Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

La suerte de los tontos por Ilusion-Gris

[Reviews - 4]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Al abrir la puerta, las luces se encendieron en automático, dejando ver que todavía había cajas sin abrir repartidas en el suelo de la sala y comedor.

Por más que se apresuraron a desempacar, solo lograron acomodar las cosas de la cocina, el baño y la oficina. Ni hablar de su habitación, les tomaría todo el día de mañana organizar sus objetos personales.

Por ahora era suficiente, se sentían tan agotados que decidieron parar e ir a cenar a algún lugar cercano, total, les servía para ir conociendo su nuevo vecindario, pero al regresar las pocas energías que recuperaron se les esfumaron al contemplar lo mucho que les faltaba para llamar hogar a ese departamento sin personalidad. Las paredes blancas, los muebles nuevos, todavía no olía como deseaban, sin embargo, estaba bien, pronto se volvería su acogedor refugio.

—Dejémoslo así, tengo mucho sueño —Inuzuka dijo entre bostezos.

—¿En qué caja quedaron las sábanas y almohadas? —habló a mitad de pasillo, a punto de entrar a su habitación.

—Le pedí a los de la mudanza que lo más liviano lo pusieran arriba del colchón. Debe estar en una de esas —señaló un par de cajas.

Con cuidado, Neji las bajó y al abrir cada una de ellas encontró la ropa de cama.

—¿Me ayudas? —pidió para terminar más rápido. También deseaba dormir hasta que el sol volviera a salir.

—Oye… ¿notaste cómo nos miraron? —preguntó mientras tomaba las fundas de las almohadas.

—¿Quiénes? —contestó cubriendo el colchón.

—Los de la mudanza, estoy seguro, nos miraban como una pareja de recién casados. Y no los culpo, lo parecemos ¿cierto?

Quiso reírse de sus palabras, pero no deseaba arruinar su pequeña emoción y prefirió seguirle el juego:

—Somos como una pareja de recién casados —respondió para avivar su ánimo.

—Claro, claro. Si mañana terminamos antes de las seis, vamos a visitar a los vecinos… ¿Deberíamos llevarles un postre?

—Primero tendremos que prepararlo, no creo que nos dé tiempo, mejor pasado mañana nos presentamos —dijo extendiendo un cobertor. Su cama estaba por fin lista—. Me iré a dar un baño —informó agachándose para buscar en las cajas una toalla.

—No lo hagas, tengo mucho sueño y quiero dormir abrazándote… —Se acercó al mayor y recostó su cabeza en su espalda—. Vamos, no sudaste mucho, además… Hueles muy bien —dijo estirándose para pegar la nariz en su cuello.

—Espera —agitó los hombros—, me haces cosquillas.

—Anda —lo abrazó por detrás—, vamos a la cama…

En ninguna de las cajas que antes bajó estaban las toallas, no tenía mucho ánimo de seguir buscando y decidió darse por vencido con lo del baño e irse a dormir así, aunque se sentiría un poco incómodo por el polvo que se le pegó a la piel.

—Tú ganas, pero… ¿Dónde está nuestra ropa?

Debieron etiquetar las cajas, así, ahora no estarían sufriendo por no encontrar sus pertenencias.

—No moriremos por dormir sin pijama, con dejarnos los bóxers basta, ¿a menos que prefieras hacerlo desnudo? —Sonrió con cierta picardía, estaba cansado, pero su humor para estar con Neji nunca se agotaría.

—¿Pensé que querías dormir cuanto antes? —Giró un poco la cabeza para observarlo, Kiba seguía recargado en su espalda.

—Podríamos hacer una excepción, después de todo, mañana llega Akamaru y ten por seguro que no se nos despegará por un buen tiempo. —Para convencerlo besó su cuello y esperó su aprobación.

—¿Estás nervioso? Sigo sin creer que… —sus palabras fueron interrumpidas cuando Inuzuka lo elevó en el aire y lo depositó en la cama.

—Estoy nervioso, pero estoy muy feliz —respondió y se recostó a su lado.

—Yo también —alcanzó sus labios y antes de sellarlos con los suyos susurró—: soy tan feliz contigo.

No era la primera vez que se besaban, ni la primera que compartían caricias, ni sería la última vez que se entregarían el uno al otro, pero al cerrar los ojos por un instante y al abrirlos descubrir la mirada contraria puesta en la suya, con el sentimiento que ambos solo entendían plasmado en sus rostros, entonces se volvía único, una nueva sensación que crecía y les sacaba tontas sonrisas.

—¿Puedo? —le pidió cortando el beso que compartían.

No importaba cuantas veces le preguntara, la respuesta siempre sería la misma.

—Hagámoslo. —Le ayudó a sacarse la camisa y a quitarse los pantalones.

Kiba quedó en calzoncillos y se subió arriba de Neji.

Separados por apenas unos centímetros, se permitió contemplar unos segundos los ojos color perla. Tampoco podía creerlo, que a pesar de todo estuvieran allí, juntos, a punto de compartir un lugar al que por fin podrían llamar hogar. No deseaba más en el mundo que la seguridad que le proporcionaba Neji.

Con suma lentitud fue desabrochando cada uno de los botones de la camisa de Hyuga, luego se deshizo de su cinturón y le siguieron sus pantalones.

Conocía su piel, la había tocado y besado tantas veces, reconocía el aroma que desprendía, lo llevaba bien grabado en la memoria, sin embargo, no dejaba de asombrarle la necesidad creciente que parecía no conocer fin ordenándole ser uno con el castaño.

Permitió que su mente se desconectara y dejó a su instinto guiarlo. Abrazó a Neji y fue recibido con calidez.

El chico aprovechó para besar las mejillas pintadas de rojo, para envolver con sus piernas la cintura ajena y para que sus manos se pasearan entre los cabellos cortos de Kiba.

Amaba sentirlo, sentir su piel rozando la suya, su respiración en su oreja y sus manos intentando sujetar las suyas para entrelazar sus dedos.  

No había prisa, no existía el tiempo cuando estaban así, pero no podían detener los movimientos, que en un par de segundos, el interior de Neji estaba siendo invadido e Inuzuka se sumergía en lo más profundo de su ser.

Había aprendido a disfrutar el ir despacio, a sentir su ausencia y después ser llenado de nuevo, al ritmo romántico y lleno de dulzura que se autoimponían. Había aprendido a ser amado, a reír por tonterías en medio del acto, a arruinar el momento por torpes comentarios y gestos, a retomar la acción, a abrir los ojos y mirar el rostro de Kiba. Porque no había mejor vista, ni mejor hombre, ni mejor situación que la que experimentaba con él, y saber que para el menor, también no había nadie mejor que Neji.

Estaban ahí, con sus cuerpos danzando por separarse y unirse, por terminar juntos y comenzar de nuevo. Estaban juntos y se amaban con la locura más correcta que existía.

Kiba jaló del mayor para que se sentara encima de él, y así, abrazarlo y besar su pecho mientras subía y bajaba. Con una de sus manos lo tomó de la nuca y disfrutó la sensación en sus dedos, al descender como si fuesen un peine en los lacios cabellos.

Neji terminó primero y Kiba le siguió.

Descansaron un momento para recuperar el aire y enfriar sus cuerpos, pero no duraron mucho, volvieron a abrazarse y se cubrieron con las sábanas.

Seguía flotando en el aire un aroma que los envolvía asegurando que permanecían en medio de algo especial.

—¿No quieres tomarte unas vacaciones del trabajo? —Le cuestionó Kiba de pronto—. Yo puedo cubrir nuestros gastos sin problema.

—No, después lo haré, por ahora, seguiré ayudando en el consultorio…

—Bueno, si quieres, puedes ayudarme a mí —propuso y acarició las mejillas pálidas del contrario.

—Sabes que no soy tan bueno con los animales como tú, prefiero continuar siendo un asistente en el hospital psiquiátrico, además, va más con mi perfil —comentó. Aunque deseaba pasar más tiempo con su pareja, debía dedicarse también a su carrera.

Actualmente, Kiba trabajaba en una veterinaria cerca de su nuevo hogar y Neji seguía asistiendo a la universidad y había encontrado un trabajo de su agrado.

—Entiendo, pero ¿por qué siento que cada vez será más complicado vernos aunque hayamos encontrado un sitio cerca del trabajo? —No le gustaba la idea de solo reunirse con Neji para dormir.

—Ten paciencia, ¿recuerdas los meses antes de tu graduación? —Como estaba a unos centímetros de su rostro, aprovechó y le dio un beso en la frente—. Fue una locura, pero ya terminó. A mí no me queda mucho para concluir también, pronto nuestros horarios se ajustarán —dijo con total seguridad, tanto que para Kiba fue difícil no darle la razón.

—Pero ni los fines de semana tienes tiempo para salir —no deseaba quejarse, es solo que lo extrañaba demasiado.

—Ya habrá tiempo —respondió con una sonrisa, con la certeza que traer a Akamaru había sido la mejor idea, justo ahora, Inuzuka necesitaba mucho de la compañía de su amigo.

Lo bueno de ser veterinario, es que podría llevarse a Akamaru al trabajo, además, el canino era muy amigable y solidario con otros animales.

—Está bien, solo prométeme una cosa… —su expresión se volvió seria—. Neji, cuando te gradúes… cásate conmigo.

Hasta el momento nunca hablaron de matrimonio, donde vivían ni siquiera era legal, pero encontrarían los medios para hacerlo. Ambos creían que un papel, unos testigos, no eran necesarios para asegurar su amor y compromiso, pero, no negarían que deseaban presentarse ante los ojos de un ser superior y pactar lo que sentían.

Su relación era imperfecta, a diario encontraban un motivo para no estar juntos, pero a cada segundo en el que permanecían separados, vislumbraban mil razones para continuar amándose.

—Acepto.

Notas finales:

Has llegado al final :'3


 


Para ser honesta, una de mis cosas favoritas en el mundo es terminar una historia, quizá es por ello que sigo escribiendo...


Me siento muy feliz e insegura en este momento; feliz porque en noviembre del 2016 nació esta historia, porque pude terminarla al fin, porque pensé muchas veces que no podría concluirla, porque en cada capítulo dejé una parte de mis pensamientos, y mi corazón entre líneas, porque no soy la única que leerá esto, porque he recibo comentarios muy bonitos y he tenido la fortuna de toparme con algunas personas muy lindas, porque pude darle un final feliz a "La suerte de los tontos"; insegura porque pocas cosas fueron planeadas, porque soy consciente que hay huecos argumentales, que algunas frases son tontas, porque muchas personas abandonaron la historia, porque ya no sé si el final fue bueno .-.


Les agradezco infinitamente por leer, agradezco su tiempo, aquel desliz en sus dedos para abrir este fanfic y aquel pensamiento que los trajo hasta aquí.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).