Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

La suerte de los tontos por Ilusion-Gris

[Reviews - 4]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Dejó de escuchar sus propios pasos desde hace tanto, y es que se sentía aturdido, quizá un poco perdido y ahora realmente sin rumbo. Simplemente caminó sin importar la dirección.

Él sabía que Shino dijo algo que Kiba jamás haría, pero eso no significa que no haya pasado por su cabeza, incluso el propio Neji lo ha pensado. ¿Qué fue lo primero que le dijo al conocerlo? Sí, fue algo relacionado con su olor, ¿eso era suficiente como para ahora sostener una relación? ¿Sus manos serían capaces de soportar el peso? ¿Y si en verdad era una extraña obsesión? ¿Era un juego?

Para él existe una razón con valor, él se dejó llevar por un sentimiento; al estar con Kiba solo siente paz, como si su lugar fuera allí, a su lado. Cuando menos lo imaginó ya no quería alejarse, sentía aquella emoción cuando estaba cerca y soledad en su ausencia, sufría todos los síntomas de cualquier enamoramiento. Pero comenzaba a dudar, comenzaba a creer que tal vez no era buena idea continuar. ¿A quién engañaban? En algún momento Kiba tendría que marcharse de la ciudad para perseguir sus sueños, ahora ambos estaban estancados, como en una isla y sabían pronto vendrían a rescatarlos, algún barco que los llevaría a un lugar real. Kiba no trabajaría toda la vida en una paquetería, era probable que aquel barco vendría primero por él. ¿Y Neji? Al castaño no le importaría quedarse ahí el resto de su vida. ¿Está mal qué no tenga sueños? ¿Está mal qué carezca de ambiciones? Tiene miedo y es sencillo esconder el rostro entre sus rodillas mientras el tiempo pasa.

Ahora tiene veintiuno y Kiba en cinco días más cumplirá veinte años, no son dos adolescentes donde parece que el futuro es lejano y pueden hacer cualquier cosa. Es muy pronto para decirle que se tomen un tiempo para planear el mañana, ¿cuánto llevan saliendo? Ni tres meses completos y Neji ya está viendo el final.

Es gracioso, lo suyo puede ser insignificante ante los ojos de los demás, pero para Neji no, él lo ve tan grande, tan intenso que no deja de temer por cada pequeña cosa. Porqué quizá para Kiba también sea algo pasajero, quizá una experiencia más, un nombre que olvidará o que no querrá recordar después.

—Oye, ¿tienes idea de adónde te diriges? —le llama con voz de fastidio.

—¿Qué haces aquí? —se detiene y habla por encima de su hombro, no quiere que vea su rostro.

—Te seguí —dice como si fuera lo más obvio—, pero desde hace cinco minutos me di cuenta que no estabas yendo a ninguna parte.

—¿Temías que fuera a tirarme de un puente? —No puede evitar bromear, es mejor a lamentarse.

—¿Estás bien? —Dice cuando logra alcanzarlo e intenta observarlo con la poca luz que hay en aquel sitio—. Neji, lo que pasó...

No todos los días se ve a un Shikamaru sin palabras, no sabe cómo continuar y el castaño habla porque no soporta la idea de ser consolado por él.

—No te preocupes, un beso no es nada importante. —Se encoje de hombros e ignora el dolor que siente al pronunciar aquello.

—No tienes que contenerte —tiene las manos en los bolsillos de su chaqueta y quiere sacarlas para tomarlo de los hombros, pero algo lo detiene—, lo que pasó no fue culpa de Kiba, todos lo vimos, tú lo viste.

—¿Y por qué estás tú aquí y no él? —pregunta con un nudo en la garganta.

No lo soporta y extiende sus manos hasta llevarlas a las mejillas de Neji.

—Estás helado —con sus pulgares hace círculos en su piel—, pidamos un taxi.

Como saliendo de un trance mira a su alrededor, no reconoce el lugar, ¿qué tan lejos caminó?

—Quizá Kiba te está esperando.

—Entonces no quiero regresar. —Aparta las manos de su amigo.

Puede ver lo afectado que está el castaño, tal vez se deba al día y no solo a Kiba. No es que se lo haya dicho, es solo que lo descubrió desde la primera vez, a veces odia ser tan perceptivo. Algo pasó, algo en un día similar y por eso odia cumplir años.

—¿No quieres aclarar las cosas? —intenta provocarlo—. Te dije que no estabas listo para una relación, eres un cobarde.

Espera un reclamo que nunca llega.

—Con tu silencio solo lo confirmas.

—Ya te había dicho que quizá tenías razón. —Necesita desahogarse y toma a Shikamaru de la muñeca.

—¿Qué haces? —le pregunta con desconfianza al ser arrastrado.

—Todavía es mi cumpleaños y no quiero regresar a mi departamento. No sé si en el tuyo todavía estén los chicos, entonces te quedarás conmigo un rato más hasta que terminé este horrible día. —Le informa mientras busca algún parque o alguna banca donde puedan sentarse.

—Eres problemático —se zafa y se quita la chaqueta—, olvidaste tu estúpido suéter, toma.

—No es necesario. —Niega con la cabeza y se aleja.

—Ni siquiera sabes dónde estamos —se queja con un suspiro—. Bien, solo por hoy dejaré que seas caprichoso y mejor sígueme que conozco una cafetería que debe estar abierta a esta hora.

A él no le importa el frío, tiene más miedo a que el día nunca termine. Y callando cualquier protesta deja que Shikamaru lo guíe, después de todo no tiene el ánimo para discutir. Si quiere puede reírse en su cara y no hará nada para defenderse.

Entran a un local que tiene música instrumental de fondo, parece que es un lugar ideal para las almas nocturnas, es tranquilo, pero luce un poco deprimente. La noche jamás tendrá aquella vida del día. Elijen una mesa alejada de las pocas personas que allí se encuentran, la mayoría parecen ser oficinistas, llevan sus laptops y unas ojeras adornan sus rostros, no quieren molestarlos, y ya que pretenden hablar, buscan el mejor sitio donde no molesten demasiado.

Coinciden y ambos piden un té y pan de nuez, por parte de Neji no piensa tocar el pan, sospecha que tantas emociones no harán más que afectar directo a su estómago, ya comienza a sentir un poco de malestar y quizá encargué después otro té.

—No te contesté cuando me lo preguntaste, pero tengo una respuesta. —Lleva una mano detrás de su nuca para masajear la zona, preferiría estar durmiendo, pero se trata de Neji y pone de su parte para simpatizar con sus sentimientos.

—Ya no importa —dice hundiéndose en el asiento.

Lo mira con reproche, pero recuerda que no debe ser sencillo para el de ojos perla y suelta otro suspiro.

—Él iba a ir detrás de ti, pero yo lo detuve, en ese momento creí que sería lo mejor, aunque después de escuchar lo que te dijo Shino...

—Lo hiciste —afirma cabizbajo, no le gusta la idea de que haya sido expuesto ante el menor.

—No era mi intención, pero sé que Shino no debió...

—Olvídalo —le interrumpe—, quizá todos noten antes que yo que esto no tiene futuro.

—Sé lo que dije, y sé que tampoco debí hacerlo. No importa lo que los demás opinen, si ustedes se gustan, entonces solo eso importa.

—¿Para qué continuar? Probablemente mañana tengamos que separarnos.

Era más difícil de lo que pensó, una parte, la mayor, coincidía con él.

—No sonará como yo, pero tal vez lo mejor es no pensar en ello.

¿No pensar? Ha escuchado eso antes y sabe que no funcionará, lo sabe por experiencia.

—Cuando tenía dieciséis años salí con un chico, él me gustaba. Fue algo extraño, ambos coincidíamos en la estación de tren, no asistíamos a la misma escuela, pero fue así como nos conocimos... Creo que se dio cuenta de la forma en que lo miraba porque me miraba igual —busca en su memoria y sonríe el recordar que fue correspondido, en aquel tiempo se sentía en las nubes por ello—, él me pidió que saliéramos y no lo pensé dos veces —es la primera vez que lo dice en voz alta y se escucha tan insignificante al salir de sus labios que se sorprende un poco—. Él un día desapareció, fue en la segunda semana de nuestro noviazgo y me pregunté mucho tiempo si se debía a mí... después me enteré que se mudó.

—¿No tenías su número? —dice con una ceja en alto.

—Lo tenía, y llené su buzón de mensajes de voz y de texto —cubre su cara ocultando la vergüenza de admitirlo—, nunca respondió. Lo descubrí gracias a un amigo suyo, lo había visto en raras ocasiones junto a él esperando en la estación y un día decidí abordarlo, él logró reconocerme y se negó al principio, pero lo convencí de hablar.

—Supongo que enterarte que se mudó sin siquiera avisarte fue razón suficiente para no buscarlo...

—No, te equivocas —responde y lo observa dudando proseguir—. Para ser sincero no estaba muy enamorado, pero era el primer tipo con el que tenía algo y lo busqué. No podía dejar todo inconcluso y más cuando solo era el comienzo.

—Ahora la imagen que tenía de ti se está rompiendo —intenta ser gracioso, pero ve que no lo es para el mayor.

—No era tan cuidadoso antes, creo que actuaba más por impulso dejándome guiar por cualquier idiotez que cruzara por mi cabeza. —Guarda silencio cuando ve a una chica acercarse con sus pedidos y le agradece antes de que se marche—. Como sea, cuando di con su dirección y pude hablar con él, creo que fue bastante directo y no es que hiciera algo mal, pero...

—Pero te rompió el corazón. —Termina por él.

—Sí, fue brutalmente honesto y no importaba cualquier plan que le propusiera, yo pensaba que podría funcionar y él fue realista por los dos.

—Entiendo que aquello debió ser duro para ti, pero no puedes negarte algo que ahora podrías disfrutar. La diferencia en esta ocasión es que estoy seguro Kiba también encontraría una solución contigo. —Quería confiar en que el chico lo haría, debía hacerlo por el bien del corazón del castaño.

—Cuando salimos por primera vez, él dijo que no estaba seguro si quería estudiar lo mismo que su familia, pero ahora me parece lo tiene más claro. Nunca había conocido a alguien que amara tanto a los animales, no lo imagino de otra forma que no sea siendo un veterinario. —No era fácil exteriorizar sus inquietudes y al decirlo fue como comprobar que no había futuro para su relación.

—Una universidad con esa especialidad... no hay una cerca de aquí. ¿Podrías ir con él?, tal vez si hablas con...

—No, no puedo moverme de aquí y lo sabes. —Toma la taza y se la lleva a los labios, el líquido está caliente y tiene que soplar antes de dar el primer trago.

—De todas formas, es muy temprano para preocuparse por eso, él ni siquiera te ha dicho sus planes.

Siente su celular timbrar y lo saca de su bolsillo. «Estoy a fuera de tu casa, por favor regresa pronto, te esperaré», lee y apaga el aparato.

—¿Es Kiba? —pregunta con expresión de pena—, deberías decirle por lo menos que te encuentras bien.

—Fuiste tú ¿cierto? —no le dice con intención de reclamo—, él no ha intentado marcar antes y ahora solo deja un mensaje, eso me hace sospechar.

—Le avisé cuando te estaba siguiendo, le dije que estabas conmigo. —No le gusta ser descubierto, pero ve que el otro solo asiente, y suelta el aire sin culpa.

—¿Para qué salir si al final tendremos que separarnos? No encuentro el sentido a forzar algo que no sucederá, yo ni siquiera quería que sucediera esto, yo ni siquiera lo busqué. —Volvía a sentir la vibración en su pierna, Kiba le mandaba otro mensaje e intenta ignorarlo—. Debería terminar, quizá alguien como Sakura es más apropiada para él, una chica que también estudiará algo similar a la carrera que eligió.

—Sakura, ni nadie más, él te quiere a ti.

—¿Cómo estás tan seguro? ¿Cómo puedes decirlo así? Por favor, no es como si fuera el fin del mundo, simplemente lo nuestro no funcionó y ya. Todos sobreviviremos, mañana el sol volverá a salir y todo continuará como si nada. —Sonríe con amargura.

—Tienes razón, ¿pero por qué luces tan patético cuando lo dices?

No puede siquiera mirar otro lugar que no sean sus propias manos, si intenta levantar un poco la vista sabe que no podrá detener las lágrimas que ya se comienzan a acumular en sus ojos. Siente la mano de Shikamaru en su barbilla que lo obliga a enfrentarlo, ve que siente pena por él, lo está observando con tristeza y sabe la razón.

Cierra los ojos. El menor se levanta y toma una silla para colocarse al lado de Neji. Lo atrae a su hombro y el castaño esconde su rostro en el hueco de su cuello. ¿Por qué duele tanto? Ya antes tuvo relaciones que no funcionaron, ya antes se tuvo que despedir de un par de personas, ¿pero por qué en esta ocasión parece que no puede soportarlo?

—No tienes que rendirte, puedes aferrarte a él, jamás te soltaría, ¿quién podría? —dice en susurros mientras acaricia su espalda.

Neji es su amigo, es la persona que hace sus días más placenteros y más complicados. Está acostumbrado a estar rodeado de personas de todo tipo; él prefería solo observar las nubes en soledad, pero descubrió que hay cosas muy interesantes que no solo encuentra en el cielo. Estaba seguro que no entendía el sentimiento del castaño, podría jurar que su lógica le gritaba que definitivamente debía renunciar y admitir la derrota, o esperar cinco o seis años a que el chico terminara de estudiar, pero sus labios ya estaban pronunciando palabras de consuelo y ánimo sin darse cuenta. Shikamaru no creía en el amor, había escuchado un montón de definiciones e historias, pero no terminaba de comprenderlo, amaba a sus padres y a sus amigos, esa clase de amor si lograba razonar, pero no aquella que se le puede profesar a una persona de forma romántica, la naturaleza del hombre es ser infiel y el sentir atracción por diferentes personas es algo normal, ¿cómo podrían comprometerse a algo tan grande como una relación? Él prefiere ser realista y no luchar con su propio instinto. ¿Por qué sufren por una persona cuando hay miles de ellas en todas partes? Sí, quizá comenzaba a descifrar la respuesta cuando notó que continuaba repitiendo una y otra vez a Neji que todo estaría bien.

• • •

El taxi paró frente a un chico que esperaba sentado en las escaleras del edificio de Neji. Este vio bajar al de ojos perla y contuvo el impulso de salir corriendo en su dirección.

—Mañana podríamos haber hablado —dice cuando está a su lado.

—No puedo esperar más —con voz trémula se levanta para seguirlo por el pasillo que lo lleva delante de su departamento. Se mantuvo en las escaleras para no asustar a los vecinos ni ponerlos nerviosos.

—Bueno, pasa, es mejor hablar adentro. —Ingresa con el otro pisándole los talones.

—Lo siento —suelta con desesperación—, yo no supe que sucedió y cuando me di cuenta ya todo había pasado, debí de...

Pone la mano en sus labios para que no diga más. 

—Pasan de las dos de la madrugada, estoy muy cansado. —Ve los ojos de Kiba brillar y su expresión contraerse—. Quédate conmigo está noche —musita y lo suelta.

—Neji, sé que te decepcioné, necesito que...

Niega con la cabeza.

—No hiciste nada malo y no quiero escucharte más.

Kiba toma con inseguridad su mano sin perder detalle de su reacción, cree que lo apartará de golpe y con desprecio lo rechazará, pero en cambio esboza una melancólica sonrisa. Sí, le hizo daño y no fue su intención, a veces simplemente ocurre y no es la culpa de nadie.

—¿Puedo quedarme aquí? —pregunta con timidez.

No dice nada y lo arrastra a su habitación.

Respetando el silencio que se instaló entre ellos se quitan la ropa sin mirarse y se ponen otra más cómoda para dormir, Kiba toma prestada una playera y un pantalón deportivo del castaño.

El mayor con cuidado quita las sabanas y busca en el armario una cobija más grande y gruesa.

—¿Qué lado prefieres?

—Por mí está bien cualquiera. —Se siente un poco inquieto, es la primera vez que estarán juntos y teme arruinarlo.

—Bien, me quedaré junto a la ventana.  —Apagan la luz y se acuestan uno al lado del otro—. ¿Puedo abrazarte? —dice después de un par de minutos en el que solo escuchaban sus respiraciones.

Kiba que permaneció mirando el techo sin saber exactamente qué hacer gira su rostro y sin responder estira su brazo para jalar de Neji.

El mayor recuesta la cabeza en su brazo y pega su rostro a su pecho, una de sus manos se aferra a la tela de su playera y la otra rodea la cintura de Kiba. Quiere tenerlo muy cerca, tanto que es frustrante desearlo con aquella fuerza, y al hacerlo descubrir que sigue sintiendo que es insuficiente. Pero cuando siente el brazo del menor rodearlo y apretarlo contra sí con la misma intensidad que él, entonces siente el calor subir a sus mejillas y cierra los ojos embriagado por el aroma que desprende el chico. Piensa que tiene razón, definitivamente el olor es algo que puede hacer que pierda los sentidos, y Neji se descubre fascinado al ser envuelto en aquel perfume que desprende el otro.

—Kiba. —Había dicho que no quería hablar, pero si no lo hacía ahora, después perdería el valor—. ¿Por qué siempre te disculpas?

No espera esa pregunta y no sabe cuál es la respuesta correcta.

—Yo siempre lo estoy arruinando, constantemente digo o hago algo tonto y no quiero que...

—¿Qué es lo que sientes por mí? —le interrumpe con la paciencia en su límite.

—A mí me gustas, me gustas mucho Neji, nunca había sentido tanto por...

—¿Qué es lo que te gusta de mí? ¿Qué viste en mí? —Con su puño retuerce la camisa de Kiba.

—Yo... pues... Eres una persona hermosa y...

—¿Hermosa? —Levanta la cabeza para observarlo—. ¿Crees que soy una persona hermosa?

No logra descifrar aquella expresión que le dedica.

—Sí, yo no había...

Lo empuja y se sienta en el borde de la cama dándole la espalda. Ahora sabe que sus sentimientos son superficiales, que se dejó engañar por la apariencia que con esfuerzos ha mantenido, pero es una fachada que oculta una realidad muy distinta.

—Sabes... a mí... para mí es... no importa si me pides que cubra mis ojos, no importa si eres malo... Yo lo haría, lo haría mil veces sin pensarlo —aprieta sus puños y sus nudillos se vuelven blancos—. Es que no importa, solo quiero confiar en ti y descubrir más y más... Necesito permanecer junto a ti y si me enseñas a caminar a tu mismo ritmo yo podría morir de felicidad.

Kiba se queda sin aliento, es incapaz de dar una respuesta a lo que el mayor confesó.

—Creo que te equivocaste, creo que tienes la idea incorrecta. No soy hermoso, hay tantas cosas que me hacen nefasto, tantas que no podría existir algo como belleza en mí. Soy débil, Kiba, no quiero que veas lo mucho que me aterra el mañana, no tengo un sueño y soy más parecido a un niño que a este chico que ves.

Si alguna vez creyó que era genial, en realidad escondía su ingenuidad al mantener la boca cerrada. Pero no importaba, prefería que se alejara antes de ver por sí mismo lo patético que era. A Neji no le gustaba como lo miraba el menor, como si temiera enfadarlo, como si fuera alguien inalcanzable, alguien que no comete errores y teme defraudar, el único fraude aquí es él. No hay mayor engaño que mirar su expresión y pensar que tiene resuelta la vida. Él no tiene nada, solo un pasado roto y lleno de fantasmas, un presente incompleto que ofrece y sabe que no merece algo a cambio.

—Te equivocas —lo escucha susurrar—, para mí no eres hermoso porque crea que eres perfecto, o que todo en ti está bien. —Se acerca lentamente hasta abrazarlo por la espalda—. Eres hermoso porque no había visto expresión más linda que la tuya, porque un día me miraste con dulzura y brillas sobre todas las cosas ante mis ojos. No necesito buscar un motivo, no es porque siempre tengas algo inteligente que decir ni que manejes cada situación con facilidad, es porque te he visto equivocarte y a pesar de eso sigo creyendo que eres lo mejor. También quiero que me enseñes a caminar a tu ritmo... Insinúas que quizá estoy haciendo una ilusión de ti, pero tal vez lo estés haciendo tú de mí... No importa el resultado quiero intentarlo. —Lo toma de la cintura y pega su pecho a él—. Neji dame todo de ti, no dejes nada y te prometo que lo sabré cuidar.

Puede que sea lo más tonto que hará, pero presiente que no imparta si se equivoca, al final habrá valido la pena.

—Es poco, no tengo mucho por dar.

—Entonces deja que me encargue de ello.

Termina cediendo y vuelve a subirse del todo a la cama, estira sus brazos para tomar a Kiba y este se deja caer de espaldas para recibirlo. ¿Pueden esperar a que amanezca así? ¿Es bueno confiar en el otro?

—¿Qué pasará cuando reanudes tus estudios? —No quiere escuchar la respuesta, pero antes de dar un paso más necesita saber si hay algún camino que puedan seguir.

—Si es por estudiar medicina veterinaria... No te preocupes, encontraré aquí una carrera que me guste. —Besa su frente y desea que se esfume todo aquello que impide a Neji entregarse.

—No tienes que hacerlo... yo podría esperarte —dice con convicción. Él realmente podría hacerlo.

—¿Vendrías conmigo? ¿Saldrías conmigo de esta ciudad a buscar un sueño?

Permanece callado, recostado en su pecho con los latidos del corazón de Kiba contra su mejilla.

—Neji, no te pediría algo así como esperarme. Y tampoco estoy renunciando a nada si me quedo contigo. —Sus manos se deslizan por los mechones del castaño en suaves caricias que parecen adormecerlo.

—Haría todo por ti —murmura—, me iría al fin del mundo si me lo pides, pero serás tú el que no quiera llevarme...

No le importa el peso del chico y cuando sus parpados se vuelven pesados deja que cedan. Quiere entender a Neji, pero no puede exigirle todo en una sola noche, puede esperar tanto como sea necesario. 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).