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37. A la Manera de Dino (03) por dayanstyle

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D.K. estacionó delante de una casa de piedra rojiza de aspecto muy caro apagando la música. Dino no estaba seguro de dónde estaban, pero se sentía fuera de lugar. Este barrio apestaba a dinero y riqueza. Miró a su alrededor para ver las calles desiertas, pero había un montón de luces encendidas en el porche.

Los árboles estaban perdiendo hojas que eran sopladas por el viento alrededor de la banqueta, haciendo bailar las hojas en un extraño ballet sobre el concreto. Vio de nuevo la casa frente a la que estaban estacionados, preguntándose por qué estaban allí.

—No es skeardD.K. bromeó mientras salía del coche y caminaba al lado de Dino, jalándolo del asiento.

—No, ¿qué? —Dino preguntó mientras Tae Ho salía del asiento trasero.

—Aterrador —aclaro Tae Ho—. No te preocupes por mi tonto hermano. Ve demasiada televisión.

La puerta de la casa de piedra rojiza se abrió en ese momento, una mujer muy alta y elegante salió sonriéndole a los tres. —Ya era tiempo que me brindaran una visita. Estaba comenzando a pensar que tendría que ir a ver al Príncipe para pedir una cita para ver a mis propios malditos hijos.

Dino se quedó con la boca abierta hasta el pecho viendo a la mujer ahí de pie pareciendo una princesa. ¿Ella era la madre de D.K. y Tae Ho? A pesar de su gusto corriendo por el lado perverso, Dino podía apreciar su belleza. Ella era muy atractiva.

—Ahora tenemos trabajo —protestó D.K., mientras caminaba hacia las escaleras, abrazando a su madre y besando su mejilla antes de girarse hacia Dino—. Y él es mi pareja. —Señaló hacia Dino, poniendo el foco directamente sobre él.

Dino sintió que debía correr y esconderse en alguna parte. La mayoría de las madres pensaba que no había nadie lo suficientemente bueno para su hijo. ¿Por qué la madre de D.K. debería ser diferente? En todo caso, ella debería de estar echando vapor ahora que su hijo le presentaba un hombre.

—Bienvenido, dulzura. —Ella le sonrió a Dino, mientras él subía las escaleras hacia su destrucción—. Mi nombre es Yubin, ya que mis hijos han olvidado sus modales.

—Dino —ofreció rápidamente. Se colocó junto a D.K. mientras Yubin cerraba la puerta detrás de ellos. La mirada de Dino recorría el cuarto, admirando la forma en que la madre de D.K. había decorado el lugar.

Era elegante, con clase, y cada maldita cosa parecía frágil. La sala era un contraste con el resto de la casa. Había sofás, libreros alineados, mantas en los respaldos del sofá y dos sillones grandes frente a una televisión que estaba sintonizada en el juego de futbol. Ese cuarto parecía más normal, más hogareño. Dino se apresuró a colocarse al lado de D.K. justo cuando vio a un hombre muy grande sentado en uno de los sillones viendo el partido en la televisión.

—Oye, papá —dijo D.K. dejándose caer en el sofá, jalando a Dino a su lado.

—Ya era la maldita hora que mostraras  tu  fea  cara  por aquí. Estaba empezando a preguntarme si tenía que unirme al Aquelarre de Jaehyo sólo para verlos a ambos.

—Yo pagaría por ver eso —dijo Tae Ho, dejándose caer del otro lado de D.K.. Dino pudo sentir el rebote en el sofá cuando cayó Tae Ho. Vio al padre de D.K. para ver que el hombre lo miraba con curiosidad. Dino tragó saliva. El tipo estaba construido como un maldito quarterback de fútbol americano y tan alto como uno. A su propio padre no le gustaban los hombres gay y Dino se preguntaba si el padre de D.K. era de la misma opinión.

 

—Oh, infiernos, lo siento —dijo D.K., lanzó un pesado brazo sobre el hombro de Dino—. Papá, él es mi pareja, Dino.

Una amplia sonrisa se formó en el rostro del padre de D.K.. — Ya estaba empezando a pensar que traías merienda a casa.

D.K. aullaba de carcajadas mientras Tae Ho se agarraba los costados con el rostro rojo a causa de su ataque de carcajadas.

—Sabes que mamá me mataría si hiciera algo así —dijo D.K., tan pronto como logró componerse algo.

—Mi nombre es James. —El padre se acercó, estrecho la mano de Dino y volvió a acomodarse en su silla—. ¿Ves el fútbol, hijo?

Dino se quedó totalmente sorprendido. D.K. acababa de admitir que Dino era su pareja, y James ni siquiera se inmutó por lo gay de la declaración. Estaba confundido como el infierno mientras sacudía la cabeza. —No, señor.

—Eso es malo. Aaron Rodgers está teniendo una temporada fenomenal. Estaba esperando que mi yerno fuera un fanático de los deportes —dijo James y luego le dio un guiño a Dino—. Pero qué se va a hacer. No hay nada de malo en aprender.

—¿Aaron Rodgers?

—Green Bay —dijo James con un gruñido—. Vas a aprender.

 

En ese momento, Yubin llegó con una bandeja. La dejó en la mesa de café y se sentó en el otro sillón junto a James Todo era tan normal por aquí que Dino estaba nervioso. Él ahora era un vampiro, emparejado a un hombre. No debería ser tan normal. Dino estaba esperando ataúdes, candelabros y música espeluznante de órgano.

Pero estaban en la sala viendo el partido de fútbol.

«Qué extraño».

 

—¿Bebes, dulzura? —dijo Marie mientras señalaba la bandeja llena de tazas y aperitivos—. Espero que te guste el O negativo.

Dino se quedó con la boca abierta viendo la bandeja y luego a D.K., que había tomado un sándwich de pizza, tragándolo y luego fue por otro. Tae Ho golpeó la mano de D.K. apartándola y tomó un puñado de pequeños bocadillos. Dino no estaba seguro de qué hacer.

—Él no bebe carmesí mamá —dijo D.K. antes de meterse otro sándwich de pizza a la boca—. Él bebe de la fuente —afirmó con orgullo como si eso fuera algo para presumir.

—Bien, bueno para él —dijo Marie mientras tomaba un vaso carmesí y se recargaba, cruzando las piernas y viendo el partido de fútbol. Dino estaba un poco perdido. No, corrección, estaba tan perdido que necesitaba un mapa para regresar a la conversación.

—La cena está casi lista —dijo y luego se giró hacia Dino—. No estoy segura de qué servirte dado que no bebes carmesí. Quizás te puedes alimentar de D.K. mientras come.

¿Era en serio? Dino tragó saliva ante la idea de subir al regazo de D.K. mientras todos se sentaban alrededor con porcelana fina y lo veían. Podía sentir su corazón latiendo fuera de control cuando el pánico comenzó a establecerse. Esto era una locura. Dino no iba a hacerlo.

—Ella está jugando contigo, Dino —dijo D.K., chocándole los hombros—. Má tiene un sentido de humor muy retorcido.

Fuerte alivio recorrió a Dino mientras echaba una mirada a Yubin. —Muy buena —dijo con voz débil.

—Ella es más de lo que se puede manejar —dijo James sin apartar la vista del juego.

¿Era eso un cumplido o una advertencia?

—No tienes problemas porque tus hijos sean gay? —La pregunta  salió tan rápido  que, cuando Dino  curvó los labios, ya   era demasiado tarde. Las palabras se habían deslizado de sus labios y ahora por ahí colgaban de la habitación.

En cierto modo, se sintió aliviado de que la pregunta saliera. Si los padres de D.K. iban a oponerse o protestar porque D.K. estuviera con un hombre, quería saberlo y Dino quería estar donde pudiera presenciarlo. Tan loco como sonara, quería que hablaran de él mientras él estaba sentado allí.

No tenía sentido para él.

—Sí, estoy muy consciente de que mis dos hijos son gays.

 

Nunca había visto una familia tan dispuesta a aceptar que eso entrara en su vida. Era bizarro como el infierno ver a James mover la mano desestimando la pregunta de Dino. Su padre probablemente tendría un ataque al corazón si Tae Ho y D.K. se aparecieran en su puerta, y peor si Dino anunciaba que tenía una pareja masculina.

Dino señaló con su mano a D.K. y luego a sí mismo. —¿Y que él joda mi culo? —Palmeó su boca tan pronto las palabras salieron de sus labios. ¿Qué jodidos estaba mal con él? Nunca había estado más mortificado en su vida. ¿De dónde infiernos había venido esa pregunta?

Dino tenía una fuerte urgencia de caer dentro de los cojines y rezar para que se lo tragaran. Nunca había usado ese tipo de lenguaje frente a su madre, entonces, ¿por qué lo usaba frente a la mamá de D.K.? ¿Podría golpear el botón de rebobinar del control remoto y evitar hacer esa burda pregunta?

Yubin fue bondadosa al respecto y se rio mientras James trataba de ocultar la sonrisa que se extendía por su cara. Dino miró a su pareja, viéndolo que sonreía mientras masticaba la comida.

—Eso es, um, bien, eso no es mi asunto. Pero sí, también, soy muy consciente de eso —dijo -Yubin.

La cara de Dino ardía mientras se deslizaba hacia atrás, con la esperanza de que los cojines realmente salieran y se lo tragaran. Lo curioso era que nadie estaba prestando atención, mientras D.K. lo jalaba tan cerca que prácticamente estaba sentado en el regazo del hombre mientras todos veían el partido.

Era extraño saber que aquí él no tenía que ocultar sus depravados pensamientos. A nadie le importaba. Se recostó, disfrutando de la sensación de los brazos de su pareja. Aun así seguía robando miradas hacia los padres de D.K., después de la loca pregunta. Hablando de momentos embarazosos en la vida que le gustaría poder borrar…

Mientras observaba el juego y se sentía más normal en este momento, en esta casa de piedra rojiza, con una madre vampiro y un padre humano, Dino empezó a relajarse en los brazos de D.K..

Quizás después de todo no era un individuo depravado.

 

 

 

D.K. estaba en la puerta del club, de guardia. Jaehyo había accedido a la petición de D.K. de tomar otra función ya que el Príncipe y Yu Kwon no permitían que el pequeño hombre saliera de su vista. D.K. amaba la parte física de su trabajo —golpear cabezas juntas cuando los humanos o incluso los vampiros se salían de control.

Era mejor que estar sentado por ahí con su pulgar en el culo. Claro, él podría pasar todo el día en la cama con Dino, jodiendo hasta que sus cerebros se salieran, pero D.K. quería ser un poco más productivo que eso.

Aunque la idea lo tenía duro todo el tiempo.

 

Dino estaba con Kikwang, ya que Min Hyuk nunca parecía estar cerca. Los dos se hicieron amigos rápidamente, y Dino incluso ayudaba a Kikwang cuando el pequeño vampiro estaba ocupado atendiendo las mesas del segundo piso.

Jaehyo creía en alimentar a los humanos. Decía que era necesario remplazar los nutrientes después de su donación al Aquelarre.  Eso  mantenía  a  Dino  ocupado,  así  no  enloquecería  de aburrimiento. Dino confesó que realmente no estaba en la escena del club. Él había ido sólo para lograr joder.

Esa confesión disparó una racha de celos en D.K. que llegó al techo, pero no dejó que Dino lo notara. Su pasado era su derecho, pero no tenía que gustarle a D.K.. Él mismo no estaba todo cubierto de nieve blanca.

—Parece que Dino finalmente se ajustó —comentó Rome, cuando ambos veían a Dino y a Kikwang bajar una carga desde las mesas del piso de arriba.

—Está tratando. —Y eso era la pura verdad. Dino aún tenía sus arrebatos, sus inseguridades en ser él mismo delante de todos, pero en su mayor parte, era genial. Sonrió cuando vio hacia su pareja que le daba una dulce sonrisa.

—Dios, te tiene —bromeó Rome dándole un codazo a D.K.—. Espero que nadie me sostenga de la nariz de esa forma tan abierta.

 

D.K. fulminó a Rome. —Métete en tus propios asuntos,

—Me gustaría si no le hicieras esos tontos ojitos. ¡Eso es vergonzoso!

D.K. ignoró a Rome saliendo a detener una pelea entre dos humanos que se lanzaban golpes. Jaló a los hombres separándolos y empujándolos en dirección opuesta. —Hagan eso en otro lugar.

D.K. regresó a la puerta donde Rome le sonreía a un rubio, se dio cuenta que era Jung Mo. Sonreía con aire de suficiencia apoyado contra el carro de D.K.. Sin pensar, solo reaccionando, fue tras el bastardo por su venganza.

—D.K., ¡espera! —Rome le gritó, pero D.K. no estaba escuchando. No podía entender por qué el sádico Anciano se presentaba aquí, pero esto era por Dino, Jung Mo no iba a ningún lado cerca del hombre.

Él le había hecho a su pareja esa promesa, y D.K. no tenía intención de romperla e iba a mantener a Dino a salvo aunque D.K. tuviera que matar al bastardo con sus propias manos.

 

D.K. se lanzó de cabeza para poner las manos sobre el ex- Anciano que había azotado cada centímetro del cuerpo de su pareja, dejándolo por muerto en aquella maldita cavernosa habitación. El mismo Anciano que había traído a los ghouls al juego y les había dejado que mordieran a Dino hasta dejarle un mínimo de vida. El mismo Anciano que D.K. iba a matar.

No, él no iba a esperar.

 

D.K. había esperado lo suficiente.

 

Un tic comenzó en la mandíbula de D.K., cuando vio a Jaehyo aparecer justo frente a él, bloqueando que alcanzara a Jung Mo. El Príncipe iba tras Jung Mo por los horrendos crímenes que cometió, pero D.K. tenía un interés personal para destrozar al vampiro. Una venganza personal que quería asegurarse de que Jung Mo recibiera.

Jung Mo vio a Jaehyo y se desvaneció, Jaehyo desapareció segundos después de que Jung Mo desapareció. D.K. gritó su protesta en el estacionamiento, pateando la llanta de un carro. Estaba más allá de la razón por la injusticia de no ser capaz de obtener su venganza. Se quedó ahí hirviendo antes de caminar hacia el club.

Miró a Rome, pero el vampiro no dijo ni una palabra cuando D.K. pasó junto a él para ir a revisar a su pareja. Vio alrededor del club hasta que sus ojos negros se encontraron con los ojos avellana. Dino lo miraba con extrañeza como si pudiera decir que algo le preocupaba a D.K..

Tomando una respiración profunda, D.K. trató de suprimir su rabia mientras se dirigía hacia su pareja. Lo último que quería era asustar a Dino.

—¿Todo está bien? —Dino preguntó cuando D.K.  se acercó. Sabía que no había controlado totalmente su ira, pero se calmó lentamente ahora que se dio cuenta de que Dino estaba bien.

—Estoy bien. Me emociono cada vez que te veo —respondió dándole un guiñó. Se sentía como una rata bastarda por mentir a su pareja, pero D.K. no quería que Dino supiera que Jung Mo estaba cerca, que había venido al club. Dino estaba haciendo progresos, y no quería arruinarlo porque el bastardo quería jugar juegos mentales.

—Te ves constipado —dijo Dino que estaba dejando la bandeja en la barra—. Si eso es entusiasmo, odiaría ver cómo te ves cuando estés muy feliz.

D.K. suspiró mientras cambió su peso a su otro pie. Quería cambiar el tema. Mentir a su pareja no le sentaba bien, y no quería enredarse más en una telaraña. —Estoy bien, bebé. ¿Cómo esta todo con Kikwang?

Dino rodó los ojos mientras se quejaba. —Está bien, pero el hombre tiene demasiada energía para mí. Es como tratar de mantener el ritmo del Correcaminos.

D.K. hizo a un lado a un humano, se sentó en una silla alta frente a la barra y pidió una bebida.

—Me dirijo de nuevo a la puerta. Ya sabes dónde estoy si me necesitas. —Odiaba que su pareja trabajara en el club. No es que D.K. se opusiera a que Dino trabajara, pero odiaba a cualquiera alrededor de su pareja. Su lado posesivo no se había atenuado ahora que se emparejaron, pero no iba a mantener a Dino encerrado.

 A  pesar de que se había  entretenido  con  la idea muchas veces.

 

 

SiHyoung se apoyó contra la pared del pasillo de BDSM. Sus ojos escaneando la pared de cuerpos retorciéndose eróticamente en la pista de baile. Él había extrañado esto cuando estaba en el Aquelarre del norte de espía. No había nada en el mundo como ver cuerpos calientes y sudorosos de hombres moviéndose, llamándole, rogándole porque tomara un trago.

 

The Manacle había sido una brillante idea, y estaría eternamente agradecido de ser parte del Aquelarre del Príncipe. El lugar era hipnótico, erótico, y un sabor a lo prohibido que le gustaba disfrutar.

Apartándose de la pared, SiHyoung se dirigió a un hombre que movía las caderas mientras sus manos recorrían  su  desnudo pecho. SiHyoung podía ver los pequeños y marrones pezones levantados más allá de la perfección. Su lengua se deslizó a través de sus colmillos mientras le sonreía seductoramente al hombre.

—Jaehyo quiere hablar contigo —dijo Hongbin detrás de él. SiHyoung estaba medio tentado de ignorar al segundo al mando, mientras veía al hermoso con cabello castaño y ardientes ojos azules llamándole. El humano se acarició la ingle, deslizando sus dedos hacia arriba y abajo de su longitud, rogando que SiHyoung llegara con él.

—¿Ahora? —preguntó con irritación.

—No, a la brevedad posible —dijo Hongbin con sarcasmo.

 

SiHyoung se acercó al extraño, colocando su índice en el mentón del humano y levantándolo para un sensual beso. El hombre jadeaba para el momento que SiHyoung rompió el beso. —No irás a ninguna parte, amor.

Él asintió, obediente mientras SiHyoung se alejaba de su merienda. Su pene estaba muy duro, mientras caminaba detrás de Hongbin a la oficina del Príncipe. «Más vale que sea importante». SiHyoung anhelaba al humano, y tenía muchas ganas de ir con él.

Al entrar en la oficina de Jaehyo, se dio cuenta que Lee Geon y Heo Jun estaban de pie junto al escritorio del Príncipe.

Jaehyo se inclinó hacia adelante, colocando los brazos sobre el escritorio señalando con la cabeza hacia los hermanos. —SiHyoung, conoce tu nuevo encargo.

 

continuara....


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