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Unnie por Yong Mun

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Notas del capitulo:

Lamento mucho la demora. Disfruten de la lectura.

Bianca

 

Unas pequeñas risitas me despiertan. No recuerdo que alguien del personal tenga hijos y mucho menos que estos entren a la casa o a… ¿mi habitación? Abro los ojos de golpe al notar que esas risitas están más cerca de lo que creo, están dentro de mi cuarto. Llevó el brazo izquierdo a mi rostro al notar que las cortinas están de par en par y que el sol da directo a mi cara, luego descubro que me dormí sobre las cobijas y con la ropa puesta. Me duele un poco la cabeza y entonces de nuevo oigo ésta vez sólo una risita, giro a mi lado derecho y encuentro a una diminuta figura de no más de siete años, de cabello castaño y ojos de un café algo particular. Vuelve a reír al ver que la descubrí, y de pronto corre fuera del lugar y tras ella otras tres figuras que no había notado porque se encontraban tras la puerta.

 

– ¡Despertó! –Grita una de ellas.

 

– ¡Oigan! ¡Esperen! –Trato de detenerlas, pero entonces una sábana se enreda en mis pies y caigo sin piedad contra el suelo – ¡Ouch! Maldita sea –Salgo de la habitación y bajo a la sala.

 

Mi mandíbula cae al suelo cuando veo a otras tres niñas más, todas en medio de la sala creando una guerra de almohadas. Ríen y juegan sin notar que estoy ahí, entonces siento un pequeño tirón en mi mano derecha, bajo la mirada y me encuentro con una más, una azabache aún más pequeña que el resto. Ésta al ver que logró llamar mi atención, de inmediato estira sus brazos hacía mí. Dudo por un momento, no sé si deba, que tal si alguno de sus padres está por allí y se enfada porque la cargo, pero mi corazón se derrite al verla insistir con un tierno puchero, así que sin más, la tomo entre mis brazos.

 

–Les dije, unnie despertó –Dice la misma niña que hace un momento estaba en mi habitación. Esperen… ¿Unnie? Qué diab…

 

– ¡Unnie! –Gritan todas, y como una avalancha, corren hacía mí hasta lograr derribarme y hacerme caer.

 

–Unnie, tenemos mucha hambre, ¿qué desayunaremos hoy? –Pregunta una castaña  un poco más alta que el resto.

 

–Sí, yo también muero por comer –Dice otra.

 

–Yo igual –Secunda ésta vez una pelinegra.

 

–Us…ustedes ¿quiénes son? –Preguntó al salir de mi asombro.

 

Todas me miran con sorpresa para luego estallar en risas, excepto la pequeña que aún sigue en mis brazos y ahora talla sus ojos, bostezando un poco. Entonces una castaña con lindas y grandes mejillas se sube sobre mi abdomen y fija su vista en mí.

 

–Vamos unnie, deja de bromear, de verdad tenemos hambre, ¿qué habrá de desayuno?

 

–Yo…yo no soy su u…unnie. No sé de quiénes sean hijas, ni me importa, pero lo mejor es que vayan con sus padres –Al oírme, todas dejan de sonreír.

 

–Esa broma ya no es divertida, unnie –Dice una morena que se levanta y salé corriendo del lugar.

 

–Unnie…ya… ¿ya te arrepentiste de ser nuestra unnie? ¿Ya no quieres que te llamemos así? –Pregunta una pelinegra  que también se encontraba en mi habitación hace un momento.

 

–Yo –Las miró detenidamente y entonces una imagen borrosa y poco creíble aparece en mi mente; yo jugando con todas ellas –No…no puede ser –Me levanto de golpe y corro a la mesa de noche, tomo la fotografía familiar que hay en ella y… –No, esto debe ser una broma, ustedes…ustedes no pueden ser…ellas.  …Ustedes –Todas me miran extrañadas.

 

–Lo son –Oigo una voz tras de mí y pego un brinco. Un chico un par de centímetros más alto que yo, con cabello rubio y traje completamente blanco a excepción de su corbata negra, me sonríe de manera desfachatada –Ellas son tus hermanas, son adorables ¿no lo crees?

 

– ¿Qué? Pero… ¿tú quién eres? ¿Cómo diablos entraste a mi casa?

 

–Hola, yo soy tu…mmm, ¿cómo nos llaman ustedes? ¿Ángeles? ¿Guardianes? En fin, da igual, dejémoslo en que soy tu ángel de la guarda.

 

– ¿¡Qué!? Tú…tú estás loco –Lo señalé, apartándome de él.

 

–Unnie, ¿con quién hablas? –Preguntó la pequeña castaña.

 

–Cierto. Un detalle: ellas no pueden verme –Aseguró –Nadie más, sólo tú –Volvió a sonreír –Míralas bien, Bianca, míralas a todas y cada una…entonces te darás cuenta de que en verdad son ellas.

 

–No… –Me niego a aceptarlo –Esto en una locura, una pesadilla, es un sueño loco que…

 

–No lo es –Me interrumpe –Esto es…lo que es –Dice simple. Miro una vez más la fotografía en mi mano, luego a ellas. Es cierto…de verdad son ellas.

 

–Con…con nadie Taeyeon –Sí, era ella, era la (literal) pequeña Taeyeon –So…sólo que hoy desperté con dolor de cabeza y estoy algo atontada –Expliqué, rascando mi nuca –Sólo eso.

 

–Unnie… –Vuelve a mí la pequeña azabache, Seohyun –Tengo sueño –Dice bostezando una vez más. Sonrió ante tan adorable gesto y la vuelvo a tomar en mis brazos.

 

–Bien, entonces vayamos a dormir –Caminé escaleras a arriba.

 

–Pero unnie, nosotras tenemos hambre –Dijo la pequeña castaña oscura, Yoona.

 

–Díganle a alguien del personal o a alguno de mis padres que les prepare el desayuno, ahora vuelvo, sólo voy  a acostar a Seo.

 

–Unnie… –Fue el turno de la pequeña pelinegra, Tiffany.

 

–Se me olvidó decirte un pequeño detalle –Apareció él a mi lado, casi lo olvido.

 

– ¿Qué? –Susurré.

 

–Ve de nuevo a la sala, mira bien las fotografías sobre la repisa –Pidió con seriedad e hice lo que me ordenó, ya con Seo dormida entre mis brazos. Las demás me siguieron sin decir una sola palabra.

 

Llegué hasta la repisa sobre la chimenea y comencé a ver las fotos, eran todas las que recordaba haber visto antes, la mayoría con todos incluidos en ellas, pero una llamó mi atención, se encontraba en medio de las demás, con una pequeña veladora encendida al frente suyo, era de mis padres. Mis ojos se cristalizaron al momento, mis piernas temblaron y casi suelto a Seohyun debido al asombro.

 

–No…eso no es verdad…eso no puede ser cierto –Susurré. De nuevo apareció a mi lado.

 

–Mañana se cumple su primer aniversario luctuoso –Puso su mano sobre mi hombro, su tacto era un extraño escalofrío –En ésta casa no están más que tu hermanas y tú. Las cosas se han complicado un poco porque ahora no sólo eres huérfana, sino que además tienes a tu cargo a ocho hermanas adoptivas, las cuales ya has notado dependen de ti completamente. Ahora también pasas gran parte de tu tiempo en el trabajo, eres la responsable de la empresa, y para colmo estás en  etapa de exámenes, en estas últimas noches apenas y has dormido –Extrañada, lo miro por lo que acaba de decir.

 

– ¿Exámenes? ¿De qué rayos hablas?

 

–Cierto –Sonríe –Lo olvidé, mira bien –Señala el espejo de media luna sobre la repisa. Me acerco un poco más y… –Eres más joven –Afirma –Para ser exactos, tienes apenas dieciocho años.

 

– ¿¡Qué!? –Apenas susurro, sin embargo mi cara no puede evitar mostrar el asombro.

 

 Y sí, efectivamente mi rostro se ve más joven, incluso soy más baja por un par de centímetros de mi estatura normal, soy más delgada y también sin “tantos atributos”, literal, tengo el cuerpo de una adolescente.

 

–Vamos, sigues siendo guapa, sólo unos cuantos años menor –Dice con humor.

 

– ¿Se supone que tú debas decir eso? –Suelto con fastidio, limpiando mis lágrimas.

 

–Unnie… ¿con quién hablas? –Insiste Taeyeon.

 

–Con…nadie Tae, cosas mías –Entonces miro a todas de nuevo, siguen con un semblante apagado –Niñas…lo…siento…por lo…lo que dije hace rato, no sé en qué estaba pensando, perdón –Me agacho a su altura y todas se acercan –Prometo no volver a…como sea…por qué no se adelantan a la cocina y en un momento las alcanzo, voy a dejar a Seo a su habitación y vuelvo, ¿de acuerdo? –Todas asienten con una pequeña sonrisa y salen corriendo – ¿Explícame qué rayos es todo esto? –Pregunto, caminando hacia las habitaciones y me detengo de golpe al notar que no sé cuál es la recamara de Seohyun.

 

–Lado derecho, frente a tu habitación –Contesta, leyendo mi mente. Entro y observo que hay cuatro camas, entonces él vuelve a hablar –Lado izquierdo, junto a la ventana –Recuesto a Seohyun que se acomoda de inmediato, la veo por última vez antes de salir de allí y no puedo evitar sonreír –Ahora…respondiendo a tu pregunta –Camina tras de mí –Esto es… ¿cómo lo llamó el jefe? –Se pregunta a sí mismo– ¡Oh, sí! …Es lo más parecido a lo que deseaste –Dijo recordando las palabras del… “jefe”.

 

– ¿Desear? ¿Qué se supone que deseé? –Pregunto confundida y algo malhumorada, siguiendo mi camino hacia la cocina.

 

– ¿No lo recuerdas? Lo de tener otra vida –Explica –Bueno, estoy seguro que no es lo que esperabas, pero de que tienes una vida diferente a la que llevabas hasta hace un día, la tienes –Afirma simple.

 

– ¿Qué? –Empiezo a recordar lo sucedido anoche: la visita de Minho, la discusión con mis padres, la confesión de Jessica, mi deseo por… ¡Diablos! –Pero…pero ¡esto es una locura! Tu jefe, Dios o como lo quieras llamar, no se puede tomar tan apecho los deseos de las personas –Digo un poco alterada y me detengo antes de entrar a la cocina –Lo que yo deseé anoche fue sólo un momento de locura, de no pensar bien las cosas, estaba molesta, triste. ¡Por Dios! Cuántas veces las personas desean cosas y nunca se les conceden –Suelto frustrada –Y a mí que deseo algo por una milésima de segundo… ¡zaz! se me cumple enseguida, ¡vaya suerte la mía! –Ironizo.

 

–El jefe jamás se equivoca –Comienza a caminar a mi alrededor –Tu deseo lo pediste de corazón, así haya sido sólo una milésima de segundo como dices, fue por eso que se cumplió.

 

–Pero…

 

–Pero nada, te repito: él no se equivoca en sus decisiones, y si cumplió tu deseo…fue por algo, así que deja de cuestionar sus acciones –Me dio un golpe en la frente –Y mejor ponte a pensar qué es lo que él quiere mostrarte.

 

– ¿Mostrarme? –Pregunto confundida.

 

–Vaya que eres lenta –Soltó fastidiado –La mayoría de veces él cumple un deseo o…capricho de las personas con el fin de dar alguna lección o iluminación divina –Volteó a verme –En tu caso seguramente se trata de las dos.

 

–No entiendo, ¿qué es lo que tu “jefe” quiere mostrarme? –Rió ante mi pregunta.

 

–Creo que es bastante obvio –Al notar mi confusión, rió aún más –…Excepto para ti, pero lo siento Bianca, eso lo tendrás que descubrir tú sola, yo no puedo decirte ni guiarte en nada.

 

– ¡Genial! Vaya ángel de la guarda que me tocó –Reprocho, cruzándome de brazos –Por cierto, ¿tienes algún otro nombre? Me refiero a un nombre propio, ya sabes, encuentro un poco raro y…absurdo el llamarte “mi ángel de la guarda” –Ríe una vez más.

 

–Bien, tú ganas, puedes llamarme Kevin – Sonríe de oreja a oreja.

 

–Ok, Kevin, supongo que te seguiré viendo más de lo que quiero, ¿cierto?

 

–Para tu desgracia, sí –Suelta otra leve risita –Debo asegurarme de que no cometas más errores de los que ya has cometido –Desvío la mirada al escuchar sus últimas palabras.

 

–Creí habías dicho que no puedes guiarme.

 

–Guiarte no, pero sí prevenir el que no cometas más tonterías. Ciao Biany –Él se desvanece y yo entro a la cocina.

 

Todas se han puesto pequeños mandiles y han sacado algo de fruta y jugo del refrigerador, Taeyeon y Tiffany hacen el intento de preparar sándwiches, Yoona trata de tomar algunos vasos de la gaveta con ayuda de Sooyoung, quien sostiene sus piernas, Hyoyeon y Sunny están concentradas en cortar algo de fruta, y en fin, todas se ven sonrientes y…esperen… ¿Yoona sacando vasos de la gaveta más alta? ¿Hyoyeon y Sunny cortando fruta? Veo a Sooyoung arriba de la silla y sobre ella, Yoona ¡Pero aun peor! Hyoyeon sostiene con ambas manos el cuchillo más grande de la cocina, y frente a ella, Sunny sostiene la sandía que la menor pretende cortar. Tuve un pre infarto con esas dos imágenes.

 

–Pero qué rayos… –Tomo a Yoona y Sooyoung, bajándolas de inmediato de la silla, luego corro a la barra y tomo en el aire el cuchillo que Hyoyeon dejaba caer sobre la sandía y…Sunny – ¡Niñas! ¿En qué estaban pensando? –Pregunto desesperada y seis pares de ojos me miran con sorpresa. Me dejo caer en la silla junto a Sunny – ¿Acaso no saben que no deben trepar cual arañas… –Miro a Yoona –Y mucho menos tomar cuchillos sumamente filosos? –Ahora observo a Hyoyeon.

 

–Pero tenemos hambre –Yoona se queja mientras sube a mis piernas –Y tú no venías.

 

–Sí, me tarde un poco –Reconozco –Pero eso no les da permiso de hacer esas cosas, cuando lo hagan debo estar  presente, o alguien más que pueda vigilarlas –Respiro profundo –Entiendan, puede ser peligroso, por favor no vuelvan a hacerlo ¿de acuerdo? –Trato de razonar con ellas y parecen entenderlo.

 

–Ok –Responde Sooyoung –Pero entonces, ¿ya vamos a comer? –Insiste con una adorable mueca.

 

–Sí, ahora preparo algo, mientras por qué no ayudan a Tae y Fanny a preparar más sándwiches –Sugiero –Yo terminare de hacer esto –Señalé la sandía sobre la mesa. Todas asienten y van junto a Taeyeon y Tiffany. Comienzo a cortar la fruta, las veo jugar un poco entre ellas, entonces noto que falta una, busco por todos lados dentro de la cocina pero no logro encontrarla –Niñas, ¿dónde está Yuri?

 

–Aún sigue en el jardín, unnie –Responde Tiffany –Ella sigue molesta por lo que… –Duda en seguir –Por lo que dijiste hace un rato.

 

–Entiendo…iré a buscarla, ustedes sigan con eso –Señalé los sándwiches – ¿Ok? –Asienten antes de verme salir.

 

–…Hola –Digo al llegar al jardín trasero y verla montada en el pequeño columpio debajo del árbol. Ella apenas me ve, baja la cabeza –Yul…yo quería –Me cuesta pasar saliva, siempre me ocurre en éste tipo de situaciones –Quería pedirte disculpas…yo…

 

– ¿Ya no nos quieres? –Pregunta de pronto.

 

– ¿Qué? ¡No! Yuri, no es eso…yo –Me acercó hasta llegar a ella, me arrodillo y tomo su rostro para obligarla a verme –Lo siento, dije cosas que no debía, estaba algo cansada y confundida, ya sabes…por estudiar mucho –Dije lo primero que se e vino a la mente.

 

–Entonces, no nos harás volver al orfanato ¿verdad? –Preguntó con temor.

 

– ¡No! Por supuesto que no –Respondí a prisa.

 

–Es que tu dijiste que…volviéramos con nuestros padres, y ya que papá y mamá ahora están en el cielo, pensé que te referías a nuestros padres biológicos…pero como ellos no nos quieren y por eso nos abandonaron, yo creí que querías regresarnos allí –Termina de explicarme con ojos llorosos. Suspiro conmovida y apenada por su teoría.

 

–Lo siento Yul, hablé sin  pensar y te lastimé, perdóname –La abrazo fuerte –Yo no pienso hacer que vuelvan a un lugar de esos…y sobre tus padres biológicos, bueno… –Rasco mi nuca –No sé si eran buenas o malas personas, sin embargo no debes guardarles rencor… “claro, no te mordiste la lengua, Bianca” –Pensé –Estoy segura que sus motivos tuvieron para decidir dejarte en el orfanato, ¿y sabes algo? Tal vez fue lo mejor, porque así yo tuve la oportunidad de tener a una linda y adorable hermana –Ella sonríe al escucharme y vuelve a abrazarme –Ahora ven, vayamos con las demás para terminar el desayuno, ¿te parece? –Asiente contenta y toma mi mano.

 

Después de tener un desayuno algo ruidoso con tantos gritos y risas, mandé a todas a tomar una ducha, yo tuve que hacerme cargo de Seo y tomarla juntas, luego todas fueron a hacer algunas de sus tareas escolares y por la tarde me obligaron a ver una película animada con ellas. Al terminar de verla, tuve la oportunidad de enterarme de algunas cosas más. Claro, todas me vieron raro al hacerles preguntas “obvias”, como había mencionado Hyoyeon en el momento en que hice una, sin embargo respondieron. Supe que no había nadie de la servidumbre en casa debido a que había dado el fin de semana libre a todos, ya que al día siguiente sería el aniversario luctuoso de mis padres, también supe que (según Taeyeon) yo evitaba a toda costa a cierta señorita que venía demasiado a casa, y siempre pedía al personal negarle la entrada. Al parecer las visitas de ésta mujer habían aumentado en las últimas semanas. En fin, todas se encontraban emocionadas por los arreglos que según ellas, yo había prometido poner el día de mañana en el jardín por tal aniversario fúnebre, y además también había prometido una pequeña comida en el jardín trasero después de asistir a la iglesia y dar una oración por nuestros padres.

 

–Unnie… ¿mañana tendremos que usar vestidos? –Preguntó Taeyeon con el entrecejo  fruncido, lo que me causo gracia y no pude evitar reír.

 

–Sí Tae, usaremos vestidos todas, ¿por qué? ¿Pasa algo? –Pregunté sin entender del todo.

 

–No me gusta usar vestido –Se quejó – ¡Diablos! Tendré que usar una de esas cosas incómodas y ridículas.

 

– ¡Tae-tae! No maldigas –Reprochó Tiffany –Es de mala educación hacerlo, ¿verdad unnie? –Volteó a verme – ¡Díselo!

 

–Cierto –Traté de borrar  mi sonrisa, se supone que debería reprenderla y no reírme, por algo soy la mayor –No debes decir ese tipo de cosas, Tae. Y descuida, si no quieres usar vestido está bien, puedes usar lo que quieras.

 

– ¡Genial! –Dijo feliz, corriendo hacia mí y brincando a mi regazo –Gracias unnie, ¡eres la mejor!

 

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A la mañana siguiente, todas se levantaron muy temprano y me obligaron a hacer lo mismo, y a la hora del almuerzo comieron aprisa pues deseaban empezar a adornar el jardín. Justamente al medio día salimos rumbo a la iglesia y dimos una oración por papá y mamá. Por un momento me derrumbe. Al estar ahí, caí en cuenta de todo lo que estaba sucediendo en mi vida, había perdido a mis padres de un día a otro literalmente, me había quedado sola y a cargo de ocho niñas que como dijo Kevin: dependían total y completamente de mí. Tuve que detener mi propio llanto al notar que todas me miraban con tristeza, no podía darme el lujo de mostrarme débil ante ellas, se supone que yo era su fortaleza, la persona que las va a cuidar y proteger de todo y de todos, soy su…unnie.

 

Al salir, decidí no regresar de inmediato a casa, en su lugar las llevé al parque. Todas corrían y se divertían jugando juegos que Taeyeon y Yuri proponían, por mi parte preferí ser espectadora y quedarme en una banca, cerca de ellas, pero algo al otro lado del parque llamó mi atención. Me levanté y caminé con apuro, le pedí a Taeyeon que cuidara del resto y que no se movieran de allí, ella asintió y siguió jugando. Al ver que mi objetivo se alejaba, caminé más a prisa.

 

–Jessica –La chica se detuvo y giró, mostrándose confundida.

 

– ¿Me hablas a mí? –Se señaló a si misma – ¿Quién eres? ¿Y cómo diablos sabes mi nombre? –Preguntó con el ceño fruncido.

 

–Jess, soy yo…Bianca –Podía notar claramente que ella también era más joven.

 

–Ella no sabe quién eres –De pronto Kevin apareció tras de mí –Bianca, recuerda, ésta no es tu vida de antes, tu jamás fuiste a Italia, jamás estuviste en un internado, por lo tanto jamás conociste a Jessica –Me explica –Además en ésta vida ella tampoco asistió a ese internado.

 

Yo seguía en la misma posición y ella seguía mirándome con la misma expresión. Debo aceptar que me dolió el darme cuenta que no me reconocía, me miró como nunca antes lo había hecho, sus ojos no mostraban emoción alguna, eran fríos e indiferentes, y al ver que yo no movía ni un sólo musculo, bufó con molestia.

 

–Lo siento…pero no te conozco –Giró y siguió su camino, sin embargo dos personas más se unieron a ella.

 

–Unnie… ¿con quién hablas? –La reconocí, era Krystal, evidentemente más joven, me atrevería a decir que tiene nueve o diez años. Miró en mi dirección – ¿Es amiga tuya?

 

–No –Respondió Jessica con indiferencia y volvió a mirarme –Pero sabe mi nombre, ¿tú la conoces? –Krystal negó enseguida.

 

– ¿Pasa algo Jess? –Pregunta un tipo, aparentemente de nuestra edad.

 

–No, nada amor, sólo que… –Voltea en mi dirección.

 

– ¿Acaso oí bien? –Susurré a Kevin – ¿Lo acaba de llamar amor?

 

–Sí. Él es su novio –Mis ojos se abren con sorpresa y un dolor punzante se hace presente en mi pecho.

 

–Ah…veo que te topaste con…Galieni –Con desprecio dirige su mirada hacia mí – ¿Qué es lo que quieres? Deja de molestar a mi chica y a su hermanita, ¿quieres?

 

– ¿La conoces, Donghae? –Pregunta Jessica, alternando su mirada entre él y yo.

 

–Pero claro amor, si es nada más y nada menos que Bianca Galieni, la recién heredera de la empresa G&C –Mencionó con fingida emoción – ¿Acaso no la recuerdas? Coincide con nosotros en algunas clases.

 

–Él es Lee Donghae –Comenzó a explicar Kevin –Es el novio de Jessica y también tu rival en todo: deportes, notas, mujeres, en fin, siempre le has ganado en todas y cada una de las competencias que ha organizado el campus. Te odia y…bueno, ha tratado de hacerte la vida imposible, sin éxito alguno pero…él sabe que te gusta Jessica, lo supo por accidente, cuando pretendías por fin  armarte de valor y no sólo hablarle por primera vez a Jessica, sino también declarártele.

 

– ¿Primera vez? –Susurré.

 

–Sí, no eres muy sociable y mucho menos con ella, y no es porque no quieras, pero prácticamente te es imposible, Jessica es la chica popular del campus, así que su novio y el resto de personas “populares” no le permiten hablarle a cualquiera…y tú entras en ese “cualquiera”. Y como ya lo dijo ése, coincides con ella en algunas clases.

 

–Ahora entiendo por qué sabes mi nombre –Llama mi atención, distrayéndome de mi pequeña charla con Kevin –Pero te voy a pedir que mantengas tu distancia conmigo. Creo que sabes a la perfección que hay jerarquías ¿no? –Me mira indiferente –Bien, entonces te voy a pedir que no vuelvas a dirigirme la palabra, ¿entendido? –Da media vuelta y camina. Donghae sonríe sínico y triunfante, en cambio Krystal baja un poco la cabeza, sonríe en forma de disculpa y se va tras ellos.

 

–Se me olvidó decirte algo, en ésta vida Jessica es…cómo decirlo… ¿mala? En otras palabras es una perra –Por un momento logra hacerme reír.

 

– ¿Te es permitido allá arriba usar ese tipo de leguaje? –Sonrío sin mucho afán.

 

–La reprimenda valdrá la pena –Sonríe.

 

– ¿Por? –Al fin lo miro al perder de vista e Jessica.

 

–Porque logré hacerte sonreír después de pasar ese mal momento con la castaña pedante –Vuelvo a sonreír.

 

–Gracias –Camino de regreso a aquella banca –Pero…hay algo que no entiendo –Él me mira y con un gesto me anima a continuar –Jessica tiene mi edad y su hermana aparentemente tiene la edad correcta.

 

– ¿A qué te refieres? –Pregunta extrañado.

 

–Quiero decir que Jessica le lleva nueve años a Krystal, por lo tanto si ella tiene mi edad, entonces Krystal tiene nueve o diez –Asiente al escuchar mi analogía –Sin embargo… ¿por qué Taeyeon y el resto no tienen la edad que deberían tener? Se supone que les llevo siete, ocho, nueve y diez años –Cuento con los dedos –Entonces Taeyeon debería tener once, Sunny, Tiffany, Hyoyeon y Yuri diez, Sooyoung y Yoona nueve y Seohyun ocho pero…ellas no tienen esa edad, claramente son más chicas que Krystal, ¿por qué? –Seguimos caminando hacia ellas.

 

–Eso no puedo responderlo, es parte de tu lección, tú debes deducir eso. Y tienes razón, no tienen esas edades, Taeyeon tiene siete,  Sunny, Tiffany, Hyoyeon y Yuri tienen seis, Sooyoung y Yoona cinco y…

 

–Seohyun cuatro –Termino por él.

 

– ¡Exacto!

Notas finales:

Bien, con éste cap. estoy segura de que muchos por no decir todos, ya saben más o menos por dónde va la historia. Les dije que era cliché, XP sólo espero que no pierdan interes en ella y continuen hasta el final.

En fin, ya saben, sus rw son siempre bienvenidos .

Nos leemos pronto (espero). Ciao!! =)

 


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