CAPITULO 2
MI PASADO.
20 AÑOS ATRÁS.
Dos niños levantados desde muy temprano jugaban a tirarse bolas de nieve en la cara en vísperas navideñas. A solo siete años de edad Naruto Uzumaki y Sasuke Uchiha eran grandes amigos aprovechando cada momento del día para divertirse o meterse en problemas. No recordaban como se habían conocido, pero sabían que siempre estuvieron allí.
Naruto era un niño encantador lleno de inocencia, amable e hiperactivo. Siempre estaba dispuesto ayudar y era más fuerte de lo que aparentaba, aunque su lado sensible no colaborara. Por su personalidad tan radiante estaba rodeado de amigos en la escuela; y a pesar de su bajo rendimiento siempre brillaba con su sonrisa.
Sasuke era su contrario; frio e introvertido pero muy inteligente. Sus notas perfectas atraían a los profesores. Por su mal carácter el rubio era su único amigo, ya que los demás niños le temían o pensaban en lo idiota y arrogante de su actitud; a pesar de eso siempre llamaba la atención por su apariencia.
Los padres al ver a sus hijos tan unidos comenzaron a frecuentar sus casas, volviéndose cercanos. Las madres se iban de compras y los padres a beber. Estos aprovechaban de hacer cualquier cosa a solas; desde perderse en bosques, hasta hacer maldades a los adultos, sus madres vivían pegándole en la cabeza y sus padres disculpándose por el comportamiento de sus hijos.
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-¡Te crees mucho no es así!- tres niños mala conducta arrinconaban a Sasuke. El como siempre los ignoro pero estos molestos lo empujaron cayendo al suelo.
-¡Eres un estúpido!-
-¡Nadie te quiere en esta escuela!- mientras gritaban uno le dio una patada en la pierna. Trato de huir pero lo agarraron por las extremidades, al mismo tiempo que otro lo jalaba por los cabellos y lo escupía en la cara. Forcejo hasta zafarse y cuando comenzó a correr lo tumbaron en la tierra abriendo heridas en sus rodillas. Una de las niñas que pasaba por el lugar vio la escena y salió corriendo a llamar a un profesor.
-¡¿Qué creen que están haciendo?!- Sasuke visualizo en lo alto un Naruto cruzado de brazos.
-Si te interpones también te golpear…- No lo dejo terminar porque al segundo ya se le lanzaba dando golpes en todos lados, Sasuke aprovechando dio una patada al más cercano y así comenzó una pelea donde iban ganado pero el profesor los detuvo.
-¡Es la cuarta vez esta semana!- ambos niños estaban sentados siendo regañados por su profesor –La violencia no resuelve nada-
-Pero, ellos empezaron- defendió el rubio.
-¡No me importa quien empezó! La próxima llamare a sus padres, o mejor aun… a sus madres- Los niños pusieron los ojos en blanco, todo menos eso. Imaginaron las caras terroríficas de sus madres y sacudieron sus cabezas.
Sasuke se disculpó con rapidez y salió arrastrando a su amigo. Siempre resultaba lo mismo, los mala conducta escapaban, el profesor los atrapaba y terminaba regañándolos, algo que Sasuke estaba acostumbrado; ese grupo de niños seguidamente lo molestaba en los descansos de la escuela, no era muy querido en ese lugar… Bueno su actitud no ayudaba.
Naruto estaba empezando a narrar como golpearía la próxima vez a esos niños, pero se detuvo al ver como su amigo no prestaba atención con una mirada perdida caminando a su lado, así decidió animarlo.
-¡Vamos a los videojuegos!- se le colocó al frente muy animado- o al parque a competir quien se tira más lejos en el columpio o tal vez quien escupe más… o-
-Si nos escapamos de la escuela nuestras madres nos mataran- la decepción en los ojos del rubio se reflejó al instante.
-Pudiste ser menos cortante- se acarició la cabeza –Pero podemos hacer algo después de clases- otra vez empezaba animarse y contaba con los dedos la cantidad de actividades. Sasuke lo miro divertido, ese niño nunca cambiaba, a pesar de sacarlo de quicio en ocasiones, siempre estaba allí, y era el único que se daba cuenta de su estado de ánimo.
–Gracias- dijo en un tono muy bajito. Al menor le brillaron los ojos, pasó su brazo tras el cuello del otro.
-Debes quererme mucho ¿Eh? Sasuke-
-Retiro lo dicho, eres un idiota- se quitó el brazo empezando a caminar más rápido. El rubio dolido se quejó y alboroto su cabello, este acto hacia enojar al mayor en gran barbaridad. Naruto corrió mientras reía a grandes carcajadas.
“Seremos mejores amigos para siempre” pensaban los dos.
Aunque tal vez ese “para siempre” era mucho tiempo.
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Las madres hablaban de las imperfecciones de sus maridos y las travesuras de sus hijos. Siempre se reunían en las tardes a conversar, ese día su tema más resaltante era el futuro de sus niños; ya tenían diez años y muy pronto entrarían en la pubertad así que los inscribirían en la misma secundaria. Con tanto parloteo sacaron un álbum de fotografías para recordar los momentos más graciosos. Sus hijos fueron muy unidos desde los dos años, compartían juguetes y hasta dormían juntos, no podía hacer nada uno sin el otro.
-¡Mama!- Naruto entro por la puerta con su exagerada alegría –Adivina, tengo el papel principal en la obra de la escuela- Kushina le pellizco las mejillas felicitándolo – ¡Seré un príncipe que salva una princesa!- Sasuke entro tranquilamente.
-¡Sasuke!- su madre lo abrazo- ¿Y tú que papel tendrás?-
-No participo-
-Sasuke es un aburrido y le dijo a la maestra que no lo metiera. Aburrido, aburrido- hacia mofa, el otro levanto los hombros en señal de no importarle. Mikoto no lo forzó sabia como era su actitud.
Al día siguiente, una niña nueva llego al salón de clases; Hinata. Era realmente tímida; como siempre Naruto con su sonrisa se presentó, lo cual causo que la niña se asustara y retrocediera unos pasos, Sasuke la observo y fue a disculparse por el comportamiento tan inepto de su amigo. Esta acción hizo al rubio molestarlo todo el camino de regreso a casa, el no acostumbraba a tratar con tanta amabilidad a otra persona o mejor dicho nunca lo hacía.
-Solo trataba de ayudar… Además- se excusaba Sasuke –No quería que otro niño se llevara una mala impresión de mi- El rubio se sorprendió.
-Porque deberían tener una mala impresión, si tú eres muy genial- le sonrió levantando su pulgar. El otro se quedó pensando por un momento. Ahora que iba a cumplir 11 años, se había dado cuenta del rechazo de los demás, a diferencia de su amigo que era muy querido, siempre rodeado de niños. Temía grandemente quedar solo. Y todo por culpa de su fría actitud.
Siempre jugo solo con Naruto. Recordó las veces que niños dejaban de jugar porque su amigo les exigía integrarlo. Cuando trataba de hacer otros amigos, lo ignoraban. Al pasar los años, eso se volvió muy común.
-Si cambio ¿Aun seguirás siendo mi amigo?- pregunto luego de un rato. Naruto se había instalado en el piso a jugar en la consola.
-Incluso si te vuelves un monstruo, seré tu amigo. Para mí siempre serás el mismo Sasuke. Aunque si eres un monstruo feo, me pondré mascara para no verte-
-Realmente eres un idiota- el mayor agradeció de tener un amigo como él. Se levantó y lo reto a un juego de carreras.
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-Te ves bien, sal de una vez-
-No creo estar muy seguro de esto- el niño rubio vestido como todo un príncipe sacaba a jalones al azabache del vestidor. La profesora los vio, apurándolos para empezar la obra –Déjame, esto es una estupidez-
-Allí viene tu madre-
-¡¿Dónde?!- salió del cubículo asustado. Vio como el otro se tapaba la boca a punto de reírse.
-Si te ríes, estas muerto- Un azabache disfrazado de rosa lo amenazaba.
-No se supone que las rojas son delicadas- soltó un grito cuando vio a Sasuke paralizarlo con la mirada –Está bien me callare. Serás las mejor rosa número dos de la obra- otra mirada fulminante. Se despidió aliviado al escuchar el comienzo. Todo resulto perfecto, hasta una Mikoto eufórica tomando fotos como loca al ver a su hijo participar en algo que no fuera un examen.
Así pasaban los días, llenos de risa.
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-Fugaku es la oportunidad de tu vida, debes aceptar- Minato lo animaba. Llevaban diez años trabajando en la misma empresa con un cargo decente y un salario cómodo, no había quejas; sus familias estaban satisfechas sin tener lujos. Sin embargo a Fugaku Uchiha lo había elegido entre los trabajadores como encargado de expandir la empresa a los países europeos, le daban el cargo de presidente de esas nuevas sucursales y cubrían todas las necesidades del y su familia. Pero no estaba muy seguro, aceptar ese cargo significaba, aprender un nuevo idioma, adaptarse a un nuevo hogar, personas, amigos…
-Mikoto estará feliz pero…-
-Piensa en su futuro y en el de tu hijo. Podrán pagar cualquier universidad- el rubio era un experto en convencer, no por nada era el mejor ofreciendo negocios de inversión a los grandes ejecutivos. Fugaku desvió la mirada y dijo que lo pensaría.
Esa misma noche le informo a su esposa. Luego de tanto hablar y ver las desventajas y ventajas decidieron aceptar la oportunidad. Sasuke cayó al piso sorprendido cuando los escucho hablar tras la puerta.
Se marchaba.
Un mes después la familia Uzumaki despedía en el aeropuerto a los Uchiha. El rubio más pequeño escondía su tristeza, no quería demostrar que la noche anterior estuvo llorando por la ida de su mejor amigo.
-Me traes un recuerdo cuando regreses- Sasuke extendió su mano, pero el, la aparto dándole un abrazo
-Siempre eres tan impulsivo-.
-Y tu un aburrido. Deberías dejar de ser un don amargado-
-Y tu un idiota ¡Espera! Eso es imposible- Naruto hizo puchero. Se dieron unas últimas palabras de despedidas y se fueron. Naruto corrió antes de que se perdieran por las puertas de salida.
-¡Recuerda que siempre seré tu mejor amigo!- Sasuke sonrió ante su comentario.
-¡Te quiero grandísimo tonto!- grito a todo pulmón. El rubio quedo pasmado por aquellas palabras y rompió en llanto al no ver más a Sasuke, su madre lo abrazo y lo acuno en su pecho.
Esa fue la última vez que se vieron…