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Coming back to me por ShiroBlasphemy

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Notas del capitulo:

Bueno no tengo mucho que decir, realmente.
Solo, lamento si tiene faltas e incoherencias, escribir mientras escucho otras cosas solamente logra que a veces mi cerebro no procese bien así que si hay alguna incoherencia, lo siento mucho, pero hice mi mejor esfuerzo antes de que la inspiración se diera a la fuga.(?)

Bueno, espero sea de su agrado.
¡Buenas noches a todos! <3

Jamás había sentido tal sensación de vacío.

Lo sabía realmente, era normal que esto pasaría, somos adultos... sencillamente en algún momento esto iba a ocurrir.

¿Quien diría que el silencio podía hacer tanto daño sin darnos cuenta?
Más aun, que el sencillamente tragarnos un par de palabras podía cambiar la historia de una forma tan radical.
Lo había comprobado de la peor forma.

Extrañaba sus dedos trazar caminos invisibles por mi piel, uniendo finos hilos inexistente mientras el cómodo silencio se instalaba entre ambos, solamente... sintiéndonos, ¿Desde cuando todo se había tornado de aquella manera? Mejor pregunta aun: ¿Cómo es que nos habíamos vuelto tan íntimos? Ah, es cierto, desde que ella Le rompió el corazón, lo sujetó y lo hizo trizas.

Podía engañarlos a todos, pero no a mi, podía ver la tristeza que desbordaba en cada sonrisa gastada. Sus ojos apagados no podían engañar y quizá, solo quizá mis compañeros se hacían de la vista gorda o mantenían su distancia para no incomodar.

Pero no era algo que fuese conmigo; siempre hago todo lo contrario y en este caso fue irme de narices, invadir su espacio y estallar aquella burbuja de soledad que se había encerrado como una especie de eremita. Y el sabía, sabía perfectamente que no podía engañarme con esa sonrisa falsamente radiante y un «Estoy bien» de esos que ocultan hasta las peores Depresiones.
Recuerdo el trayecto de un año, cuatro meses y once días en el que varias ocasiones por poco tenía que recurrir a sacarlo hasta en pijama de su hogar si era necesario únicamente por distraerlo un rato, alejar de su mente los malos pensamientos que ahora predominaban en su ser gracias a aquella mujer.
Fue solo desde entonces que nuestro lazo se estrechó, las salidas eran frecuentes y sin darme cuenta esperaba ya el día siguiente y planear el siguiente encuentro, que consistían en salir a algún bar y beber hasta que uno de ambos o inclusive los dos casi terminábamos bailando sobre alguna mesa, quizá solamente ir al centro comercial, quizá el cine, solamente charlar. Ver películas en su casa y en la mía o sencillamente juntarnos en alguno de ambos sitios y adelantar algo de trabajo, aunque terminábamos dejando el mismo a medias y hablar por horas incontables hasta que el reloj marcara las dos de la madrugada.

Justo allí comenzaron las quedadas, se hacía tarde al punto en que sencillamente los "Quédate por hoy" inundaban cada casi despedida tras una corta ojeada a la hora.
No fue hasta que el trabajo se nos hizo mas pesado obligándonos a disminuir nuestros encuentros que me di cuenta de cuanto lo extrañaba, de lo vacío y triste que se sentía mi hogar su presencia o el delicioso olor de su comida inundando cada rincón de mi hogar.

Recuerdo vagamente el día en que nuestro lazo se hizo incluso aun más fuerte y apretado; Ah, la víspera de año nuevo, si.
Era un encuentro entre todos los músicos y ex-músicos que tuvieron sus servicios a la compañía de la que aun eramos parte, el alcohol, la buena música y risas inundaban el salón, pero yo ya sentía asfixiarme en aquel sitio. El alcohol hacía rato había hecho bastante mella en mi, maldita poca tolerancia, no podía dar dos pasos tan siquiera antes de sentir que todo me daba vueltas.

Pero ahí llegó él, con su rostro bañado en la preocupación al verme casi completamente apoyado sobre una de las columnas y seguramente riendo como un estúpido. Anunció a Uruha quien se pavoneaba por allí con su conquista de la noche que me ayudaría a llevar a casa, alegando que me sentía mal a lo que insistió por lo menos un poco, es decir; era año nuevo, uno de los pocos que solíamos pasar en la misma estancia y no repartidos en diferentes puntos del país.

Pero la decisión fue definitiva y tanto él como yo llegamos al edificio donde residía y me ayudó a subir.
Luego, todo fue algo extraño, no lo recuerdo bien. Solo sé que primero contemplábamos los fuegos artificiales al caer la media noche y luego solo recuerdo vagas imágenes de ambos enredados entre las sabanas, exigiendo más del cuerpo del otro, sintiéndonos arder con cada fricción o gemido de la boca de ambos.

Sigo agradeciendo al alcohol eso.

Pero al fin y al cabo fue complicado vernos la cara por la mañana ante la vergüenza, pero no fue tomado como algo malo realmente, solo algo que pasó y que volvió a repetirse en el transcurrir de meses sin ponernos a pensar el porqué, no pasaba una semana sin al menos tener encuentros en la cama de alguno. Sin darnos cuenta del sentimiento que nos acechaba, de que por supuesto llegó a mi primero tras por preparativos de futuros conciertos, anhelar el contacto de sus labios sobre los míos, de sus brazos envolviéndome como cada noche produciéndome un sentimiento indescriptible y cálido en el pecho, de esas miradas cómplices y sonrisas pícaras que solíamos dedicarnos, eramos amantes o no lo teníamos muy claro...

Quizá debí abrir la boca y preguntar que demonios eramos.
Quizá debí hablar y hacerme escuchar, deseando algo mas que solo sexo sin compromiso algunas veces a la semana. 

Por que sin darme cuenta había comenzado a querer a ese hombre mas de lo que naturalmente debería estar permitido entre dos amigos, porque aquello que me empeñaba en ver como una sencilla amistad con derechos era un sentimiento mas fuerte embargandonos, consumiéndonos hasta dejar expuestos lados de ambos que no conocíamos antes.

Celos... oh vaya, cuan celosos eramos y exponíamos en privado sin darnos cuenta para no levantar sospechas de los chicos, titulandolos de errores como; no tenías que estar tan cerca de él. O el hizo esto mal cuando tu le hiciste aquello, es tu culpa que fallara las notas. También otras como Eres demasiado coqueto con él, luego no te quejes si los fans piensan que salen.

Claro, con palabra menos amables.


Pero de resto estábamos perfectamente bien exceptuando el nunca aclarar que era lo que teníamos, podía sentir su amor palpable con cada caricia, cada pequeño beso delicado, cada encuentro más suave y largo que el anterior; podíamos pasar noche entera solamente acariciándonos, como si cada centímetro del otro fuera alguna especie de dios a la que adorar o simplemente riendo como adolescentes en medio de algo prohibido por la sociedad exigente y pre-juiciosa, ocultos de cualquier par de ojos que pudieran juzgarnos.

Entonces un día ella llegó, con su rostro de "Yo nunca rompo un plato"y sus disculpas idiotas, sus suplicas por una segunda oportunidad, rompiendo en miles de trozos mis ilusiones, hundiéndome en la miseria aquel sencillo asentimiento y apretado abrazo que se dedicaron sellando la reconciliación, dando un mudo fin a todo lo que hasta el momento habíamos llegado a tener, dejando sin mas únicamente la amistad.

Amistad que comenzó a tornarse agria, justo más aun al momento en que él, con una sonrisa anunció en medio de uno de los ensayos su compromiso con esa mujer y por supuesto, mi reacción mas madura solamente fue soltar el micrófono e ignorando el chirrido que produjo el aparato, largarme a mi hogar, aquello había sido como una puñalada y muy en el fondo esperaba que me siguiera, que me detuviera o algún cliché como esos.

Pero no pasó

Y comenzaba a sentir le desesperación por querer volver el tiempo atrás y decir las mil y un dudas, exponerlas ante él, quizá le habría dado un giro completamente diferente a la historia, pero era tarde cuando le confesé amarlo, una madrugada del tres de abril, borracho y con la lengua trabándose por causa del llanto y el adormecimiento de mi cerebro, culpa del alcohol. Y maldiciendo a la mañana siguiente el día en que la opción de enviar audios fue creada.


Él ya estaba realmente lejos de mi y no podía hacer nada al respecto.
No podía hacer más que contemplar como mi gran amor se alejaba al altar con esa arpía.


—  ¿Prometes serle fiel en lo próspero y en lo adverso, en la salud y en la enfermedad, amarlo y respetarlo todos los días de tu vida?  

  ¡Si acepto! —Puta Arpía mentirosa.

   ¿Y tú, Prometes serle fiel en lo próspero y en lo adverso, en la salud y en la enfermedad, amarla y respetarla todos los días de tu vida? 

No quería oír su respuesta, realmente quería salvar el poco amor que aun albergaba en mi, que no muriera sin más con un par de palabras, no quería salir tampoco con un "Yo me opongo" Su sonrisa era radiante, era feliz ¿Por qué iba a arrebatarle yo eso por un sentimiento egoísta?

Sonreí amargamenteser feliz... —El cielo pronto entrando al ocaso que asomaba por la gran puerta de la iglesia logró solamente robarme un suspiro en tanto mis pasos resonaban con cada paso que daba fuera de aquel lugar asfixiante para mi. si, también  quiero eso.

  Si... si acepto.—Escuché tan fuerte y audible logrando paralizarme el corazón y haciendo las lagrimas contenidas en mis ojos fluir libremente empapando mis mejillas.

  ¡Yutaka!—Mi corazón dio un ligero bote antes de acabar por cruzar  las puertas de aquel sitio con prisas al escuchar la voz de esa mujer.

Llegué apretando los labios casi sin aliento al estacionamiento donde el auto esperaba por mi, sin más abrí la puerta tras retirar la alarma y subir ajustándome el cinto enseguida, sintiendo mi garganta cerrarse, quería llorar, gritar pero ahora solo podía ver como el paisaje se tornaba borroso ante tanto la velocidad como las lagrimas que no se cansaban de escurrir por mis mejillas.

— ¿Que demonios haz hecho, grandísimo imbécil?  — Exhalé en un gimoteo sin atreverme a ver otro lado más que el camino, sintiendome una especie de fugitivo.  

  —  ¿Que no es obvio? Lo que estuve esperando hacer durante todo ese suplicio.

 —  Pero Himeko, tu esposa...

  — Nunca respondí a ella con un "Acepto."  — El hoyuelo en su mejilla, aquel que le daba tanto encanto a su sonrisa. 

—  ¿A donde iremos?  — Cuestioné aun intentando procesar lo que sucedía, pero en definitiva no me sentía ni un poco culpable o arrepentido de estar ahí, con él.

—   Lejos, muy lejos... pero mientras sea contigo, iría hasta el fin del mundo. —Murmuró aquello dejando una de sus manos sobre la mía, dándole un apretón que logró reconfortar cada milímetro de mi ser.



—  Volviste por mi...

—  Y lo haría mil veces más. 

Solamente necesité aquellas palabras para ser feliz, por que ahora solo eramos él y yo, huyendo de su prometida, de nuestras familias, huyendo de todo y todos hacia un rumbo desconocido con el sol ocultándose en el horizonte como el único testigo de nuestra ruta, dejando atrás todo lo construido, viviendas, familias, amigos y pertenencias, huyendo como un par de locos fugitivos enamorados para comenzar de nuevo.
Pero mientras el Regresara a mi, nada más importaba.
Porque ahora sabía que el me amaba tanto como yo lo amaba a él.

Y the GazettE... the GazettE podía esperar unos cuantos días, sin nosotros.

 

Notas finales:

Y si, por si no quedó realmente muy claro, la pareja protagonista es Kairu.
Pd: amo esta pareja.(?)


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