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Kitten por LittleAyla

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Will sabía que algo iba mal des de que puso un pie en esa ciudad esa tarde de domingo. No es que no hubiera estado allí otras veces pero nunca junto a Dylan, y mucho menos cogidos de las manos y besándose - más bien el alfa de pronto lo atacaba  - cada dos por tres. Después de comer y relajarse un poco en el restaurante Marcus se había ido, guiñándoles un ojo y diciendo que tenía . Claramente les había dejado solos para que disfrutaran de algo así como una cita.

El caso es que Dylan lo tenía empotrado contra la pared  al inicio de un callejón deshabitado - cualquiera que pasase por la calle podría verlos - cuando de pronto Will identificó un suave aroma muy conocido para él seguido de un pequeño grito horrorizado. Ambos se separaron bruscamente y miraron el origen de eso.

Ninguno supo cómo reaccionar pese a que sabían que deberían salir corriendo.

Su madre junto a su padre los observaban horrorizados, decepcionados y claramente - sobre todo su padre, su madre aún estaba en shock - encolerizados. Instintivamente Will se escondió tras la espalda de Dylan, llevando una mano a su cuello para comprobar que la marca no se viera y otra a su bajo vientre, en un acto reflejo de querer proteger al bebé. Con ese gesto solo consiguió cagarla aún más, puesto que las miradas de ambos se dirigieron tanto a su cuello - en el que por desgracia se podía observar claramente una mordida - y en su vientre.

Su padre no dijo nada, solo se acercó a Will y agarró su antebrazo con una fuerza monstruosa para acercarlo a ellos. Dylan lo detuvo pasando sus brazos por su cintura y atrayéndolo a su cuerpo de inmediato, desafiando al hombre con la mirada y lanzándole un gruñido. Nadie tocaba a su omega.

- ¡No te atrevas a desafiarme! - gritó el mayor llamando la atención de la gente a su alrededor, que empezó a detenerse para observar la escena y prepararse para llamar a emergencias si sucedía algo - ¡Habéis violado las tres leyes y dejado nuestra familia en la vergüenza! - la gente empezó a soltar exclamaciones horrorizadas. Will tembló cuando su padre enfocó sus ojos en su vientre - Lo primero que harán será arrancarte esa criatura que llevas dentro - gruñó - y luego se encargarán de ambos. Nadie sobrevive incumpliendo todas las leyes.

Hizo el ademán de volver a agarrar a Will pero el puño de Dylan impactó contra su mandíbula, lanzándolo al suelo e impidiéndole que se acercara más.

- ¡No vas a tocarlo! ¡No vas a llevártelo! - rugió furioso mientras sus venas empezaban a marcarse, tanto la de su cuello, como la de su frente y las de sus brazos - ¡Él es mi omega! ¡MÍO! ¡Y nadie le hará daño!

Envolviendo a Will entre sus brazos se apresuró a salir de allí, debían alejarse de esa ciudad lo más rápido posible. Pero no era tan fácil. En menos de dos segundos su padre ya estaba en pie y esta vez no estaba solo, dos alfas más que habían visto la escena se acercaron a él, dispuestos a ayudarle. Al mismo tiempo su madre ya parecía haber vuelto a la realidad y miraba a Will con un odio que ninguno de los dos fue capaz de describir pero que provocó un escalofrío en sus espaldas.

Era la mirada de... un loco.

Sus manos empezaron a sudar al sentirse completamente acorralado. Miró a su hermano mayor con desesperación y se agarró con más fuerza aún de su camiseta. No quería que los cogieran. No quería que los separaran. No quería que le hicieran daño a su bebé. Al mismo tiempo Dylan observaba frenético su alrededor, buscando alguna vía de escape. No podía dejar que los atraparan allí. En cuestión de segundos logró visualizar un pequeño hueco entre dos niños de unos siete años.

- Will, justo detrás tuyo hay dos niños - le susurró al oído - pasa entre ellos y corre, no tienen suficiente fuerza para pararte. Busca a Marcus y dile que te lleva a casa. Yo iré enseguida, no me van a coger. Te lo prometo.

Will alzó la mirada llorosa y negó con la cabeza. No iba a dejarlo allí. Pero Dylan solo besó su frente, le dio media vuelta y lo empujó para que corriera, obligándolo a hacerlo. Ante esa situación solo pudo aguantarse las lágrimas y echar a correr lo más rápido que pudo, sacando su móvil en el camino y rebuscando el contacto de su casero, mirando hacia atrás para ver como dos hombres empezaban a perseguirlo.

- ¿M-Marcus? - su voz temblaba y apenas se entendía entre los sollozos que intentaban escapar y el esfuerzo que estaba haciendo para no bajar el ritmo, tenía suerte de ser rápido y escurridizo.

- ¿Will? ¿Estás bien? ¿Qué ocurre? - preguntó el beta claramente preocupado.

- Tienes que llevarme a casa, n-nos han encontrado - solo rezó para que lo ayudara, Marcus solo sabía que habían infringido dos normas, no sabía nada de la tercera (considerada la más importante por muchos).

- No entiendo muy bien lo que me dices pero ahora voy por ti, dime dónde estás.

Will le dijo el nombre de la calle, la altura a la que estaba y en qué dirección corría. Si se detenía lo atraparían. Colgó la llamada y apuró aún más el paso, sintiendo como sus pulmones ardían y como cada vez era más difícil coger aire, nunca había sido bueno en resistencia. Gracias a Dios Marcus pareció estar cerca porque tres minutos después el coche azul marino y viejo del beta apareció a su lado. No dudó ni dos segundos en lanzarse dentro del vehículo, cerrando la puerta justo cuando los hombres lo alcanzaban.

Soltó un suspiro y cerró los ojos con fuerza, intentando volver a regular su respiración. Inconscientemente apoyó ambas manos en su vientre, deseando proteger a esa pequeña criatura de todos los males que se les venían encima.

- ¿Will? Por Dios, dime qué está pasando - dijo alarmado Marcus - ¿Dónde está Dylan? ¿Por qué te estaban persiguiendo esos hombres?

- Mis... mis padres - dijo entre jadeos - nos han visto... besándonos - Marcus abrió los ojos como platos pero mantuvo su vista fija en la carretera - Han empezado a gritar que hemos roto las leyes y la gente nos ha empezado a rodear. Dylan me ha ayudado a salir corriendo p-pero no sé dónde está - secó una lágrima que caía por su mejilla - ha dicho que vendría detrás de mí... pero ha empezado a pelearse con m-mi padre y...

Marcus apoyó una de sus manos en su hombro, intentando animarlo.

- No te preocupes Will, Dylan volverá contigo... con vosotros - le aseguró.

- S-Siento haberte metido en esto Marcus... es peligroso para ti p-pero no sabía cómo volver yo solo y esos hombres estaban a punto de atraparme y... - Marcus lo cortó.

- Will, cálmate - apretó un poco su hombro, dándole ánimos - Seguro que nos encontraremos con Dylan en casa. Después ya pensaremos en cómo evitar que os encuentren, ¿si? Y ahora, por el amor de Dios, respira y relájate. No es bueno para tu bebé - la mano que tenía apoyada en su hombro se movió hasta su vientre - aún es muy pequeño, puede dañarlo cualquier cosa.

El omega asintió rápidamente, limpiándose las lágrimas de las mejillas y respirando profundamente para calmarse. Marcus tenía razón, Dylan era tan tozudo como fuerte, conseguiría llegar hasta casa.

El trayecto en coche fue silencioso y en cuanto estuvo aparcado se apresuraron a subir hasta su departamento, en esos momentos lo mejor era que nadie lo viera. Cuando alguien violaba alguna de las 3 Leyes y los federales eran avisados automáticamente se emitía un comunicado en todas las televisiones mostrando fotografías de los criminales. A esas alturas seguramente su madre ya habría llamado a la base central de los federales y el aviso debería estar emitiéndose por la televisión.

Will fue el primero en entrar en el piso y agarrar el mano de la televisión pero justo antes de encenderla se mordió el labio inferior con duda y miró a Marcus. Él no sabía toda la verdad y pese a que parecía de confianza no podía asegurarse de que no diera un aviso cuando se enterara que eran hermanos. Así que antes de que el beta llegara a la cocina - donde estaba la televisión más cercana - agarró un cuchillo y lo escondió con su cuerpo, después encendió la televisión.

"Atención a todos los ciudadanos, en la última hora se ha registrado una llamada avisando de la violación de las 3 Leyes:

· Marcar a un omega menor de edad sin el consentimiento de sus progenitores.

· Dejar en estado a un omega menor de edad.

· Mantener una relación amorosa entre miembros familiares.

- un escalofrío recorrió a Will y cogió con más fuerza el cuchillo - Los criminales son un alfa de 20 años llamado Dylan Sallow y su hermanastro menor, William Sallow - al mismo tiempo unas imágenes suyas aparecieron en la pantalla - se ruega avisar a los cuerpos de seguridad o a los federales si se los ha visto o se cree tener información relevante. Muchas gracias"

Y volvió a empezar. Una y otra vez. Will sintió su cuerpo temblar y no se atrevió a girarse para encararlo. El silencio se sumió en la cocina durante unos minutos que a ambos se les hicieron eternos y cuando Marcus abrió la boca para hablar Will se alejó de él todo lo que pudo y agarró el cuchillo con ambas manos. Estaba temblando, sentía ganas de llorar y lo único que quería hacer era correr a los brazos de Dylan y que él se encargara de todo, que él los protegiera.

- Will, tranquilo, no voy a hacerte nada. Ni a ti, ni a Dylan, ni a vuestro bebé. Tampoco los llamaré a ellos - se apresuró a hablar Marcus, intentando que el menor se calmara - Will, por favor, confía en mí. No sabía que sois hermanos pero si sabía todo lo demás y no he dicho nada, ¿qué te hace pen- un estruendo lo interrumpió, haciendo que ambos se sobresaltaran y al omega se le cayera el cuchillo al suelo.

Pero pudo respirar con normalidad cuando vio que solo había sido Dylan abriendo la puerta y jadeando ruidosamente. Enseguida se lanzó hacia su omega, envolviéndolo entre sus brazos y tranquilizándolo, des de que se habían separado había notado todas las malas sensaciones de Will.

- Shhh... todo estará bien gatito - le murmuró al oído, abrazándolo más fuerte - tranquilízate mi amor, estoy aquí contigo, con vosotros - enmarcó su rostro con sus grandes manos en comparación con Will y lo besó suavemente.

Will asintió rápidamente y se secó las lágrimas que habían manchado sus mejillas sin que se diera cuenta.

- Están dando el aviso por la televisión, tienen nuestras caras y... - Dylan volvió a hacerlo callar.

- Will, calma - acarició su rostro - Para empezar esas fotos son antiguas y aquí hemos dado nuestros nombres falsos, la gente no estará al cien por ciento segura de que somos nosotros. Eso nos dará tiempo.

Unos segundos después, cuando el omega estuvo calmado se giró hacia Marcus el cual alzó las manos y reculó un par de pasos, un poco asustado.

- Dylan, no haré nada - les aseguró - llamaré a los federales cuando me asegure de que estáis a salvo y prometo ayudaros con eso. Me caéis bien, de verdad - soltó con rapidez, el aura que desprendía el alfa lo ponía nervioso.

- ¿Cómo podemos saber que dices la verdad? Cualquier persona normal habría dado el aviso de inmediato - gruñó Dylan.

Marcus se aclaró la garganta.

- Tengo mis motivos para no obedecer ninguna de las 3 Leyes - lo miró  con seriedad - También sé el lugar perfecto para que os escondáis.

Dylan lo estampó contra la pared y le enseñó los colmillos, rugiendo como una bestia.

- Dame motivos para creerte.

- ¡M-Mis abuelos! - exclamó rápidamente - ellos... ellos son como vosotros. Son hermanos - el alfa lo soltó sorprendido - No infringieron las otras dos leyes porque ya eran mayores de edad pero la tercera ley siempre ha sido la más absoluta, la que nunca se deja pasar por alto. Si no os lo creéis podéis buscar el caso por internet, fue hace cincuenta años, además en m-mi habitación tengo una foto con ellos.

Will lo miraba estupefacto y tras verlo a los ojos supo que no mentía, aún así tras la mirada de su alfa sacó su teléfono hasta que encontró un resultado parecido. Por lo visto nunca los encontraron y el caso nunca se cerró así que técnicamente aún estaban en busca y captura. Le enseñó una foto de la pareja a Dylan el cual tras echarle un vistazo fue a la habitación de Marcus para comprobar que no mintiera. Volvió dos minutos después notablemente relajado.

- Dice la verdad - todos en la habitación respiraron con normalidad otra vez, relajando su cuerpo y dejándose caer en el sofá.


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