Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Sobreviviendo a mi suegra por desileo

[Reviews - 8]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡Hola a todos!
Bienvenidos nuevamente a este fic. En este capítulo, habrá un encuentro un tanto particular.

Fenris se levantó estrepitosamente sin saber muy bien en dónde se encontraba, hasta que pudo recordar que estaba en la Inquisición para vigilar a su hijo. No estaba en Kirkwall siendo entregado a Danarius, ni mucho menos siendo traicionado por sus amigos.

Sabiendo que no podría conciliar nuevamente el sueño se levantó de la cama y salió de la habitación, tomando de paso su espada al lado de su lecho ya que nunca se podría saber lo que acechaba en las esquinas de una fortificación.

Al salir, se detuvo en el barandal de piedra viendo hacia el jardín de la Inquisición, el cual quedaba justo debajo de él, reflexionando lo ocurrido el día anterior. A partir de los rumores escuchados entre los pobladores de Wycome, pudo escuchar las grandes hazañas de su hijo, cómo sobrevivía milagrosamente a cada una de ellas (la más impresionante era el haber vivido luego de que saliera del velo en forma física); además de que tenía un amante altamente sospechoso, esto le causó un enorme miedo de perder lo único que le quedaba en la vida, por lo que sin importar las súplicas y advertencias de la custodio, emprendió su camino a la Inquisición. Encontró varias cosas que le enfurecieron y asustaron a la vez.

La que le impactó en primer momento fue que el amante poco convencional resultó ser un maldito Tevinterano que, a juzgar por su comportamiento altivo y vestimenta, era un Magister Altus que compite para un puesto en el Magisterium y que gracias a su puesto, tenía el derecho de poseer esclavos.

Lo segundo fue encontrarse con Varric, el cual aseguraba que su traición no fue más que un error de cálculos para sacarlos del apuro de aquel entonces. En ese momento su mayor miedo se hizo realidad: que aquél hombre volviera a encontrarle, pues sabía que a pesar de amenazar al escritor que no le dijera nada, encontraría la manera de faltar a su palabra sin hacerlo realmente.

Estaba jodido en todas las perspectivas posibles.

Miedo corriendo a través de mi cuerpo, tan frío como la mano del maestro del que alguna vez escapé, ¿cómo salir de este apuro sin revelar nada? ¿Podrá perdonarme alguna vez por ocultarle su origen?

El elfo soltó un suspiro pesado sin saber qué hacer, ya que dudaba que le fuera a perdonar si decidía matar al Magister y sabía que se molestaría con él por no informarle quién era su padre. Estaba atrapado.

La verdad oculta por tanto tiempo, deseando salir y acabar con todo, como hace años, revelan que las palabras de amor no eran más que señuelos para atrapar a la presa y entregarla a la muerte. Pero esta vez no podré sobreponerme.

Fenris se preguntó por un breve periodo cómo es que una simple visita a su hijo provocó que todo a su alrededor se desmoronara lentamente. Sin embargo, no todo estaba perdido, pues si lograba espantar al mago de manera «sutil» antes de que Varric tomara cartas en el asunto y decidiera confesar todo podría salir sin revelar nada.

No, esa no es la mejor manera de actuar, continuar con eso no es bueno para ti, te impide perdonar a todos los que te hicieron daño y alejas a Dacio de una verdad que debe conocer. Has sostenido ese dolor por mucho tiempo, déjalo ir, ya es momento de sanar.

En ese momento, se dio cuenta de que no estaba solo pues sus marcas comenzaron a arder, igual que cuando una persona lo tocaba, por lo que rápidamente tomó a la criatura que le estaba acariciando el brazo y lo lanzó contra la pared y se reveló su identidad.

Antes de que el jovencito pudiera hacer algo, Fenris colocó su espada en la garganta del contrincante y con voz amenazante preguntó.

─¿Quién eres tú y como hiciste para que no pudiera verte?

Para desconcierto del guerrero, el jovencito ya no estaba debajo de su espada, sino a una distancia prudente de él viéndolo con detenimiento y comentó sin responder a su pregunta.

─Recuerdos de varias manos tocándome, una con avaricia y poder, deseando que yo fuera un simple títere que sigue sus instrucciones, la otra llena de amor y deseo. Pero ambas causaron dolor, tanto en las marcas como en el corazón y ambos eran de magos, ¿qué estúpido fui al confiar en un mago? Al menos me dieron un motivo para continuar viviendo; el único mago que sus manos no causaron dolor.

Sintiendo cómo si su mente fuera desnudada y analizada por ese chico, volvió a preguntar.

─¿Qué eres?

Notando la agitación de Fenris, el muchacho respondió.

─No voy a hacerte daño, solo intento ayudar. Mi nombre es Cole y si te doy mucho miedo, puedo hacerte olvidar que nos conocimos.

En definitiva, Fenris había tenido suficiente de la abominación, por lo que intentó irse de lo que sea que fuera, sin embargo, su vía de escape fue cortada por la criatura, la cual comentó.

─No es mala idea pedir ayuda de vez en cuando, pero yo no…

Antes de que pudiera terminar su frase, Fenris gritó todo lo que sus pulmones le permitieron.

─¡¡¡DACIO!!!

-----------------------

El Inquisidor estaba cómodamente acurrucado en su cama, tenía por fin una mañana libre sin trabajo. Esperaba en su escritorio; sin embargo, toda esperanza de permanecer un poco más de tiempo en su lecho fue cortada de raíz cuando escuchó que alguien llamaba a la puerta insistentemente, por lo que sin ni siquiera molestarse en cambiar su pijama abrió la puertaY con una molesta Viviene.

Antes de que pudiera preguntar, la gran encantadora le informó irónica.

─ Que bueno ver que te estás relajando querido, pero creo que es mi deber informarte que una de tus fabulosas elecciones acaba de abofetearte esta mañana.

Sin entender un ápice de lo que la mujer decía, Dacio preguntó desconcertado.

─ ¿De qué estás hablando Viviene?

Con una mirada severa, la maga informó.

─ Tu madre con el sentido de la moda peor que el tuyo acaba de toparse con el demonio y no se le ve muy feliz que digamos. En realidad, te está buscando en estos momentos.

Viendo uno de sus más grandes preocupaciones hacerse realidad provocó en el Inquisidor una enorme frustración, por lo que comenzando a buscar sus ropas comentó a Viviene.

─ Me encargaré de eso en unos momentos, ahora si me das la privacidad necesaria para cambiarme, te lo agradecería mucho.

Con una sonrisa de autosufiencia llenando su rostro, de las que Dacio más odiaba, Viviene respondió.

─ Muchas gracias querido. Más te vale que te apresures, ya que hace unos momentos vi a Cole diciéndole dónde se encontraban tus aposentos, así que si te quieres ver presentable tienes unos cuantos minutos.

Antes de que el Inquisidor pudiera alegar sobre esa falta de información tan conveniente, la maga se fue, dejando solo a Dacio para cambiarse. Lamentablemente para él solo había alcanzado a colocarse el pantalón cuando su madre entró hecho una furia a su habitación, siendo seguido de Cole, el cual mostraba una cara llena de curiosidad.

Intentando ver el nivel de furia que tenía su madre, Dacio preguntó.

─ ¿Qué está pasando y por qué Cole está contigo?

Fenris vio atentamente a su hijo, mientras con curiosidad respondió.

─ Entonces lo puedes ver también, perfecto, no estoy enloqueciendo. A pesar de que les pedí ayuda a los soldados de la Inquisición ellos no podían verlo, lo cual nos lleva al siguiente punto… ¡¿Qué hace esta abominación en este lugar?!

A pesar de querer amortiguar la noticia sobre la colaboración de Cole en la Inquisición, el espíritu contestó.

─ Estoy aquí para ayudar a las personas que sufren, ya sea para mitigar el dolor físico o sentimental. Tu hijo me permitió estar aquí para ayudar a todos los que necesitaran ayuda.

Su madre lo vio con aquella mirada tan familiar de cuando era un niño y se metía en un enorme lío, por lo que sabiendo la reprimenda que le iba a llegar ocultó sus orejas debajo de sus manos y suplicó inútilmente.

─ Nos ha ayudado enormemente, por no decir que hace a las tropas sentirse bien, por lo que a mi parecer es buena idea mantenerlo.

Fenris se limitó a enarcar la ceja, sin dejar de ver molesto a su hijo. Justo en ese momento, Cole le recomendó.

─ Será mejor que corras, creo que planea hacer algo muy doloroso a tus orejas, porque piensa que debe castigarte por cometer semejante estupidez.

No tuvieron que decírselo dos veces pues sin importarle que todavía llevaba la mitad de su pijama, Dacio corrió todo lo que sus pies le permitieron, siendo seguido por su madre muy cerca de él. En un rincón de su mente, maldijo que su madre se mantuviera en forma después de tenerlo y no se volviera como aquéllas antiguas guerreras después de su primer hijo: gordas y muy fuera de su condición.

Justo cuando buscaba lugares para esconderse, el Inquisidor se encontró con Dorian yendo al comedor, sintiendo que había encontrado su bote salvavidas. Cortó rápidamente los metros que los separaba y saltó encima de él, casi derribándolo en el proceso.

Viendo cómo su novio lo veía de manera desconcertada, respondió rápidamente.

─ ¡Sálvame Dorian! Mi madre se dio cuenta de quién es Cole y me quiere castigar.

El hombre lo vio con un aire divertido y a manera de broma respondió.

─ Déjame ver si entiendo. Eres el Heraldo de Andraste, el Inquisidor de la Inquisición, el que salió físicamente del velo vivo, se enfrentó a un Magister que lo mandó al futuro y lo venció tanto en ese tiempo como en el presente, hizo frente a Corifeus sin mostrar ni un ápice de titubeo pero huye despavoridamente de un elfo que tiene su misma estatura y no tiene magia porque lo va a castigar.

Sin importarle qué tan infantil se escuchaba eso, asintió vehementemente, justo cuando su madre llegó hasta ambos y exigió.

─ Suelta a mi hijo. Es momento de que le recuerde las lecciones de la custodio porque tal parece que se le olvidó al niño que un demonio puede poseer a un mago.

Dorian se limitó a ver entre ambos elfos, tal vez calculando que tanto debía de meterse en ese lío familiar, por lo que Dacio utilizó su as bajo la manga que aseguraría que lo ayudara. Acercándose al oído del mago, susurró.

─ Si no me ayudas a salir de esta intacto, olvídate de que tengamos sexo por una larga temporada.

Bajo la amenaza de su Amatus, Dorian intervino.

─ Tal vez estás exagerando un poco con eso. No todo lo que sale del velo son demonios, algunos como Cole son espíritus que intentan ayudar a los más necesitados. Además, si Cole fue con usted entonces significa que está pasando por una gran angustia, por lo que si gusta decirnos lo que está pasando...

Fenris vio a ambos con gesto de disgusto, pero finalmente cedió.

─ Para mi sigue siendo un demonio, pero si les es de utilidad entonces consérvenlo, pero por favor manténgalo alejado de mí. No lo quiero ni a un kilómetro de mí.

Con eso, se alejó de la pareja, dejándolo solo en los brazos de Dorian. Cuando quiso agradecer la ayuda, Dorian comentó.

─ Creo que si Corífeus lo recluta entre sus filas de Venatoris y templarios rojos, sería el fin de la Inquisición porque es la cosa a la que más le teme el Inquisidor. Hay que mantenerlo oculto de su vista.

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).