Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

37. A la Manera de Dino (03) por dayanstyle

[Reviews - 28]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Tae Ho vio alrededor de la sala y se dio cuenta de que no había visto a D.K. en un tiempo. Ese pequeño imbécil molesto de Yohan seguía a su alrededor, tratando de coquetear con Tae Ho. El hombre no era su tipo, y era arrogante como el infierno.

Tae Ho podía decir que joder a Yohan sería una mala decisión, por lo que intentaba infructuosamente mantenerse alejado del punk.

No era como su hermano que se apegaba a sus responsabilidades. Incluso cuando Jaehyo había nombrado a Dino como niñera de esa mierda, D.K. no podría estar demasiado lejos. Además, tampoco había visto a Dino. ¿Dónde jodidos estaban?

—¿Problemas? —Jun preguntó.

 

Sí, había un problema. Su hermanito no estaba en ninguna parte de este lugar. Sus ojos seguían buscando entre la multitud. Normalmente no estaría pensado nada por la desaparición de D.K.. Al chico le gustaba salir a comer por su cuenta. Sin embargo, ahora su hermano estaba emparejado y esta era una noche importante. D.K. no podría haber salido. —¿Has visto a D.K. o a Dino?

Jun negó con la cabeza. —No en un tiempo.

 

Sus miradas se encontraron y luego Tae Ho maldijo. Algo tenía que estar mal para que su hermano no estuviera aquí. Tae Ho y Jun se dirigieron a la puerta del frente para ir a buscar a D.K. y su pareja.

 

D.K. estaba haciendo todo lo posible para mantener su ritmo cardíaco bajo control. No le haría ningún bien que Jung Mo supiera  lo realmente asustado que estaba. No por sí mismo, sino por Dino. Su pareja había hecho algunos progresos, y temía que ver a Jung Mo pudiera alterar a Dino y hacerlo caer en espiral descendente en su manera de luchar. Enfrentar a su atacante podría ser demasiado para su pareja en estos momentos. Era todavía demasiado nuevo en todo esto, su vida de vampiro, su aceptación de quién era realmente. Él no tenía necesidad de agregar esta mierda.

Siseó y mostró los colmillos cuando el loco bastardo dio un paso más cerca.

—¿Se supone que me asuste de ti? —dijo Jung Mo, con aspecto irritado porque le negaban a Dino—. Entrégamelo.

—¿Es jodidamente en serio? —D.K., preguntó, mientras presionaba su espalda contra el pequeño cuerpo de Dino. Quería romper la garganta del vampiro, pero temía dejar atrás a su pareja. No se fiaba del loco bastardo en lo más mínimo.

Por lo que sabía, esto muy bien podría ser una trampa. D.K. había estado preguntándose por qué Jung Mo seguía viniendo por más, y ahora lo sabía. Por Dino. Pero lo que no podía entender era por qué quería a Dino. Su pareja había sido solo un peón en sus malvados planes, no era nada especial para Jung Mo. Así que, ¿por qué seguía regresando por él?

Inclinó ligeramente la cabeza cuando vio a Kikwang asomándose desde detrás de la casa. Eso era todo lo que necesitaba en estos momentos. Defender a Dino era suficiente. No necesitaba añadir a Kikwang a la mezcla. Rápidamente regresó sus ojos de nuevo a Jung Mo. No quería que el vampiro supiera que Kikwang estaba cerca.

Una sonrisa maligna inclinó los labios de Jung Mo. Su mirada fue hacia Kikwang y luego a D.K.. —Tal vez me he encontrado un juguete nuevo —dijo mientras giraba la cabeza hacia la parte de atrás de la casa—. Sal, joven. Ven a jugar con nosotros.

—¡Regresa a la casa! —D.K., gritó, pero ya era demasiado tarde. Jung Mo era rápido como una jodida y estaba al lado de Kikwang en menos de una milésima de segundo. Los ojos del pequeño vampiro se agrandaron mientras veía a D.K., pidiendo que hiciera algo.

 

D.K. no iba a permitir que Jung Mo tuviera a Kikwang. Había visto la obra del hombre, y él no iba a dejar que Kikwang fuera su siguiente víctima.

—Déjalo ir, Jung Mo —dijo D.K. en voz baja y amenazante. Estaba cansado de esos juegos. ¿Por qué el vampiro no se iba? La vida sería mucho más sencilla para todos.

—¿O qué? —Jung Mo preguntó en un malicioso tono de burla—. ¿Qué puedes hacerme?

 

—Nada. —D.K. sonrió cuando vio a los tres Ancianos de pie detrás de Jung Mo—. Pero ellos pueden.

Jung Mo siseó y giró, liberando a Kikwang mientras luchaba contra los tres vampiros. D.K. salió disparado hacia adelante y tomó a Kikwang empujándolo a sus espaldas mientras observaba la pelea. Tan imposible como era, Jung Mo estaba ganando.

Los Ancianos luchaban ferozmente, los tres contra Jung Mo, al mismo tiempo, rodeándolo, atrapándolo y luego Jung Mo desapareció, difuminándose frente a sus propios ojos. Los tres Ancianos desaparecieron a su caza.

—Mételos adentro —gritó Tae Ho detrás de él.

 

D.K. giró para ver a su hermano y Jun frente a su camino. Él lanzó a Kikwang hacia Tae Ho mientras agarró a Dino y corrió con él. Él no iba a correr ningún riesgo en lo que concernía a su pareja. Los tres Ancianos atenderían eso. En realidad, no había más que pudiera hacer.

Gruñó bajo cuando se dirigía a la puerta del frente y vio a Yohan en el camino. Realmente no necesitaba esa mierda ahora mismo. Las aletas de la nariz del vampiro se movían mientras se dirigía hacia D.K. y Dino.

—¿Dónde han estado? ¡Poco anfitrión has resultado ser!

 

D.K. contó hasta diez antes de hacerle algo muy malo al vampiro. Tenía suficiente de la desagradable actitud del vampiro por una noche. Ignoró al indignado hombre y dirigió a su pareja directamente hacia su dormitorio. Dino no había dicho ni una palabra y

 

D.K. estaba preocupado, pero primero tenía que llevar a su pareja a un lugar seguro.

Cerró la puerta de su dormitorio, bloqueándolo antes de girarse hacia su pareja. Dino se veía aturdido con una extraña expresión en su rostro. D.K. no estaba seguro de lo que debía hacer. —Sabes que nunca permitiría que pusiera sus manos en ti, ¿verdad?

Dino parpadeó un par de veces y luego pareció salir con fuerza del aturdimiento en el que se encontraba. Vio alrededor. Su mirada se detuvo en las cosas que había traído y que aun no había guardado. Dino levantó la vista hacia D.K., una sonrisa en su cara. D.K., no estaba seguro de si debía sentirse aliviado o nervioso. ¿Su pareja estaba bien o era el comienzo de un ataque de nervios?

D.K. lentamente guio a Dino a su cama, lo acomodó en ella y fue al cuarto de baño por una toalla fría. Cuando regresó, vio a Dino un poco más relajado, pero seguía sentado muy tieso.

—Estoy bien —dijo Dino, pero su lenguaje corporal desmentía sus vacías palabras. Pasó la tela sobre la parte posterior del cuello de Dino. No estaba seguro de por qué hacía eso, pero se acordó de que Tae Ho lo hizo una vez para él cuando D.K. se había asustado en sus años de adolescencia después de su primer encuentro sexual con un hombre. Si solo su pareja supiera que ellos habían recorrido el mismo camino en cuanto a revelar quién realmente eran. Ellos tenían más en común de lo que su pareja creía.

—¿Te sientes mejor? —preguntó mientras apartaba la toalla y la lanzaba hacia el cuarto de baño.

—Es solo un pequeño shock —Dino confesó mientras se empujaba en la cama—. Enfrentar al hombre que había...

—Lo sé. —D.K. acerco a Dino, acunando a su pareja en sus brazos—. Sólo recuerda que sobreviviste y que no dejaré que nadie te haga daño.

D.K. podía oír el errático pulso de Dino mientras envolvía sus brazos con fuerza alrededor de su pareja. Había un momento en la vida de un hombre cuando se sentía impotente, incapaz de evitar que alguien que amaba se hiciera daño en su interior. Este era uno de esos momentos. El dolor de Dino no era físico, algo que él pudiera matar y hacer que se sintiera mejor. Era algo dentro de sí mismo con lo que tenía que llegar a un acuerdo, y lo único que D.K. podía hacer era estar ahí para él cuando Dino finalmente lo dejara ir.

No sabía lo que era ser secuestrado en la calle, azotado y mordido hasta que ya no parecía un hombre, roto hasta que ya no quería vivir. No, eso era algo con lo que D.K. no podía identificarse con su pareja. Y ahí era donde entraba la impotencia.

Dino inclinó la cabeza hacia atrás, con la mirada atormentada, perdida, mientras tomaba una profunda respiración. Se inclinó hacia delante, besando los labios de D.K.. Empezó lenta, suave y reconfortante, pero pronto se convirtió en algo que hizo acelerar el corazón de D.K.. No estaba seguro si Dino estaba tratando de usar el sexo como una manera de hacer frente a su situación o si incluso era lo que debía de hacer. Pero D.K. no iba a profundizar y cedió a todo lo que Dino necesitara para plantar sus pies firmemente en el suelo una vez más.

Se abrió, dejando que Dino tomara la iniciativa, dejando que su pareja le mostrara lo que necesitaba. Dino pasó una mano encima de la camisa de D.K., dejando un caliente camino por todas las partes que tocaba. Fuego lamía su piel cuando Dino gimió en su boca, empujando hacia atrás a D.K. en la cama.

Lo que fuera que su pareja necesitara para dejar esa mirada perdida, D.K. se lo daría. Odiaba ver a Dino tan preocupado, tan torturado. Quería borrar su dolor. La mano de Dino jaló la camisa de D.K. hacia arriba hasta que se la quitó y la lanzó a un lado, las manos de Dino rozaban su duro pecho, evaluándolo, lamiéndose los labios.

Su pene se endureció bajo sus jeans mientras el cuerpo de Dino se extendía a lo largo del cuerpo de D.K., sus piernas se alineaban mientras Dino comenzaba a mordisquear sus duros pezones. D.K. separó las piernas, lo que permitió que Dino cayera entre sus muslos mientras sus manos recorrían los suaves picos castaños del cabello de Dino, D.K. gimió cuando la lengua de Dino recorría alrededor de su pezón, haciéndolo temblar mientras estaba ahí acostado.

Había pasado un largo tiempo desde que un amante lo había llevado a la cama, mostrándole el camino. D.K. pasó sus dedos bajo el mentón de Dino mientras su pareja atendía su carne. Su aliento se convertía en irregular cuando Dino se apartó y se quitó su camiseta lanzándola a un lado. Su desnudo torso rozaba con el de Dino cuando se inclinó y tomó la boca de D.K., una vez más

D.K. tomó las caderas haciendo que las ingles se unieran mientras pasaba sus manos por el trasero de Dino. El cuerpo de Dino se sentía caliente contra el suyo, su pene tan duro como el de D.K..

Su cabeza daba vueltas cuando Dino lo mordió justo sobre su corazón, bebía de él, sus labios sellados alrededor de la herida. Su pene casi estalló mientras Dino bebía. Sus manos se enredaban tratando de conseguir quitarse los jeans mientras los colmillos de su pareja se hundían más profundamente. No estaba seguro de cuánto tiempo más duraría con Dino alimentándose de su corazón.

D.K. logró quitarse los jeans y luego empujó los de Dino por sus muslos. El golpe del pene de su pareja contra su pierna hizo que la piel de D.K. zumbara con vida. Cuando D.K. vio a su pareja, una sensualidad llenaba los ojos avellana de Dino. Dino lamió la herida cerrándola y se quitó los jeans.

—Quiero... —Dino bajó la mirada hacia la ingle de D.K. y un rubor se extendió por su cara. D.K. sabía lo que su pareja quería. Era exactamente lo que él quería. Ser jodido por ese magnífico hombre. D.K. alcanzó el cajón y tomó la botella de lubricante dejándola en la mano de Dino y luego separando las piernas.

Los ojos de Dino se abrieron como platos y luego bajó los párpados. D.K. podía ver la cruda y ardiente pasión en los ojos de su pareja. Su pene estaba duro y escurriendo sobre su abdomen, tragó saliva viendo a Dino verter un poco de lubricante en los dedos y luego dejar la botella. Se acercó más sobre sus rodillas, la mano desapareció entre las piernas de D.K. y luego sintió los húmedos dedos sobre su agujero.

 

—¿Alguna vez has hecho esto antes? —Sabía que su pareja había estado bien escondido en el armario antes de que D.K. lo sacara, por lo que no estaba seguro de cuánto había experimentado. Sintió una opresión en el pecho cuando Dino negó con la cabeza, sus dedos seguían circulando el agujero de D.K., provocándolo como si temiera entrar.

D.K. resolvió ese problema. Se empujó hacia abajo contra los dedos de Dino, sintiendo la fría humedad entrando en él. D.K. gimió mientras Dino jadeaba. Su mano se detuvo, los ojos fijos en sus dedos que se incrustaban en el culo de D.K.. D.K. le sonrió y luego se deslizó por los dedos de su pareja de nuevo.

—Agrega otro —ordenó.

 

Dino tragó saliva audiblemente mientras deslizaba un tercer dedo junto a los dos que ya estaban en el interior de D.K.. Se mordió el labio inferior ante el ardor y rodó los ojos. Había sido malditamente mucho tiempo. Había olvidado lo bien que se sentía que su culo fuera invadido. Su pene se sacudió y un chorro de pre-semen salió disparado cuando Dino rozó la glándula en forma de nuez.

—Estoy listo. Jódeme.

 

Dino asintió y retiró la mano. Parecía que estaba a punto de desmayarse. D.K. gruñó, se enderezó y lanzó a Dino a la cama, y luego subió a su regazo, con cuidado de no dejar que su peso aplastara a su pareja.

Levantó las caderas, tomando el pene de Dino y luego se guio hacia el duro eje, lentamente, empalándose.

—¡Oh mi Dios! —Dino gritó cuando D.K. tocó fondo. Eso era exactamente como D.K. se sentía, se inclinó hacia adelante y apoyó sus manos en el respaldo. Entonces se salió hasta la mitad y se volvió a empujar. La sensación era indescriptible mientras cabalgaba el pene de Dino.

Dino pareció salir de su aturdimiento mientras colocaba sus manos sobre los lados de D.K. y comenzaba a empujar hacia arriba, empujando su pene profundamente en el culo de D.K..

 

—Eso es, bebé. Jódeme. —D.K. se movió, asegurándose de que su peso no estuviera totalmente sobre su pareja.

—¿Te gusta? —Dino preguntó con un poco de provocación en su voz mientras se movía dentro de D.K..

—Joder, sí. —D.K. bajó la mirada para ver a su compañero sonriéndole, sus afilados colmillos brillando con la tenue luz. Infiernos sangrientos si eso no era un vista imponente. Ningún hombre se vería mejor que Dino acostado debajo de él. Y D.K. no sabía por qué Dino estaba en eso por él.

—Más duro, Dino.

 

Dino plantó los pies en la cama, sus caderas comenzaron a moverse con una increíble velocidad, mientras jodía el arrugado agujero de D.K., mostrándole que sabía qué infiernos estaba haciendo. Los músculos del cuello de D.K. se tensaron mientras hacía todo lo posible por no correrse tan pronto, pero no estaba funcionando, sentía el calor construyéndose en su baja espalda.

—Dino, yo…

 

—Hazlo —gruñó Dino mientras se empujaba con más fuerza dentro de D.K.. Sus dedos se aferraron al respaldo mientras su cabeza caía hacia atrás sobre sus hombros. D.K. gritó el nombre de Dino cuando su caliente semilla se derramó sobre el pecho y cuello de su pareja.

—Maldición —exclamó Dino, se empujó un par de veces más hacia el culo de D.K. y luego con un tercer empujón llevó su pene más dentro del interior de D.K. y lo bañó con su semen.

D.K. se aferró a la cabecera, el sudor brillaba en su piel. Hacía todo lo posible por recuperar el aliento mientras Dino gemía y se liberaba.

—Eso fue…

 

—Sí —dijo D.K., sosteniendo el aliento—. Lo sé. —Se apoyó sobre los talones viendo a Dino, sus ojos brillaban. No estaba seguro de lo que su pareja estaba pensando en este momento, pero juraba que vio amor en sus ojos.

—Mejor regresamos a la fiesta —dijo mientras se rodaba de la cama. Estaba en la punta de la lengua decirle a su pareja que lo amaba, pero D.K. no estaba seguro de si este era el momento adecuado. Dino había pasado por muchas cosas y no quería asustarlo.

Se inclinó y colocó un suave beso en los labios de Dino antes de vestirse. D.K. podría ver la guerra dentro de Dino por la expresión de su cara, pero él no presionó preguntando. Dino hablaría con él cuando estuviera listo.

Se unió a los demás cuando la inducción se convirtió en una fiesta que estaba empezando a terminar, había solo unas cuantas personas en la sala. Una de ellas era Yohan.

—¡Te juro que eres el peor anfitrión! —se quejó tan pronto como vio a Dino—. Se supone que estamos unidos y lo único a lo que logras unirte es a tu novio. —Yohan señaló con la mano a D.K..

D.K. contó hasta veinte antes de terminar estrangulando al pequeño malcriado. Yohan no había sido más que un dolor en el culo toda la noche, y D.K. estaba cerca de cerrar los dedos alrededor del cuello del chico.

—Lo siento —se disculpó Dino, acercándose—. He sido grosero.

¿Quizás esta noche te pueda mostrar todo?

 

—¡Olvídalo! —dijo Yohan furioso—. El Príncipe ya ha asignado otra persona para unirse a mí. Gracias por tu hospitalidad.

Los dedos de D.K. hormigueaban por encajarse en el tipo, estaba más cerca de estrangularlo con cada palabra que salía de sus labios. Agarró a su compañero y se alejó antes de que el Aquelarre del norte tuviera un miembro menos, pero Dino detuvo a D.K..

—¿A quién te asignó el Príncipe?

 

—No es que sea de tu incumbencia, pero a Kikwang —dijo Yohan yéndose como el verdadero dolor en el culo que era.

 

—Oh no —dijo Dino levantando la vista hacia D.K.—. Es mi culpa, Kikwang está a punto de ser torturado.

D.K. iba a tener que mantener un ojo en Yohan y asegurarse de que el pequeño demonio no le causara ningún dolor a Kikwang. Se sintió mal de que le dieran a Kikwang el ser el compañero de Yohan, pero era más seguro a que siguiera con él.

Sabía que si se quedaba un minuto más en presencia de Yohan le enseñaría al tipo una lección de modales, y no de forma educada.

 

continuara...


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).