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Memorándum. [DaeJae] por Jelliesters

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El atardecer hacia el silencio más incómodo entre aquellos dos chicos que se habían entregado a la pasión sin importar sus razas y diferencias, tras la pérdida del efecto que la luna tenía sobre ellos ninguno de los dos se animaría a decir en voz alta lo bien que se complementaron durante esos dos días, mucho menos la idea de repetir aquel encuentro que estaba prohibido ante los ojos de su padre o al menos así lo era para el alfa de los gatos montés. YoungJae pisó una rama por accidente, su pie se dobló y casi va a dar al suelo si no fuera por el fuerte brazo del lobo que le sostuvo contra su cuerpo para detener su caída.

 

—Debes tener más cuidado — el lobo no parecía estarlo regañando ni burlándose de él, su voz era tan tranquila que a Jae le asustaba — Debes ser bueno cuidándote solo, no dejes que ese tigre haga contigo lo que quiera — el felino se sonrojo, sus reacciones habían cambiado después del encuentro que tuvieron —

 

—Aquí… aquí nos separamos — YoungJae había reconocido la división de los territorios,  de ahora en adelante sabía cómo volver a casa — Gracias por la ropa, y todo.

 

DaeHyun observaba con cierto celo el territorio de los gatos, negó al escuchar el agradecimiento del felino, la despedida fue en silencio, el único sonido que llegaba a sus oídos era el de las hojas y ramas aplastadas por los pies de YoungJae, le dio la espalda dándose fuerzas para seguir su propio camino, siempre había sido muy sentimental al parecer herencia de su difunta madre, al recordar las largas pláticas con su progenitor acerca de cómo había sido su madre antes de morir dando a luz se detuvo y sin haberse percatado de ello se echó a correr entre los árboles invadiendo el territorio de los gatos.

 

—¡YoungJae! — el felino que aún caminaba a paso lento, saltó del susto girando para ver al lobo correr hasta él, sin pensarlo él también hizo lo mismo pero con una gran sonrisa —.

 

— ¡Llévame contigo! — El gato mimado de la manada intentó atrapar entre sus brazos al lobo — ¡Huye conmigo! Te necesito… — susurró lo último al ver que el hombre se alejaba de él para impedir ser abrazado — ¿Dae?

 

—Deje algo en esa chaqueta — la señalo a lo que el felino se observó la ropa — no me importa pero dentro tengo el collar de mi madre ¿Puedes devolverlo? — observó al chico temblar y sus mejillas mojarse con sus lágrimas — Gatito, solo fue una noche, tu y yo no nacimos para estar juntos además tengo una manada que espera por mí.

 

—Pero aun así… mi corazón me pide no alejarme de ti — susurró llevándose la mano al pecho, YoungJae sentía la extraña necesidad de mantenerse cerca del lobo, de volver a ser suyo—.

 

—Es imposible, necesitas irte y explorar con ese tigre, tal vez él sea tu pareja de vida, yo también volveré a mi manada y buscaré a una hembra del gusto de mi padre... — Antes de poder terminar el gatito mimado se quitó la chaqueta lanzándola sobre sus pies —.

 

— ¡Vete al demonio, tú y todos esos perros pulgosos! — Desnudo de la cintura para arriba se dio la vuelta echando a correr — ¡Malditos lobos!

 

Mientras corría se transformó en gato comenzando a saltar sobre las ramas del suelo, no pudo ocultar las lágrimas ni siquiera como animal, estaba dolido y su pecho le reclamaba volver a los brazos del canino, pero el lobo tenía razón, esa unión no eran posibles porque los dioses así lo dictaron, era esa razón la que tanto le dolía al saber que era capricho suyo y no de su naturaleza.

 

Llegar con la manada de los gatos montes no fue problema, algunos gatos le maullaron llamando su atención y otros le saludaban en su piel humana al reconocer su esencia, al estar frente a la puerta de su casa volvió a ser humano e ignorando su desnudez entró a la casa azotando todo como el berrinchudo que era, sus tres hermanos estaban en la estancia y acostumbrados a su berrinche solo pusieron más atención a lo que hacían, excepto su hermana mayor.

 

— ¡Donde estabas YoungJae! —Gritó con el tono de una madre siguiéndolo mientras subía las escaleras azotando todo lo posible al suelo — ¡YoungJae te estoy hablando! ¡YoungJae! — SunHwa no pudo decir más ya que su hermano menor le azotó la puerta en la cara.

 

 

 

 

DaeHyun se había quedado de pie observando al gato montés correr, suspiro y se dejó caer de culo al suelo, se cubrió el rostro con la manos al sentir el azote de la las lágrimas en sus ojos, se reprimió recordando que él era el hijo del alfa de los lobos y la esperanza de su deteriorada manada, aun cuando quisiera estar con ese gatito su amor era imposible, no podía reclamarlo como pareja y mucho menos podría tener cachorros, todo estaba en contra de ese romance.

 

Lo que más le dolía era saber que al no poder reclamarlo posiblemente en el futuro llegara la pareja predestinada de YoungJae arrebatando de su lado al gato, por más que le doliera Jae estaba mejor con el alfa de los tigres que con él, a él sí podría reclamarlo y darle crías… la sola idea provocó el enojo de su lobo, no entendía por qué sus uñas salían por si solas y sus colmillos se asomaban, se transformó en lobo tomando el collar de su madre y se echó a correr lejos del territorio de los gatos donde ya no sintiera el endulzante olor del minino.

 

Llegó a las cabañas de la manada y sin reparo alguno cruzó entre estas llamando la atención de los cambia formas presentes, el olor a desesperación y rabia eran muy obvios, los hombres de la manada comenzaron a comentar que seguro había tenido una mala luna, un mal revolcón y otras cosas más que amenazaban la virilidad del hijo del alfa pero estas críticas se vieron detenidas por las hembras quienes adoraban al próximo alfa.

 

DaeHyun llegó a la cabaña que compartía con su padre y azotando las puertas dejo a un alfa sorprendido con el pan en la boca, lo único que pudo ver fue la puerta del cuarto de su hijo cerrándose, en ese momento se lamentaba de haber perdido la presencia de su esposa HyoSung para guiar correctamente al temperamental chico, solo esperaba que fuera una rabieta más causada por malos comentarios de los machos en la manada, no lo hacían de mala voluntad, muchos respetaban la fuerza de su hijo como líder pero se divertían con lo fácil que era molestarlo. 

 

Dudando se levantó de la silla para ir hasta el cuarto, YooChun intento tocar pero la respuesta fue la sacudida de la puerta alertando al alfa de que si se atrevía a entrar pronto su puesto se vería reclamado por el hijo del Alfa, intentó tocar de nuevo pero la respuesta fue una especie de madera azotada contra la puerta, se rindió y dejó un poco de espacio al chico, tal vez el que dos machos alfas vivieran en una misma cabaña les estaba cobrando factura, pero después del incendió que acabó con la mitad de su manada y provocando el repentino parto de su hijo había dictado una ley donde solo los machos con pareja enlazada y cachorros podían construir cabañas nuevas, el resto debían vivir en las cabañas que habían quedado tras el incendió que fueron levemente reparadas y es que la situación financiera no estaba como para desperdiciar pero gracias a la ayuda de todos poco a poco recuperaban algo de lo perdido.

 

Al salir de casa encontró a un par de hembras con postres y comida en manos, sonrió amablemente ya que si no fuera por ellas seguro que nunca habría sido capaz de cocinar algo decente para su cachorro, que aunque tuviera varios años como adulto seguía siendo un problemático chico.

 

—Disculpe… vimos pasar a DaeHyun nada bien y nosotras queríamos apoyar de ser necesario — las mayores ofrecieron la comida a su alfa quien les agradeció avergonzado por la actitud infantil en su hijo que sólo preocupaba a su manada —

 

— ¿Que haría yo sin ustedes? — el sonrojo en el rostro de las hembras le parecía provocador pero no suficiente como para faltarle a la sagrada memoria de su esposa — Al parecer Dae se dio un mal revolcón esta luna, pero en cuanto tenga hambre seguro acabará con todas estas delicias.

 

El rostro de las mujeres se llenó de ilusión, todas se despidieron y el hombre volvió a la casa para guardar todo, aún tenía cosas que hablar con la partera ya que la natalidad de su especie se estaba viendo interrumpida y la señora decía que era cosa de los dioses y que debido a la trágica situación su proceso biológico se había reducido, ya habían pasado años desde el incendió, su cachorro era prueba de ello, solo hacía falta averiguar qué era lo que los dioses necesitaban para que la natalidad no fuera tan escasa.

 

DaeHyun ya estaba en condiciones de buscar una pareja, enlazarse y ser cachorros, de esta forma podría ceder el puesto del alfa, YooChun pensaba que lo único que hacía falta era que madurara y dejara de hacer berrinches porque no encontró un buen culo que coger.


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