Thing 2
Quien dijo que el alivio se siente como una gran bocanada de aire, mentía. Minho no pudo pronunciar palabra alguna, haciéndose a la idea de que sus bebés ya habían nacido. ¡Sus bebés ya habían nacido! Oh dios, era demasiado pronto, los niños estaban programados para nacer dentro de dos meses, todavía faltaban cosas por comprar, por aprender. Su garganta se cerró aún más ante el miedo. Pero sus bebés estaban bien. La sonrisa en su rostro apareció sola, mientras se enfocaba en lo bueno.
-¡Gracias! ¡Gracias!- Minho casi ni se despidió, salió corriendo hasta los elevadores, picando el botón que sabía le llevaría a maternidad. Necesitaba ver a Taemin, abrazarle y llenarle de besos. Tenían un par de niños. No es que no lo hubiese sabido antes, pero hasta ahora terminaba de comprenderlo. Se habían vuelto padres, y ahora no quería hacer otra cosa más que abrazar a Taemin y llenarle de besos.
Si no se hubiese detenido en la recepción del piso, a preguntar por la habitación de Taemin, probablemente lo hubiesen sacado del hospital por el escándalo que estaba haciendo a tan altas horas de la noche. Sin embargo, logró llegar a la habitación que la enfermera amablemente le informó. Y, en cuanto abrió la puerta de aquella habitación, logró ver a media luz como Taemin trataba de no dormitar debido a los sedantes. Cerró la puerta tras de sí, tratando de ser silencioso, aun así llamando la atención de Taemin.
-¿Minho?- Le escuchó jadear.
-Te amo.- Susurró, llegando a su lado tomándole de la mano. –Mucho.
-Eso ya lo sé…- Rio suavemente.
-¿Dónde están los bebés?- Minho preguntó con algo de desespero.
-Tontuelo…En los cuneros…- Exhaló. –Los traerán mañana.
-Oh…Entiendo…- Rio, sentándose junto a su esposo. –Kibum y Jonghyun estarán ansiosos por verlos.
-¿Están aquí?- Taemin seccionó su pregunta en dos, debido al sueño. Minho simplemente asintió. -¿Mi hermano?
-Lo siento, Minnie…Ni siquiera sé cómo le llamé a Key. No pude llamarle a Jinki.- Admitió, recibiendo una risilla a cambio.
-Él te va a odiar más ahora…- Suspiró, cerrando los ojos.
-Duerme, amor.- Le acarició con cariño. –Saldré a llamarle a tu hermano, y a tus tíos. Tal vez querrán adelantar su vuelo.- Le informó, besándole la mejilla.
Dejó el pequeño cuarto, sosteniendo su celular entre las manos. Sabía que debía llamar a su familia política, pero en ese preciso momento sólo pudo hacer una cosa. Caminó, sin saberlo, siguiendo su deseo, hasta llegar a los cuneros. No tuvo necesidad de leer las etiquetas de cada cuna, desde que vislumbró el enorme ventanal fue capaz de ubicar al par de niños que acaban de ser dejados entre las mantas azules.
Minho exhaló, sonriendo. Colocó su mano en el ventanal, mirando a sus pequeñines.
-Bienvenidos, bebés.
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