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La suerte de los tontos por Ilusion-Gris

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Neji pronto cumplirá veintiún años, por ratos le ataca el miedo de continuar creciendo, quiere que el tiempo se detenga al día siguiente de su cumpleaños. ¿Veintiuno es el número ideal? ¿No? Al menos es la edad perfecta. No tiene la misma flexibilidad de la infancia, pero puede agacharse sin que su espalda cruja, también tiene buena memoria y su piel no es la más tersa, pero aún no le salen arrugas; su pelo de naturaleza rebelde todavía brilla y sobre todo, así se enamoró Kiba de él, justo como está, no con más años encima; y muy en el fondo admitía que le aterraba que lo despreciara por su aspecto. Se regañaba mentalmente por parecer un niño que tiene miedo de ser adulto porque tendrá que trabajar. ¡Por Dios, ya no tiene siete años! Ya es un adulto y tiene los miedos estúpidos de un crío. Parece que para él las cosas se invirtieron, porque de pequeño nunca le preocupó su edad y a estas alturas le da fobia crecer. Vaya ironía de la vida.

¿Entonces? —preguntaron del otro lado de la línea.

El castaño parpadeó y se dio unos golpecitos en la frente para concentrarse y dejar de pensar en sus terribles inseguridades.

—Gracias, es muy lindo de su parte, pero me acaban de llamar y tengo que cubrir el turno de la tarde para mañana.

¡Qué mala suerte! —exclama tragándose la mentira de Neji y este escucha como le explica a alguien lo que acaba de decir, se escucha un ruido extraño y una voz más autoritaria se dirige a él—: ¿Es en serio? En tu trabajo no permiten dos turnos, ¿crees que somos estúpidos? Bueno, Lee lo es, ¿pero los demás?

Se muerde el labio inferior y se da valor para continuar extendiendo el drama que él mismo ha montado. 

—No, me refiero a otro trabajo que conseguí, es en una pastelería.

¿Cuál pastelería? —cuestiona demandante.

—La que está en la avenida principal.

¿Repostería Akimichi?

—Sí, justo esa —contesta inmediatamente cruzando los dedos para que no insista más.

Perfecto, ¿olvidas que los dueños son la familia de Choji? Le diré que les diga a sus padres que te den el día —dice con una sonrisa triunfante que el de ojos perla no puede ver.

Aprieta los puños, pero aún tiene un as bajo la manga y no se dará por vencido hasta que lo dejen en paz y en soledad el día en que ya no tendrá más veinte años.

—Lo olvidé, iré a visitar a mi padre. —Touché.

Escucha la respiración pesada de Sai, probablemente sabe que no puede hacer más que aceptarlo.

Neji aparta el celular de su oído para observar la hora, son las once y tiene sueño, vuelve a colocar el pequeño aparato entre su hombro y oreja mientras se acomoda en la cama esperando que respondan, pero escucha una plática lejana en la que no alcanza a distinguir lo que dicen.

Neji, tú nunca irías a visitar a tu padre y menos en tu cumpleaños.

Abre mucho los ojos al reconocer esa voz, aquella por la cual específicamente se está negando a asistir a la fiesta que le organizan los chicos de ajedrez y baloncesto. 

Shikamaru no le había hablado desde aquel día en que se molestó porque comenzaría a salir oficialmente con Kiba, desde ese día no volvió a dirigirle palabra y pasaron dos semanas y nunca se tomó la molestia en investigar que sucedía o si seguía con vida. No entendía porque ahora hablaba con él y porque justamente lo hacía para convencerle que asistiera a una celebración que nunca pidió.

—Las cosas cambian, Nara —dice sin más, si él no quiso arreglar las cosas antes, ¿por qué él ahora lo haría?

Hyuga, deja de actuar como treintona resentida con la vida, te quedan nueve años para eso. —Su tono es sarcástico, como solo él sabe serlo.

Reprime una sonrisa que cosquillea en el borde de sus labios. 

—Tengo algo más que hacer —rebate, se ha hecho a la idea que mañana despertará, irá a trabajar y regresará a su piso, apagará el celular y mirará películas del Studio Ghibli hasta que ya no pueda más y caiga rendido.

No es que sea amargado, es que así ha sido los últimos cinco años y la ha pasado bien. No quiere romper la tradición.

Neji... —el chico se aleja del resto o al menos eso deduce al escuchar su respiración más agitada y el viento ligeramente silbar—, lamento lo que dije la última vez.

Ha esperado tanto por esas palabras, que se había hecho a la idea de que nunca las escucharía y se conformaba con que solo lo olvidaran, pero se siente aliviado; su pecho se desinfla al probablemente ya no cargar aquel peso que contaminaba su optimismo.

—Está bien, quizá hubo razón en tus palabras y yo solo no quería admitirlo —confiesa al sentirse ligero y de nuevo en aquella atmósfera de confidencialidad que antes les envolvía.

No, actué como un idiota, supongo que me dio un poco de temor perder a un gran compañero de copas... —dice causando una pequeña decepción en el castaño. 

Fue muy tonto si alguna vez creyó que Shikamaru pensaba en él como algo más, ni siquiera lo consideraba un amigo. No dejaría que Sai le metiera ideas raras en la cabeza, no de nuevo.

—No es como si pase todo el tiempo pegado a Kiba. —Suspiró y sus parpados se sintieron pesados. Solo quería dormir y olvidar que al despertar continuará envejeciendo.

Se escucha una pequeña risa, definitivamente extrañaba escucharla.

Vale, ¿vendrás mañana? Nos sentiremos decepcionados si volvemos a pasar de largo tu cumpleaños como el año pasado, recuerda que Lee se deprimió todo un mes porque nos dijiste demasiado tarde.

En realidad nunca debió decirles, así se ahorraría la pena.

—Yo no sé si pueda, en verdad tengo un par de cosas que no pueden esperar...

Oye —le interrumpe sospechando que el tiempo para convencerlo se estaba agotando—, piensa también en Kiba, él especialmente estuvo muy emocionado organizando esto, el chico quiere estar contigo y que te diviertas con tus amigos, ya no existen esa clase de novios tan considerados, Lee y Choji incluso te tienen una sorpresa, y Sai, aunque no lo admita se siente un poco estresado por miedo a que algo salga mal, yo quiero que vengas, Naruto, Sasuke y...

—Está bien —le corta, tampoco era idiota para ignorar los esfuerzos de los chicos, pero no entendía porque se preocupaban tanto por él, nunca deseó eso.

¿Vendrás? —pregunta con duda.

—Estaré ahí a las seis —contesta y después se despide, quería por fin cerrar los ojos y si fuera posible, despertar en dos días.

• • •

—¡Feliz cumpleaños! —dijeron en coro alrededor de un pequeño pastel redondo adornado con fresas.

—Neji, espero estés pasando un agradable día —dijo antes de envolverlo en un abrazo tímido.

—Gracias, Tenten —respondió después de soltarse.

Sus compañeros de trabajo en la hora del almuerzo prepararon una pequeña sorpresa, que no era tan sorpresa, porque cada que uno de ellos cumplía años se organizaban para comprar pastel y un par de gaseosas.

—¿Irás a algún lado a celebrar? Podemos llevarte a aquel nuevo bar que abrió hace poco. —Sakura lo observó con una sonrisa—. Fui el fin de semana y tienen música en vivo, es bastante agradable, ¿verdad Tenten?

La castaña miró a Neji con nerviosismo:

—Si quieres, nosotras podemos llevarte —su voz salió trémula.

—Gracias, pero quede con un par de amigos —nueve y uno de ellos era su novio para ser honesto—, ¿quieren acompañarme? —Pensó que invitar a las dos chicas sería agradable, realmente las apreciaba y no creyó que significaría problema para sus amigos que lo acompañaran esa tarde.

Ambas se miraron, por supuesto que irían.

• • •

Les mandó un mensaje para avisarle que llevaría a dos amigas y como presintió no les molestó en absoluto.

En cuanto fue la hora de salir, buscó a Sakura y a Tenten para ir juntos al departamento de Shikamaru.

Le asombró ver que la casa parecía desierta, esperó que hubiera música, casi se imaginó a Lee escogiendo aquellos grupos de hip hop que tanto idolatraba, pero en cambio el sepulcral silencio les recibió con incomodidad. «De seguro se escondieron detrás de la barra y cuando abra la puerta saltaran gritando sorpresa», pensó y al girar el pomo y empujar sin mucha fuerza escuchó:

—¡Feliz cumpleaños, Neji!

Su corazón se encogió al ver sus caras relucientes y al sentir un puño de confeti en la cara, fue una sensación extraña y nueva. A penas tuvo tiempo de reaccionar fue envuelto por unos brazos familiares que le aferraron con fuerza, sintió su nariz fría en su cuello y con lentitud, aun saliendo del sopor, correspondió la acción de Kiba.

En seguida el chico fue apartado y todos se amontonaron para darle un abrazo al de pelo largo, entre deseos y felicitaciones tiernas, algunos otros más agudos y con doble sentido, como el: «Que hoy pases la mejor noche de tu vida» por parte de Sai, Neji fue acogido por sus amigos. Y se sintió condenadamente feliz y afortunado como nunca antes lo hizo.

Una vez todos se tranquilizaron y soltaron al cumpleañero, se acomodaron en la sala.

—Ella es Sakura y Tenten —las presentó con una sonrisa cordial. Estaba a punto de decir más cuando Haruno lo interrumpió.

—Kiba, Sasuke, no sabía que estaban en la ciudad, ha pasado tanto, ¿me recuerdan? —No creía que los chicos estaban ahí frente a ella, la última vez que los vio fue en la graduación—. Espera, también creo que tú ibas en el mismo grupo que yo —señaló a Shino.

—Sakura —sonrió el amante de los perros con alegría—, por supuesto que te recordamos, la escuela superior fue la mejor época. ¿Cómo has estado?

—Mi nombre es Shino, fuimos compañeros los tres años —dijo con aquella expresión misteriosa que poseía.

Los demás observaron cómo los chicos se ponían a conversar, aquel reencuentro era inesperado, seguramente tenían mucho de lo que ponerse al corriente.

—¿Puedo ayudar a servir? —preguntó Tenten un poco incomoda al sentirse ignorada por su amiga y quería tener algo en las manos para no ponerse más nerviosa de lo que ya estaba. 

Neji siempre le pareció encantador y ella no pudo evitar poner sus ojos en él, por eso le pareció una gran oportunidad que el chico la invitara a su fiesta. Se notaba que tenía unos grandes amigos que lo querían, especialmente aquel joven, Kiba, se veía que se estimaban.

—No te preocupes por eso, nosotros nos encargamos —respondió Sai divertido por la presencia de aquel par, sospechaba que sería una noche entretenida.

• • •

Organizar una fiesta no era sencillo, alguien tenía que tomar el mando para asegurarse que todo saliera bien. Las compras tenían que hacerse con tiempo, la comida tenía que estar lista antes, las bebidas y el hielo, buscar quien tenía unas bocinas y música adecuada, definitivamente apartar al de cejas amplias del celular que se conectó porque pondría extrañas melodías; también conseguir el pastel perfecto, que todos llegaran al lugar antes para acomodar las mesas y sillas, limpiar el baño y la cocina, barrer las áreas donde sería la convivencia y un sinfín de cosas más. Definitivamente no era algo muy sencillo, más porque Choji se empeñaba en llevar un pastel enorme de chocolate, no comerían tanto, por eso fue difícil convencerle de que mejor trajera uno más pequeño y una gelatina para acompañarlo, y las bebidas se guardaron en una hielera que prestó Naruto, la comida la preparó Sasuke, Sai y Shikamaru, Lee junto con Shino adornaron, ¿a quién se le ocurrió ponerlos juntos? Ni idea, pero lo hicieron bien. Gaara y Kiba se encargaron de la limpieza y el rubio fue el encargado de las compras, no fue sencillo para Kiba, pero logró que todos estuvieran detrás de la barra justo antes de que llegara Neji, todos listos con confeti y serpentinas para lanzarlas cuando el castaño asomara su cabeza. Y así fue, por eso se permitió relajarse con su excompañera mientras los demás servían los takoyaki y el sushi.

—¿Trabajas con Neji? —preguntó emocionado, su lado curioso le hacía querer investigar cómo era el castaño en el trabajo.

—Sí, llevo seis meses en la compañía, me tomé un descanso de la universidad, y decidí trabajar en algo diferente a lo que me dedicaré en mi carrera —contestó un poco intimidada por Kiba, no recordaba que fuera tan atractivo. ¿Así fue siempre? ¿O estaba tan cegada por Sasuke que nunca lo notó?

—Genial... —realmente quería preguntar por el comportamiento del castaño, se moría de ganas de hacerlo, ¿pero no lo tomaría a mal?

—¿Y cómo lo conociste tú?

—¿Perdón? —Se había olvidado de prestar atención a lo que decía.

Ella soltó una ligera risa, una coqueta.

—Bobo, ¿cómo conociste a Neji?

Enseguida sintió sus mejillas arder, y no era por la chica, era porque recordó como lo conoció, no era algo que quería contarle a ella, podía burlarse de su novio y mejor decidió alejarse antes de soltar algo realmente bobo.

—Creo que ocupan ayuda en la cocina, ahora vuelvo. —Escapó antes de que fuera demasiado tarde.

Después de comer, las bebidas remplazaron los platos, una tras otra hacia acto de presencia y así como llegaba se marchaba. Todos sin excepción cooperaron ante el alcohol y se sintieron más livianos, por suerte se surtieron de una buena cantidad de latas de cerveza. El sake ya se había terminado hace tanto.

—Tengo una gran idea —dijo Choji bastante animado—, ¿verdad o reto?

—Eso es de niños de primaria —se burló Gaara.

—Yo creo que será divertido. ¡Vamos chicos no se pongan pesados! —Naruto alzó la voz para que todos le prestaran atención.

Bueno, ese tipo de juego es tan inofensivo y sencillo como sugiere el nombre, ¿qué podía salir mal?

—Que empiece Neji —ordenó el rubio mientras hacía espacio en el centro de la mesa para que pudiera girar la botella de vino que compró Shikamaru, y que igual que el sake se acabó.

—Creo que ya todos lo saben, pero para asegurarme... El que gira la botella hace la pregunta y contestará la persona que el cuello apunte. —Choji le pasó la botella de cristal al castaño.

Estaba un poco emocionado y debía admitirlo, por muy popular que fuera ese juego él al menos nunca lo había jugado y solo la había visto en películas, no tenía idea de lo que podía ocurrir. Al girar la botella todos expectantes observaron.

—¿Verdad o reto? —preguntó a Sasuke.

—Verdad —respondió y todos gritaron emocionados. Para al principio decir que era un juego de niños, realmente parecía que lo estaban disfrutando como tales.

Al castaño no se le ocurría nada, ¿qué tipo de cosas se preguntan? ¿Te gusta alguien? Decir eso sería estúpido conociendo de sobra la respuesta, y no solo la respuesta, también a la persona. Tampoco quería atreverse a preguntar algo muy íntimo, apenas estaban iniciando y no quería estropear el buen ambiente para ponerlo pesado. Tenía que decir algo interesante, sin que nadie se sintiera ofendido o incómodo. Las opciones parecían escasas y optó por una común.

—Bien —tomó un poco de aire y bajo la atenta mirada de todos se atrevió a cuestionar—: ¿cuál es la cosa más estúpida que has hecho?

Fue gracioso ver como de mirar a Neji con los ojos bien abiertos pasaron a mirar a Sasuke.

—Jugar este juego.

Todos rodaron los ojos.

—Eso es trampa, que conteste bien —demandó Choji.

—Bueno, creo que fue cuando me puse unas feas orejas de gato para el festival de la escuela, no sé porque accedí —dijo mirando el suelo, aun odiaba ese día, no recordaba nada más vergonzoso.

—Yo aún tengo una foto —Kiba se apresuró a buscar en su teléfono.

—Yo la quiero ver —el rubio se levantó de su lugar para acercarse a su amigo.

—No te atrevas, Kiba Inuzuka, o ahora mismo les cuento la estupidez más grande que hiciste.

El chico tenía muchas anécdotas vergonzosas y no dudaba que el azabache conociera un par, por eso prefirió decirle rápidamente a Naruto en un susurro que luego se las enviaba.

El turno de Sasuke llegó y la pregunta fue para Choji.

—Reto —contestó sin más.

—Te reto a que ya no vuelvas a comer por el resto de la velada.

Todos estallaron en risas mientras el pobre chico miraba a todos suplicante, quería deshacer ese reto, eso no debía ser algo justo.

—Maldición —dijo con tristeza mientras giraba la botella.

—Reto —se adelantó Gaara. No importaba si preguntaba o no, la respuesta sería la misma.

—Te reto a que cantes una canción infantil.

Sin perturbarse el pelirrojo se puso a entonar una melodía que aprendió en el jardín de niños, todos lo observaron como si estuvieran en un concierto de ópera, era algo extraño de presenciar.

—¿Verdad o reto? —preguntó a Sai.

El chico elevó una ceja sugerente.

—Verdad.

Los amigos del pelirrojo aplaudieron con entusiasmo, ellos sabían que entre ese par ocurría algo grande.

—¿La persona que te gusta? —Se atrevió a decir.

Sonrió y tomó un par de segundos.

—Un chico que a veces va al bar donde trabajo —respondió sin mirarlo.

—¿Lo conocemos? —preguntó Lee con inocencia.

—Quizá —fue lo único que dijo.

No hizo esperar más a nadie y giró la tan aclamaba botella.

—Verdad. —Últimamente todos querían sacar sus trapitos al aire.

—¿La última vez que besaste? —preguntó a Shikamaru bastante interesado en la respuesta.

—Ayer. —Se encogió de hombros.

Después la botella apuntó a Naruto y con valentía eligió un reto.

—Te reto a que des diez lagartijas con Sasuke en tu espalda —dijo Shikamaru bastante aburrido, no era muy su estilo esa clase de juegos, prefería el ajedrez.

El rubio cumplió el reto e incluso se atrevió a dar otras cinco para demostrar su fuerza.

—Reto —dijo cuándo el de ojos celestes giró la botella y apuntó en su dirección, le emocionaba cualquier desafío en el que pudiera poner a prueba su fuerza física.

El rubio ya sospechando que cualquier reto que implicara gimnasia sería como la gloria para el de cejas amplias, optó por algo que le diera más batalla.

—Te reto a que bailes para nosotros una canción de vals.

Fue inevitable no reírse, el chico bailando algo delicado no era para nada su estilo, pero lo animaron para que no se sintiera tan mal y después de todo se divirtieron al verlo intentar estirar sus brazos y piernas con suavidad.

Después fue el turno de Tenten que eligió reto, no se arriesgaría con verdad, ni siquiera se imaginaba que diría si preguntaban quien le gustaba, se desmayaría de la vergüenza al tener justo a la persona delante de ella.

—Te reto a que hagas veinte abdominales.

—Oye Lee, eso es abusivo —le recriminó Naruto.

—No hay problema. —Se levantó y sin mucho esfuerzo cumplió. Se ganó el respeto de los chicos.

—Kiba, ¿verdad o reto?

—Verdad —contestó ya poniéndose rojo al escuchar cómo se reían y gritaban animándolo.

—¿La última chica que te gustó?

Todos se quedaron callados, no hubo risas ni comentarios, todos mantuvieron la vista en Kiba que nunca se había sentido tan incómodo; la castaña se preguntó que había hecho mal, no entendía porque el ambiente había decaído con su pregunta.

—Una vecina —respondió sin mucho ánimo, después de todo dijo chica, no sabía si debió decir el nombre de Neji.

Movió rápidamente la botella y apuntó a Shino.

—Verdad.

—¿Has hecho trampa en un examen? —Todos soltaron una ligera risa ante su inocente pregunta, pero lo que no sabían es que había una incómoda situación entre ellos, y de haber hecho otro tipo de pregunta quizá empeoraría la atmósfera ya algo tensa.

—No. —Suspiró y giró de la botella.

—¿Verdad o reto? —preguntó a Sakura.

—Reto.

Todos gritaron emocionados para animarla.

—Te reto a que beses a alguien de aquí —dijo ya sabiendo lo que haría, de hecho, agradeció al cielo por brindarle tal oportunidad.

Los chicos chiflaron emocionados, rápidamente Naruto se puso a un lado de Sasuke como impidiendo que la chica siquiera se acercara a su novio, pero ella ya no estaba interesada en él, de hecho era cierto chico el que ahora llamaba su atención, con paso decidido se acercó a Kiba. Y el chico un poco apenado puso su mejilla, después de todo era un estúpido reto, pero no fue tan estúpido cuando Sakura lo tomó de la barbilla y estampó sus labios con los de él.

Shino prefería que la persona que le gustaba, estuviera con una mujer, él lo rechazó por ser hombre y odiaba que ahora se hiciera el tonto con uno. Aun así un nudo se formó en su garganta, ver a la persona que anhelas besando a alguien más dolía, pero se repitió que era lo mejor.

Las risas y bromas se extinguieron, no hubo exclamaciones de ánimo como se espera en ese tipo de situación, a excepción de Tenten que dio un ligero grito ahogado de la impresión, pero los demás no podían terminar de creerlo.

Duró un par de segundos hasta que ella misma se apartó y con la cara completamente roja se fue a sentar en su lugar.

En seguida los ojos de Kiba buscaron los de Neji que lo observaba con una expresión indescifrable en el rostro. El castaño se puso de pie y se dirigió a la salida del departamento, incluso ignoró el suéter que dejó colgando del perchero. No quería estar ni un momento más ahí.

Al principio el menor de ambos no supo cómo reaccionar, sabía que quería detenerlo, pero tenía mucho miedo, nunca había tenido tanto miedo en su vida, pensó que si corría tras de él lo rechazaría y él no era tan fuerte para soportar su rechazo.

Solo quedó aquel silencio asqueroso y supo que no debía seguir ahí, que tenía que ir tras de Neji y detenerlo de cualquier pensamiento o acto que lo separara de él, pero cuando se puso de pie Shikamaru tomó su muñeca y negó con la cabeza, él fue tras él. Giró a ver a sus amigos y ellos apartaron la mirada. La había jodido.

«Feliz cumpleaños, Neji, ahora recuerdo porque no me gusta celebrar mi cumpleaños, siempre trae cosas malas», pensó el de ojos perla mientras caminaba por las frías y desiertas calles. Sus mejillas estaban heladas, pero se entibiaron con sus cálidas lágrimas.

¿Por qué Kiba no dijo su nombre cuando le preguntaron quien fue la última persona que le gustó? ¿Por qué no empujó a Sakura? ¿Por qué se veían bien cuando estaban juntos? ¿Por qué no lo besó ese día delante de todos a él?

¿Eso era amor? El amor apestaba si así te hacía sentir, tan patético y solo.

Sintió una mano en su hombro y al girar se encontró con quien menos esperó.

—Neji, lamento mucho lo que pasó, pero tengo que decirte algo. —El de pelo largo esperó a que continuara, la mitad del rostro del otro chico era cubierto con el cuello de su gabardina—. Kiba probablemente esté jugando contigo, una vez me confesó que jamás saldría con un chico.

Lo observó sin parpadear, ¿debía ser una clase de broma?

—Shino, no entiendo...

—No creo que lo haga con intenciones de lastimarte, él es una gran persona, pero quizá está un poco aletargado por tu aroma. Yo no entiendo muy bien porque él saldría contigo solo por eso, pero deberías ser consciente que lo que siente por ti no va más allá que eso. Una extraña obsesión.

Entornó los ojos y sintió que sus ojos se cristalizaban. ¿Por qué el día no terminaba de una vez? 

—Tú no sabes lo que él siente, no pongas palabras en su boca a tu conveniencia.

No esperó su respuesta, continuó caminando evitando pensar en sus palabras, pero ya se habían tatuado en su interior. Porque antes no hubiera dudado, pero ahora nada era seguro.


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