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Aires del tiempo por RyuStark

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Notas del capitulo:

Hola bebitos, tantísimo tiempo sin vernos, pero por fin ya estoy aquí  <3

Para los que esperaban esta historia y a mí, gracias, un pedazo de mi alma les pertenece. 

///Grimmjow///

Aunque suelo tener la cabeza en las nubes, usualmente tengo los pies bien centrados en la tierra. Será que Kurosaki es como mi gravedad, siempre atrayéndome y llevándome a donde él lo quiera. Yo que me juré jamás depender de nadie, ahora no me imagino una vida en la que no camine a su lado.

Han sido buenos días, a veces peleamos —siempre lo hacemos— pero es más fuerte la intensidad con la que nos amamos, besamos y destrozamos entre los brazos del otro. Kurosaki me tiene absolutamente loco y enamorado por él. Suelen decir que con el tiempo el amor madura y se establece y dejas de sentir emociones al extremo, pues en ese caso debe haber algo jodido y raro conmigo, porque yo no hago sino amarlo con euforia y un toque de desenfreno cada día más.

Mal, mal, mal, me tiene mal, jodido, perdido y feliz.

Es curioso, pero lentamente comienzo a olvidar como es que llegué a este lugar, tal y como si siempre hubiera sido mi hogar. En donde pertenezco. Esas ideas de averiguar qué me trajo aquí han desaparecido por completo de mi mente, siendo reemplazadas por buenos recuerdos y espacio para el genial por venir.

Sin embargo, entre tanta bonanza, hay un diminuto detalle que me tiene algo consternado. Algo como chico francés enloqueciendo y yéndose tras el bastardo cara de piedra de Aizen como las abejas contra la miel. Parece ser que el psicópata con copete de Elvis, le lavó el cerebro con eso de que tienen marcas predestinadas y el carajo.

Y el mocoso de Tensa siendo un digno Kurosaki, dejó salir su chiflado interior y decidió que era buena idea aceptar a Aizen como su novio. ¿Tiene eso siquiera lógica? Es algo que me pregunto, así como ¿Ser un Kurosaki es sinónimo de locura? ¿Quién realmente ganó en alíen contra depredador? Y sobre todo, ¿Por qué carajo Ichigo está tan bueno? Simplemente preguntas sin respuesta.

—Seis, deja de ser un idiota y préstame atención, ¡Hice algo!—exclama mi sensual y muy embarazado esposo con la mano en la cintura y una ceja levantada mientras yo suspiro y dejo caer mi cuaderno.

—Maldita sea John McClane, ¿Qué no te dije que cortes la mierda de ‘Duro de matar’? ¿Ahora qué carajo hiciste? Volviste a quemar la cocina, ¿No es así? O mejor aún, ¿A quién mataste huh? ¡Seguro que mordiste a alguien, tragón demente!

—¡Eres un estúpido! ¡No sé quién es ese y no mordí a nadie imbécil! Dije que te hice de comer, pero como no lo quieres se lo daré a Kon.

—Siempre metiendo a esa bola de pelos. —me levanto y abrazo a Kurosaki que intenta despegarme, pero soy más hábil besándolo y abrazándolo. Amo cuando se resiste y eventualmente termina derritiéndose entre mis brazos, aferrándose a mí y dejándome restregar mi lengua contra la suya.

—Te amo, pero no quita que seas un idiota.

—Que novedad. —comento viéndolo sonreír precioso. Me lleva de la mano a nuestra mesita de jardín, donde ya me ha servido un pecado a la vista. Ahora ya sé quién mierda ganó en alíen contra depredador, fue Kurosaki Ichigo, que los hice puré a los dos y me los sirvió en un plato.  —¿Qué es eso bebé? —pregunto asustado.

—Tu comida, te preparé Jambalaya. Se ve un poquito raro, pero sabe rico. —dice inocente y con ese rostro dulce que dice que me ama, pero que si no me lo como me hará conocer el infierno a puñetazos.

—Pues a comer se ha dicho. —nos sentamos y en cuanto lo pruebo, me quedo bastante sorprendido, porque para lo feo que luce sabe tremendamente bien. —Sabe casi tan rico como tú. claro que me gano un golpe, pero también un beso en la mejilla y una sonrisa complacida.

—Come que debemos irnos. Hoy es un día muy importante y especial, ¡¿No estás emocionado seis?! pregunta totalmente eufórico y haciéndome sonreír porque tiene razón.

Hoy por fin se cumple el plazo de tres meses en los que dije que Kurosaki’s regresaría mucho más grande y mejor. Finalmente el día de la reinauguración ha llegado y con ello habrá un gran festejo para toda la familia y la gente del pueblo que no han dejado de apoyarnos tan amablemente.

Como siempre la familia ya se ha adelantado a preparar todo y me han dejado cuidando del miembro más irreverente de todos para evitar que destruya algo. Sin embargo, me siento dichoso al ver a Ichigo levantarse por nuestros hijos que se encuentran gateando y jugando sobre un mantel en el pasto.

Su madre los levanta y ellos con gusto lo abrazan cariñosos. Recibo a mi precioso hijo que tiene la sonrisa del sol y la belleza de Ichigo y el cual se aferra a mí. Los cuatro comemos y brindamos con jugo de manzana porque hoy inicia un nuevo y buen camino, en cierta parte un pequeño legado para nuestros hijos y los que están por llegar.

—Aún recuerdo lo loco que se puso papá cuando supo que otra vez estoy embarazado. —dice Ichigo sonriente.

—Huh, dímelo a mí, el viejo loco parecía Terminator persiguiéndome e intentando matarme por todo el pueblo. Como si yo fuera el culpable y no su hijito el degenerado que me ataca todas la noches. —claramente Ichigo me jala una oreja hasta el piso haciendo a nuestros hijos reírse.

—Tú eres el que siempre empieza.

—Y tú el que me sigue precioso, sabes que te gusta. —le guiño un ojo, mirándolo sonrojarse y berrear, pero finalmente ignorarme y darme la razón.

—¿Crees que asista Aizen a la inauguración?

—Sólo que quiera una hamburguesa con queso y un maldito puñetazo extra grande. Si sabe lo que le conviene no mostrará su petrificada cara por ahí. Tus tíos no han aceptado lo suyo con Tensa y dudo que algún día lo hagan.

—¡Tensa es prácticamente un bebé! Aizen se está aprovechando de él. —exclama Ichigo.

—Tú eras un bebé cuando te conocí y míranos ahora con mocosos y la jodida.

—¡Seis! Ni siquiera te atrevas a insinuar que Tensa y Aizen...están juntos de esa manera.

—Si claro y tú no comes por trescientas personas.

—Te has de querer morir idiota. —obviamente uno de sus puñetazos de campeonato del mundo me hace callar y gruñir entre sonrisas, porque molestarlo debería ser un deporte olímpico en el que yo ganaría el oro. —Grimmjow, deja de joderme o los gemelos se quedarán sin padre cuando te ahorque. —me saca la lengua adorable.

—Espero que sea entre tus piernas, así no me molestaría morir asfixiado sabes. —un manotazo en la cabeza me hace casi azotarme el rostro contra la mesa, pero como siempre lo vale tanto. Al poco tiempo llega Nanao, la sobrina de Kyoraku y la niñera de los gemelos, por lo que podemos partir en paz.

Ichigo le sube el volumen al radio a todo lo que da, para cantar horrible una canción pegajosa de los 70s mientras avanzamos en nuestro feroz Chevelle. Mi chico bonito como siempre es un jodido encanto, con esos diminutos shorts blancos, al igual que la camiseta que trae atada por el frente mostrando un poco de su vientre que recién comienza a elevarse por nuestro hijo en camino y obviamente, se nota que es mi esposo ya que también trae unos converse percudidos.

—¿Quieres paleta? —me pregunta. ¿Ya dije que es un pequeño calentador profesional? El mocoso se está comiendo una de esas paletas de caramelo rojo que tanto le gustan, la cual ahora se saca de la boca escurriendo en saliva tibia y la misma que me mete a la boca y acepto gustoso.

Amo la manera en que su largo cabello naranja se vuela con el viento mientras sus labios bermellones deslumbran empapados con los últimos rayos de sol, al igual que sus mejillas rosadas por el brutal calor. Ichigo finge perfectamente una inocencia que no posee, sonriéndome tiernamente mientras desliza su mano por mi muslo con perversas intenciones.

—Cuando termine la fiesta, hay que ir a dar una vuelta...—dice al viento y encontrando nuestras miradas en el retrovisor central donde ambos nos sonreímos crueles y con complicidad, sabiendo lo que significa su propuesta.

—Sí claro, ¿Por qué no? —comento mientras me atrevo a meter mi mano bajo su camiseta para acariciar su pecho, asegurándome de deslizar mis dedos por sus pezones rosados y sensibles sacándole un pronunciado suspiro.

—Basta, aquí no pervertido. —finge que se queja.

Carajo, es perfecto.

Una vez en Kurosaki’s, chiflo al ver que ni siquiera hay lugares de que se encuentra absolutamente lleno. Filas tras filas de autos aparcados y montones de gente que llegan caminando de todas partes. Parece la entrada de un maldito concierto, pero en realidad es porque todo luce novedoso y genial.

—Oh por dios seis, ¡Es maravilloso! —exclama Ichigo muy feliz una vez que nos bajamos, tomamos de la mano y comenzamos a caminar hacia la entrada. Si antes Kurosaki’s era espacioso, ahora es tres veces más grande. Por supuesto aún conserva su fachada de madera lustrada y su enorme letrero con letras color azul neón, al igual que todas las hileras foquitos que cuelgan sobre la amplia terraza en uno de los laterales.

El interior, ahora ligeramente modernizado, aún refleja su toque hogareño. Mesas de piso y algunas altas, además de las pegadas a los ventanales, todas se encuentran llenas, justo como todos los bancos de la barra y el área de juegos con las mesas de billar y dardos. La rocola toca música sin detenerse y el lugar se encuentra maravillosamente saturado.

Urahara atiende el bar con ayuda de Yoruichi y Soi Fon mientras que en la cocina al fondo, desde Kaien y Masaki hasta las mellizas y los ayudantes de siempre seguramente no se dan abasto, tal y como todos los meseros que han contratado y que van por todos lados con platos rebosantes de la comida favorita de los habitantes de Karakura.

—¡Por fin llegas mi teñido hijo! Mira nada más este lugar, ¡Ya no cabe tanta gente! —dice alegre mi suegro que después de abrazar a su hijo viene contra mí para estrechar mi mano. —Gracias Grimmjow, todo esto es gracias a ti y a tu plan. Hemos recuperado todo lo que perdimos y mucho más, porque ahora toda la familia por fin está reunida como en los viejos tiempos. Nunca terminaré de agradecértelo.

—No fue nada, lo que sea por ver a los míos felices. —digo recibiendo una sonrisa amable y un abrazo de mi esposo. Mi suegro me revuelve el cabello antes de volver a irse a las mesas a preguntar qué tal va todo.

—¿Bailamos antes de cenar algo? —pregunta Ichigo.

—¿Ya tienes hambre otra vez? —mi respuesta es un jalón de orejas con el cual Ichigo me lleva hasta la pista de baile —si es que se le puede llamar así— donde conduce mis manos a su espalda baja haciendo que lo estreche entre mis brazos, para luego abrazarse a mi cuello y que comencemos a movernos tenuemente con la música.

—Sabes seis, desde que nos encontramos ya no recuerdo tanto nuestras vidas pasadas, pero lo que sí recuerdo es que eres mi cielo, mi corazón y más grande amor. Una vez más me has salvado y te amo tanto por ello que no sé cómo expresarlo. —sus dedos trazan las líneas aqua de mis ojos mientras me sonríe como el ángel más hermoso antes visto, tanto que aprieto el agarre para abrazarlo con mucha fuerza.

—Aún no puedo creer que seas mío. Mío y de nadie más. —susurro sintiendo como sonríe contra la piel de mi cuello.

—Te escogí para siempre y te escogería una y otra y otra vez. Sólo a ti. Sin pausas, sin dudas, eternamente, no quiero a nadie más jamás.

Sonrío sintiéndome genuinamente enamorado de él, de la vida, del destino, de este maravilloso universo en el que nuestras almas se han vuelto a encontrar. Ichigo y yo permanecemos abrazados un largo rato, sólo girando como el par de idiotas flechados que somos.

—Hey, par de tortolos, vengan a sentarse que es hora de la cena. —nos dice Kaien que al parecer está de descanso porque ha entrado otro turno de cocineros. Ichigo sonríe feliz al ver que han apartado varias mesas y las han juntado para que nuestra familia cene junta en la terraza.

Una vez sentados la comida llega en cantidades colosales y como típicos Kurosaki se quieren comer hasta la mesa, incluyendo a mi sensual esposo que muerde gustoso su hamburguesa estilo Cindy. Todo son risas y carcajadas debido a mi suegro y sus payasadas en compañía de Kyoraku que llegó junto a Ukitake y monstruito.

Cargo a Nelliel y muy a regañadientes me dejo abrazar y besuquear por Ukitake que está extremadamente embarazado, feliz y muy orgulloso de mí, ya que terminé el proyecto tal y como le dije a todos. Admito que me encuentro sonriendo como un total idiota y que me siento de maravilla hasta que de repente todo se hace silencio.

Volteo para ver por qué toda la familia se ha callado y me sorprendo al ver que se trata de Tensa. Chico francés nos mira a todos apenado, como no sabiendo qué decir, pero aun así sus padres y hermano permanecen en silencio esperando a que diga algo. Me da un poco de pena y estoy por interceder, pero Ichigo me sujeta y niega.

—Un Kurosaki siempre reconoce cuando se equivocó y sabe disculparse. —me dice mi esposo. Por su lado Tensa parece comprender, por lo que respira hondo.

—Yo...terminé con él. —inicia. —Lo lamento tanto mamá, papá, Shiro-nii...todos. Nunca quise alejarme de la familia, sólo...me perdí un poco. —confiesa apenado.

—Así que era eso. En ese caso es bueno que hayas vuelto a encontrar el camino a casa hijo, que tu padre y yo ya estábamos cansados de buscarte. —le contesta Kaien con una sonrisa. Tensa de inmediato corre a abrazar a sus padres y hermano que lo reciben con los brazos abiertos al igual que todos los demás.

—Bueno, ya que estamos compartiendo noticias. —interrumpe Kaien como no queriendo. —El idiota y yo nos volveremos a casar el próximo mes. —comenta señalando a Urahara que sonríe a pesar de haber sido llamado tan tiernamente. Obviamente la familia enloquece un poco más de la felicidad, porque ya era maldita hora.

—¿Alguien más tiene otra noticia que compartir? —pregunta mi suegro.

—Kurosaki está esperando quintillizos. —comento ganándome un codazo y montones de risas. —Oe, qué carajo, no es broma.

—Sí es broma, sólo es uno.

—Pero una docena. —por supuesto Ichigo y yo nos ahorcamos un poco, pero terminamos besándonos hasta casi subirnos contra la mesa. La noche transcurre maravillosa, con los clientes recibiendo un par de regalos, promociones y descuentos por la ocasión especial y con la familia más unida que nunca.

—Seis, ¿Puedo hablar contigo? es algo muy importante. —me pregunta Tensa en privado ahora que todos están dispersos por el lugar. Asiento y me voy con él a las afueras del restaurante para sentarnos sobre el cofre del automóvil de mi suegro.

—¿Qué pasa? —pregunto.

—Bueno, no sé por dónde empezar, aunque supongo que tú ya debes de saberlo.

—¿Saber qué?

—Que yo inicié el incendio del restaurante. —confiesa serio y dejándome pasmado.

—¿Qué tú qué? No digas estupideces.

—No es una estupidez. ¡Yo lo hice! Y todo...todo por tonto, por ingenuo. Aizen, él...él vino ese día y...—se muerde los labios y suspira. —él me dijo...me dijo cosas extrañas, me habló de ti.

—¿De mí? —cuestiono intrigado. Tensa me mira fijamente mientras escuchamos de fondo el bullicio del restaurante a lo lejos y todos los grillos cantando entre la maleza oscura.

—Seis, dime la verdad, ¿De dónde vienes? —trago saliva, porque ambos sabemos que se refiere a algo prohibido para mí de recordar o hablar. No puedo más que hacerme el idiota y sonreír amable mientras le revuelvo el cabello.

—¿De qué hablas? ¿Ya olvidaste que vengo de Cindy, Francia eh? —intento aminorar la tensión, pero él no se lo cree ni de broma, mirándome fijo, como examinándome.

—Seis, no quería creerle a Aizen al principio, pero cuando me enseñó las pruebas. No...No sé cómo decirlo, ni explicarlo, pero hay alguien...alguien como....—es interrumpido por la puerta trasera que se abre. Ichigo viene sonriente y bebiéndose una malteada.

—Es hora de irnos Batman, recuerda que tenemos que ir a un lugar...—me sonríe precioso.

—Lo siento Robin, pero mi Gatúbela me habla. —le digo a Tensa. Rápidamente me bajo del auto, me sacudo y voy a abrazar a mi esposo por los hombros, no sin dedicarle una mirada de silencio a mi primo, que entiende y regresa a su actitud juguetona e infantil.

—Bueno, yo también me voy, papá quiere que veamos una película para bebés, él, mamá, Shiro-nii y yo, ¡No entienden que ya soy grande! —se va refunfuñando.

—Así que... ¿A dónde vamos a ir? ¿La baticueva? —me pregunta Ichigo juguetón, abrazándose a mi cuello y deslizando su mano insinuante por mi pecho. Sonrío coqueto, besándolo con mucho deseo e intentando borrar la última preocupación latente en mi pecho hasta que siento como Ichigo hace su rostro de lado.

—No me gusta que me beses cuando estás pensando en algo más, ¿Qué pasa? —pregunta tomándome por la barbilla para que lo mire, porque la otra mitad de mi alma claramente sabe cuándo algo está mal. Lo observo detenidamente y no me queda más que entrelazar nuestros dedos y contarle lo poco que me dijo Tensa.

—Odio esto, cuando todo parece ir bien, siempre debe haber algo atormentándome y de paso a ti. —digo mientras abrazo a mi esposo que me consuela.

—Tranquilo Grimm, tranquilo, no pasa nada, no dejes que algo así te robe la paz. —me despega un poco para acariciar mi rostro y sonreír. —Estoy aquí, ¿Qué no? Y los gemelos te esperan en casa al igual que toda nuestra familia, no temas, sea lo que sea que Aizen sepa que nosotros no, es irrelevante. —mi esposo se abraza a mi cuello y pega nuestras frentes.

—Siempre que estés triste piensa en mí Grimmjow, piensa en mí y en cuanto te amo. Piensa en nuestros hijos, nuestro hogar y hasta en bola de pelos. —toma mi mano para posarla en su vientre abultado que me saca una sonrisa.

Como siempre lo abrazo, porque cuando el mundo me hace sentir vulnerable, Kurosaki Ichigo me hace sentir invencible. Lo estrujo entre mis brazos, depositando montones de pequeños besos sobre su cuello y acariciando su hermoso rostro, meto mis dedos entre su cabello, lo jalo un poco, le muerdo la barbilla y rozo mi nariz contra sus mejillas haciéndolo reír tierno y él a mí de paso. Con algo tan pequeño me gustaría que supiera que él es mi razón de nunca caer.

—¿Entonces nos vamos? —pregunta y yo asiento, porque sin importar a donde vayamos, como siempre lo seguiré hasta el fin del mundo. Mi esposo toma mi mano y me lleva a nuestro auto para que él conduzca.

—Oe Kurosaki, no es por cortar la mierda romántica, pero ¿Vamos a visitar a los niños del maíz o qué carajo? Por cierto, si ves alguno atropella a los hijos de perra. —digo al ver que una vez más nos desviamos un poco de Karakura y a los costados no hay más que maizales que bailan con el viento cálido de la noche.

—Eres un idiota con una imaginación masiva, ves camino y ya te imaginas que estás en la carretera maldita...

—No hables de carreteras malditas cuando estamos en una que me prendo carajo. Por cierto, ¿Sabes cómo te verías muy bien?

—¿Cómo?

—Desnudo. O mejor dicho, desnudo y con miel escurriéndote por el cuerpo.

—Eres asqueroso seis.

—No te parecerá muy asqueroso cuando mi lengua pruebe esa miel...¡Ah!—me callo debido un golpe directo al estómago. —Cuidado con la mercancía carajo, un poco más abajo y se cierra la fábrica de bebés.

—Tengo bebés dentro de mí en este momento, no quiero más.

—Jódete, haremos un equipo de fútbol entero con banca incluida.

—Tú jódete y ten solito un equipo.

—Oh vamos Kurosaki, son los 80s, zona rural, es de ley que tengamos unos quince por lo menos. —claramente esta vez es un pellizco que me hace hasta brincar.

—Quizás unos más y ya...—dice mirando a otro lado. ¿Ya dije cuánto lo amo? Sonrío acercándome para besarle el cuello y acariciar sus muslos.

—Me encantas carajo.

—Sí, sí, ahora bájate. —dice al estacionarse en el conocido “lugar de los Kurosaki” frente al lago, donde hace unos meses venimos a acampar con la familia. Yo me estiro y miro lo bonito que se ve el lago de noche, como siempre reflejando preciosa a la luna en su superficie. Mi esposo saca de la cajuela una especie de mantel y me lo da además de una bolsa de tela.

—¿Nos estamos poniendo románticos? Me lo hubieras dicho y me habría puesto mi mejor overol. —Ichigo rueda los ojos y me toma de la mano. Una vez frente al lago coloca el mantel y se saca los zapatos para ponerse cómodo. Lo imito sentándome a su lado y viendo que de la bolsa saca unas latas de cerveza fría para mí y otras de soda para él además de un par de bocadillos.

—¿Si sabes que comimos y cenamos como reyes y aun así tienes hambre?

—¿Si sabes que vas a dormir con el perro y aun así eres un idiota?

—No puedo decir nada contra eso. —digo sonriente y acercándome para írmele encima y hacer que nos recostemos. Mientras que yo cruzo mis brazos tras mi cabeza, Kurosaki no tarda en abrazarse a mi pecho para que miremos las estrellas a gusto. Como siempre la vida de campo nos muestra un paisaje más allá de lo inimaginable.

Las grandes estrellas parecieran brillar con especial glamour para nosotros dentro de ese mar de tinta negra en el que habitan. Y como es usual, la vida avanza y el mundo se mueve al igual que el tiempo que jamás se detiene por nada ni nadie.

A veces pienso, que lo que hace especial esta vida es lo efímera y en algunos casos corta que es. Un día estás arriba, otro abajo, un día lo puedes poseer todo y al siguiente perderlo. Absolutamente nadie tiene asegurado nada y eso hace que cada momento alegre sea un especial recuerdo de lo pequeños que somos y por qué debemos gozar cada segundo como si fuera el último.

En mi caso, despertar cada día y ver a Ichigo a mi lado es un recordatorio de lo bello que es vivir y sentirse amado. Y por ello, en este momento me giro y lo abrazo como si fuera la última vez mientras lo miro a los ojos y rozo mi nariz contra la suya.

—Siempre me molestas y hacer berrear, pero aun así estoy tan enamorado de ti que es ridículo. —confiesa sacándome una sonrisa. —Ahora que dije eso y me siento un idiota, casi tanto como tú, vamos a nadar ¿Sí? —propone. Ichigo se incorpora y se levanta, para luego sacarse la ropa dándome un espectáculo para morirse. Me tengo que morder los labios y tragar de lleno, porque siempre logra robarme el aliento.

Y como siempre tan intrépido, brinca al agua fresca del lago que seguro es el contraste perfecto contra el calor asfixiantemente húmedo que siempre hace en este lugar. Rápido me saco el overol y brinco al agua tras de él, para salir a flote segundos después y abrazarlo. Ichigo se retuerce y muere de la risa entre mis brazos mientras le muerdo el cuello y pico los costados, hasta que simplemente nos quedamos sonriendo el uno al otro.  

Él sabe lo que quiero conforme mis manos recorren sus muslos; y con tal de verme berrear, me empuja separándome y nadando lejos como si nada. No me queda más que observarlo y disfrutar de la vista de su cuerpo erótico moviéndose libre entre el agua. Ambos nos sumergimos y logro robarle un par de besos por un largo, largo rato, uno que no quisiera que terminara jamás.

///Ichigo///

Amo a sobremanera la forma en la que Grimmjow siempre se encuentra admirando mi cuerpo. Su mirada siempre suele dedicarme ternura, pero también está cargada de lujuria pesada y de crueldad irremediable. Me eleva el ego por lo alto saber cuánto me desea y todo lo que está dispuesto a hacer por mí con apenas una sonrisa.

—Quiero hacerte el amor. —declara haciéndome sonreír.

—Y yo quiero que me lo hagas, pero no aún. —le saco la lengua.

Mi marido como siempre sonríe, rueda los ojos y decide seguirme fuera del agua. Nos secamos y cambiamos el uno al otro dándonos un par de ricos besos para una vez listos emprender el viaje de regreso a Karakura; deteniéndonos en una diminuta gasolinera entre la carretera. Además de cargar gasolina, compramos en la tiendita de autoservicio unas botellas frías de Coca-Cola de vidrio y nos sentamos afuera sobre el pavimento.

Pasan de las dos de la mañana, el calor está en su punto más fuerte y todo está desolado. De las puertas de cristal de la tienda se escapan hilos de aire acondicionado al igual que algunas notas y vocales de Guns N’ Roses. El hombre de mi vida se encuentra fumando y yo simplemente recargo mi cabeza en su hombro, me abrazo las rodillas un poco y le doy pequeños tragos a mi bebida mientras observo más allá de la carretera y el campo a la luna que nos vigila.

—Eres la persona más rara que conozco. —me dice Grimmjow haciéndome sonreír y besarle el cuello. —Y te amo por ello. No quiero que cambies nunca y tampoco que dejes de llevarme contigo. —me dice mirándome a los ojos y dándome un profundo beso. No me queda más que abrazarme bien a él, cerrar los ojos y sentir por un momento que somos los únicos en este mundo que ha decidido guardar silencio para nosotros.

—Te amo Grimmjow. —susurro sabiendo que me escucha al besarme con sus labios húmedos y fríos la frente. —Quiero hacer el amor ahora. —digo abriendo los ojos y encontrándome con los suyos tan azures y felinos. Mi marido simplemente se termina de un trago su bebida, para luego arrinconar las botellas, levantarse y jalarme ayudándome a parar.

Ninguno dice nada mientras él conduce un par de minutos alejándonos de la gasolinera, saliéndose una vez más del camino y deteniéndose a lado de un roble que podría relatar cien mil historias furtivas. La vida no nos es pera y nosotros tampoco a ella, por lo que de inmediato nos comenzamos a besar, antes de que él haga su asiento para atrás y me jale para sentarme sobre su regazo.

Sentado sobre él volvemos a comernos la boca y a mordernos la lengua dejando la saliva escurrir mientras yo levanto los brazos apenas despegándome un poco para que me saque la camiseta. Me baja los shorts a la fuerza, frotándome las nalgas y dándome un par de ricas nalgadas que me hacen gemir conforme siento la temperatura subir cada vez más. Grimmjow muerde mis pezones hinchados y duros y hunde su nariz en mi cuello mientras yo cierro los ojos sintiendo que me derrito ante sus besos mojados.

—Métemela...la quiero dentro de mí. —suplico entre besos asquerosos y ruidosos a la vez que le desabrocho las tiras del overol y él se lo baja como puede. El espacio es extremadamente reducido, pero eso lo hace aún mejor, porque una vez que logra desnudarme ya no hay nada que pueda detenernos. Ninguna prenda ni restricción moral. Sólo el hombre que amo y yo cogiendo como si no fuéramos más que adolescentes torpes, calientes y enamorados.

Grimmjow, como siempre, la tiene tan grande y dura y disfruto en exceso masturbarlo mientras introduzco mi lengua en su boca y él me mete un par de dedos preparándome para recibirlo. Muevo mis caderas sintiendo sus dedos abrirse y enterrarse deliciosos en mí. Mierda, estoy tan duro y mojado y muero por sentirlo abriéndome y llenándome tan rico.

—Cógeme, Grimmjow cógeme. —insisto caprichoso.Saco sus dedos a la fuerza, sólo para tomar su erección y acomodarla contra mi diminuto agujero que no para de contraerse mojado. Grimmjow no espera y se introduce lentamente en mí dejándome sentirlo centímetro a centímetro. Me muerdo los labios y suspiro pronunciado, porque sin importar cuántas veces follemos, siempre me mata lo monstruosamente grueso que es.

—Apenas un par de días y te pones tan estrecho para mí. —dice perverso, estrujándome los muslos y nalgas y haciendo un brusco movimiento que me hace gritar al sentir sus testículos pesados al ras de mi cuerpo. Tiemblo sintiéndome excesivamente lleno, agarrándome de sus hombros y simplemente aguantándome los gemidos en cuanto comienza a taladrarme sin sentido.

Grimmjow es un hombre agresivo por naturaleza, le gusta someter y herir por mero placer y conmigo no es la excepción. Mi marido sonríe cruel y complacido, jalándome el cabello y haciéndome echar la cabeza para atrás mientras me hace rebotar sobre su verga gorda y tan maravillosamente dura. No puedo más que gemir y masturbarme de lo bien que se siente tenerlo cada vez más profundo hasta que él aparta mi mano y me mira agresivo.

—No me hagas enojar bebé...—dice contra mi pecho y succionando de nuevo uno de mis pezones sensibles mientras nuestras miradas se encuentran. Ama ver cómo me corro con sólo tenerlo dentro de mí. No puedo más que sonreír descarado, tomar su rostro y besarlo agresivamente, quiero lastimarlo, herirlo y dañarlo para que cada vez que sienta dolor en el cuerpo recuerde quien lo marcó.

—Grimm...ahí, justo ahí. Más duro. —pido al sentir como su punta no para de presionar ese punto dentro de mí que me hace escurrir y alucinar en placer delirante. Mis ojos se pierden, la saliva escurre y la piel me arde por el roce constante entre nuestros cuerpos vehementes. Hilos de líquido traslúcido no paran de deslizarse por mis muslos provocando una gama de sonidos sucios y perversos que me tienen gimiendo obsceno.

—Uhm...estás tan maldita sea mojado.

—Tal y como te gusta...—digo entre besos llenos de saliva tibia, abrazándome a su cuello y disfrutando sus brazos rodeándome la cintura para apretarme bien contra él y de paso aumentar el ritmo de las penetraciones. Me siento perdido y extasiado, amando que todos los vidrios estén totalmente empañados mientras que seguramente no tardamos en reventar el maldito asiento por lo duro que monto a Grimmjow.

Por un momento algo se agita violento y animal dentro de mí, tanto y desesperadamente que no puedo más que enterrarle las uñas en el rostro y correrme sobre su abdomen. Grimmjow gruñe furioso y maldice, cerrando los ojos y rasguñándome la espalda baja mientras continua embistiéndome.

Mi marido me destroza aun cuando mi cuerpo no es más que el reflejo de su quebrado e insano desenfreno. Y como pasa con personas extrañas como yo, que sólo saben amar y sentir demasiado, en cuanto nuestras narices se pegan y nuestras miradas se encuentran lo siento. Siento como cada planeta, constelación, estrella y universo se alinea diciéndome que este hombre tan perverso como hermoso me pertenece y nada ni nadie jamás podrán quitármelo.

Mío para amar. Mío para destruir. Mío para herir. Y mío para volver a sanar.

Grimmjow llena mi cuerpo con su esencia, como si no ya le perteneciera lo suficiente mientras yo me dedico a sujetarle agresivo el cabello y a sollozar entre besos mojados debido a lo duro que me lo hizo. Lo abrazo tembloroso y él me estruja con aún más fuerza, susurrándome al oído lo mucho que me ama y lo loco que está por mí.

—Un día de estos el mundo se acabará. —dice entre el silencio de mi agitado respirar.

—Déjalo que se acabe, porque cuando eso pase estaré sosteniendo tu mano.

—Lo sé. A veces sueño que aun cuando todo se cae a pedazos del cielo, tú y yo lo vemos juntos, abrazados y sonrientes, como si no fueran más que fuegos artificiales. —me sonríe coqueto.

—Eres malo para mí Grimmjow. Muy malo para mí, mi amor, pero te deseo tanto, siempre y todo el tiempo. —mis dedos trazan mi bella obsesión, las marcas aqua de sus ojos una y otra vez.

—Tan malo como tú para mí, ¿Crees que siempre estaremos enamorados?

—Locos de amor, total y jodidamente locos. Por siempre. Eternamente.

—Eso me temí. —esta vez ambos sonreímos y nos volvemos a besar lento, muy, muy lento. Tan lento que  es apenas un roce evocador.

Mi cuerpo se siente tan tibio y burbujeante contra el de él. Me gustan sus manos tocándome, sus labios marcándome, su aroma impregnándome. Me gusta todo de Grimmjow, me gusta que este amor extraño que sentimos está sumergiéndonos a tal punto, que jamás seremos capaces de volver a tocar la superficie.

///Kyoraku///

Vaya que fue una noche bastante movidita. La fiesta en Kurosaki’s nunca terminó, ya que después de semejante reinauguración, el buen Isshin decidió seguir la fiesta en su casa con su familia y amigos cercanos. Ya son cerca de las dos de la mañana y mientras que mi Nel y las hermanitas de Ichigo-chan además de sus hijos ya duermen dentro, todos los demás nos encontramos en el jardín bromeando, bebiendo cerveza, comiendo y simplemente recordando buenos tiempo.

Más no tan buenos como los actuales. Cuando nazca mi hijo me casaré con Jushiro, el hombre que amo y con el que ahora tendré dos hijos, bueno, tres si incluimos a mi pesadilla favorita Grimmjow. Mi negocio florece, mi familia está bien, mi salud es buena, ¿Qué más puedo pedirle a la vida? Nada, esa es la respuesta. Si pudiera ser tan feliz como hasta ahora me bastaría para la eternidad.

—Shunsui, no creas que no te estoy viendo, esa es la última de la noche. —me dice mi precioso Jushiro señalándome mi cerveza.

—Oh vamos cariño, no está mi terror favorito y me estoy tomando una en su honor. —hago clara referencia a Grimmjow, que como si lo hubiera invocado llega en su auto junto a su esposo. Apenas me ve sonríe torcido y viene hacía nosotros.

—Te ves del carajo viejo. Y para tu mala suerte ya renuncié a los cazafantasmas después de que me comí al cabrón de malvavisco. Así que ten cuidado, que cualquiera te podría confundir con un monstruo. —se burla hasta que ve a Jushiro. —Retiro lo dicho, tú te comiste al hombre de malvavisco, mira ese bebé. Estás enorme Ukitake…

—¡Seis! —lo regaña Ichigo y le da un puñetazo que lo hace gruñir. —No le haga caso Ukitake-san, yo creo que se ve adorable, seguro que están muy felices con la llegada del nuevo bebé…

—Así es y estaría más feliz si el padre del bebé dejara de alcoholizarse. —por supuesto me arrebata mi cerveza y la arroja muy lejos, haciéndome suspirar y reír a los demás. —Ahora vete a lavar la cara que ya debemos irnos, es tarde y tienes que manejar. —me reprende.

No me queda más que asentir y entrar en compañía de Ichigo que dice irá a ver a sus retoños. Después de lavarme el rostro con agua fría un par de veces, me vuelto a topar al esposo de Grimmjow en la sala que me sonríe y veo que se termina de poner un collar. Parece no darse cuenta que estoy aquí, porque dice algo en voz alta que me deja pasmado.

—¿Puedes repetir lo que dijiste? —inquiero sorprendiéndolo, haciéndolo girar y sonreír.

—Me lo dio Grimmjow…—dice mostrándome el dije de Pantera, que me atraviesa el pecho y hace latir mi corazón desbocado por lejanos recuerdos golpeándome con fuerza. —Siempre he pensado que le falta algo porque sólo dice “Te amo más allá del…”

—“…tiempo y el espacio”. digo—. Eso es lo que falta. —Ichigo parece no comprender, hasta que lo hace.

—¿Por…por qué sabría cómo termina la frase? —pregunta entre asustado e intrigado.

—Porque yo mandé a hacer ese collar y tengo la otra parte. —saco de mi bolsillo mis llaves del auto y mi casa, donde está el dije que hice llavero y se lo muestro. Dos pequeñas panteras idénticas y que si las unes se entrelazan al igual que las palabras. Ichigo de inmediato se cubre la boca y niega repetidamente.

—Eso, eso es imposible, este collar es de la madre de Grimmjow y se lo dio su…

—Alma gemela. —declaro.

—¿Entonces usted es…?—ni siquiera puede terminar de hablar en cuanto escuchamos algo romperse. Giramos viendo que se trata de Grimmjow que ha dejado caer un vaso en la entrada y ahora me mira con tanto dolor, tristeza y pesadez en su ahora cristalizado mirar.

—Siempre fuiste tú…tú fuiste el que la abandonó… El que nos abandonó. —dice herido y enojado, antes de salir corriendo hacia el jardín.

—¡Seis! ¡Grimmjow! —Ichigo intenta ir tras él, pero lo detengo y niego.

—Esta vez me toca ir tras él…hace muchos años la perdí a ella, pero no a él. —Ahora el que sale corriendo a prisa soy yo. Todos afuera se preguntan qué pasa ya que Grimmjow salió disparado a internarse en el bosque. Ni siquiera contesto, sólo yendo tras de él. Aquella vez no logré alcanzarla por más rápido que corrí, pero esta vez no me detendré hasta alcanzarlo así me tome la vida entera.

Notas finales:

No sé si alguien va a leer esto, pero lamento muchísimo la tardanza, no quiero excusarme, pero de verdad los meses pasados experimenté algunos de los momentos más difíciles de mi vida. Perdí a alguien importante para mí y con ello la motivación para escribir y hacer muchas cosas. Afortunadamente la alegría ha vuelto poco a poco a mí y con ello mis ganas de escribir. Jamás abandonaría mis Fics, solo necesitaba algo de tiempo. Muchas, muchas gracias a todos aquellos que me mandaban mensajes o que simplemente me han estado esperando con paciencia. Les juro que su bondad les será recompensada. Saben que los amo a todos muchísimo. Son los mejores lectores del mundo.

En fin, en cuanto a la historia todo va progresando bien, ¿O no? Jaja. Supongo que muchos ya se esperaban lo de Kyoraku, pero seguramente tienen muchísimas dudas, está bien, es normal, las resolveré (O eso creo jaja) Saben, pensaba que terminaría el Fic con 20 capítulos, pero creo que me tomará un par más, porque todavía faltan bastantes cosillas por ahí. Por ahora deben saber que el GrimmIchi está muy enamorado (Y yo de ellos obviamente) y todo se pondrá aún mejor. Así que espérenlo bebitos, también me gustaría saber sus opiniones, teorías y demás, sus comentarios me dan vida y me hace muy feliz <3 <3 <3 <3 ¡Los amo! ¡Nos vemos extra pronto! Y una vez más gracias por su apoyo mis personitas de malvavisco jaja.

PD: ¡Nos vemos en Pantera a finales de la próxima semana! ¡Por fin la espera terminó! :3


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