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¿Quién será el padre? por Jessie Inuzuka

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Estaba muy distraído en su quehacer que no se dio cuenta de que alguien se acercaba a sus espaldas. Sin más sintió las manos de alguien enrollarse en su cintura, y un beso que fue depositado en su cabellera rubio. 


-¿Todo está en orden?- Una voz sexymente ronca y familiar le susurraba.


-Si- Dijo con delicadeza tomando aquella pequeña prenda.


-Nuestra familia será hermosa, Naruto.- 


-Lo será.- Aseguro sonriendo. 


-Aunque pensándolo bien un cualquiera como tú no merece algo así.- Aquella voz se convirtió en una voz moustrosa que le se susurra al oído. 


-No.- El rubio miro como todo se convertía en oscuridad, la temperatura aumentaba al grado que sentí quemarse sudando a chorros y finalmente el piso de la habitación desapareció, candándolo a una caída larga y sin fondo.


 


-Haaaaa- despertó gritando, con su frente llena de sudor, quitándose abrupta y desesperadamente las mantas de su cama.


 


-¿Qué rayos fue eso?-  Se limpió las gotas de sudor de la frente, incorporándose en su cama.


Miro su solitaria habitación, esta había sido la única parte de su departamento que modifico, ahora tenía la habitación de ensueño que cualquier adolecente quería. Incluso contaba con una minibarra. 


Se acercó hasta aquella mini barra, se sirvió un trago, dio el primer sorbo y  este le supo increíblemente horrible al punto que no pudo seguir bebiéndolo y lo voto sin más remedio. 


-Ahhuuu- Se quejó al cojear y sentir el pequeño y característico dolor de una noche alocada.  


 


Se acercó hasta las persianas de su ventana, las abrió y pudo contemplar que el amanecer, este apenas llegaba. Miro los primeros rayos del sol, incrédulo como si fuera la primera vez. 


-No soy un cualquiera. Soy Uzumaki Naruto.-Inflo el pecho orgulloso de sí mismo. –¿Hambre?.- Sintió una extraña sensación en su estómago. 


La cual olvido rápidamente, pues al parecer su sentimiento de ofensa lo tenía más ocupado y justo ahora no tenía tiempo para nada. Debía admitir que estaba ofendido, sumamente ofendido, ósea nadie podía echarlo de la cama, ¡no señor! El era quien se iba de la cama dejando dormido a su amante en turno. 


-Estoy dándole muchas vueltas al asunto- Preparo un nuevo trago, con el cuidado de poner las proporciones adecuadas, dio un sorbo e inmediatamente lo escupió. -¿Qué pasa con esto? Demonios debe de ser alcohol barato.- Tiro al cesto de basura el elegante baso. Molesto se tiro en la cama nuevamente. 


Los minutos pasaban y pasaban y el rubio no podía retomar su sueño. Este simplemente se había esfumado sin más. Por más que daba vueltas en la cama no lo conseguía. 


 


-¿Qué más da? No quería que se notara la desvelada, pero en fin. – Se incorporó con toda la arrogancia del mundo.


A juzgar por la posición del sol podría decir que era la hora del almuerzo así que preparo un vaso de ramen instantáneo.


-Lo mejor para el héroe de la aldea el legendario Naruto Uzmaki.- Dio un sorbo a la primera cascada de fideos.


Estaba devorando su comida cuando escucho que tocaron la puerta de su departamento. Pensó inmediatamente que se trataba de un fan así que no se molestó en abrir la puerta, haría lo de siempre y esperaría que se cansaran de llamar a la puerta.


 Pero su atención fue robada cuando no escucho más golpes a la puerta. Así que decido ir a ver que estaba pasando. Llego hasta la puerta de su departamento y justo cuando se disponía a abrirla piso algo que causo un sonido muy familiar. El sonido de una hoja de papel llamo su atención. 


-¿Y esto?- la tomo era una hoja doblada a la mitad. 


La nota en cuestión decía *Te espero esta noche en mi casa * sin más esta no estaba firmada por nadie. Pero Naruto sabía bien de quien se trataba como no reconocer la letra del chico más inteligente de la aldea. 


 


-Que insolente.- Arrugo y voto la carta a la basura.  –Normalmente aceptaría, pero no quiero hacerlo y no tengo porque, fin- Y así se decidió a ignorar aquella picante invitación simplemente porque podía hacerlo.


 


Los días transcurrieron rápidamente al parecer el rubio seguía pensando en aquello que lo mantenía ocupado. Tan ocupado que hace casi dos semanas de su último encuentro sexual. Al parecer había perdido el apetito. Pero justo cuando pensaba que era por capricho. Se desdió por que esta noche se divertiría. 


-Casi 15 días, debo estar loco-  Estaba extrañado de dejar tanto tiempo solo a sus amantes. –Hoy me divertiré o me convertiré en una monja.- 


Se metió a la ducha y con todo el cuidado del mundo limpio su cuerpo y el cual luego froto con aquella crema corporal a olor a mango. 


-Estoy listo.- Se miró al espejo. 


 


El chico leía un libro en la penumbra de su habitación. Había regresado cansado del trabajo apenas si había tenido tiempo de quitarse el chaleco. Justo estaba en su mejor momento de concentración cuando noto la presencia de alguien en sus espaldas que sabía quién era.


-Llegas un poco tarde.- Carraspeo   -Con varios días ¿No lo crees?.- 


-No he venido a darte parte sobre mi vida.-  Los ojos azules sobre salían de la oscuridad.


-¿Ha que has venido?.- 


-¿Para qué me llamaste?-  Contesto con otra pregunta tratando e excusar su presencia ¿Por qué? Ese no era su estilo.


 


Pero antes de que contestara el chico tomo al rubio del cuello e inmediatamente se fundieron en un beso en el que clara y marcadamente el pelinegro dominaba.  Tiro al rubio en la cama y comenzó a retirarse la playera de malla. 


-Directo al grano ¿He?.-


-Es lo que te gusta ¿No?.- 


-¿Cómo?-  Ese sentimiento extraño que había sentido las últimas dos semanas quizá estaba ¿Ofendido?. Se preparaba para argumentar algo. 


 


Pero otro beso ahogo las palabras del rubio. En cuestión de segundos ya se encontraba totalmente desnudo y a punto de ser penetrado. Pero Naruto simplemente no prestaba atención estaba inundado en otros pensamiento, pensando en lo que acababa de escuchar.


Ni siquiera sintió cuando fue invadido, solo soltó un retardado gemido. La cama rechinaba, los pechos se frotaban uno con otro y con ello embestidas de diferentes intensidades. El cuello del rubio era arrasado por desesperados besos.  El rubio pasaba sus manos por al espalda de su amante pero sin aferrarse a esta, sin disfrutar del tacto, sin dejar marcas de placer. 


-A quiii voy-  


Se corrió dentro del rubio en un profundo orgasmo que disfruto al máximo tensando todos los músculos de su cuerpo.  Pero el rubio simplemente seguía igual mirando el techo de la habitación. Sin disfrutar sin siquiera darse cuenta de que Shikamaru había terminado.


 


-¿Te sucede algo?.- pregunto con su agitada voz el Nara. 


-No, no me pasa,,, nada- Perdido respondió.  –Buen trabajo Shikamaru bien planificado como siempre.-


-Eres un fastidio- Se recostó y cerro sus ojos. Y estiro sus manos hasta llevarlas a su nuca, lo cual era bastante típico en el. 


-Por qué me pediste que viniera ¿Entonces?.- El rubio trataba de recordarle que él no era quien habia acudido por iniciativa propia. Si no que simplemente contesto a la nota del Nara porque tenía tiempo  libre. –No estabas en mis planes ¿Sabes?- 


-Tienes suerte de tener un trasero exquisito.- El Nara encendió un cigarrillo y recostado con su torso desnudo comenzó a fumar. 


-Ya lo sé, ya lo sé.- Y seguía perdido.  –Dormiré aquí esta noche.-  Se abrazó del pecho de Shikamaru  fingió dormir.


-Eso sí que es raro.- El Nara se extrañó, normalmente Naruto no hacia eso. Decidió dejarlo de lado y cobijo al rubio con sus brazos. 


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