Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Un Príncipe Enamorado por Emmyllie

[Reviews - 35]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Mil millones de gracias por sus preciosos e inspiradores reviews a:

Nishikata ♥

C Lehnsherr ♥

Coralia ♥

Las amo!! De verdad no sé... es que no tengo palabras para agradecer tanto apoyo y tanto hard yaoi love para este umilde y extraño fic. Sus comentarios me motivan y me hacen sonreír como idiota :D Muchísimas gracias de verdad!!


Este capítulo va dedicado especialmente para Nishikata ♥ Porque me hizo el regalo más hermoso que una escritora de fics amateur como yo pueda recibir: ocho hermosos dibujos ilustrando cada episodio de esta historia *-* Simplemente no tengo palabras para agradecer un gesto tan bello; literalmente me mataste de amor Guapura de mi pequeño y oscuro corazón ♥

 

Estoy muy entregada a este fic en particular, es por eso que no he actualizado "30 Días de OTP Challenge". Pero ahora que ya tengo el capítulo listo, me dedicaré a escribir el día 11 de ese fic :) Es que es demasiado lemon hasta para mí, por lo que a veces temo embarrarla y escribir puras tonteras X'D Por eso me tomo mi tiempo ^-^

El capítulo de hoy es algo así como relleno, aunque no del todo. Se formaliza la relación de Goku con Vegeta y de Tarble con Kyabe, además de que los dejé con un final bastante interesante. Puede que en el capítulo 10 llegue al fin el esperado lemon entre nuestros saiyajines más sensuales y perfectos, aunque todo dependerá de ustedes y de cómo me parezca mejor la continuación. Pero sí, yo creo que sí... ese final abre grandes posibilidades ;)

Ugh bueno, mucho bla bla e_e Los dejo leer mis amores <3

Capítulo 9: Corazones en Custodia

Estuvieron así casi una hora, sólo besándose y regalándose mimos. Ambos acostados en la cama de Vegeta, abrazados y mirándose con cada emoción brillando en sus ojos. Sus colas se acariciaban también, enrollándose entre ellas en un contacto íntimo y tierno.

Goku rozaba con los suyos esos labios sonrosados y adictivos, apoderándose de ellos una y otra vez. Si por él hubiera sido, se habría quedado así con su príncipe toda la noche. Sin embargo éste, en cuanto el calor comenzó a aumentar y las caricias, en un principio tímidas, fueron adquiriendo un tinte lujurioso, rompió el momento y lo obligó a volver a su cama, con las mejillas sutilmente sonrojadas y la respiración levemente entrecortada.

–¿Por qué me alejas de ti, Vege?– replicó Kakarotto, mirándolo con ojos de cachorro a medio morir y haciendo un puchero tan adorable, que éste por poco cambia de opinión.

–Ya te lo dije, sabandija– espetó el saiyajin de élite, levantándose y caminando hasta el baño. –Yo no estoy aquí para sentir nada por nadie. Además tú y yo, aunque quisiéramos, no podríamos estar juntos.

–Eso es aplicable en Vegita, no en la Tierra– objetó su compañero, reusándose por completo a desperdiciar la oportunidad de consumar una relación formal con él. –Tú me gustas y sé que yo no te soy indiferente, Vegeta. ¿Por qué te empeñas en negar tus sentimientos?– aplicó el siempre efectivo método de acorralarlo entre su cuerpo y la pared, mirándolo con intensidad con ambos brazos a cada lado de su cuerpo. –¿Por qué te opones tanto a dejarme entrar en tu corazón?

–No empieces con tus cursilerías, Kakarotto– se molestó Vegeta, empujando hacia delante para apartarlo. –Tú y yo no podemos…

Goku lo calló con sus labios, robándole el aliento con un beso demandante y voraz.

–Sí podemos… claro que podemos, su alteza– musitó en su boca cuando el apasionado contacto se rompió, paseando dulcemente la yema de sus dedos por ese rostro de facciones afiladas y perfectas. –Sólo es cuestión de que quiera intentarlo.

Vegeta suspiró, frunciendo el ceño y haciendo una mueca de clara irritación. Pero contrario a lo que se pudo esperar de la situación, fue él mismo quien volvió a unir sus labios con los del saiyajin de cabellos alborotados, besándolo suave y acompasadamente, colando la lengua dentro de su boca para explorar con calma cada recobeco de esa cavidad cálida y adictiva. Éste le siguió el ritmo, abrazándolo desde la cintura y sonriendo en medio del beso, al sentir como los brazos del príncipe se enredaban a su alrededor para hacer el contacto aun más profundo. Poco a poco el contacto entre sus labios se fue tornando apasionado, robándoles a los dos suspiros llenos de satisfacción y haciéndolos estrechar más contra su cuerpo el del contrario. Entonces el aire escaseó y los obligó a separarse, tras lo cual se miraron a los ojos, sonriendo extasiados ante las sensaciones tan maravillosas que les provocaba el besarse así de intensamente..

–Tú ganas, insecto– reconoció Vegeta, mirándolo con una sonrisa de lado. –Intentémoslo.

Obtuvo una sonrisa gigante llena de alegría como respuesta de parte de Goku, junto a unos brazos envolviendo gentilmente su cuerpo en un abrazo cálido y apretado.

–Gracias, Vege– le agradeció sin dejar de sonreír, separándolo un poco del abrazo para poder besar sus labios suave y delicadamente. –Prometo que no te arrepentirás.

Vegeta asintió, correspondiendo al contacto y sintiéndose de pronto demasiado feliz.

Algo tenía aquél saiyajin torpe e infantil que lo llenaba de calidez por dentro, haciéndolo actuar en contra de todo lo que creía correcto. Pero, ¿qué más daba? La atracción que sentía por él era innegable y ese sentimiento sin nombre, que cada día crecía un poco más en su corazón, parecía la mejor razón para permitirle entrar a su vida. Kakarotto a sus ojos era diferente en muchas formas agradables e interesantes, por lo que poder estar a su lado de esa manera lo llenaba de una satisfacción excepcional.

~~~

Lo estrechó con fuerza contra él, acariciando con dulzura sus cabellos azabaches. Aún bajo la penumbra de la habitación, sin más iluminación que los tenues rayos de luna que se filtraban a través de las cortinas, se encontraban recostados en la cama de Kyabe, abrazados de tal manera que la espalda de éste se acoplaba perfectamente al pecho de Tarble. Sus respiraciones eran acompasadas y en el aire podía sentirse una paz sumamente acogedora, mientras el calor que desprendía ese abrazo los protegía de la invernal helada que se desataba en el exterior.

Después de las palabras dichas por Kyabe, Tarble se había quedado en estado de asombro durante un tiempo, deteniendo en seco sus movimientos y mirándolo con ojos curiosos. ¿Realmente deseaba olvidar a Vegeta? ¿Por qué quería hacerlo precisamente con él? ¿Era esto algo bueno para ellos? ¿Realmente estaba dispuesto a permitirlo? Esta y otras preguntas igual de poco tranquilizadoras torturaban la mente del pelinegro, mientras asimilaba lo recién escuchado y se sentaba derecho sobre el colchón, seguido de un muy azorado Kyabe que no tardó en imitarle.

La verdad era que como nunca antes, aquél angelical chico le hacía sentir extraño, diferente. Tarble sabía que desde el momento en que lo vio caminando con aire ausente por los pasillos en busca del aula donde los alumnos de segundo tenían clases, algo en él lo atrajo casi instantáneamente. Y al empezar a tratarlo, primero como su compañero de cuarto y después como un amigo, se fue dando cuenta que sus intereses eran demasiado similares para ser coincidencia y que tenían más en común de lo que pensó en un principio. Poco a poco se fue dejando cautivar por esos ojos dulces y esa actitud gentil, cayendo irremediablemente en las redes de una trampa con la que se prometió a sí mismo jamás volver a tropezar, tras superada su primera desilusión amorosa. Fue cayendo en el encanto de ese rostro hermoso y cuando menos se lo esperó, ya se descubrió enamorado del menor, pese a que se negó incontables veces a aceptarlo.

Y ahora que lo tenía así, susceptible y a su completa merced, no podía evitar que un amargo sinsabor lo llenara por dentro. Se sentía en parte usado, pues sabía con certeza que no despertaba en su compañero más que una admiración hecha a base de largas charlas nocturnas llenas de sabiduría, sentimiento por demás lejos de el fuerte cariño que Tarble sentía por él. Su experiencia le había enseñado a jamás quitar un clavo con otro clavo, a jamás intentar olvidar a un amor con otro amor, pues a la larga todo acabaría volviéndose en su contra. Por eso no estaba dispuesto a dejarse llevar por la pasión del momento y mucho menos a permitir que el dolor y la rabia que sentía Kyabe, desatara entre ellos un contacto tan íntimo y deseado. Si iban a estar juntos alguna vez, añoraba que fuera porque así lo querían los dos, porque así lo deseaban los dos y no porque el despecho podía más que la razón y hacía que actuaran por mero impulso.

Por eso ahora lo abrazaba posesivamente, después de haberse prometido el uno al otro intentar llevar una relación; Tarble jurándole entre besos castos y palabras suaves estar a su lado incondicionalmente, demostrándole día a día lo mucho que lo quería; Kyabe por su parte, le había prometido dejarse querer sin restricciones, mientras dejaba que lo ayudara a sacarse del corazón a su amor imposible.

~~~

Las semanas pasaron y un día en particular el Doctor Brief  se presentó en la escuela, llevando en su mano una pequeña cápsula que entregó a Vegeta. Era la cámara de gravedad que había prometido construirle, la cual le ayudaría a entrenar más arduamente para así poder ir dominando el gran poder oculto que guardaba dentro.

Fue así que, acompañado de Kakarotto, volaron en dirección a un lugar apartado para probarla. Descendieron en una explanada alejada, con muy poco verde y varias formaciones montañosas a su alrededor. El príncipe saiyajin abrió la cápsula y frente a sus ojos apareció una habitación algo pequeña, la cual a simple vista no se veía demasiado atrayente o fuera de lo común. Entraron y se encontraron con un cuarto más amplio de lo que aparentaba por fuera, donde en una de las esquinas estaba el panel de control, desde el cual podía regularse la gravedad y activar el sistema de robots diseñados para dar batalla a la hora de empezar el entrenamiento. Las paredes estaban hechas a base de metal resistente color gris claro, al igual que el suelo y el techo.

–¡Wow!– exclamó Goku, mirando fascinado a su alrededor. –¡Este lugar es genial, Vegeta!

El aludido asintió, analizando con cuidado los controles de la máquina. Las ansias por comenzar a entrenar ya lo carcomían, por lo que apenas descifró cómo poner en funcionamiento el aparato, sonrió con arrogancia y se giró hacia el saiyajin de clase baja, mirándolo con expresión desafiante.

–Tú y yo dejamos un combate inconcluso, ¿lo recuerdas?– espetó mordaz, encendiendo la máquina y regulando la gravedad a un nivel muy por encima del que había en el planeta.

Kakarotto sintió que una fuerza invisible lo aplastaba, dificultándole por unos segundos la respiración. Se concentró y logró de a poco ir adaptándose al pesado ambiente, moviéndose a través de la cámara cada vez con más fluidez. El príncipe sonrió ante esto y se elevó a varios metros del suelo, adoptando su clásica pose de batalla, viéndose arrogante y orgulloso. Su pareja lo imitó y adoptó también su propia pose de combate, sonriendo como niño al que le acaban de regalar una enorme bolsa llena de caramelos.

–Prepárate, insecto, porque esta vez no seré nada gentil contigo– le advirtió Vegeta, sonriendo sobervio y mirándolo con altivez y obvia superioridad.

–Yo tampoco lo seré, príncipe– señaló por su parte Goku, sonriendo ampliamente al sentir como la adrenalina corría por sus venas y lo hacía llenarse de una gran emoción.

Vegeta se lanzó sobre él y en un microsegundo logró asestarle un puñetazo en pleno rostro, haciéndolo tambalearse aún en el aire y quejarse por lo bajo ante el punzante dolor. Lo agarró del brazo y lo giró de espaldas hacia él, soltándole una sucesión de FUERTES golpes que Goku fue incapaz de evadir. Aguantó como pudo y apenas tuvo una mínima oportunidad, se giró de frente al príncipe y le encajó una patada en el estómago, alejándolo finalmente y dándole unos segundos para reponerse del reciente ataque. Pero su oponente se recuperó más rápido de lo que pensó y voló velozmente hacia él, con el puño en alto y una sonrisa sádica bailando en sus labios, propinándole una serie de puñetazos tan rápido que el saiyajin de cabellos alborotados otra vez no pudo esquivar. Se separó como pudo y se teletransportó detrás de él, agarrándolo de ambos brazos y poniéndolos tras su espalda para inmovilizarlo. Pero el de mayor rango consiguió leer sus movimientos y en cuanto notó que lo atacaría, tiró un rodillazo brutal contra su estómago, logrando liberarse del agarre fácilmente. Son cayó sin más como un peso muerto, haciendo un ruido sordo cuando su cuerpo se estampó contra el metálico suelo de la cámara. Pero como el obstinado que era, se levantó enseguida y retomó el vuelo hasta donde su rival estaba, formando una esfera de energía en su mano y lanzándosela sin miramientos. Se concentró en atacarlo de aquella manera, sonriendo complacido al ver como varias de ellas golpeaban el tonificado cuerpo del prodigioso guerrero de azabaches cabellos en forma de flama. Finalmente el humo producido por la explosión de ki se disipó, revelando a su contrincante con los brazos cruzados sobre el pecho y una sonrisa altanera curvándole los labios, luciendo increíblemente altivo y arrogante. Kakarotto se descolocó al ver que su ataque sólo había logrado desgarrar un poco su playera, haciéndolo pasar de la complacencia a la confusión en cuestión de segundos. Pero no tuvo tiempo de pensar más nada, ya que su compañero alzó uno de sus brazos y concentró una masa enorme de poder en la palma de su mano, la cual creció y brilló en un azul tan resplandeciente que por un instante cegó su visión.

–Pero… ¿Qué…?– se preguntó atónito, retrocediendo sin saber muy bien cómo reaccionar.

Entonces la enorme esfera de energía fue lanzada y sin que pudiera evitarlo, se estampó de golpe contra él, quemando su piel con un ardor insoportable y arrojándolo brutalmente una vez más contra la dureza del suelo. Cató el sabor metálico de la sangre en su boca y notó un agudo dolor en su estómago, mientras sus brazos parecían haberse fracturado y mover sus piernas se le hizo imposible, debido a las horribles punzadas que sentía. Se quejó por lo bajo una vez más, cerrando con fuerza sus ojos y quedándose ahí, tirado sobre la fría superficie de la cámara como no más que un muñeco inanimado.

De pronto una mano cálida se posó en su frente y le apartó unos cuantos mechones de cabello, a la vez que unos labios exquisitos se unían con los suyos en un beso deliciosamente dulce y acompasado. Goku abrió sus ojos y sonrió al ver el rostro de Vegeta a sólo milímetros de distancia, desbocando a sus latidos como consecuencia.

–Eres un digno rival, Kakarotto– susurró el príncipe, sonriéndole de lado con suficiencia.

Éste rió alagado, permitiéndole que le ayudara a incorporarse, por más doloroso que fuera, debido a las magulladuras en su piel y a lo resentidos que estaban sus huesos.

–Tranquilo, sabandija. Tus genes de saiyajin te ayudarán a recuperarte muy rápido– lo calmó su compañero, apagando la máquina una vez que lo dejó sentado en el piso, con la espalda apoyada contra una de las paredes. –Sólo necesitas descansar un rato, lo demás déjaselo a tu prodigiosa genética.

Goku asintió, suspirando agotado y notando como de a poco el dolor menguaba. Vegeta sí que le había dado una paliza memorable, demostrándole el prodigio guerrero que era.

~~~

El mes de noviembre se fue como una brisa y diciembre llegó casi sin que nadie se diera cuenta, ya que en la escuela los exámenes estaban a la orden del día y todos los estudiantes caían poco a poco bajo el estrés típico que hay antes de salir de vacaciones. Ese día los alumnos de último año debían entregar el informe de biología que Goku les había pedido, además de exponer brevemente su investigación a sus compañeros.

Entre Vegeta y Kyabe la relación se había deteriorado notablemente, ya que apenas hablaban cuando se trataba de hacer vida social, limitándose únicamente a cruzar palabra si se trataba de algo importante. El menor se sentía traicionado y, aunque sabía que esto era una estupidez de su parte, no podía evitarlo; cada vez que se topaba con el príncipe en los pasillos del campus, lo veía acompañado por aquél saiyajin de clase baja, incluso a veces hasta besándose en algún rincón oculto de miradas curiosas, lo cual no hacía más que enfurecerlo y despertar en su interior una ola de celos incontrolable.

La noticia del noviazgo implícito entre Goku y Vegeta se había regado como pólvora por la escuela, causando que las chicas los miraran entre soñadoras y celosas cuando pasaban frente a ellas, mientras los chicos hacían muecas entre la repulsión y el recelo al topárselos en algún lugar. Para Bulma, Trunks, Goten y Lazuli su relación resultaba adorable y divertida, por lo que no perdían oportunidad para interrumpir sus momentos románticos o meterse entre ambos si estaban sentados bajo alguno de los frondosos árboles de los jardines, sólo para fastidiarlos un rato, ganándose generalmente la furia de Vegeta vuelta insultos y la resignación de Goku reflejada en un profundo suspiro.

–¿Qué haremos el viernes?– preguntó alegre Bulma, mientras caminaban a través de los corredores en dirección a la cafetería. –¡Goku está de cumpleaños y debemos celebrarlo!

–Podríamos aprovechar el permiso mensual para escaparnos a algún lado– sujirió Dieciocho, mientras Krillin la abrazaba por la cintura. –Supe que se abrió un bar cerca de aquí y con tus influencias, Bulma, podríamos entrar sin problemas.

–No es mala idea– concordó Trunks, besando fugazmente los labios de Goten. –Hace mucho que no la pasamos bien entre amigos fuera de las restricciones de esta escuela.

–Apoyo la causa– accedió Krillin, mientras entraban todos a la cafetería y buscaban una mesa para sentarse. –Mataríamos dos pájaros de un tiro, porque estaríamos festejando el cumpleaños de Goku y al mismo tiempo el fin de los exámenes.

Kyabe sólo asintió para dar a entender su conformidad con lo dicho y Tarble lo apoyó, mientras se ubicaban cada uno en una silla y se ponían de acuerdo sobre qué comer.

Fue entonces que Goku y Vegeta compartieron una mirada cómplice y después sonrieron juguetones, dirigiéndole a los demás una mirada de disculpa.

–Me temo que tendrán que ir sin nosotros– Soltó Kakarotto sin dejar de sonreír, mientras depositava en los labios de su príncipe un beso fugaz y sumamente tierno a ojos de Lazuli y Bulma. –Vegeta y yo ya tenemos planes para el viernes.

–¡¿Qué?!– exclamó la joven Brief más que sorprendida y sumamente furiosa, mirando a los dos con reproche. –Supongo que están bromeando, ¿cierto?

–No– negó Son, abrazando a Vegeta por los hombros y ampliando aun más su sonrisa.

El saiyajin de élite se sintió incómodo ante tantas demostraciones de cariño en público por parte del de cabellos alborotados, por lo que se apartó de él muy discretamente.

–Pero es tu cumpleaños, Goku– Krillin le reclamó también. –No podemos celebrarlo sin ti.

Y cuando Trunks y Goten quisieron hablar para reprocharles, Vegeta tomó la palabra con una tranquilidad tan intensa que a los demás se les hizo fácil contagiarse.

–Ya, insectos, cálmense– habló muy seguro de sí mismo, captando la atención absoluta de su grupo de amigos. –No es que no queramos ir con ustedes, lo que pasa es que tengo algo preparado para Kakarotto por su cumpleaños y no quiero perder la oportunidad de dárselo ese mismo día.

–Uh, Goku…– lo codeó Goten, sonriendo malicioso. –Parece que tu regalo será la… ¡Ouch!

Vegeta le dio un gran golpe en la cabeza, sonriendo cruelmente al no haberle permitido terminar la frase. Trunks le gruñó ante esto, pero el príncipe se limitó a pegarle también sin ápice de remordimiento, cruzándose de brazos y mirándolos con arrogancia.

–De acuerdo, par de tórtolos– se resignó Bulma, resoplando fastidiada e ignorando por completo y a propósito la fingida agonía que vivía la otra parejita de enamorados que tenía como amigos. –Pero el sábado vendrán sí o sí a celebrar con nosotros, ¿queda claro?

Por respuesta recibió un asentimiento de cabeza y un “Sí, mamá” de parte de los dos.

~~~

El viernes nueve de diciembre amaneció soleado, pese a que aún estaban en pleno invierno. Goku despertó a eso de las diez, ya que las clases de ese día habían sido suspendidas gracias a una reunión extraordinaria de profesores. Miró a su alrededor y se sorprendió al no encontrar a Vegeta junto a él en la cama o en alguna parte de la habitación, haciéndolo incorporarse en el colchón sumamente desconcertado. Y al mirar sobre la mesita de noche, se topó con una nota escrita en una hoja de agenda doblada a la mitad con una prolija caligrafía que decía: Sigue el mapa, idiota sensual.

–Vege…– suspiró y sonrió para sí mismo al darse cuenta de las inesperadas intenciones de su novio, más que dispuesto a seguirle el juego, pues ya no podía con las ansias que sentía de saber de una vez por todas qué era lo que le tenía como regalo de cumpleaños.

 Se dio una ducha rápida y se vistió con unos jeans color azul algo ajustados, una polera negra igualmente ajustada que resaltaba su torso bien esculpido, además de sus botas y su chaqueta favorita que era bastante abrigadora. Tomó sus llaves, saliendo finalmente del cuarto y encaminándose a los jardines. Una vez allí emprendió vuelo, siguiendo con una enorme sonrisa las coordenadas trazadas en el mapa virtual de su Smartphone.

«¿Qué planeas hacer, Vegeta?» Pensó, mientras surcaba el cielo a velocidad moderada.

Al cabo de quince minutos de vuelo, Kakarotto aterrizó en un bosque hermoso, lleno de vegetación y con algunos animales silvestres corriendo a campo abierto. Aguzó la vista y vio a su príncipe de pie a unos cuantos metros de distancia, junto a lo que parecía ser una nave. La reconoció enseguida, pues pese a que había llegado a la Tierra siendo apenas un bebé, sabía perfectamente cómo eran los vehículos espaciales que utilizaba su avanzada raza.

Se fue acercando lentamente hasta allí, sintiéndose expectante y emocionado a partes iguales, mientras la visión de aquél hermoso saiyajin de cabellos en forma de flama lo embelesaba y le hacía latir más rápido el corazón.

–Feliz cumpleaños, Kakarotto– sonrió Vegeta, extendiendo su mano hasta él y viéndose increíblemente seductor vistiendo un conjunto semi formal azul y gris, consistente en pantalón ajustado, chaqueta y camisa manga larga. –Tu regalo es ir conmigo al paraíso…

Notas finales:

Uy Vegeta!! Qué pasó con esa frase final tan sugerente? Sí que dejaste abiertas grandes posibilidades para los lectores *^*

Será que en el capítulo siguiente habrá lemon? Creen ustedes que sea prudente lemon?? Será que ya están preparados para dar el siguiente paso?? O.O Bueno, como siempre digo; tooodo puede ser en mi mentecilla pervert 7w7


Ya saben mis amores que cualquier cosa me la dejan en los reviews ok?? Acepto sujerencias y opiniones de todo tipo ^-^

El botoncito para comentar no muerde!! (?)


Millones de gracias por las 820 lecturas *-*

Creo que muero de amor cada vez que veo aumentar las visitas ^-^

Aunque si comentan me harían más feliz todavía >//w//<

Un review es igual a una inyección de inspiración directa a mis dedos :3


Próxima actualización: domingo 13 de mayo :)

Nos estamos leyendo ^-^

Ciao!!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).