Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

You Gave Me A Home por KuroAshi_ZxS

[Reviews - 28]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Marvel, así como sus personajes e historias, no me pertenecen.

¡Hola a todos! Bueno...primero que todo, pueden matarme si quieren, se que he tardado mucho. La universidad me ha absorbido...pero no por ello significa que dejaría este fic atrás.

No será un cap, quizás para muchos, demasiado interesante, pero sí necesario. Al menos puedo decirles, como pequeño adelanto, que si no los deja satisfechos, el próximo vendrá muy pronto (ya tengo escrita la mitad)

Saludos especiales a:wandarogersstark y ringo ringo ¡Muchas gracias por comentar!

Disculpen cualquier posible falta ortográfica.

“Capitán…” Gamora volvió a llamar su atención, al notar que las mejillas de su novio estaban fuertemente sonrojadas por la vergüenza de develar ese detalle “el guardián tenía la piel roja…su rostro…parecía una calavera…”

“Imposible…” Steve sintió que sus piernas flaqueaban y, de no ser por la rápida ayuda de Bucky, habría caído al suelo. El shock era demasiado grande como para poder asimilarlo

“No lo es… sus descripciones, sus palabras, las circunstancias en que se convirtió en el Guardián de la gema…todo tiene sentido” respondió su mejor amigo “Al parecer, Johan Smith no estaba tan muerto cómo todos creíamos…”

xxxxx

“Esto es ridículo”

“No, no lo es”

“Claro que lo es, Steve. Te están utilizando”

“No me están utilizando. Si lo piensas con calma, yo iba a trabajar en esto antes que estallara la Gran Guerra”

“Oh, por Dios ¿podrían ustedes dos dejar de discutir? Ya parecen una pareja casada” gruñó Roberta.

Aquello trajo un profundo sonrojo a sus rostros, aunque dado la piel pálida de Steve, era mucho más visible de lo que ocurría con el genio. Ambos bufaron, apartando la mirada, pero una suave sonrisa adornaba sus rostros.

Bucky, quién veía de lejos esa escena, no pudo evitar sonreír. Desde que se había enterado que Smith estaba vivo…pues, bueno, había sido un golpe bajísimo. Sobre todo para el rubio y para él. No por nada, habían dado todo de sí para acabar con HYDRA. Eso había pensado Steve cuando había dado su vida por las de millones, ahora ochenta años en el pasado.

Pero claro, nada era tan simple. Luego de aquel fatídico accidente en el tren, se había convertido en un asesino de la organización. Una que aún vivía. Y aunque se había librado del control mental, tenían al menos la seguridad que Red Skull había pasado a la otra vida. Grave, terrible error.

Parecía que, para ambos súper soldados, toda su vida había sido una gran mentira.

Por obvios motivos, los días siguientes habían estado cargados de tensión y miedo. Habían tenido que explicar, en varias ocasiones, el conflicto que ahora los envolvía. Gamora y Steve habían sido los primeros en percatarse que, con altas probabilidades en su contra, Cráneo Rojo podría estar del lado de Thanos. Con una meta en común, las alianzas más dispares podían tener lugar.

Dado que no tenían más pistas de su paradero, otra de las peores consecuencias, era el arresto domiciliario de Steve. No sabía que Bucky seguía vivo, lo que era una enorme ventaja. Pero fuera de ello, el dolor de ver a su mejor amigo como un animal salvaje era demasiado para él. Luego de pasar décadas con su mente rota y bajo el mando de alguien más, entendía mejor que nadie la desesperación de un encierro contra su voluntad.

Sabía que su mejor amigo quería salir, ser de ayuda. Su identidad podía ser fácilmente oculta, pero para los magos, era un asunto bajo el que nadie podía discutir. Además de sus hechiceros residentes, todos veían a su hermano como la Gema y no como una persona: un artefacto que debía y podía ser aislado, dado el poder que contenía. Mucho más que ahora la piedra había sido incrustada con éxito en el cuerpo de Steve, del mismo modo que Visión había tenido la suya.

A diferencia del androide, que había sido creado con la piedra como una fuente primaria de su ser, Steve no corría el riesgo de unirse a ella, y podría ser retirada sin más complicaciones que cansancio extremo por un par de horas. Para que fuera un poco más discreta su presencia, Strange había sugerido que fuera colocada en su pecho.

Recordaba claramente el momento en que Steve había regresado a la sala que se habían apropiado, con Wong y Strange guiando cada uno de sus pasos, casi les había dado un infarto. Dado que ambos aún no podían utilizar magia, otros magos del Santuario se habían ocupado de él, pero sin medir las consecuencias que podría tener en su cuerpo.

Aunque había sido una decisión difícil, que había tomado horas en discutir los beneficios y potenciales problemas, el rubio parecía más que agotado, arrastrando los pies y con la cabeza gacha. El resplandor anaranjado parecía sin duda vivo, siendo más sencillo aceptar que aquellas gemas si tenían consciencia propia.

En ese momento, Stark se había puesto pálido, aunque su semblante parecía tan compuesto como antes. La señorita Potts, que había decidido quedarse con ellos un par de días, había regresado a la empresa para retomar las reuniones, y Rhodes era uno de los encargados ese día de ayudar con las labores de reconstrucción de Washington. Pero aunque llevaban poco tiempo juntos, Steve se dio cuenta de lo que ocurría.

El brillo de preocupación en sus ojos lo había delatado, tal madre gallina con todos, nunca había sido bueno en ocultar nada a su alrededor. Sacando fuerzas de donde podía, se acercó a Tony, arrodillándose frente al sofá donde se encontraba en ese momento, conversando amenamente con Walter, el padrastro de Steve en ese otro mundo.

“Soy un verdadero idiota” masculló el rubio, tomando sus manos y llevándolas a su pecho “Cariño, respira conmigo, está todo bien. No estoy herido, no me duele nada. Solo muy cansado, pero es algo natural” sus facciones se suavizaron al notar que Tony fijaba finalmente su mirada en él “no estás en el desierto, estás en el Santuario de Hong Kong con todos nosotros...con tu familia”

Eso aclaró el panorama para todos, o para la mayoría, en esa habitación. Por supuesto, el secuestro que había sufrido Stark años atrás, y el reactor arco en su pecho. Lo había retirado poco antes del incidente con Ultron, pero según sabía gracias a los informes de HYDRA, una norme cicatriz enmarcaba su pecho.

Había visto fotografías también de su tiempo con el Reactor, y aunque el tamaño y el color del brillo variaban, era inquietantemente similar. No era difícil darse cuenta la razón por la cual había estado a punto de tener un ataque de pánico.

“Esa no…Tony…no está…” Stephen tenía los ojos abiertos, sorprendido, tartamudeando ligeramente “Steve…”

Tampoco era una novedad para nadie que el rubio se estaba entrenando, sobre todo para poder acceder a los diversos poderes que podía sostener la Gema. Steve estaba realmente preocupado, sobre todo al saber que era posible que vivieran aún otras almas allí. Él pensaba que había liberado a todos antes de morir, y saber que aunque la piedra había salvado su vida, estaba ocupando a alguien más para ello, le ponía realmente enfermo.

Para ello, primero tenía que entrar en contacto con la Gema, y así poder entrar a ese plano de la existencia que esta poseía dentro. Según quienes habían desaparecido por el chasquido, y el propio Bucky incluído, era un lugar apacible, pero solo se habían visto ellos. No sabían cuántos puntos existían, dimensiones o planos, dentro de un artefacto tan poderoso.

Pero hasta entonces, no habían tenido mayores resultados.

“No me está haciendo daño” murmuró también Tony, mirando hipnotizado sus manos, como si no pudiera creer que seguían allí.

“No lo hará” confirmó el rubio, con una extraña certeza en su voz “no dañaría a alguien que quiero. Eso lo sé...”

Eso había ocurrido un par de días atrás, y hoy a primeras horas de la mañana, una nueva nave se había puesto en contacto con la atmósfera terrestre. Los guardianes, o casi todos ellos, habían venido para servir de apoyo y compartir la información que habían logrado reunir sobre Thanos o Red Skull.

Por eso Steve y Tony se habían puesto a discutir, con el resto mirándolos con un deje de diversión o molestia en sus rostros. Todo porque Rocket, quién increíblemente se había vuelto un buen amigo de Steve, le había pedido que dibujara a ese ser que había aterrado tanto a Gamora. Por supuesto, luego de burlarse sin piedad, como llevaban haciendo desde que se habían conocido. Tenían un sentido del humor tan parecido, que era imposible que no chocaran y acabaran en medio de una disputa, cada vez que se veían.

Los únicos momentos de paz que parecían tener era cuando Mary ensayaba en su nuevo piano. Luego de muchos problemas y bromas con Stephen, finalmente lo habían instalado en la habitación que ahora compartía la pequeña con Tony y su tío. El cuarto que el genio tenía, había pasado a ser de Peter, quién también había hablado con su tía tanto por la propuesta que le habían hecho, como por su decisión de formar parte de su familia.

Claro está, más adelante, cuando la amenaza fuera eliminada, tendrían que tener una profunda conversación con May Parker.

Se suponía que Mary también debía tener su propia habitación, o más o menos lo hacía, pero en las noches se quedaba con ellos. Necesitaba con fuerza saber que su tío se encontraba vivo, y a su lado. Aún era demasiado frágil y nuevo ese lazo de confianza con su mundo, y dado los problemas que lo amenazaban, nadie parecía muy preocupado.

El propio Tony había tomado entre sus manos aquel problema, siendo él quién permanecía abrazado a Mary por horas luego que Steve iba a sus entrenamientos. Eso siempre traía una sonrisa enternecida a la cara del soldado, pues confirmaba lo que creía: realmente Tony era un gran padre. Lo había demostrado con Peter, lo seguía haciendo con su sobrina. Esperaba que aquello le diera más confianza, que pudiera darse cuenta de esos dones que hasta entonces, para él habían pasado desapercibidos.

Y la pequeña, además de ser un genio en las matemáticas, parece que también lo era con la música.

Había sido hilarante el momento en que, para acomodar el enorme piano, les habían visto a Steve y a él llevándolo sobre sus hombros, casi sin problemas. Los rostros de los padres de su mejor amigo estaban desencajados por la sorpresa. Y Roberta, para su crédito, solo había mencionado que requeriría su ayuda más adelante para mover su cama a una posición más cómoda de su cuarto.

Era bastante gracioso que se sorprendieran con algo tan vano como la súper fuerza, cuando tenían hechiceros viviendo con ellos, un monstruo verde de ira y dos dioses de Asgard.

Por otra parte, Tony (y con un sonrojo que no aceptaría ni el día de su muerte) había admitido que sabía tocar el piano, y que por eso mismo él había comprado uno para la pequeña. Su madre, quién irónicamente compartía nombre con ella, era quién le había enseñado. Las raíces italianas de su pasado parecían emerger cada vez que sus dedos rozaban las teclas.

Dado que por aquel entonces el rubio parecía tan enfurruñado y miserable por estar encerrado en el Santuario, junto con Peter habían logrado convencerle que aprendiera también. Dado que en cierto sentido el chico compartía ciertos poderes con Steve, había sido un poco más sencillo para ellos aprender que para una persona normal. Claro, aún batallaban, pero esos tiempos de unión, traían una sonrisa a todos a sus rostros.

Y ahora, el momento en que Roberta había mencionado que parecían casados. Bucky no dudaba que eso ocurriría muy poco tiempo después que Thanos fuera definitivamente derrotado. Porque sí, era algo en lo que ya nadie tenía duda: esta vez, con todos unidos, perder no era una opción.

Para Bonnie, su vida se volvía cada vez más extraña.

No se trataba que fuera difícil creer lo que estaba viviendo, sino que más bien los secretos que ese universo contenía, y que poco a poco se desenvolvían en sus manos. Saber que Frank era realmente tan importante para todos, lograba traer una sonrisa a su rostro, pero sus poderes y su fuerza escapaban más allá de su comprensión. Solo era una maestra de primaria, que había tenido la suerte de ser amiga de uno de los hombres más maravillosos que podría haber conocido en toda su vida.

Aunque su relación, breve pero intensa, había sido fabulosa, estaba realmente feliz por él. Para ella, el señor Stark era una gran persona, que realmente se preocupaba por todos en esa habitación. Claro, en un inicio no estaba tan segura que fuera realmente un millonario, pero más temprano que tarde, se dio cuenta que no eran simples bromas.

Tácitamente, había un entendimiento mutuo con el padrastro de Frank y Roberta. Por obvios motivos no se lo habían comentado a Evelyne, quién aún intentaba con todas sus fuerzas hacer cambiar de opinión a su nieta: desde que ella había anunciado en el desayuno, a la mañana siguiente del secuestro de su amigo que se quedaría y que no les estaba tomando el pelo, fue casi como un detonante para su abuela.

Por eso, ellos también habían tomado su propia decisión. Pensaban que, aunque en menos de dos semanas los hechiceros pudieran enviarles de regreso, no tomarían esa vía. No aún, de todos modos, pues sabían que necesitaban a todos con su fuerza al máximo. Cuando todos estuvieran fuera de peligro, sin duda, podrían aceptar su oferta. Si es que todos decidían tomarla para ese entonces.

Pero el señor Stark, a pesar de casi no conocerlos, les había ofrecido el mundo sin pedir nada a cambio. No solo se trataba del piano de Mary y sus lecciones particulares, ni de la cantidad de dinero que había gastado en ropa y artefactos electrónicos para todos. También habían libros, juguetes para la sobrina de Frank y el resto de los niños que vivían con ellos. Incluso un automóvil, el cual le había entregado a Walter cuando había preguntado cómo podía recorrer Hong Kong con los menores, para darle un descanso a la esposa de Barton y al mejor amigo de Lang, por al menos una tarde.

Incluso, un par de días atrás, sin querer había escuchado una conversación entre él y Frank, poco antes del desayuno. Aún era extraño para ella llamarle por su verdadero nombre, pero el chico le había dejado en claro que no le molestaba. Ambos le correspondían, en menor o mayor grado, y no se avergonzaba en lo más mínimo de ninguna de sus vidas.

“Ya sabes…la tengo de nuevo. Y quiero…quizás no sea el mejor lugar, pero luego de la base…sería lo más cómodo para todos, cariño” Tony se encontraba apoyado contra Steve, ambos sentados cómodamente mientras desayunaban.

“Es…en realidad me gustaría. Fue el primer lugar que llamé casa, en este mundo. Claro está, la base era otra cosa, pero…” el rubio había sacudido la cabeza, mientras reía entre dientes “es casi imposible tener privacidad con tantas parejas y familias viviendo bajo el mismo techo. Con la Torre…estaríamos todos juntos, sin perder nuestra unidad” entonces Steve había alzado la cabeza, sonriendo suavemente “Bonnie, no tienes de qué avergonzarte, no interrumpes nada”

Ella se había sonrojado con fuerza, pues intentaba regresar sobre sus pasos del modo más silencioso posible. Súper sentidos o algo así, tendía a olvidarlo. Era otra de las peculiaridades de ese mundo que aún le costaba asimilar: que por el sonido de sus pasos, tanto Frank como el señor James o incluso el doctor Banner, pudieran reconocerla.

“Aun así lo lamento” empezó a preparar algo de comer, solo para mantener sus manos ocupadas “hablaban de un lugar… ¿de la base?

“no tienes que hacerlo, Stevie tiene razón” el genio parecía más que eufórico en esos momentos “Tengo mi hermosa Torre de regreso, una enorme Torre donde todos podrían tener un piso para vivir, con todas las comodidades que el dinero puede comprar” rió a carcajadas al notar la expresión de sorpresa que seguro tenía en su rostro “no es nada del otro mundo. Incluso si tú te quedaras, podrías tener uno. Eres tan bienvenida como todos aquí”

Y con eso, se había ganado el corazón de Bonnie por completo.

No, no se trataba del dinero, ni mucho menos de la oferta. Sino del modo en que trataba a todos, de la sinceridad de sus palabras al querer incluirla en esa enorme familia. También la eterna preocupación que tenía por Mary, el amor por Frank. Todo ello, lo convertía en otra de las mejores personas que, sin duda, había tenido la fortuna de conocer.

Walter, por su parte, tenía un pensamiento más que parecido en mente.

Quizás ya lo había dicho en voz alta demasiadas veces como para marear a todo el mundo, pero en toda su vida, ese viaje era lo más emocionante que había tenido el placer de hacer. El primero, por obvios motivos, era haberse unido a Evelyne y formar una familia.

Todos cuestionaban el motivo que le había llevado a casarse con ella. El amor era ciego, decían, pero para él, le hacía ver mejor que nadie las falencias y debilidades que otros no podían.

El caso de Diane era uno de ellos. Sabía que la muerte de su hija había dolido, así como parte de la culpa recaía en ella. Evelyne cometía errores, y lo seguía haciendo, pero su fuerza de voluntad y la capacidad de mantenerse en pie, hasta ese momento lo mantenían locamente enamorado.

Por supuesto, también adoraba a su hijo y su nieta. Frank…o Steve, como todos le llamaban por esos días, era único. Aunque fuera su padrastro, siempre que tenía una oportunidad en sus manos, aprovechaba de hablar de él hasta los codos y contar lo maravilloso que era.

Sí, cuando alguien le daba un tema, no podía parar. Quizás por eso se había hecho tan buen amigo del chico, Luis. Una relación poco probable, pero que había dado sus frutos.

Dado que intentaba ayudar en lo que más podía, aun sintiéndose un poco culpable por el lío en que había metido a todos al llevarlos a ese mundo, rotaba turnos con Laura y Luis para cuidar a los niños. Así, además de mantener su mente ocupada, podía pasar más tiempo con su nieta y aprender de ella.

La adoraba con todo su corazón, y sabía que esa fortaleza era muy parecida a la de Evelyne. Una pequeña como ella, sobreviviendo en un mundo que solo traía peligros, era casi imposible. Pero también ayudaba mucho que todo el equipo de su hijo, sin excepción, los cuidaban constantemente.

No solo James, ese chico tan simpático y amable. El doctor Bruce también se preocupaba, haciéndole controles rutinarios por la artritis que le estaba empezando a afectar. El arquero, Clint, había sido quién había arreglado sus audífonos cuando habían sufrido un desperfecto. Y la hermosa pelirroja, Natasha, no había dudado en ayudarle en sus compras en Hong Kong, dado que casi no conocía el idioma.

Eran buenas personas, de las mejores, y todos parecían aceptarle sin reparos. Incluso a Evelyne, a quién sabía que muchos detestaban, también estaban al pendiente de ella. Eso ablandaba aún más su corazón, le hacía sentir que todo valía la pena, incluso el incidente.

Tampoco podía dejar de pensar que los padres de Frank, de este o del otro mundo, serían muy felices de ver el tipo de hombre en quién se había convertido. Y también, la persona a la que había elegido como su pareja: un hombre como Anthony, tan responsable y cariñoso, era todo lo que podía desear para él.

Desde que le había conocido, sabía que era el indicado. Y que tanto Frank como Mary, estaban en buenas manos.

Mientras esos pensamientos tenían lugar, Steve finalmente había logrado terminar su boceto. No era tan fino, dado que solo había tomado un lápiz del estudio de uno de los magos y algo de papel, pero era decente. Además de la capa, los rasgos que tan bien conocía de Red Skull seguían allí, sin alterar seguramente, dada su posición de guardián.

Se lo mostró a Gamora, expectante, y sintiendo como su corazón se hundía en su corazón al notar como asentía. Claro, existían fotografías de su época de Johann Schmidt, pero ninguna de lo que había ocurrido con su rostro una vez que sufriera los cambios experimentados por el suero.

“Eres realmente bueno en esto, Capitán” en el rostro de Gamora había una suave sonrisa, realmente impresiona por el dibujo tan preciso “pero lamentablemente se trata de él. No es una noticia que me guste portar, pero...”

“pero no tenías otra opción. Y gracias, es mejor tener de sobre aviso esto que…topándomelo de frente en el campo de batalla”

“Me parece bastante irónico que ese sea su castigo, ya sabes, luego de todos los problemas que causó en su guerra…para luego terminar prisionero de una Gema” comentó la chica, llevando su mirada unos segundos al pecho de Steve, antes de bufar “gracias a quien sea porque Peter te idolatre. No soportaría ver otro encuentro…o más bien intento de su parte, por marcar el territorio”

“No creo que nadie quiera saber sobre eso, sin ofender” replicó Tony con una mueca “Quill ya lo ha intentado suficientes veces desde que está aquí, como para enterarme del inicio de todo”

“Me disculpo por ello” a pesar del tono de fastidio en su voz, sus ojos brillaban con amor y cariño contenido por Peter “aunque no puedo prometer que vuelva a ocurrir”

“ni siquiera cuernitos puede, y eso que Thor tiende a hacer todo lo que le pide”

Steve sonrió al notar la interacción de ambos, negando suavemente con la cabeza antes de mirar una vez más el dibujo que sostenía entre sus manos. Luego de años, saber que Red Skull había tenido su condena…no diría que era satisfactorio, pero si lo aliviaba. En cierto sentido, la gema había evitado que hiciera daño a alguien más.

“es…feísimo” Mary comentó, subiéndose a su regazo, dado que Steve se encontraba sentado en uno de los mullidos sofás en ese momento “¿realmente eran enemigos mortales?”

“Has visto demasiadas películas con Roberta” el rubio alzó las cejas, pero el comentario de su sobrina sirvió para levantar un poco su ánimo.

Steve la abrazó con cariño contra su pecho, y la pequeña se acurrucó allí, disfrutando del calor y la comodidad que solo su tío podía brindarle. Mary realmente amaba esos momentos, recordando cuando era más pequeña y se arrastraba a la cama de Frank, sonriendo cuando este la rodeaba con sus brazos mientras dormía.

Desde que tenía consciencia, o desde que había sido lo suficientemente mayor para entender que había pasado con su madre, agradecía de tener como figura paterna a alguien como Frank. A veces no tenían el dinero suficiente, y su tío no amaba a los gatos, pero no por ello había privado su felicidad.

Al contrario, siempre luchaba por ella. Incluso tras el incidente en que había tenido que dejarla con una familia adoptiva, esos horribles dos meses en que había sufrido en soledad, había aprendido a valorar aún más cada segundo con…con Steve.

Había estado molesta, claro está, pero no podía culparlo. él siempre había dado todo lo que tenía, muchas veces sobrepasando su límite. Era una niña, pero también una genio, y entendía mejor que nadie sus sacrificios.

Era extraño, pues siempre había pensado que ocultaba algo. Muchas veces le veía melancólico, intentando mantenerse en una sola pieza por el bien de ella.  Solo tras la llegada de Tony, era capaz de entender que era el vacío en su pecho la razón de su desconsuelo. La nostalgia por su vida pasada, y el temor que tales recuerdos solo fueran juegos de su mente.

Pero se alegraba que Tony siguiera allí, al final del día, y se hubiera arriesgado para ir en su búsqueda. Realmente lo quería, aunque hubieran pasado pocos, poquísimos días viviendo a su lado y conociéndolo.

Tenía todo lo que podría desear: a su tío y sus seres queridos a su lado, Fred y el resto de la pandilla, a Tony y su nueva familia. Incluso tenía un hermano mayor al cual adoraba, y estaba aprendiendo a tocar el piano. Se quedaría allí y empezaría una nueva etapa.

Sentía un leve pesar en saber que no podría ver otra vez a la señorita Stevenson, a Bonnie, quién le había ayudado a superar sus temores luego de separarse de su tío. A sus abuelos, también. Y esperaba, de todo corazón, que Roberta al menos permaneciera a su lado. La quería demasiado para perderla para siempre, pero eso no cambiaría en lo más mínimo su decisión.

Amaba ese mundo, su gente y, por sobre todo, ver a su tío finalmente feliz.

Era finalmente libre, y sabía que Steve también. Ahora sus arrebatos de ira o de tristeza tenían más sentido, esa perdida, que hasta ahora no podía entender. Pero también el peligro, el miedo que algo parecido podría ocurrir, la aterraba de sobremanera.

No quería perderlo, pero cuando una alarma se activó y los magos corrieron para avisarles de un nuevo ataque, el terror la paralizó por completo.

“FRIDAY” ordenaron Steve y Tony al mismo tiempo, mirándose con una sonrisa cómplice. Como colíderes de los Vengadores, no era extraño que tomaran las riendas rápidamente.

Notando el peligro, Walter tomó a Mary en sus brazos, ganándose una sonrisa agradecida de parte de su hijastro. Evelyne y Roberta se veían pálidas, recordando a la perfección la última vez que el enemigo había venido por Steve y sus consecuencias.

 “Hay un mensaje de voz entrante, Capitán. Y es para usted” respondió la IA, con el más mínimo tambaleo en su voz. Steve no podía dejar de sorprenderse del hecho que todos los inventos de Tony, sin excepción, tuvieran al menos un rastro de verdadera personalidad. Pero entonces, FRIDAY reprodujo la grabación, que logró que su cuerpo temblara por el pánico. Una voz que conocía demasiado bien, y que de vez en cuando, aun oía en medio de sus pesadillas “sabes dónde me encuentro, quiero terminar nuestra pelea en el mismo lugar que fui arrebatado. Corta una cabeza y saldrán dos más. Intenta deshacerte de mí, y volveré con más fuerza. Nos veremos pronto, Rogers…”

“Red Skull…” murmuró el soldado con la voz quebrada, mirando de reojo a Tony “en Alemania. Sus viejas bases centrales, es el único lugar, dado que el avión…”

“Cariño, Stevie, respira” de un segundo a otro, tenía a Tony abrazándolo con fuerza “ya no estás solo, y James…Bucky, no corre peligro. Estamos todos juntos en esto”

El rubio devolvió el abrazo con fuerza, intentando mantenerse firme, sabiendo que si estallaba en llanto o su voz fallaba, su sobrina y amigos sufrirían con la incertidumbre y el miedo “lo sé…pero tampoco quiero que los dañen por mi culpa…”

“No es tu culpa, y si pasa algo, quiero que tengas presente en esa cabeza tozuda tuya, que todos saldremos de allí vivos, pase lo que pase” el genio le miró directamente, pero su voz se notaba ahora tímida y preocupada “tengo un traje preparado para ti, ya sabes…solo si lo quieres…”

“por supuesto que lo quiero. Con tus diseños de mi lado, sé que nada puede salir mal” Steve cerró los ojos un momento, para luego pedirle a la IA que lo conectara con los transmisores de todo el Santuario “Avenges…¡Assemble!”

Notas finales:

Espero les haya gustado, y como mencioné, tendré esta vez listo el siguiente dentro de poco, seguro a mediados de la próxima semana. Prometo sorpresas, y al menos una pelea. O parte de ella jaja

Nos vemos hasta entonces ¡Cuídense mucho! (y no me maten por mi demora jajaja)


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).