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Papá por accidente por LucyR

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4. Círculo de mentiras, verdades y traición

 

24 de junio de 1994
Tercera prueba del torneo de los tres magos.

 

Luego de que los cuatro competidores ingresaran al laberinto, Snape y Dumbledore se alejaron del campo de quidittch para tener un poco más de privacidad, pues supuestamente Severus tenía noticias.

— ¿Y bien? –Murmuro Dumbledore.

— La marca de Karkarov también se ha oscurecido. Esta aterrado, teme una venganza, usted sabe cuanta ayuda brindó al Ministerio después de que el Señor Oscuro cayera –Snape miro de reojo el perfil de nariz ganchuda de Dumbledore- Karkarov huirá si la marca comienza a quemar.

— ¿Lo hará? –Pregunto Dumbledore suavemente mientras daba una mirada a la entrada al campo de quidditch, estaban lo suficientemente alejados como para ser vistos u oídos- ¿Y tú te sientes tentado a irte con él?

— ¿Lo dice en serio? –Snape reprimió las ganas de lanzar una risa sarcástica- ni a punta de varita huiría, ¿qué clase de padre sería si abandono a mi hijo? No soy tan cobarde.

— No –Concordó Dumbledore- Sabes, nunca me he arrepentido de haber dejado a Harry a tu cuidado. Eres un hombre mucho más valiente que Igor Karkarov… -Snape  lo miro con cara de estar herido por tal comparación.

— Por cierto –Snape carraspeo la garganta cambiando de tema- Cuando el Señor Oscuro vuelva, Harry no podrá quedarse conmigo, será muy peligroso si lo hace. Cuento con usted y con Black para ello.

— También lo he pensado, Severus –Dijo con gesto adusto- Y si ya lo has planeado así entonces no tengo que preocuparme.

— Confió en que ustedes lo mantendrán a salvo por mí… Será lo mejor –Dijo como queriendo convencerse a sí mismo.

 

El regreso del Señor Tenebroso era inevitable, él estaba más cerca de lo que quería admitir. La marca en mi brazo adquiriendo mayor tonalidad a cada momento me lo confirmaba; por lo que mi misión tendría que comenzar lo antes posible. Estaba preparado porque durante esos años trabaje por fortalecer mi mente y evitar que el Señor Tenebroso viera lo más preciado que tengo, aquello que he cuidado y protegido durante tantos años y que ahora más que nunca debía proteger.

Ese año soporte verte en situaciones que casi me provocaban un infarto y que con mucho esfuerzo logre mantenerme a raya. Esa noche por fin se acabaría toda esa locura de torneo que se le ocurrió a Dumbledore y que no hizo más que meterte en problemas. Por una parte me sentía tranquilo porque después de la última prueba regresarías a casa sano y salvo… Estaba muy equivocado.

 

— No puede ser… -La marca en él brazo de Snape comenzó a arder como si quemara. La sentía moverse dolorosamente y él mejor que nadie sabía lo que eso significaba.

Severus caminaba de regreso luego de haber platicado con Dumbledore. Quería cerciorarse de que Harry regresara a salvo, no le importaba si ganaba la ridícula copa, él solo quería verlo en una sola pieza. Pero al sentir el llamado del Señor Tenebroso, comenzó a sudar frio. No lo pensó mucho y emprendió una carrera hasta los campos de quidditch. Ya después pensaría en que decirle a Voldemort por no haber acudido, lo más importante en ese momento era avisarle a Dumbledores y después poner a salvo a Harry.

Cuando llego a las gradas, vio perfectamente cuando Harry apareció junto a ese chico Cedric y la copa. Todos comenzaron a aplaudir y a vitorear porque Hogwarts no solo tenía la copa sino que también dos campeones. Sin embargo, Snape se dio cuenta de que algo andaba mal. Harry se aferraba a Cedric y su cuerpo estaba temblando. Lo sabía… Ese maldito lastimo a su Harry.

El primero en acercarse a ellos fue Dumbledore y luego el caos se desato. Algunos gritaron por el impacto de ver que Cedric había muerto y otros más quisieron salir corriendo presas del pánico. Snape por su parte se acercó a paso lento esquivando gente con el corazón en la mano.

— Ha vuelto, Voldemort ha vuelto –Decía Harry entre sollozos sin querer soltar el cuerpo de Cedric.

— Harry, muchacho, suéltalo –Le pedía Dumbledore y Snape al ver que el viejo no lograba su cometido trato de acercarse a ayudarle.

— ¡No, aléjese! –Harry retrocedió un poco al ver que Severus se acercó.

Snape se quedó estático al ver aquella mirada de terror y Dumbledore negó con la cabeza, pidiéndole en silencio que lo mejor era no acercarse por el momento. Después de que el señor Diggory se acercó, Harry por fin soltó a Cedric, mientras que Severus solo vio como Moody se lo llevaba al castillo y los demás trataban de poner orden.

Más tarde en la oficina de Moody se descubrió que nunca se trató del excazador de mortifagos, que siempre fue Barty Crouch Jr. Que con ayuda de la poción multijugos engaño a todos y bajo los efectos del veritaserum confeso haber sido él quien puso el nombre de Harry en el cáliz de fuego.

Todo eso dejo conmocionado a Severus, quien solo se dedicaba a escuchar, al final se quedó en la oficina de aquel impostor mientras que el director se llevaba a Harry a la enfermería.

— Ha pasado, ¿no es así Snape? –Severus no se había dado cuenta de que el perro negro con el que entro McGonagall se trataba de Sirius Black y ahora retomaba su forma humana.

— Si ya lo sabes para que preguntas –Dijo en tono amargado- No sé cómo paso… No sé cómo deje que pasara y ahora él me odia… Piensa que yo tuve algo que ver.

— Ahora sabes cómo se siente que las personas que quieres te acusen injustamente –Sirius se encogió de hombros y tomo asiento delante del pelinegro- ¿Qué harás ahora?... ¿Le explicaras como pasaron las cosas?

— No, Black –Negó tristemente en medio de un suspiro- Es mejor así… Harry estará en peligro si se queda a mi lado. Volveré al lado de Voldemort y hare todo lo que este en mis manos para mantenerlo a salvo

— Pero a cambio te ganaras su odio, ¿no te importa que te mire como lo hizo hace apenas unos minutos?... ¡Le estarás mintiendo en la cara! –Sirius parecía realmente molesto y aquello sorprendió a Severus.

— No me tengas lastima, Black. Yo sabía que esto podía pasar; lo sabía desde el día en que acepte a Harry como mi hijo.

Ambos se quedaron en silencio, mirándose mutuamente. Sirius lo miraba con cierta admiración pero sin dejar de pensar que era un idiota al dejar que Harry pensara que él lo entrego a Voldemor; por otra parte. Severus lo miraba molesto, jamás le gusto que le tuvieran lastima; después de todo él sabía que eso pasaría y que sería a partir de ese momento en el que comenzaría a cumplir su promesa y protegería a Harry sin importar las consecuencias.

— ¿Entonces cuál es el plan? –Dijo Sirius cuando noto que no lo haría cambiar de parecer- Porque tienes un plan ¿no es así?

— Espero que hayas arreglado ese chiquero que tienes por casa –Sirius iba comenzar a protestar pero Snape no lo permitió al seguir hablando- Harry se ira contigo. Él no lo sabe, se lo dirás tú como si fuese tu idea. Dumbledore te apoyara y entre los dos lo convencerán y no, no te estoy pidiendo tu opinión.

— A veces… Eres exasperante ¿lo sabias? –Sirius se meso los cabellos y enarco las cejas al tiempo que soltaba un suspiro- De acuerdo, no le diré nada si eso es lo que quieres y más te vale encontrar la forma de acabar con ese maldito, porque no haré tu trabajo siempre, Snivellius.

— Cierra la boca, Black –Rodo los ojos y se puso de pie, dispuesto a ir a corroborar si Harry estaba bien en la enfermería.

A penas iba saliendo de la oficina de Moody cuando vio salir a Sirius en forma de perro y subir las escaleras rápidamente. Durante el trayecto estuvo por declinar en su idea de ir a verlo, pues no sabía cómo reaccionaría Harry cuando lo viera. Después de todo Harry era muy impredecible y bien podría solo ignorarle o brincarle encima con reclamos.

Sin darse cuenta ya había llego al piso donde estaba la enfermería y al mirar al frente vio a cierta persona husmear en la puerta.

— ¿No te han dicho que es de mala educación escuchar conversaciones ajenas, Draco? –Dijo Snape en voz baja para que los de adentro no le escucharan.

— ¡Padrino! –Se quejó igual en voz baja luego de haberse asustado al escucharlo hablar a sus espaldas- Yo… Solo quería saber si él está bien.

— No creo que sea el mejor momento –Echo una mirada a la habitación y noto que con Harry estaban Dumbledore, Cornellius, Molly y sus hijos, Hermione, McGonagall y Sirius- Ven…

Draco con reticencia lo siguió, pues sabía que con toda esa gente dentro no lograría si quiera intercambiar una palabra con Harry. Los dos se alejaron lo suficiente para que no fueran escuchados por nadie.

Draco sabía que Severus fue mortifago al igual que su padre (algo que le pidieron callar pues Harry lo desconocía totalmente) y por ello tenía una duda que lo inquietaba mucho.

— ¿Es cierto? –Dijo Draco sentado al pie de la escalera que llevaban a la biblioteca, mirando al frente y a la nada con Severus a su lado de pie- ¿El Señor Tenebroso regreso?

— Si… -Dijo con un pesado suspiro decidiendo hablar claro con él, de nada servirían las mentiras piadosas- Tu padre y yo volveremos a sus filas; el hecho de que Voldemort haya vuelto nos hace automáticamente en enemigos de Harry y esto también aplica a tu persona, Draco.

— ¿Qué? –Dijo con escepticismo por fin levantando la vista para mirar de frente a Severus y poco a poco ponerse de pie para enfrentarle- Me está diciendo que, ¿le daremos la espalda a Harry? ... ¿Es eso?

— Draco… tú y yo somos un peligro para él –Aquello lo pronuncio arrastrando las palabras- ¿Crees que el Señor Tenebroso no te utilizará si sabe que eres importante para él? Ese monstruo no tiene corazón… Por ahora es lo mejor que podemos hacer.

— Pero, quien-usted-sabe no tiene por qué enterarse de nada –Trato de razonar.

— No es tan simple. Dumbledore tiene una teoría: él cree que entre el Señor Tenebroso y Harry hay una especie de conexión, es por eso que durante este año ha tenido sueños extraños y lo acaba de confirmar esta noche. Harry soñaba con un cementerio de vez en cuando y precisamente ese cementerio es donde el Señor Tenebroso recupero su cuerpo.

— ¡Harry no es ningún peligro para nosotros! –Dijo un tanto exaltado y con el ceño fruncido.

— Harry no es el peligro. Lo es Voldemort y él no dudará en utilizar esa conexión a su favor y ¿sabes qué pasará cuando sepa lo que significas para Harry?... Te aniquilará –Aquello cayó como balde de agua sobre Draco quien solo pudo mirarlo con una expresión de tristeza y resignación.

 

Ya sabes lo que paso después. Desconfiaste de mí y te alejaste poco a poco. Al terminar las clases ese año no volviste a casa y tu habitación quedo tan vacía como el hueco que dejaste en mí. Ahora solo quedaban los recuerdos y las promesas de cuidarte y la pequeña esperanza de que cuando todo esto terminará podría decirte la verdad para que, con suerte, tú volvieras a sonreírme. Así que cada día me decía que todo estaba bien porque de esa manera te mantendrías alejado de mí y por ende no estarías en peligro.

Los días dieron paso a los meses y los meses a los años, cada vez estabas más grande, cada vez te volvías más fuerte, tu razonamiento creció y yo cada vez estaba más lejos de ti. No solo tú cambiaste, también lo hizo Draco. Tal vez no lo notaste pero él se esforzaba mucho en sus clases para que, según él, algún día protegerte también.

Sin embargo, el séptimo año fue muy difícil para Draco y para mí. Voldemort estaba muy furioso con Lucius por no haber obtenido la profecía que le encargo; para él no fue suficiente castigo haber dejado que Lucius fuera a parar en Azkaban y le encargo a Draco una misión imposible de realizar… pero eso tú ya lo sabes… Los Malfoy siempre fueron mis amigos y no podía darles la espalda, no ese momento.

 

3 años después… 1997

 

Snape en silencio se sentó en la silla que estaba frente al escritorio del directo luego de haber hecho todo lo posible por frenar la maldición del anillo de Marvolo Gaunt que, yacía en el escritorio frente a Dumbledore. Estaba roto; la espada de Gryffindor estaba tendida junto a él y a pensar de que él quería seguir advirtiéndole de la mano negra maldita, este se rehusaba y a regañadientes, Snape dijo.

— El Señor Oscuro no cree que Draco lo consiga. Esto es simplemente un castigo por las recientes faltas de Lucius. Una tortura lenta para los padres de Draco, mientras ven como este falla y paga el precio.

— En otras palabras, el chico también está condenado por una sentencia de muerte, al igual que yo –Dijo Dumbledore dándole una rápida mirada a su mano maldita- Ahora, creo saber que el sucesor natural del trabajo, cuando Draco falle, serás tú.

—  ¿Piensa dejar que Voldemort lo mate? –Snape alzo las cejas y su tono de voz era sardónico al preguntar.

— Por supuesto que no. Tú debes matarme.

Hubo un largo silencio, interrumpido sólo por un extraño ruido de algo rompiéndose. Fawkes, el fénix, masticaba un poco de cuttlebone.

— ¿Quiere que lo haga ahora? –Pregunto Snape, con la voz cargada de ironía- ¿O le doy unos minutos para que componga su testamento?

— Oh, todavía no –Respondió Dumbledore con una sonrisa- Me atrevería a decir que el momento se presentará solo en el transcurso de los acontecimientos. Dado lo que ha ocurrido esta noche –Indicó su mano calcinada.

— Si no le importa morir –Dijo Snape con rudeza- ¿Por qué no deja que Draco lo haga?

— El alma de ese chico no está dañada. No dejaré que se rompa por mi culpa.

— ¿Y mi alma, Dumbledore? ¿Y la mía?

— Tú eres el único que sabe si tu alma se dañará al ayudar a un viejo a evitar el dolor y la humillación. Te pido este gran favor a ti, Severus. Confieso que prefiero una salida rápida y sin dolor a la larga y caótica situación en la que me vería si, por ejemplo. Greyback está involucrado o la querida Bellatrix. A quien le gusta jugar con su comida antes de comérsela.

Su tono de voz era ligero, pero sus ojos azules atravesaban a Snape, como su pudieran ver el alma sobre la cual estaban discutiendo. Al fin, Snape volvió a asentir con firmeza. Dumbledore pareció satisfecho. Y agradeció con una leve sonrisa y un sincero “gracias”.

 

En esa ocasión, una vocecilla en mi cabeza me repetía una y otra vez mi promesa de protegerte, lo que hacía que aceptara cualquier orden de Dumbledore, pues al final y lo viera como lo viera; pensaba que los dos trabajábamos por el mismo bien común. Aunque, por otra parte, tampoco era como si tuviera muchas opciones, después de todo el “juramento inquebrantable” que hice con Narcisa me obligaba a hacerlo… Estaba entre la espada y la pared. No tenía elección.

 ***

El panorama que se vía por las ventanas de la oficina de Dumbledore señalaban que el día se había acabado y que la noche ya estaba muy avanzada. Snape permanecía rígido y Dumbledore caminaba a su al rededor.

— ¿Qué hace con Harry todas esas tardes que pasan encerrados juntos? –Pregunto Snape abruptamente, era ya varias las ocasiones en las que eso ocurría y Dumbledore no le decía nada ni mucho menos podía preguntarle a Harry, pues el chico dejo de dirigirle la palabra desde que Voldemort había regresado- Le recuerdo que yo sigo siendo su padre. Usted me está ocultando cosas.

— No te lo tomes personal, Severus. Prefiero no poner todos mis secretos en el mismo cesto, especialmente si ese cesto pasa tanto tiempo colgado del brazo de Lord Voldemort.

— ¡Lo hago bajo sus órdenes!

— Y lo haces muy bien. No creas que no estimo el constante peligro al que te expones, Severus. Entregarle a Voldemort información que parece valiosa mientras guardamos lo esencial es un trabajo que no le confiaría a nadie más que ti.

— Y aun así no confía lo suficiente en mí y prefiere usar a Harry por sobre todas las cosas... Es solo un niño.

— Es curioso como la percepción que tenemos de las personas cambia a vista de quien observa. Ahora, Severus… -Dumbledore le sonrió de forma cansada- Escúchame bien y después de esto no podrás quejarte de que no confío en ti…

Dumbledore lo miro asentir en silencio, como si con eso afirmara que no lo interrumpiría.

— Harry no debe enterarse, no hasta el último momento, no hasta que sea necesario… después de mi muerte… -Snape estaba por protestar a aquello pero Dumbledore no lo permitió- ¡No discutas, no me interrumpas! Llegará un momento en el que Lord Voldemort parecerá temer por la vida de su serpiente.

—     ¿Nagini? –Snape parecía atónito.

 

— Precisamente. Cuando Voldemort deje de enviar a su serpiente a cumplir órdenes y la mantenga segura junto a él, será seguro decirle a Harry –Ambos se mantuvieron en silencio un segundo y después Dumbledore procedió a contestar la muda pregunta de Snape- Debes decirle que la noche en que Voldemort trató de matarlo. Cuando Lily puso su propia vida entre ellos como un escudo; la maldición asesina rebotó en Voldemort y un fragmento del alma de él se apartó del resto y fue a caer en la única alma viviente que quedaba en ese lugar. Parte de Voldemort vive dentro de Harry, y eso es lo que le da el poder de hablar con las serpientes y la conexión con la mente de Voldemort que nunca ha sido capaz de entender. Y mientras ese fragmento de alma perdido, permanezca adjunto y protegido por Harry, Lord Voldemort no puede morir.

Snape se tambaleo un poco y se sostuvo del escritorio para no caer. De repente sentía un molesto zumbido en los oídos y la sensación de que su corazón se detuvo por un instante. Miraba al director con escepticismo; luego de un largo silencio comprendió que no había otra opción.

— No puede decirlo en serio. Harry… ¿él debe morir?

— Y debe hacerlo Voldemort, Severus. Eso es esencial.

De todo lo que había tenido que soportar, esto era lo peor. No podía aceptar que Dumbledore hablara tan tranquilamente de tu muerte como si estuviera hablando del clima. Mi pecho dolía de solo pensar que eso debía pasar.

— Pensé… que todos estos años. Que usted había permitido que Harry se quedará a mi lado porque lo estaba protegiendo… Por ella, por Lily.

— Y ha sido así porque es lo mínimo que se merece. Haz hecho un excelente trabajo Severus, le has enseñado, educado, le has permitido mostrar su valor. Por ti es un gran chico –Dijo Dumbledore suavemente como si le costara pronunciar las palabras, luego suspiro pesadamente y se sentó en su silla- Mientras tanto, la conexión entre ellos se hace cada vez más fuerte y se desarrolla como un paracito. Si lo conozco bien, él lo habrá arreglado todo para cuando salga a enfrentar su muerte, está realmente signifique el fin de Voldemort.

— ¿Lo has mantenido vivo para que muera en el momento correcto? ¡Me ha utilizado!

— ¿Qué quieres decir?

— He espiado, le mentido, Harry me odia por ti. Me he puesto en peligro mortal porque su suponía que todo esto era por mantenerlo a salvo. Por proteger a mi hijo. Al hijo de Lily –Por cada palabra que pronunciaba se palpaba el dolor y el coraje que sentía- Y ahora me dice que lo he estado criando como a un cerdo para el matadero.

— Realmente –Dijo Dumbledore seriamente- Te has tomado muy en serio el papel de padre, Severus.

— ¿Solo eso? –Y entonces Snape exclamo- ¡Expecto patronum!

De la punta de su varita salió una sombra plateada. Aterrizó en el piso de la oficina, voló a través de ella y escapó por la ventana. Dumbledore la observó alejarse volando y mientras su brillo planeado se desvanecía le dio la espalda a Snape, con los ojos llenos de lágrimas.

— ¿Después de todo este tiempo?

— Siempre –Dijo Snape y después de una pausa en la que ambos solo se mantuvieron en silencio, Snape agrego- Por Lily y por Harry.

 

***

 

Snape caminaba a la oficina del director con algunas pociones en un maletín, pues esa mañana Dumbledore había llegado con Harry luego de haber ido a buscar un horrocrux. Snape se había enojado como nunca, pero al ver el grave estado en el que había llegado el viejo director, se tragó sus palabras y pensó en que después de estabilizarlo entonces lo escucharía. Le llevo toda la mañana y parte de la tarde preparar pociones de sanación y revitalizantes, pero al fin las tenía listas.

Justo estaba pensando en que luego de ver al director debía buscar a Draco, ya que cada vez lo veía peor y más en esos momentos. Draco logró arreglar el armario evanescente, pero aun con ello, él no había logrado la principal misión que le encargo Voldemort. Quería cerciorarse de que su ahijado no sufriera una crisis nerviosa o un colapso emocional, pues juro ayudarlo a pesar de todo. 

— ¡ASESINATO! ¡ASESINATO EN EL BAÑO! ¡ASESINATO!

Aquel grito tan desgarrador lo saco de sus pensamientos y sin dudarlo dos veces llego a los baños, donde nada más al abrir la puerta se encontró con la escena más horripilante que ni en sus peores pesadillas pudo llegar a imaginar.

Myrtle gritaba y lloraba sin dejar de dar vueltas alrededor totalmente asustada. Los baños estaban hechos un desastre, loza blanca desperdigada por todos lados y el agua desbordándose por todo el piso, en medio del baño se encontraba aquel joven que a sus ojos seguía siendo el mismo niño que hace años atrás se aferraba a su túnica pidiéndole que jamás lo abandonara, sosteniendo su varita en alto y con la cara tan pálida como el mismo papel, parecía estar en una especie de shock emocional, por lo que con la mirada siguió hacia donde Harry miraba. Severus no podía creer lo que veía: Draco estaba tirado en el piso con la respiración entrecortada y con grandes manchas de sangre pintando su camisa y el agua.

No tenía tiempo para pedir explicaciones debía actuar rápido antes de que fuera demasiado tarde, por lo que presuroso se acercó a donde Draco estaba y sin haberlo notado paso empujando a Harry, pero a él parecía no importarle, solo miraba aterrado lo que acababa de hacer.

Severus se puso de rodillas y con varita en mano se puso a trazar con ella sobre las profundas heridas que la maldición de Harry le había causado a Draco, al mismo tiempo que murmuraba un encantamiento que sonaba como una canción. La sangre pareció dejar de fluir. Severus limpio el rostro de Draco y repitió el hechizo. Parecía como si hubieran cosido las heridas. Cuando termino el contrahechizo por tercera vez, ayudo a Draco a ponerse de pie, aunque no lo logro del todo.

— Déjame ayudarte –Harry trato sujetarlo del brazo, pero Snape se lo impidió.

— Necesitas ir a la enfermería. Te podrían quedar cicatrices, pero si tomas Escancia de Díctamo ahora mismo podremos evitarlas…

Severus le dio una dura mirada a Harry quien no hizo más que bajar la cabeza, mientras que Snape sostuvo a Draco para ayudarlo a cruzar el baño y llegar a la puerta se giró y dijo con una voz fría cargada de furia.

—  Potter… -Harry se sobresaltó al escucharlo. Era la primera vez que lo escuchaba imprimir tanto coraje en su apellido que le helo la sangre- Ve a mi oficina y espérame ahí.

Severus llevo rápidamente a Draco a la enfermería y mientras la señora Pomfrey buscaba la Esencia de Díctamo. Severus ayudo a Draco a recostarse en la camilla, y cuando estaba por salir de ahí, la débil mano de su ahijado lo detuvo.

— No lo castigues… -Dijo con mucho esfuerzo- Yo hice que me atacara.

— No lo defiendas, Draco –Siseo en un arrastre de palabras.

— No fue su culpa… el armario –Susurró y antes de que pudiera decir algo más, la Señora Pomfrey llego con un arsenal de pociones para Draco.

Snape lo miro una vez más y después salió de la enfermería. Debía ir a su oficina donde nada más al entrar vio la cara de susto de Harry, aún seguía pálido y tenía manchas de sangre en su ropa y cara. Snape atravesó la oficina con paso firme y se paró frente a Harry quien le miro asustado.

— No sé qué paso –Fue lo primero que logró articular y Severus se percató de que Harry estaba temblando- No sabía lo que ese hechizo hacía.

— Te he subestimado –Dijo en un tono entre la decepción y el coraje- ¿Quién hubiera creído que tú supieras semejante magia oscura? ¿Quién te habló de ese hechizo?

— Yo… Lo leí por ahí –A pesar de haber pasado tres años en los que no se hablaban (más que lo suficiente en clases y las sesiones de oclumancía que habían tenido) Harry supo interpretar la mirada que Snape le dio, esa que le decía que debía dar una explicación- Lo leí… en un libro de la biblioteca –Invento desesperadamente Harry- No recuerdo el nombre.

Snape no le creyó, lo conocía bastante bien como para saber que aquello era una mentira y tomo a Harry desprevenido por lo que no tuvo oportunidad de bloquear su mente. Fue entonces que Snape lo vio, su viejo libro de pociones. Lo sabía.

— Tus libros –Dijo Severus en un tono tan suave que Harry trago duro, jamás había escuchado ese tono en él cuando algo le molestaba, y eso le aterro. Tanta calma no auguraba nada bueno- Tráeme to-dos tus libros… ¡Ahora!

Harry contuvo el aliento un segundo para después salir corriendo cuando lo escucho levantar la voz.

No podía explicarme cómo demonios aquel maldito libro había ido a caer en tus manos y aquello hizo que todo me quedara claro, eso explicaba porque de repente te volviste tan bueno en pociones; conmigo jamás obtuviste esos resultados y de la noche a la mañana eras todo un pocionista.

Si en años pasados alguien me hubiese dicho que mi karma por haber creado ese hechizo, era que mi propio hijo se mancharía las manos de sangre precisamente con ese maldito hechizo. Yo mismo hubiera quemado ese libro. Pero él hubiera no existe, ¿no es así?...

No eras tonto pues cuando volviste con todos tus libros, casualmente tu libro de pociones era otro al que había visto en tu mente, aun así tú te empeñaste en decir que ese era tu verdadero libro a pesar de que en la portada decía “Roonil Wazlib”. No sabes las ganas que tenía de reírme de eso, pero de coraje, estaba demasiado molesto, no contigo, lo estaba conmigo mismo. Mi descuido hizo que ese maldito libro llegara a la persona que menos debía llegar y por ese descuido casi se cobra una vida.

***

Snape le había contado a Dumbledore lo que había sucedido en los baños cuando le llevo las pociones que había preparado (que solo le funcionaron para reponerse en apariencia pues Dumbledore estaba realmente enfermo por la maldición del anillo de Marvolo Gaunt) y luego de una larga charla; fue a darle un vistazo a Draco en la enfermería, era una noche fría y quería cerciorarse de que su recuperación fuera bien. Snape frunció el ceño al ver un tono azulado en sus labios así que decidió ir a buscar una manta extra en la oficina de la Señora Pomfrey, solo esperaba que la mujer no diera el grito en cielo al ver que alguien había entrado en su oficina.

Un minuto más tarde, alguien se adentraba a la enfermería bajo su capa de invisibilidad y miro a todas direcciones para asegurarse de que no hubiese nadie cerca, cuando vio que ahí solo estaba Draco fue que se quitó su capa.

Sintiendo el corazón en la mano se acercó a la camilla donde descansaba el cuerpo de aquel joven de cabellos rubios platinado al que no le había vuelto hablar desde que estaba en tercer año. Jamás se lo diría pero segundos después de que le había dado la espalda hace tres años quiso regresar y decirle que no quería perder su amistad y que solo estaba celoso, pero no tuvo el coraje de hacerlo y ahora, luego de haberlo casi matado lo tenía frente a él; con esas horribles marcas que se asomaban por sobre las sabanas en sus hombros y cuello. De solo imaginar cómo tenía el resto del cuerpo, un intenso odio a sí mismo le recorrió de pies a cabeza.

— Lo siento... -Dijo en un susurro sin nada mejor que decir. Aprovecharía su inconsciencia para decirle todo lo que llevaba en el pecho- No quise herirte y no lo digo solo por esto que te hice... Sino por ser tan egoísta contigo todo este tiempo, perdón, yo... Soy un idiota.

— Tardaste años para darte cuenta de eso -La adormilada voz de Draco lo sobresalto y le miro sorprendido cuando vio una débil sonrisa en sus labios- Eres muy lento, Potter. 

— Draco... -No daba crédito a lo que veía. Harry pensaba que Draco lo odiaría y lo que menos esperaba era ver esa sonrisa en su rostro- Tú... Yo... Tú estás... 

— Al fin dices mí nombre de nuevo -Draco lo miraba como quien mira una alucinación en medio de su delirio, pues pensaba que con tantas pociones que le dio la Señora Pomfrey, estaba teniendo una de ellas- Te he extrañado... 

— Perdóname -Harry no lo soporto más y se sentó el banquillo que estaba aún lado, tomó la pálida mano de Draco y la acerco a su frente ocultando su dolor- No quise herirte, no quise hacerte daño, no sabía lo que ese hechizo hacía. Draco... Perdón... 

— Harry -Con delicadeza acaricio su mejilla y le hizo levantar el rostro- Estamos a mano. Yo estuve a punto de lanzarte una imperdonable... Tú solo te defendiste -Draco no sabía que tan real era esa alucinación, solo sabía que Harry estaba a su lado, que lo había buscado, que se preocupó por él, y eso le bastaba para ser feliz aunque no fuera real. 

— Fui un imprudente, no he hecho más que acosarte todo el año y ahora... Casi te mato... Draco ¿por qué llorabas? ¿Qué ha pasado? Sé que algo ocultas. Yo puedo ayudarte, solo déjame hacerlo. 

Por un momento Draco no supo cómo reaccionar y fue entonces que la lucidez volvía a sí y supo que no era una alucinación, que todo era real, que quien estaba frente a él era Harry, que quien sostenía su mano con tanta desesperación era Harry, SU Harry... Aquel que durante esos tres años dejó de concurrir pero que a pesar de ello, a pesar del tiempo que pasó le miraba con tanta preocupación. 

Entonces recordó porque se enamoró de él, pero a su vez recordó cómo eran las cosas ahora. Se suponía que ellos ahora son enemigos, se suponía que él era el malo y Harry el bueno, se suponía que él era un mortifago al servicio del Señor Tenebroso y debía cumplir una misión... Cierto, la misión... Debía cumplirla antes de que el tiempo se acabara o las consecuencias las pagarían sus padres. 

—¿Draco?... -El nombrado llevó su vista hasta encontrarse con aquellos intensos ojos verdes- Confía en mí... 

— No, no puedo -Cerro los ojos y negó, luego trato de apartar su mano de aquellas que le sostenían tan cálidamente- Será mejor que te vayas, alguien podría venir y... 

— ¡No me iré!... No quiero abandonarte -Harry no dejó que la mano de Draco se escapara de las suyas y la sostuvo con fuerza- Yo sé lo que se siente ser abandonado y no quiero hacer eso contigo. 

— Harry -No, no debía flaquear, tenía que ser de corazón duro si quería salvar a sus padres y no poner a Harry en peligro- Fui yo quien le dio el collar maldito a Bell, fue por mi culpa que Weasley por poco se muere... Mi tía dejó a tu padrino en coma... ¿Qué no lo entiendes? Tú y yo no podemos estar juntos. 

— Déjame ayudarte, sé que no lo hiciste a propósito-La voz de Harry sonó en un ruego- te conozco y sé que tú no le harías daño a nadie. 

— No digas que me conoces… ya no tienes ese derecho porque hace tres años dejaste de hacerlo -Draco giró el rostro y aprovechó el impacto que le causó para por fin soltarse del agarre de Harry- ya vete...

Draco se giró en la camilla dándole la espalda, ya solo esperaba porque Harry se fuera y lo dejara solo, pero él no se iba y solo lograba incomodarlo pues sentía la pesada mirada de Harry sobre su persona. Estaba por girarse de nuevo y gritarle que lo dejara en paz, que se largara y lo dejara pudrirse en su miseria. Pero no logro decir nada ya que apenas si se movió un poco sintió una mano en su hombro y luego una ligera presión sobre sus labios. 

Si cuando recién despertó pensó que estaba alucinando, aquello no se comparaba para nada con la sensación de estar delirando. Sentía los cálidos labios de Harry sobre los suyos en un suave y tímido beso. 

Muchas veces Draco fantaseo con un beso con Harry, lo imagino de mil formas y en múltiples escenarios y circunstancias diferentes; pero jamás se imaginó que aquel beso tan anhelado tendría el sabor a sufrimiento, a desesperación pero por sobre todo a dolor. 

Pronto los dos decidieron dejar de pensar y dejar que el momento pasara y que fueran sus sentimientos quienes los guiarán. No supieron cuánto tiempo pasaron así, solo sabían que al separarse se sentían un poco mejor y la carga sobre sus hombros se había aligerado un poco.

— Aún te conozco y sé que sientes lo mismo que yo -Dijo Harry sentándose en la camilla y jalando a Draco para atraparlo en sus brazos- Te quiero Draco... Déjame ayudarte.

— Harry... -Draco se dejó abrazar y fue en ese momento que sintió todas sus barreras caer una a una. Se sintió tan indefenso, tan voluble que por fin, luego de todo un año de presión no reprimo esas asfixiantes ganas de llorar- Harry... -Dijo en tono ahogado dejando que las lágrimas cayeran una a una- Tengo miedo de él... 

— No estás solo... Yo estoy contigo –Harry afianzo a Draco en sus brazos, preguntándose la razón para que Draco flaqueara de esa forma y solo podía pensar en que Voldemort era el responsable y eso… le enfurecía cada vez más.

— Te lo agradezco –Dijo Draco luego de un par de minutos en los que ninguno de los dos dijo nada- Si las cosas fueran distintas, si fuera una situación diferente; justo ahora sería la persona más feliz… Harry… Yo no puedo estar contigo.

— ¿Qué? –Harry le miro y sintió como poco a poco Draco se alejaba de sus brazos y por alguna razón él no hizo nada para impedirlo.

— Soy malo para ti y más en este momento, tú no puedes hacer nada para ayudarme, nadie puede hacerlo.

— No, Draco. Yo sé que podemos hacer algo, hablemos con Dumbledore, él sabrá que hacer y entonces...

— Es inútil –Interrumpió las palabras de Harry- Ya es demasiado tarde… -Justo en ese momento un fuerte estallido se escuchó provocando un horrible eco en la enfermería- Ya están aquí.

— ¿Quiénes? –Pregunto Harry alarmado, pero Draco solo agacho la cabeza susurrando palabras que no lograba comprender- ¡Draco!... ¿Qué hiciste?

— Mortifagos…

Harry al escuchar esa simple palabra pudo comprender lo que estaba pasando. Los gritos, los sonidos de hechizos siendo lanzados y aquella confesión le bastaron para saber quiénes eran los responsables de lo que estaba ocurriendo. Por lo que miro sin decir nada a Draco quien se mantenía con la cabeza agachada y después de pensarlo en un segundo se puso de pie y salió arrastrando su capa de invisibilidad.

— Lo siento… -Dijo Draco cuando vio la puerta cerrarse.

— Están aquí –Draco se sobresaltó al escuchar aquella voz a su espalda y al girar la vista se encontró con Snape- Se acabó el tiempo.

Notas finales:

Espero que les haya gustado. 

Sé que estuvo un poco extenso pero cuando lo escibí en borrador estaba todo revuelto y no tenía ni pies ni cabeza, espero que haya quedado bien y se entienda haha... 

El proximo capítulo será el ultimo, será el final de este mini fanfic. 

Gracias a Norma Portillo, Be, Alexis y Sam por sus bonitos comentarios apoyandome para continuar este fic. !Gracias! :D 

Nos leemos en el siguiente y último capítulo. 


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