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Jimin's Little Puppy (Yoonmin) por Yuzu_ki

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Notas del capitulo: Que lo disfruten
No supo exactamente qué pensar cuando despertó y observó a su alrededor. Se encontraba recostado en una cama dentro de un extraño cuarto, cabe destacar estaba completamente desnudo y su cuerpo era cubierto únicamente por una sábana. A su lado reposaba un muchacho de tez ligeramente color canela y rubios cabellos.



Cuando su mente logró procesar los acontecimientos ocurridos antes de que cayese inconsciente la noche anterior, entonces fue cuando la inseguridad le invadió; estaba en otro territorio y como si la situación no pudiese ser peor, compartía cama con el enemigo. Nada más ni nada menos que el lobo culpable de la muerte de su familia.



Su cuerpo comenzó a sudar frío cuando el chico a su lado despertó, y su respiración se aceleró exageradamente cuando sus llamativos ojos color oro se quedaron observándole fijamente.



-¿Cómo te sientes? -cuestionó con pereza mientras tomaba asiento en la cama y bostezaba.



El menor se mantuvo en completo silencio, alerta de hasta el más mínimo movimiento que hiciese el contrario; no se dejaría engañar por aquella falsa postura amable.



-¡Respóndeme cuando te hablo! -gruñó molesto al notar que el cachorro le ignoró por completo. Poseía un carácter dominante tan fuerte, que se enfurecía cuando alguien no acataba sus órdenes de forma dócil como él esperaba.



-¿P-por qué me ha traído aquí, con usted? -interrogó con dificultad debido a un nudo que se formaba en su garganta; había vuelto a ignorarlo intencionalmente y sabía que eso no le estaba

agradando para nada al contrario.



-Si no aprendes a obedecerme tendré que domesticarte, perrito. -el tono que había usado al hablar era neutro pero su rostro estaba adornado por una mirada que el menor simplemente no supo describir.



Con su diestra, el alfa tomó uno de los minúsculos brazos del pequeño y lo arrastró hasta su lado de la litera mientras que, con su mano libre, quitaba bruscamente la sábana que lo cubría y la arrojaba lejos, dejando completamente expuesto su delgado cuerpecito.



Una vez hubo tumbado a Yoongi nuevamente sobre la cama, se acomodó con cuidado sobre él, posando ambos brazos al costado de su cabeza y sus piernas a cada lado de su cadera, aprisionándolo y dejándolo, esta vez, sin escapatoria.



-Eres realmente sexy para ser tan pequeño -musitó sin desviar su vista ni por un segundo del cuerpo del contrario.- ¿Qué edad tienes como humano? -interrogó nuevamente en tono autoritario esperando, por el bien del cachorro, esta vez obtener una respuesta.



El de cabellos color azabache se mantuvo petrificado; era un pequeño tan puro que no tenía ni la más mínima idea de lo que, en ese momento, cruzaba por la retorcida mente del dominante.



-Ca-catorce, tengo catorce años... -sus mejillas se tornaron completamente rojas cuando observó al mayor sonreír lascivamente mientras mordía con sensualidad su labio inferior.



Simplemente amaba el hecho de que Yoongi fuese apenas un niño, lo hacía aún más excitante el saber que él sería quien corrompería su inocencia.



Acercó lentamente su rostro al cuello

del contrario y mordió levemente el lóbulo de su oreja, disfrutando de sobremanera el ver cómo éste se tensaba y pequeños suspiros escapaban de su boca cada que su lengua se hacía presente, dando algunos toques sobre su sensible piel.



-N-no me haga daño, por favor, ¡Juro que haré lo que usted quiera! -suplicó colocando ambas manos en el pecho del moreno, tomando su camiseta y estrujándola inconscientemente a causa del temor.



El aludido se carcajeo bajo la confusa mirada del menor y mordió suavemente su mentón, para posteriormente recorrer con su áspera lengua la extensión de su cuello hasta sus sobresalientes clavículas, donde comenzó a succionar hasta dejar un conjunto de llamativas marcas rojizas que pronto se tornaron moradas.



-Quiero que seas mío.



Una pequeña sonrisa escapó de sus labios al notar cómo el chico había cubierto su rostro avergonzado con ambas manos. Era tan adorable que hasta lograba calentarlo.



Emitió un ronco gemido cuando, en un intento por acercarse más a Yoongi, la rodilla de éste rozó accidentalmente su entrepierna, provocando que su semi erecto miembro cosquillase y sintiese una corriente eléctrica de placer en la parte baja de su abdomen.



El cachorro jadeó al sentir cómo el muchacho sobre él comenzaba a restregar su gran virilidad contra su desnuda intimidad e inconscientemente cerró sus ojos. La sorpresa que se llevó el lobo albino fue grande, nunca pensó que el niño se dejaría hacer esas cosas, e incluso, que le gustase, pero todo tuvo sentido cuando su característica esencia comenzó a percibirse con mayor intensidad, inundando

toda la habitación de aquel embriagante olor que le incitaba a hacerlo suyo;



El pequeño estaba cerca de su primer celo y por supuesto que el alfa no iba a desaprovechar aquella gran oportunidad.



Tomó al chico con fuerza de sus caderas y abrió sus piernas para colocarse en medio de ellas, bajó sus vaqueros negros seguido de sus bóxers y, con su izquierda, masturbó su hombría hasta que el pre semen comenzó a fluir en gran cantidad por el glande. Mientras tanto, su diestra se hizo paso entre las perfectas nalgas de Yoongi hasta dar con su entrada, sorprendiéndose al notar que ésta ya se encontraba recubierta por el lubricante natural que fabricaba su cuerpo.



-¡E-espere! -sollozó el menor.- N-no lo haga, por favor...



-Shh, tranquilízate, bebé, no voy a hacerte daño. -musitó frente a sus labios, sintiendo sus cálidas respiraciones mezclarse hasta volverse una. Cuando la insegura mirada del pelinegro se posó en la suya entonces el dominante redujo la distancia entre sus rostros hasta unirlos en un suave beso, al mismo tiempo que alineaba su palpitante hombría en su estrecha cavidad y la introducía de una sola vez.



Un ronco gemido escapó de los labios del alfa cuando lo tomó por completo, gozando de la calidez y el reducido espacio que le brindaba el interior del blanquecino, quien no pudo contener los gritos al momento de ser embestido impacientemente. Estaba en la naturaleza de un alfa ser brusco a la hora del sexo.



-D-deténgase por favor, ¡E-es muy doloroso! -sollozó luego de romper aquel contacto

que mantenían sus bocas.



El moreno tomó el pequeño rostro del contrario entre sus grandes manos y lo acarició con suavidad para secar algunas lágrimas que se deslizaban con rapidez. Sonrió al ver sus mejillas ruborizadas y volvió a besarlo, esta vez jugueteando con la lengua ajena y dando una que otra mordida en sus delgados labios; le parecía totalmente adorable y excitante la inexperiencia del pequeño.



Con un poco de dificultad, el mayor ubicó una de las piernas de Yoongi alrededor de su cadera, mientras que la otra era flexionada por sobre su hombro, quedando en una cómoda posición para que pudiese aumentar la profundidad de cada estocada.



Ya no podía soportarlo, nunca en su vida se había sentido de aquella forma, tan eufórico, tan completo... Sentía que todo giraba en torno a ese chico y cargaba con la necesidad de que éste le perteneciese sólo a él.



Los sensuales movimientos se hacían cada vez más rápidos conforme el lubricante natural de Yoongi incrementaba en cantidad, logrando el acto menos dificultoso y doloroso para éste y reemplazando cada quejido o lloriqueo por incesantes jadeos y gemidos.



Unas embestidas más fueron suficientes para que el mayor se sintiese al límite y comenzase a adentrarse en él, esta vez, de forma más brusca. El pasivo se aferró con fuerza a la cama, arqueando levemente su espalda cuando sintió que el glande del contrario tocó un punto que lo cegó completamente de placer a pesar del dolor que aún era presente.



En el momento en el que alcanzó el orgasmo, el miembro del alfa comenzó a hincharse hasta aumentar en gran manera su tamaño, con el fin de retener su esencia que había sido liberada en el interior de Yoongi. Tomó con posesividad las caderas del pelinegro, suavizando a la vez sus movimientos pélvicos, sacó sus caninos e instintivamente los enterró en la zona de su cuello para marcarlo, ganando un desgarrador grito de parte del contrario.



De repente, sintió cómo el gran vacío presente en su corazón se esfumaba y era reemplazado por un nuevo sentimiento.



Acaso el pequeño lobo era... ¿su compañero predestinado?
Notas finales: :D

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