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Ahora soy uno de ellos. por javithabadeer

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Fue el pequeño Darrem el primero en caer dormido, en silencio y bajo la penumbra de la habitación se quedó observando al que era su compañero de noche, sonrió para sí mismo, ¿Quién diría que se acostaría con un humano? Su cuerpo era más pequeño y delicado, sus cabellos eran finas hebras sedosas y brillantes, el aroma que expedía era peculiar, suave y relajante. Sin dudar podía decir que los humanos eran criaturas fascinantes, sobre todo Darrem, quien se había maravillado con su mundo, deseando nacer en él en su próxima vida. El tiempo de vida, en personas como él, no eran más que simples suspiros en comparación a la longevidad de todo su entorno. Pensando en ello quedó dormido, su mano izquierda acariciaba con tersura su hombro y se detuvo cuando su mente se desconectó de su cuerpo. Dentro de su sueño podía ver la guardería, donde había sido criado para convertirse en él, recordaba la risa de otros Lycans corriendo alrededor de él,  las nodriza pidiendo silencio por los bebés. Se acercó hasta una de las jaulas de los tótem, se elevó poniendo sus pies en puntas, fue ahí donde comenzaron a darle picotones, apretó los párpados intentando separarse, se sentía demasiado real... tal vez demasiado. Abrió los ojos despertando de su sueño, alrededor del nido estaban el grupo de Slayers que pertenecían a su escuadrón, todos los miraban hablando entre ellos. Se sorprendió por aquello recordando sus actos, se alzó apoyándose de los codos moviendo a Darrem en el proceso, este despertó lentamente sin entender bien que sucedía. 

-¿No habías dicho que podría traumar a Darrem salir con luna llena? -Preguntó Yau. 

-A mi parece que solo quería estar a solas con el chico. -Dijo Ivv mirando a Bran.

-Y en mi habitación. ¿Te costaba mucho hacerlo en tu nido? Ahora el mio apestara a ustedes. -Reclamo el Lycan.

-¿Qué se siente hacerlo con un humano? -Preguntó Athel sonriendo.

-¡Ya basta! -Pidió Maurice elevando la voz.

-Largo todos, tenemos una misión. -La voz del capitán hizo a todos voltearse.

El capitán era un Lycan muy impresionante, nadie dudaba cuando daba ordenes. Este se quedó observando con total neutralidad a los dos que yacían en el nido, no parecía molesto, pero tampoco contento de encontrarlo así. Sin decir nada alzó la mano mostrando cinco dedos, cinco minutos tendrían para alistarse. Salió del lugar cerrando la puerta detrás de sí, ni muy suave ni muy despacio. Aquello había sido una locura, suspiró cerrando los ojos, los abrió al sentir a Darrem removerse. 

-Lo siento, no quería que nos encontrarán de esta forma. 

–No te disculpes por favor, creo que nos ganó el cansancio y no pensamos que llegarían. -Respondió con suavidad. Su mano se acercó y así acarició su tersa mejilla con suavidad, subió acariciando su lóbulo metiendo su mano en su nuca sintiendo sus cabellos entre sus dedos. -No me arrepiento de esto. 

-Yo tampoco. -Respondió el humano cerrando los ojos ante el placer de sus toques.  

Los labios del otro estaban algo separados, podía sentir su respiración tibia contra su rostro, quería besarlo... Se levantó del nido, su cuerpo estaba por completo desnudo, habían largas cicatrices recorriendo su espalda. Sus cabellos ondulados caían por esta rozando bajo sus omóplatos. Se puso su ropa, la había dejado sobre un mueble, el pantalón de tela holgada pero ajustada de tobillos y la camiseta especial. Estaba quitando sus cabellos de debajo de su prenda cuando recordó al humano. 

-Da... -Estaba por llamarlo cuando notó que aún ni salía del nido. Se acercó a este y así sonrió levemente mirando sus ojos. -¿Quieres ayuda? No te preocupes, juré estar para ti en todo momento.

-Gracias. -Respondió alzando sus brazos. 

Lo ayudó a descender del alto nido, dejó sus pies sobre el suelo, tambaleó un poco aún adolorido, pero se mantuvo firme.  Sabiendo que tendría problemas decidió ayudarlo, fue  a la habitación de al lado, tomó las cosas de Darrem y volvió a él. Lo vistió como si fuese una muñeca de juegos, lo último en ponerle fue la capucha de los Slayers.

-Gracias... otra vez. -Comentó sonriendo. 

-¿Crees que puedas ir? -Preguntó mirando sus ojos desde la altura. -Si no estás en condiciones podemos retrasar más la salida.

El menor negó la opción, ya lo habían atrasado un día, no podían seguir perdiendo tiempo. Minutos más tarde ya estaban todos montando sus unicornios saliendo de las murallas.La selva los recibió a penas salieron de la seguridad de la ciudad, avanzaron en formación, el capitán con el segundo al mando iban adelante, luego  estaba Athel seguido de ellos, protegiendo a Darrem en el centro, Bran, Ivv y Athel iban detrás protegiendo la retaguardia. A sus oídos llegaba el sonido de algunos animales, aves volando sobre sus cabezas, las hojas moviéndose por la brisa y las pisadas de sus corceles. Había un aroma a naturaleza salvaje, flores exóticas llenaban el paisaje así como árboles gigantes de largas ramas de las cuales caían lianas. Ya llevaban unas horas avanzando, antes que terminara el día querían llegar al acantilado que dividida las tierras. El clima era cálido y húmedo, era estación donde las lluvias eran continuas cortando algunos caminos o causante de algunos derrumbes, por ello era un lugar peligroso, ni hablar de las feroces bestias que acechaban desde entre los árboles. 

-Llevas días sin querer tocarme. Estás molesto porque me metí con Bran, ¿Verdad? -Preguntó Yau mirando al capitán. -Sabes que fue por el dopping.

-Tu excusa es hacer dopping. Yo creo que lo hiciste a propósito. Te dije que no era necesaria tu ayuda.

-Y casi mueres. -Respondió este y así de acercó más. -Gi, yo te amo.

Sólo miraba la situación desde donde estaba, todos sabían de lo que sucedía entre ellos y que Gide era bastante celoso con lo que era suyo, aunque no era alguien que pensara en la igualdad, algunos opinaban que el cargo se le había subido a la cabeza. Los problemas que tenían como pareja eran seguidos, la verdad es que no entendía como podían siquiera estar juntos, como Yau podía seguir permitiendo eso. Miró a Darrem de reojo, este oía atentamente a los otros, decidió que debía distraerlo de aquellas peleas. Agarró una fruta que colgaba de un árbol y así la extendió al menor con una leve sonrisa.

-Se llama Fibus, adelante, pruebala.

-Gracias Mau. -su voz sonó más como un balbuceo al despegar la mirada de aquellos que discutían y extendió su mano para recibirla.

El menor tardado un poco en pelar la fruta que le había dado. En pocos minutos logró comerla del todo quedando sucio por el jugo que salía de esta, sonriendo le dio un pañuelo para que pudiera limpiarse. 

-Nunca había probado algo así, esta delicioso.- Su voz sonaba alegre, pero su rostro cambió segundos después. -Mau... ¿Puedo preguntarte algo en privado? -Preguntó con suavidad. 

Lo observó sorprendido y asintió le hizo una señal a los tres que los seguían, los dejó pasar quedando ello más atrás. Ahora solos se acercó a este esperando oír su pregunta. 

-¿Qué es el dopping? No quería preguntarte frente a ellos porque... Me daba vergüenza que supieran que estaba escuchando todo. -Su voz sonaba como la de un niño curioso, incluso jugó con sus propios dedos. 

Lo miró a los ojos y sonrió ante su pregunta. Habían muchas cosas de las cuales no sabia y debía explicarle.

-El dopping es cuando un Lycan "mejora" su genética. Para ello necesitamos beber la sangre de otro Lycan, toxinas entran a su cuerpo y así potencia su lado animal. Nos hace más fuerte y rápidos, lo hacemos cuando es muy necesario. Y es primordial luego desintoxicarte o comienzas a perder energías hasta la muerte. Lo haces bebiendo el semen del Lycan que te dio su sangre, aunque también puedes tener sexo con ella, dependerá que quieras hacer. -Informó de manera educativa. -Gide y Yau tienen una relación, ¿Viste que traen collares iguales? Son símbolos de unidad. Yau hizo dopping el viaje pasado con Bran, porque Gide estaba en problemas. Y la única forma de sacar ese estado es estando con quien te dio la sangre. Gide es muy territorial, así que esta molesto por eso.

De la anda la maleza cerca comenzó a moverse, frunció el ceño por aquello, sacó su espada que permanecía en su espalda, por su aroma podría decir que era una Damisa y eso no era bueno, eran animales nocturnos, ¿Qué hacía de día despierta?   

-Darrem. -Su voz era baja haciendo que ambos unicornios se detuvieran. -Cuando te de la señal... vete galopando lo más rápido que puedas y reúnete con el resto.

Una pantera de pelaje en tonalidades moradas y azules emergió de entre las hojas, desplegó unas hermosas y grandes alas de mariposa que nacían en sus omóplatos. Emitió un sonido gutural y luego se lanzó al ataque.  "¡Ya!" Gritó mientras esquivando al animal arrojándose a un costado, oyó a Darrem gritar su nombre pero el unicornio tomó la delantera en el asunto marchándose del lugar.  Su propio unicornio salió corriendo buscando librarse de la batalla, la Damisa ni la observó marcharse. Frunciendo el ceño empuñó con fuerza su espada y así se lanzó a atacar, el animal extendió sus alas, estas eran hermosamente espantosas, tenían ojos acusadores observándolo, podía ir y enterrar su espada en su él, pero se quedó inmóvil al ver tres pequeñas crías maullando por su madre. La bestia aprovechó su descuido, emitió un sonido gutural mostrando su poderosa dentadura, lazó un zarpazo con sus enormes garras, jadeó al chocar contra un árbol, había logrando herir su brazo con tres profundos tajos. Era una madre con tres pequeñas crías, de seguro sólo las protegía de posibles amenazas. Fue por ello que no quería matarla, solo alejarla, pero eso era más fácil. El animal se puso en posición de acecho mirándolo, jadeó tomando su brazo, la sangre nacía como pétalos cayendo de una flor durante una tormenta. Un disparo al aire lo hizo mirar a un costado, sobre un unicornio estaba Gide llevando una de sus armas, este de inmediato apuntó al animal, a su lado llegaba Yau tensando el arco. 

-¡Es una madre! -Notificó este.

-Bien. Yau.

-¡Si señor! -Fue su respuesta.

De su cinturón sacó una pistola, la cargó con un cartucho grande y así apuntó al animal, disparó generando una intensa luz blanca que cegó al animal. Con los años, habían aprendido sobre los animales y así como respetarlos. 

Bran se acercó a él y le tendió una mano, se subió detrás de él, su brazo sangraba manchando así los dedos con los que sostenía la piel desgarrada y la ropa. Ardía, los Damisa y otras bestias tenían un ácido bañando sus garras. 

-¿Quieres que te ayude? -La voz de Bran lo sacó de su pensamiento. 

Negó con la cabeza, si le dejaba lamer su herida bebería su sangre y con ello harían dopping. No quería acostarse con nadie del equipo estando Darrem presente.

 

Sus manos se aferraron al animal que corría en frenesí, no fue mucho más allá donde encontraron al grupo. Jadeando como si él hubiese corrido todo el trayecto miró a los otros, estos a estaban armados, Gide,  Yau y Bran fueron quienes regresaron a dar apoyo, se quedó junto a los otros dos quienes estaban armados hasta los dientes. 

-Ellos podrán, nos han pedido armar el campamento, no falta mucho para que se haga de noche. -Anunció Athel mirando al nuevo, sonrió con amabilidad. -Ven, ellos rescataran a tu novio. 

-N-no es... -Murmuró Darrem mientras se reunía con él. 

Ivv lo miró con desdén alzando una ceja, sin decir nada se adelantó a su destino. No entendió por qué tenía esa actitud, siguió avanzando sin preguntar, era mejor no entrometerse mucho en su vida. No mucho más allá encontraron un lago, lo rodeaban arboles altos y fuertes que tenían marcas de haber sido ocupados antes. Observó a Ivv sacar las cosas que traía su unicornio, Athel hizo lo mismo. Eran fundas negras, se sorprendió al ver que sacaban tablones de madera. Ivv utilizó un gancho y así lo lanzó hasta una rama cercana, escaló como si fuese la cosa más fácil del mundo. Le hizo una señal a Athel, este le lanzó una de las tablas, estaba anonadado por la forma en que trabajaban, una a una fue poniendo las tablas creando una plataforma alrededor del tronco. 

-¿Necesitan ayuda? -Pregunto acercándose. 

-¿Que haría un ser como tú? -Preguntó Ivv desde lo alto. 

-No, gracias, Darrem. -Respondió Athel amablemente. -Mejor ayuda a tu hombre, parece que lo han lastimado. 

Se volteó encontrando a los que faltaban del equipo, bajó del unicornio y así se acercó para ver a Maurice. Tenía unos horribles tajos abriendo su brazo, lo ayudó a tomar asiento en una piedra grande y así examinó su piel de la cual salía sangre. 

-¿Te duele? -Su voz sonaba angustiada. -Yo traje medicina por si acaso, supuse que ustedes se lastimarían. 

Sin esperar respuesta se marchó a buscar entre sus cosas que seguían siendo cargadas por el unicornio. 

-Que chico más amable. -Comentó Yau sonriendo mirando al herido. -¿No son interesante los suspiros? 

Se marchó con Gide acariciando los cabellos de Darrem al pasar junto a él, este lo miró de reojo con una leve sonrisa y así se arrodilló frente al Lycan. Quitó algunos cabellos de su rostro dejándolos detrás de su oreja. 

-No sabía exactamente que tipos de seres nos atacarían, pero supuse que tendrían ácidos sus garras, la mayoría lo tienen. -Comentó mientras abría una pequeña botella de cristal. Empapó un paño con ella y así se acercó, con una mano tocó su brazo y con la otra dio pequeños toquecitos en la herida. Vio como hacía una mueca, alzó la vista encontrando sus ojos, pero este le sonrió. 

-No te preocupes, soy fuerte.

-Lo sé, son la raza más fuerte que existe, pero eso no te hace inmortal. -Comentó mientras volvía su atención a la herida. -¿Lo... mataron?  Al Damisa

-No, sólo protegía sus crías, de seguro se marchó a buscar algún lugar donde dormir. 

-Me alegra saber que está bien, no me gusta que maten animales. -Quitó el paño  para vendar su brazo, luego de unas cuentas vueltas logró terminar con su faena. Guardó sus cosas en el maletín que tenía de medicina volviendo a ponerse de pie. -Te la revisaré más tarde. 

-Para ese entonces quizá ya este sano. Los Lycans nos recuperamos rápido. 

-Espero sea así, de verdad se ve profunda tu herida. -Ambos caminaron al campamento ya montado, quedó sorprendido al verlo, habían construido como una fortaleza en los arboles. Habían nidos que colgaban de las ramas, unos más altos que otros, dependía donde lo querías. Faltaba el suyo y el de Maurice. ¿Dormirían juntos? Pensarlo lo hizo ruborizarse, decidió quitarse la idea de la cabeza. El tronco el árbol se había abierto en el centro, como si hubiesen sacado parte de él para crear como una seudocasa. Era simplemente sorprendente, puentes conectaban algunas plataformas que servían para vigilar o reposar. 

-Esto no está en los libros. -Murmuró. 

-Hay muchas que no podrás leer, Darrem. -Comentó sonriendo. -Pero me encargaré de enseñártelas. 

 


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