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si yo fuera un chico. (norminah) por Yelow

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LAUREN. POV.

El lunes a comenzado muy bien y como no estarlo cuando el fin de semana termino realmente genial, estaba al lado de la chica que se había robado mi corazón y su pequeña hermanita que también se había llevado un pedazo de este, aunque era la mayor quien tenía el poder de hacer con él lo que quisiera,

Ahora me encontraba en la oficina terminando de explicarle a la señorita Carey como era que debía asistir a Mahone. Por suerte hoy había librado lo que eran las clases, y me estaba poniendo al día con alguno que otro documento atrasado que solo yo como presidenta podía solucionar. Hasta el momento las cosas están yendo bien, la salud de papá estaba mejorando y según el médico que lo atiende, si él segué en reposo y con los cuidados que se le daban, podría volver en poco menos de dos meses y eso me alegraba de sobre manera, no porque no me guste esto de hacerme cargo de la empresa que, sí, era un gran trabajo, pero no era eso, con el poco tiempo que llevo en el cargo me doy cuenta que esto es algo que me gusta y más cuando guarda las esperanzas y sueños de toda mi familia, ya que sin esta empresa ni la iniciativa de mis padres al formarla, tal vez hoy en día ni siquiera estaríamos en donde estamos. Lo que realmente me alegraba era que por fin mi viejo podría estar mejor y hacer las cosas a las que estaba acostumbrado sin tener que estar en reposo todo el día bajo los cuidados e esa hermosa Andalucita, Cristina cuidaba muy bien de él y a pesar de que siempre se quejaba de no poder hacer nada por si solo, él siempre sonreía a la hermosa morena que siempre estaba pendiente de él y de los demás miembros de mi familia. Hoy el señor Cabello se tendría que hacer cargo de ayudar a Isabel, quien por fin se podía incorporar a la empresa, ya que había demostrado grandes dones para lo que yo la requería, sus papeles ya estaban listos y a pesar de ser por lo bajo, ellas ya eran “legalmente” ciudadanas del país.

Este día no podía ser mejor, en unas horas pasaría por Camila para ir a recoger a su hermanita y llevarlas a comer un helado y después a casa. Estaba tan ansiosa por volverla a ver que las horas se me hacía eternas y mi mirada no dejaba de posarse cada cinco minutos en el reloj esperando que este marcara la hora exacta para salir por mi chica. Hoy sería algo así como una especie de cita, claro que estaría su hermanita, pero eso no me importaba ya que ella era una hermosa personita y me encantaba estar con las dos; aunque estaba viendo como pedirle a Camila que saliera en una cita oficial conmigo y eso me tenía nerviosa. No soy del tipo de persona que se la vive demostrando sus sentimientos y eso a veces me causaba problemas, no era como Ally que era un rayo de sol con cada persona que conocía. No, yo por el contrario solo ser callada y sería casi todo el tiempo o eso era lo que los demás pensaban; que era alguien con mala leche. Las chicas jamás llamaron mi atención más allá de parecerme lindas, a pesar de saber que me gustaban, nunca intente tener una relación con alguna de las chicas que conocía y las cuales se veía la clara intención de llegar a algo más allá de una noche.

Pero Camila… ella había hecho que mi mundo girada en una sola noche y tan solo con unas pocas palabras, el brillo de sus hermosos ojos chocolates y su sonrisa de luna que siempre llevaba en sus labios, los cuales me moría por probar.

-señorita Jauregui, su cita de las doce- y ahí estaba Sara recordándome de una de las cosas que no me gustaba hacer, pero debía por el bien de la empresa.

-está bien Sara, gracias, hágalos pasar a la sala de juntas, ahora estoy con ellos y ofréceles algo de tomar, por favor- dije antes de que desapareciera de mi oficina.

Ahora tendría que llegar a un acuerdo con los productores y proveedores, bueno tampoco era que me podía saltar esta reunión, aunque era lo más quería. Ojalá y terminemos pronto, en menos de dos horas debía pasar por mi chica. Si, mi chica, aunque era así como solía llamarla en pensamientos estaba segura de que pronto lo haría a viva voz.

 

DINAH. POV.

-¡vamos DJ! ¡muestrales lo que tienes! – esa era Eliza junto a mis amigas que se encontraban sentadas en las gradas. Ya habíamos terminado las clases y ahora nos encontrábamos en la cancha de beisbol, ya que nos inscribimos a este deporte como un extra curricular. Por suerte para nosotros había equipo femenino como masculino, pero por falta de jugadores habíamos tenido que unir los equipos y hacer la primera practica oficial; ya que ambos habíamos sido aceptados, bueno no éramos solo nosotros, también habían entrado Emily, Lindsey, la amiga de Eliza y el nuevo chico, amigo de Ally. Troy.

-vamos, Hansen. A ver si al menos le das a una bola- y ahí estaba el idiota de Simmons, que por obra y desgracia de mi mala suerte había entrado por falta de uno de los chicos.

No respondí, solo lo ignoré y seguí mi camino a la zona de bateo. Simmons se pensaba que me sacaría, estaba equivocado, ser el pitcher le elevaba tanto el ego que daba asco.

Vi cómo se colocaba en posición y preparaba para lanzar luego de recibir la señal del cátcher. Era una cuerva, por la sonrisa arrogante que mando en cuanto la bola abandono su mano pensó que no le daría, y si de algo estaba segura, era de que por nada del mundo fallaría en golpearla.

Si, tenía razón, y demonios no tenía idea de lo gratificante que era borrarle la sonrisa de estúpido a Simmons. El bateo fue fuerte y rodo por la tercera base, corrí lo más rápido que mis piernas dieron y llegué a la primera base. “¡ja! ¡Chúpate esa Simmons!” era lo que gritaba mi en mi cabeza y lo que reflejaban mis ojos y sonrisa, y puedo jurar que el idiota de Oliver lo vio también ya que su cara de perro rabioso no tardo en aparecer.

Ellos tratan de sacarme en la carrera tratando de tocarme con la bola, pero a uno de los chicos se le escapo la bola y yo aproveche para correr hasta la segunda base, pero no me detengo, pico un poco más de velocidad y llego a barrerme en primera base. Tengo el corazón latiendo a mil por hora, esta era una las últimas jugadas que haríamos en todo el juego y por el momento íbamos empates, esta sería la una de las jugadas definitiva, y Emily sería la última en batear. ya que yo estaba en primera y Dafne en segunda, si todo resultaba bien con Lindsey que sería la siguiente en batear.

-¡bien hecho DJ!- animaba mi rubia amiga, supongo que el juego estaba resulto mucho mejor de lo que a ellas les pareció al principio. Claro, salvo Eliza que había sido la primera en animarme y era la que más gritaba dándome su apoyo, no digo que las otras chicas no lo hicieran, pero era ella a la que más se sentía su entusiasmo y apoyo.

Normani también se encontraba entre ellas, animando a su novio y sí, eso en algún momento me entristeció un poco, pero la voz de Eliza mientras gritaba lograba que esa tristeza se esfumara poco a poco. Aunque desde el principio Normani no había tenido buena cara, y todo porque no aceptaba que Eliza perteneciera al equipo de porristas, no sabía porque le caía tan mal Eliza, tal vez debería preguntarle luego y hacerle ver que ella es una gran chica.

Sali de mis divagaciones cuando escuche a Oliver gruñendo, y es que no es para menos; Lindsey había decidido solo tocarla y como era una rápido el impacto del bate la mando a unos metros sobre los aires. El cátcher se apresura a cogerla, da un salto tan alto sin darse cuenta de que el idiota de Simmons también pensaba en lo mismo, al igual que el de tercera base. No sé en que estaban pensando estos chicos, pero esa acción era una mala decisión en un juego, a pesar de que este sea un entrenamiento, no debían cometer estos errores, error que causo que los tres chocaran, pero para su suerte el de tercera logra cogerla y la lanza apenas salvando sus culos.

No podría decir en qué momento del juego es que ha llegado más gente, pero ahora hay más personas de las que había antes y todas están ansiosos por saber cómo terminara, las chicas siguen animando y sus gritos se escuchan claramente por sobre las demás voces.

Ahora el juego se ha puesto más interesante, las bases están llenas y nosotras esperamos por el ultimo bateo. Emily será la última guerrera, de ella dependía de que ganáramos el juego; Simmons esta que hierve del coraje, se había confiado tanto que ahora su equipo estaba molesto con él por ser descuidado, ya que ni ellos nos habían subestimado.

Emily se colocó en el cuadro de bateo y Oliver se preparaba para disparar una vez más, su bola rápida o como a él le gustaba llamarla su bola de “fuego infernal”. Que puedo decir, en cuanto la bola abandono la palma de Simmons pude ver toda su trayectoria en cámara lenta, tan lenta que hasta sentí la vibración que hizo esta en cuanto toco el bate y el sonido que provoco hizo que pensara que le había sacado hasta el cuero, pero estoy más que segura que se había contenido bastante. El receptor se apresura a cogerla mientas la corredora pisa primera y todos en las gradas enloquecen, pisa segunda y el receptor esta por cogerla, pero ella sigue corriendo, pisando las bases y sigue en las carreras. El receptor consigue hacerse con la bola y trata de alcanzarse a la corredora, pero antes de que siquiera lo piense ella ya se está barriendo justo cuando él también se ha lanzado, el polvo que se ha levantado cubre la visión de todos y en las gradas se puede escuchar sus ansias por saber quién ha ganado.

El entrenador espera que la nube de polvo se disipe y hace la señal. Y sí, ¡hemos ganado! Las chicas bajan las gradas y vienen a nuestro encuentro, no me lo esperaba, pero Eliza es la primera en llegar hasta mí y sin pensárselo se me lanza encima sin importarle lo surada que estoy, por acto reflejo llevo mis manos y la sujeto por los muslos para que no se cayera.

-¡sí!- celebra- ¡eres la mejor DJ! ¡toma eso Simmons!- grita toda alocada y es que ella sabe de mi desagrado hacia él, aunque a ella tampoco le cae nada bien, y no es por influencia mía, no; ella ya lo conocía de hace mucho- eso fue, ¡wow!- sonríe para después depositar un beso en mi mejilla, haciendo que mis mejillas enrojecieran.

El carraspeo para nada indiscreto de Zack llamo nuestra atención, dándonos cuenta de que todas las chicas nos miraban, incluso Normani que se mantenía algo lejos con Oliver, que claramente estaba enfadado por perder un juego de práctica. Samantha me miraba con una ceja levantada y apuntaba con su barbilla mis manos, que aun mantenían a la hermosa rubia entre ella, me sonroje más, si eso era posible y con apuro la deje en el suelo con delicadeza, Eliza solo sonrió inocentemente y luego se fue a junto a su amiga que bebía de su botella de agua.

-¿Qué fue todo eso?- pregunto Sam dándome una botella con agua a la cual al instante me bebí la mitad de esta- ¿algo que debamos saber, Jane?- dijo haciendo que tanto las chicas como Zack y Fergus se acercaran más cerrando un tipo de circulo sobre mí. Mis hermanos luna eran tan geniales, pero cuando se lo proponían podía llegar a ser un grano en el culo.

 

 

ALLy. POV

 

-¿entonces bonita? Que dices ¿dejas que te acompañe a tu casa, así me aseguro de que llegues a salvo- me decía Troy, no sé cómo, pero él ahora estudiaba con nosotros y desde hoy pertenecía al equipo de Beisbol. Había sido una gran sorpresa que nos lo encontráramos en la playa el finde.

-uuh… yo…- iba a rechazar su propuesta porque había quedado con Emily en comprar algunas cosas para la cachorra, pero una de las chicas respondió antes por mí.

-claro que si chico, solo asegúrate de que llegue bien- no sé quién de ellas fue, pero ya me encontraba con él caminando a mi lado, directo al estacionamiento.

Cuando desvié mi mirada hacia las chicas vi como Emily se perdía entre otras personas que salían luego de intercambiar unas cuantas palabras con Samantha. Ver cómo es que su cabellera castaña desparecía de mi campo de visión, se sintió extrañamente raro… no sé cómo, pero sentí una punzada de tristeza golpeando mi corazón.

-adelante, preciosa- Troy sonrió abriéndome la puerta del auto y ayudándome a entrar- ¿quieres tomar algo antes que te lleve a casa? - pregunto, la verdad era que quería llegar a casa lo más rápido posible. Troy era un chico lindo y amable, lo había conocido estas vacaciones cuando estábamos de voluntarios en construcción de casas, claro que tampoco había ido sola, papá estaba en la comitiva de médicos a cargo de la salud de todos en aquella tribu al sureste de Kenia.

No niego que desde que vi a Troy me gusto de inmediato, pero ahora algo había cambiado, ahora lo veía y no lograba sentir esa atracción que sentí desde un principio, ahora lo veía y de alguna manera recordaba a aquellos sujetos que me agredieron esa noche en la que Emily me salvo. Sé que él no tiene la culpa de provocarme este rechazo solo por ser un chico, pero no podía evitar que al estar cerca de él por más lindo, amable y respetuoso que se portara, ese miedo me envolviera nuevamente.

Ya me lo había advertido la Dra. Peterson. Que me llevaría un tiempo volver a confiar y que tenía que vencer ese miedo poco a poco. Y lo quería hacer, realmente lo quería. Quería poder estar junto a Troy sin que esos horribles recuerdos y este rechazo aparecieran de la nada; porque desde que lo conocí tuve la ilusión de algún día llegar a conocernos y tal vez… tal vez llegar a ser algo más que amigos.

-¿Ally, estas bien? Te quedaste en blanco- pregunto poniendo una mano sobre mi rodilla, haciendo que sin querer me sobresaltara.

-lo siento, sí, estoy bien- respondí con media sonrisa, tratando de aligerar el ambiente y que no se pusiera incomodo- lo siento, pero, me gustaría ir a casa, realmente estoy cansada- y era verdad, hoy habíamos hecho la audición para las nuevas integrantes de las porritas y las clases no habían sido las mejores.

-ok, como tú desees preciosa- sonrió encendiendo el motor del auto y poniéndonos en marcha.

esto seria mas dificil de lo que pense seria, pero estaba segura de que venceria este rechazo que siento hacia troy. eso me hizo recordar la promesa que tenia con Emily, la que nos hicimos en la playa, que juntas venceriamos el miedo.


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