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Sin ti por Emmyllie

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Notas del capitulo:

Infinitos agradecimientos por sus hermosos e inspiradores reviews a:

C Lehnsherr

Ichimatsu

Martina Sánchez

Loretta Mink

Coralia

Lulú

¡Saben que son un amor! Si actualizo es por ustedes, ya que me dan la motivación necesaria para sacar iempo de donde no lo tengo para escribir. Este fic es lo que es gracias a su apoyo, de verdad significan mucho para mí. Gracias por seguir ahí <3

 

Segundo capítulo de la segunda temporada. Ya va apareciendo el drama, las futuras complicaciones empiezan a asomar y personajes que se fueron reaparecen. La verdad no sé cómo definirlo, porque creo que me quedó algo extraño XD Lo escribí bajo la influencia del café, así que no me pidan mucho jaja.

Se aproxima una tormenta en la vida de alguien...

¡A leer!

Capítulo 7: Tiempo de Cambio

Tarble sonreía dulcemente, jugando con su sobrinito a chocar las manos. Mikan yacía sentado en sus piernas, riendo con esa ternura característica de su corta edad, muy entretenido con su tío. Raditz los miraba embelesado, contagiándose de la sonrisa y admitiéndose a sí mismo lo adorable que era el bebé, fantaseando sin poderlo evitar con la familia que algún día tendría con su novio.

-¡Dame esos cinco!-Pidió alegre el saiyan menor, mostrándole al pequeño su palma abierta. Éste alzó su manito e hizo que chocara con la del pelinegro, robándole una carcajada llena de orgullo fraternal.-¡Eso es, Mik!-Besó su frente con afecto, abrazándolo con ternura hacia su pecho.-Eres la cosita más adorable del mundo, mini Veg. Ojalá no seas igual de amargadito que mi hermano…

-Oye.-Increpó una voz desde atrás, haciendo reír a Tarble.-Deja de mal influenciar a mi mini yo.

Mikan en cuanto vio a Vegeta se revolvió en brazos de su tío, estirando sus bracitos y balbuceando “papá, papá” en su dirección. El peliflama le sonrió con el amor paternal brillando en sus pupilas, mientras lo alzaba y lo abrazaba contra él dejando la cabecita en su hombro. El bebé aferró sus deditos en la camisa de su padre, acomodándose como si el mayor fuera el más cómodo colchón. Dio un bostezo que derritió de ternura a todos y luego cerró sus ojitos, soltando un par de balbuceos antes de caer profundamente dormido.

-Es tan lindo.-Comentó el saiyan menor, mirando a su sobrino con ojitos brillantes.-Ojalá no salga igual que tú en carácter, Veg, porque perdería todo su encanto el pobre.

-Ahah, que chistosito andas hoy.-Ironizó su hermano, acariciando con suavidad la suave cabellera en forma de flama de su angelical hijo.

Tarble sólo se limitó a reír burlón, abrazándose a Raditz sin pizca alguna de recato.

Ambos pelinegros se dedicaron una mirada de soslayo, saludándose con un ademán de cabeza.

-¿Y Kyabe?-Preguntó su hermano, no pudiendo evitar fruncir un poco el ceño ante su mención.

-En clases.-Fue la escueta respuesta que dio Vegeta, mientras se apoyaba despreocupadamente en el respaldar del sofá y mecía un poco a Mikan sin dejar de acariciar suavemente sus cabellos.

Tarble suspiró, incorporándose derecho en el sillón donde estaba y frunciendo el ceño disgustado.

-Tal parece que le importa más su carrera que su hijo.-Comentó con sorna, cruzándose de brazos.

-No es así.-Refutó su hermano, frunciendo el ceño también.-No hables de lo que no sabes, Tarble.

-Nunca viene contigo a los almuerzos familiares, cuando voy de visita a verlos nunca está y si lo hace, se encuentra demasiado ocupado estudiando para encargarse de Mikan.-Continuó él, notándose indignado.-¿Hasta cuándo justificarás su irresponsabilidad? Mik prefiere estar contigo que con él… ¿por qué crees tú?-Resopló, entornando los ojos hastiado.-Hacerle unos cuantos biberones a la semana no es criar, Vegeta. Hasta la niñera tiene más apego con Mikan que Kyabe.

-Ya basta.-Se enfadó el peliflama, fulminándolo con la mirada.-No te metas en asuntos que no…

-Sí me concierne.-Lo interrumpió Tarble, destilando enojo.-Por mucho que lo niegues, a Kyabe le quedó grande el rol de “papá”. Lástima que seas tú el único que no quiere admitirlo, hermano.

Vegeta no contestó, prefiriendo salir de allí a paso firme con Mikan aun dormido entre sus brazos.

-¿Por qué le dijiste todo eso?-Inquirió Raditz, notándose pasmado ante semejante ataque verbal.

-Porque es la verdad.-Respondió enojado Tarble.-Kyabe sólo se preocupa de cuidarse a sí mismo.

Su novio lo miró extrañado, alzando una ceja en confusión.

-Si tan sólo Mik fuera sobrino de ambos…-Soltó en voz cansada, suspirando afligido.

-¿Sería distinto?-Se intrigó el azabache de cabello largo, observando con fijeza a su gran amor.

Éste asintió, recostando su cabeza melosamente sobre el pecho del mayor y dejándose abrazar.

-Sé que Goku antepondría a su hijo por sobre todo y no dejaría a mi hermano haciendo todo el trabajo.-Declaró, sonriendo enamorado al sentir un beso casto en su mejilla.-Fueron unos tontos.

-Puede ser.-Dijo Raditz, aferrándolo más.-Pero debemos admitir que tampoco les ha tocado fácil.

-Lo sé.-Suspiró Tarble, cerrando los ojos hastiado, sintiéndose frustrado de pronto.-Destino cruel.

En eso la señora Saiyan entró al living, dedicándoles una sonrisa amable antes de hablar.

-La comida está lista.-Anunció, mirando a su hijo menor con algo de recelo.-Vengan al comedor.

-¿Vegeta sigue aquí, madre?-Inquirió Tarble, sintiéndose culpable por sus palabras antes dichas.

-Sí.-Asintió.-Y no sé qué pasó entre ustedes, pero cuando le pregunté por ti no me respondió.-Suspiró, acompañando a ambos a través del pasillo que guiaba al comedor.-Espero no hallas tomado el tema de Kyabe, cariño. No quiero que por sus diferencias mis hijos se distancien.

-No son diferencias, mamá.-Objetó el menor, enfurruñándose.-Es la verdad, por eso se enoja.

La madre de familia respiró hondo, tratando de darse a sí misma calma para afrontar la situación.

-No te corresponde a ti hacerle ver nada, cariño.-Le refutó, poniéndose seria.-Él ya tomó su decisión y debemos respetarla. Si Vegeta es feliz con aquel jovencito, no nos queda más que apoyarlo y desearle lo mejor. Además es el padre de tu sobrino, por tanto merece respeto.

-Padre ausente, querrás decir.-Ironizó Tarble, sonriendo mordaz.-Ni siquiera se preocupa por Mik.

Ingresaron al comedor y por obvias razones su incómoda charla terminó, siendo reemplazada por una conversación lo más amena posible. Ambos hermanos se miraron con reproche, tensando el ambiente enseguida. No obstante una risita traviesa del pequeño Mikan –quien jugaba con una tirita de zanaoria sentado en su silla de comer– bastó para apaciguar la incómoda situación.

La clase terminó y todos suspiraron aliviados, agradeciendo internamente el fin de la jornada escolar. Kyabe metió el cuaderno de vuelta en la mochila, echándole una ojeada a la pantalla de su celular. Tenía varias notificaciones de sus redes sociales, además de un par de llamadas perdidas de Vegeta. Sonrió y lo llamó de vuelta, mientras se levantaba y caminaba sin prisa hasta la puerta. Kale y sus amigos se le unieron, por lo que juntos salieron de allí, hablando animadamente. Su primer intento fue desviado al buzón de voz, pero al segundo su atractivo novio contestó finalmente luego de unos cuantos timbrazos.

Hola, amor.-Fue su cursi y tierno saludo, pese a que al mayor no le agradara en lo absoluto ser tratado con apelativos de carácter meloso.-¿Cómo están?

-Bien.-Fue la respuesta del peliflama, escueta y concisa como de costumbre.-¿Ya saliste?

-Sí.-Afirmó Kyabe, acomodándose la mochila en el hombro.-Pero aun debo acabar un trabajo…

Vegeta suspiró hastiado del otro lado de la línea, causando cierta inquietud al pelinegro menor.

-De acuerdo.-Le dijo, notándose en su voz aun más seriedad de lo normal.-No tardes.

Sin más la llamada se cortó, sumiendo a Kyabe en una inquietante e insufrible incertidumbre.

-¿Qué pasó?-Le preguntó intrigada Kale, preocupándose al ver su desconcertada expresión.

-Nada.-Le respondió él, sacudiendo la cabeza para despejar su mente de malos pensamientos.

Llegaron al hermoso jardín cortesía de la facultad de ciencias, dejándose caer con pesadez sobre el césped. Goten y Trunks se ganaron un lugar bajo un gran manzano que allí había, el pelilila permitiendo que su novio se acomodara entre sus piernas para abrazarlo desde la cintura con posesividad y robarle un beso fugaz a sus labios. Kale, Kaulifla y Bra se ubicaron al pie de un peral, suspirando agotadas antes de recostarse en la hierva usando sus mochilas como almohada. Kyabe las imitó, sólo que en vez de acostarse se sentó, dedicándose a revisar las notificaciones de sus redes en el celular. Tenían que empezar a planificar su trabajo, pero les ganaba la pereza.

-Oigan, par de tórtolos.-Llamó Bra, sonriendo pícara.-¿Es verdad que sus hermanos están juntos?

Goten despegó sus labios de los de su chico, mirándolas con una ceja alzada en desconcierto.

-¿Cómo lo saben?-Fue Trunks quien cuestionó, notándose sorprendido ante el descubrimiento.

-¡Eso es un sí!-Gritaron Kaulifla y Bra, enseñándoles a ambos la pantalla de su celular.

En ella había una foto de Gohan y Mirai saliendo de un restaurante, tomados de la mano muy sonrientes. El titular de la noticia decía: “El amor nace entre el bajista y el baterista de Black.”

-Ya me lo veía venir.-Confesó Kale, abriendo un paquete de galletas.-¡Se ven tan lindos juntos!

-Maldita farándula.-Gruñó Trunks, resoplando fastidiado.-La fama es un asco gracias a los medios.

-La fama es fama, gracias a los medios.-Lo corrigió Kaulifla.-Y hasta la farándula la engrandece.

-Aun así, no deja de ser horrible.-Apoyó Goten a su novio.-Cuidar cada paso que das es horrible.

-Los medios no siempre se enteran de todo.-Acotó Kyabe, alzando la mirada de su móvil.-El problema de drogas que tuvo ese idiota de Black jamás fue comentado en televisión.

-Es cierto.-Suspiró Bra, bebiendo un sorbo de su botella de agua.-Espero ya se halla recuperado.

El pelinegro menor bufó hastiado, chistando la lengua en actitud indiferente y sumamente apática. Sus cinco amigos lo miraron con seriedad, sin poder evitar preguntarse hasta qué nivel aquél dulce chico podía ampliar su rencor.

-Empecemos la tarea.-Sugirió Trunks, encendiendo su laptop.-Hay que definir bien qué hará cada uno.

Todos asintieron en acuerdo, prendiendo sus propias computadoras para comenzar con el trabajo.

Vegeta acomodó a Mikan en la silla de auto, procurando abrocharle muy bien el cinturón. Ya casi anochecía y tras una agradable tarde en casa de sus padres, se disponía a regresar a su departamento. Pese a ser viernes laboral en su empresa, decidió tomarse el día libre para pasar tiempo de calidad con su hijo, ya que las últimas semanas se la había pasado encerrado en su oficina trabajando arduamente y llegando muy entrada la noche a su hogar, cuando el pequeño se encontraba ya dormido. A pesar de sus obligaciones como dueño y gerente de Saiyan Enterprises, el peliflama intentaba compatibilizar su tiempo lo mejor posible para no perderse ninguna etapa importante en el desarrollo del bebé. Se había prometido a sí mismo participar en su crianza, sin importar que debiera sacrificar aspectos de su carrera en el proceso. Y es que Mik crecía tan rápido, que temía descuidarse un segundo y darse cuenta que ya no lo necesitaba más.

Su hermano se situó a su lado, despidiéndose del pequeño con un beso en la frente y un cariñoso apretón en esas tersas mejillas tan gorditas y sonrosadas. El mayor cerró entonces la puerta y exhaló hondo, apoyándose en la misma con el ceño fruncido en disgusto y una de sus famosas miradas fulminantes. Tarble se encogió de hombros y dejó caer sus brazos a los costados de su cuerpo en gesto de rendición, dedicándole a Vegeta un vistazo resignado.

-Siento mucho que mi sinceridad te lastimara, Veg.-Le dijo, notándose bastante angustiado.

El aludido se abrochó la chaqueta y lo observó de soslayo, abriendo la puerta del conductor.

-Kyabe ama a Mik, Tarble.-Le aclaró en tono cansino, subiéndose al auto y metiendo la llave en el contacto.-Sé que tus palabras tienen un trasfondo y créeme… también he pensado mucho en eso.

El saiyan menor abrió sus ojos sorprendido, apoyándose en la portezuela una vez que su hermano la cerró y bajó la ventanilla para darle la oportunidad de seguir conversando.

-Supongo que me juega en contra el aprecio que todavía le tengo a Goku.-Admitió el menor, avergonzado.

Vegeta sonrió con tristeza, desviando la mirada para que no fuera visible el inmenso dolor en sus ojos.

-Y a mí me gana el amor que aun siento por él, pero no puedo hacer nada.-Confesó, superado por sus sentimientos.

El motor ronroneó y el peliflama puso en marcha el vehículo, dedicándole un último vistazo a su hermano antes de retroceder para finalmente salir de la residencia Saiyan a velocidad moderada una vez que se abrió la enorme reja. Tarble se quedó ahí, meditando algo pasmado la reciente confesión dicha por Vegeta, sintiéndose cada vez más frustrado e impotente con esa vida que el mayor vivía y que, él sabía, lo hacía cada día más infeliz.

Que destino tan cruel…

~~~

En California, Goku y su banda se encontraban ensayando. Esa tarde grabarían el demo del segundo sencillo para el álbum que próximamente sería lanzado, por lo que debían familiarizarse lo mejor posible con la canción. Diecisiete deslizaba hábilmente sus dedos por las metálicas cuerdas de su flamante guitarra, mientras Gohan hacía lo propio con el bajo y Mirai preparaba las baquetas para su solo de batería. El joven de cabellos alborotados releía una vez más la letra que había escrito tan sólo un par de semanas atrás, sonriendo para sí mismo al captar entre líneas una gama enorme de sentimientos muy bien camuflados. Tenían apenas dos horas para practicar, tras lo cual se irían al estudio a grabar.

En eso el móvil de Goku sonó, haciendo que todos dejaran lo que hacían para permitirle atender la llamada. Éste lo tomó y al ver el nombre parpadeante en la pantalla, sintió una particular emoción nacer en su pecho. Era nada más y nada menos que Charles Cavanagh, director de Dragon Ball; Black Series, película que aun a día de hoy no era estrenada en los cines.

-¿Hola?-Contestó, su corazón latiendo más rápido y la emoción en su pecho acrecentándose.

-Joven Black, que gusto volver a escucharte.-Fue el saludo del hombre, tan jovial y amable como de costumbre.-Supongo que estás al tanto de que aun no hemos distribuido en los cines la película en la cuál eres el célebre protagonista, ¿o me equivoco?

-Lo sé, Señor Cavanagh.-Admitió Goku algo azorado, notando las miradas de todos fijas en él.

Charles soltó una risa divertida, intentando destensar un poco la obvia incomodidad en el joven.

-Mi estimado Goku, deja a un lado los formalismos conmigo.-Le pidió en tono cordial, robándole una sonrisa sincera al menor.-Si te llamo es para comentarte que el maestro Toriyama me contactó hace un par de semanas y me preguntó por Black Series.-Hizo una pausa para dar algo de suspenso al asunto.-Debes saber que mañana mismo, a las diez de la noche en punto, haremos el estreno oficial del film en el anfiteatro Metropólitan, uno de los establecimientos cinematográficos más reconocidos de todo Japón. Así que te quiero sin falta a las tres de la tarde en los estudios de Toei Animation en Tokio para ultimar detalles y tener una reunión con Akira.

La expresión de máxima sorpresa trazada en las bonitas facciones del joven cantante intrigaron de sobremanera a los integrantes de su banda, despertándoles una inmensa curiosidad por saber de qué estaría hablando y con quién para mostrar en su mirada semejante explosión de asombro.

-Muy bien.-Accedió Goku, sonriendo pletórico.-Entonces estaré allí sin falta a la hora acordada..

-Ese es mi muchacho.-Se alegró el mayor, riendo complacido.-Me alegra saber que ya estás bien…

El joven de cabello alborotado se paralizó, temiendo que se estuviera refiriendo a sus erróneas acciones cometidas apenas unos meses atrás. Y es que si el señor Cavanagh estaba al tanto de todas las estupideces que había hecho estando bajo la influencia de las metanfetaminas y otras drogas, seguramente ahora mismo estaría pensando las peores bajezas sobre su persona.

-Yo…-Quiso hablar, con un nudo de impotencia y vergüenza en la garganta, más fue interrumpido.

-Tranquilo, joven Goku.-Lo calmó el hombre, conciliador.-Sólo tú sabes el por qué de tus acciones y nadie tiene el derecho de juzgarte por ellas. Pero me alegra saber que ya estás bien y que lograste salir del abismo, porque un talento prodigioso como el tuyo merece mucho más que oscuridad y adicciones. Me siento orgulloso de tu entereza, muchacho. Ahora te toca luchar arduamente por mantenerla.

-Lo sé.-Reconoció el menor, soltando el aire contenido en sus pulmones.-Muchas gracias, Charles.

Tras cumplir con la grabación del demo, Goku condujo a su departamento con la firme intención de empacar lo necesario para un fin de semana. No podía negar que la idea de volver a Tokio lo aterraba, pues temía que un encuentro furtivo y no planeado se diera entre Vegeta y él. Ya había hablado con Raditz y tanto éste como su padre se mostraron encantados ante el hecho de que se quedaría con ellos los días que estuviera en Japón, lo que ciertamente le ayudaría muchísimo a recuperar algo de tiempo perdido con su familia. Pese a las experiencias positivas que sabía sacaría de su viaje, no podía dejar de pensar que estaría tan cerca de su gran amor. ¿Qué pasaba si se lo llegaba a cruzar? ¿Y si lo veía junto a su actual pareja y su hijo? ¿Sería capaz de soportar semejante golpe? Porque, si bien la ciudad era inmensa, al ser su hermano novio de Tarble crecían las posibilidades de cruzarse al peliflama en algún momento, lo cual no paraba de atormentar a su apenas reconstruido corazón.

Suspiró y aparcó el auto en el estacionamiento subterráneo del edificio, subiendo al ascensor con rumbo a su piso. Iba distraído jugueteando con las llaves entre los dedos, sus pensamientos centrados en los “qué pasaría si…” que no paraban de abrumarlo. Era imposible que sus latidos no se desbocaran al tan sólo atraer a su memoria la imagen de su ex novio, causando en su sistema una terrible ansiedad. Pues, aunque se reusaba a aceptarlo, muy en el fondo anhelaba que se diera la instancia de reencontrarse con Vegeta, su corazón ingenuo aun albergando la tenue esperanza de recuperarlo. No paraba de pensar en que estuvieron a tan poco de volver a estar juntos, lo cual hacía que tanto sus sentimientos como sus pensamientos se rebelaran en contra de los designios crueles de ese destino que parecía empeñado en separar sus caminos.

Te necesito tanto… Reconoció, estremeciéndose ante el recuerdo de sus labios rozándole la piel.

El chasquido de unos dedos lo sacó abruptamente de su ensoñación, forzándolo a parpadear confundido. Krillin yacía frente a él, mirándolo con desconcierto, una ceja alzada y el ceño algo fruncido. Goku le sonrió apenado, saludándolo como de costumbre con un choque de puños e invitándolo a pasar. Su amigo aceptó, adentrándose en el departamento que ya tan bien conocía.

Adivinaré.-Espetó el chico de cabeza rapada, sentándose en el sofá.-Vegeta otra vez, ¿verdad?

Su amigo asintió, desviando a otro lado la mirada para evitar que viera el sonrojo en sus mejillas.

-No consigo sacármelo de la mente.

Krillin soltó un suspiro audible, poniendo el índice en su barbilla en gesto pensativo.

-Es sorprendente como pasan los años y tú sigues amándolo como el primer día.-Reflexionó, más para sí que para Goku.

-Es más fuerte que yo.-Declaró éste, recostando su cabeza fatigado en una de las alas del sofá.

-Y él te ama, de eso no tengo duda.-Continuó Krillin, mirándolo detenidamente.-Lo comprobé esa semana que estuviste en coma. No se separaba ni un minuto de ti, Raditz tenía que obligarlo a descansar un poco.-Sonrió con tristeza, palmeando el brazo de su amigo a modo de consuelo.-Una vez entré pensando que estabas solo, pero no… Vegeta estaba ahí contigo. ¿Y sabes lo que hacía?

-¿Qué?-Lo instó a hablar, sintiendo como una deliciosa calidez abrazaba su agitado corazón.

-Te acariciaba el cabello con tanta suavidad y te miraba con tanto amor, que hasta yo fui capaz de sentir lo mucho que le importas.-Narró Krillin, suspirando triste.-Ambos se aman tanto, pero…

-Tiene un hijo con otro.-Completó el joven Son, ocultando el rostro en la tela que cubría el mueble para impedir que Krillin viera las lágrimas agolpadas en sus ojos.-No estamos destinados.

-Sé que no debería decir esto, Goku, pero a mi parecer un hijo no es razón suficiente para atarte a alguien.-Habló su amigo, mostrando suma seriedad en su semblante.-¿Qué caso tiene mantener una relación sólo por cumplir? Puede que no estés de acuerdo, pero a mi parecer Vegeta hizo lo que debía, no lo que quería. Y aunque te duela, tú tuviste mucho que ver en su decisión.

-¿De qué hablas?-Inquirió él, frunciendo el ceño al captar el rumbo que tomaba la conversación.

Krillin se tomó unos segundos de silencio antes de hablar, buscando la mejor forma de explicarse.

-¿Qué te dijo Vegeta después de darte la noticia del bebé?-Le preguntó, mirándolo con fijeza.

Goku no respondió enseguida, rememorando como si ubiera sido ayer aquella dolorosa escena.

-Entonces…-Habló tras unos segundos, notando su voz entrecortada.-Sí pudiste rehacer tu vida.

-¡No!-Se apuró a decir Vegeta, sujetándolo de los hombros para que no desviara el rostro.-Kyabe es… es sólo alguien que conocí una noche y… agh… sólo se dieron las cosas entre nosotros y yo…

-Tendrás un hijo con él.-Espetó Goku, con ojos invadidos de furia y dolor.-¿Cómo puedes negarlo?

-No lo estoy negando.-Objetó el peliflama, frunciendo el ceño.-Sólo dije que no rehice mi vida como tanto insistes en afirmar. La única manera de que eso suceda es olvidándote; olvidando que todos los días te extraño, olvidando que todos los días te anhelo…-Lo tomó por la barbilla, enlazando sus miradas en una silenciosa súplica.-No puedo amarlo a él, porque aún te amo a ti.

Goku negó con la cabeza, las lágrimas amenazando con caer por sus mejillas en cualquier momento. Cerró los ojos con fuerza, una mueca de máximo dolor alterando sus bonitas facciones.

-Yo no… no te amo ya… Vegeta…-Declaró como pudo, haciendo presión para zafarse de su agarre.

-No te creo.-Le rebatió, pegándolo más a él hasta rozar sus labios en un contacto sutil, el cual los estremeció a ambos y desató el maratónico latir de sus corazones.-Sé que me amas, Kakarotto. Puedo sentirlo en tu respiración acelerada si me tienes así de cerca…-Susurró con voz seductora, abrazando su cintura y delineando ese rostro sonrojado.-Todo en ti grita que sigues siendo mío…

Goku quiso sucumbir a sus palabras, admitiéndolas como una irrefutable verdad. No obstante el orgullo fue más fuerte y se unió al dolor de la reciente noticia, forzándolo a separarse de su gran amor con un repentino y brusco empujón. Reunió toda la ira posible y lo miró con ella destellando en las pupilas, su expresión llenándose de decepción y rabia en cuestión de segundos.

-Vete ya, Vegeta.-Le ordenó, dándole la espalda.-No importa lo que creas, yo ya no quiero volver a saber nada más de ti.-Se giró a verlo de nuevo, el mundo cayéndosele a los pies al apreciar como el dolor y la tristeza se reflejaban en esos ojos profundos que seguían siendo su perdición.-Vete y hazte responsable de tus actos.

Estaba llorando. Lo sabía por la humedad en sus mejillas y por el incómodo escozor en sus ojos.

Vegeta le había confesado que seguía amándolo pese a la distancia y los años, sin embargo para él había sido más grande el dolor y la decepción. ¿Qué si tenía un hijo con alguien más? ¿Qué si el destino se empeñaba en separarlos con jugadas sucias? ¡Él lo amaba, maldita sea! Lo amaba y por más que pasaba el tiempo, por más que se perdían las batallas, por más que sucumbían ante sus malas decisiones… su amor continuaba ahí, latente y tan inmenso como el primer día.

¿Por qué demonios no luchaba por recuperarlo? ¿¿Por qué el orgullo siempre era más grande? ¡Por qué no le doblaba la mano al destino y ya! ¿Qué podía perder? No más de lo que ya había perdido, claro está. Ansiaba tener el valor de pensar en sí mismo, ansiaba ser frío y ver primero por él. Y es que por pensar en los demás, tuvo que lanzar por la borda la oportunidad que se le había brindado para ser feliz de nuevo, anteponiendo como siempre su bienestar por sobre el de otros.

Alguna razón oculta había en su repentina vuelta a Japón, y esta vez pensaba luchar por su felicidad si se daba el caso. Lo sentía por aquél chico que quizás ni siquiera imaginaba que él entraría una vez más en la vida de Vegeta, pero esta vez era momento de pensar en sí mismo.

-Te va a sonar horrible, pero si se dan las cosas otra vez… jugaré todas mis cartas para recuperar a Vegeta.-Declaró Goku con determinación, su mirada reflejando decisión pura.

-Ya era hora de que lo dijeras.-Le sonrió su amigo, palmeando su hombro.-Tuércele la mano al destino, hermano. Y por lo del bebé no te preocupes, porque estoy seguro que ese engreído de ex novio que tienes jamás lo va a desamparar. Esté o no con ese chico, seguirá siendo su padre.

-¿Y si resulta que sí lo ama?-Dudó el joven cantante, la incertidumbre corroyéndolo por dentro.

-No lo creo.-Aseguró Krillin, bastante convencido.-Y si es así, tendrás que reconquistarlo, ¿no?

Goku sonrió, retribuyéndole con una mirada agradecida todo el inmenso apoyo a su casi hermano.

Te recuperaré…

~~~

Vegeta salió del baño con sólo una toalla negra enrollada en la cintura, secándose el cabello con otra más pequeña. Acababa de darse una ducha rápida y ahora se disponía a vestirse con ropa casual, para así estar listo a la hora en que había quedado de encontrarse con su mejor amiga. Sacó del armario unos jeans azules desgastados y una camisa manga larga de igual color, además de un cinturón de cuero negro y un bóxer también azul bastante ajustado. Se vistió con calma, ajustando la correa en la pretina del pantalón y abotonándose la prenda superior rápidamente.

Kyabe entró al cuarto con Mikan en sus brazos, quien enseguida quiso que su padre lo alzara.

-¿A dónde vas?-Le preguntó intrigado, observando las acciones del mayor con cierto recelo oculto.

-Saldré con Bulma.-Le respondió él, tomando su móvil del velador y besando al bebé en la frente.

¿Qué?-Se inquietóKyabe, siguiéndolo fuera de la habitación.-Pero, Veg, necesito que cuides a Mik.

-¡Supongo que es broma!-Se irritó éste, volteando a verlo con el ceño fruncido.-¿Y ahora por qué?

-Tengo que estudiar.-Explicó el menor, como si fuera lo más evidente del mundo.-Sabes bien eso.

Vegeta resopló hastiado, dándole la espalda y apretando los puños para intentar contener la ira.

-¿No crees que pasas más tiempo estudiando que estando con tu hijo?-Le increpó, su mirada expresando mucha rabia contenida.-No aguantas ni dos horas con él… ¿no te parece demasiado?

-¿Qué estás insinuando?-Kyabe se puso a la defensiva, endureciendo como nunca la expresión.

-Nada.-Gruñó él, cansado con la situación.-Estudia si tanto necesitas hacerlo, me llevaré a Mik.

Sin mediar más palabras le quitó al niño de los brazos y se encaminó con él a la salida, retirando del sofá el bolso que siempre tenían preparado con sus cosas –varias mudas completas de ropa, pañales, leche, biberones y unos cuantos juguetes, además de un kit de primeros auxilios en caso de emergencia– y abandonando finalmente el departamento dando un fuerte portazo tras de sí.

Kyabe se quedó ahí, observando con expresión confusa la puerta recién arremetida con violencia.

¿Qué acababa de pasar? No podía evitar preguntárselo, sintiéndose demasiado trastocado. ¿Desde cuándo Vegeta actuaba así De brusco con él? ¿Desde cuándo le disgustaba que se centrara en sus estudios? ¡Él mismo le había dicho que no descuidara su carrera por nada del mundo! ¿Acaso estaba mal? ¿Acaso realmente le había insinuado que le importaba más la universidad que su hijo? No, se negaba a aceptar algo tan estúpido como aquello. Amaba a Mikan, era parte de sí mismo. Lo había llevado por meses en su vientre, aun le ardía de vez en cuando la cicatriz de la cesárea. ¿Cómo podía siquiera creer posible que su bebé no le importaba? ¡Si era su más grande prueba de amor! Ése pequeño era el lazo que los uniría por siempre, la razón por la que estaban juntos. ¿Cómo no amarlo? Si gracias a ese angelito vivía una vida de ensueños junto a su futuro esposo.

Mikan era para Kyabe el reflejo de su éxito, el motivo de su aplastante victoria contra el maldito de Goku. Mikan era la jugada maestra que lo llevó al triunfo, el fuerte lazo que lo uniría a Vegeta por siempre. Mikan era el pase vip a una vida con el peliflama, algo que el bastardo de Black jamás podría lograr. ¿Cómo no amarlo? ¡Si ese precioso niño era la razón de su actual felicidad!

Y aunque le enorgullecía tenerlo, una parte de él aun rechazaba su existencia. Una parte de él se negaba a no tener que hacer otra cosa más que criarlo, pues su ambición de llegar tan lejos como lo había hecho Vegeta lo dominaba, orillándolo a priorizar su carrera profesional por encima de todo. Kyabe quería ser grande, quería manejar algún día aquella exitosa empresa de la mano de su gran amor, algo que no conseguiría si se dedicaba a perder el tiempo cuidando a un bebé. Tal vez sonara cruel y hasta desnaturalizado de su parte, pero esa era su convicción y no pensaba cambiarla. Para eso estaba la excelente niñera que habían contratado, ¿no? Y para eso también estaba el peliflama, siempre dispuesto a encargarse del pequeño. Él sólo debía ascender; escalar uno a uno los peldaños rumbo al éxito que tanto anhelaba, el cual sabía que lograría alcanzar muy pronto. Ya tenía el amor incondicional de su prometido, la bendición de un hijo juntos y una familia más que conformada. Ya se había deshecho de la estorbosa sombra que significaba el maldito de Son Goku, por lo que ahora sólo le quedaba cosechar los frutos que había sembrado.

Para Kyabe su vida era perfecta, nadie tenía el derecho de inmiscuirse en ella. Y quien quisiera hacerlo, debía saber atenerse a las consecuencias. Ya nada quedaba de aquél chico dulce e ingenuo, pues se había convertido en alguien frío y de armas tomar, capaz de hacer lo que fuera para proteger lo que consideraba suyo.

Se dice que la gente cambia con el tiempo y las circunstancias, algo que no siempre es para bien.

Y Kyabe, tristemente, no era la excepción a dicha regla.

¡Me lo como!-Exclamó Bulma, besando y apretujando con ternura al bebé.-¡Está tan hermoso!

Vegeta asintió, sonriendo de medio lado con arrogancia, mientras daba un sorbo a su café.

-Es mi hijo, ¿qué esperabas?-Dijo con sorna, destilando orgullo.-Lo de hermoso es pura genética.

-Ay, sí.-Ironizó ella, dándole una sonaja para que jugara.-¡Espero que no herede lo egocéntrico!

Su amigo chistó la lengua con desinterés, llevándose a la boca una cucharada de pastel de fresa.

Bulma lo miró fijamente unos segundos, decidiéndose si decirle o no lo que sabía. Tras unos segundos optó por hablar, apoyándose con un cartel tamaño carta que sacó de su cartera y desdobló para mostrarle mientras hablaba.

-Mañana es el estreno de la película que filmó Goku.-Le contó, no perdiendo detalle alguno en su expresión.-Será en el anfiteatro Metropólitan a las diez de la noche y pude conseguirme entradas.

Vegeta tomó el volante promocional, escrutándolo con calma y un muy conocido vuelco a su estómago. En el aparecía Kakarotto vestido completamente de negro y gris, posando con actitud desafiante y sonriendo con sadismo muy bien logrado. A su lado yacía el sujeto que justo en ese tiempo había sido su pareja, enfundado en un traje azul bastante peculiar, mostrando aires de soberbia y superioridad. Ambos espalda con espalda, entrelazando sus manos con compañerismo. Dragon Ball; Black Series rezaba en letras rojas y doradas, justo encima de ambos protagonistas.

-Es decir que… ¿Kakarotto está aquí?-Indagó sobresaltado el peliflama, desbocándose su corazón.

La peliazul asintió, extendiéndole un sobre blanco, en cuyo interior yacían dos entradas bip para asistir a la premier. Su amigo lo tomó también, dedicándole una mirada interrogante y confusa.

-Velo como destino, príncipe.-Propuso, sonriéndole conciliadora.-Otra vez se podrán encontrar…

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El lugar era inmenso, con un techo alto de loza maciza y terminaciones bastante elegantes. Las gradas estaban conformadas por asientos forrados en piel, dispuestos de modo que tanto los de adelante como los ubicados en la última fila pudieran disfrutar de la función. Una pantalla enorme yacía puesta en frente, donde la célebre película sería proyectada. Las luces eran tenues, dándole al ambiente un tinte acogedor y de expectación al mismo tiempo, mientras la zona bip era llenada por el elenco completo que hubo participado en el film. Gritos eufóricos y aplausos resonaron por todo el anfiteatro cuando Zamas y Goku entraron a escena desde esquinas opuestas, quienes saludaron al público con una sonrisa y luego se sentaron en su lugar designado.

El joven de cabellos blancos no pudo quitarle la mirada de encima a quien fue durante unos meses su novio, deleitándose con la belleza de sus rasgos y con el aroma tan exquisito que desprendía su piel aun manteniendo distancia. Éste lo miró también, sus ojos reflejando dureza y su expresión mostrando extrema seriedad. Ninguno de los dos podía negar que reencontrarse después de todo lo sucedido los había tocado, especialmente Zamas a quien Goku seguía pareciéndole demasiado atractivo. La tensión los rodeó y dominó la situación, forzándolos a mantenerse con la vista fija en el frente, donde pronto el fruto de su esfuerzo sería mostrado.

Desde el público, Raditz y Diecisiete miraban al peliblanco con ojos homicidas, totalmente al tanto de lo que había ocurrido entre Goku y él. El muy idiota lo había abandonado a su suerte cuando más requería de su apoyo, algo que para ambos azabaches resultaba imperdonable y que al más mínimo movimiento en falso se encargarían de hacerle pagar con creces. El joven de cabellos alborotados les importaba a los dos por igual, por lo que eran capaces de lo que fuera para protegerlo de imbéciles como aquél.

Los presentes estallaron en aplausos y ovaciones una vez que la proyección de la película terminó, retribuyéndoles de aquella manera lo fabulosa que les había parecido. Habían sido dos horas de emociones intensas, efectos especiales espectaculares y un libreto excelente, dejando muy en claro a todos que aquella entrega de la serie Dragon Ball sería inolvidable.

Los actores habían sido convocados a una celebración posterior al estreno, por lo que en cuanto todo terminara deberían dirigirse a la dirección del local que el señor Cavanagh les había dado.

Goku se encontró con sus invitados –Bardock, Raditz, Lapis y Krillin– tras bastidores, siendo felicitado efusivamente por ellos. Como sólo él había sido combocado al festejo, conversó un poco con los tres y luego se despidió, acordando almorzar juntos al día siguiente para celebrar.

-No llegues tarde, hijo.-Le pidió su padre, quien era una fotocopia suya, revolviéndole el cabello.

-No lo haré.-Sonrió Goku, abrazándolo con afecto para después correr rumbo al estacionamiento.

El censor de movimiento activó las luces cuando ingresó al lugar, haciéndolo ver que más de la mitad de sus compañeros ya se habían ido. Con calma caminó hasta su auto, sonriendo feliz y satisfecho por lo maravilloso que había resultado todo. Los fans que habían tenido el privilegio de asistir al pre estreno estaban felices con la nueva entrega de la serie, algo que a él lo complacía inmensamente. Por un instante temió no ser aceptado, pero tal parecía que ya se había ganado su aprobación. Llegó hasta el vehículo y presionó el botón en el llavero para quitar el seguro a las puertas, soltando el aire en un largo suspiro. Pero cuando su mano estuvo a unos centímetros de abrir la portezuela de su lado, unos brazos lo sujetaron posesivamente desde atrás, exaltándolo. Forcejeó para soltarse, sintiendo un miedo horrible invadirlo. Sin embargo una voz que conocía muy bien le susurró algo al oído, estremeciéndolo y haciéndolo abrir los ojos a más no poder.

-¿Qué pasa, Black? ¿Acaso ya no te acuerdas de mí?

-Zamas.-Musitó serio, relegando a segundo plano su inquietud.-¿Qué diablos te pasa? ¡Suéltame!

El aludido sonrió con sorna, aferrando aun más contra él ese cuerpo tan apetecible y perfecto.

-¿Por qué temes?-Inquirió el peliblanco, dejando un beso sutil en su cuello.-Sólo quiero hablar…

-Suéltame.-Volvió a repetir el pelinegro, tintando su voz de amenaza.-Deja de hacerte el interesante conmigo.-Presionó hacia atrás y logró librarse del agarre, girándose a verlo con fiereza.-¿Quién diablos te crees para aparecerte así? Según sé preferiste hacerte a un lado, ¿no?

Zamas sonrió con cinismo, acorralándolo sin problema contra el chasís del auto.

-Te ves tan sexy cuando te enojas.-Comentó, mordiéndose provocativamente el labio inferior.

-Cállate.-Soltó Goku, luciendo aun mmás irritado.-Tú y yo no somos nada, así que déjame en paz.

Sin embargo sus labios fueron repentinamente asaltados en un beso voraz, impidiéndole volver a hablar. Zamas se apegó a él y le mordió el labio inferior con gula para así forzarlo a abrir la boca y poder profundizar, deseando a aquel hermoso chico más que nunca. Pero no pudo lograrlo, pues alguien encajó brutalmente un puño justo en su rostro, haciéndolo retroceder adolorido debido a la intensa potencia del golpe.

-¡Te dijo que lo dejaras en paz!

Notas finales:

Chan, chaan, chaaan~ *intento patético de música de suspenso*

¿Quién fue el que separó a Zamas de Goku?

¿Será Vegeta? ¿Será Raditz? ¿Será Diecisiete? ¿Será que no me ama?... e.e ok no, eso no X'D

Conjeturas, hagan sus conjeturas *con voz de apostadora profecional*

Quien acierte se gana un premio ^-^ Ya me las arreglaré para ver qué ;)

 

Gracias por las 1458 lecturas! Veo el contador de visitas y quiero llorar de emoción :'c

Son tan lindos! *-*

No saben cuánto los aprecio, en serio son la luz en medio de mi horrible oscuridad (?)

No olviden que un review es igual a un shock de inspiración para esta loca autora :3

¡El botoncito no muerde mis amores!

 

Mañana se viene el estreno de la segunda parte de "Un Príncipe Enamorado" *^*

¿Soy la única emocionada?... ¿sí?... oh vale, eso no venía al caso ahora X'D

 

Próxima actualización: viernes 13 de julio :)

Nos leemos entonces ^-^

Ciao!!


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