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Una historia de amor KibaNaru por Jessie Inuzuka

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El sol comenzaba a ocultarse en la aldea. Konoha comenzaba a cobrar ese espirito nocturno. Y la gente comenzaba hacer sus planes para una larga noche, algunos más que otros. Era el punto del día en en que las emociones y los nervios salían a florecer.

Un joven castaño volaba por los techos de las casas, con direcciona a la suya. Llego y ni siquiera se tomó la molestia de saludar a su canino amigo.

Dejando dispersada por todo su habitación su ropa, fue quitándose cada prenda de su cuerpo, dejándolas caer al suelo sin mayor problema. Se movía por toda la habitación tratando de alistar todo, justo ponía su atuendo de esta noche, sobre la cama, cuando dejó caer el bóxer al suelo, quedando completamente desnudo.  Estaba tan concentrado en su ropa que no escucho los pasos de alguien que se acercaba a su habitación.

 

-Hermanito ¿No has visto…?- La chica entro y cuando por fin posiciono su vista en la figura completamente desnuda parado aun lado de la cama quedo muda. –Kiba, vístete malditasea. Creí que ya habías superado eso de andar por la casa desnuda. Ya no eres un niño- Se tapó los ojos para no ver a su hermano, no se lo tomo a mal, pues ella misma lo había bañado incontables veces de niño. 

-Hana ¿No sabes tocar- En un ágil movimiento subió el bóxer que aún tenía en las plantas de sus pies. –Además no ando por toda la casa, estoy en mi habitación. Ya puedes mirar-

-Pues perdón, nunca pensé que te encontraría así- Camino hasta la cama y se acomodó en ella, mirando como su hermano preparaba sus mejores perfumes. –Tendrás una cita o ¿algo así?-Recostada sobre la cama cruzo una pierna.

-Si, bueno algo así. Espero que se presente- Resto importancia a su propio comentario, lo había dicho inconsciente.

-¿Una cita ciega? Me encanta, yo solía tenerlas. Y mira que me lleve muchas sorpresas-  Se sentía vieja al decir aquello. Como si hablara de un pasado muy distante.

-Te creo. Las mejores citas son accidentales.- Recordó como había conocido a Naruko. –Llegan queriéndose aprovechar de ti y se llevan una buena sorpresa- Se burló por lo bajo.

-¿De qué hablas?- No entendió muy bien el planteamiento de su hermano, pero le restó importancia. -¿Dónde estuviste hoy todo el día?-

-Con Naruto. Fui a visitarlo- Termino con los últimos preparativos ahora solo faltaba la ducha.

-¿Naruto?- Vino a su mente un recuerdo, vago pero cierto. –Hermanito ¿No estarás? Ya sabes…-No pudo completar su frase.

-Cállate- Interrumpió a su hermana y desvió la vista. –Hanna no te preocupes, todo será distinto esta vez. Ahora tomare un baño- se metió a la ducha.

-Confió en ti- Suspiro esperando que su hermano no sufriera esta vez, como en el pasado. –Que sea doble tu baño, hueles horrible- Salió de la habitación de su hermano, olvidando la pregunta inicial que la llevo ahí. 

 

Cerró la regadera y esta vez no quiso a arriesgarse a que lo vieran desnudo, así que coloco una toalla en su cintura. Se colocó su ropa, la cual resulto de su agrado. Agrego el mejor de sus lociones. 

-Balamos- Salto de la ventana de su habitación, con rumbo al lago, con la esperanza de que su cita no lo estuviera ya esperando. –Espero no llegar tarde- Incremento su marcha.

 

Naruto seguía tirado en su sala. Su mente se encontraba inmersa en una batalla, entre el bien y el mal.  Entre el sí y el no. Entre la prudencia y el deseo. Cerebro y corazón peleando dentro de él.

-Quizá no debería de ir- Por un momento imagino, la libertar que aquello le daría. –Y dejar todo esto en santa paz-  No estaba dudando de sus nuevos sentimientos por el moreno. Pero tenía miedo, miedo de que esto terminara mal.

-Un enamorado secreto. Un acosador ¿En eso debería convertirme?- se planteó la posibilidad, de condenarse a una vida de confidencia. Total ¿Cuál era la diferencia? Después de todo estaba fingiendo ser alguien que no era para estar cercas del moreno.

La emoción había pasado. Ahora que estaba solo, meditaba las posibles consecuencias de sus actos. La cosa no era tan fácil, como transformarse he irse a besar con Kiba.

-¿Dónde quedo yo?- Esta vez vio por Naruto, por el Naruto Uzumaki. Deseaba recobrar algo de la confianza de la pasada noche, o la que había perdido hace apenas unos minutos.

-Más vale no morir, sin haber probado- Sabiendo que nunca lograría nada con Kiba y que su transformación era temporal. Decidió arriesgarse y al menos probar un poco más.

-Solo se vive una vez- Formo los sellos de Jutsu y sonriendo se vio envuelto en una nube de humo. Y tal como la otra noche la linda y simpática Naruko, esta vez vestida de colegiala apareció frente al espejo.

-Estos atuendos cada vez son más atrevidos- Dijo con su ahora voz femenina. Una fantasía vino a su mente ¿Qué pasaría si, antes de transformarse en chica dejara un clon de Naruto?

-No tendré que averiguarlo. Para eso espero tener a Kiba- Tratando de menar las caderas, salió de su casa. Tan pronto cerro la puertas más nervios le llegaron –Ho no es muy tarde- Se dio vuelta y comenzó a caminar.

 

-Qué alivio no ha llegado- Respiro tranquilo. Temía que haber llegado a comprar aquel presente lo hubiera retrasado.

Los minutos corrían y corrían. Y aunque la noche era larga, la desesperación de Kiba crecía descontroladamente. En condiciones normales, el orgulloso Inuzuka, ya se habría marchado. Pero esta no era una condición normal, al menos para él.

-¿Este es el lugar?- Trataba de recordar si este era el lugar. Luego de inspeccionar todo con su vista, confirmo que efectivamente era el punto. Decidió sentarse, esperando que su cita llegara.

-¿Y si la asuste? Quizá no debí haber….- Sus palabras bajas fueron interrumpidas, al sentir la presencia de alguien en su espalda.

-Hola guapo. Creo que cada día estas más candente- Se recargo sobre el tronco del árbol de manera provocadora. –Veo que también viniste, me encanta-  

Notas finales:

Suerte la de Hanna JAJAJAJAJ. 


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