Pero por ahora debía ser fuerte, debía aparentar estar bien, así que limpió sus lágrimas, respiró hondo y sonrió.


–No es nada Yoong, pero… –El nudo en su garganta volvió –Ustedes…deben estar fuera de casa por algunos días –Su voz se quebraba, sin embargo se aferraba a mantener la compostura.


– ¿¡Qué!? No, nosotras no queremos ir a ningún lado –Tiffany se aferró a su cuello –Nosotras queremos estar aquí contigo.


– ¿A dónde vamos, unnie? –Preguntó Sooyoung  con algo de miedo.


–Ustedes deben… –Era casi imposible aguantar más su llanto, pero lo hizo –Deben ir con la señorita Hyemi.


– ¡No! –Gritó Yuri –No unnie, tú…tú prometiste que no volveríamos a… –Ahora ella también se aferraba al cuello de la mayor – ¿Fue por lo que le dije al amigo de Hyemi-shi? –Preguntó con apuro y miedo –Yo no quise, yo…


–No, no Yul –Trató de tranquilizarla –Nada de esto es tu culpa, ni de ninguna de ustedes –Miró al resto –Es sólo que deben ir hasta que…tío Ángelo y yo arreglemos algunos asuntos con la señorita Hyemi y su amigo –Miró hacia dentro –Y con otras personas más.


– ¿Tú quieres que nos vayamos? –Ésta vez preguntó Hyoyeon, quien no soltaba la mano de Seohyun y Sunny.


– ¡No! –Respondió con prisa –No, por supuesto que no, pero…es lo que debemos hacer –No supo qué más decir. Limpió una lágrima rebelde que corría por su mejilla –Yo jamás me separaría de ustedes si no fuese necesario –Abrazó a las siete –Las quiero con toda mi alma, jamás las abandonaría –No pudo ocultar más su llanto –Esto…sólo será unos días, lo prometo –Sabía que no podía prometerles aquello, sin embargo lo hizo.


–Yo no quiero ir sin ti y sin Tae-tae –La pequeña pelinegra seguía aferrada a su cuello.


–Ella… –Sabía que sería ruin por lo que diría, pero no podía decirles la verdad, simplemente no podía –Ella irá pronto con ustedes.


– ¿Lo prometes? –Tiffany preguntó con ojitos esperanzados.


–…Lo prometo –Tuvo que hacerlo, tuvo que mentir para no decir una verdad aun peor a la que ya estaban viviendo.


Todas entraron de nuevo a casa. Hyemi y el psicólogo seguían en la sala junto a Jessica y Ángelo.


Bianca limpió sus lágrimas, no quería mostrarse débil y patética frente aquel hombre que trataba con todas sus fuerzas de no sonreír y así demostrar la verdadera basura que era.


–Carmen –Llamó Ángelo a la mujer que en pocos segundos apareció frente a él –Suba a las habitaciones de las niñas y empaque lo necesario y primordial para cada una de ellas –Con mirada triste, la mujer asintió y salió de allí –Vamos niñas –Miró a la siete pequeñas –Alístense para salir.


Todas asintieron y sin decir ni una palabra salieron de aquel salón, excepto una, quien llamó la atención del psicólogo, jalando la manga de su saco.


–Usted dijo que mis hermanas y yo estaríamos bien, lo prometió –Habló Sunny al obtener su atención –Lo dijo tantas veces que lo creí…pero a usted no le agrada unnie ¿cierto? –Todos quedaron en shock, sin embargo nadie dijo ni hizo nada, segundos después Sunny siguió su camino.


Cinco minutos más tarde, la camioneta que mencionó Hyemi estaba parada frente a la casa de los Galieni, y personas que venían en ésta, ayudaron a subir las pequeñas maletas de las niñas.


–Es hora… –Dijo Hyemi a Bianca, quien de nuevo trató de ocultar su llanto frente a sus hermanas.


– ¡Unnie! –Tiffany se aferró a sus piernas y el resto comenzó a llorar.


–Vamos princesita –Bajó a la altura de la pequeña –Todo estará bien. Vengan –Pidió a todas –Les prometo que todo se solucionará, pero por ahora… –Tomó las manos de Sunny y Tiffany –Prométanme que cuidaran de sus hermanas –Ambas asintieron; la pelinegra sorbiendo la nariz y la castaña tratando de no llorar –Sobre todo de Seo y Yoong –Volvieron a asentir –Las quiero –De nuevo abrazó a todas y besó a cada una en la frente y mejilla –Las amo.


Ángelo y Jessica, incluso Hyemi podían sentir el dolor de Bianca.


–No podemos esperar más –Interrumpió el psicólogo –Debemos irnos. Vamos niñas –Comenzó a llevarlas al auto.


–Todo estará bien, lo prometo –Aseguró la pelinegra, siendo literalmente alejada de sus hermanas. Yuri aún se aferraba a su mano, sin poder ni querer dejar de llorar –Las quiero… ¡las quiero! –Gritó al ver a todas ya dentro de la camioneta.


Jessica y Ángelo se acercaron a ella. La castaña tomó su mano, mientras que los tres veían cómo Hyemi y el doctor también subían a dicha camioneta, poniéndose ésta en marcha. Entonces Bianca por fin dejó salir todo el dolor que sentía. Miraba cómo aquel auto se alejaba cada vez más, y entonces de la nada…corrió tras él. Jessica quiso detenerla, pero Ángelo lo impidió.


–No…no… ¡¡NO!! –Corría desesperada, sin embargo sus piernas  fallaron y de pronto cayó de rodillas contra el pavimento, sin poder hacer más que llorar y ver aquella camioneta llevarse a sus hermanas –No… –Susurró –No pueden quitármelas –Sus lágrimas caían sin parar –No pueden alejarme de ellas, no pueden. Son mi hermanas…soy su unnie –Y se quedó ahí, en el mismo lugar por largo rato. Y como si el cielo también estuviera en su contra, de pronto comenzó a llover.


Minutos después, Ángelo apareció tras ella. Lo miró de reojo y pudo notar el llanto en los ojos de éste.


–Bianca, han llamado del hospital. Taeyeon… –Reprimió un sollozo –Ella…ella ha… –No podía, simplemente las palabras no salían de su boca.


–No… –Negó repetidas veces con pánico en la mirada –No –Repitió y sus lágrimas volvieron.


De repente, un escalofrío le recorrió todo el cuerpo y la voz del ángel se hizo presente.


–Lo siento Bianca –Kevin apareció a su lado y posó una mano en su hombro –Tae…ella ya…


– ¡¡NOOO!! –Gritó con fuerza –No, ella no –Su llanto se hizo mayor –Taeng, ella…ella ¡no! –Golpeó el piso una y otra vez –No, no… ¡¡NO!! –Sus nudillos sangraban y se limpiaban al instante debido a la lluvia – ¡¡LO SIENTO!! –Gritó a todo pulmón –…Lo lamento –Susurró –Perdónenme, perdónenme por todo, por la basura que fui, que soy,…por no ser la hermana que merecían –Miró al cielo y ya no se distinguían sus lágrimas entre las gotas de lluvia –Perdón… –Miró una vez más el camino por donde se fue la camioneta – ¡¡Lo sientooo!! –Gritó de nuevo.


–Lo lamento, Biany –Y sin decir más, el ángel desapareció.


–Yo más… –Susurró –Yo más –Repitió. Entonces su cabeza comenzó a doler, su pulso se aceleró y cuando trató de levantarse, de pronto…todo se volvió negro.


– ¡Bianca!... –La voz de Ángelo fue lo último que escuchó.

Notas finales:

OMG!! Todo se puso intenso no? Ustedes qué opinan?

Ya saben, sus rw siempre son bienvenidos.

No leemos pronto, bye!! =)

 


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