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40. Nam Joon (01) por dayanstyle

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Notas del capitulo:

QUIERO HACER UNA ACLARATORIAPOR FAVOR LEAN...

ok nenes entiendo que este no sea su gurpo favorito pero POR LAS CHANCLAS DE BUDA, A QUIEN CARAJOS LE IMPORTA... a mi no me interesa si shipeo o no al grupo... ya he escuchado varias veces que el si el grupo no es de todo su agrado, que si no son mi couple favorita, que si no los conozco, bla bla bla... A QUIEN MIERDA LE IMPORTA?

mi punto es que dejense de esa paja que si no les gusta el grupo no les gusta la historia, en mi caso LOS UNICOS GRUPO DE KPOP QUE ME GUSTAN SON SHINEE, EXO, SJ Y SHINHWA, LOS DEMAS ME VALEN VERGA, aun asi veo uno que otro video. A lo que quiero llegar es que por lo menos para mi KIM JONGIN no es KAI, el negrito sexualmente violable bailarin de EXO, NOooo para mi es el PUTO ALFA de la jodida manada de lobos Timber mas cool de la historia....

Eric Moon no es el bailarin rapero de SHinhwa, es EL PAPA oso mas compresivo de Villa KIM..

Lee Joon para mi no es el ex miembro de MBLAQ, es el OSO gemelo mas cool del clan oso..

Jaehyo no es el visual de BLOCk B, si no es el JODIDO PRINCIPE VAMPIRO...

Kim Woo Bin no es el actor sexy y alto de los doramas.. nooo... es el PUto villano en ciudad Serenity de los Demonios

ENTIENDEN MI JODIDO PUNTO?? no me interesa si el grupo es bueno  o no, lo que me interesa es que en las historias cada personaje tiene un rostro que ya conocemos y nos gusta, ya sabemos su timbre de voz, su color real de piel, el sonido de su risa porque ya lo conocemos y los hemos visto en MV, fanmeting, el cf, en entrevistas y eso nos da mejor perspectiva del personaje que estamos leyendo y se nos hace mas interesante. No vale la pena dejar de leer solo porque no nos gusta, asi pierde la gracia las series.. no Creen???

 

ahora si, a leer

Nam Joon enfureció cuando vio a Feeldog y a Rae Hwan caminando hacia afuera de la taberna. Así que esto era lo que el Rey planeaba. ¿Convocar a la escoria del bajo mundo para que viniera detrás de su pareja? Incluso para Julien, eso era muy bajo.

 

—Detente, Nam Joon. Sabes que una vez que somos convocados tenemos que terminar nuestra misión —Feeldog dijo mientras se acercaba a JungKook—. Esto no es nada personal.

 

¿Eso era en serio? —Esto es muy personal. Aléjate de él.

 

—Nam Joon entró al bar, sus alas rozaron el marco de la puerta y entonces la extendió en todo su metro y medio de envergadura. Sabía que JungKook no podía verlas, pero los perros del infierno eran unas de las raras criaturas que podían verlas. Rae Hwan cambió a su forma humana, sonriéndole cínicamente a Nam Joon. Maldijo por lo bajo sabiendo que los residentes del infierno ahora estaban del otro lado del velo, al ser convocados por el Rey.

 

Lograr ahora que regresaran a donde pertenecían era casi imposible. Ellos seguirían detrás de JungKook hasta que tuvieran a su zaterio en sus garras. Solo esa amenaza estaba pidiendo que les pateara el trasero.

 

—Aun tan arrogante.

 

Nam Joon vio a ambos moverse más cerca de JungKook. Los perros del infierno no eran confiables, y Nam Joon no iba a correr ningún riesgo con su pareja. Ellos ya habían torturado a un residente del Valle Pride Pack. Al doctor, Baro, que casi había perdido la cordura para cuando Nam Joon llegó a pelear contra los perros del infierno. Normalmente solo un Zantharians podía ver a los perros del infierno, pero ahora que ellos entraban al reino humano, todos podían ser capaces de verlos. Eso no era bueno.

 

—Ah, ah, ah. Ni siquiera lo pienses. Él aceptó a venir con nosotros. Nosotros no lo forzamos. Incluso si lo hubiéramos hecho, sabes que de cualquier manera no puedes detenernos —dijo Feeldog con voz de triunfo.

 

Los brazos de Nam Joon cayeron hacia atrás mientras rugía fuerte. Se les había olvidado a los perros del infierno que las Bestias Aladas no seguían las reglas de los residentes del infierno. Si Nam Joon hubiera sido un perro del infierno, no habría nada que pudiera hacer dado que JungKook había aceptado. Pero no lo era. Dios, amaba las lagunas en las leyes.

 

Nam Joon sacó un cuchillo con sierra de su funda en el muslo, levantándolo y alineándolo con sus brazos. Rodeó a los perros del infierno mientras rápidamente evaluaba a JungKook. Su zaterio no se veía dañado.

 

Sabía que JungKook había aceptado ir con esos dos. No muchas criaturas se resistían a los perros del infierno. Ellos tenían una apariencia amenazante y letal y cuando cambiaban incluso los ángeles se orinarían. Nam Joon no tenía esa reacción ante ellos. Tratar con ellos de vez en cuando había acabado con su temor hacia ellos, y no había muchos seres a los que Nam Joon temiera.

 

—Cambia, JungKook —ordenó suavemente mientras veía de Feeldog a Rae Hwan.

 JungKook parecía aterrado mientras veía a Nam Joon. —Yo… yo no puedo.

—¿No puedes o no quieres, JungKook? —Nam Joon preguntó mientras inclinaba la cabeza de lado, oyendo el crack mientras rodaba sus hombros, No quería llamar zaterio a JungKook, frente a Feeldog y Rae Hwan.

 

Si el Rey descubría lo que JungKook era para él, que Nam Joon había encontrado a su pareja, el pueblo estaría inundado de perros del infierno. El Rey de Zanthar —Julien merecía ese titulo no más de lo que lo merecía un cerdo— hasta el momento había jugado con las Bestias Aladas. Pero si las parejas comenzaban a aparecer, el Rey podría iniciar una guerra total contra Nam Joon y su gente.

 

Tenía la sensación de que Julien lo sabía, y eso era por lo que los perros del infierno estaban aquí. Para que rastrearan a JungKook y lo llevaran con el Rey así Julien podría torturarlo para sacarle la verdad al shifter. Nam Joon no iba a dejar que eso sucediera.

 

Las Bestias Aladas estaban esparcidas por el mundo, haciendo su mejor esfuerzo por permanecer fuera del radar de Julien. El Rey no pensaba en las otras bestias. Todo su esfuerzo estaba contra Nam Joon y su gente.

 

Nam Joon vio a la derecha, viendo que los clientes estaban congelados. Su principal prioridad era sacar a JungKook de aquí a salvo, pero no quería que ningún inocente saliera lastimado.

 

—¿Por qué estás tan interesado en este hombre? — Feeldog preguntó—. ¿Qué lo hace tan especial para que puedas pelear contra nosotros abiertamente ante tantos testigos?

 

Feeldog estaba tratando de hacer que Nam Joon admitiera lo que JungKook era para él. ¿El perro realmente creía que era tan estúpido? Nunca negaría a JungKook ante nadie. Nam Joon estaba orgulloso de que JungKook fuera suyo. Pero admitirlo ante esos dos imbéciles podría ser mortal para su zaterio.

 

Nam Joon sentía el sudor bajar por su cuerpo mientras el cuarto cobraba vida. Se abalanzó cortando la piel de Rae Hwan con su cuchillo y pateando a Feeldog. Envolvió su brazo alrededor de JungKook mientras jalaba a su pareja hacia afuera con él, los perros del infierno lo seguían de cerca. Nam Joon no tenía elección, solo correr a toda velocidad y emprender el vuelo.

 

Normalmente las Bestias trataban de permanecer en la tierra, Que un humano o un paranormal los viera nunca era algo bueno. Todo lo que ellos podrían ver era a un hombre volando en el aire. Y para la gente que ocasionalmente los veía, bueno, Nam Joon estaba seguro que esa gente tendría sesiones psicológicas.

 

—Oh mi Dios, ¿qué eres? —JungKook gritó aferrándose fuerte a Nam Joon. Ellos estaban en una situación desesperada, pero Nam Joon no podía evitar el tranquilizar a su pareja que envolvía su cuerpo alrededor del suyo. Finalmente tenía a su zaterio en sus brazos, incluso si el hombre estaba muerto de miedo. Vio hacia abajo y vio a Feeldog y Rae Hwan cambiar y entonces hacer su mejor esfuerzo por seguir a Nam Joon en sus cuatro patas.

 

«No iba a suceder».

 

Nam Joon giró a la derecha, lejos de su casa, para perder el rastro de los perros del infierno. Nadie, ni siquiera el Rey, sabía la exacta ubicación del hogar de las Bestias Aladas. Ellos podrían sentirlos a treinta kilómetros de donde él estaba, pero los hechizos colocados alrededor de la montaña en las que ellos actualmente residían, bloqueaban cualquier hechizo revelador.

 

—¿Es demasiado tarde para decirte que le temo a las alturas? —JungKook preguntó, enterrando la cara en el cuello de Nam Joon.

Nam Joon se rio. —Un poco más, zaterio.

—¿Qué significa esa palabra?

—Pareja.

 

El cuerpo de JungKook se puso rígido. —No me llames de esa forma —le dijo con desafío y dolor en la voz.

 

Nam Joon quería confortar al hombre, pero a esa altura era imposible. Voló más alto, alcanzando la cima de la montaña en dirección opuesta de su hogar. Nam Joon podría descansar un momento antes de dirigirse a la seguridad de su montaña. Necesitaba que los perros del infierno perdieran su rastro para estar seguro de que su pareja estaba a salvo. Aterrizaron suavemente, JungKook aún pegado a él.

 

—Estás a salvo, za… JungKook. —Nam Joon rápidamente detuvo el título antes de que se le deslizara por los labios. Sabía que podría tomarle tiempo a JungKook superar la muerte del hombre que amó. Nam Joon no estaba seguro cómo JungKook había tenido una pareja antes de él. Una Bestia Alada solo tenía un zaterio. Nunca había oído que un elegido tuviera la capacidad de emparejarse con alguien más. Eso era muy extraño. Quería preguntarle a JungKook si estaba seguro de que Dae Geon había sido su pareja, pero él sabía que interrogarlo en este momento no era un sabio movimiento.

 Tampoco le sentaba bien que el corazón de JungKook fuera de otro, incluso cuando el otro ya no viviera.

JungKook soltó el fuerte agarre que tenía sobre Nam Joon, viendo alrededor mientras pasaba la mano por su hermoso cabello negro. —Uh, estamos en la cima de la montaña.

Nam Joon sonrió y vio alrededor. —Muy buena observación.

 

JungKook lo vio antes de caminar cerca del borde, levantando el cuello para ver sobre el borde sin realmente acercarse. —Aunque estamos en tierra sólida, me gustaría estar un poco más abajo, por favor.

 

Nam Joon se reía mientras sacudía la cabeza, disfrutando la pequeña tregua que le daba su pareja. Esta era la primera conversación real que compartían, y la estaba disfrutando. —No hasta que los perros del infierno tomen otro camino.

—¿Qué eres? —JungKook le preguntó alejándose del borde y viendo con suspicacia a Nam Joon.

—No puedes verlas, pero tengo alas que salen de mis hombros y llegan hasta mis pies, colmillos de vampiro y la fuerza de cien hombres.

—Entonces, ¿eres un mutante?

 

Nam Joon se erizó ante el término. —¡No soy un mutante!

—Acabas de decir que eres un vampiro —JungKook puntualizó—. Con algún tipo de locas alas.

Nam Joon gruñó bajo mientras se acercaba, inclinándose para que no hubiera error de que JungKook le oyera.

—También bebo sangre para sustentar mi vida y conozco algunas zonas erógenas del cuerpo masculino. —Se apartó pero no antes de mordisquear la oreja de JungKook. Pudo oír que su pareja jadeaba fuerte cuando dio un paso hacia atrás.

 

—D… de nuevo, ¿qué eres exactamente? —JungKook preguntó tragando duro.

 

Nam Joon tomó asiento en una gran roca y vio a las montañas, el sol se estaba poniendo en el horizonte y él jaló una pierna y la apoyó en la gran roca. —Nosotros somos una raza de vampiros creados por los dioses para custodiar al Rey de Zanthar. Los dioses nos dieron alas para hacernos un poco más agradables. Cuando el Rey Julien fue designado al trono, supe de inmediato que era maldad pura. Él también supo de inmediato que no me quedaría sentado en mi culo viendo que arruinara Zanthar. Él exilió a las mil Bestias Aladas de Zanthar así podría regir de la manera que deseara sin interferencias.

 

JungKook asintió, pero sus ojos color ámbar se veían perdidos como el infierno. —Entonces, ¿por qué no solo pateas su culo y tienen otro Rey?

 

«Si solamente fuera así de simple». —Cuándo ascendió a Rey, se le otorgó el don de poderes que lo hacen superior a todos los otros. Nosotros no teníamos elección más que irnos. Y solo para recordarnos que no se ha olvidado de las Bestias Aladas y de mí en particular, cada cien años nos causa problemas.

 

—¿Y esas cosas de allá? —JungKook preguntó señalando hacia el valle de Pride Pack.

—Esos son residentes del infierno o perros del infierno. Ellos causan miseria y caos. Aparentemente Julien ha descubierto que encontré a mi zaterio y decidió enviar a esos perros del infierno a matarte.

—¡No soy tu pareja!

 

Nam Joon ignoró el exabrupto de JungKook. No iba a mantener una discusión en ese momento. JungKook pronto descubriría que Dae Geon no había sido su real pareja y que Nam Joon lo era. Hasta entonces, planeaba mantener a JungKook lo más seguro posible.

 

Mientras veía los fuertes y masculinos rasgos de JungKook, no podía evitar preguntarse cómo Julien había descubierto lo de JungKook. Él solo había estado en contacto con el hombre un par de veces. No debería de haber manera de que el bastardo supiera algo sobre JungKook.

 

Sin embargo, lo descubrió, Nam Joon sabía que su deber era mantener a JungKook a salvo, incluso si el hombre luchaba en cada paso del camino. Los perros del infierno eran implacables y no cederían fácilmente. Apestaba el que Nam Joon tuviera que decirle a JungKook que él nunca podría regresar a su antigua vida. Trabajar en la taberna ya no era opción.

 

—¿Estás listo para irnos de aquí? —preguntó acercándose a JungKook. Su zaterio lo vio aproximarse, su cuerpo listo para correr, pero encontrándose en la cima de un acantilado, realmente no había muchos lugares a donde pudiera ir.

 

JungKook giró la cabeza alrededor viendo hacia el borde del acantilado, el miedo era evidente en sus ojos ámbar. — ¿Tenemos que salir volando de aquí?

 

Nam Joon giró los labios a un lado y vio fijamente a JungKook.

 

—Eso es lo que pensaba —dijo JungKook mientras tragaba duro—. ¿Podemos hacerlo lo más rápidamente posible?

 

Esa era una petición que Nam Joon podía cumplir. Jaló a JungKook a sus brazos, aliviado al sentir el tonificado cuerpo del hombre presionándose contra el suyo mientras emprendían el vuelo.

 

JungKook soltó un suspiro de alivio cuando sus pies finalmente tocaron tierra firme de nuevo. No estaba seguro de dónde estaban, pero era mejor que estar arriba de las malditas nubes. Le dijo a Nam Joon que le temía a las alturas, pero el hombre realmente no tenía idea de lo mucho que JungKook realmente temía dejar el suelo.

 

Se mareaba si se subía a una maldita escalera de un escalón. No era un hecho que anunciara, sin embargo era cierto.

 

—¿En dónde estamos? —preguntó viendo el desierto hangar, preguntándose si Nam Joon era nada más que un loco. Ahí no había nada excepto rocas, árboles y más rocas. Ni siquiera había una casa a la vista.

 

—Hogar —Nam Joon contestó secamente mientras deslizaba la mano al interior de su chaqueta de piel, y entonces la puerta del hangar se abrió. JungKook se quedó impactado. No había manera que el hangar tuviera electricidad. JungKook ni siquiera había visto cables cerca del maldito cobertizo.

 

—Vamos, necesitamos entrar —dijo Nam Joon entrando al interior del hangar. JungKook vaciló. Solo porque Nam Joon era un tipo de extraño vampiro que lo salvó de los horripilantes perros, no significaba que JungKook confiara en él.

 

Infiernos, si Nam Joon fue quien envió a los perros tras él.

 

Si no fuera por ese caliente semental frente a él, JungKook ni siquiera estaría en este lio. —¿A dónde exactamente me llevas?

Nam Joon se giró, sus labios curvados en una ligera sonrisa mientras indicaba con el dedo que entrara, caminó al fondo del hangar. —Vamos, mi sexy pequeño zaterio.

—¡Te lo advertí! —JungKook estaba malditamente cansado de advertirle al arrogante bastardo. No había atracción, solo lujuria, y JungKook estaba cansado de aclararle lo que no era.

—Entonces quédate afuera y deja que los perros del infierno te encuentren.

 

La mención de los perros del infierno hizo que JungKook se apresurara a entrar. JungKook no estaba realmente seguro de las cosas que veía con sus propios ojos. El interior del hangar era lo que uno pudiera esperar. Paredes oxidadas, ventanas llenas de polvo que no permitían ver el interior, y una capa de polvo en cada superficie.

 

Lo que lo hacía realmente bizarro era el ver al menos diez brillantes nuevas motocicletas alineadas en la pared a la izquierda de JungKook, y dos Hummers, negras y elegantes, al lado de ellos. Había incluso un pequeño carro deportivo. Sus ojos veían el hangar, viendo los cascos nuevos alineados en una pared.

 

—¿Qué exactamente es lo que haces? —JungKook preguntó, viendo cada una de las motocicletas. Como un hombre, apreciaba la brillante belleza de todas las motocicletas. Como hombre inteligente, JungKook sabía que cada una de esas bellezas costaba una fortuna.

 

Nam Joon caminó hacia un panel que tenía cables precariamente por fuera mientras levantaba una tapa. Para su sorpresa, Nam Joon comenzó a teclear unos números. No había manera de que ese panel funcionara. La maldita cosa estaba rota y apenas cubría el panel.

 

—El código es siete-cinco, tres-seis —dijo cuando la pared se deslizó abriéndose, revelando un estrecho pasillo. Con curiosidad, JungKook caminó hacia adelante asomándose al interior del bien iluminado pasillo. Había unos escalones que parecían labrados en la roca de la montaña.

 

—Esto es solo la superficie. La vivienda está arriba.

 ¿Arriba? ¿Tenía que subir? JungKook rezó porque ‘arriba’ no fuera malditamente alto. ¿Qué tenía este tipo por las alturas?

 

JungKook no se le pasó notar que Nam Joon nunca contestó la pregunta de lo que hacía para vivir. Tampoco se le pasó notar que Nam Joon no vaciló en darle a JungKook el código de su guarida.

 

Viendo alrededor del hangar una vez más, JungKook sintió como si todo lo que estaba viendo no fuera real, como si todo fuera un sueño. Cuando oyó que el panel se deslizaba a su lugar, JungKook se apresuró a entrar al pasillo.

 

Vio a Nam Joon justo a su derecha antes de que desapareciera en una esquina, dejando a JungKook solo en el pasillo. Colocó su mano en la pared, sintiendo la sólida roca bajo su palma. Eso solo confirmaba que estaba en el interior de la montaña.

 

—Esto es todo —JungKook murmuró suavemente mientras comenzaba a ascender la escalera rumbo a lo desconocido. Lo tomó lentamente, sus pasos medidos mientras subía la escalera de piedra. Cuando llegó arriba, JungKook parpadeó.

 

El pasillo llegaba a un gran cuarto abierto. Parecía un maldito palacio. Los pisos eran de mármol y toda el área abierta quitaba el aliento, notó los murales en las paredes y los techos. Estaban hechos con gran detalle sobre los pilares de piedra. También vio cosas modernas. Muebles, un gran televisor de pantalla plana, alfombras, arte decorando las paredes, pero no había ventanas, solo un balcón que pudiera ver.

 

¿Era eso real?

—Debes de ser JungKook. —Un hombre ligeramente musculoso saltó del sofá con la mano extendida—. Soy Ray.

 

Cuándo JungKook abrió la boca para decir hola, el hombre continuó. —Este es nuestro hogar. Hacia allá —Ray señaló hacia el lado izquierdo del cuarto, la puerta al lado derecho de la pared que el hombre señalaba—, está la cocina. Si hay algo que quieres. Tenemos aparatos, así que no creo que haya que prender fuego para cocinar, y no puedes prender el microondas y el horno al mismo tiempo. —Ray señaló alrededor, a un lado del cuarto—. Y en esa ala están los dormitorios. —Movió la mano al frente de su cuerpo cuando Ray continúo—: Nosotros no dormimos juntos ni nada como eso. Todos tenemos nuestra propia recámara, pero eres bienvenido a explorar lo que quieras. Solo advierte antes de entrar a alguna de las recámaras.

 

JungKook inclinó la cabeza preguntándose qué droga estaría tomando Ray. El hombre le recordaba a JungKook un nerd que estaba jugando con electrónica mientras Ray saltaba en el lugar. Probablemente si paseaba maniáticamente y hablaba excesivamente podría ajustar aquí. El único contraste con esa teoría era que Ray era más alto que JungKook y con hombros más anchos. Ray no se parecía en nada a esos pequeños genios de las computadoras que pesaban cerca de cuarenta y cinco kilos.

 

—Uh, gracias. —JungKook pasó su mano por la parte de atrás de su cuello, preguntándose si podría explorar el lugar solo para alejarse de Ray.

 

El hombre parecía irradiar inexplorada energía.

 

—Cuando quieras —dijo Ray palmeando la espalda de JungKook.

 

JungKook giró la cabeza cuando oyó un gruñido. Nam Joon estaba parado en el marco de la cocina, su piel se volvía de un oscuro rojo sangre de nuevo y mostraba los colmillos.

 

Ray rápidamente retiró la mano del hombro de JungKook. — Mierda, hombre. Lo siento, lo olvidé.

 

—No lo olvides de nuevo —Nam Joon le advirtió y regresó a la cocina.

—¿Olvidar qué? —JungKook preguntó.

 

La voz de Ray bajó y se acercó a JungKook sin tocarlo. — Nam Joon encontró a su zaterio. Tiene dos días para reclamarlo, antes de que el calor de apareamiento lo golpee y lo haga enloquecer.

«¡Bueno, mierda!»

 

continuara...

Notas finales:

dejen los pinches rw y lean las fucking notas


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