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Aires del tiempo por RyuStark

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Notas del capitulo:

Hola bebés <3

Ya estoy de regreso con otro capítulo lleno de fluff rosadito, esponjoso y  tierno, además de humor estúpido. Todo es miel sobre hojuelas, porque la vida es demasiado preciosa (¿?) jajaja Espero que lo disfruten :3

---Grimmjow----

Ya saben lo que dicen, ‘Hombre precavido vale por dos’, y ya que quiero que mi matrimonio dure mucho tiempo y de paso que Kurosaki no me patee el trasero por haberlo sacrificado al volcán esta mañana, me aseguro de rellenar una bolsita que encontré de pequeños chocolates. Con suerte lograré metérselos todos a la boca mientras me ahorca y de paso recita sus votos nupciales, los cuales por sí ya adivinaron no preparé.

—¿Así irás vestido a tu boda? —más que pregunta ha sido un bostezo mortal por parte de Starrk que se talla los ojos adormilado a mi lado.

—Que hay perra, ¿No te gusta mi atuendo? —hago referencia a mis shorts y playera rota, debido a que sigo en casa de Kyoraku de lo más cómodo de la vida.

—Supongo que al pequeño Kurosaki le gustas salvaje, pero creo que esto es demasiado hasta para ti.

—Jódete, ya que todos bola de chiflados planearon mi boda sin siquiera avisarme ahora no tengo que ponerme.

—Uhm…

—¿Qué pasa? ¿Tú me puedes prestar algo? —pregunto.

—Nah, sólo estaba pensando en que tengo sueño. Aunque podrías preguntarle a Kyoraku-san, seguro que él tendrá algo para ti.

—¿Tú crees? —inquiero justamente mirando a Kyoraku salir de su habitación. —Oe viejo, préstame un traje, de preferencia un smoking. Ya sabes, tipo James Bond, pero me refiero al rubio cabrón que se tira a las bonitas, no al anciano de tu época.

—¿Smoking? No necesitas un smoking, Jushiro y yo te preparamos algo aún mejor. Así que métete a bañar que cuando salgas te tendré todo listo, ¿No es así cariño? —Habla fuerte para Ukitake que regresó hace un rato y está corriendo por toda la casa intentando ponerle a monstruito un vestido ridículamente esponjoso, rosado y lleno de brillos.

—Así es, pero date prisa Grimmjow, Kaien me habló y me dijo que ya casi es hora.

Chasqueo la boca, pero sin más me doy una ducha extra rápida. Carajo, seguro que Kurosaki como siempre será un sueño hecho realidad, aunque ahora que lo pienso, ¿Qué se supone que hagamos después de la boda? Normalmente las parejas se van de luna de miel, pero nosotros no planificamos nada. Supongo que ya me las arreglaré.

Por ahora salgo del baño después de secarme el cabello y enredarme una toalla a la cintura, topándome con los dueños de la casa, que me sonríen mientras yo busco con la mirada el dichoso traje sin encontrar nada.

—Oe, ¿Y mi smoking?

—Te tenemos algo mucho mejor. —dice Kyoraku sonriente. —Muéstrale cariño.

—No te desmayes de la emoción. Tan, tan, tan….—dramatiza el ridículo de Ukitake antes de sacar de detrás de sí algo que me deja pasmado. —¡Míralo, es precioso! ¡A qué sí! —chilla emocionado mientras yo no salgo de la estupefacción, pensando que por cosas así que es que los putos alienígenas no vienen a vernos pensando que somos retrasados.

—¿Un...overol? —cuestiono estúpidamente, en espera de que me digan que es una jodida broma. Es un overol negro que luce nuevo y ligeramente costoso, no tan barato y roto como los que suelo utilizar de segunda mano.

—¡Así es! Sabemos que son tus favoritos y pensamos que querrías uno especial para este día, pero no te preocupes, también te trajimos una camisa nueva. —menciona contento como si una puta camisa fuera la solución al problema.

—¿Qué pasa con esa cara eh? ¡No sabes lo mucho que nos tardamos buscándolo para ti! —Reclama Kyoraku al ver mi poco entusiasmo.

—¿No te gustó? —cuestiona triste Ukitake.

—Uh….supongo que no está mal, sólo que nunca pensé que me casaría con un overol puesto.

—Bueno, bueno, si te casaras en una ciudad grande y en un mega-salón pues sería más acorde un traje, pero ya que te casarás en un pueblo tan bonito y en un jardín, creí que iría mejor con el ambiente rural. Además sabemos que Ichigo ama como te ves en overol así qué...—Ahí está, justo con eso último me ha convencido.

—¿Qué le haremos en ese caso? —Le arrebato el overol como no queriendo y los mando lejos, para cambiarme con todo lo que me dejaron.

Primero mis pulcros bóxers blancos que se adhieren perfectos a mi cuerpo, ya saben, blanco como el color puro de mi alma, si claro. Luego una formal, pero cómoda camisa blanca de manga larga, la cual me fajo como puedo y finalmente mi overol. Me peino para la ocasión, ya que siendo sinceros mi usual apariencia va más hacia el lado despeinado y rebelde.

Mierda, no tengo zapatos formales —no que queden con un overol de todas formas— pienso mientras miro por toda la habitación, hasta que mis ojos se fijan a lado de la puerta donde mis converse usualmente percudidos, ahora están relucientes y blancos, seguramente trabajo de Ukitake. Una vez que me los pongo, me coloco algo de loción y estoy listo.

Si bueno, por lo menos no parezco el lechero. De hecho luzco bastante bien, lástima que Kurosaki ya esté preñado, sino seguro que le hago otro numerito.

—¡Cuánto más tienes pensado tenernos esperando! —Grita Kyoraku, entrando como el dueño de la casa que es. —Mírate nada más, no luces tan feo y soso como de costumbre.

—Lástima que tú sí sigas luciendo igual de decrépito. —digo ganándome una carcajada de su parte. Kyoraku prácticamente me arrastra afuera, donde Ukitake ya me espera con Nel y Starrk que claramente estaba más dormido que despierto.

—¡Te ves guapísimo Grimmjow! Starrk, tómanos una foto, Shunsui tu a mi lado, Nel toma de la mano a tu hermano. —Ukitake como la súper mamá de los ochentas que es, ya tiene su ropita moderna y colorida al igual que su hija y su novio, con los cuales me apretujan aun contra mi voluntad y nos terminan tomando varias fotos familiares del recuerdo.

—Bien, ¡Es hora de irnos! Todos tomen sus cosas rápido. —Ukitake una vez más da órdenes y todos comenzamos a chocarnos como estúpidos, hasta que nos organizamos y logramos salir a la camioneta de Kyoraku.

—¡Shunsui dije que te dieras prisa, no que nos mates! —regaña Ukitake, ya que Kyoraku ha decidido que su pedazo de chatarra, mejor conocido como el bati-móvil, puede volar entre los sembrados y el camino de terracería mientras escuchamos musiquita de la Habana, porque solo se vive una vez en la vida y nada tiene sentido en el mundo. Al menos no en este.

—¡Oh, todo está tan bonito!

—Nadie para festejar como los Kurosaki.

La pareja de la prehistoria una vez más llama mi atención, mostrándome como claramente mi casa se ha transformado totalmente. Me bajo y tengo que cerrar la boca para que no me entre alguna alimaña al ver varios festones y velos blancos enredados en las columnas del pórtico, además de diversas hileras de foquitos que atraviesan el bonito jardín.

Hay varias mesas unidas formando un largo rectángulo, con sus respectivas sillas y sobre el mantel blanco además de platos y cubiertos hay varios jarroncitos con florecitas además de un par de velitas y piedritas transparentes.

Todo es tan sencillo, pero a la vez luce tan elegante y recatado. Cosa que termino de confirmar al ver que al fondo, donde hay un enorme árbol, el encino favorito de Ichigo y del cual de una de sus masivas ramas suele colgar un neumático, ahora han formado un pequeño arco por medio de más velos atados y flores.

—¡A ti te quería agarrar! ¡Corre por tu vida teñido, que de esta no te salvas!

—¡Caí una vez, pero no dos viejo chiflado! —Grito mientras alcanzo a brincar hacia el frente para evitar la patada mortal estilo Jackie Chan de mi suegro.

—Vamos, vamos Isshin, no querrás ver a Ichigo-chan llorar cuando se entere que mataste a su futuro marido y al padre de sus hijos. —Kyoraku agarra a su amigo que intenta arrojárseme encima a toda costa.

—¡Que si no lo mato, por lo menos lo rapo! ¡Suéltame Kyoraku! ¡Tengo que enseñarle una lección y que nadie se mete con mi hijito!

—Muy tarde viejo, me he metido y bastante en tu hijito. Ups, lo dije mal, no espera, ese es el orden perfecto. —menciono malicioso, riéndome y mirándolo berrear del coraje hasta que un manotazo en la cabeza casi me desnuca y manda al piso.

—Deja de molestar a tu suegro, sobrino querido. —me dice Kaien mientras yo me sobo.

—¡Él sólo quiere golpearme!

—¡Y tú sólo quieres abusar de mi hijo!

—Corrección, ¡Su hijo abusa de mí, entienda carajo!

—Basta dije, ahora serán familia oficialmente y tendrán que comportarse. No peleamos entre nosotros y no entra a discusión. Ahora harán las paces, porque Grimmjow es el hombre que hace feliz a Ichigo —le dice a mi suegro. —E Isshin se convertirá prácticamente en tu padre. —me dice a mí. Mi suegro y yo berreamos por unos segundos, pero eventualmente suspiramos derrotados.

—Pues bienvenido a la familia...hijo. —Mi suegro se asegura de mencionar la última palabra con tanta malicia que me provoca escozor en el pecho mientras me aprieta la mano con fuerza.

—¡Lo mismo digo...padre! —También entono el final mirándolo tensarse y casi desmayarse.

—¡Así quedamos entonces mi amado y teñido hijo!

—¡Y que lo digas padre querido! —Peleamos entre líneas casi convulsionándonos por los tétricos y asquerosos sobrenombres.

—Ya, ya, casi se ponen verdes. Colócate en tu lugar Grimmjow, que Ichigo ya baja y tú ve por tu hijo. —Kaien nos mira de lo más animados mandándonos al carajo —con respeto— claro. Una vez bajo el árbol me doy cuenta que ya muchísimas personas han llegado, obviamente toda la familia Kurosaki que asciende a más de treinta personas, de las cuales no conocía ni a la mitad, seguido de la otra mitad del pueblo y sus cercanías que son amigos de la familia. No me quiero imaginar cuántos son los lejanos carajo.

—¿A quién tenemos aquí, sino al gato maravilla? —me dice una vocecita a mi espalda que me hace girar y ver al ‘primo’ Shiro, que me sonríe de lado como de costumbre.

—Y quién más sino el moja pañales ¿Qué pasa bebé? ¿Perdiste a tu mamita? ¿Quieres que te tome de la manita huh? —le respondo. Ambos nos escudriñamos con la mirada y chocamos nuestras frentes, pero eventualmente sonreímos y nos abrazamos. Supongo que tenemos una relación extraña.

—Así que te casas con Ichigo.

—Por fin, ¿Tú para cuando?

—Nunca, muchas gracias. No te creas eso de que por ser sureños todos nos casamos jóvenes.

—Shiro, hasta tu hermanito esta por casarse.

— ¿Tensa? Sobre mi cadáver. Primero el idiota de Aizen y ahora ese inepto de Hitsugaya. Tendrá que pelear a muerte conmigo para que siquiera pueda pensar en casarse con Tensa.

—¿Qué mierda tiene tu familia con las peleas a muerte?

—No lo sé, lo llevamos en la sangre supongo.

—Pues se te va a helar cuando te diga que el otro día encontré en la oficina de mi suegro, a tu hermanito el bebé besuqueándose torpe y asquerosamente con copito. Fue...mierda, fue horrible. No sabía si regañarlos o comprarles un librito para que se informen de cómo usar la boca y la lengua. Casi se chupan hasta los ojos. Ugh, malditos recuerdos.

—Un beso no significa nada.

—Con un beso preñé a Kurosaki. —me burlo ganándome un puñetazo en el brazo que me hace reír.

—Tensa no es tan tonto. Es muy inocente, es distinto, pero gracias por contarme. Hielitos y yo tendremos una plática larga y dolorosa.

Ruedo los ojos, pero termino riéndome y despidiéndome, porque de la nada ha iniciado la musiquita ambiental, lo que me dice que todo está por empezar. Corro bajo el arco, donde el hombrecito del registro civil nos casará a la vez que todos se colocan en su lugar. Sonrío al ver que tal y como lo dijo Kyoraku, mi lugar está casi tan lleno como el de Kurosaki y se trata de amigos y personas que he conocido desde que llegué a este pueblito tan pequeño, pero que tiene un inmenso corazón.

Indudablemente miro al cielo intentando ver más allá del tiempo y del espacio mientras sonrío. Cruce dimensiones, quizás mundos o apenas di pasos sin ver, pero la verdad es que no importa. Sólo sé que estoy sumamente feliz, que estoy donde siempre lo soñé y con quién siempre lo anhelé. Pienso al ver a Ichigo caminar del brazo de su padre mientras me sonríe absolutamente hermoso, bello y angelical.

Mi hermoso chico de cabello naranja y ojos de miel, con el cual soñaba tener una vida imposible a su lado, la cual por fin se hizo realidad.

-----Ichigo------

Estoy nervioso, muy feliz, ansioso y contento, ¿Eso tiene sentido? Supongo que no, pero se supone que así es el amor ¿Cierto? No entiende de motivos ni razones y simplemente llega a tu vida cuando menos te lo esperas. Obviamente sabía que amaba a Grimmjow desde antes de encontrarnos, pero cuando comencé a relacionarme mejor con él, supe que lo quería no porque estuviéramos predestinados, sino porque simplemente él es perfecto para mí.

Tan rudo, grosero, altanero y arrogante, pero al mismo tiempo excesivamente atento, caballeroso, dulce y tierno conmigo. Ideal, mi hombre ideal, eso es lo que fue, es y siempre será. Porque no existe Kurosaki Ichigo sin su respectivo Grimmjow-problemático-Jaegerjaquez. Sonrío ante eso, dejando que mi madre cepille mi largo cabello mientras pienso que me veo bastante bien para estar embarazado y casi por dar a luz.  

—Sólo algo más y...listo. —Anuncia mi madre, terminando de colocarme una sencilla corona de flores que me hicieron mis hermanas sobre un pequeño velo, bordado especialmente por la tía Kuukaku.

Sonrío poniéndome de pie, mirándome en el espejo y encontrando satisfactoria mi imagen. Traigo una camiseta de manga larga blanca, pero es de algodón suave y elástico y se adhiere bien a mis hijos al igual que mis pantalones del mismo tono, pero soy yo por una razón y he decidido ir descalzo por el pasto. Supongo que soy un chico de campo me mires por donde me mires.

—Oh hijo, luces precioso ¡Masaki, nuestro bebé ya es todo un hombre y está por casarse! ¡Tu papito está tan feliz Ichigo! —Dramatiza ridículamente mi padre al entrar y mirarme.

—También te quiero viejo. —Otra vez al año no me hará daño, así que lo abrazo un poco, sintiendo como no tarda en estrujarme.

—Ya te enseñé todo cuanto pude hijo, ahora te toca a ti comprender el mundo. Grimmjow no es mi pedazo de pastel favorito, pero los quiero a los dos y sé que serás muy feliz con él. Ahora vayamos y no dejemos esperando al teñido.

Me rio un poco mientras tomo su mano, también la de mamá y salimos de la casa. De inmediato una rara música inicia a la vez que miro que todos mis amigos ya están aquí, desde mis compañeros del trabajo hasta Renji y su novio, más mi amada y enormísima familia. Todos me sonríen y me ven embelesados haciéndome sentir especial, pero ni toda esa euforia me hace sonrojar como el hecho de ver a Grimmjow ya esperándome bajo el arco.

Por un momento contengo el aliento, porque luce más guapo que nunca —¡Con un overol! — sonriéndome radiante y al igual que yo no creyendo que esto está pasando. Al llegar con él, mis padres me entregan y yo me apresuro a tomar de la mano a mi futuro marido.

—Luces precioso Ichigo, jamás tan bello. —me susurra al oído.

Contesto pegándome más a él y dándole un apretoncito en la mano, porque no confío en que mi voz salga decente por tantas emociones recorriéndome. En sí la ceremonia no es muy larga, lo cual aprovecho para pensar en todo el camino que tuvimos que recorrer para llegar a este momento.

Es curioso, no recuerdo del todo bien nuestras vidas pasadas y en su lugar sólo han permanecido en mi memoria los momentos trascendentales que nos cambiaron para siempre como pareja. No es la primera vez que será mi esposo y sin embargo amo a este hombre como nunca amaré a nadie en este vasto mundo.

Y no sólo en el mundo, sino en este inmenso universo. Un universo duro, pero a la vez tan dulce y benevolente que nos concedió la oportunidad de reunirnos una vez más.

Sé que vendrán momentos difíciles, que probablemente lloraré, que pelearemos, nos heriremos y no queramos vernos más, pero también sé que encontraremos consuelo en los brazos del otro y que una vez que el enojo se haya disipado recordaremos que estamos juntos por una razón. No porque el destino lo haya impuesto, sino porque simplemente nos pertenecemos, somos un alma que habita en dos cuerpos.

Oigo al hombre de mi vida hablarme y jurarme amor eterno mientras me coloca un bonito anillo en el dedo, que me brinda una satisfacción indescriptible y que al mismo tiempo me conmueve hasta llenarme los ojos de lágrimas.

—Te amo Ichigo...más allá del tiempo y del espacio, por siempre.

No puedo más que temblar un poco ante sus profundas palabras, seguramente diciendo una tontería y sacándole una bella sonrisa a Grimmjow, que me acaricia el rostro con ternura mientras yo le coloco su anillo.

Y es que, ¿Cómo le digo que es lo mejor que me ha pasado en la vida y que jamás dejaré que nadie se lo lleve de mi lado? Y eso es un juramento. Aunque, creo que somos almas compartidas por una razón, porque en cuanto cierra la distancia entre ambos para darme un pequeño beso casto, dulce e inocente, sé que ha entendido el mensaje con sólo ver a través de mí.

—Te amo seis, por cien mil vidas y entre millones de universos. —me despego un poco, rozando mi nariz con la suya y mirándolo directo a esos ojos de paraíso perdido que tiene.

—Uh, los declaro marido y esposo. —habla el juez, ya que al parecer como siempre nos brincamos un poco del protocolo. Todos se ríen un poco al respecto, pero no quita que comiencen los aplausos, gritos y chiflidos por parte de toda nuestra loca familia, que están tan felices como nosotros por nuestro matrimonio.

—¡Masaki nuestro amado bebito por fin se ha casado con el teñido, estoy tan feliz! —como siempre mi idiota padre exagera y lloriquea sobre el hombro de mi madre, antes de venir y arrojársenos encima para abrazarnos. 

Grimmjow y yo entrelazamos nuestros dedos y caminamos juntos, recibiendo más felicitaciones y abrazos por parte de todos nuestros conocidos hasta que finalmente llega la hora de la comida. Mi parte favorita de cualquier fiesta debo admitir. Hey, es mi boda, estoy embarazado y tengo hambre, me merezco todo el maldito buffet.

Lo más bonito es que mientras todo es servido, el sol ha terminado de ocultarse y con ello han puesto nuestra música favorita y además encendido las hileras de foquitos y velitas por doquier, dándole ese ambiente mágico al jardín. Aunque no tan mágico como el aroma de la comida, pienso sonriente y yendo rumbo a mi lugar para sentarme, de no ser porque seis me jala de un brazo.

—¿Grimmjow? Ya sirvieron la cena. —digo mientras mi marido me ignora y nos lleva hasta una de las áreas despejadas de pasto, sorprendiéndome al tomarme de la mano y darme una vuelta que me hace sonreír.

—¿Qué le pasa a  tu cabeza? —pregunta Grimmjow con un tono divertido.

—¿Qué? —no comprendo mientras continuamos girando.

—No, no hay nada malo con tu cabeza. Al infierno con ello bebé, porque estás bien, eres mío y te ves divino. —Eso último me hace caer en cuenta de la canción que está sonando de fondo.

—¡Es la canción de tu mamá! —Exclamo sumamente alegre y abrazándome a su cuello.

—Ahora es nuestra canción. —menciona besándome la punta de la nariz, separándome y dándome una vuelta más que me hace reír alegre.

—No sé si lo recuerdes Grimmjow, pero en todas nuestras vidas juntos, además de ser el más fuerte...

—Y llorón...—complementa haciéndome rodar los ojos.

—Sí, sí, ¡Pero también soy el mejor bailarín del mundo! —Resalto haciéndolo sonreír.

—Eso lo sé bebé, nadie como tú…

Mi imbécil y adorable marido y yo nos dedicamos a bailar estúpidamente por un rato mientras Grimmjow canta sin parar ‘Come and get your love’, ya que como la pareja no normal que somos, nuestro primer baile tiene que ser una total idiotez hermosa y tierna que sólo nosotros disfrutamos. Por supuesto Tensa nos hace el favor de tomarnos mil fotos, para seguramente en un futuro chantajearnos y avergonzarnos con nuestros hijos, pero creo que lo vale.

—Seis te amo como no tienes una idea, pero ya me cansé y tengo hambre…

—Creí que el mejor bailarín del mundo tendría más estamina.

—Intenta bailar mucho tiempo con gemelos enormes dentro de ti imbécil...—le saco la lengua, haciéndolo reír y tomarme de la mano una vez más para ir juntos a la mesa colosal, donde ya todos están sentados y claramente tenemos reservado los lugares de honor en la cabecera.

La cena es sencillamente fabulosa, mi comida favorita y sí, por si alguien se lo pregunta el pastel claramente es de chocolate. Grimmjow esta vez me complace al inclusive pasarme algunos alimentos de su plato cuando yo me termino los míos, ganándose montones de besos y mimos.

—Seis tu mano. —Tomo su mano y la llevo hasta mi vientre donde nuestros hijos han comenzado a moverse animados.

—Están felices…carajo, ya muero por abrazarlos.

—Y ellos a ti. —Contesto feliz. Grimmjow me hace vibrar el meter su nariz tras mi oreja, aprovechando para murmúrame un sin fin de historias mientras me besa el cuello.

—Guárdenselo para la luna de miel. —nos dice el idiota de Shiro a un par de sillas. Me despego y frunzo el ceño listo para decirle hasta de lo que se va a morir, de no ser porque una ligera punzada de dolor en la espalda baja me hace morderme los labios.

—Jódete niñato. Oe Kaien, tu bebé ya se rozó y necesita un cambio de pañales.

—¡¿Qué dijiste?! —Discute Shiro.

—Seis...—Tomo su mano haciendo que me mire.

—¿Qué pasa Ichi?

—Uh, nada...—Sonrío ya que el dolor se ha ido tan rápido como llegó.

—No me digas, quieres más pastel. Vaya tragón bobo y adorable.

—¡¿Quién es un tragón bobo y adorable?!

—Claramente tú. —Dice sonriente y dándome otro beso que me hace sonreír.

Por supuesto me como un par más de rebanadas de pastel, seguido de ver a mi marido ser secuestrado ya que al ser la nueva adquisición de la familia, tiene que bailar con toda la lista de tíos y primos perdidos más los habidos y por haber en el mundo. Me río al ver que apenas intenta escaparse, es jalado de nuevo y arrastrado hasta la pista.

Porque su peor error no fue creerle al tío Kaien cuando dice que los Kurosaki celebramos por semanas enteras y esto es apenas el primer día. Afortunadamente por eso de las casi diez logra huir para venir y abrazarme como si su vida dependiera de ello.

—Oe, me fui y estabas comiendo, regreso y sigues comiendo, qué carajo.

—¡Carajo el que te daré si me sigues molestando! Lo pellizco.

—Casados y aún peleándose, no cabe duda que son tan ustedes. —Nos dice Renji, que llega sonriente junto a su novio.

—Que hay mono, los plátanos están en la otra mesa así que a joder a otra parte.

—¡¿Cómo me dijiste?!

—Lo que oíste, ¿Qué no tienes un árbol que trepar o una mierda así? Largo de aquí con florecitas que intento meter mi lengua en la boca de Kurosaki. —Se burla mi estúpido marido, obviamente ganándose un buen codazo de mi parte.

—Ignóralo Renji, gracias por venir, tú también Byakuya. Me da gusto que ya estén juntos. Renji estaba insoportable siempre hablando de ti como un perrito sin dueño. —Digo avergonzando a mi amigo.

—¡No es verdad!

—Sí lo es, ¿No siempre estabas “Amu muchu a Byukuyu” y la jodida? —continuo burlándome del buen Renji, que después de decirnos un par de verdades, se termina yendo extremadamente apenado luego de que Grimmjow le dijera algunas peores a él.

—¿Ya terminaste con el pastel? —me pregunta Grimmjow.

—¿Ya terminaste de ser un idiota? No, aún lo eres justo como yo aún no termino de comer pastel. —Enfatizo metiéndome otro bocado a la boca y mirándolo sonreír. Grimmjow como siempre ama verme berrear, por lo que me apretuja las mejillas y me da montones de besos que me hacen reír.

—¿Bailas otro rato conmigo o ya quieres sentir la luna de miel? —Me susurra al oído con un tono bastante perverso y lascivo, que me hace sentir las mejillas arder.

—Eres un pervertido.

—Amas montar a este pervertido. —Contesta sin pudor, haciendo que casi me atragante mientras él se ataca de la risa.

—Bailemos un rato más y ya veremos si logras convencerme de la luna de miel. —digo apenado y llevándome de una oreja a mi degenerado marido. No cabe duda que tengo problemas al amar a un tipo tan loco como él. Será que el amor es ciego o quizás no, porque al verlo bailar para mí, darme pequeños chocolates a la boca y payasear como sólo él sabe, sé que más que ciego el nuestro es un amor sin sentido, sin tiempo, sin límites.

----Grimmjow-------

Que se jodan las mariposas, porque yo siento un jodido zoológico entero en el estómago cuando estoy con Ichigo por lo increíble y eufórico que me pone como su mera presencia. Ya perdí la noción del tiempo y todo a nuestro alrededor, sólo sé que nunca me había reído tanto mientras bailo y como, todo al mismo tiempo, porque con un esposo con el mío o aprendes a ser multitareas o estás muerto.

—Seis...seis...espera, me voy a marear. —Ichigo se ríe encantador mientras yo le doy montones de vueltas sobre su mismo eje, hasta que me detengo y lo abrazo. —Si te das cuentas, que casi todos ya se fueron, ¿Verdad? —dice llamando mi atención.

Por fin nuestra pequeña burbuja se revienta y me percato que somos los únicos que permanecemos en la pista improvisada y todo el jardín, a excepción de nuestra familia que está en el interior de la casa, seguramente dándonos nuestro espacio mientras que el resto de los invitados ya se han marchado.

Recuerdo haber recibido varias palmadas, besos y abrazos, más estaba muy ocupado maravillándome con la belleza de Ichigo ahora bien sonrojado y sonriente por tantas horas de baile como para mirar a otro lado.

Ya ha anochecido de lleno y no me sorprendería que pase de medianoche, el calor se siente abrumador y brutal, pero todo luce hasta cierto punto acogedor. Los foquitos y velitas siguen encendidos y el aire sopla delicioso.

—Seis, estoy muy cansado, ya no puedo más. —me avisa Ichigo, sentándose y extendiéndome su mano para que la tome y vaya junto a él. De inmediato obedezco y ya que no suelo controlarme, pruebo mi suerte besándole el cuello y metiendo mi mano bajo su camiseta para acariciarlo furtivamente hasta sentirlo estremecerse y que un par de gemidos se escapen de su garganta.

—Seis espera, me duele…

—No te preocupes bebé, haré que te sientas en la gloria…

—¡No, en serio me duele! —grita casi dejándome calvo al jalarme agresivamente por el cabello haciendo que lo mire. Ichigo ha comenzado a respirar agitado mientras se palpa el vientre.

—Oh mierda, no me digas...—su respuesta es un empujón mortal que me tira hasta de la silla.

—Es hora…¡Grimmjow es hora, ya van a nacer! —grita exasperado. La noticia me cae como balde de agua fría, porque santo carajo, ¡Voy a ser papá en...ahora! De inmediato me levanto y lo cargo a la vez que miro a mis suegros y el resto de la familia salir, ya que seguramente han oído los gritos de Kurosaki.

—Respira Ichigo, vamos Grimmjow, tú vete con él en la parte trasera, yo manejaré.

—¡No! —niega mi esposo aferrándose a mí. —¡No quiero que nazcan en el hospital, quiero que nazcan aquí!

—Ichigo por dios, no digas tonterías, es más seguro si nacen en el hospital.

—Dije que no, aquí...van a nacer aquí, en su hogar conmigo, su papá y su familia reunida. —Amenaza Ichigo precioso entre grandes bocanadas de aire que toma.

—Ya lo escuchó suegro. Aquí nacerán sus nietos. —Aviso mientras me llevo a Ichigo al interior, donde todos ya corren de un lado para otro. Rápido subo a nuestra habitación y mi suegra y Kaien me ayudan a acomodarlo en la cama mientras mi suegro ya ha salido a prisa junto a Urahara para ir por la Dra. Unohana.

Ayudo a mi suegra a cambiarle la ropa a Ichigo por algo más cómodo mientras mi bello esposo se retuerce e intenta respirar. No dudo en frotarle la espalda y besarlo repetidamente mientras él balbucea seguramente por el dolor carcomiéndole cada sentido. —Aquí estoy bebé, todo estará bien. Te amo. —Le repito una y otra y otra vez al oído, dejando que se agarre de mí por largos minutos que parecen una pequeña eternidad.

—Estoy asustado, tengo miedo mamá.

—Eres muy fuerte. Lo harás maravilloso hijo, ya verás que sí…¿Verdad Grimmjow?

—Así es. —Reafirmo abrazándolo y mirando que no tardan en subir mi suegro y tras él la Dra. Unohana y pequeño chihuahua tembloroso —Hanataro— que ya estaba aquí por la fiesta y aprovechó para preparar todo para el parto.

—Salgan todos por favor. —Pide Retsu.

—No, quiero...quiero que Grimmjow se quede conmigo. —Suplica Ichigo abrazándose a mí.

—Por supuesto.

Todo el mundo sale y sólo nos quedamos los cuatro. Retsu me indica que trate de distraer a Ichigo y que ella y Hanataro se encargaran de lo demás. No tardan en desinfectarlo, anestesiarlo y el carajo mientras yo me siento a su lado y me recuesto un poco para acariciarle el rostro y sorber con mis labios las gruesa y pesadas lágrimas que brotan de sus bellos ojos de miel con oro, ahora que le harán la incisión para sacar a nuestros hijos.

Ichigo aprieta mi mano muy fuerte por momentos mientras ninguno se atreve a mirar lo que pasa; y en su lugar nos refugiamos y brindamos confort mirándonos directo a los ojos y perdiéndonos en el infinito del otro. 

—Solía llorar por ti hasta que me dolía el cuerpo y tenía que ocultarme bajo las sábanas. —Dice Ichigo entre prolongados suspiros.

—¿Qué? —pregunto.

—Todas las noches Grimmjow. Porque te necesitaba y no estabas aquí.

—¿De qué hablas Ichi?

—Todos decían que era demasiado joven, demasiado estúpido, con demasiadas ilusiones. Siempre me repetían que tú no vendrías por mí. —Esta vez caigo en cuenta a lo que se refiere, por lo que estrujo su mano y pego mi frente con la suya.

—Ahora mírame Grimmjow, una vez más estoy llorando por ti...—me dice con los ojos mojados y escurriéndole y con una linda sonrisa. —…lloro de felicidad por los hijos que te daré y porque ahora sé que cada una de esas noches valió la pena para llegar a este momento. —Finaliza entrelazando nuestros dedos.

Con trabajos recuerdo cómo respirar al verlo caer rendido sobre la cama mientras escucho un pequeño llanto. Miro a mi esposo que al parecer ha caído inconsciente por el agotamiento, sintiendo que nada es real y que en cuanto Retsu me da a uno de mis hijos y lo miro todo el tiempo se detiene.

Este tiempo tan cruel que nos ha hecho sufrir a lo largo del camino, quitándonos lo que más hemos amado y llevándoselo lejos de nosotros, pero que también nos ha reunido a través del espacio y recompensado con nuestra propia familia.

Mis ojos arden, el corazón me palpita con violencia y sin embargo me encuentro sonriendo y abrazando a mi bebé contra mi pecho, haciendo lo mismo con el otro cuando me lo entregan y suspirando relajado, dejando ir algo que ni siquiera yo sabía que contuve dentro quizás desde que llegué a este lugar.

—Bienvenidos a casa. —Les digo no sólo a ellos, sino también a mí, porque jamás me había sentido tan bien y a gusto como en este momento, con ellos e Ichigo a mi lado. Por fin estoy en casa, mi casa.

Después de cerrarle la incisión a Ichigo y dejarlo descansando con nuestros bebés, salgo y me topo no con uno, sino mil millones de abrazos de toda la familia que me felicita, revuelve el cabello y besan diciéndome lo felices que están por mí.

Platicamos un poco y demás, pero al final me dicen que debería descansar también, porque ahora además de ser un hombre casado, también tengo dos preciosos hijos que atender. Claramente hago caso y después de asearme regreso a mi habitación en silencio, donde Ichigo duerme pacífico con nuestros angelitos.

Ya a su lado los abrazo a los tres y los beso sin parar, notando como Ichigo se mueve un poco, despertando y sonriendo al ver a nuestros hijos.

—Son preciosos. —Murmura quedito y acariciando las mejillas llenitas y rosadas de los gemelos.

—Lo sé, son como tú. —Digo mientras acaricio su precioso rostro.

—Los amo.

—Tanto como ellos a ti. —Miro a mi esposo arrullar a nuestros hijos, besándolos y acariciándolos como no creyendo que realmente estén aquí. —Yo también lloré por ti. —digo en voz alta encontrando mi mirada con la de Ichigo.

—Te busqué hasta el fin del mundo sin resultado y a veces cuando perdía la esperanza miraba al cielo y pensaba que no debía rendirme. Que nos reuniríamos y que dentro de cincuenta años cuando mirara al pasado, esperaría ver tu mano sobre la mía encajando perfecta y entonces le contaría a nuestros nietos que la más grande y maravillosa aventura de mi vida fue el haberte conocido. Apenas estamos empezando Ichigo. Tú, yo, los bebés, nuestra familia, este es nuestro tiempo perfecto…—mi esposo me mira con ternura y esos divinos ojos que tiene llenos de emociones, acercándose y besándome. Diciéndome que efectivamente nuestra historia, no ha hecho sino recién empezar. Porque cada día que inicia es un nuevo comienzo para amar, disfrutar y ser mejor.

Amo a este hombre. Lo amo. Siempre lo haré.

Notas finales:

Lo sé, lo sé, ¿Dónde está la luna de miel? Bueno, pues la habrá en el próximo capítulo lo juro, pero necesitaba que Ichigo tuviera a los bebés para disfrutar su luna de miel y no parecer pelota de playa en el proceso. Espero entiendan, juro que valdrá la pena. Por ahora todo es bello y hermoso y ya están casados, con sus bebitos y son demasiado bellos e idiotas para este mundo. El GrimmIchi es religión carajo jajaja <3

No sé qué más decir, en el próximo capítulo también habrá ShunUki y RenBya, así que espérenlo <3 Como siempre mil gracias por leerme, por comentar y por apoyarme. Significa mucho para mí, tengo los mejores lectores del mundo. Por ahora nos vemos la próxima semana, ¡Los amo! <3


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