CAPITULO 16
MI ACTULIDAD.
-Dejen la estupidez. No ven que Naruto las necesita- fueron las únicas palabras que bastaron para unir a Sakura y Hinata. Las tres se encaminaron al casillero de Sasuke.
Naori se disculpaba por todos los medios con Sasuke, pero él se lo había dejado claro ¡No quiero nada contigo! ¡Eres una molestia!
El azabache tiro la puerta de su casillero; no necesitaba ir a clases, solo necesitaba contactar a Naruto. No pudo dar un paso más. Su cuerpo fue mojado desde la cabeza hasta los pies, dejo caer al suelo sus libros de la primera clase, Naori chillo cuando fue mojada también.
-¡Que mierda!- se olfateo la camisa y quedo asqueado. Olía a baño público. Cerró sus puños y vio las causantes, aflojo sus puños. -¿¡Qué les pasa!?- grito a las chicas.
-¿Qué nos pasa? ¿¡Qué coño te pasa a ti!?- Sakura lo estampo contra una pared e Ino jalo del cabello a Naori.
-Mira maldita si te veo cerca de Naruto, no respondo, te ira peor que Karin- los estudiantes que pasaban por los pasillos se detuvieron a mirar la escena.
-¡Te parece divertido jugar con los sentimientos de Naruto! Me gusta y ahora no me gusta- hizo mofa imitando la voz de sasuke -¡Se hombre, cabron!- El azabache estaba desconcertado por la furia de las chicas, pidió auxilio con la mirada a Hinata pero esta lo ignoro. Ino puso de rodillas a Naori mientras la jalaba del cabello, ella se quejaba del dolor. Sasuke trato de alejar a Sakura pero esta lo golpeo en el estómago.
-¡Ese problema es entre Naruto y yo! ¡No se metan!-
-¡Naruto es nuestro amigo! ¡Y no dudaremos en matar a quien le haga daño!- Hinata sonó por primera vez en su vida, atemorizante –Das asco, Sasuke- Ino iba a golpear a Naori cuando una mano le detuvo la muñeca.
-¡Basta!- Itachi las miraba firme –Quieren ser como Karin y Tayuya, pues en este momentos son iguales a ellas- Ino soltó del cabello a la chica y Sakura se apartó –Acabo de llegar de mi viaje, y me encuentro con esto- los estudiantes murmuraban.
-Itachi pero…- su mirada fría era efectiva para callar a cualquiera, disipo a los demás estudiantes y empujo a las chicas a sus clases. Sasuke miro al azabache retirarse… ¡Maldición!
Del resto de la historia transcurrió muy rápido. Durante sus últimos meses de instituto Sasuke intento por todas las formas hablar con Naruto, pero nunca este se lo permitió; llegaba acosarlo en clases, ir a su casa sin avisar, sorprenderlo en la mañana, en las tardes, incluso colarse dentro de su habitación por las noches, pero nada resulto. Naruto se volvió indiferente hasta el punto de hacerle dudar de su existencia, su ignorancia era tan dolorosa. Incluso una vez desesperado lo encerró en un salón después de que todos se marcharon, lo encaro y pidió perdón como nunca lo había hecho, lo beso a la fuerza y aun así, su expresión fue tan fría como para paralizarlo.
-No deberías volverte como yo- fueron sus últimas palabras antes de terminar su segundo año de instituto.
En su último año, cansado de sus tantos intentos fallidos se resignó, dejando en el olvido de sus recuerdo lo que algunas vez tuvieron. Decidió concentrarse en sus exámenes de ingresos, luego de meditarlo tanto decidió irse por medicina en una de las universidades del pueblo. Ni siquiera el día de la graduación fue capaz de acercársele, solo lo observo por horas hasta su ida.
Una tarde fue decidido a despedirse en la estación de tren. Naruto estudiaría diseño de modas en una universidad de la capital y nunca lo volvería a ver, pero no tuvo el valor, se quedó tras una columna observando como todos se despedían con abrazos y lágrimas.
No volvió a verle. Sabía que estaba bien por sus padres que aun mantenían contacto con los Uzumaki. Pero eso fue todo… y pasaron los años… Cuando se graduó de la universidad como cirujano estuvo un tiempo trabajando en un hospital cercano a su casa, adquirió experiencia e hizo contactos importantes, de la cual uno de ellos lo invito a trabajar en la capital; no dudo en aceptarlo. Por muy absurdo, pensaba en la posibilidad de encontrarse con Naruto.
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10 AÑOS DESPUES
(PRESENTE)
-Muy bien, seré su encargado por las noches. Mi nombre es Sasuke Uchiha- Naruto sintió pánico al escuchar ese nombre, nunca llegó a imaginar que lo volvería a ver. La última fue cuando tenía 17 años, ese día las cosas quedaron claras para ellos.
Sasuke antes de irse se fijó en el acompañante. Respiro hondo al conocer esa cabellera rubia, esperaba no equivocarse.
–Naruto- el mencionado tembló, lo había reconocido. No sabía que hacer quería llorar otra vez – ¿Naruto Uzumaki eres tú?-
-Hola Sasuke- no pudo disimular el nervio en su voz. Levanto el rostro encontrándose con aquella mirada que lo había destrozado en el pasado.
Todos los recuerdos encerrados por años salieron a la luz.
No podía controlar sus nervios en ese momento, quería escapar. ¿Hace cuánto no veía a Sasuke? 10 años tal vez. Alzo su rostro para encontrarse con la mirada del azabache. Sus rasgos se habían vuelto más varoniles y profundos dándole un aspecto más atractivo, él lo miraba de una manera extraña y el rubio empezaba a sentirse incómodo. El carraspeo de una garganta hizo que ambos dejaran de mirarse.
-Naruto debes irte, ya es tarde-
-Me quedare- Sasuke miro al pelirrojo y luego al rubio.
-Disculpe ¿Cuál es su parentesco con el paciente?-
-Es mi novio- Gaara se cruzó de brazos; esa escena le estaba dando un mal presentimiento. Sasuke abrió los ojos sorprendido.
-Lo siento, solo familiares pueden permanecer en la habitación- Gaara quiso replicar pero Naruto lo interrumpió.
-Tranquilo cariño estaré en la sala de espera por si me necesitas. Temari estará a tu lado- Se levantó para despedirse, le dio un pequeño beso en los labios deseándole buenas noches, el pelirrojo sonrió dándole un beso en la frente y diciéndole lo mucho que lo amaba. Sasuke respiro hondo saliendo de la habitación, no quería ser testigo del amor de la pareja, espero unos minutos hasta ver a Naruto salir de allí. Una rubia se le acerco abrazándolo y entrando.
El menor se sentó en una de esas incomodas sillas de la sala de espera. Estaría de guardia por si su novio necesitaba algo. Pero claramente podía notar como en su rostro expresaba las ganas de salir del hospital… ¿Qué hacia Sasuke allí? Hace un par de años se había enterado por sus padres que estudiaba medicina en el pueblo, y por eso nunca se imaginó encontrárselo en la capital. Se dejó de caer en la silla, apoyando su cabeza en el respaldar.
-¿Cómo estás?- levanto su mirada hacia el hombre que le ofrecía un café –La noche será larga- “En serio” pensó disgustado, con amabilidad tomo el café dándole las gracias, Sasuke se sentó en la otra silla con otro café en sus manos –Me sorprende verte- Naruto bebió un sorbo y asintió. El silencio incomodo no tardo en reinar entre ellos. Sasuke jugaba con sus dedos nervioso, y el otro bebía a pequeños sorbos el café queriendo huir.
-¡Naruto Uzumaki! ¿Qué haces aquí?- ambos levantaron la mirada hacia el hombre de bata blanca y lentes. Naruto se levantó de golpe gritando un “Itachi” y extendiendo sus brazos para abrazarle, Sasuke un tanto frustrado se levantó y le quito las tablas de pacientes.
-Si me permite lo ayudare con esto doctor- Itachi restándole importancia se las entrego de inmediato, correspondiendo al abrazo. Sasuke se fue a visitar a los pacientes, pensando en porque no podían ser las cosas así entre ellos; un abrazo luego de tanto tiempo sin verse le vendría bien, al contrario, recibía un silencio incómodo y unas palabras forzadas. Pero todo eso, se lo merecía.
-Disculpa por no haberte llamado, he estado tan ocupado últimamente que se me olvido decirte de mí transferencia a este lugar-
-Y yo no quería molestarte pensando en lo ocupado que estarías- Itachi lo volvió abrazar; tenían meses sin verse. Luego de controlar la emoción del reencuentro el mayor cayo en cuenta de que estaban en un hospital y le pregunto el porqué de estar en ese lugar –Gaara tuvo un accidente por salvar a un niña de ser atropellada, pero ya se está recuperando-
-Típico de el- rodo los ojos –No sabía nada, es mi primer día trabajando en el turno de la noche. Siempre atiendo mis pacientes durante el día- Estiro sus brazos.
-Quiero saber… ¿Desde cuándo Sasuke está aquí?- pregunto de repente luego de mirar a ambos lados.
-¡¿Sasuke está aquí?!- su tono de gran sorpresa era tan evidente de su falta de información.
-Sí, fue el que te quito las recetas-
-¡¿Fue el?!- otra vez su tono de sorpresa. Naruto se pegó la frente con su mano.
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Tres días Gaara estuvo internado mientras se recuperaba… Tres días llenos de fastidio para el rubio porque Sasuke buscaba cualquier excusa para hablarle cuando se quedaba en las noches en la sala de espera. Para su suerte Itachi siempre andaba cerca y escapaba. Luego de 10 años sin verlo podía darse cuenta que no tenían ningún sentimiento de rencor, pero por mas querer negarlo su corazón aun latía rápido cuando estaba cerca… y eso le molestaba mucho.
Tocaron la puerta de su apartamento y cuando abrió, Gaara sostenía un ramo de flores.
-No debería ser yo quien te lleva esas flores por tu recuperación- las tomo agradeciéndole con un beso e invitándolo a pasar. Fue a buscar un jarrón para ponerlas. Su novio se sentó frente a la televisión –Gaara yo no tuve la oportunidad de disculparme por llegar tarde…-
-Tranquilo amor no debes hacerlo. Estabas trabajando lo entiendo-
-Es solo que si yo no fuera llegado tarde… tu…- El pelirrojo se levantó abrazándolo y callándolo con un beso.
-Las cosas fueran sido igual, la niña hubiera cruzado la calle de todos modos, ni se te ocurra culparte por el accidente. Además, mírame, estoy bien- volvió a besarlo esta vez más profundo y tomándolo de las caderas. Naruto entrelazo sus brazos alrededor del cuello correspondiendo a cada mordida juguetona a sus labios. Gaara lo guio hasta la habitación cayendo ambos a la cama.
Naruto calmaba su respiración en el pecho de su novio; estaba más relajado.
-Amor te iba a preguntar si estabas bien luego de ver a Sasuke-
-¿Cómo sabes que el…-
-Intuición- mintió, en realidad fue muy obvio por como reacciono esa noche. El rubio bajo su rostro, no quería contestar esa pregunta luego de haber hecho el amor. –Tranquilo no debes responder- Gaara acaricio su espalda; no iba a incomodarlo, y más cuando prácticamente supo la respuesta al instante de sentir el cuerpo del rubio tensarse.
-No, Gaara no lo malinterpretes. Estoy bien. Lo pasado es pasado- aunque Naruto no se hubiera dado cuenta, esas palabras alegraron mucho al pelirrojo. Antes del amanecer Gaara preparo el desayuno, dejándoselo en la mesa antes de irse a los tribunales.
Sonó la alarma para el rubio, abrió sus ojos encontrándose solo. Se acomodó para ir a su trabajo, y vio en la mesa una nota con un plato de comida “Te amo, ten buen día” sonrió como tonto. Gaara era perfecto.
Llego a la empresa más temprano de lo normal para ayudar a Tsunade a escoger los diseñadores que iban a participar en la pasarela. Llevaban los últimos días seleccionando y no había podido dormir bien. Mientras Gaara estuvo en el hospital iba luego de salir del trabajo y se quedaba en la sala de espera por si lo necesitaban. Solo anoche pudo recuperar un poco de fuerzas.
Revisaba uno por uno los postulados, sorprendiéndose de que una persona amateur como el, evaluare diseñadores reconocidos; La presión volvía a caer en sus hombros. Dejo caer su frente en la mesa. No podía concentrarse del todo.
-Tome su café con crema y un panecillo de mantequilla como le gusta- Naruto se sobresaltó por la repentina voz. Un chico pálido con sonrisa amable depositaba los alimentos sobre el escritorio.
-¿Qué te parece?- Tsunade entro en la pequeña oficina –Ahora tienes tu propio asistente personal-
-Es un placer, mi nombre es Sai-
-Tsunade no debiste…-
-Solo lo mejor para mis diseñadores. Ahora vuelve a trabajar- La rubia dio la vuelta gritándole a su asistente, Naruto quedo con la palabra en la boca, Sai seguía con su sonrisa mirándolo.
-Es un placer. Gracias por ayudarme. Soy Naruto- extendió su mano.
-Debo confesar que estoy emocionado en trabajar aquí- Le respondió el saludo de la mano. Naruto lo invito a sentarse para conversar y así conocerse. Sai estudio diseño de modas en su misma universidad, tenía 25 años y vivía en la capital con sus padres, un chico bastante amable y atento.
Gracias a Sai pudo adelantar un poco más su trabajo, y ya siendo tan altas horas de la noche volvió a su apartamento. Llego al edificio y comenzó a buscar las llaves en su bolso pero se percató de unas personas súper familiares delante de su puerta.
-¡Padres!- ambos voltearon y la mujer prácticamente se le lanzo encima repartiendo besos por toda su cara, su padre lo abrazo con una enorme sonrisa.
-Eres un mal hijo, sabes desde cuando no se de ti. Ya ni siquiera llamas- la pelirroja lo golpeo en la cabeza –Pero veo que estas de maravilla ¿Cómo esta Gaara?-
-Tuvo un accidente hace días, nada grave. Ya está mucho mejor- se mantenía recto y frio ¿Qué hacían ellos allí? Kushina lo volvió a golpear.
-Tranquilo hijo, tu madre y yo decidimos estar de paseo por la capital celebrando nuestro aniversario. Así que no te incomodaremos…-
-No, solo estoy sorprendido-
-Solo queríamos verte-
-Y lo único que te vamos a pedir es que vayas mañana a cenar con nosotros y la familia Uchiha- termino de tensarse al oír ese apellido… Uchiha… eso significaba, Sasuke. Inmediatamente quiso replicar pero aún seguía teniéndole miedo a las miradas fijas de su madre, así que solo asintió.
-Y ni se te ocurra decir lo ocupado que estas. No seas insensible hace mucho no cenamos todos juntos, puedes invitar a Gaara también- volvió asentir invitándolos a pasar, pero lo rechazaron diciendo lo tarde de la noche y que se iban a perder un gran show en no sé dónde.
Entro a su apartamento cerrando la puerta y deslizándose por ella, dio un gran suspiro dejando escapar todo lo contenido de esa semana… no quería volverlo a ver, no quería sentir como su corazón saltaba al estar cerca, no quería sentirse nervioso, ni mucho menos ser atacado por su mirada. Pero para ser sincero lo que no quería era darse cuenta de su aun sentimiento por él. Luego de tantos años su cuerpo reaccionaba de la misma manera. Golpeo el suelo ¡Porque maldita sea!
“Lo lamento Gaara pero no puedo evitarlo” se dijo así mismo llevando su manos a su rostro. No podía hacerle eso a su novio y menos cuando se había comportado tan perfecto todos estos años juntos.