Amando como dioses por Fany no Hime

Dándole una última calada a su Puro, Itachi lanzó a la basura la masiva acompañada de los más recientes exámenes de su padre, en los que se le informa sobre el pre- infarto que su progenitor había sufrido debido a un aumento de presión.
 
Lanzando lo último que quedaba del Puro al cenicero , Itachi se reclinó en su cómoda silla de cuero, cerrando los ojos mientras sentía su cabeza punzar.
 
Mientras su padre moría, él se encontraba incapaz de hacer su último deseo realidad.
 
Deidara no le daría un heredero por las buenas, eso estaba claro.
 ¡Le sería imposible sí el rubio seguía ignorándolo!,
Pero él no era de esos hombres que obligaban a los donceles a hacer cosas que no deseaban, y jamás se había visto teniendo que recurrir a la fuerza.
 
Levantó el auricular del teléfono, y llamo a Chiyo,su ama de llaves. Necesitaba  verse con Deidara, y hacerlo caer, porqué definitivamente, él no sería quien rogara...
 
........
 
La pintura amarilla metálica de su Lamborghini cegaba cuando el sol incidía sobre él.
 
Lo desierto de  la carretera le permitía sobrepasar el límite de velocidad.
 
A lo lejos podía divisar el pequeño pueblo pesquero de la Isla, donde según le había dicho Chiyo, se encontraba Deidara, sin su permiso...
 
El pueblo era realmente pequeño, y no le fue muy difícil encontrar al único extranjero de la zona.
 
Aparco el auto a las afueras de una pequeña capilla que había en el pueblo, y salió de este para recargarse en el capó, y espero a que el rubio terminará de curiosear  la capilla.
 
Finalmente lo vio salir, vestido con un short blanco y una camiseta marinera,  llevaba una mochila sobre el hombro izquierdo, una cámara alrededor del cuello y lo que parecía ser una libreta de dibujo entre las manos.
Estaba demasiado entretenido hablando con uno de los lugareños, en un pésimo griego, que ni siquiera había notado su presencia.
 
Itachi fulminó al chico pelicastaño con el cual el rubio hablaba y le hizo una ligera seña para que se largara.
 
Se acercó al rubio que seguía sin percatarse de su presencia, y con el señor fruncido dijo.-¿Se podría saber a quién le haz pedido permiso para venir a este lugar?
 
El rostro de Deidara se tensó, y rehuyó de su mirada como un niño cuando era descubierto, sin embargo tomó aire, y alzando la barbilla dijo retadoramente.- Pues desde luego que no ha sido a ti.
 
- ya lo he notado.- contestó Itachi con voz serena.- Tienes prohibido venir a este lugar- Agregó. Tomando a Deidara del antebrazo lo obligó a acercarse a la puerta del copiloto.- sube.- ordenó. Deidara lo miro desafiante, sin embargo obedeció.
 
Tras subir, Itachi arranco a toda máquina, casi botando humo por la boca.
No llevaban siquiera un cuarto del camino cuando el rubio lo encaro.- ¡No puedes tenerme todo el día encerrado!,¡ Tengo derecho, está es mi vida!.- había gritado, aún sabiendo que la mitad de aquello era mentira. Su vida nunca había sido suya, y tampoco tenía derechos, prácticamente le pertenecía a Itachi, y a fin de cuentas en su familia no había sido muy diferente...
 
Los ojos de Itachi se entonaron a su persona, y Deidara se sintió muy pequeño, pero no dejo que el otro lo notara.
 
-¿Crees que te he traído aquí para que hagas de turista?.- aquello hizo a Deidara preguntarse el porqué realmente estaba allí, sin embargo no se atrevió a preguntar.
 
- ¡No tengo porqué tener tu consentimiento para hacer lo que quiero hacer!.
 
Itachi estalló en una carcajada, y estiró una mano para acariciar suavemente su mejilla. 
 
- Tendrás todos tus deseos, solo si cumples con los míos, cielo.- murmuró.
 
-Esto es injusto.- Refutó el otro.
 
-Te contaré un secreto,cariño: La vida no es justa.
 
- Te odio.
 
- No necesito que me ames...
 
- No quiero casarme contigo.- comento Deidara con las lágrimas corriendo por sus mejillas.
 
- Eso no es algo que tú decidas.- Sentenció el mayor con voz firme.