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La suerte de los tontos por Ilusion-Gris

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—Que canción tan vulgar —comentó Neji.

—Pero el ritmo y la voz son geniales. —Se encogió de hombros.

—Bueno, en eso no te puedo contradecir. —Apuró la bebida en su garganta. El hielo se derretía rápidamente y no se le antojaba una cerveza caliente.

El chico pasó un paño por la barra aprovechando que por el momento nadie más, a parte del castaño, estaba ahí.

—¿Cuánto tiempo te hará esperar Shikamaru?

Aquella era una pregunta que inevitablemente sabía tendría que llegar y que le provocó un gesto inconsciente de frustración.

—No vendrá hoy —dijo sin mirarlo, para evitar que notara cuanto le afectaba esa declaración.

—¿Se enfermó? —lo cuestionó, un poco preocupado al no encontrar otro motivo valido para que no estuviera ahí esa noche.

Ladeó la cabeza y con el dedo trazó el borde del vaso, dando vueltas y vueltas sin parar. Parecía que lo ignoraba y a Sai la paciencia le comenzó a fallar.

—Creo que lo hice enfadar. —Suspiró.

Al principio no entendió a qué se refería, pero después para el azabache todo cobró sentido. Se cruzó de brazos y esperó a que continuara, pero el otro no tenía intenciones de hacerlo.

—Debiste de hacer algo terrible, Shikamaru no es del tipo que se enoja por tonterías —le confesó sin intención de hacerle sentir culpable, porque lo dicho no era más que la cruda verdad.

—Para ser sincero no entiendo que pasó, le conté que estaba intentando hacer funcionar las cosas con Kiba y...

—Espera, ¿tú y Kiba realmente van en serio? —Hizo una mueca de sorpresa.

—No me gusta que me interrumpan mientras hablo. —Lo fulminó con la mirada—. Además, estoy haciendo lo posible por no salir corriendo cuando estoy con él, así que, sí. Quiero tomar esto con seriedad.

—Vale, lo siento y me alegro por ti. —Sonrió sin ese atisbo de burla que siempre le dedicaba.

—Gracias... —curvó los extremos de sus labios al imitar su gesto—, él no reaccionó como tú, dijo que no era lo suficiente capaz para amar a alguien. Shikamaru no tiene el derecho de juzgar y tratar como si todos fueran inferiores a él. A parte insinuó que le haría daño y eso es imposible. Kiba me gusta y si no funciona no será solo mi culpa.

Sai asintió y le acercó la botella para llenar su vaso que estaba a nada de quedar vacío.

—Si quieres mi opinión —lo observó de reojo—, quizá no te agrade mucho, pero lo diré de todas formas.

—Está bien, justo ahora no estoy en la mejor posición para negar un consejo.

—Bien, entonces quiero que sepas que no lo digo para molestar —le advirtió y con los codos apoyados en la barra se inclinó hasta quedar frente al chico de ojos perla—. Creo que muy en el fondo asumes que lo tuyo con Kiba no tiene futuro, y antes de que me digas lo contrario, intenta recordar las relaciones pasadas que has tenido. No das todo de ti, te guardas un poco para asegurar que esa parte no saldrá dañada, eres del tipo que espera recibir y odia que le pidan algo a cambio.

Neji observó sus ojos, eran tan cafés que parecían negros, y sintió que podrían atravesar cualquier muro que él había creado en su interior.

—Te equivocas —dijo tomando el turno para defender su integridad—, antes para mí el amor no tenía un significado, solo era una palabra que escuchaba a menudo, y creo que a partir de conocer a Kiba estoy dando la oportunidad a enamorarme de verdad.

—Me parece perfecto, pero deja de pensar en las consecuencias y sólo déjate llevar. —Le guiñó un ojo.

—Eso suena a locura. —Llevó el puño debajo de su mejilla y cerró los ojos.

—Créeme cuando digo que esa es la mejor parte.

—Te concederé el beneficio de la duda, así no quedarás como un mentiroso del todo. —Soltó una suave carcajada que nació desde su estómago.

—No seas tan creído, después de todo, viniste a mí por consejo. —Se alejó y fue a atender a un par de borrachos que llevaban esperando unos cuantos minutos.

Abrió los ojos y volvió a suspirar, últimamente lo hacía con frecuencia y eso le llevaba a creer que era patético. El castaño no tenía a nadie más para hablar de aquello, Lee era un gran amigo, pero era más que obvio que el chico no sabría qué decirle y Choji aún menos.

—¿Quieres algo más de beber? —Le preguntó el azabache mientras volvía, tomó unas copas y con cuidado las limpió—, sentiré que te fallé al desahogar tus penas si no sales de aquí vomitando e inconsciente.

—Eres muy amable, pero mañana tengo que ir a trabajar. —Ignoró su sarcasmo.

—Ya que estamos en confianza... —dejó lo que hacía para volver a quedar cerca y que lo pudiera escuchar sin que alzara la voz—. Confieso que me puse un poco celoso cuando Gaara, el pelirrojo, mostró interés por ti y me preguntó un par de cosas. Ese chico es de mi tipo y te habría odiado si se hubiera fijado en tu trasero.

—Qué forma tan delicada tienes para decir las cosas. —Frunció el ceño—. Espero no le hayas dicho nada raro.

—Nada que deba preocuparte, solo le dije que eras un chico que disfrutaba del sexo duro. —Le guiñó un ojo y se alejó antes de recibir un golpe.

—Idiota.

Un grupo grande se instaló junto a Neji y Sai se giró para ofrecerles de beber. El castaño terminó lo que le restaba de cerveza y sintiéndose un poco mareado esperó al azabache para regresar juntos, aunque no vivían cerca, sí podían compartir taxi.

—Oye, ya no me dijiste lo que pensabas de la actitud de Shikamaru —le habló mientras pasaba frente a él, apurado en embriagar a los recién llegados.

—Eso es obvio, le gustas, pero es demasiado heterosexual para hacer algo. —Con dos botellas en sus manos, llenó con destreza las copas y a su alrededor las personas aplaudieron entusiasmadas.

• • •

«Seguro lo dijo para tomarme el pelo», pensó y dejó de darle tantas vueltas.

Neji llevaba una semana sin ir con los chicos, había ido después de que Shikamaru se comportara de manera tan extraña, solo al día siguiente, pero fue suficiente para comprobar que no estaba del todo cómodo con aquella atmósfera tan tensa. No sabía si regresaría, Lee le había estado insistiendo todos los días y Choji le mandó un par de mensajes, solo Sai sabía la situación y no intervenía.

Compraba un par de cosas en la tienda de conveniencia al salir del trabajo, y en casa se preparaba algo de comer; ya que tenía tiempo se dedicó a limpiar su departamento por las tardes, terminó en menos de tres días.

Sin algo más que hacer por las tardes de entre semana, porque sábado y domingo los pasaba con Kiba, había tenido mucho tiempo para reflexionar. Extrañaba a todos, se sentía un poco solitario, pero sobre todo, le dolía que Shikamaru no haya intentado comunicarse con él, no importaba si no se disculpaba o le daba una explicación, le bastaba con que lo tratara como antes.

• • •

—¿Alguno de ustedes sabe que hice mal? —Su mirada estaba perdida en algún punto de la canasta de básquet.

Naruto, Sasuke, Kiba y Gaara se habían quedado tirados en la cancha contemplando el cielo nocturno, que más que impresionante, era un poco depresivo al estar cubierto de nubes amenazantes.

—Puede ser que se sintiera cohibido, ya que ahora están saliendo, puede que tenga miedo de lo que puedan pensar sus amigos —dijo el rubio para después dar un largo bostezo.

—No creo que sea eso —comentó Sasuke y añadió—: no parece que tenga temor a ser juzgado por alguien.

El castaño suspiró, sino era su culpa, ¿entonces qué estaba pasando?

—¿Has intentado hablar con él? —le preguntó Naruto.

—Le pregunté y me dijo que necesitaba descansar. Le ofrecí quedarme con él, pero estuvo a punto de enfadarse y no tuve más remedio que dejarlo por la paz.

—Si fuera por ti estarías con él y nos habrías abandonado —le reclamó el que poseía ojos color cielo.

—No me culpes, llevo menos de un mes saliendo con Neji, tú y Sasuke llevan más de tres años, y ahora viven juntos, no creo que puedan entender cómo me siento. —Soltó el aire con lentitud y se incorporó cansado del duro suelo.

—Quizá... —habló el pelirrojo tomándolos por sorpresa, creían que dormía, pero solo se había mantenido con los ojos cerrados—, es por Nara.

—¿Shikamaru? —preguntó Naruto y Kiba al unísono.

—El viernes pasado los noté extraños y el domingo fui al bar donde trabaja Sai, después de platicar un rato mencionó que el día anterior fue Neji a beber y a desahogar sus penas.

—¿Te dijo algo más? —El castaño se acercó y lo observó con el ceño fruncido.

—No, pero intuyo que se trata de eso. Claro, puede ser que me equivoque y es mejor no hacerme mucho caso —le contestó y se sentó para darle una palmada de ánimo en la espalda.

—Estás saliendo con Sai —afirmó el azabache con una sonrisa.

—Quizá. —Sonrió y no le asombró que Sasuke fuera el primero en notarlo.

—¿Desde cuándo?, ¿por qué no nos contaste nada? —Naruto se sintió ofendido y un poco molesto.

—No lo malinterpreten, pero prefiero hacer mis movimientos en privado —dijo para dejar en claro que no era su intención mantenerlo oculto, pero tampoco le gustaba recibir consejos.

—Vaya... —Suspiró el castaño—. Ahora todos salimos con alguien.

—Bueno, aún no salgo oficialmente con Sai... pero... —Guardó silencio.

—Que rápido eres. —Soltó la carcajada Sasuke.

—No lo puedo creer, de veras —secundó a su novio.

—¿Qué es tan gracioso? —Los miró confundido.

Los tres se observaron y soltaron la risa ante la inocencia de Kiba que seguía preocupado por no entender nada.

—¿Qué tan lejos has llegado con Neji? —preguntó con un poco de burla el Uchiha.

—¿Lejos? —A su mente acudió la azotea de aquel hotel donde cenaron y la propiedad privada que invadieron en su primera cita.

—Ya sabes, ¿has excedido los límites de su espacio personal? —dijo Gaara con expresión neutra.

Cuando lo comprendió, los colores subieron hasta su rostro. Había sido muy estúpido por no captarlo desde el principio y ante la idea de tener algo más, físico, con el chico de pelo largo, fue inevitable que el calor no se extendiera y sintió que se desmayaría de la vergüenza por ser descubierto.

—No te preocupes, todo a su tiempo. —Se burló el azabache.

—Es que... —dijo con un nudo en la garganta—, no sé si seré capaz de llegar más lejos, nunca he estado con un hombre y puede que se sienta decepcionado o que no le guste. Odiaría terminar por algo así.

El rubio puso la mano sobre su hombro para que lo escuchara.

—Ahora no tienes que preocuparte, ustedes tienen su propio ritmo y cuando llegue el momento estarás listo. —Sonrió de lado, con una mueca extraña, pero reconfortante.

—¿Por qué no le das una sorpresa y vas a visitarlo? —Le aconsejó el pelirrojo—. No han hablado más que por mensajes en toda la semana.

—No quiero que se enfade. —Se encogió de hombros.

—Yo creo que Gaara tiene razón, anda —dijo el rubio y ejerció una ligera presión en su espalda.

—Estoy seguro que le hará feliz. —Sasuke alzó la voz y le dedicó una sonrisa compresiva, de esas que en muy pocas ocasiones esbozaba.

• • •

—Hola. —Lo miró sorprendido.

—Lamento si no llamé para avisar que venía, si estás ocupado puedo...

—Anda, pasa. —Una tímida sonrisa se coló en su rostro.

Su pulso acelerado regresó lentamente a la normalidad, su respiración se reguló y aquellos pensamientos tontos e ideas negativas desaparecieron dejando espacio para apreciar a la persona que tenía delante. No era totalmente consciente de lo mucho que lo extrañaba hasta que se dio cuenta que, tomándose más libertades de las que el mismo se permitía, fue y se acercó peligrosamente al no soportar la distancia que los separaba. Lo envolvió entre sus brazos. El calor que emanaba Neji era muy placentero y sumergió la nariz en su cuello. Jamás olería a alguien como al chico de ojos perla y se sintió afortunado de tenerlo ahí, contra sí, en tan perfecto momento.

El de pelo largo se tensó al sentir la respiración de Kiba contra su piel, pero de a poco se relajó y disfrutó la sensación. Cerró los ojos y subió las manos a su espalda.

—¿Quieres bailar conmigo? —dijo Kiba sin despegar la nariz de su cuello y lo aferró con firmeza.

—Me gustaría, pero es mejor si entramos y pongo un poco de música. —Sabía que el menor no quería soltarlo y le sorprendió descubrir que él tampoco quería apartarlo.

Subió la cabeza hasta que sus labios quedaron a la altura de su oído:

—No es necesario tener música —le susurró.

Metió una de sus piernas entre las del Hyuga y lo empujó con suavidad para que entraran sin separarse ni un centímetro. Quitó una de las manos de su cadera para cerrar la puerta y siguió con la marcha hasta llegar a la sala donde había el espacio suficiente para moverse con libertad.

—Kiba... —lo llamó al sentir al otro dar pequeños pasos a los lados que le obligaban a imitarlo.

—Your lips, my lips. Apocalypse. —Cantó rozando los labios en su oreja.

[Tus labios, mis labios. Apocalipsis. ]

El tiempo comenzó a correr, no había espacio para pensar.

Tomó su mano y la elevó en el aire, con la otra rodeó su cintura. Se movieron a un ritmo incierto que fue tomando sentido con la voz de Kiba.

—Go and sneak us through the rivers flood is rising up on your knees. Oh please. Come out and haunt me. I know you want me. Come out and haunt me.

[Vamos y saltemos a través de los ríos, la inundación crece sobre tus rodillas. Oh, por favor. Sal y persígueme. Sé que me deseas. Sal y persígueme. ]

Una danza impregnada de dulzura, se acoplaron como si hubieran nacido para ello y flotaron juntos.

—Got the music in you baby. Tell me why. You've been locked in here forever and you just can't say goodbye.

[Tengo la música en ti cariño. Dime por qué. Has estado atrapado aquí por siempre y simplemente no puedes decir adiós. ]

Neji necesitaba contemplar los ojos del chico y llevó la mano que antes posaba en su hombro hasta su cuello. Sumergió los dedos en sus cabellos y tiró de él.

Antes de despegarse depositó un beso en aquella piel tan blanca. Sus miradas se encontraron y al instante se acercaron hasta sentir la respiración del otro sobre sus labios. Kiba continuó cantando.

—When you're all alone. I will reach for you. When you're feeling low. I will be there too.

[Cuando estés completamente solo. Llegaré a ti. Cuando te sientas triste. Estaré ahí también. ]

Terminó, aquel baile llegó a su fin, pero los chicos no se movieron.

La luz estaba encendida, el silencio era abismal y antes de que se esfumara aquella bruma en la que se vieron envueltos, ya estaban subiendo sus manos para fundirse en un beso y con ellas sellar el momento. No había duda, era un juramento, uno eterno. 

Notas finales:

 La canción es Apocalypse de Cigarettes After Sex. La melodía me parece muy hermosa y aunque hubiera preferido K. de ese mismo grupo, la letra no pegaba mucho. 

 


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