Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

OMEGA (Boku no Hero) por Princess Yaoi

[Reviews - 111]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Una sensación fría le recorrió la espalda cuando esa mirada rojiza cayó sobre él. Lo petrificó deteniendo el paso del aire a sus pulmones y el hormigueo de su parte baja. Lo redujo despojándolo de sus armas, atrapado en un territorio extraño del que no recordaba nada.

Justo detrás de él, en medio de esa oscuridad que lo hacía sentir inquieto y el remolino concentrado de feromonas que se había instalado en cada rincón de la habitación, estaba Kacchan. Lo sabía sin necesidad de voltear, advertido por el espíritu predador y los sentimientos turbulentos que emanaba.

Era nada menos que una presa atrapada en su trampa y su cuerpo lo anticipaba llenándose de nerviosismo, calor y sensaciones extrañas.

Trató de girar el rostro, despegando la mirada del piso tan solo por el arrebato de ese vuelco que golpeó su estómago cuando el rubio entonó un gruñido bajo. Pero se volvió de inmediato cubriéndose con los brazos para esquivar el golpe que impacto la puerta.

Un vaso estalló justo junto a él, seguido de un azafate que rodó haciendo un estruendoso sonido metálico, mientras él se deslizaba hacia el piso sujetándose la entrepierna y apretando los dientes. La puntería de Kacchan era tremenda.

- ¡Mantén esa asquerosa cosa abajo! _le gruño el rubio con un tono despectivo que hacía referencia a la erección que acababa de erradicar con un golpe_ 

El peliverde asintió, recostando el cuerpo entumecido contra la puerta y conteniendo las lágrimas que se acumularon en sus ojos con esfuerzo. Entonces el rubio se deslizó sobre sus codos dejándose caer de vuelta al piso.  

Su cuerpo se acomodó torpemente de lado tratando de calmarse lo suficiente para tomar una buena bocanada de aire y suprimir el sofoco. Divisó la temblorosa figura de Izuku hecha un ovillo al otro extremo del cuarto y sintiéndose a salvo momentáneamente decidió cerrar los ojos por un instante.

A penas podía alcanzar el aire por encima del terrible calor que lo estaba asfixiando y el dolor que apaleaba su parte baja era ya insoportable.

Estar consiente se había convertido en una cansada tortura que lentamente lo estaba acabando. Desde el segundo en el que ese maldito alfa piso su casa, la lucha había sido colosal. Cada parte de su cuerpo clamaba por la atención de ese bastardo, quemándolo con cada deseo obsceno que tomaba forma en su mente. Enviándolo sobre el borde de la cordura hasta estar a punto de quebrarse y no podía resistir más.

Se quedó allí tumbado sin fuerzas, jadeando sonoramente con la vista borrosa y la humedad escurriendo por sus muslos.

Era la escena más patética y humillante que seguramente jamás le había mostrado a alguien. Pero los ojos de su compañero lo observaron fascinados.   

El rostro adolorido y algo pálido de Izuku, lo vigiló desde el hueco de sus brazos, totalmente pasmado. Su mirada atenta, algo curiosa y a veces inquieta, se plantó sobre el omega sin reparo atraído primeramente por la suavidad de sus facciones vencidas por el cansancio.

Su boca entre abierta y caliente, soltando gemidos bajos al ritmo de su respiración se le hizo erótica, tanto como la blancura de su piel, que brillaba ligeramente bajo el umbral parpadeante de la cortina y lo obligó a recorrer cada parte expuesta.

Ese cuerpo firme, bien formado y de curvas contoneadas que lo atrapó culposamente haciéndolo tragar fuerte cada que los músculos de su abdomen se contraían con una respiración profunda. Lo permitió experimentar por primera vez el arrebato de la atracción sexual.

Un impulso que contradijo todo lo que creía y le demostró a base de infinidad de sensaciones, que la atracción por esos suaves cuerpos femeninos con los que fantaseó cuando creía ser un beta, no se acercaba en lo más mínimo al retorcido gusto que le daba el cuerpo de ese omega.

Tenía que estar realmente loco para aceptar que la nada delicada forma de ese bastardo, lo ponía. Pero, no podía borrar esa gustosa sonrisa que se formaba en su rostro llena de remordimientos mientras toda clase de pensamientos vulgares lo atacaban. Deseos propios de un alfa, que se reducirán a poseer, tomar, y marcar. Un primitivo y profundo instinto que buscaba apoderarse de él por completo y lo hizo sentir avergonzado.  

Se encontró tratando de desviar la mirada y ocultando la erección que empezaba a erguirse en su resentida entrepierna, al ser descubierto. Los ojos rojizos de Kacchan lo había capturado infraganti y no le permitieron huir.

Lo atraparon dándole más de una razón para estar nervioso y es que, esa mirada violenta jamás había lucido tan contrariada, exhausta y suplicante. Delataba una súplica reprimida que aún conservaba algo de orgullo, trasmitiéndole su rencor con un gruñido de advertencia de vez en cuando.

Katsuki era como un orgulloso y altanero canino mostrando su supremacía y territorialismo aún en el celo. Capaz de clavarle los colmillos a su pareja en la garganta en pleno acto sexual para demostrar su poderío como el dominante, pese a encontrarse sometido.

Podía sentir su excitación tan clara y desbordante como su lucha interna, contradictoria al aroma dulce que lo golpeaba directamente en el rostro cada que el rubio se movía tratando de encontrar una posición de defensa en su estado deplorable. Podía sentir su llamado violento, exigiendo atención, ordenando placer por parte de su pareja, pero incapaz de ponerlo en palabras sin atragantarse con su orgullo.

No importaba como lo viera, estaba sufriendo. Y su lucha se le atoraba en la garganta. La sintió en carne propia peleando contra sus propios instintos en algún punto de esa larga encrucijada que sostuvieron mediante el contacto visual. Tratando de resolver sus propios problemas mientras cada pequeño movimiento del muchacho parecía incitarlo, haciéndolo contraerse una y otra vez para obligarse permanecer en su lugar, pero su autocontrol estaba llegando al límite.

Lo entendió forzándose a apretar los párpados y a encontrar algo de calma en medio de la locura que tenía temblando su parte baja, para establecer sus límites y definir sus propias reglas.

Reunió toda su fuerza de voluntad para empujarse a hacer su siguiente movimiento con calma. Aspiró suavemente posicionándose con cautela ante la mirada alerta de su oponente y avanzó.

Kacchan trató de incorporarse de manera torpe y apresurada al percibir su primer movimiento. Dispuesto a protegerse con uñas y dientes, pero su cuerpo no reaccionó más. A penas logró elevar un puño rosando el rostro del peliverde, cuando se posicionó sobre él.

Entonces se retorció impotente, desesperado, aterrado y completamente acelerado por el simple rose de sus cuerpos. Empujando al pecoso con manos temblorosas y tirones que acabaron en el instante en el que Deku tocó su piel con sus labios.

La mirada atónita de Katsuki se estrechó sintiendo un irrefrenable cúmulo de sensaciones al contemplar el rostro sonrojado del peliverde tratando de darle una sonrisa vacilante mientras entregaba cortos besos sobre su pecho expuesto.

Era el rostro de alguien que trataba de obtener su aprobación con paciencia, mientras temblaba adolorido por su propia excitación. Que lo acarició suavemente y de la manera más casta que pudo haciendo al rubio perder toda su energía, sacudido por deseos que lo sobrepasaban, y es que ese rostro se le hacía terriblemente seductor. Sus caricias le causaron un revuelo extraño que hizo estragos en su vientre y lentamente venció todas sus dudas dejando nada más que ideas claras y deseos incontenibles, que le hicieron preguntarse cómo fue que no llegó a esa resolución antes.

La sensación que hormigueaba por todo el cuerpo causada por la excitación del descubrimiento era la mejor maldita cosa que había sentido en mucho tiempo. Katsuki estaba experimentado una clase de poder que no había sentido antes. Una sensación de dominio generada por la atención, los mimos y la sumisión de su alfa, que la interpretó a su manera, dándole un nuevo sentido a lo que era ser un omega.

Para Kacchan ser un omega significó la adoración y complacencia sexual de su pareja, le dio un estatus que quería afirmar poniendo sus propias reglas para mantener el control.  

Izuku apretó los puños reteniendo un quejido cuando los dientes del omega se clavaron en su cuello. Entraron de lleno acompañados por un gruñido posesivo que inmovilizó al alfa por unos instantes y desató toda clase de sensaciones que de forma implícita pactaron algo.

Kacchan acabada, no solo de establecer su estatus dominante en rivalidad con el suyo, sino de declararlo su territorio y aceptar su incitación sexual.    

No pudo frenar su impulso de lanzarse también a su cuello y darle un mordisco provocador que acabó como un beso e hizo a su compañero soltar su agarre. Devoró ese pálido cuello con la intención de quedarse grabado allí, presionando su cuerpo suavemente contra el del rubio en el acto.

El chico se retorció debajo de él provocando más contacto. Un toque rudo y errático que le mostró su urgencia, haciéndolo olvidar el preámbulo y yendo directo a su entrepierna, mientras hundía los dientes en su pecho.

Su mano presionó el bulto húmedo que había tras los delgados pantalones deportivos de tela oscura. Lo frotó bruscamente arrancándole un gemino. Un sonido sumamente lujurioso al que llegó a acostumbrarse rápido, tras decidirse a recorrer cada centímetro de ese cuerpo níveo que le arrancó el aliento más de una vez, mostrándole una imagen jodidamente apetitosa que seguro no podría sacarse de la mente nunca.

La camisera de tirantes del rubio paró hecha en nudo húmedo, enrollada sobre su pecho, y la línea del elástico de sus pantalones, acabó muy descompuesta por debajo de su ombligo mostrando sin pudor la marca en V de su ingle.

El cuerpo de Kacchan no era como lo esperaba. Se sentía más terso, flexible y tenía un sabor más dulce que el que había anticipado.

La dureza de los músculos de su abdomen, desde su pecho hasta su ombligo se le hizo curiosamente placentera. Su lengua jugueteó con cada pequeña curvatura y línea de ese torso cuidadosamente trabajado, que no era ni muy blando ni muy firme, hasta llegar al elástico de su ropa.

Las piernas del rubio ligeramente abiertas, se movieron inquietas cuando el peliverde retiró la mano de su entrepierna; húmeda por el líquido que había logrado traspasar la tela. Emitió un quejido molesto siguiendo la mirada absorta de Deku, que se había inclinado a la altura de su estómago para levantar la tela.

Los ojos esmeraldas se abrieron fascinados al encontrar el pálido miembro erguido y brillante. No pudo evitar sonreír ante la imagen expuesta de ese provocativo cuerpo desnudo, que sin más se dejaba despojar de la ropa con descaro. Y movido por algo de picardía, se inclinó para darle a su pene una rápida lamida, ansioso por su reacción.

La espalda del muchacho se arqueó elevando su ingle en un pequeño espasmo, acompañado de un gemido bajo y profundo que se convirtió en un ronroneo gustoso cuando recorrió su extensión entera con un lento tacto húmedo. Lo probó de arriba abajo haciéndolo temblar concentrado en sus partes más sensibles, mientras tanteaba introducirlo en su boca y tras unos largos preliminares que probaron la paciencia del omega, lo metió de lleno sintiéndose asfixiado por la llave que hicieron sus piernas sobre su cuello. Y no podía decir que la sensación de sofoco fuera la más placentera, pero su cabeza estaba dando vueltas haciéndolo clavarle las manos en la cadera mientras sostenía un ritmo rápido, embriagado por la concentración de feromonas que había impregnada en esa área íntima de su cuerpo.

Justo en medio de sus muslos el olor era más intenso, lo tentaba enviando punzadas certeras a su entrepierna. Lo sedujo haciéndolo olvidar un poco su plan inicial para deslizarse hacia abajo buscando la fuente de tan delicioso aroma, pero lo que obtuvo fue una patada en el rostro.

Ese lugar estaba prohibido. Kacchan lo afirmó limitándole el acceso con amenaza de otro golpe y gruñendo como un perro rabioso a la más mínima señal de interés por esa húmeda abertura que dolía en la parte más baja de su entrepierna. Y Deku realmente no pensaba llegar tan lejos.

Desde el inicio descartó la idea. Ya que, el solo hecho de exponer esa parte, era una penitencia cargada con recuerdos amargos, humillación y dolor, que a Kacchan seguro le tomaría un largo tiempo superar.

No quería lastimarlo u obligarlo a enfrentarse tan pronto a algo que aún no terminaba de asimilar del todo, por lo que desechó la posibilidad y sus propios deseos para trabajar con paciencia el resto del cuerpo del rubio. 

Se concentró en su miembro. Succionando y lamiendo con tanta maestría como pudo, considerando que era su primera experiencia, pero la técnica llegó a manifestarse tan sutil y fácilmente que pareció como si en su subconsciente la idea siempre hubiera estado muy clara y devorar el pene de un chico estuviera dentro de sus destrezas natas.

Kacchan tan solo se dejaba llevar buscando desesperadamente su orgasmo en medio de las caricias superficiales. Se tambaleaba entre el éxtasis y la insatisfacción invadido por la inquietud de su mayor necesidad no resuelta. Y es que, su cuerpo dispuesto para reproducción sufría dolosamente el vacío que había en sus adentros. Pero no iba a decirlo. No lo necesitaba, se insistía una y otra vez cuando sus piernas temblaban tratando de abrirse para el alfa.   

Fue una necesidad de la que renegó con todas sus fuerzas, hasta que la mano de Izuku. Que había estado clavada de manera casi dolorosa en su trasero, levantando su ingle hacia su boca, resbaló rozando levemente su entrada.

Una terrible ola de placer recorrió su espina dorsal haciéndolo contorsionarse con un fuerte espasmo que casi lo dejó afónico. A penas fue consciente de sus movimientos hasta que sintió su mano estrangulando la de Deku sobre su cadera.

Giró el rostro bruscamente hacia el alfa desconcertado y lo encontró tan lleno de duda y sorpresa como el suyo, pero su titubeo pareció desaparecer de un momento a otro tomando una expresión inquieta que le hizo acelerar el pulso.  

Deku soltó su agarre dejando la parte inferior de su cuerpo deslizarse suavemente sobre sus piernas. Lo observó con la lujuria y la sensatez luchando en su rostro y como una invitación que esperaba ver correspondida deslizó una mano por la parte interior de sus muslos tentativamente.

El peliverde era consiente sobre los límites de su relación, pero no podía negar la urgencia de los instintos del rubio. Los sentía tan palpables como los suyos propios, retorciéndose por calmar el dolor y la excitación contenida en ese lugar. Como alfa; como “su alfa” y compañero, lo golpeaba la necesidad abrumadora de satisfacerlo. Era su único fin, por encima de sus propias necesidades, era la razón que lo había empujado a cometer la locura que estaba haciendo.

-No voy a llegar hasta el final _advirtió por lo bajo, sorprendido por la aspereza de su voz_

Sintió el cuerpo del omega saltar ante su llamado y relajarse con cautela. Su expresión nublada; algo descompuesta y desconfiada, no cambió demasiado mientras analizaba sus palabras, pero pudo percibir en ella algo de aprobación, reforzada por la suavidad con la que empujo una de sus piernas contra su pecho.

Sin dudarlo la tomó clavándole los dientes con brusquedad para asegurarse de no dejarlo escapar. No iba a darle oportunidad de dudar aún si para ello tenía que ser algo rudo. Rápidamente sujetó su otra pierna haciéndose el espacio suficiente para encajar su cuerpo entre ellas de un tirón e inició una apresurada caricia con la intensión de calmar un poco sus nervios.

Su boca hizo un húmedo recorrido por la delicada piel de sus muslos, aspirando con vehemencia la pureza de la esencia dulce que desprendían. Se fue acomodando hasta abrirlos completamente y con cierta fascinación se acercó rodeando con besos el lugar que estaba buscando. Y ese lugar era perfecto, en palabras rebuscadas del peliverde que no podía contener las ganas de empujar sus dedos dentro de ese hermoso agujero húmedo. Pero se contuvo pensando en el placer del omega, y decidió prepararlo cuidadosamente.

Con impaciencia empujó su lengua contra el brillante anillo rosa y le dio una suave lamida. No esperó que el gemido del rubio fuera a travesarlo de manera tan sonora golpeando directamente su miembro, pero la experiencia fue fantástica. Aferró su agarre alrededor de sus piernas con la emoción a flor de piel y enterró su cabeza entre sus piernas. Las caderas del rubio se elevaron de manera involuntaria sacudidas por la deliciosa sensación de su lengua y no tubo reparo en dejar salir su voz profesando maldiciones entrecortadas.

Era una sensación diferente a cualquier cosa que hubiera sentido el muchacho explosivo. No se comparaba a sus dedos o a la experiencia que tuvo con Todoroki. Se sentía simplemente placentero, adictivo y liberador. El dolor que llevara dos días soportando sin más desapareó adormecido por las caricias y fue sustituido por un creciente estímulo en el que solo se hundió empujando sus caderas al ritmo de la demandante lamida. Y no supo en que momento ocurrió, pero enredó los dedos en los risos de Deku incitándolo para que no parara.

Quería sentirlo más fuerte, lo pidió una y otra vez con tirones hasta que el peliverde cambio la posición elevando más sus piernas para tener un mejor acceso y con brusquedad empujó dentro su lengua. Entonces soltó un jadeo agudo lanzando la cabeza hacia atrás con gusto y se dejó hacer incapaz de pensar en nada.  Ni siquiera le prestó atención al sonido de la bragueta del alfa y el chapoteó de su miembro masturbado frenéticamente mientras lo atendía.

Deku había alcanzado su límite obligado a hacerse cargo de sí mismo tras la deliciosa tortura que fueron los movimientos sensuales del rubio y su voz jadeante que no tenía vergüenza alguna para expresar lo bien que se estaba sintiendo. Y era jodidamente difícil resistir el deseo de enterrar su miembro en él, pero no podía ir tan lejos. Así que todo lo que hizo fue masturbarse y frotar su lengua dentro de ese agujero dulce hasta empujarlos a ambos al orgasmo.

Terminó apenas un par de minutos después que el rubio y se dejó caer hacia atrás sosteniéndose con los brazos y aspirando lentamente.

En total había hecho a Kacchan venirse tres veces y esperaba que eso fuera suficiente por esa noche, pero el celo de un omega era algo maratónico que no se apaciguaba tan fácil.

Observó con cierto temor la figura jadeante de su compañero sobre el suelo, preguntándose si Kacchan sería tan insaciable como se decía que eran todos los omegas. Esperó tenso cualquier movimiento que pudiera indicarle que aún estaba de humor y finalmente ante su mirada incrédula el rubio se levantó e hizo la cosa más jodidamente excitante que había visto en toda su maldita vida.

La frente Kacchan tocó el piso sosteniéndose firmemente mientras elevaba su trasero con las rodillas separadas de par en par, dándole una enloquecedora vista.

Jadeó estrechando los ojos en medio del sonrojo, contemplando aborto la imagen. No necesitó ninguna indicación sobre lo que tenía que hacer. El rubio le estaba exigiendo con descaro que quitara el trasero del piso e hiciera su trabajo y él simplemente estaba encantado.

Puso sus manos sobre su trasero y lo apretó separándolo para poner su lengua nuevamente en ese dilatado agujero que se contrajo al contacto elevándose de manera involuntaria. Inició un rudo jugueteo chapoteando dentro y fuera con movimientos rápidos y constantes que hicieron ronronear sonoramente a Katsuki y lo llenaron de éxtasis, estimulándolo a deslizar nuevamente su mano a su propia extensión y derretirse de ello. Entonces con una sonrisa lasciva completamente vencida por los encantos de su omega, se preparó para una larga noche de las que seguro jamás tendría suficiente. 

Notas finales:

¡Valla! todo un capitulo de lemon. Hace bastante que no escribía uno, espero no estar tan empolvada. 

Hubo un gran avance con respecto al sexo, aunque aun no del todo. Sin embargo, pese al acercamientoo, su relación sentimental y lo que pasa en la cama son dos cosas aparte. Y en definitiva están lejos de tener una relación sentimenta. Aun así las cosas están avanzando. 

Gracias a quienes siguen la história y comentan. Y a quienes no, los invito a contarme lo que piensan o simplemente decirme si les gustó. Se que AY no es tan agradable para escribir reviews como otras plataformas, pero recuerden que sus impresiones son una gran fuente de motivación y me ayudan a escribir. Así que si les agrada la historia no duden en darle su cariño, será bien recibido. 

¡Hasta la póxima!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).