Seoul, 5 diciembre 2015
Eres estresante, ¿lo sabes? Es inútil que escribas “un lugar” si después la carta indica la ciudad desde la que estás escribiendo. Bucheon, ¿cierto? ¿Precisamente, en dónde? Es que sabes, tengo unas malditas ganas de ir en donde te encuentas y darte un par de bofetadas.
1) ¿Pero qué demonios te picó, que casi escribiste una confesión?
2) Deja de lloriquear y vuelve a casa.
Teniendo en cuenta que no soy alguien con un lado romántico… Me hubiera esperado una confesión como en las películas americanas, yo que estoy por coger un avión y tú que me alcanzas en el aeropuerto, gritando tu amor eterno por mi delante a la puerta de embarque. Diabético, pero lindo. Además, ¿por qué dices que te rechazaría? ¿Tienes, por si acaso, un objeto con el que logras leer el interno de los corazones de las personas? Digo yo… ¿Sabes cómo podrías descubrir qué te respondería? Volviendo a casa y saliendo conmigo. Luego, tú mente enferma sería la que elegiría cómo se concludería nuestra cita (sí, tienes serios problemas, visto lo que piensas de mi). Podríamos terminar juntos, como podríamos alejarnos. Es una decisión tuya.
Y ahora, pasemos a tratar otras cosas, antes de que comience a insultarte pesadamente. No entiendo porque dijiste que te habías ido del país, si te encuentras en Bucheon. Podías, simplemente, decir que querías estar solo, sin tener que provocar un ataque al corazón a tu madre que se preocupó como antes nunca. Entiendo que no querías verme, pero para resolver los problemas, hay que hablar.
Sé perfectamente que no he sido muy presente en tu vida últimamente, pero nunca he dejado de pensar a cómo te encontrabas. Que no te buscara es otra cosa. Sé que tu prefieres estar solo, desahogar toda tu rabia con tus propias fuerzas; de hecho, raramente pides ayuda a los demás. Es por eso que no intervine antes, pero si hubiera sabido lo que tenías en el corazón, entonces me habría esforzado al máximo y más de lo debido para hablarte.
Tú no eres consciente de lo maravilloso que eres. Sabes ocuparte de las personas, mantener una casa, trabajar duro solo por lo que deseas, abrirte paso en el corazón de los demás. No eres patético, no eres raro: eres Jongwoon, único en tu especie y especial para muchos. Fue esto lo que llamó mi atención la primera vez que te ví. Sí, te mantenías en las tuyas en ese bar, pero cuando me acerqué a ti, abriste en parte tu corazón a mi. Eras sincero, directo, respondías a mis efusiones afectivas y sonreías más a menudo.
Tal vez no te guste el cambiamento, pero tarde o temprano en la vida tienes que afrontarlo. No seremos muchachos despreocupados para siempre: la vida llama a la puerta y nosotros tendremos que abrirle algún día, si no nos quedaremos encerrados para siempre en la caasa. Si tienes miedo por lo que vendrá, tómame de la mano y afrontemos juntos la incógnita de nuestro futuro. En dos se trabaja mejor que en uno con el corazón roto, ¿no crees?
Claro, no todos los problemas se resolverán al instante. No comenzarás a pensar positivo desde cuando leerás esta carta, pero lentamente, a mi lado, encontrarás la fuerza para afrontar tus temores. No sostengas todo este peso que te oprime sobre tus espaldas, compártelo.
Es por eso que te dije de secarte las lágrimas y regresar a casa. Porque no afrontarás solo lo que te espanta. Si no te gustará algo, me lo dices. Haré lo posible para que te sientas cómodo con cualquier situación desagradable que tendrás que vivir.
¿Tú crees en mi? Por que yo creo totalmente en ti. Y en nosotros. Te lo pido una vez más: vuelve a casa. Te estaré esperando.
Con amor,
Kyuhyun meloso