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Mariposas de fuego por SrMichaelis

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Notas del fanfic:

Lo estoy volviendo a subir porque lo estoy corrgiendo y mejorando. Pienso seguir esta historia, para los que os lo preguntéis.

-¿Mi elemento?–ella asintió con la cabeza algo abrumada por el hecho de que el chico más guapo del colegio le estuviera dirigiendo la palabra–¿De verdad no sabes a cual pertenezco? Soy de Fuego, por supuesto–respondió orgulloso Seth, el protagonista de nuestra historia.

 

Una chica le había pedido que se reuniera con ella en el tiempo que tenían libre entre después de comer y las clases. Quería hablar con él y, si reunía el coraje necesario, declarar su admiración a aquellas facciones que tanto la embelesaban y no podía parar de mirar.

 

Él ya conocía el por qué lo habían llamado. Era bastante popular entre la población femenina de la escuela de Emment, como era de esperar, y ya se había acostumbrado a que todas las semanas se le declararan, al menos, tres chicas. Eran uno de sus momentos preferidos pues, que hablaran de él como un Dios salido de un volcán, le subía un poquito más el enorme ego que le movía el cuerpo.

 

Qué decir, su cabello azabache peinado en una suave cresta y su penetrante mirada verde moteada de rojos, acompañados de las facciones extremadamente afiladas y la tez morena -propias de aquellos puros afines al Fuego- hacían que Seth resultase bastante llamativo. Sin olvidarnos, por supuesto, del aro que colgaba de su ceja izquierda, algo que según tenía entendido, volvía loca a más de una. Todo su cuerpo era un altar hacia la belleza y era lo que mostraba con mayor orgullo, cuidándolo como oro en paño.

 

–¡Oh, qué bien!–exclamó la chica aún algo cohibida por su presencia mientras movía uno de sus pies y agachaba la cabeza avergonzada por lo que iba a ser capaz de hacer–Yo soy de Viento. Podríamos complementarnos muy...–tragó saliva, intentando deshacer el nudo que se le había formado en la garganta–Bien–dijo volviendo a levantar la cabeza por cuarta vez y a dedicarle una sonrisa tímida a Seth.

 

Su pecho se movía muy rápido. Los nervios y la posibilidad de ser rechazada humillantemente por el chico que le gustaba le estaban matando. Encima algunos de los estudiantes se paraban a lo lejos para curiosear, atentos de otro de los típicos rechazos dramáticos que vivía Seth. Mordió su labio superior con fuerza y esperó la inminente respuesta que tanto ansiaba saber desde hacía tiempo. A pesar de esto, ella conocía que había una probabilidad muy ínfima de que esto sucediera, pero ella no iba a perder la esperanza.

 

–Perdona, pero no me hablo con pseudoelementales como tú–dijo arrogantemente Seth, metiéndose las manos dentro de los bolsillos del uniforme que les obligaban a llevar.

 

Para los menores el uniforme era el mismo: una camisa blanca, una chaqueta negra que les llega hasta la parte baja del muslo, unos pantalones también negros -aunque si se desea también puede llevarse falda- y unos zapatos del mismo color que los pantalones bien brillantes. Sin embargo, a partir de séptimo y después de la prueba elemental, éstos cambian para diferenciar a los alumnos por su elemento: Fuego, Aire, Agua y Tierra.

 

La chica llevaba el uniforme negro, lo que indicaba que aun no había pasado la prueba. En cambio, el de Seth, aunque también era negro, contaba con tonalidades rojizas, amarillas y naranjas presentes en los botones de la chaqueta, en el cinturón, la corbata -típica de los estudiantes veteranos- y los zapatos, evocando el color de las llamas.

 

Cansado de la situación, pasó una de sus manos por la cresta y miró con aires de superioridad a la chica– Vete a soplarle a otro en la oreja– dijo despectivamente. Su mente tenía la creatividad de formar frases haciendo referencia a los elementos para utilizarlas como burlas.

 

Seth se dio la vuelta y puso rumbo hacia su habitación, ya no tenía nada más que hacer allí. Pocas veces perdía el tiempo con alguna chica que no fuera de Fuego. La lealtad al elemento era algo vital en su familia, siendo una de las más destacadas por ello. Debía estar demasiado buena para dejar a un lado sus creencias. Pero claro, cada uno tiene un precio y a Seth le pirraban algunas de Tierra. Le encendían más que una poción avivadora de llamas.

 

Sin ninguna atadura, salía con varias chicas a la vez -de su elemento el 95% de la veces-. Tenía la mala costumbre de cansarse de ellas a las pocas semanas. A pesar de ello, lo sabían perfectamente pero, al parecer, les daba igual. Con solo poder disfrutar de él unos pocos días, se conformaban y el estaba encantado que esto ocurriera. La única chica que verdaderamente llamaba su atención y con la que sus coqueteos tenían la intención de ir “más allá”, era la líder de Tierra. Su larga melena rosada, trenzada en algunos mechones, le volvía loco. Además, ella no era de las que caen fácilmente, por lo que suponía un reto que él estaba encantado aceptar. Hasta el momento, se había dado de morros cuatro veces, haciendo que la deseara mucho más.

 

Al llegar al enorme salón de Fuego, que se situaba en el centro de todas las habitaciones en el ala Noroeste de la escuela, notó que se había armado un buen barullo y que él no estaba al tanto. Entre el bullicio buscó a sus colegas, Pit y Nat. Ellos eran los típicos cotillas que estaban al tanto de todo lo que ocurría en la escuela, daba igual a qué elemento o elementos manchara. Algunos piensan que es una especie de don que tienen, mas a Seth le daba igual el como, solo quería saber el qué.

 

No tuvo que buscar exhaustivamente, se encontraban ambos sentados en uno de los muchos sofás que había desperdigados por todo el salón, peleándose como de costumbre. Se acercó muy intrigado y molesto de ser de los últimos en enterarse de los chismes. En cuanto llegó, les dedicó una gran sonrisa y una palmada en la espalda a modo de saludo para que pararan de darse manotazos.

 

–Venga, contadme qué es lo que se está cociendo en esta maldita escuela–dijo captando con la mirada a algunos compañeros que, aunque sabían lo ocurrido, no querían perderse la oportunidad de saber un poco más.

 

Nat y Pit se acercaron, se pusieron uno a cada lado para dejarle asiento en el centro del sofá y le susurraron al oído la información cuando se desplomó sobre él.

 

–Hemos escuchado que va a venir un chico nuevo a la escuela–dijo Pit, algo emocionado. En su cara se podían palpar las ganas de darle una buena bienvenida–Dicen que sus padres lo han estado escondiendo del Gobierno de los Cuatro Elementales–siguió Nat, también con el mismo sentimiento-Según tengo entendido, no sabe a qué elemento pertenece– terminó de añadir Pit con repugnancia, ya que eso estaba mal visto. Tu línea elemental lo era todo, aunque no fuera pura.

 

–Seguro que pertenecerá a Agua, nunca les he visto muy espabilados. Los Fuego lo llevamos en la sangre y eso, se nota- terminó Nat, haciendo especial hincapié en la última frase pues bien es sabido por todos los elementales que los de fuego ya apuntamos maneras desde muy pequeños. Se dice incluso que en el vientre materno notan a veces varias corrientes candentes.

 

Estaban ya a mitad de curso y era muy raro -bueno, en realidad era rarísimo- que un estudiante se acoplara a la escuela a aquellas alturas del curso. Además, algo gordo debería haber pasado para que le hubieran concedido la admisión en una de las mejores y más duras escuelas elementales. Rápidamente una pregunta cruzó por su mente: ¿Por qué le estaban escondiendo sus padres? Se suponía que ir a esta escuela era todo un honor para cualquier persona de su raza, encima en una de las más prestigiosas de todo Anhar.

 

Lo que mayor rabia le daba es que jamás descubriría la respuesta pues los problemas del gobierno jamás llegaban a ser públicos.

 

–Bueno, ya le daremos la bienvenida al nuevo– dijo Seth sin poder retenerlo más y con una sonrisa maliciosa. Sus compañeros se frotaron las manos, llenos de ideas perversas que aún no habían puesto en marcha con nuevos.

 

Sí, se dedicaban a dar "la bienvenida" a todos los novatos que entraban por primera vez a la escuela y se podría decir que se lo tomaban muy a pecho. Tanto, que todos los años dedicaban las últimas semanas de vacaciones para reunirse y mejorar la calidad de sus actos. En otra cosa no, pero para hacer el mal o dar disgustos, su creatividad era inmensa. Miedo a veces.

 

Además, Fuego era mayormente conocida por encargarse de las novatadas. Seth siempre participaba por ser el Líder de Fuego en su noveno curso, con 18 años. Como norma general, todos los nuevos que entraban a la escuela acababan de cumplir los 10 años, los de primer año. Hasta el cuarto año, los alumnos “desconocen” qué elemento es el que dominan, por no haberse desarrollado en ninguno de ellos al completo. Es en la ceremonia de iniciación elemental cuando sales de dudas. Pero, como siempre, hay excepciones. Los que suelen saber antes a cuál pertenecen sin necesidad de pasar por la prueba son los de Fuego y Agua. A pesar de esto, todos los alumnos deben someterse a las cuatro pruebas hasta encontrar su elemento y evitar confusiones.

 

–Dicen que llegará muy pronto. Debemos elegir cuanto antes lo que le vamos a hacer– dijo Nat lamiendo su comisura de la boca abriendo el enorme repertorio de bienvenidas–Debe ser algo especial.

 

-Esta vez os lo dejo a vosotros, chicos. He podido comprobar que tenéis muy buenas ideas y yo tengo que descansar un rato, que me muero de sueño-sonrió ladeadamente mientras se frotaba uno de sus ojos haciendo ver que tenía sueño– Si no estoy en la clase de control del Fuego, decidle a la profesora que no me encontraba bien– Les guiñó el ojo y, sin esperar respuesta de sus amigos, Seth se marchó hacia su habitación.

 

Una de las ventajas de ser Líder de cualquier elemento es que tu habitación es algo más grande y llamativa que las demás. Las cuatro habitaciones, una en cada gran salón, estaban en el centro de todas las demás. Tenían un arco tallado en la pared de piedra, pintado con detalles de la historia de su elemento. Era algo por lo que sentirse muy orgulloso y por el que muchos se llevaban toda su niñez siendo entrenados para conseguirlo, como Seth.

 

En el interior había dos apartados bien diferenciados: la primera sala era un despacho, donde podía dejar todos los papeles que le daban de información y poder pasar citas con los miembros de su elemento para la organización de eventos o tratar posibles problemas con alumnos; y la otra era una habitación privada, la cual estaba al detalle para evocar los colores de su elemento. La habitación de Seth parecía como si estuviera llena de llamas y rocas tan ardientes que iluminaban y caldeaban el ambiente. El resto de muebles y accesorios eran muy similares a los que tenían los demás: una cama -aunque la de éste era algo más grande-, una cómoda, una piedra elemental, un cuarto de baño, una mesa con sus respectivas sillas y una gran ventana que daba al hermoso jardín de la escuela, aunque ahora no se pudiera ver por ser de noche.

 

Seth se echó sobre la cama, se quitó la parte de arriba del uniforme y, sin abrir las sábanas, cayó a los pocos segundos en los brazos de Morfeo sin saber bien si era sueño o pereza.

 

~~~~

 

*Toc* *Toc*

 

Alguien llamó a la puerta, despertando a Seth de su plácido sueño. Éste, de mala gana, se levantó y fue tambaleándose medio dormido hasta ella, la cual abrió muy cabreado. Tras esta, había una chica de Fuego: su segunda. Era muy estricta, organizadora, perfeccionista y manipuladora, aunque eso no quitaba que su melena pelirroja, con las puntas anaranjadas, le volviera loco. Tenía una especie de sentimientos de amor-odio hacia ella y se encontraba encantado que ella hiciera todo el papeleo que el Líder debía de hacer diariamente.

 

–¿A qué se debe tu grata presencia, Helen?– dijo mientras se apoyaba en una de los respaldos de la puerta e intentaba marcar músculos. No llevaba nada de cintura para arriba y eso le volvía mucho más exhibicionista–¿Es que vienes a pasar un buen rato conmigo al fin?– dijo enarcando la ceja de la que le colgaba el aro.

 

–Más quisieras tú, aparta–respondió ella coaccionada por las vistas que Seth le estaba proporcionando y le empujó hacia adentro para no desconcentrarse–Vengo a visitarte para saber si estás "bien", ya que tus amigos habían dicho que habías comido algo en mal estado y no te encontrabas presentable–dijo con tono mecánico mientras echaba un vistazo a la cama de éste notando lo desordenada que la había dejado– Pero por lo que veo ya estás bien, a si que he de pedirte que me acompañes.

 

–¿Estás segura? No creo que tardemos mucho–dijo mientras agarraba el brazo de Helen y tiraba de el para atraerla hacia su pecho. Sonriente, pasó una de sus manos por el pelo de la chica, poniéndoselo detrás de la oreja. Tenía el pelo muy suave, cosa que el encantaba a Seth–Porque tu cara dice que si–le susurra al oído con un ronroneo, mordiendo el lóbulo de su oreja.

 

La chica, avergonzada, hunde la cabeza en el pecho del contrario y susurra palabras que Seth no consigue oír por aún estar medio adormilado. A este le encantaba que todas las chicas se comportaran así cuando les atacaba de aquella forma. Tan sumisas y monas . . . Agachó la cabeza hasta llegar a la altura de la de Helen y, agarrando dulcemente su barbilla, levantó su cara y buscó los labios de la chica con los suyos propios, encontrándolos a pocos centímetros. Ella soltó un leve gemido, como si hubiera estado esperando aquel momento por una eternidad y cuando Seth lo escuchó, apretó la intensidad del beso, llegando a meter su lengua en la cálida boca de su segunda. Esperaba que aquello durara más de dos semanas, porque su cuerpo estaba reaccionando exageradamente bien, produciéndole un abultamiento en su intimidad.

 

–¡Atención! Que todos los Líderes de todos los elementos se presenten en el despacho mayor en cinco minutos–sonó por todo el colegio a la vez que el viento que traía el mensaje llegaba a su oídos. Era Yin, el Mago de Aire de la escuela, anunciando una reunión de improviso en el peor momento posible.

 

Sin apartar los labios de la chica, gruñó. Ahora que por fin había hecho que Helen cayera en sus redes, le llamaban para una estúpida reunión. Un mes de trabajo bastante arduo porque no le pegara un buen manotazo en la cara cada vez que se acercaba a ella más de la cuenta, había sido mancillado.

 

Después un par de minutos apurando hasta el último segundo para seguir con su apasionado y fogoso beso, se apartó de ella y echó a correr hacia el interior de su habitación para coger la parte de arriba del uniforme. Volvió a unir sus labios por una segunda vez y no pudo retener sus ganas de conseguir más, cogiéndola en peso para que cruzara las piernas tras su espalda. La estampó no muy fuerte contra la pared y sus caderas comenzaron a moverse para rozar su miembro contra ella, haciéndole notar lo mucho que le estaba poniendo. Ella clavó sus dedos en la espalda de Seth y le arañó levemente.

 

–¡AHORA!–Yin sonaba bastante cabreado por hacerle esperar.

 

La unión costo muchísimo romperla y Seth se cago en todo lo que se le ocurría en ese momento porque tuvo que salir corriendo con el miembro y los huevos doliéndole a rabiar por no haber conseguido lo que quería. Puso rumbo hacia el despacho mayor, donde normalmente se reunían los cuatro Líderes y Magos de los elementos, mientras se adecentaban. Se despidió de ella con un "seguiremos" y ella se mordió los labios pues no tenía claro de que ello fuera a ocurrir.

 

En cuanto llegó, todos le estaban esperando, como siempre. Llegar tarde era una de las cualidades más destacables de Seth a decir verdad.

 

–Ya que por fin ha llegado el Líder de Fuego, podemos empezar con la reunión– dijo Ariela, la Maga de Agua, amablemente. Un par de guardias elementales cerraron la puerta y ella se aclaró la garganta para continuar. Seth echó una mirada a la Líder de Tierra, Laila, que apartó la suya de éste desinteresadamente. Estaba igual de guapa que siempre. Sus facciones tan perfectamente de Tierra que junto a su larga y rosada melena, hacía que Seth se pasara las horas muertas admirando su hermosura. Después de que Ariela le llamara la atención, porque no estaba atento a la reunión, desvió la mirada por fin de la chica. Aquello pintaba extraordinariamente importante–Creo que me puedo mojar las manos y decir que todos ya habéis oído hablar del chico nuevo que se va a unir a nosotros a mitad de año. Vendrá mañana por la mañana a primera hora y deberéis recibirle los cuatro– dijo señalando a cada Líder– Esto es muy importante, ese chico debería estar en Séptimo año y aún no conoce cuál es el elemento que domina-explicó dando énfasis a su edad. Era muy raro entre los elementales no saber tu elemento pasados los 15 años y, aún más extraño, el no haber asistido a la escuela tras haber cumplido los 10 años–Deberéis ayudarle hasta que averigüemos cuál es su elemento. Hasta hace poco desconocía la existencia del dominio de ellos y creemos que esto puede suponer un problema para la seguridad del colegio. Puede que su poder se descontrole en cuanto intente controlarlo–a todos se les encogió el corazón, aunque unos por preocupación, otros por pena y Seth de curiosidad–Una vez que pase la ceremonia de iniciación elemental, el Líder al que le toque un nuevo integrante tendrá una nueva e importante responsabilidad.

 

"Mierda" dijo Seth para sí mismo pues había posibilidades de que esa responsabilidad cayera sobre él. Pero aquello no era lo único que le molestaba puesto que el nuevo iba a hacer que éste no fuera la única cosa de la que hablara toda la escuela. Se sentía muy incómodo si no era el centro de atención y más entre la población femenina de la escuela. "Le daremos una bienvenida digna, para que se de la vuelta y vuelva por donde ha venido" pensó maliciosamente trazando nuevos planes en su mente. No había otra cosa que odiara más que la gente le quitara el protagonismo. Él debía ser aquel que estaba en boca de todos, ya sea para bien o para mal.

 

Ariela finalizó con que la prueba sería dentro de 4 días y que, hasta entonces, deberían cuidar del nuevo y enseñarle como funciona el sistema, cosa que haría encantado con sus jugarretas. Iba a demostrarle la mejor parte de Fuego.

 

Gracias a la reunión, había perdido todas las clases de la tarde. Se había reunido con los demás Líderes para conocer qué iban a hacer en su llegada, acumulando papeles informativos en su carpeta. En el primer día del nuevo, Seth se encargaría de presentarle la escuela, guiándolo a través de las instalaciones y las aulas. Se lo concedieron a regañadientes porque todos tenían algo que hacer. También, al haber comenzado las clases tan tarde, el chico tendría que asistir a lecciones tanto de primero como de segundo año, por ser las más básicas, así que deberían acompañarle.

 

Cuando todos los de Fuego se volvieron a reunir en el gran salón después de las clases, Seth buscó a Pit y Nat para conocer el plan que habían ideado mientras él estaba ocupado. A decir verdad, eran unos verdaderos genios en maquinar nuevas maneras de acobardar a los nuevos y amedrentarles. Confiaba plenamente en ellos.

 

-¡Ey chicos! Os estaba buscando-dijo Seth agarrando el hombro de Nat para llamar su atención, ya que estaba haciendo el tonto con Pit. Éste sonrió al verle y le hizo un gesto con una de las manos para que contara lo que había pasado en la reunión de Líderes.-Nada, que mañana viene el nuevo y me toca a mi cuidar de él. Espero que tengáis ya pensada su maravillosa bienvenida de parte de Fuego- el pelinegro no pudo reprimir una ruin sonrisa.

 

–¡Claro! –Saltaron los dos al unísono. A veces le llamaba mucho la atención lo bien que se complementaban sus dos mejores amigos–Tú solo llévalo a la sala de pociones mañana. Estará todo montado para cuando llegues. No te vas a arrepentir– dijo Pit mientras se mordía el labio de emoción. Ya debía de ser muy bueno para que estuviera así.

 

–Estupendo entonces, vamos a cenar ya, que me muero de hambre– terminó la conversación Seth.

 

~~~~

 

Después de cenar y evitar a parte de sus acosadoras que no aceptaban un no por respuesta, consiguió llegar a su habitación. Deseaba que el día siguiente llegara ya. Sabía que se iba a divertir de lo lindo con el chico nuevo. Así conocería con quien debe interponerse y a quien debe de tener miedo. Cansado, aunque sin haber hecho demasiado aquel día, se metió en la cama y sacó su roca de Fuego para ver si tenía mensajes nuevos.

 

Así era como se comunicaban socialmente los estudiantes de Emment. Cada uno tenía una roca de su elemento: la de Fuego era una gran roca ígnea plutónica -normalmente gabro- la cual guardaba aún el calor en su interior, haciendo que el color negro tuviera matices rojizos por ello; la de Agua era un poco más pequeña y echa de sílex blanco azulado; la de Aire era un tanto más pequeña que la anterior y echa de piedra pómez de un color crema; por último, la de Tierra era de un tamaño intermedio entre la de Fuego y Agua, echa de turba algo desmenuzada.

 

Estas rocas se les entregaban a los mayores de 16 años después de saber a qué elemento pertenecen y, a los menores, se les daba una con pedazos de gabro, de sílex, de piedra pómez y de turba, unidos armoniosamente representando que aunque aun no pertenecen a ningún elemento en su futuro les pertenecerá alguna de ellas.

 

Era muy fácil de utilizar: solo se deben concentrar la energía en las manos y los mensajes aparecían en sus mentes de forma clara. Al principio a todos les cuesta, sin embargo, tras utilizarlo todo un año entero, conseguían dominarlo perfectamente. Seth desechó los mensajes de los profesores y llamó su atención uno de Helen: "espero que sea verdad que debemos seguir con lo de hoy". Al leerlo, sonrió vilmente. Se había quedado con unas ganas terribles de llevársela a la cama. Tenía, además, un par de mensajes más de miembros de Fuego, pero pasó de ellos, le aburría tener que leer problemas de otros. Ya tenía suficiente con si vida.

 

~~~~

 

La alarma matutina despertó a Seth sin piedad. Se levantó rápidamente de la cama, casi de manera automática, y se metió en la ducha para poder ser persona. A los de Fuego no les gustaba mucho ducharse ya que el sentir el agua sobre la piel era una sensación demasiado desagradable. Pero debían hacerlo, las normas lo mandaban. Notaba como cada gota tiraba de su piel. Los de Fuego no sentían la temperatura ya que tenían un mecanismo de mantenerla constante espléndido, además de tener una piel gruesa y especial, la cual dificultaba el traspaso de calor con el ambiente. Pero debían de tener cuidado con estar expuestos a una atmósfera que les robara el calor pues no es un mecanismo infalible y les podía jugar una mala pasa.

 

Al terminar su ducha, secó su cuerpo cuidadosamente y se vistió con las primeras ropas que encontró tiradas por su habitación. El nuevo estaba a punto de llegar y seguramente no tardaría en darse la vuelta gracias a ellos.

 

Su roca empezó a brillar, advirtiéndole que debía salir ya. Cogió la carpeta donde tenía todos los papeles que se habían repartido entre los Líderes el día anterior, tras la reunión, y bufó cansado de tener que soportar otro día de clase más.

 

En cuanto llegó a la entrada y encontró entre toda la gente a los demás Líderes, se unió a ellos. Los tres hablaban de lo nerviosos que estaban por enseñarle todo lo que tenían y ayudarle en lo que pudieran. Seth solo podía sonreír a cada comentario que hacían, sin soltar palabra. A pesar de ser una persona que se metía en muchos problemas, mentir no era su punto fuerte y no quería que le pillaran. Después de veinte minutos esperando y ordenando a los mirones que se marcharan para despejar la entrada, los cuatro Magos llegaron y se pusieron al lado de los Líderes, en el mismo orden: Fuego, Agua, Tierra y Aire.

 

–Por favor, sed amables– dijo Ariela. No sabía porque le daban tanta importancia a ser cordiales con el nuevo. “Ni que fuera un príncipe vamos” maldijo Seth. No pudo evitar rechinchinar los dientes.

 

Esperó obediente la llegada del chico, como todos los demás. Al cabo de un par de minutos el susodicho hizo acto de presencia. Todos le hicieron una reverencia y el chico, automáticamente, les devolvió el gesto sonriendo. Una pequeña sonrisa de diversión apareció en la cara de Seth. Parecía un niño. Tenía el pelo largo, castaño-anaranjado y con un mechón blanco a un lateral. Era bastante más bajo que Seth y, por lo que parecía, aun no le había salido nada de barba. Tenía la piel blanca y sin ninguna imperfección. "Esto va a ser demasiado divertido" dijo para si mismo mientras vio como el contrario les hacía una reverencia tímidamente a cada uno de los Magos.

 

–Mi nombre es Vicent Hole y vengo a estudiar a este colegio–se presentó. Retorcía sus manos nerviosamente. Se le notaba como pez en el agua puesto que parecía que aún no había asimilado su condición de elemental –Espero que cuidéis de mi.

 

"Cenizas, esto no puede ser mejor" pensó Seth. El mago de Fuego le hizo un movimiento con la cabeza al pelinegro para que se acercara al chico y se lo llevara a enseñarle la escuela. Se paró a pocos pasos del nuevo y, agachando un poco su cuerpo, le saludó con aires de grandeza.

 

–Bienvenido, Vicent, cuidaremos de ti–dijo con segundas, aunque nadie las cogió por suerte.


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