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37. A la Manera de Dino (03) por dayanstyle

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Notas del capitulo:

llego el final nenesssss

Dino se quedó en el escalón frente a la casa de sus padres. Era domingo. La noche en que sus padres tenían la cena familiar. Tragó saliva cuando presionó el timbre. Dino normalmente entraría directamente, pero con D.K. con él lo pensó dos veces.

Su madre abrió la puerta, sonriéndole a él y a D.K. y les hizo una seña con la mano. —Adelante, muchachos. —Dino precedió a D.K., dando un paso en la casa. Podía oír a su tía Hae Ri riendo en la cocina, junto con su prima Hye Mi y su esposo Sam. Escuchó otras voces, así que sabía que más de su familia estaba aquí.

—Todo el mundo está en la cocina como puedes escuchar — dijo su mamá cuando ella agarró el brazo de D.K. y lo acompañó hasta su destino. Dino quería apoderarse de su pareja y correr, pero él sabía que tenía que enfrentarse a su familia.

Dino se había preocupado por venir aquí. Él ahora era un vampiro, así que… ¿cómo iba a comer? D.K. le explicó que podía comer, y lo vomitaría después. Dino no tenía ganas de comer.

Entró en la cocina para ver una gran cantidad de miembros de la familia. Dino sonrió a los bebés que corrían, jugando al escondite, todos dejaron de hablar viendo al par en la puerta.

—Así que es cierto —dijo la tía Hae Ri, mientras caminaba alrededor de la isleta y evaluaba a D.K.—. Fuiste y conseguiste un novio.

Dino podía sentir el calor en su rostro mientras entrelazaba sus dedos con los de D.K.. Él ya no iba a ocultar quién era más tiempo. —Es cierto, tía Hae Ri. —El corazón le martilleaba en su pecho mientras se enfrentaba a toda su familia. Nunca se había sentido tan vulnerable en su vida. D.K. lo sorprendió envolviendo un brazo alrededor de su hombro, jalando más cerca a Dino.

 

—¿Es eso un problema? —D.K. preguntó, entrecerrando los ojos hacia Hae Ri.

Dios, Dino estaba orgulloso de su pareja en ese momento. Él sabía que si toda su familia le diera la espalda, él aun tendría a D.K.. Era la misma sensación que tuvo cuando finalmente salió con sus padres la otra noche.

—No, en absoluto. —Tía Hae Ri sonrió, palmeando el ancho pecho de D.K.—. Es de la familia. Aceptamos a la familia de la manera que sea —terminó, y luego vio hacia el padre de Dino. Dino no se había dado cuenta que su padre estaba de pie a un lado hablando con el tío de Dino.

Sus miradas se encontraron, y luego su padre apartó la vista. Le dolió como el infierno, pero Dino se negó a demostrarlo. Estaba contento de que su tía no le hubiera dado la espalda. Dino amaba entrañablemente a Hae Ri.

—Ven aquí para que podamos echarte un vistazo —dijo la tía HAe Ri mientras jalaba a D.K. a la cocina. Dino sonrió mientras las mujeres pululaban alrededor de su pareja, hurgando en sus músculos y haciéndole mil y una preguntas.

Se quedó de pie en la puerta, sin saber qué hacer. Todos los hombres estaban de pie a un lado, mirándolo. Tío de Dino por fin se acercó y empezó a hablar con él. —Entonces, ¿qué planes tienen ustedes dos?

Dino comenzó a hablar con el tio, usándolo como su salvavidas mientras recordaba ocultar sus colmillos. D.K. le había enseñado cómo hacerlo.

Los otros hombres lentamente se acercaron, algunos por curiosidad y otros porque no les importaba que fuera gay. Su padre fue el último en acercarse a Dino.

Él no dijo mucho, pero se acercó aún más, llegando junto a Dino.

 

Cuando la novedad se calmó, Dino estaba menos ansioso y más relajado. D.K. lo miró desde el otro lado de la cocina un par de veces sonriéndole a Dino, y guiñando un ojo. No podía creer lo mucho que amaba a ese enorme vampiro.

—La cena está lista —anunció su madre y todos se movieron hacia el comedor. Dino se sentó al lado de D.K. cuando la cena comenzó. La comida sabía como la arena en su boca, pero Dino fingió su entusiasmo y le sonrió a su madre, diciéndole lo maravilloso que sabía. D.K. no tenía ningún problema. Se comió todo lo que estaba en su plato y volvió a servirse acabándoselo en segundos. El hombre era una máquina de comer. Algo más por lo que su madre deliraba.

Cuando la noche terminaba, su madre llenó recipientes de plásticos con comida y los apiló en una bolsa. —No puedes comer de esto hasta que se vayan —su mamá le advirtió a D.K. con un brillo travieso en sus ojos—. Pero hay suficiente comida en la cocina si quieres…

D.K. se fue antes de que su madre pudiera terminar la frase. Ella se echó a reír girándose hacia Dino. —Ese hombre seguro que puede comer.

—No tienes ni idea —respondió sacudiendo la cabeza.

 

Dino se dirigía hacia la cocina cuando su padre entró en su camino. —¿Cómo has estado?

Sólo habían pasado unos días desde que había visto a su padre, por lo que Dino sabía que Carl quería decir algo.

—Estoy bien, papá. ¿Cómo va todo en el trabajo? —La conversación era difícil, pero su padre lo estaba intentando y Dino se aferraba a eso. Sabía que tenían un largo camino por recorrer antes de que su padre aceptara plenamente su elección, pero que lo intentara era lo importante.

 

 

 

Jaehyo tamborileaba sus dedos en la mesa mientras veía al Aquelarre reunido. El intento de unión no había funcionado tan  bien como él había esperado. Hubo un par de peleas, algunas mordidas no deseadas, y el desastre de Kikwang.

Tenía que encontrar una manera de unir a su raza antes de que los rebeldes se hicieran cargo por completo y tuviera que despertar al Consejo Superior. Eso era algo que Jaehyo usaría como último recurso.

El Consejo Superior se componía de dos Antiguos vampiros, dos vampiros que no tenían la compasión que Jaehyo tenía. Matarían a todos los rebeles y luego empezarían con lo peor de la sociedad humana. Sin discriminar a la hora de limpiar la tierra de los seres sórdidos y criminales.

Esa fue una de las razones por las que Jaehyo los había puesto en un sueño profundo. Sus dos hermanos gemelos menores se habían salido de control cuando estaban en el punto más alto de su reinado de poder. KwangMin y YoungMin habían casi matando a todos los asesinos y escoria de la sociedad.

Se aclaró la garganta y se inclinó hacia adelante, viendo a cada uno de los vampiros en la habitación. —Mi búsqueda de unir a nuestros Aquelarres no salió según lo planeado. Si no nos unimos, los rebeldes nos alcanzarán. —Lo que no mencionó fue que la tríada, formada por Jaehyo y sus hermanos menores, podrían detener el problema de inmediato, pero eso significaría aniquilar a la mitad de la población mundial. Eso era algo que Jaehyo no estaba dispuesto a hacer.

—Quizás deberíamos ir a esto desde otro ángulo —sugirió Hongbin—. Quizás podrían miembros de un Aquelarre acercarse a miembros de otro Aquelarre individualmente. Yo estaría dispuesto a tomar el primer turno.

Jaehyo asintió. Eso significaba un tiempo de rotación más largo, pero algo que tenía que hacerse. —Puedes comenzar con los hermanos Heo Jun y Lee Geon, ellos parecen creer que aun pertenecen al Aquelarre del norte. Quiero que vean que no importa a qué Aquelarre pertenecen, todos somos uno. Ellos han hecho a SiHyoung correr por su dinero. Creo es hora de entregarlos a otra persona.  — Jaehyo inclinó la cabeza hacia SiHyoung, haciéndole saber que no había resentimientos y no era su culpa.

Hongbin asintió. —Voy a mantenerlos bajo mi ala.

 

Mientras tanto, Jaehyo tenía que encontrar una manera más rápida. Estaban perdiendo vampiros que se iban hacia el lado oscuro y seductor de su raza a un ritmo alarmante.

Se apartó de la mesa, Yu Kwon tras él mientras se preguntaba qué podía hacer para que la raza de vampiros se uniera. KwangMin y YoungMin no se quedarían dormidos por mucho más tiempo, y para ser honesto, Jaehyo los echaba de menos.

Si tan sólo pudiera encontrar una manera para que fueran menos letales para el mundo, él podría despertarlos y reunirse con ellos.

 

 

 

D.K. le dio un beso a Dino en su espalda, los dos estaban en la cama disfrutando de su tiempo juntos. Sus manos recorrían el hombro de Dino, besando la suave piel de su pareja. Dino se acercó a D.K., la espalda contra el pecho de D.K..

Habían pasado semanas desde que había encontrado a su pareja sangrando y roto, y D.K. se había enamorado locamente del hombre. No podía ver una vida sin él.

Sus dedos jugueteaban por encima del hombro de Dino mientras pasaba su mejilla sobre el cabello de su pareja, agradecido de que Dino hubiera sobrevivido no sólo de su terrible experiencia, sino también de la conversión.

Dino se giró en sus brazos, viendo a D.K. con esos hermosos ojos verde-avellana. Su pecho se oprimió ante la magnífica vista. —Te amo —murmuró antes de tomar los labios de Dino en un ardiente beso. Parecía que no podía tener suficiente de su pareja. Solo el hecho de estar cerca de él hacía que D.K. estuviera más duro que una roca.

 

Su pareja gimió en el beso, empujando hasta que fue envuelto por el cuerpo de D.K.. Sus penes juntos, haciendo que la sangre de D.K. ardiera. El cuerpo de su pareja era duro, compacto y cincelado. Era de baja estatura, pero D.K. no lo tendría de ninguna otra manera.

D.K. respiró hondo cuando Dino empezó a oler su cuello, las puntas de los colmillos recorriendo su piel. Su pene palpitaba con el ritmo que igualaba el de su corazón con la sensación de estar tan cerca de Dino.

Pasó un dedo por la grieta del trasero de Dino. Era tan jodidamente erótico que D.K. pensó que perdería la cabeza. Su dedo trazó un círculo alrededor del arrugado agujero de Dino, presionando la punta ligeramente.

Dino se empujó hacia el dedo de D.K. mientras  lamía el cuello. —Yo solía pensar que era depravado querer estar con un hombre.

—¿Y ahora? —D.K. preguntó, aun con el dedo moviéndose perezosamente.

—Me has ayudado a darme cuenta de que no hay nada malo en lo que necesito de ti. Me has ayudado a atravesar un montón de cosas, D.K., y te amo por eso.

D.K. sonrió tomando el lubricante, recubriendo los dedos e insertando dos dedos en el apretado culo de su pareja. —Fue un honor para mí mostrarte el camino.

Dino gimió, extendiendo las piernas más abiertas para dar más espacio a D.K.. Movió su muñeca estirando a su pareja mientras tomaba de nuevo los labios de Dino. El beso fue lento y luego agregó un tercer dedo.

Cuando Dino empezó a joder los dedos, D.K. los retiró y los remplazó por su pene. Dino lentamente se empujó, sus ojos cerrados con una expresión de pura fDinocidad en su rostro. D.K. veía a su pareja mientras Dino se sentaba a horcajadas en sus caderas sin sentir otra cosa más que puro amor por el pequeño hombre.

 

—Móntame, bebé.

 

Dino plantó los pies en la cama, las manos sobre el pecho de D.K. mientras conducía el pene de D.K. hasta su culo. D.K. plantó los pies en la cama así al mismo tiempo podía joder más duro el culo de Dino. Acomodó las manos detrás de la nuca, disfrutando la perezosa tarde que compartían. D.K. no quería estar en otro sitio, solo debajo de su pareja siendo jodido o jodiendo al hombre, y simplemente eso había cambiado su vida para siempre.

 

 FIN

Notas finales:

les tengo otro salto en las series nenesssssss

a continuacion...... 38. Ravi (04) Guerreros Demonios


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