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37. A la Manera de Dino (03) por dayanstyle

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Jaehyo se apareció en el Aquelarre del norte. Había pasado un tiempo desde que había venido aquí. Desde que mató a Jong Wan y que su Aquelarre había venido aquí y limpiado la casa. Al parecer dejaron que una cucaracha se escapara.

Jaehyo planeaba aplastar fuerte al bastardo contra el suelo.

 

Los jóvenes inclinaron la cabeza cuando Jaehyo pasó entre ellos. Algunos temblaban visiblemente mientras Jaehyo pasaba, otros se le quedaban viendo como si fuera una deidad. Jaehyo amaba su raza y lo que realmente le molestaba era que alguno se volviera rebelde. Su raza era hermosa, encantadora, compuesta por míticas criaturas como ninguna otra. Odiaba ver la destrucción de alguno de ellos.

—¿Cómo puedes saberlo con sólo mirarlos? —Jung Min preguntó mientras caminaba a su lado por la gran sala de la mansión del Aquelarre del norte en donde vivía. Jaehyo estudiaba cada cara, en silencio investigando cada mente, en busca de quien tuviera secretos que ocultar.

—¿Éstos son todos? —Jaehyo preguntó mientras seguía estudiando a los jóvenes ahí reunidos.

Jung Min asintió mientras permanecía firmemente de pie junto a Jaehyo, el rostro desfigurado con líneas de ira. —Sí, convoqué a todo el Aquelarre aquí.

Jaehyo asintió mientras se daba cuenta que uno de los hombres se movía muy lentamente hacia la puerta. No dejó que se diera cuenta que lo había visto y actuó tan casual como cuando llegó. Sus ojos se movían alrededor de la habitación tan rápido que sabía que ninguno de los vampiros podía ver lo que estaba viendo.

 

Deténganlo Jaehyo mentalmente ordenó a los dos vampiros cercanos al que intentaba huir. También entró en la mente del culpable.

—Creo que he encontrado a quien buscas —dijo Jaehyo mientras los dos hombres luchaban contra el dDinoncuente, llevando al hombre junto a Jaehyo. El vampiro pateaba y gritaba, luchando contra los dos que lo detenían, obligó al culpable a arrodillarse.

—¡Lo voy a matar! —Jung Min rugió, pero Jaehyo levantó la mano evitando que Jung Min hiciera lo que declaró mientras rodeaba al joven y le colocaba la mano en la cabeza, revisando en los recuerdos del hombre lo que buscaba.

Era cien por ciento seguro que él estaba matando a los otros vampiros, pero quería verlo por sí mismo, ver los recuerdos del joven al matarlos.

A medida que los recuerdos se formaban, se desarrolló una historia diferente. Jaehyo vio cómo el joven arrodillado frente a él cortaba la cabeza de una de sus víctimas, pero no antes de que hablara con el joven.

No voy a permitir que te vayas con los rebeldes. Jong Wan está muerto, y sus costumbres deben también morir. Te comportas como si él aun estuviera gobernando.

Jódete, Jung Min no es como Jong Wan el hombre con la espada en el cuello bufó. Jong Wan era brillante, y voy a llevar a cabo sus deseos. No puedes detenernos a todos nosotros, idiota.

Que así sea. Te has condenado a muerte espetó el joven y luego dejó caer la espada, causando la muerte del pronto a ser rebelde.

Jaehyo vio jugar escenarios similares por la mente del joven vampiro, todos y cada uno con casi el mismo diálogo. Quitó la mano, del joven delante de él que inclinó la cabeza ante Jaehyo. —¿Por qué no fuiste con tu líder con esto?

El joven vampiro sacudió la cabeza, levantó la mirada con sus labios firmes y su mandíbula tensa. —Entonces ellos lo sabrían y se ocultarían, Príncipe. Tenía que detenerlos.

 

Jung Min levantó al hombre y hundió sus colmillos en el cuello del joven. Esperó pacientemente a que los ojos de Jung Min se abrieran más y se redondearan. Sacó sus colmillos y selló la herida.

—¿Has matado a todos? —Jung Min le preguntó al hombre.

 

—Sí, líder, lo hice. Y lo haría de nuevo si se da la ocasión. Ellos no merecen vivir —declaró el joven con convicción.

Jaehyo admiraba la tenacidad que el joven vampiro mostraba. No muy a menudo se encontraba a alguien dispuesto a ponerse de pie por lo que creía, incluso corriendo el riesgo de morir por evitar que su propia raza matara a humanos. —¿Cómo te llamas?

Lee Geon, Príncipe —contestó el vampiro y luego bajó la cabeza una vez más—. Entiendo que tengas que matarme. No voy a acobardarme ni huir.

Jaehyo se apartó unos metros con Jung Min a su lado. —No voy a castigarlo por librar a tu Aquelarre de los seguidores de Jong Wan.

Accediendo a ello, Jung Min asintió. —Desde mi punto de vista, es un verdadero guerrero.

—Sí, pero un guerrero que necesita protección en este momento. He leído la mente de los miembros de tu Aquelarre y algunos no están de acuerdo con lo que Lee Geon ha hecho. Algunos todavía sienten a Jong Wan como su verdadero líder y te desprecian. Me lo llevaré a mi Aquelarre hasta que este asunto se resuelva. Creo que hay algunos más que tienes que apartar del grupo —dijo Jaehyo mientras nombraba a los miembros descontentos del Aquelarre cuyas mentes había leído—. Ellos lo ocultan bien. Debido a que no han cometido ningún crimen, no se les puede matar. Vigílalos de cerca.

Jung Min inclinó la cabeza. —Gracias por hacer frente a esto. Jaehyo se rio mientras volvía a ver al Aquelarre de Jung Min. — Vamos a dejar la ceremonia aquí. El destructor vendrá conmigo. ¿Admites eso?

 

Una sonrisa se dibujó en el rostro de Jung Min cuando asintió. Colocó sus manos detrás de su espalda mientras sus ojos vagaban por los vampiros que tenía que vigilar. —Con cada fibra en mí.

Jaehyo gruñó enfrentando a Jung Min. —No pienso menos de ti por acudir a mí. Todos necesitamos ayuda de vez en cuando.

—Solo no hagamos un hábito de esto —dijo Jung Min mientras se alejaba.

Jaehyo sonrió cuando saludó a Lee Geon llegando con él. Le agradaba el nuevo líder del Aquelarre. Le iba ir bien a Jung Min.

—¿Sí, Príncipe?

—Reúne tus pertenencias. Ahora eres parte de mi Aquelarre.

—Pero…

 

Jaehyo miró a los ojos de Lee Geon para hacerlo callar de inmediato. Él se acercó, sus labios a escasos centímetros del joven. — Has matados a varios y ahora ellos quieren tu cabeza. Sugiero que hagas lo que te digo. Sé que tienes un corazón valiente Lee Geon, pero tienes que admitir que has matado a los vampiros por pura casualidad.

Lee Geon se veía como si lo matara admitirlo, pero lentamente asintió. —Lo hice.

—Entonces, reúne tus cosas. Voy a esperar por ti.

—¿Pero qué con mi hermano, Príncipe? No es mi intención faltarte al respeto, pero es todo lo que tengo.

Jaehyo suspiró. ¿Por qué la familia siempre complicaba las cosas? Sabía que tenía que llevarse también al hermano de Lee Geon o el hermano sería el siguiente en ser decapitado. —Muy bien, ve a buscar a tu hermano. Pero date prisa, tengo que regresar con mis parejas e hijo.

Lee Geon se fue hacia su habitación como si su vida dependiera de eso. Jaehyo se dirigió a los dos vampiros a su lado. —Vayan con Lee Geon y asegúrense de que no le pase nada.

Los dos corrieron a la habitación para hacer lo que se les ordenó. Tan pronto como Lee Geon regresó jalando a su hermano, Jaehyo se difuminó del Aquelarre del norte.

 

 

D.K. tamborileaba los dedos sobre la silla mientras su pene se ponía increíblemente duro. No estaba seguro de por qué estaba torturándose al mantener a Dino en su regazo, pero maldición si no se sentía bien.

Sostenía sus caderas, viendo cómo su compañero subía y bajaba. Cuando Dino giró para verlo, D.K. rápidamente desvió la mirada, tarareando como si no hubiera hecho nada. Tan pronto como Dino volvió a ver hacia la sala, D.K. tomó de nuevo sus caderas.

—¿Puedes dejar de hacer eso? —Dino le preguntó con indignación mientras apoyaba sus manos en el escritorio evitando ser levantado.

—¿Dejar de hacer qué? —preguntó inocentemente—. Yo estaba estirándome.

Dino entrecerró los ojos, los labios adelgazados mientras veía a D.K. como si no le creyera ni una palabra de lo que dijo. D.K. reprimió la risa mientras le daba a Dino la mirada más inocente que pudo conseguir.

—Te estoy vigilando —advirtió Dino dándole la espalda. D.K. podía ver a Tae Ho sonreír de oreja a oreja del otro lado de la oficina. Le guiñó un ojo a su hermano y luego enganchó las caderas de nuevo.

—¡Lo hiciste a propósito! —Dino gruñó mientras giraba la cabeza para ver a D.K., una vez más.

—¡No lo hice! —dijo D.K. de nuevo. Podía ver a los demás riéndose desde el rabillo del ojo—. Mi espalda está rígida.

Y su pene.

 

Imágenes de D.K. deslizando los pantalones de su pareja hacia abajo y mordiéndolo llegaron a su mente, haciendo que su pene endureciera más.

—Está bien, puedo resolver ese problema —bufó Dino comenzando a deslizarse fuera del regazo de D.K..

—Está bien, está bien —se quejó D.K. acomodando a Dino en su lugar e impidiendo que escapara— hombre. —«Jesús».

Dino gruñó, pero se quedó donde estaba. D.K. podía ver el brillo en los ojos de Dino y sabía que estaba disfrutando de esto. El hombre era demasiado terco para admitirlo. Cuando todo el mundo estaba viendo a otro lado, D.K. tomó las caderas de Dino y empujó su duro pene hacia el culo de su pareja.

Dino esta vez no protestó. De hecho, se empujó un poco hacia atrás. Eso fue hasta que Tae Ho se giró hacia ellos. Entonces Dino se calmó. D.K. odiaba esa mierda de encubierto. Él no era de los que ocultaban sus deseos, y maldición si iba a permitir que su pareja lo arrastrara a la oscuridad. Pero por ahora, D.K. estaba disfrutando de la sensación del apretado culo de Dino en su pene, incluso si era a través de la ropa.

D.K. deslizó la silla más cerca del escritorio y luego deslizó su mano hacia la parte delantera de los jeans de Dino, acunando el pene y pasando su pulgar sobre la erección de su pareja. Dino empujó su culo hacía el pene de D.K. mientras D.K. tomaba más fuerte la erección de su pareja. Podía oír los pequeños jadeos que salían de los labios de Dino.

Ahora D.K. estaba decidido a hacer que su pareja se corriera mientras estaba sentado ahí. Desabrochó el botón de Dino y lentamente bajó el cierre, y luego pasó el pulgar sobre la cabeza del húmedo pene de Dino, tomando el pre-semen y jugando con la pegajosa humedad. Se estaba muriendo por lamerse los dedos para limpiárselos. Su boca se hacía agua por saborear el semen de su pareja.

Tae Ho vio hacia ellos, pero D.K. sacudió la cabeza ligeramente. Su hermano cubrió una sonrisa y vio hacia otro lado. D.K. metió la mano dentro de los pantalones de Dino, liberando el pene de su pareja por debajo de la mesa. Dino se tensó, su espalda rígida, mientras veía alrededor.

D.K. colocó su mano libre en el abdomen de Dino, presionando hasta que la espalda de Dino estaba descansando sobre el pecho de D.K.. —Nadie va a ver —D.K. le murmuró al oído a Dino.

Su pareja no parecía muy convencido.

 

Trazando el pene de Dino muy lentamente, D.K. empujó su duro eje contra el culo de Dino. Daría cualquier cosa ahora para tener su pene enterrado profundamente dentro de Dino. Pequeñas ondas eléctricas se disparaban desde la ingle de D.K. mientras palmeaba el pene de Dino y distribuía el pre-semen alrededor con su pulgar.

Las caderas de Dino comenzaron a moverse ligeramente, un pequeño gemido escapó de sus labios mientras se empujaba hacia adelante, empujando su pene hacia la mano de D.K..

Tal vez esta mierda encubierta tenía sus méritos, porque D.K. no podía recordar haber estado tan encendido. Miró a su alrededor, viendo a Yu Kwon y Min Hyuk hablando en voz baja y Tae Ho viendo una pintura en la pared, ignorándolo deliberadamente

D.K. fue más audaz, deslizando su mano libre por detrás de los pantalones de Dino. Si alguien los veía ahora, sería más que obvio lo que estaba sucediendo detrás del escritorio y debajo del mismo. Tenía la sensación de que todos sabían lo que estaba pasando y evitaban ver por D.K..

Todos sabían lo quisquilloso que Dino estaba desde su conversión. D.K. apostaría que estaban ayudando a su causa, dándole una apariencia de intimidad. Su atención estaba centrada en hacer que su pareja se corriera.

El dedo índice de D.K. circuló alrededor del agujero de su pareja, jugando con él mientras seguía acariciando a Dino por debajo del escritorio. Su pareja estaba empezando a jadear más fuertemente mientras se inclinaba hacia delante, apoyando los brazos sobre el escritorio,  haciendo  todo  lo  posible  por  lucir  casual, mientras levantaba un poco el trasero, dándole a D.K. más espacio para insertar sus dedos.

Dino parecía cualquier cosa menos casual. Estaba soltando pequeños gruñidos y moviéndose como si sus pantalones estuvieran en llamas. D.K. pasó los dedos por encima de la cabeza del pene de Dino y luego por su eje, utilizando el claro liquido como lubricante mientras aumentaba el ritmo, dándole a Dino una total masturbación. Cuando sintió las bolas de su pareja acercándose a su cuerpo, D.K. empujó un dedo dentro del culo de su pareja, haciendo que Dino gritara su liberación —justo cuando Jaehyo se apareció en la oficina.

El Príncipe levantó una ceja mientras veía a D.K. y Dino y luego alejó su vista. D.K. besó la parte de atrás del cuello de su pareja y entonces le acomodó su ropa, justo cuando aparecieron dos vampiros.

—Eres caliente cuando te corres. La próxima vez, te quiero en mi boca —D.K. le murmuró antes de que Dino con tambaleantes piernas se pusiera de pie. D.K. se rio y colocó su mano en la espalda de Dino, estabilizándolo.

—Tae Ho, Lee Geon y… —Jaehyo dejó de hablar y vio al otro vampiro que estaba cerca de él—. ¿Cuál es tu nombre, joven?

Heo Jun, Príncipe.

 

Jaehyo asintió y le sonrió, y entonces se dirigió de nuevo hacia el hermano de D.K.. —Lee Geon y Heo Jun se alojarán con nosotros. Lee Geon ha hecho un servicio en el Aquelarre del norte dándole muerte a algunos de los seguidores de Jong Wan. Pero hay algunos más, y la vida de Lee Geon ya no es segura en esa casa.

D.K. metió la mano en su bolsillo delantero, no estaba seguro de qué hacer con la semilla de Dino. Simplemente rezaba para que nadie quisiera estrecharle la mano. Su pegajosa mano sería una tarea difícil de explicar.

Cuando el cuarto se despejó. Dino lo rodeó. El cuerpo de D.K. se tensó preparándose para la discusión que sabía vendría. No iba a pedirle disculpas a Dino por lo que hizo. Fue la cosa más sexy que hubiera hecho, y podría hacerlo de nuevo en un segundo. Llamaría a todo el Aquelarre para ver si Dino hacía esos pequeños ruidos de nuevo. ¡Eso fue tan caliente!

Dino sonrió, su hermoso rostro de un tono rosado. —Yo, uh, me voy a la cama.

¿Era una invitación?

 

Un plan se formó en la cabeza de D.K.. Iba a esperar unos minutos y subiría a la habitación de su pareja, insistiendo en que Dino debía alimentarse, y entonces bam, iba a joder a su pareja hasta que el club entero se estremeciera con los empujones que haría sobre el culo de Dino.

Se limpió la garganta, asintiendo hacia Dino, haciendo su mejor esfuerzo por ser tan casual como fuera posible. —Si, ve a la cama. — «Porque estaré ahí arriba en un caliente segundo mordiéndote hasta el próximo milenio, pareja».

Podía ver la duda en los ojos de Dino, como si D.K. fuera a dejarlo. No había necesidad de eso. D.K. no iba a dejar pasar su oportunidad ni siquiera si un milagroso sol penetrara al club y empezara a quemar su velludo trasero. Jodería a Dino mientras su piel se ampollara. Nada iba a sacarlo del camino.

Dino salió de la oficina viendo sobre su hombro a D.K. antes de salir. Oh si, eso era una mirada de ‘ven-míramecomo nunca la había visto. El pene de D.K. estaba tan duro que estaba a punto de hacer un agujero en sus pantalones y liberarse sólo para cazar a Dino.

Contó hasta cincuenta y entonces salió tras su pareja. Eso tenía que ser tiempo suficiente. «Joder si esperaría más». D.K. ya había esperado mucho este momento. Si alguien intentaba detener a D.K. los lanzaría sobre su culo —el Príncipe incluido. Nadie iba a sacarlo del camino de conseguir algo de Dino. Subió la escalera de tres escalones a la vez corriendo a la recámara de Dino. Su pareja se giró cuando D.K. empujó la puerta abriéndola. Dino estaba ahí parado con solo sus bóxers. Un profundo gruñido desgarró el pecho de D.K. mientras sus ojos absorbían toda esa expuesta carne blanca como la leche.

 

El cuerpo de su pareja aun tenía cicatrices, marcas de mordidas y delgadas marcas de latigazos que manchaban su hermosa piel. Pero estaban casi desvaneciéndose y no disminuían en lo más mínimo su belleza.

D.K. acortó la distancia, levantando a Dino y apoyándolo contra la pared. Sus labios se unieron en un duelo de lenguas mientras las piernas de Dino se envolvían alrededor de la cintura de D.K.. Su primer beso fue explosivo mientras D.K. intentaba chupar la lengua de Dino en su maldita boca. Sus dientes chocaron juntos cuando Dino se abrió, dejando que la lengua de D.K. explorara la caliente cavernosa boca. El sabor de su pareja era exactamente como D.K. se había imaginado que sería, dulce, cálido y varonil.

«¡Malditamente  caliente!»

 

Estaba a punto de reclamar a su pareja.

 

«Joder, si».

D.K. había estado esperando este momento. Se había sentido como si el tiempo se hubiera prolongado durante siglos, desde que vio a su pareja desplomado en el sofá de cuero la primera noche. Quería a Dino con tanta urgencia que rayaba en la locura.

Dino rompió el beso, apartando sus húmedos e hinchados labios debido al beso, mientras sus dedos se clavaban en la piel de D.K.. Empujó su duro pene contra el abdomen de D.K.. La cabeza del pene de Dino se asomaba, pre-semen bañaba su abdomen mientras Dino enterraba su cara en el cuello de D.K. e inhalaba profundamente, oliéndolo. —Jódeme, D.K.. Por favor, jódeme, jódeme.

D.K. gruñó por la manera en que su pareja le rogaba que lo llenara. Eso era lo más dulce para sus oídos. Salió de la recámara de Dino llevándolo a su recámara.

En la habitación de D.K. había lubricante.

 

D.K. cerró la puerta detrás de él y luego depositó a su pareja en la desecha cama. Dino saltó y se apoyó en sus codos levantando la vista hacia D.K., mientras un mechón de cabello caía sobre sus ojos.

 

Joder si no era una buena vista extendida sobre las arrugadas sábanas —como suponía que debían de estar.

 

Dino no dijo ni una palabra mientras D.K. se quitaba la ropa, pavoneándose.

Flexionándose. Mostrándose.

«Malditamente  correcto».

 

Iba a mostrarle a su pareja lo que tenía para ofrecer.

 

Dino se lamió los labios mientras veía a D.K. revelar su piel desnuda, su pene que sobresalía con orgullo y escurriendo en gran cantidad mientras la lengua de Dino recorría su labio inferior. Cuando Dino se rodó colocándose sobre sus manos y rodillas, D.K. tomó un costado de Dino y lo acomodó sobre su espalda. —Te quiero sobre tu espalda.

Dino parecía confundido, pero no discutió.

 

«Joder con eso». Quería ver a su pareja derrumbarse cuando D.K. sacudiera su maldito mundo. Había estado esperando este momento, y no iba a perderlo por ver la parte de atrás de la cabeza de Dino.

Se agachó y metió los dedos en la pretina de los bóxers de Dino, jalándolos hacia abajo y quitándoselos. Maldición, su compañero tenía un fino pene. La cabeza del pene ya era de un violeta furioso, diciéndole que Dino ya estaba cerca.

D.K. tomó del cajón de la mesita de noche la bien usada botella de lubricante mientras se ponía de rodillas, asombrado de la erección que sobresalía y lo tentaba. Sus labios entreabiertos mientras la lengua de D.K. tomaba el claro líquido que se escapaba, el pene de su pareja que saltó dando su aprobación. D.K. abrió más la boca y tomó el pene de su pareja profundamente sintiendo la esponjosa cabeza del pene deslizarse por sus labios y lengua.

—¡D.K.!

 

«Eso es correcto, grita mi nombre. Grítalo al maldito cielo».

 

D.K. humedeció sus dedos con el gel y luego empujó dos en el interior del culo de su pareja mientras su lengua lamía de arriba abajo el pene de Dino, lamiendo la gran vena y luego deslizándose sobre la cabeza del pene.

No había manera de que Dino incluso fuera a dudar que sería apropiadamente jodido. D.K. se aseguraría de eso, pasó su lengua arriba y abajo del pene de Dino mientras abría sus dedos en tijera dentro de la apretada entrada de su pareja. Su propio pene estaba rogando por entrar en acción, estaba palpitando su ruego.

Las manos de Dino recorrían el cabello de D.K. mientras sus caderas comenzaron a moverse, jodiendo la boca de D.K. con un ritmo errático. D.K. abrió más la boca mientras agregaba un tercer dedo.

Tomó a Dino completamente hacia atrás y abajo de su garganta mientras su lengua salía y lamía sus bolas. Dino se empujaba y gritaba mientras su culo apretaba fuerte los dedos de D.K.. D.K. jodía el culo de Dino con tres dedos en rápidos movimientos mientras Dino se corría en su garganta, chorros calientes bajaron en ráfagas rápidas.

D.K. sacó los dedos mientras su lengua lamió la ranura, tomando hasta la última gota de miel.

—Mi turno —gruñó cuando se echó hacia atrás y luego se puso de pie. Dino estaba jadeando tratando de tomar aire, mientras D.K. tomaba el lubricante y vertía la maldita botella sobre su pene.

—Vas a alimentarte de mí, justo como lo sabes —advirtió mientras se hundía profundamente en el apretado culo de Dino, por lo que su pareja aulló de placer, sus manos apoyándose en los hombros D.K.. D.K. tomó a su pareja de la cama y luego se giró cayendo sobre su espalda, su pareja arriba de él, viéndose como un caliente y sexy lío.

—Ahora aliméntate —exigió mientras jalaba la cabeza de Dino hacia abajo, hacia su cuello, los dedos enterrados en el cabello de su pareja. Dino se encajó y tragó grandes cantidades de sangre de D.K. mientras D.K. agarraba las caderas de su pareja y lo jodía con tanta fuerza que Dino estaba jadeando.

 

Sus bolas se aplastaban entre ellos, el pene de Dino era un duro recordatorio de que estaba disfrutando tanto como D.K.. D.K. se deleitaba con la sensación del pene de Dino frotándose contra su abdomen mientras empujaba tan duro su pene dentro del culo de Dino que los muslos de D.K. temblaban.

Dino empujó sus manos bajo los hombros de D.K., abrazándolo más fuerte mientras bebía con glotonería. El pene de D.K. hundido profundamente mientras apretaba sus dientes, se negaba a correrse tan pronto.

«Todavía no, todavía no, todavía no».

 

Sus bolas estaban tan apretadas a su cuerpo que D.K. pensaba que subirían dentro de él en cualquier momento. Empujaba a Dino hacia abajo, hacia su pene, mientras él lo hacía adelante, amaba el sonido de piel golpeándose que retumbaba en las paredes. El lubricante se deslizaba entre ellos, haciendo más fácil que D.K. empujara su pene al interior.

Eso era jodidamente fantástico.

 

Cuando Dino lamió la herida cerrándola, su lengua en el cuello de D.K. lo hacía temblar de placer, D.K. hundió sus dientes y bebió de su pareja por primera vez. La sangre era tan embriagadora que la cabeza le daba vueltas pero D.K. no tomó tanto como Dino lo había hecho, después de todo el hombre aún se estaba recuperando, pero tomó lo suficiente como para unirse a Dino por toda la eternidad.

«Mio».

 

«Dino era mio por fin».

 

«Por toda la eternidad».

 

Con renuencia, D.K. selló la herida y entonces se giró, sujetando a Dino debajo de él, mientras enterraba su pene en el culo de Dino una y otra vez, el apretado cuerpo de Dino aceptaba su duro pene repetidamente.

Dino gritó por tercera vez esa noche, mientras su pene estallaba entre ellos, haciendo que sus pechos se cubrieran con esperma. D.K. no se detuvo. Él iba a asegurarse de que Dino quisiera regresar por más. Rogarle por más.

Se apartó, empujó las piernas de Dino contra su pecho y agarró las caderas de su pareja, empujándose duro contra el culo de Dino con un rápido ritmo. Veía cómo el medio-duro pene de Dino rebotaba alrededor, haciéndole agua la boca a D.K. por saborearlo de nuevo.

Sólo una vez más.

 

Sus ojos iban del pene al arrugado agujero rojo e hinchado de su pareja, entraba y salía del culo creando una maravillosa vista. La piel se estiraba alrededor del pene de D.K., tomándolo, tragándoselo.

D.K. tensó los músculos del cuello mientras luchaba contra su inminente orgasmo apretando la mandíbula. Quería que esto durara por horas, por toda la eternidad. Pero era su primera vez juntos, y D.K. sabía que no sería capaz de contenerse.

Levantó la mano y pellizcó los pezones de Dino con sus dedos mientras su cabeza caía hacia atrás sobre sus hombros, y un rugido rasgó su pecho cuando sus bolas vaciaban su semilla.

D.K. se movió lentamente mientras su corazón latía sin control. Levantó la mano y se secó el sudor que goteaba en sus ojos y que le picaban, la otra mano la deslizó sobre el tembloroso abdomen de su pareja.

—Ahora eres mío, Dino. —D.K. miró a su pareja que no respondió.

Su sonrisa se extendía al ver a Dino profundamente dormido. Sí, de eso era de lo que estaba hablando.

 

continuara....

 


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