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Un Príncipe Enamorado por Emmyllie

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Notas del capitulo:

Agradecimientos infinitos por sus hermosos e inspiradores reviews a:

Nishikata

C Lehnsherr

Coralia

Me inspiran, me motivan y me dan mucho aguante. De verdad escribo feliz sabiendo que a ustedes les gustan las locuras que salen de mi perturbada mente XD Gracias en serio, su apoyo es esencial para mí <3


El capítulo de hoy está, a mi parecer, muy intenso. Vegeta le dará su regalo a Goku y Kyabe se enterará de algo que dará pie a la segunda parte de este fic. El capítulo que sigue será el final de esta primera parte y les aviso desde ya que a partir del doce la cosa se pondrá demasiado compleja.

A leer mis amores ^-^


Advertencia: Lemon. Lemon VegetaxGoku. VegeKaka en tooodo su explendor. Si no te gusta Vegeta seme o Goku uke, por favor abstente de leer. De lo contrario, espero lo disfrutes.

Capítulo 10: Inolvidable

–¿Y dónde se supone que queda el “paraíso”?– demandó saber Goku, sintiéndose tan curioso como ansioso ante la misteriosa actitud de su pareja.

Ya llevaban aproximadamente treinta minutos surcando la negrura del espacio a gran velocidad en aquella nave, después de que Vegeta hubo digitado un par de comandos en el panel de control.

–Ya lo verás– susurró sonriendo sagaz el príncipe, luciendo bastante seguro de sí mismo.

Su acompañante estaba cada vez más intrigado, sin embargo se limitó a asentir y observar aquella oscura inmensidad a través de la circular ventanilla que tenía a su lado.

Vegeta lo miró de reojo, sonriendo de lado al recordar sus planes. Sin dudas ese día sería inolvidable para aquel guerrero torpe e infantil, ya que le mostraría de muchas formas distintas lo que significaba ser parte de su vida. Kakarotto, al ser su pareja, tenía el privilegio de conocer lo que ningún otro saiyajin podría, y él no le negaría la oportunidad de hacerlo.

Después de cinco horas viajando con alucinante rapidez, tiempo en el que se habían dedicado a conversar de trivialidades, la pantalla ubicada en el panel de control mostró un mapa con las coordenadas exactas de donde estaban. Acababan de llegar a su destino y la nave entró sin problemas en la atmósfera de aquel planeta, siendo recibida por una gran armada en cuanto aterrizó. Ambos saiyajines descendieron y Goku quedó atónito al observar como ese aparente ejército de seres, cuya raza no conocía, se inclinaban con suma sumisión al estar frente a Vegeta, mostrando un respeto y admiración excepcional.

–Príncipe Vegeta, nos da mucho gusto recibirlo en nuestro planeta– lo saludó, aún inclinado, quien parecía ser su líder. –¿A qué debemos el grandísimo honor de su visita?

El mencionado sonrió altanero, ordenando con un gesto de su mano que se enderezaran.

–Vengo a verificar si sus recursos naturales son tan magníficos como he escuchado que se empeñan en alardear– informó con la voz llena de seguridad y arrogancia, dando a su pareja una visión sumamente distinta, pero no por eso menos atractiva de él.

–Claro que lo son, alteza– afirmó el soldado de mayor rango, mientras su tropa asentía en acuerdo. –Nuestro aire es el más limpio, nuestros ríos y lagos tienen el agua más dulce y cristalina, nuestras frutas son las más deliciosas y nuestros paisajes son los más bellos del universo entero– declaró, bastante orgulloso. –Por favor, no dude en explorar cuanto guste, sabe que es más que bienvenido para quedarse el tiempo que le apetezca.

–Sólo nos quedaremos un par de horas– aclaró el saiyajin de la realeza, altivo y mordaz. –Pero te advierto algo…– Se movió con rapidez hasta el otro sujeto, inmovilizándolo con una técnica que Goku nunca le había visto usar, llenando de amenaza su oscura mirada. –Ni una palabra a nadie de que estuvimos aquí, ¿queda claro, sabandija insignificante?

–¡S-Sí! ¡Más claro que el cristal, su alteza– se apuró a decir éste, temblando de pies a cabeza. –Nadie se enterará jamás de su visita, lo juro.

–Más te vale– siseó Vegeta, más intimidante y malvado de lo que su novio vio alguna vez.

Todos se apartaron, cediéndole el paso en cuanto amagó avanzar, claramente temerosos ante su actitud tan despiadada. Eran seres pacíficos, se veía en su forma de reaccionar. Goku lo siguió con cierta timidez, alucinado al ver esa faceta tan poco habitual en él.

–Ven conmigo, Kakarotto– le pidió su príncipe, alzando el vuelo a velocidad moderada.

Éste lo imitó, empezando a surcar el celeste cielo de aquel planeta y observando debajo como inmensos colchones de hierva se extendían por el suelo, árboles de distintos colores adornaban los senderos y estampas de bellos paisajes eran visibles por doquier.

–Bienvenido al paraíso– enunció éste, empezando a descender en una especie de oasis.

–Wow– fue lo único que Goku pudo articular, deleitándose ante aquella bella naturaleza.

Sus botas tocaron el suelo recubierto de un verde brillante y hermoso, mientras un aroma dulzón, proveniente de la inmensa diversidad de flores, invadía su nariz. Una brisa tenue revolvió su cabello, al tiempo que el sonido suave de un río cercano y de las ramas de los árboles moviéndose a un ritmo acompasado, lo arrulló. Y cuando menos lo vio venir, sus labios fueron tomados en un beso apasionado, mientras su cuerpo era obligado a recostarse en el césped. Su príncipe se encimó a él y lo fue besando lenta y sensualmente, a la vez que acariciaba en gesto dulce sus sedosas hebras azabaches.

–Vegeta…– lo llamó en un tímido susurro una vez que el contacto entre sus labios se rompió, mirándolo con un tenue sonrojo en sus mejillas y sonriéndole de esa forma tan tierna que derretía al saiyajin de mayor rango. –Gracias por traerme aquí… es hermoso.

–Es lo menos que mereces, Kakarotto– correspondió a su sonrisa el príncipe, delineándole los labios incitantemente con la yema de sus dedos. –Son sólo los privilegios a los que tienes acceso al ser mi pareja.

Goku rió alagado, pero dicha risa se mezcló con un suave gemido, al ser su labio inferior mordido y succionado deliciosamente. Vegeta lo miraba desde arriba con superioridad, además de un brillo especial en sus ojos, el cual el saiyajin de clase baja interpretó como cariño. Se unieron en otro beso demandante y apasionado, mientras sus manos empezaban a juguetear, intentando tocar todo tramo de piel ajena que les permitiera la estorbosa ropa.

Tenían la necesidad de abrazarse, de besarse, de amarse. Querían acariciarse como nunca habían hecho y ese era el momento preciso para empezar a dejarse arrastrar por lo que sus corazones pedían a gritos.

–Te haré mío, Kakarotto…

~~~

Kyabe decidió ir por ropa al departamento que Vegeta había comprado para que vivieran ambos, ya que pretendía verse lo mejor posible esa noche. La idea de sacarse de una vez por todas de la mente y el corazón al príncipe de los saiyajin, cobraba más y más sentido a cada momento que compartía con Tarble, ya que éste era tan atento y dulce con él, que era simplemente un sacrilegio dejar pasar la oportunidad de ser amado por alguien tan maravilloso. Poco a poco era invadido por una sensación cálida y acogedora cuando el pelinegro lo abrazaba o le robaba besos en la soledad de su cuarto, así como un sentimiento reconfortante al saberse su centro de atención. Tarble era increíble, una persona fascinante a ojos de quien fuera y Kyabe no pensaba dejarlo escapar. Sabía que sólo con él podría sacarse de adentro al futuro rey del planeta Vegita, ya que sus muchas cosas en común y el parecido entre los dos, le añadía puntos a favor, logrando que su interés creciera cada día un poco más.

Caminó a través del largo pasillo que tenía de cada lado las puertas que conducían a las habitaciones del amplio inmueble, algo captando su atención al posar sus ojos en el pequeño mueble decorativo que se encontraba de camino a su cuarto. El intercomunicador que Vegeta usaba para comunicarse con Turles, saiyajin a su servicio que estaba al tanto de su huída y lo mantenía informado de todo lo importante que sucediera en el planeta durante su ausencia, estaba sobre la superficie de madera, olvidado a su suerte y sin carga en la batería. Extrañado sacó de su mochila el cargador de su propio intercomunicador, el cual utilizaba sólo en casos puntuales para hablar con su hermana, y lo enchufó en uno de los interruptores para que se cargara. Mientras esperaba a que estuviera listo, aprovechó de sacar varias prendas de su clóset para guardarlas dentro del bolso, mientras un inquietante presentimiento se le instalaba en el pecho y lo abrumaba sin ninguna razón.

Al fin el aparato tuvo la suficiente carga para encenderlo y Kyabe, pese a sentirse como el peor de los entrometidos, no pudo evitar revisarlo en busca de algo que ni él mismo sabía qué era exactamente. Hasta que entre los mensajes, encontró uno que aun no había sido leído, enviado hace unos días por Turles. Y al revisar elcontenido del mismo, no pudo más que quedarse paralizado en su sitio, mientras el color desaparecía de su rostro y el presentimiento abrumador en su pecho lo agobiaba al punto de entrecortarle la respiración.

«Príncipe Vegeta, por favor tenga mucho cuidado. El Rey ha dado con su ubicación y envió a la mejor tropa de soldados élite, comandada por el mismísimo Bardock, para buscarle y traerle de regreso a cualquier costo. Se desató un caos terrible en el planeta cuando se enteró de dónde estaba, nadie lo había visto nunca tan furioso.. ¡Váyase de ahí lo antes posible! Temo mucho por su integridad…»

–Dios, no… no, no…

El corazón de Kyabe latía sin control, al tiempo que el mensaje se reproducía en su mente una y otra vez. ¡Su príncipe corría peligro! El Rey había dado con él y Vegeta ni siquiera lo sabía. Tenía que encontrar la forma de avisarle, de protegerlo a como diera lugar. Sin importar cuán traicionado se sintiera, debía hacer todo lo que estuviera en sus manos e incluso más por seguir viendo brillar de felicidad esos preciosos ojos negros.

Se precipitó contra la puerta, corriendo escaleras abajo lo más rápido posible, mientras intentaba pensar dónde podría estar Vegeta. Sabía que ese día haría algo especial para celebrar el cumpleaños de Goku y, si lo conocía como creía hacerlo, de seguro…

–Salió del planeta– murmuró para sí mismo, perdiendo su vista en el cielo con expresión ausente.

Suspiró hondo y emprendió vuelo en dirección a aquel paraje boscoso donde habían decidido guardar la nave donde llegaron y una más pequeña que trajeron con ellos encapsulada, deseando con todas sus fuerzas que su amado se encontrara a salvo. Kyabe sabía que el Rey no tendría piedad alguna a la hora de castigar a su hijo, sin embargo pese a todo no sería más que una medida meramente disciplinaria. Pero si se topaba con aquél saiyajin de clase baja y encima descubría que el príncipe mantenía con él una relación afectiva, dudaba mucho que Kakarotto pudiera sobrevivir a su ira.

Detestaba profundamente a Son Goku, pero Vegeta lo amaba y, para Kyabe, esa era razón suficiente para protegerlo también.

~~~

Se fundieron en un beso hambriento y libidinoso, Vegeta callando con sus labios cualquier cosa que Goku quisiera decir. Frotó su cuerpo contra él, paseando sus manos ansiosamente por cada tramo de esa piel exquisita y suave, el beso volviéndose más y más excitante y el ir y venir de sus respiraciones haciéndose errático. El de cabellos alborotados aún no era capaz de procesar las palabras recién dichas por su novio, pues el ardor de ese cuerpo sobre el suyo y la fricción cadenciosa de esos labios sobre sus labios, lo tenían al borde de la locura, bloqueando cualquier pensamiento coherente y haciendo que sus hormonas predominaran y tomaran el control total de sus acciones. La frase “Te haré mío” era lo único que se repetía en su cabeza una y otra vez, casi como si se tratara de el más incitante de los afrodisíacos, mientras su cordura se perdía en lo más recóndito de su mente y en su lugar se instalaba un deseo ardiente, nunca antes experimentado.

De un rápido movimiento, Vegeta se deshizo sin problemas de la estorbosa playera que vestía Kakarotto, arrojándola lejos hacia algún lugar sin importancia de ahí. Bajó de sus labios a su cuello entre suaves mordidas y calientes lamidas, erizando cada célula del cuerpo ajeno a su paso. Su pareja jadeaba conforme esas húmedas caricias dibujaban surcos húmedos y brillantes sobre su nívea piel, arqueándose involuntariamente al sentir como un escalofrío delicioso le recorrió la espalda, cuando su sexo más que despierto y el del saiyajin de élite en iguales condiciones, se encontraron en una exquisita fricción por encima de la ropa.

La desesperación del príncipe por hacer suyo a aquel guerrero hermoso e inocente hacía meya en él, demostrándose en sus ansiosos movimientos. Ambos deseaban sentirse más y de distinta forma, ambos no podían más ya con tanta dilación.

Tomando la iniciativa y descolocando un poco a Vegeta, Kakarotto cambió las tornas en un ágil movimiento de su cuerpo, dejándolo bajo él y reclamando sus sonrosados labios en un nuevo y voraz contacto. Sus lenguas tropezaron en la búsqueda de dominio y pelearon excitantemente por el control, sus alientos fundiéndose en uno, al tiempo que el aire intentaba abrirse camino en medio de tanto frenesí hormonal. Sin saber muy bien que hacía y motivado únicamente por sus hormonas más que alborotadas, cuando el beso se cortó por falta de oxígeno, el príncipe invirtió de nuevo la posición y le sujetó las manos a su novio por encima de la cabeza haciendo uso de su cola, mientras le desabrochaba los jeans y se adueñaba de su miembro con caricias sumamente eróticas.

 –Vegeta… mnh…– gimoteó Goku, retorciéndose ante la nueva sensación que lo invadió.

Quiso hablar, quiso preguntarle cómo es que las cosas entre ellos estaban llendo así de rápido, pero antes siquiera de que supiera cómo hacerlo, su pantalón fue bajado ágilmente con todo y bóxer, su erección más que despierta y necesitada de atención, siendo masturbada por una mano demasiado experta para su gusto, sólo para luego ser rodeada por una húmeda y deliciosa calidez. Sus ojos se cerraron instintivamente, en cuanto una traviesa lengua empezó a pasearse de arriba hacia abajo por toda su longitud, un gemido extasiado saliendo de sus labios al sentir como los movimientos entre mano y boca se coordinaban maravillosamente, llevándolo al cielo y al infierno de una sola vez. Las palabras se atoraron en su garganta, haciendo que frases para nada coherentes rehuyeran sus labios, al tiempo que se arqueaba felinamente y envestía con sus caderas, marcando el ritmo exacto que lo hacía delirar. Perdido en un nuevo y maravilloso mundo de puro placer, abrió más sus piernas para permitir que Vegeta se acomodara mejor, llevando una mano a esos lacios cabellos en forma de flama para tirar de ellos suavemente, conforme el calor se concentraba en su bajobientre, a la vez que esa lengua exquisita estaba a punto de desencadenar el mejor orgasmo de su corta vida.

Pero su saiyajin se detuvo justo cuando ya tocaba el cielo con la punta de los dedos, lanzándolo en picada de vuelta a la realidad y haciendo que su ceño se frunciera de frustración, mientras un quejido enfurruñado eludía su garganta.

Su príncipe lo miró con ojos traviesos, mientras se relamía los labios y sonreía juguetonamente aún masturbándolo, pero ahora a un ritmo más suave y acompasado.

–Voltéate, Kakarotto– demandó, su voz sonando más grave de lo usual por culpa de la inmensa excitación que lo invadía.

–¿Q-Qué…?– se extrañó él, intentando regular al menos un poco su respiración. –P-Pero…

–Voltéate– repitió nuevamente, usando sus manos para ayudarlo a cumplir su petición.

Goku abrió sus ojos pasmado, mirándolo con pura ingenuidad e intriga. Vegeta acarició su espalda, apartándole el flequillo de la frente y regalándole una sonrisa genuina.

–Confía en mí– le pidió, volviendo su voz suave y gentil. –Te prometo que lo disfrutarás.

Kakarotto se sonrojó, preguntándose en qué momento se había vuelto el pasivo de la relación. Y no era que le desagradara la idea, claro que no; la faceta dominante de Vegeta se le hacía demasiado atractiva y fascinante. Sólo le resultaba extraño, ya que desde el principio había sido él quien se le insinuaba y propiciaba cualquier contacto.

Inhaló hondo y obedeció, acomodándose como se le había pedido, mientras un abrasador sonrojo coloreaba sus mejillas, siendo avasallado por una vulnerabilidad impresionante.

Ya teniéndolo boca abajo, el príncipe separó sus piernas otra vez y se ubicó entre ellas, comenzando un camino de besos desde su cuello, bajando por su espalda, hasta llegar a sus glúteos, los cuales acarició sonriendo con lascivia y relamiéndose los labios de puro deseo. Disfrutó el involuntario estremecimiento que agitó el cuerpo debajo de él, así como el audible jadeo repleto de éxtasis que eludió esos labios perfectos, en cuanto comenzó a delinear en círculos con su lengua aquella entrada que prometía una gloriosa estrechez. Goku quiso apartarse sintiéndose incómodo, pero no pudo al estar completamente inmovilizado contra el suelo, por esa bella anatomía tan bien trabajada.

–Ve-Vege… eso s-se siente e-extraño…– no pudo evitar confesar, totalmente sonrojado.

El nombrado sonrió de lado, reemplazando su lengua por un dedo que deslizó cuidadosamente dentro de su saiyajin. Éste se quejó enseguida ante la molesta sensación, pero pronto se relajó al sentir como su miembro era nuevamente estimulado a un ritmo maravilloso. Fue así que conforme pasaba el tiempo, llegó a tener tres dedos en su interior, entrando y saliendo de él repetidamente, llenándolo de una sensación tan dolorosa como placentera. Vegeta lo masturbaba, lo preparaba y mordisqueaba su espalda, mientras jugueteaba delineándole los labios con la punta de su traviesa cola.

Cuando lo sintió listo, retiró los dedos de él y lo hizo voltearse boca arriba una vez más, asaltando sus labios con un beso lento, profundo y demandante. Goku correspondió ávidamente, frotándose contra él en busca de un contacto que aplacara su excitación.

–Todo es mío en este lugar, Kakarotto– Murmuró sensualmente en su oído, acariciando los costados de su cuerpo con lentitud y suavidad. –Y eso te incluye también.

Éste sonrió cohibido ante semejante confesión, gimiendo inevitablemente al sentir como el recorrido de una húmeda caricia bajaba desde sus labios hasta su pecho, mientras uno de sus pezones era deliciosamente rodeado por la lengua experta de su príncipe, para posteriormente ser succionado ávidamente reiteradas veces. Esta acción se repitió con el otro con igual maestría, nublándole de placer los sentidos y haciéndolo arquear la espalda ante tan placentera y tortuosa sensación. Pero cuando esos labios bajaron más allá de su abdomen, jugando con su ombligo como quien no quiere la cosa y dejando uno que otro chupetón en el proceso, Son Goku estuvo seguro que la razón y todos sus derivados se perdieron en el lugar más inhóspito de su mente, llevándolo de nuevo a alcanzar el cielo con la punta de los dedos, al sentir otra vez a esa juguetona lengua delineando su erección con enloquecedora lentitud y sensualidad.

–¡Mnh…! ¡Ah…!– gimió fuerte, ladeando la cabeza y frotando la mejilla contra el césped igual que un gatito buscando cariño, sin saber cómo reaccionar ante tantas sensaciones deliciosas atacando su ser sin piedad ni tregua. –¡V-Vegeta…! ¡Ngh sí…! ¡S-Sigue! ¡Ahhh!

El príncipe obedeció sin protestar, engullendo obscenamente ese miembro duro y palpitante. Lamió y succionó rítmicamente, ayudándose de su mano para mayor coordinación. Los jadeos y gemidos que Goku dejaba escapar sin pudor alguno eran su mejor estímulo, haciéndolo ansiar llevarlo al límite. Lo sintió temblar y murmurar palabras ininteligibles que se mezclaban con los excitantes sonidos que abandonaban sus labios, lo cual le anunció que ya estaba cerca de llegar a la cúspide del clímax. Aceleró sus movimientos y gimió por lo bajo al sentir como sus cabellos eran jalados con algo de brusquedad, mientras el miembro de su saiyajin palpitaba y se endurecía más dentro de su boca. Entonces Goku se arqueó y gritó extasiado, corriéndose abundantemente.

Subió hasta sus labios de nuevo y lo hizo probar su propio sabor, iniciando otro beso insaciable. Kakarotto respiraba agitado, su pecho subía y bajaba a medida que el aire llenaba sus pulmones, y tenía las mejillas bellamente sonrojadas. Pero cuando el contacto se rompió, hizo presión hacia arriba logrando cambiar los roles, siendo esta vez él quien estaba encima. Vegeta se dejó hacer, soltando pequeños suspiros al sentir como los labios de su novio hacían un recorrido lento desde su barbilla, bajando por su cuello y entreteniéndose en su pecho. Goku mordía, lamía y succionaba esa piel exquisita y tersa, logrando que su príncipe dejara escapar suaves jadeos. Y cuando el príncipe menos lo esperó, su miembro ya estaba siendo estimulado deliciosamente por esa boca caliente y húmeda, haciéndole incapaz de poder reprimir un gemido de satisfacción.

–Te juro que… mnh… si paras… te m-mataré– le advirtió entre jadeos, sujetando con fuerza a Goku por el cabello y forzándolo a llevar el compás exacto que lo volvía loco. Éste obedeció sin objeción alguna, ya que tener el control total sobre el saiyajin de élite era la droga más estimulante y adictiva de todas. Por tanto aumentó de golpe el ritmo de sus lamidas y succiones, deleitando a sus oídos con la sinfonía hermosa de gemidos que obtuvo como premio. –Oh… K-Kakarotto… no te deten-gas… mnh… ah… ¡M-Mierda!

~~~

–¿Kyabe? ¿Por qué estás tan agitado?– inquirió Kale al responder el llamado en el intercomunicador, preocupándose al escuchar la acelerada respiración de su hermanito.

–Turles… él dijo que… el Rey descubrió dónde está Vegeta…– explicó lo mejor que pudo el pequeño pelinegro, frustrado y temeroso a partes iguales, pues no había encontrado forma alguna de localizar a su príncipe. –Dime, ¿es verdad que Bardock fue enviado junto a la mejor de sus tropas para llevarlo de regreso a Vegita?

–Sí, es verdad– confirmó la saiyajin, estremeciéndose de sólo recordar el caos que se había formado cuando el rey descubrió que su único hijo había huído a un planeta tan insignificante como lo era la Tierra. –Todo está mal aquí, el príncipe será ferozmente castigado una vez que llegue.

Kyabe sollozó de impotencia, tirando de sus cabellos a causa de la inmensa frustración que lo dominaba.

–Vegeta no está solo, hermana– le contó, dejándose caer al pedregoso suelo y mirando con ojos vidriosos un punto a lo lejos. –Un saiyajin está con él… un saiyajin que es su pareja.

–¡¿Qué?!– gritó ella, quedando en momentáneo shock. –¿De qué hablas, Kyabe? Eso no…

–Sí, sí es posible– la interrumpió, sintiéndose al borde del colapso. – Y lo peor no es eso…

–¿Acaso podría haber algo peor?– espetó Kale, atónita. – Es decir, dudo mucho que… oh, Dios… ¡No me digas que es un saiyajin de clase baja! Rayos, creo que ahora sí nuestro príncipe estará en graves problemas. El Rey jamás permitirá esa unión… jamás.

–Lo sé– suspiró Kyabe, acongojado. –Seguramente lo matará y Vegeta no soportará eso…

–¿Cuál es el nombre de ese saiyajin?– cuestionó su hermana, tan preocupada como él.

–Kakarotto– respondió el menor, frunciendo el ceño algo incómodo.

Kale mantuvo silencio unos segundos, intentando recordar dónde había oído ese nombre.

–¡Ya recordé!– exclamó bastante eufórica. –Fue enviado a la Tierra siendo un bebé, pues Bardock renegó de él por su inútil nivel de poder. Gine nunca se lo perdonó, por cierto.

–Tú sí que te enteras de todo– comentó Kyabe, bastante sorprendido con la información.

–¿Qué puedo decir? Soy alguien muy observadora– alardeó la saiyajin, sonando arrogante. Luego de un silencio volvió a hablar, utilizando un tono de voz suave y tranquilizador. –No te preocupes, hermanito. Estoy segura de que el príncipe Vegeta sabrá salir de esto, es el guerrero más poderoso de nuestra raza y un estratega excepcional. Sé que se protegerá a sí mismo y a Kakarotto, así que no temas. Todo saldrá bien…

–Eso espero, hermana– musitó el pelinegro, no pudiendo contagiarse de su optimismo.

Cortó la comunicación y emprendió vuelo de regreso a Capsule School, sintiendo un nudo apretando su garganta y un sentimiento de temor horrible instalándose en su corazón.

«Mucho cuidado, mi príncipe…»

~~~

Gemidos extasiados resonaban en aquel paradisíaco lugar, junto al sonido típico de dos cuerpos chocando entre cada envestida; Goku y Vegeta sucumbiendo a sus hormonas y dejándose llevar por el camino del pecado más fascinante: la lujuria. Pero no era sólo atracción física o un mero ligue casual; lo que ellos sentían sobrepasaba lo carnal y penetraba en sus corazones, llenándolos de una calidez única. Lo suyo era un desencadenamiento desenfrenado del amor más lujurioso e intenso que se pudiera sentir, pese a que aún no eran capaces de aceptarlo abiertamente.

Luego de varios minutos de envestidas profundas, donde el punto de placer de Kakarotto era estimulado una y otra vez con enloquecedora precisión, al tiempo que Vegeta se sentía inmerso en una exquisita nebulosa de goce total al ser envuelto en esa estrechez tan cálida, estallaron en el orgasmo más increíble de todos, cayendo posteriormente en un delicioso sopor post clímax durante incontables segundos. 

Sudados, agitados, satisfechos y extasiados. Había sido un encuentro maravilloso y sus expresiones complacidas lo demostraban, recostados uno junto al otro sobre aquel mullido colchón hecho de césped. La brisa soplaba y acariciaba sus cuerpos desnudos, brindándoles una calma deliciosa. Sus ojos se buscaban, atrayéndose en una mirada llena de ese amor inmenso que todavía no lograban expresar con palabras.

El saiyajin de mayor rango acarició con delicadeza la mejilla de su pareja, robándole a sus labios un beso fugaz. Éste se sonrojó y le sonrió con dulzura, entrelazando sus dedos en un agarre bastante tierno. Entonces oyeron el resonar de un río cercano y se miraron en acuerdo, levantándose de su cómoda posición y alzando vuelo en esa dirección.

Se sumergieron en el agua cálida y transparente, sintiéndose aún algo adormecidos. El príncipe atrajo hacia sí el cuerpo de aquél saiyajin ingenuo e infantil que ahora era completamente suyo en todas las formas, apoyando su espalda contra una de las orillas del pequeño canal y sonriendo al notar como Goku se acurrucaba entre sus brazos.

–Te amo, Vegeta– confesó de pronto, sonrojado y dejando un beso rápido en sus labios.

Éste se estremeció al escucharlo, su corazón desbocándose dentro de su pecho. Sonrió sincero y estrechó más contra él a su Kakarotto, cerrando los ojos con infinita paz.

–Y yo te amo a ti…

Notas finales:

Qué tal les pareció el lemon? Se esperaban los roles que les di? Pudo ser mejor?

En el resumen está establecido que estos dos serán versátiles, así que si no les agradó la idea de Goku uke 7u7 Ya llegará su turno de dominar *w*

Kyabe sabe algo que Vegeta no. Esperemos que no sea tarde cuando el príncipe se entere D:

El próximo será el capítulo final de esta primera parte, así que disfruten de la calma antes de la tormenta :c


Un pequeño aviso: las actualizaciones comenzarán a ser semanales. Subiré nuevo capítulo todos los sábados para organizarme mejor y darle a cada fic su momento de brillar ;)

La trama al fin está llegando a donde quería desde que empecé a escribir la historia *-*


Gracias por las más de 980 lecturas!! Ya casi llegamos a las mil *O*

Son amor, de verdad muchísimas gracias por su apoyo ^-^

Saben que toda sujerencia, opinión, pedido o lo que sea me lo pueden hacer llegar en un review :)

El botoncito no muerde mis amores :3

 

Próxima actualización: sábado 19 de mayo :)

Nos estamos leyendo ^-^

Ciao!!


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