Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Unnie por Yong Mun

[Reviews - 13]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola, lamento la demora, pero el trabajo no deja mucho tiempo libre. En fin, he aquí el nuevo cap.

 

–Tú lo sabes, ella nos odia –Dejó su libreta y lápiz a un lado –Lo hace desde que mis padres nos trajeron a todas y cada una a ésta casa –Miró a la castaña, quien tenía la boca abierta, y sonrió de lado – ¿Creías que no lo sabía? Supongo que fingir por tanto tiempo el no saberlo, me ha hecho una maestra en el arte –Cruzó los brazos – ¿Sabes? Cuando todas éramos pequeñas, incluyéndola a ella, era completamente diferente, de hecho le agradaba jugar con nosotras, por lo menos cuando sólo éramos Sunny, Tiffany y yo. Siempre nos cuidaba, nos protegía y corría a nuestra habitación cada vez que había una tormenta, sólo para asegurarse de que las tres estuviéramos bien. Sin embargo…cada que llegaba una más, las cosas iban cambiando con ella, se alejaba más y más de nosotras, aunque por algún motivo, conmigo intentó seguir siendo cercana, cariñosa, en fin, en otras palabras: “la hermana modelo”, pero lo inevitable pasó y también se alejó de mí. Para cuando llegó Seo, ella nos trataba a todas como a un grupo de completas extrañas, luego se fue al internado y… –Sonrió amarga –Debo suponer que sabes el resto de la historia.

 

–Sí –Respondió la castaña, desviando la vista –Entonces…si Bianca dejó de ser “la hermana modelo” contigo y el resto… ¿por qué todas ansiaban su regreso?

 

–Porque mis padres se han encargado de ello, siempre han hecho o tratado de asegurarse de que todas veamos a Bianca como la hermana mayor ejemplar –Hizo una pausa –La mayoría eran muy pequeñas cuando ella se fue, así que no recuerdan cómo era, ni cómo nos trataba en realidad, por eso  creen en las falsas anécdotas que papá y mamá cuentan sobre ella y nosotras.

 

–Pero…tú sí lo recuerdas, ¿no es así?

 

–Sí –Susurró –Incluso Sunny lo hace, pero prefiere callarse y dejar que el resto tenga una imagen “pulcra” de ella –Contó sin levantar la mirada –Y también yo, jamás mataría la ilusión de ninguna de ellas haciéndoles saber que a Bianca se le revuelve el estómago cada vez que alguna de nosotras la llama…“unnie” –Soltó con amargura.

 

–Tú…eras quien le escribía mes con mes, ¿cierto? –Tomó su mano y la rubia asintió de nuevo – ¿Por qué? Estoy segura que tú sabías de antemano que ella no respondería ninguna de tus cartas. Taeyeon, si tú recuerdas todo lo ocurrido, ¿por qué insistir en tener un acercamiento con ella? –La castaña en verdad no comprendía. 

 

–Porque yo…al igual que mis padres, quiero creer que ella algún día recapacitará y…entonces volverá a ser esa hermana cariñosa y protectora que conocí, volverá a ser… “la hermana modelo”,  volverá a ser mi unnie, la chica a la que alguna vez admiré e idolatré con todas mis fuerzas –Limpió una lágrima que corría por su mejilla –En fin, olvidemos éste momento cursi, y mejor dime, ¿tú y ella se conocieron en el internado? –La castaña sonrió enternecida y queriendo complacer a la menor, dejó de lado el tema.

 

–Sí –Respondió feliz –Resulta que mis padres me mandaron al mismo internado dos años antes.  Cuando la directora me dijo que pronto llegaría alguien más de Corea, realmente esperaba su llegada con ansias. La misma directora me pidió hacerme cargo de darle el primer tour por las instalaciones, iba a ser algo así como su anfitriona –Rió, recordando –Me hubieras visto entonces, fue el mismo día en que entraban las de primer grado, el lugar era un caos, yo buscaba desesperada a mi compatriota, traía conmigo un pequeño letrero con su nombre. Vaya que fue grande mi sorpresa al ver a tu hermana: chica alta, de tez blanca, aunque se podía notar algo de bronceado en ella, con cierto rubor en las mejillas, cabello negro y ojos miel, jamás me imaginé que fuera ella –Volteó a ver a Taeyeon –Vamos, seamos sinceras, cualquiera que supiera de su ingreso, hubiera jurado que yo era la recién llegada y no ella –Ambas rieron –Ella se parecía más a todas las chicas del internado, toda una italiana, quién se iba a imaginar que provenía del mismo lugar que yo.

 

–Cierto. Entonces ¿desde ese momento se hicieron amigas?

 

–Sí. Al principio nos costó, o mejor dicho, me costó a mí  ya que ella era bastante callada, prefería estar sola la mayor parte del tiempo, incluso le molestaba estar cerca de nuestras compañeras, y ni qué decir de algunas de primer año, no toleraba estar en el mismo espacio con niñas menores de diez años, prácticamente huía –Calló al ver la expresión en el rostro de Taeyeon –…Pero fui paciente y le di su espacio, entonces fue ella misma quien me buscó.

 

–Entiendo.

 

–Taengoo –Tomó su hombro y la menor sonrió algo confundida al oír el nuevo sobrenombre que le acababa de dar –Ella realmente las quiere –Dijo despacio y suave –Es sólo que…

 

–Está confusa –Terminó por ella y Jessica la miró con incredulidad –Mis padres siempre dicen lo mismo –Explicó –No te preocupes, lo sé…o eso quiero creer –La mayor se limitó a sonreír.

 

–Vaya, eres muy madura para tu edad –Dijo complacida.

 

–Y tú eres encantadora  –Soltó sin más. La castaña se mostró sorprendida, jamás se imaginó que la menor sería tan directa y atrevida –Pero estoy segura que si te invitara a salir… –Miró hacía dentro –Bianca se encargaría de arrancarme brazos y piernas –Volvieron a reír.

 

–Tal vez –Contestó aun riendo –Aunque si fueras sólo unos cuantos años mayor… –Siguió el juego –Con gusto aceptaría cualquier invitación tuya –Afirmó.

 

– ¿Cualquiera? –Preguntó la menor con cierta picardía.

 

– ¡Taeyeon! Jamás me imaginé que fueras una pervertida –Ambas rieron con fuerza.

 

–Ni te imaginas –Rieron aún más.

 

Después de una cena agradable para todas, incluyendo a Bianca, las menores propusieron realizar una pijamada improvisada, invitando de nuevo a Jessica, aunque ésta vez la castaña tuvo que negarse debido a que había prometido lo mismo a su hermana. Bianca se ofreció a llevarla a casa y de regresó se topó con sus padres en la estancia.

 

–Bianca –Llamó su padre al verla entrar –Es bueno verte aunque sea sólo por unos minutos del día –Habló con cierto reproche, sabía perfectamente que ella los evitaba a toda costa.

 

–No puedo decir lo mismo, Antoni –Se atrevió a comentar con sonrisa burlona. Elisa rogó en silencio para que su esposo no cayera en las claras provocaciones de su hija.

 

–Pues lamento que te sea tan desagradable mi presencia pero no puedo hacer nada por ello –Supo esquivar la mala leche de la chica –Y me temó que te seguiré molestando por unos minutos más, ya que necesito hablar contigo, ¿vamos? –Preguntó, dirigiéndose a su despacho. La pelinegra bufó fastidiada, sin embargo lo siguió.

 

–Tú dirás –Dijo entrando a la oficina de su padre.

 

–Bianca, sé que estás enfadada con tu madre y conmigo…

 

– ¡No me digas! –Ironizó, y su progenitor de nuevo prefirió ignorar tal acción.

 

– ¿Puedo continuar? –Preguntó él, sentándose tras su enorme escritorio. La chica asintió sin ánimos –Como decía, sé que estás molesta porque tu madre y yo insistimos mucho para que regresaras a casa. Tengo entendido que tenías prácticamente una vida hecha en Milán, pero hija…si insistí tanto es…porque te necesito, te necesito cerca de mí, al igual que tu madre y tus hermanas.

 

–Esas no son…

 

–Por favor –Suplicó él –Basta de decirlo –Se sirvió un trago y lo bebió de golpe –Además, es hora de que te hagas cargo de mis negocios, yo ya estoy viejo y es hora de que me retire, pero para eso necesito de tu ayuda, necesito que quedes al frente de la empresa.

 

–Creí que cederías el puesto a una de tus adoradas hijas –Seguía provocando –No sé, tal vez a Taeyeon por ser la mayor de ellas.

 

–Vamos Bianca, no empieces con el mismo cuento de siempre, tú también eres mi hija.

 

– ¡Error! Soy tu ÚNICA hija –Enfatizó.

 

–Bianca –Suplicó su padre, cansado del mismo tema –Tú eres la que debe tomar mi lugar, eres la mayor y…

 

– ¡Claro! –Interrumpió –Sólo por eso pensaste en mí para el puesto y no en una de ellas, ¿cierto?

 

– ¡Basta! –Dijo harto – ¡No! ¡No pensé en ti sólo por eso! ¡Sino porque es la única manera de obligarte a que estés aquí! Con nosotros, con tu familia, con quienes debes estar y no sola, tan lejos…de las personas que te quieren –Terminó en un susurro, derrumbándose en la silla.

 

–¿En serio? –Preguntó incrédula y sarcástica – ¿Es en serio lo que me estás diciendo, Antoni? –Rió por lo bajo, tomando su nariz –Te recuerdo que tú… ¡TÚ! –Lo señaló amenazante –Fuiste el que me mando lejos de tu “linda y hermosa familia”, fuiste tú que al estar harto de mí lo único que se te ocurrió fue mandarme prácticamente a otro continente, sin el apoyo moral ni protección de nadie, fuiste tú quien hizo que estuviera lejos, sin familia ¡Y sola! –Azotó su puño sobre el escritorio, estaba furiosa –Después de un año en ese lugar no volví a recibir una sola llamada, carta o lo que fuera, ni de ti ni de mi madre...ustedes fueron los que me alejaron –Bajó la voz – ¿Y ahora soy yo la culpable de ello?

 

–Tú misma nos pediste que no lo hiciéramos más –Trató de justificarse.

 

– ¡Por Dios, Antoni! ¡Tenía quince años! ¡Sólo quince años! –Sus ojos se cristalizaron –Era una adolescente, estaba furiosa contigo y mi madre, prácticamente me habían echado de su vida, me habían hecho creer que era la peor persona de éste mundo sólo por no ser lo que ustedes esperaban de mí –Limpió bruscamente algunas lágrimas traicioneras.

 

–Nosotros no te mandamos a ese lugar por eso –Explicó lo más serenamente posible –Jamás fue por ese…motivo, Bianca –Ella rió entre dientes.

 

– ¿Ah no? –Ironizó de nuevo.

 

–No, finges no recordarlo, pero lo sabes, sabes la razón –Al no recibir respuesta, continuó –Te estabas volviendo cruel con tus hermanas, las hacías sentir mal cada vez que podías, les gritabas en la cara que no eran tus hermanas, que eran unas recogidas a las que nadie quería…y cosas mucho peores –Contó, recordando con amargura. La pelinegra desvió la mirada de la de su padre –Las estabas lastimado demasiado…incluso a ti, y ni tu madre ni yo lo podíamos seguir permitiendo, por eso decidimos que lo mejor era que te alejaras de casa por un tiempo, tal vez hasta que terminaras el décimo grado, y después, al haber reflexionado las cosas…regresaras, pero entonces preferiste no hacerlo y decidiste terminar lo que restaba de tus estudios en ese lugar. Creímos que volverías para estudiar una carrera aquí, pero tampoco lo hiciste y entonces entraste a la universidad –Sonrió –Debo ser sincero y decirte que casi lloro de la emoción al enterarme de que te habías graduado con honores –Trató de ocultar sus lágrimas –Hija, reconozco que el mandarte a ese lugar no fue la mejor idea para hacerte recapacitar sobre tus actos, pero estaba desesperado, lo siento –La pelinegra lo miró a los ojos, una vez más limpió sus lágrimas y recobró la compostura.

 

–Pues tus disculpas llegan demasiado tarde –Se levantó de su asiento.

 

–Bianca…piensa sobre mi propuesta –A pesar de no estar completamente convencida, asintió –Y…hija –De nuevo la detuvo –Yo jamás te mandaría a un lugar donde estuvieras completamente sola. Desde el primer día que llegaste a ese lugar, le pedí a  mi hermano Franco que cuidara de ti, que estuviera cerca, que te visitara para saber que estabas bien…que te protegiera –La chica tomó el picaporte y lo apretó con fuerza.

 

– ¡Genial! –Dijo sin voltear a verlo –Pero te tengo un pequeño detalle: Franco, jamás, nunca se apareció por el internado, jamás recibí una sola llamada de él –Mirando de lado y con una aparente sonrisa burlona, continuó –Creo que te fallaron Antoni –Sin decir más, salió.

 

La semana pasó a prisa y sin mayores complicaciones, Bianca había pasado más tiempo con su familia y no precisamente por gusto sino por “insistencia” (ordenes) de Jessica, quien usaba como excusa los compromisos del señor Antoni Galieni. Insistía en que si Bianca se iba a encargar de los negocios de su padre, entonces era de suma importancia que ella empezara a relacionarse con el ambiente de trabajo, socios y de más, y eso lo aprovechó la familia Galieni a su favor, pues casualmente ahora asistían más de lo normal a reuniones y cenas con socios del señor Antoni. Por su parte, Bianca también sacaba ventaja de aquello, ella usaba como excusa el aburrirse como nunca en tales eventos, así que le pedía, le rogaba, le suplicaba a Jessica que fuera su acompañante, aunque la castaña siempre aceptaba sin mucho esfuerzo. Se podía decir que todo estaba empezando a acomodarse dentro de la familia Galieni, Bianca ya no se sentía tan incómoda y molesta al estar cerca de sus…hermanas, incluso empezaba a llamarlas con motes: Tae, Fanny, Hyo, Sun, Yul, Soo, Yoong, Seo, a veces variaban dichos sobrenombres: Taeng, Tiff, Hyunnie, Yoong, etcétera. Sin embargo todo ese progreso se vino abajo con una simple cena.

 

Era sábado por la noche y la familia se preparaba para cenar, pero incluirían a un invitado especial: el novio de Yuri, el cual para Bianca era todo un misterio, sólo sabía lo poco que la misma Yuri le había hablado de él; que era un buen tipo, de buena familia, con sentido del humor y sobre todo muy pero muy atento. Dieron las ocho, la pelinegra bajó a la estancia y se sorprendió al toparse con Jessica al final de las escaleras.

 

– ¡Jessi! ¿Qué haces aquí? No me malinterpretes, me alegra que estés aquí pero… –La castaña rió entre dientes.

 

–Tu madre me invitó, espero que no te moleste.

 

–Para nada, ya te dije que me alegra.

 

–Perfecto, entonces ¿vamos? –Ofreció su brazo.

 

–Vamos –Bianca la dirigió al gran comedor.

 

Ya casi todos se encontraban en la mesa, sólo faltaba Yuri y su tan esperado novio. La pelinegra se encontraba sentada a un extremo de la mesa, Jessica a su lado, el señor Galieni al otro extremo de la misma, e igualmente, Elisa se encontraba a su lado. El resto estaban sentadas a ambos lados, dejando justamente dos sillas al centro, del lado derecho para el par de tortolitos que pronto llegaría. Bianca sintió un par de pasos tras su silla y de pronto vio a su lado izquierdo a una sonriente Yuri.

 

–Unnie, te quiero presentar a mi novio –Dijo halando hacía ella al susodicho. La mayor dejó su servilleta sobre la mesa y se levantó para conocer al tan mencionado novio –Él es…

 

– ¡Minho! –Exclamó con asombro, extrañeza y ¿pánico? al ver al chico frente a ella.

 

– ¿Lo conoces? –Preguntó la menor, confundida. El resto estaban igual de extrañadas.

 

–Por supuesto –Contestó seria y sin apartar la mirada del moreno –Es Minho, el hijo menor de los Choi –Lo último lo dijo desviando la mirada hacia sus padres, quienes la evitaron a toda costa.

 

– ¿Noo…na?...Tú…tú eres… –Él también la reconoció.

 

–La misma –Interrumpió, sin cambiar su expresión –Así que tú eres el novio de Yuri.

 

–Sí –Respondió nervioso –Pero jamás me imaginé que ella fuera tu…hermana, digo –Rascó su nuca –Sé que Yul… –Tomó su mano –Y las demás –Sonrió al resto –Son hijas adoptivas de los señores Galieni, pero…no creí que se tratara de los mismos  Galieni que…

 

–Sí –De nuevo lo interrumpió –Lo son. Tiempo atrás no pude presentarte  a mis padres ¿cierto? –El pelinegro negó –Bueno…ahora ya los conoces de sobra –Sonrió falsa – ¿Quién lo diría no? Al final tú y yo sí vamos a emparentar –Sonrió con una mezcla de rabia y tristeza. Nadie comprendió su último comentario, por supuesto excluyéndola a ella, a sus padres y Minho.

 

–Bianca –Llamó su padre –Por favor…

 

–Lo sé, lo sé…papá –Respondió fingiendo una sonrisa –Sigamos con las presentaciones –Volteó a ver de nuevo al moreno –Minho, te presento a Jessica, ella es…

 

–Tu novia –Dijo él. Todas las chicas rieron por lo bajo, excepto Bianca y Jessica – ¿Pasa algo? –Preguntó al ver la reacción del resto.

 

–Nada Min –Contestó Yuri –Es sólo que tú eres la tercera persona que lo asegura, pero lamento decirte que no, Jessica es la mejor amiga de unnie.

 

–Oh, lo siento, no quise…

 

–No te preocupes –Lo interrumpió la castaña, estrechando su mano con la de él –Es un placer conocerte.

 

–El placer es mío –Respondió el saludo.

 

La cena pasó sin problemas, pero había una extraña tención entre los padres de Bianca y ésta,  Jessica lo notó de inmediato, pero prefirió no hacer ningún comentario a la pelinegra, ya después tendría la oportunidad. Cada que alguna de las chicas preguntaba cómo es que Bianca y Minho se conocían, el señor Antoni o su esposa, desviaban el tema a toda costa, ignorando y haciendo que el mismo chico ignorara dichas preguntas. Bianca se estaba carcomiendo por dentro del coraje, sin embargo no quería, no debía explotar frente a Jessica o sus hermanas, pues sabía que si hablaba, lo haría de más y terminaría lastimando a alguna o incluso a todas ellas. Al terminar la cena, Minho se despidió y se marchó, mientras que las chicas no dieron oportunidad a Jessica de decir nada y la llevaron consigo hasta la sala de tv para ver una película de terror, así que sólo se quedaron en la mesa: Yuri, Bianca y sus padres.

 

– ¿Qué te pareció Minho, unnie? –Preguntó Yuri antes de seguir a las demás. Bianca tuvo que enterrar sus uñas a las palmas de las manos para no explotar.

 

–Me parece… –Miró a sus padres – ¿Te puedo hacer una pregunta Yuri? –La chica, extrañada asintió – ¿En algún momento mis padres pusieron alguna objeción para que no salieras con él? –La morena aún más extrañada, miró a sus padres y luego a Bianca.

 

–No, ninguna.

 

– ¿Y te han dicho que ellos conocen a los padres de Minho? –Preguntó de nuevo.

 

–Bianca… –Rogó su madre.

 

– ¡NO! –Gritó frustrada –Me he callado toda la noche –Soltó con rabia, luego trató de calmarse –Contesta Yuri, ¿lo hicieron?

 

–…No –La menor miró de nuevo a sus padres – ¿Los conocen? –Ambos desviaron la mirada.

 

–Vaya que los conocen –Respondió Bianca por ellos.

 

–No…no entiendo –Dijo la morena.

 

–Yo pienso lo mismo Yuri, no lo entiendo –Acusó con la mirada a aquel par, después sonrió a la menor –Ve con las demás –La chica asintió, aunque sabía que algo sucedía…algo grande – ¿Cuándo pensaban decírmelo? –Preguntó al ver desaparecer a Yuri por el pasillo.

 

–Hija –Elisa estaba a punto de llorar.

 

– ¿¡Cuándo!? –Gritó de nuevo.

 

–Las cosas son diferentes a hora, Bianca –Respondió su padre sin darle la cara.

 

–Diferentes –Repitió con sarcasmo – ¡Claro, diferentes! –Rió irónica – ¿Quieres decirme que ha cambiado en todo éste maldito tiempo? –Preguntó con rabia y ojos cristalinos. Su padre no supo qué responder –Yo te lo voy a decir, yo te voy a decir qué ha cambiado –Limpió bruscamente sus lágrimas – ¡Nada! ¡Absolutamente nada! …Sólo hay una diferencia –Se acercó a escasos centímetros de su padre –Una mínima y ¡estúpida diferencia! –Sus lágrimas volvieron a escapar –Que ésta vez tu mente cerrada te permite ver con buenos ojos lo que sucede entre Yuri y Minho, es eso lo que ha cambiado, ¿no papá? Que ésta vez los que están enamorados son una de tus adorables hijas y el hijo menor de los Choi –Soltó una sonrisita amarga –Son ellos y no tu ¡enferma hija! Y la “traumatizada y manipulada” hija mayor de los Choi, es eso ¿no?

 

–Bianca…yo…

 

– ¡No Antoni! No trates de justificarte –Su llanto se hizo mayor al igual que su enfado –Cuando yo te dije lo que sentía por Hyuna… ¡Enfureciste! ¡Te volviste loco! Maldecías el día en que nací, y para colmo, corriste a contárselo a sus padres que actuaron aun peor que tú y mi madre. La golpearon –Se acercó a la ventana, viendo tras ella –La mandaron lejos, le prohibieron cualquier contacto conmigo y para rematar… –Sonriendo con amargura, lo encaró una vez más –La casaron con un hombre veinte años mayor que ella –Caminó de nuevo hasta él – Pero lo mejor de todo –Rió entre dientes –Fue tu patética excusa cuando dijiste comprenderme…comprender lo que era, quien era: “lo siento cariño, pero lo mejor es que no sigas viendo a Hyuna, ella y su familia no son buenas personas, debes encontrar a alguien más, alguien que sepa valorar lo que sientas por ella” –Repitió con exactitud las palabras de su padre, aquellas que le dijo cuándo se enteraron de dicha boda –Y mírate ahora, ¡míranos! –Señaló a los tres –Hoy estuvimos en la misma mesa con el hijo menor de esas personas que no eran…“buenas”.

 

–Hija –Su madre se acercó a ella –Nosotros…

 

–Entiende Bianca –Interrumpió su padre –Cuando pasó lo tuyo con Hyuna, ambas…eran muy jóvenes, tu decías estar enamorada de ella, pero realmente no sabían lo que estaban sintiendo –Seguía tratando de justificarse –Digo…no tenían la edad suficiente para…

 

–En ese entonces yo tenía quince años –Lo interrumpió –Yuri tiene diecisiete, no creo que haya mucha diferencia ¿o sí? –Limpió su rostro –Sólo dime una cosa, Antoni, ¿cuál fue el verdadero motivo por el cual no quisiste que yo saliera con ella?... ¿fue por qué te avergonzabas de mí? ¿O porque realmente pensabas que sus padres, o mejor dicho, ella no era adecuada para mí? Porque te recuerdo que hasta hace tan sólo un tiempo atrás decías repudiarlos y no querer saber nada de ellos por haber llamado a tu hija “enferma”–Sonrió con tristeza –Pero mírate ahora, hoy estás feliz porque una de tus hijas sale con el siempre caballeroso y bien educado Choi Minho –Se acercó aún más –Vamos, dime ¿cuál de las dos razones es la correcta?

 

–Es eso ¿cierto? –Preguntó Yuri desde la entrada. Todas las demás, incluyendo a Jessica, se encontraban junto a ella –Contesta papá, ¿es cierto todo lo que ha dicho unnie?

 

–Yo…

 

– ¡Anda! ¡Dilo! –Retó la mayor –Ten los pantalones y la cara para decírselos… ¡HABLA! –El hombre bajó la mirada –Perfecto, entonces se los diré yo. ¡Sí! –Miró a todas –Sí, el hombre que tanto quieren, al que tanto admiran, al que llaman con orgullo, “padre”… ¡ÉSTE! –Lo señaló –Éste señor se encargó de arruinar mi vida, éste hombre se sintió avergonzado, humillado por  tener a una hija “desviada”. Fue así como me llamó alguna vez tu familia ¿no…papi?

 

– ¡Cállate Bianca!

 

– ¡NO! Quiero que les digas de una vez por todas por qué me mandaste lejos de aquí, por qué pasé diez años de mi vida en otro país, por qué me mandaste a ese maldito internado… ¡díselos Antoni! Diles cómo es que te avergüenzas de tu hija, de tu ÚNICA hija.

 

– ¡Basta, Bianca! ¡Ya hemos hablado de esto! Tú sabes por qué te mandé a ese internado –Su padre también estalló –Tú sabes la razón, estabas volviéndote una maldita con tus hermanas, estabas comenzando a odiarlas y yo…

 

– ¿¡Y quién te ha dicho que eso ha cambiado!? –Retó, y todos quedaron en shock.

 

– ¡Bianca! –Advirtió Jessica, pero no funcionó.

 

– ¿Tú crees que iba a dejar de sentir lo que siento sólo por mandarme lejos?

 

– ¡Hija! –Ésta vez fue Elisa.

 

–Es la verdad mamá, yo era completamente feliz hasta que tu querido esposo y tú tuvieron la maravillosa idea de empezar a adoptar al por mayor.

 

–Bianca, basta –La castaña trató de sacarla del lugar, pero ésta se resistió.

 

– ¡No! –Se zafó del agarre –Jamás entendí por qué, ¿cuál era su obsesión por adoptar a una tras otra? A veces me preguntaba si yo no era suficiente, si no los hacía lo suficientemente felices como para que ustedes se conformaran con tener sólo una hija –Volvieron a brotar sus lágrimas, cargadas de enojo y rencor.

 

–Bianca, nosotros no quisimos… –Su madre trataba de hacerla entrar en razón.

 

–Jamás me preguntaron si yo estaba de acuerdo –Interrumpió –Jamás les importó mi opinión –Limpió sus lágrimas –Y después de no verlos por más de diez años, me piden…me ¡exigen! que vuelva porque quieren jugar de nuevo a la familia feliz. Pues ¿saben qué? Por mí pueden hacerlo cuantas veces quieran, pero no cuenten conmigo…y dejen de joderme la vida –Comenzó a caminar fuera de ahí – ¡Ah! Y Antoni –Llamó sin voltear –Por mí puedes dejar a cargo de la empresa a cualquiera de tus perfectas y queridas hijas, que yo no quiero absolutamente nada de ti.

 

Salió despacio y sin prisa. Todos en el lugar se quedaron callados, entonces fue Taeyeon quien salió tras de ella, llamó su atención, yendo escaleras arriba.

 

– ¡Unnie! ¡Espera, unnie! –La nombrada volteó de golpe.

 

– ¿¡Qué quieres!?

 

–Yo…sé que papá y mamá no actuaron correc…

 

– ¿No lo entiendes Taeyeon? ¿O acaso no lo quieres entender? Porque creo haberlo dejado muy claro hace un rato. No quiero verte, ni a ti ni a ninguna de ustedes –Comenzó a elevar la voz –No soporto su presencia, no las tolero. Entiende algo niña: no me agradan, no las aprecio, no las quiero y JAMAS voy a hacerlo, ¿¡ahora lo entiendes!? –Respiró profundo –Por mí, tú y todas ellas… ¡pueden irse al carajo! –La rubia bajó la mirada, tratando de ocultar sus lágrimas.

 

–Lo…siento Bianca…no volveré…no volveremos a molestarte, lo prometo –Después de eso, corrió fuera de la casa. La pelinegra dio media vuelta para continuar su camino, pero una voz la detuvo.

 

–Te desconozco… –Dijo con clara desilusión y tristeza. La chica giró y se topó con Jessica al final de las escaleras. Desvió la mirada –De verdad no puedo encontrar en ti a mi amiga –La castaña llegó hasta ella –No puedo…no quiero creer que ésta persona frente a mí es la verdadera Bianca, no quiero hacerlo.

 

– ¿Qué pasaría si digo que sí? –Preguntó a pesar del temblor en su voz.

 

–Entonces…me odiaría a mí misma –La pelinegra la miró directo a los ojos al escucharla –Porque…sabré que me enamoré de la persona equivocada –Dijo con ojos llorosos y acariciando el rostro de la más alta, quien se mostró confundida y asombrada –Por favor dime que no…dime que la mujer que vi hace unos momentos es sólo una visión, una patética imitación de ti…dímelo –Una lágrima resbaló por su mejilla.

 

–Jessica…

 

–Entiendo –Bajó la mirada y limpió su rostro –Me voy. Descansa Bianca –Besó su mejilla –Adiós.

 

La chica quiso correr tras de ella, decirle que también la amaba, que no se fuera, que no se alejara, que ella era lo único bueno en su vida y que si se iba, entonces…de verdad se quedaría completamente sola. Sin embargo sus  piernas no respondieron, ni sus brazos ni su voz, por lo menos no de la manera que ella deseaba, por el  contrario; sus brazos se sostuvieron del barandal, sus piernas dieron media vuelta y la llevaron hasta su recamara, se dejó caer en la cama y aun con recuerdos de la discusión con sus padres y la última revelación de Jessica, cayó completamente dormida, no sin antes desear por un segundo, tan sólo un segundo, no tener la vida que tenía hasta ahora.

Notas finales:

OH!! Fuerte capítulo no? Na!! Ni tanto. En fin, Hyuna es Hyuna de 9muses (sólo para aclarar XD).

Ya saben, sus rw siempre son bienvenidos, digan qué les parece la historia? Interesante? Muy cliché? Vamos, comenten.

Y para quién me preguntó por twitter: sí, yo siempre leo los rw que mandan y si no me crees, ve a ellos y te darás cuenta.

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).